EL PLEITO DE GALDOS

(1896-1899)

Marcos Guimerá Peraza

A Manuel Hernández Suárez,

eminente bibliógrafo galdosiano

y gran amigo.

Acotación preliminar

En mi libro Maura y Galdós (Cabildo Insular de Gran Canaria, 1967) estudié

las relaciones habidas entre don Antonio y don Benito, basándome fundamen

talmente en la correspondencia cruzada entre ambos, que iniciada en 1889 llegaría hasta 1914. Uno de los capítulos lo titulé «El abogado y el cliente», y allí

traté del pleito que hubo de sostener don Benito con su editor, don Miguel

Honorio de Cámara y Cruz.

Yo siempre pensé que tal libro —valiera lo que valiese— tenía una motivación diáfana: poner de manifiesto las relaciones y hasta la amistad entre

Maura y Galdós. Sin embargo, una recensión (?) aparecida en Anales Galdosianos

(IV, 1969, pp. 113-117), firmada por don Ángel González Araúzo, de

la Universidad de Pittsburgh, ya me hizo dudar al menos de mi claridad. Por

que ¿cómo era posible que una cosa así planteada y expuesta fuera torcida

mente interpretada y hasta llegaran a sospecharse ocultar intenciones? Contesté a tal crítica —creo que debidamente— en la misma revista (VI, 1971,

pp. 133-137), gracias a la amabilidad de su director, mi buen amigo don Rodolfo Cardona, y di por terminado el asunto.

Pero ahora la cuestión resucita. El ilustre profesor que fue de la Universidad de Berkeley, don José F. Montesinos, en su obra final y postuma, GaU

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dos III (Madrid, Editorial Castalia, 1973, p. 16, nota 1), se hace eco de

aquel artículo de González Araúzo, y llega a decir por su parte:

Algunas de las respuestas de Maura a estas cartas de Galdós fueron recogidas por Marcos Guimerá Peraza en el librito Maura y Galdós, Las Palmas, 1967, muy poco satisfactorio, entre otras cosas porque nunca se sabe

qué es lo que se propone el autor.

Muerto en Berkeley el 7 de junio de 1972 el profesor Montesinos (q. e. p. d.),

es probable que no llegara a conocer mi aludida respuesta. Yo vine a recibir

las separatas de mi trabajillo el 5 de mayo de ese año, un mes y dos días

antes de su tránsito; y la revista el 19 de ese mes. Pero quiero creer que de

haber podido leerlo, vería que nunca me propuse otra cosa que exponer las

relaciones Maura-Galdós, hasta donde a mí me eran conocidas y sin omitir

nada de la correspondencia entre ellos relativa a los temas allí estudiados. Ya

que no puedo evitar que el «librito» le haya sido «muy poco satisfactorio»,

por «cosas» que no dice, al lamentar la desaparición del ilustre galdosiano no

dejo de sentir la imposibilidad en que me encuentro de hacer llegar hasta él

la expresión de la rectitud de mis intenciones. Mi admiración por la figura de

don Antonio Maura no me hace ser injusto con los que piensan de distinta

manera.

Hoy vuelvo, pues, al Pleito, enriquecida aquella correspondencia con las

cartas inéditas existentes en el Archivo Maura, escritas por don Antonio y don

Gumersindo de Azcárate —éste amigable componedor dirimente entre Maura,

abogado de Galdós, y don Miguel Villalba Hervás, abogado de Cámara—, y

por las de éste mismo. Creo de interés el tema de las relaciones profesionales

entre aquellas grandes figuras del siglo xix.

1. Maura, Azcárate y Galdós

Don Gumersindo de Azcárate y Menéndez —nacido en 1840—, don Benito Pérez Galdós —nacido en 1843— y don Antonio Maura y Montaner

—nacido en 1853— van a coincidir en el Congreso en el llamado «Parlamento

largo», en las Cortes liberales que nacieron de las elecciones de 25 de abril

de 1886. En ellas Maura, el más joven de los tres, aparece reelegido como

diputado por su Palma de Mallorca natal, a la que representaba desde 1881.

Azcárate, después de cuatro intentos infructuosos, es elegido por vez primera

diputado por León, ciudad de su nacimiento. Galdós debuta también, como

diputado por Guayama (Puerto Rico): «El guayamero», lo llama con tal motivo su amigo el doctor Tolosa Latour. Es el año en que nace en Madrid don

Alfonso XIII.

Maura y Galdós militaban entonces en las filas del partido liberal-fusionista

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que acaudillaba Sagasta.; don Gumersindo pertenecía al partido republicanocentralista

de Salmerón. Como se sabe, andando el tiempo Maura, después de

acaudillar la fracción gamacista del partido liberal —por muerte de su cuñado

don Germán Gamazo y Calvo— ingresaría con los honores de la jefatura en

el partido conservador, al que le impulsó fuertemente su coincidencia con Silvela,

al tiempo que Galdós se profesaba públicamente republicano y encabezaba

la conjunción republicano socialista. De hecho, era republicano posibilista —de

Castelar— desde hacía tiempo. Azcárate, siempre republicano, accedió a fundar con Melquíades Alvarez el partido reformista. Pero estos cambios perte

necen a etapas muy posteriores a la que estamos contemplando ahora.

Maura y Galdós habían coincidido en la Facultad de Derecho de la Universidad Central, en los años 1868 y 1869. Don Antonio se licenció en 1871;

don Benito abandonó sus estudios en 1869. Creemos, sin embargo, que el conocimiento mutuo —que luego fue amistad verdadera— debió nacer en las

Cortes de 1886 a que aludimos. Por su parte Azcárate, que desde 1868 fue

profesor auxiliar de la Facultad de Derecho de Madrid, tuvo como alumno a

Maura y seguramente también a Galdós; concretamente, consta que lo fue de

Maura en el primero y en el último año de la carrera. Uno y otro lo recordarían en los debates del Congreso de 1886 y de 1906.

En aquellas primeras Cortes, los tres nombres aparecen desde el primer

día. Don Benito es el encargado de redactar el proyecto de contestación al

Mensaje de la Corona, que firman en el Congreso el 15 de junio de 1886

Maura, Canalejas y Galdós, entre otros. En la discusión del Mensaje intervinieron, desde el banco de la Comisión, Maura y Canalejas, enfrentados en su

distinta concepción de la política. Y por los republicanos, Azcárate. Uno de

los temas era el de Cuba, cuestión candente por aquellas fechas. El Mensaje

—Galdós scripsit— sólo hablaba de:

...efectuar en las provincias americanas las reformas económicas, cuyo fin

debe ser la nivelación de los presupuestos, y para asegurar el ejercicio de

sus derechos políticos en la vida municipal y provincial y en la elección de

sus representantes en Cortes, a los que allí ostentan como timbre glorioso

el nombre de españoles.

Cuando don Gumersindo tercia en el debate, para consumir un turno en

contra, afirma que la enmienda que defiende es una transacción entre los

sistemas asimilista y autonomista, pues consiste:

en la asimilación en lo político y en la autonomía en lo económico y lo administrativo (rumores);

ya que

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el sistema autonómico puro es el ideal racional y cosa corriente en materia

colonial, pero que me parecería una cosa impremeditada hoy...

Al contestarle Maura le llama «mi esclarecido maestro ayer, mi adversario

hoy, mi entrañable amigo siempre». Añade que «fue mi maestro hace muchos

años y he sido lector muy asiduo de sus libros y conozco la cultura de su entendimiento y la rectitud de su carácter...». Maura, al defender la institución mo

nárquica, atacó duramente a la Constitución de 1873, que se «despega» del

Diario de Sesiones, y de la que dice «que no tiene de española sino la lengua

a que está traducida, porque toda entera protesta contra nuestra historia, contra

nuestra manera de ser, contra nuestros sentimientos, contra nuestras costumbres».

Azcárate, al rectificar, se extraña de que Maura esté en las filas del partido

liberal, ya que sus manifestaciones concuerdan casi exactamente con las de

Cánovas del Castillo, y alude a Galdós:

Al oír el análisis que el señor Maura hizo de la República me recordaba, y en

esto apelo al señor Pérez Galdós, que tan bien conoce la historia política de

nuestro siglo, lo que los absolutistas decían de la obra de nuestros padres

del año 20 al 23; ya pesar de que del 20 al 23 acaso nuestros padres no lo

hicieron bien, ese no fue obstáculo para que se restableciese más tarde el

régimen constitucional...

Para amonestarle cariñosamente:

Una declaración del señor Maura que me causó verdadera pena, por lo mismo

que S. S. ha tenido la bondad de recordar que ha sido discípulo mío; y en

efecto lo fue, y de los más brillantes que he tenido en la Universidad. Todavía

recuerdo el día en que, siendo el señor Maura casi un niño, fue examinado

por un tribunal que presidía el señor Moret, y éste predijo ya lo que había de

ser. Pues bien; esa circunstancia casi redunda en descrédito mío, como antiguo profesor de Su Señoría; porque, ¿cómo es posible que un discípulo tan

brillante, de tanto talento y de tan feliz memoria haya olvidado en esta

ocasión lo que yo decía en la cátedra cuando hablaba de las colonias griegas,

y más tarde de las del renacimiento y de todo el sistema colonial? ¿No se

acuerda S. S. que yo no he confundido jamás las colonias con las provincias?

II. El pleito Galdós-Cámara

Nos trasladamos ahora a diez años más tarde. Azcárate y Maura ejercen

desde hace tiempo la profesión de abogado, incorporados al Colegio de Madrid.

Ambos habrían de intervenir y muy principalmente en el pleito que don Benito

Pérez Galdós sostuvo contra su editor, don Miguel Honorio de Cámara y Cruz.

Fuente muy importante para conocer de su actuación lo constituyen las cartas

cruzadas entre ellos, a cuyos textos habremos de referirnos con frecuencia por

que son bien elocuentes por sí mismas y porque revelan, casi paso a paso, la

marcha del procedimiento, en una época como aquella donde no se conocía el

uso de la máquina de escribir y donde no existía prácticamente el teléfono.

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Cámara, nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1840, se dedicó al periodismo

y marchó a Madrid en 1864; allí dirigía La Guirnalda, periódico de modas

y labores. Tenía una imprenta en propiedad, del mismo título, en la calle de

las Pozas, 12, con administración en la de Fuencarral, 53. En la escritura de

compromiso a que luego haremos referencia aparece, por boca de su apoderado,

como de «cincuenta y seis años de edad, viudo, ingeniero y vecino de esta villa»,

y que «habita en el cuarto bajo de la casa número once duplicado de la calle

de San Mateo».

El convenio editorial databa del 20 de julio de 1874; es decir, un año

después del comienzo de los Episodios Nacionales, con Trafalgar. Sobre el

convenio y el pleito a que dio lugar existen muchas versiones (Gullón, Sainz

de Robles, Martínez Olmedilla, Silió, Olivar-Bertrand), sin olvidar la del propio

don Benito. En definitiva, parece que estamos ante un contrato leonino, que

había ligado de por vida a Galdós con su editor. En vista de que ambos no

llegaban a un acuerdo,.don Benito se decidió a consultar a su amigo Maura,

a quien veía diariamente en el Congreso. Este, una vez penetrado del asunto,

le dijo: «Plantee usted la cuestión en los tribunales, que yo le defenderé.»

Y así es como fue Galdós cliente de Maura. Su tesis fue, en síntesis: «El

contrato de esclavitud no es válido; obligarse a permanecer de por vida sometido a la tutela literaria-económica de otro hombre es contratar a base de es

clavitud, que pugna con la moral y con el sentido de la ley que la prohibe»

(César Silió).

Fue abogado del editor Cámara su paisano don Miguel Villalba Hervás,

natural de La Orotava y diputado republicano por Tenerife, quien ejercía des

de octubre de 1886 su profesión, incorporado al Colegio de Abogados de

Madrid.

En la correspondencia Maura-Galdós la primera alusión al pleito aparece

en la carta del primero de 25 de julio de 1896. En ella le habla de «examinarle

las entrañas legales a ese editor innominado que veo fiel a la tradicional silueta

de la clase»... «La tarde me la roba el editor mío, no menos odiado, ni más

benigno, que me retiene en este horno y se comunica con el público (?) con el

Diario de las Sesiones.» En unas notas sin fecha, pero que deben ser poco

posteriores, le da instrucciones a su cliente para que sepa qué contestar a los

requerimientos de la otra parte: «Que no puede permanecer el asunto en la

situación actual, sino que urge definir bien las consecuencias de la disolución

de la compañía y el estado de las cosas para cada cual»; y que no habrán de

ausentarse «sin haber arreglado el asunto o encaminándole por vías de arreglo,

confidencialmente; o planteada ante los Tribunales aquella gestión que repute

eficaz para la defensa de mis derechos e intereses».

Pese a estas prevenciones, la situación se deteriora gravemente. En carta

del 15 de septiembre, desde Ontaneda a Madrid, dice Maura a don Benito:

Querido amigo: Bien justificado está su enojo que se transparenta en su carta

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(no la hemos manejado), por los tortuosos procederes del señor Cámara Era

deber moral y regla de prudencia no apelar a medios forenses mientras cupiera esperanza de evitar su empleo. Parece, en efecto, llegado el doloroso trance

de guerrear y sabe usted que mi regreso a Madrid está próximo, pues debo

llegar ahí el 30 del mes actual. Si no han variado las circunstancias pondremos manos a la obra sin tardanza. Descanse V. y ocúpese de sus cuartillas

Hasta pronto, su affmo.

A. Maura

El 30 de ese mes, 5^ en Madrid, le escribe:

Amigo Galdós: contaba con la visita de V. hoy y lo que recibo son unas

letras de D. Ricardo. Está bien; yo considero urgente ya poner manos a la

obra, como le dije desde el Sardinero a V., y me he de preocupar sin

tregua de elegir camino.

Necesito que me envíe V. cuanto antes todos los papeles. Deje V. a

mi cuidado el expurgo y opte por enviarme broza, no quede algún grano

inadvertido entre lo que reserve V. por afán de aliviar mi trabajo.

Cuando haya reconocido la correspondencia y estudiado el caso hasta

donde yo alcance, tendremos una conversación en la cual le diré en términos

precisos el consejo que tenga madurado.

Hasta la vista y vengan esos papelotes.

Su affmo.

A. Maura

El 4 de octubre ya se pone en marcha la defensa de Galdós. Maura le

escribe:

S. D. Benito P. Galdós.

Querido amigo: cumplo mi oferta de ayer tarde. Le envío a V el borrador del escrito y los documentos, unos originales, por copia otros, que se

han de presentar al Juzgado, sustituido con el original de V. el traslado

que Cámara le envió del contrato primitivo. Porque el escrito forma índice

de los documentos y a cada cual asigna el número con que ha de ir marcado

al presentarlo, no repito este trabajo. De todo lo que presentemos he de

retener yo copia literal.

Insisto en mi deseo de que el Sr. Molina, y también el Sr. Marañón,

vean al escrito antes de cursarlo y con libertad plena digan y adviertan

cuanto les ocurra en el común deseo de acertar con el más eficaz y seguro de

los caminos para poner en salvo los derechos de usted.

Si al fin V. se determina a no designar por sí Procurador que le represente, puede dar poder general para pleitos a don Fidel Serrano y Pérez y a

don Luis Lumbreras. A cualquiera de los dos que V. se dirija puede

encomendarle que haga extender el poder, y si no encomendarlo usted directamente a mi amigo don Francisco Moya, Notario que vive en la calle de

Arlaban, 3 —la casa grande del Suizo—. Mientras el Procurador pone en limpio el escrito y saca las copias, debe venir de Santander lo que allí está.

Hasta la vista, su amigo,

A. Maura

Se alude en esta carta a dos abogados amigos de Galdós, aludidos también

en la carta de 30 de septiembre y en la de Galdós a Maura de 22 de agosto,

sin año. El primero, don Ricardo Molina, que fue presidente de Sala del Tribunal Supremo (carta de Galdós a Navarro Ledesma de 19 de agosto de 1905).

El otro es don Manuel Marañón y Gómez Acebo —padre del inolvidable

4on Gregorio—, que era íntimo amigo de Pereda, Galdós, don Marcelino y el

propio Maura. En el pleito que nos ocupa fue nombrado administrador judicial. Ejercía su profesión en Madrid. De él cuenta su hijo: «Le sirvió [a don

Benito], además, de abogado, con don Antonio Maura, en los múltiples pleitos

de su bohemia financiera y en los enredos que sus editores le procuraron.» Fue

nombrado consejero del Banco de España, a partir de 1906. Junto con don

León Medina —luego consuegro suyo— publicó sus conocidas Leyes civiles,

penales, administrativas, de Hacienda y Notariado, el conocidísimo «Medina y

Marañón».

Todavía el 17 de ese mes apremia Maura:

Amigo Galdós: si no ocurre algo extraordinario, resulta mucho tiempo ése.

Ha días que estaría repartido el asunto si no se toma ese rodeo. En fin, yo no

tengo otra prisa que la de V. Lo que hago es advertirle de que está

fuera de uso tanta demora.

Suyo,

A. Maura

El Juzgado a quien correspondió en turno de reparto el citado pleito fue

el de Primera Instancia del Distrito de la Inclusa, de Madrid. Este, en sentencia de 3 de noviembre de ese año de 1896, declaró disuelta la sociedad exis

tente. Y el pleito paso a la Audiencia.

El 10 de enero siguiente, Maura le escribe:

Amigo Galdós: ignoraba su dolencia y deseo que no omita cuidados, porque

es solapada y pegajosa.

Será el señor Belza muy bien recibido y si viene con buen fin hallará enramado de oliva todo esto, como portal de Iglesia en Domingo de Ramos. Por no

asistir V. a la primera conversación no se desazone. Le informaré de lo que

en ella suceda. Parto del supuesto de perseverar V. en las ideas y designios consabidos y para oír y tratar basta.

Suyo affmo.

A. Maura

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.ÍS-f > -A;'- í»

El enviado del editor, don Rafael Belza y Moragas, era hermano político

y representante de Cámara —pues estaba casado con doña Asunción Cámara

y Cruz—, y seguramente vendría a proponer el arreglo. Esta persona fue muy

importante en la sociedad santacrucera del fin del siglo xix (presidente del

Casino de Tenerife, alto funcionario del Ministerio de Hacienda, donde fue

interventor y delegado en Santa Cruz de Tenerife; director de la Casa de la

Moneda, interventor general de la Administración del Estado, político, propietario) y tiene en San Andrés una calle con su nombre. Fallecería el 27 de junio

de 1930, a los noventa y dos años de edad. Pero en otra carta de Maura del

13 siguiente se lamenta de que no haya aparecido aún el señor Belza.

Sr. D. Benito Pérez Galdós.

Querido amigo: no ha aparecido el Sr. Belza por aquí todavía. No había

llegado V. a decirme que tenía en su poder esas cuentas y me parece

urgente que se haga de ellas un examen, hasta concretar los agravios que

infieren el interés legítimo de V. Con los documentos intervenidos por

el Juzgado se facilita más esta censura de que no podemos excusarnos et»

caso alguno. No digo que me las envíe V. porque las cuentas solas resultarían para mí inútiles, desconocedor de los antecedentes. A ciegas no debe

ríamos aprobarlas, ni habremos de repudiarlas sin explicar el motivo. Urge,

pues, como digo, expurgarlas y formar el pliego de reparos.

Tenga salud cabal y mande a su amigo,

A. Maura

Asombra ver la dedicación de Maura al ejercicio de la profesión y al pleito

de Galdós, en medio de las luchas políticas en que se hallaba envuelto. He aquí

su carta del 19 siguiente:

Amigo Galdós: si le conviene esta tarde, pienso no salir de casa. Si es

demasiado pronto para los avisos, mañana les esperaré a la hora que Vdes.

elijan, mañana o tarde, avisándome de ella. Si fuere de una a cuatro de la

tarde, ni siquiera necesito tal aviso.

El jueves tengo informe en el Supremo y sólo a última hora de la tarde

estaría libre.

Su affmo.

A. Maura

Ya el 21 se refiere Maura por primera vez al abogado de Cámara, Villalba

Hervás: y allí nace el proyecto de compromiso en amigable composición. Dice:

Sr. D. Benito Pérez Galdós.

Querido amigo: no pudo venir ayer, convaleciente él y nevadas las calles,

el Sr. Villalba Hervás. Hemos tenido hoy larga entrevista en la cual ha

quedado bosquejada la escritura de compromiso formal sometiendo a la decisión de tres Amigables Componedores (nosotros dos y un dirimente por si

hubiese discordias) todas las cuestiones de intereses entre V. y Cámara, y

en primer término la liquidación de cuentas, división y adjudicación de

haber de la disuelta sociedad.

87

El pensamiento de separación definitiva entre ustedes era y ha sido el punto

de partida.

Quedé yo en formular cuanto antes el borrador de la escritura de compromiso

y enviarlo a Villalba para su examen, complemento y enmienda. Claro es

que tendremos que hablar antes de esto V. y yo. Entonces le diré el modo

propuesto por mí (usado en otros casos análogos) para asegurar la neutralidad

e imparcialidad en la designación del dirimente.

Estos renglones no tienen otro encargo sino darle a V. la nueva que le será,

como a mí, grata, de haberse mantenido y terminado mi entrevista con el

Sr. Villalba en el terreno de la concordia y la franqueza. Parece que vamos

por vías de paz.

Hasta pronto, su affmo.

A. Maura

El 25 siguiente le escribe Maura:

Amigo Galdós: convendría que V. viniese por acá de 2 a 4 de la tarde

si está V. en franquía.

Su amigo,

A. Maura

El 28 de enero de 1897 se producen dos cartas de Maura a Galdós, que

juzgamos de verdadera importancia para este tema. A la primera acompaña la

lista de los posibles dirimentes que él propone, para elegir, y contiene una muy

fina observación sobre la otra lista, presentada por Cámara, en la que casi

todos los abogados son miembros de la Institución Libre de Enseñanza. En

su lista, Maura coloca con el número 2 a don Gumersindo de Azcárate, inmediatamente detrás de su cuñado Gamazo. Veamos:

Primera carta:

Amigo Galdós: acabo de retocar, de acuerdo con el Sr. Villalba Hervás, el

borrador de la escritura de compromiso, el cual queda listo para enviarlo al

Notario. He designado yo a D. Francisco Moya para que autorice esta es

critura y por consiguiente las ulteriores piezas notariales del arbitraje.

Si Vdes. dos, Cámara y V., no tienen reparo en concurrir al otorgamiento, no se necesita poder; ha ido el Sr. Villalba a preguntar sobre ello al

Sr. Cámara, y caso de preferir éste que otorgue el compromiso un manda

tario suyo, me lo dirá; el Notario mismo hará poder especial y V. y el

apoderado firmarán el compromiso, probablemente el sábado.

Ha ocurrido no estar en las dos listas de dirimentes ni un solo nombre de los

seis. Al margen de la derecha del papelito adjunto, que es el mismo que yo

escribí el día que V. me vio en esta su casa, he anotado los nombres que

traía Villalba. El ha apuntado mis seis nombres. Hemos quedado en colocar

por orden de preferencia cada cual los doce nombre y mañana (día consagrado, por necesidad, a informar yo ante el Consejo de Estado) cuando

salga de la vista he de pasarme por casa de Villalba con mi lista, él tendrá la

suya y haremos el cómputo por el sistema que V. sabe.

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Así, pues, ordéneme los nombres a su gusto de V. y haga llegar

a mis manos el listín antes de las doce de la mañana. No venga usted porque

no puedo distraerme del pleito en que he de informar, desde que me levante

de la cama.

Para quo no diga V. que le dejo demasiado a solas va un bosquejo de

colocación; pero con absoluta protesta de que no lo respete V. ni poco

ni mucho, sino que ha de formar V. la gradación de confianza consultán

dose a sí propio a solas. Casi todos los nombres de la otra lista son también aceptables (el subrayado es nuestro).

Su affmo. amigo,

A. Maura

Papelillo adjunto-

1. G. Gamazo. Francisco Silvela

2. G. de Azcárate. Díaz Cobefia.

3. A. Comas. Salmerón.

4. J. L. Puicerver. Labra.

5. G. Rodríguez. Pi y Margall.

6. E. Montero Ríos. Manresa.

Segunda carta: 28 de enero de 1897, noche:

Querido amigo: la adjunta carta de Villalba Hervás obvió los pequeños

inconvenientes, y ya tiene desde esta misma noche el Notario Moya, Arla

ban, 7, en poder suyo, el borrador del compromiso, la cédula personal de

Cámara (envíele V. la suya) y las instrucciones oportunas para que el

sábado, lo más tarde, todo quede firmado.

Olvidé decirle en mi otra carta de hoy, escrita al concluir la entrevista

con Villalba, que no han podido incluirse entre los asuntos sometidos a la

decisión de los Arbitradores los créditos de D. Medardo Cámara y de

los causahabientes del Sr. Benítez de Lugo —negocios que pertenecen

a terceros, no otorgantes del compromiso.

Por sustituto del dirimente el Sr. Azcárate, que procede de nuestra lista,

he notado en el borrador al Sr. Díaz Cobeña, que esta en la lista de

Cámara y recuerdo que tenía la confianza de V. (como la mía), aunque

por ser de los Diputados del Colegio quedó fuera.

Se entenderá V. directamente con Moya para la hora del otorgamiento.

Su affmo. amigo,

A. Maura

Como veremos, fue don Gumersindo de Azcárate el que en definitiva actuó. Don Augusto Comas y Arques, catedrático de la Facultad de Derecho de

la Universidad de Madrid, dirigió en el estudio del derecho civil a Maura, y

le orientó y facilitó información bibliográfica. Don Eugenio Montero Ríos ha

bía sido ministro de Gracia y Justicia en el Gobierno de Sagasta de 1892, en

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el que Maura desempeñó la cartera de Ultramar; decía de don Antonio: «A

mí el abogado que me da más cuidado en la banqueta de enfrente es Maura.»

Por don Nicolás Salmerón y Alonso no debía de sentir Maura grandes simpa

tías: en su intervención en el proyecto de Contestación al Mensaje de la Corona en 1886, en la que fue interrumpido por Salmerón varias veces, sus res

puestas muestran bastante despego y hasta ironía; a su muerte, acaecida en 1908,

Maura, en representación del Gobierno, pronunció su elogio fúnebre en el Congreso y en el Senado. Don Rafael María de Labra, autonomista cubano, tuvo

siempre juicio favorable sobre Maura, incluso en 1914, y no quiso colaborar en

la campaña del ¡Maura, no!; era también gran amigo de Galdós. Don Fran

cisco Pi y Margall tenía gran respeto por Maura y viceversa; éste, en 1886, en

el Congreso, al aludir a Pi, dijo «con cuya amistad personal me honro».

Aquella misma noche quedó nombrado dirimente único don Gumersindo

y no tuvo necesidad de actuar Díaz Cobeña. La escritura de compromiso se

otorgó el 31 de enero de 1897, ante el notario de Madrid don Francisco Moya

y Moya, al número 29 de su protocolo. Don Benito compareció personalmente;

en nombre de Cámara lo hizo don Rafael Belza y Moragas, en virtud de poder

otorgado ante el propio notario dos días antes, número 22 de orden. Se nombraron amigables componedores a Villalba Hervás, Maura y Azcárate; y como

sustitutos a don Antonio Domínguez Alfonso, don Joaquín Buitrago y Hernán

dez y don Luis Díaz Cobeña. Se les notificó y aceptaron desempeñar su cometido. Del compromiso hemos insertado copia autorizada total —expedida el 27

de agosto de 1964 a instancias de mi buen amigo Guillermo Camacho y Pérez-

Galdós, sobrino nieto de don Benito— en el Apéndice documental a nuestro

libro Maura y Galdós (Cabildo Insular de Gran Canaria, 1967, número I, páginas 129-138) y a él remitimos a quien desee conocer por extenso su contenido.

Siguen después otras cartas de Maura a Galdós con motivo de la marcha de

emisión del laudo. La primera es de martes 18 de febrero de 1897:

Los ejemplares de Trafalgar no están computados separadamente de los

pliegos en la cuenta de lo vendido. Allí sólo hay tomos enteros y pliegos.

En la cuenta de existencias hay 861 ejemplares de Trafalgar (rama y rústica) separadamente de los tomos y pliegos.

Voilá tout

A. M.

Me urge mucho la rectificación de los ingresos a que V. se refiere, pues

sin ella no puedo cerrar la liquidación de la edición de lujo.

Ya sabe V. que a las cuatro de esta tarde es la reunión política y no

queda intervalo hasta la sesión arbitral de mañana a las ocho.

Venga V., pues, en sazón.

La segunda es del 25 siguiente:

Querido amigo: queda avisado el Sr. Villalba Hervás del comienzo dri

recuento en el almacén mañana viernes.

90

Supongo en plena actividad el trabajo de las cuentas. Ambas cosas urgen.

Repito mis parabienes por lo de la Academia.

Suyo affmo.

A. Maura

Viene ahora otra carta del 22 de marzo:

Amigo Galdós: para la reunión de mañana me pide Azcárate que lleve los

contratos de arrendamiento de la casa calle de las Pozas y del almacén

de la de San Mateo {sic). Busquen Vdes. en los documentos los tales

contratos de ambos locales, en tiempo del Sr. Cámara, y tráigamelos

V.luego.

Le espero antes de las tres de la tarde, porque con las Cortes abiertas es

incierto el destino de las horas subsiguientes. Por fortuna concluimos ayer

el pleito del Supremo.

Su affmo. amigo,

A. Maura

Notemos que es la primera alusión a la intervención de don Gumersindo.

Dos días más tarde, el 24, insiste Maura:

Amigo Galdós: recuerdo la urgencia que se va mostrando en el despacho

de ese expurgo de cuentas, al cual se subordinan mis trabajos y ulteriores

entrevistas con Villalba Hervás. Una enfermedad o estorbo cualquiera podía

luego turbar la obra en el resto del plazo.

Suyo affmo. amigo,

A. Maura

El 30 de ese mes le cita para el siguiente día:

Amigo Galdós: Mañana por la tarde podremos hablar tan despacio como

V. quiera y es buen día para mí. Empezaremos a las cuatro de la tarde

porque he de informar en el Tribunal Supremo.

Hasta mañana, su affmo.

A. Maura

Aparece ahora en el epistolario la primera carta de Maura a Azcárate, de

fecha 1.° de abril de 1897. En ella cita a Villalba Hervás, los autos y el compromiso:

Sr. D. Gumersindo de Azcárate.

Querido amigo: le digo al Sr. Villalba Hervás en poder de quién están

que envíe a V. los autos de Pérez Galdós con el Sr. Cámara, que han

desembocado en el compromiso arbitral donde tenemos la fortuna de con

tar con V. para dirimente. Me parece necesario que V. se entere de

los autos, como medio al menos parcial de orientarse y ponerse en los antecedentes, habilitándose para intervenir en las deliberaciones. Creo de

91

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. alguna urgencia que para esto se ponga V. en franquía, pues sospecho

que no más tarde que en la semana inmediata habremos de recurrir a V.,

tal vez desde el lunes mismo, aunque de ello le daremos aviso concreto

desde que sea posible. Yo he de ir a ver a mi madre en Palma aprovechando

la Semana Santa y la Pascua, y antes he de procurar que por lo menos

queden puntualizados y en estudio los temas de divergencia O' de dificultad

que hallemos atravesados en nuestro camino.

Suyo siempre, A. Maura (rubricado. 1.° de Abril 97).

(Archivo Maura, Madrid, inédita.)

Del mismo día 1.° de abril hay una carta de Villalba a Maura, a la que éste

adjunta una nota para Azcárate. Dice así:

Miguel Villalba Hervás —Abogado—, calle de la Ballesta, 15, pral. Madrid.

Sr. D. Antonio Maura.

Mi estimado amigo y compañero: va firmada la carta por el Sr. Marafión,

y dejo aquí su cuenta para darle un vistazo.

No tengo ningún inconveniente en que nos reunamos el lunes, si a V.

le parece, de las cinco de la tarde en adelante, o a otra hora que V.

estime más oportuna; tampoco puedo tenerlo en que Azcárate concurra a

nuestra primera entrevista; pero debo indicar a V. que él tiene ese día

lección en el Ateneo. De toda suerte, yo estoy a la disposición de V.

Entrego al dador los autos para que V. se los envíe a Azcárate.

De V. affmo. am.° s. s. Q B S M Miguel Villalba Hervás (rubricado).

Ab. 1.7897.

Amigo Azcárate: en vista de esto que me dice Villalba, dígame V. la

hora en que nos hayamos de reunir y el día si V. no puede el lunes.

Yo no puedo disponer del martes porque tengo en el Supremo vista que

durará tal vez el miércoles, y otra vista el jueves, ambas de bastante em

peño. De aquí mi ruego de que si no podemos combinar hora del lunes,

adelantemos la entrevista, ora el sábado por la tarde, ora el domingo.

Para el sábado temo haber carecido de espacio en que examinar los bas

tantes antecedentes; pero en caso de necesidad se acude al tiro forzado.

Usted dirá a su affmo. A. Maura (rubricado). 1° A.

(Ambas en el citado Archivo Maura, inéditas.)

Del 5 de abril hay una tarjeta de Maura a un destinatario que ignoramos.

Dice:

Olvidé decirle que necesita usted avisar antes de ir a la oficina (San Mateo, 22) a ver los libros, para que acuda el contable que tiene la llave

del armario donde los guardan.

Antonio Maura (rubricado). 5 A. Genova, 24, 2.°

(Archivo Maura, inédita.)

Por su parte, he aquí la primera carta de Azcárate a Maura, de 23 de ese

mismo mes y año, obrante en la Casa-Museo Pérez Galdós, Las Palmas:

92

G. de Azcárate. Abogado, Ayala, 7, pral. dcha. Madrid, 23 Abril 1897.

Querido Maura: el domingo a las cuarto de la tarde nos reuniremos y si

Vdes. quieren no levantaremos la sesión hasta las ocho. Además acordaremos el plan de campaña para aprovechar el tiempo.

Aviso a Villalba Hervás.

Suyo affmo.,

Azcárate

Maura escribe ahora a don Gumersindo otras dos cartas, una el propio domingo día 2 y otra el lunes 3 de mayo de 1897. Dicen así:

Amigo Azcárate: habiendo anoche recomendado a Galdós que adquiriese

la plena certidumbre de ser los documentos que yo clasifiqué los días ante

riores cuantos existían en la Administración, ahora que son las diez de la

mañana me trae este manojo más.

No lo he podido deshacer sino asomarme, y creo que parte son inútiles

y parte homogéneos con esos que usted tiene y complementarios de ellos

(facturas y vales).

Parece, pues, lo más acertado que V. me devuelva por el dador el manojo que lleva y los papeles encarpetados que ayer quedaron ahí, para clasificarlos y ordenarlos según un solo sistema y completar mis apuntes.

En seguida se le enviarán a V. todos y los trabajos de confrontación que

he de hacer para el viernes tendrán base menos deficiente.

Su affmo., A. Maura (rubricado). Domingo, 2 Mayo 97.

Antonio Maura.

Amigo Azcárate: vuelven a poder de usted los documentos; a saber:

1.° Las carpetas grandes en que yo metí los que tenía antes de la reunión

del sábado;

2.° Las carpetas chicas en que han ordenado de ayer a hoy en las oficinas

los otros aparecidos el sábado por la noche. De su rápida revisión infiero

que estarían separados de los otros por referirse casi todos, si no todos, a

publicaciones extrañas a las obras de Galdós y las facturas que hay en los

años 1887, 90, 92, 93, 95, etc., no varían el aspecto de la otra documentación;

3.° Fuera de toda carpeta, los documentos que trajo el Sr. Villalba a la

citada reunión del sábado. Ya notará V. que cuatro de estas facturas son

papeles sin firmar y la quinta tiene la forma más de una entrega a cuenta

que de la factura. Pero de la enseñanza útil que resulte de toda esta

papelería no tengo aún juicio alguno definitivo. Procuraré tenerlo para el

viernes.

Su affmo., A. Maura (rubricado). Lunes, 3 Mayo, tres tarde.

(Ambas en el Archivo Maura, inéditas.)

La siguiente carta en fecha es de Maura a don Benito, 9 de ese mes de

mayo, domingo. Dice:

Amigo Galdós: bien empleado estuvo el día de ayer, deseo de Misericordia

un felicísimo éxito.

93

Envío, según desea, la cuenta de Episodios Ilustrados. No creo que a la

cabeza de las facturas que entregó el Sr. Villalba haya indicación de la

fábrica. Pero digo a Azcárate que le envíe a V. este dato, pues tiene

los documentos, si no recuerdo mal.

Mañana tengo informe en el Supremo. Si hemos de vernos habrá de ser al fin

de la tarde. Veremos juntos el librito de apuntes de V.

Su amigo,

A. Maura

Y de ese mismo día hay otra de Maura a don Gumersindo:

Antonio Maura.

Amigo Azcárate: Galdós me dice que no existe ya el González de las

facturas consabidas y que me envía el adjunto volante que se lo confirma.

Pero desea acudir a la fuente, o sea la fábrica, pues era aquel un solo representante o comisionista.

Haga el favor de ver en las facturas la procedencia del papel y denos el

dato. Lo mejor enviarlo derecho a Galdós —San Mateo, 22, bajo—, pues yo

mañana tengo vista y estaré secuestrado. Si V. no tiene las facturas o la

noticia del origen, hágame el favor de preguntarlo a Villalba para evitar

rodeos.

Hasta el miércoles.

A. Maura (rubricado). 9 Mayo.

(Archivo Maura, inédita.)

Seguidamente, hay otra del día 18, al mismo destinatario:

Antonio Maura.

Martes, 18 mayo 97.

Sr. D. Gumersindo de Azcárate.

Querido amigo: retraso veinticuatro horas o equivocada la fecha del

volante que debe datar de ayer, hoy es cuando puedo examinar las alega

ciones que hace y los documentos que aduce nuestro compañero el Sr.

Villalba Hervás, procurando demostrar que también resulta comprado a

27,50 (= 27,60 con acarreo) el papel empleado en la edición lujosa de

Episodios Ilustrados, después de consumir las 827 resmas de González y

las 995 que computábamos como procedentes de Milán.

En vez de aplazar para mañana el juicio que he formado de este episodio

de nuestra campaña, quiero estamparlo en esta carta (con la cual envío la de

Villalba y sus documentos anejos) por si V. prefiere enviársela a él;

de modo que antes de mañana haya podido confrontar y depurar mis observaciones, ya que posee todo el conjunto de documentos originales refe

rentes al papel italiano, de donde entresacó estos cinco que nos presenta en

abono de su carta del día 13.

Las 995 resmas procedentes de Milán que nosotros dejamos en la última

reunión evaluada a razón de 27,60 pesetas se recibieron de este modo:

Factura de Agosto de 1882 ...

Factura de Octubre de 1882

Facutra de Diciembre de 1882

Factura de Febrero de 1883 .

Total ...

Resmas

295

220

430

50

995

Sobre la última partida es de advertir que no existía la factura entre los

documentos que examiné, ni otro detalle que su precio (1.361,25 ptas.). Del

restante papel constan las dimensiones 55 X 72.

Hay otra factura de Mayo de 1884 comprensiva de 576 resmas dobles, o

sea, de la marca 72 x 110; pero también existe una larga correspondencia

que el Sr. Cámara mantuvo reclamado por la, inferior calidad de este

papel; correspondencia y reclamación por resultado de las cuales se convino

una rebaja de 10 %, dejando por ende el precio reducido a 24,96 ptas. resma. Como en la calidad del papel de la edición no se advierte tal diferencia,

no puedo creer que aplicasen a la edición de lujo aquellas resmas de la

factura de Mayo de 1884 que nos envía el Sr. Villalba. Aun en caso

afirmativo, el precio verdadero que pagó el Sr. Cámara andaría más

cercano a nuestro acuerdo (23,60) que a la pretensión de cargarlo en

cuenta a 27,60, ya que no a las 29 que puso el Sr. Cámara. Ha de ver,

pues, el Sr. Villalba la correspondencia ulterior que forma glosa auténtica

de la factura D, aneja a su carta del día 13.

Excusado parece advertir que al aplicar precio a estas resmas dobles se las

considera tales, y el precio se refiere a 1/2 resma, equivalente a las del

marco 55 X 72.

Todavía en Enero de 1885 hubo otra factura de papel de la misma fábrica

Milanesa, comprensiva de 47 resmas 55 X 72. El importe de esta factura a

razón de una resma por cada 22 kilogramos del peso total, arroja un precio

de pesetas 26,58 resma. Estas resmas deben entrar en la partida de 212

de que habla el Sr. Villalba, apoyándose en la carta de 23 de Diciembre

de 1884 (E); pero la verdad es que ya no vino otro papel, sino el de la

factura de Febrero de 1885, en cantidad de 153 resmas. Suman 200 resmas

las dos facturas de 1885 y no 212, diga lo que digere la carta que hablaba

de lo que faltaba. Mas lo importante es advertir que el papel de la factura

de Febrero en modo alguno se podía utilizar para la edición de lujo de los

Episodios Ilustrados, pues era de otro tamaño.

Convendrá que tengamos presentes estas facturas en la reunión de mañana.

A lo sumo, pues, se podría admitir un aumento de las 47 resmas de la

factura de enero 85, a las 995 resmas ya computadas en esta edición como

de conocida procedencia italiana; y aun las tales 47 resmas no costaron al

precio de las otras, según queda dicho.

Hasta mañana se repite su amigo affmo., A. Maura (rubricado).

(Archivo Maura, inédita.)

Al día siguiente, 19, otra del mismo al mismo:

Antonio Maura.

Miércoles, 19 Mayo. Tres tarde.

Amigo Azcárate: me informa ya Galdós de la respuesta del Sr. Hernan

do, consecuencia de mi anterior encargo. Dice el Sr. Hernando que él

estaría dispuesto a quedarse con el material de imprenta por lo que den

poniéndolo en pública subasta. Ello, en crudo, no es viable porque el

tanteo excluiría los licitadores, pero denota ánimo de pagar ni más ni menos

que el valor efectivo y corriente de dicho material. No sería, pues, difícil

concertar con el señor Hernando algún avalúo contradictorio que reemplace

las impracticables pujas teóricas de una subasta frustrada de antemano por

el tanteo.

Me parece que usted debe ponerse en inmediata comunicación con Hernando y tratar la venta y cerrar el trato. Cuente V. desde ahora con la

incondicional aprobación de Galdós a cuanto usted gestione o consienta

con este designio, y no hablo de la conformidad del Sr. Cámara, aunque

la presumo, por no tener personalidad yo en ello. No debe perderse el

tiempo en fútiles rodeos; harto hemos hablado de ello. Dos peritos fija

rían a comprador y vendedores la medida y tendríamos este cabo menos

para el domingo. Bien puede V. para entonces enterarnos de los hechos

consumados.

Llevaré el domingo el resumen de la Administración judicial, cuya gestión

hemos de censurar o aprobar, aunque no haya suscitado ni suscite reparo

alguno.

En la reunión de pasado mañana ruego a Vdes. que no sólo examinen

la liquidación que llevé hoy en la edición de lujo Episodios Ilustrados,

sino también la otra liquidación, que fue una de mis primeras notas, sobre

las ediciones de 2 y 3 pesetas y Desheredada y Amigo Manso. No

creo que pueda ofrecer dificultad de concepto, y deben bastar por parte

mía las razones escritas. Así sólo quedaría de esto pendiente lo relativo al

papel de las tales ediciones. Con ello y los acuerdos complementarios que

ha de abarcar el laudo tendríamos para el domingo proporcionada faena.

Su affmo., A. Maura (rubricado).

(Archivo Maura, inédita.)

Luego hay, de fecha 20 de mayo, una carta de Villalba a Azcárate, con no

tas del propio don Gumersindo y de Maura. Las insertamos seguidamente:

Miguel Villalba Hervás. Abogado. Calle de la Ballesta, 15, pral. Madrid.

Sr. D. Gumersindo de Azcárate.

Mi querido amigo: para nuestro trabajo de mañana necesitaremos tener a

la vista la liquidación de Episodios Ilustrados (edición de lujo) en la que

hay una demostración del papel adquirido tanto de González como italiano;

y además la liquidación de la tirada, venta y existencia de los repetidos

Episodios Ilustrados.

Por ningún lado encuentro la factura de 5 de Enero de 1855 relativa, según

96

Maura, a las 47 resmas que él pone a 26,68. No dudo de la exactitud de 1*

cantidad, lo que sospecho es que puede haber algún error de pluma en la

fecha.

Entiéndese que los citados documentos son los que yo llevé de la misma

letra que la presente carta, y otro, creo de otra letra.

Ruégole, pues, se sirva pedirlos a dicho compañero, si es que no quedaron

en casa de V.

Siempre suyo affmo. amigo s. s. q. b. s. m., Miguel Villalba Hervás (rubri

cado). Mayo 20.

Amigo Maura: ve V. lo que dice el compañero y en que parte no

entiendo.

Suyo affmo., G. de Azcárate (rubricado). 20 Mayo 1897.

Ruégole me devuelva ésta para que Villalba me la explique.

Amigo Azcárate: no pueden ser sino estos que envió los papeles a que

se refiere el Sr. Villalba, o no se me ocurre que puedan ser otros.

En muchos años no salgo de casa una noche y cuando trajeron su carta

estaba yo en casa de Salmerón. Irán mañana temprano los papeles.

Suyo, A. M. (rubricado).

(Archivo Maura, inédita.)

Ahora viene una carta de Maura a Azcárate de 24 de mayo, sobre honorarios previsibles. En la parte alta se lee: «7.500-4.000-2.000: 13.500»:

Amigo Azcárate: he mirado ahora mi libro de honorarios y sumando los

asientos que datan desde el otorgamiento del compromiso, incluso la sesión

de ayer, importan 6.730 pesetas. De aquí al término, con todos los trabajos

que faltan hasta suscribir el laudo, no parece verosímil devengar menos de

un millar de pesetas, porque todavía faltan bastantes operaciones aritméticas,

la sesión final, la redacción del laudo que no puede ser cálamo cúrrente, etcétera, etc. De la revisión que hago hoy de aquellos asientos míos no infiero

que se pueda notar exceso, sino más bien defecto, en algunos de ellos. Y d

entrare en la cuenta la preparación y redacción del compromiso, por este

concepto devengué otros 500 pesetas.

Rectifico de este modo los recuerdos que hallé en el magín ayer, cuando

tratamos este punto en que no había pensado, por lo cual tampoco había

sumado los asientos.

Qaro es que sólo sirven éstos de pauta para formular la estimación prudencial y no necesito decir cuan preferible me parece ésta si no he de hacerla

yo. Pero realmente la cantidad de tiempo invertido no guardaría razonable

proporción con la cifra de 4 ni de 5.000 pesetas. Hoy sería de 6.500 a

7.000 según que sea común o no el compromiso (conferencias para tratarle

y redacción, discusión, etc.) y cuando hayamos concluido andará entre 7.500

y 8.000. Parece, pues, que debe pensarse en las 7.500 que serían 15.000 en

junto.

Ya ve V. que no esquivo la iniciativa: con igual franqueza, V. y Vi

llalba, sin más hablarme de esto, resuelvan.

97

Y envíeme V. notas de los tomos de 13, 14 y 15 pesetas de la colección

de lujo, pues voy a emprender la faena en cuanto pueda.

Suyo, Antonio Maura (rubricado). Mayo 24.

(Archivo Maura, inédita.)

Y, por último, hay otra carta de Maura a Azcárate del 26 de mayo, sobre

el tema de la cuenta de Cámara:

Antonio Maura.

Amigo Azcárate: vea V. si quedó ahí olvidada la cuenta de Cámara

(una de las entregadas por Notario) donde compendia y balancea todas las

demás. Recuerdo que pasó la primera por nuestra mano en la ojeada de

última hora y no la hallo entre mis papeles causándome su falta gran

extorsión.

Su affmo., Antonio Maura (rubricado). 26 Mayo.

(Archivo Maura, inédita.)

Anotemos aquí que estas últimas once cartas obran, como queda dicho, más

arriba ya, en el «Epistolario» del Archivo Maura, de Madrid. Concretamente,

en un sobre pequeño titulado «Cartas de Maura y Azcárate, que se refieren

principalmente al asunto Galdós», nota puesta en el mismo, de puño y letra de

don Prudencio Rovira y Pita, que fuera durante muchos años fiel secretario de

don Antonio. Por cierto, que aparece de su letra: «Ver las de igual fecha de

Azcárate». Y luego, a lápiz, otra nota: «Visto — No hay.» Dentro del sobre,

además de estas cartas, hay lo siguiente:

— Una carta con membrete del Círculo Victoriano de 16 de septiembre

de 1957 [?], dirigida al Duque de Maura por Melchor Fernández Almagro, en la que le pregunta si Rovira ha enviado a Pablo Azcárate las

copias de las cartas de don Gumersindo: «Hace tiempo me escribió,

diciéndome que las esperaba con mucho interés, agradecidísimo a Vd.»

— Y otros documentos que no interesan ahora.

Hay una carta de 4 de octubre de 1956, dirigida por Rovira a Antonio

[Alonso, administrador del duque de Maura] sobre las cartas de Azcárate, en

la que le dice que ha ordenado ya las referentes al Pleito de Galdós: «Pero me

han faltado luz y vista —añade— para concordar por fechas las cartas de Azcárate con las de don Antonio. Otro día será si Dios quiere...» (Archivo Maura,

sobre que reza «Don Melchor Fez. Almagro».)

El laudo se dictó por escritura de 31 de mayo de 1897, ante el propio

notario señor Moya, bajo el número 191 de su protocolo, Comparecen don

Gumersindo, «de cincuenta y seis años de edad, casado, Catedrático»; Villalba,

«de cincuenta y ocho años de edad, viudo, Abogado», y Maura, «de cuarenta

y tres años de edad, casado, Abogado». Contiene el laudo treinta y siete pronunciamientos y se aprueban las cuentas y actos del administrador don Manuel

98

Marañón, en cuyo cargo había sido mantenido hasta cuatro días antes. Puede

verse copia del laudo —expedida también a solicitud de Guillermo Camacho

el 29 de agosto de 1964— en el Apéndice documental de nuestra obra Maura

y Galdós (número II, págs. 139-158).

La correspondencia prosiguió después del laudo. Así, don Antonio escribe

el 1 de junio de 1897.

Amigo Galdós: Cuando vinieron con su tarjeta y su don estaba marchándome

ya a informar en el Supremo. Deseo que no se haya tergiversado el

recado verbal: en la Notaría está aún el borrador y de allí ha de sacarse la

nota de distribuciones, aunque mañana se le dará a cada cual copia íntegra,

notificando el laudo.

Su amigo,

A. Maura

Y le vuelve a escribir el 14 de ese mes para desear prosperidad a «la nueva

casa editorial», que habían establecido en la calle de Hortaleza, 132, Galdós,

don Francisco Cáceres, don Manuel Marañón y el sobrino del primero, don José

Hurtado de Mendoza y Pérez.

El 5 de agosto siguiente, desde el Sardinero, Maura ya hace referencia al

pago de los gastos de arbitraje:

Sr. D. B. P. Galdós.

Querido amigo: siendo para V. satisfactorias habían de serlo y son para

mí gratísimas las noticias que de esos asuntos y fregados editoriales y pecuniarios me trae su carta de anteayer. Por añadidura viene, envolviéndolas,

una absolución generosa, aunque implícita, de mi pecado, que he de confe

sarlo, pues por toda ley me tocaba a mí escribirle. Diga, como D. Quijote

a Sancho, que la mucha conversación que nos tenemos dada habrá engendrado este abuso de familiaridad, no sin cooperar en él las asiduidades

enfadosas del cartero, que no se ha enterado de que no vine a escribir, ni

traje ganas sino de holgar.

Mucho celebro el anuncio de su venida, que Pereda tenía por dudosa días

atrás. Ella, además, confirma el buen éxito de esos desvelos en que ha con

sumido V. tanto tiempo, pues podrá tomarse un respiro.

Principalmente le escribo con tanta diligencia porque no se me cuece el pan

hasta decirle, a propósito de un inciso de un renglón de su carta, que no ha

de atosigarse, ni afanarse, ni apremiarse, ni aun siquiera grabarse la memoria

con la parte que personalmente me atañe a mí en los gastos del arbitraje.

Santo y bueno que acuda a las otras obligaciones, y me complazco viendo

que las va domando y cancelando; no pase apuros por mí, que ninguna

prisa hay en ello.

Hasta muy pronto, le saluda y queda esperándole con los brazos abiertos,

su amigo,

A. Maura

99

Y ya en la de 29 de diciembre de ese año le escribe:

Sr. D. Benito Pérez Galdós.

Querido amigo: como si fueran mías celebró las de sus campañas editoriales

de que su carta me informa. Espero que cada día tendrá más copioso fruto

su desvelo.

Siento que haya V. pasado una hora siquiera de preocupación por la

nota de honorarios, pues desde que el Sr. Villalba quedó desinteresado,

caducó todo motivo de prisa y de inquietud para usted. Demasiado claras

estaban en los papeles que manejábamos las dificultades que tendría V.

que superar en los comienzos de su vida autónoma (es la moda) y no necesitaba V. molestarse para explicar lo que dice su carta. Milagros ha

hecho V. en estos meses, por lo visto.

Me pregunta V. si me conformo con el abono de 2.500 pesetas en cada

uno de los meses de Enero, Febrero y Marzo próximos, o si quiero que el

pago sea de una vez en Enero. Mi contestación es que no me conformo con

nada de esto, porque no quiero que V. se sienta atado con ligaduras

molestas. Cuando V. pueda buenamente hace la entrega parcial que le

acomode, o no la hace y espera tener reunido el total importe; y si no se le

logra dentro del trimestre que V. designa, Dios querrá que se le allane

en el siguiente trimestre, y en todo caso ha de dormir V. sin este cuidado,

porque no se le ha de molestar, ni inquietar, ni aun con el desconocimiento

de ser involuntario el retraso.

Queda, pues, contestada su carta y no necesita V. decirle nada a Azcárate

porque estoy facultado yo para darle las seguridades que le doy y deferir, como defiero, a lo que V. haga por sí propio eligiendo el día y la

oportunidad como señor en lo suyo.

Le quiere siempre su amigo,

A. Maura

Don Miguel Villalba Hervás falleció en Madrid el 9 de noviembre de 1899.

Vemos aquí a Maura y a Azcárate dispuestos a esperar lo que don Benito

pudiera buenamente hacer.

Don Benito decide hacer frente a esas sus obligaciones pecuniarias continuando sus Episodios Nacionales, iniciando una tercera serie, que comienza

con Zumálacárregui y habría de terminar en Bodas Reales. Su decisión la comunica a Maura en carta del 2 de marzo de 1898; por cierto, la primera que existe

en el epistolario de don Benito a don Antonio. Dice:

Sr. D. Antonio Maura:

Mi querido amigo y maestro: confiado en su benevolencia hacia mí, que

ya toca en lo increíble, me he permitido un nuevo aplazamiento en el pago

gradual de los honorarios. Pero no ha de ser sin que yo dé a V. una

explicación, que creo necesaria, aun contando con la confianza que a V.

merezco, y que es para mí nuevo motivo de gratitud.

No vaya V. a creer, por mi aparente pereza en el pago de aquella obliga

ción, que los negocios de mi flamante casa editorial van mal o medianamente. Ha de saber V. que, a pesar de la ruindad de los tiempos que

corren, el desarrollo de mi negocio supera a cuanto bueno podíamos esperar.

Pero me ha caído una lotería negativa; he tenido que hacer frente a un

asunto de mi familia, enojosísimo, del cual creo haber dicho algo a V.

en el tiempo de nuestro litigio; he tenido o tengo que abonar, en nombre

mío y de mis hermanas, una fuerte suma, por impuesto de Derechos Reales

en la herencia de mi hermana política, herencia que consiste en bienes

inmuebles, la mayor parte de los cuales...; con decirle a V. que están en

Cuba está todo dicho.

Para resolver el equilibrio que pierdo en este mes y en los sucesivos, me

decido a emprender la Tercera Serie de los Episodios Nacionales, que en

opinión de editores y libreros es de un éxito grande y seguro. Después de

los estudios previos que aquí he podido hacer, hoy salgo para Navarra y

Vascongadas con objeto de conocer el escenario de Zumalacárregui (primer

tomo). Allá me pasaré unos ocho días. Vuelvo a Madrid a escribir el tomo,

y a preparar el segundo (Mendizabál), y así sucesivamente. Esta tercera

serie alcanzará desde el 36 al 46 —Guerra civil - Regencia de Cristina - Regencia de Espartero, hasta casamiento de Isabel II... - Caso a la niña y

descanso.

Es tal la vitalidad de mi casa editorial, amigo mío, que no dudo de la brevedad de este aplazamiento que me tomo para el asunto de los honorarios,

y antes del verano ha de quedar resuelto.

A mi regreso iré a ver a V.

Sabe cuánto le quiere su constante amigo y agradecidísimo cliente,

B Pérez Galdós

La herencia de que habla Galdós es la de su hermana política doña Magda

lena Hurtado de Mendoza, viuda ya a la sazón del hermano de don Benito,

don Domingo Pérez Galdós. A esta carta de don Benito contestó Maura con

la suya de 4 de abril de 1898, en la que hace un elogio de los Episodios y del

«buen pueblo» —el fulano colectivo, de que hablaría Galdós—, en el que Maura creyó siempre, pese a todo; y le absuelve de la explicación relativa a los

honorarios. La insertamos íntegramente por vez primera:

Sr. D. Benito Pérez Galdós.

Querido amigo: un medio sencillísimo tiene V. de conocer la satisfacción

que me dio su carta de ayer: imagínese V. en lugar mío, trocados los

papeles, y piense cuánto celebraría la prosperidad de mis empresas... y aun

la necesidad de pasar apurillos y hacer sacrificios por los allegados, que no

hay complacencia íntima más pura y verdadera, ni el dinero puede dar de

sí cosa mejor que estas fiestas internas.

Yo, además, celebro que vuelva V. a los Episodios porque creo que es

el género en que no ha tenido V., ni tendrán en lo conocido de las

letras, competidor que merezca beligerancia; y porque me parece pasto más

saludable para el buen pueblo, única cosa buena que le queda a nuestra

España.

101

Respecto de lo otro, puesto que es exageración que a V. le honra y a

nadie ofende, bien está que V. me diera explicaciones de todo punto

ociosas; pero sepa V. que ociosas son y proceda como quien las ha con

verdadero amigo, que tal soy de V.

Buen viaje y tráigase muchos apuntes de la tierra manchada por la maldita

discordia... que ojalá no se evite de nuevo por tercera vez.

Cuando V. me dedique un rato de palique, ya sabe V. que lo tendrá

por gran merced su amigo constante,

A. Maura

Un año más tarde, el 15 de marzo de 1899, Maura escribe a Galdós otra

carta, en que le comenta su mudanza a la casa de la calle de la Lealtad y se

refiere al cobro de sus honorarios pendientes. Dice así:

Amigo Galdós: como sigue V. la carrera de pájaro, en quien aparta

miento llega al extremo de posarse en el alambre telegráfico por donde las

gacetillas pasan, sin enterársele ni importársele de ella un ardite, tal vez

ignora V. que me metí a casero e hice grandes y costosas obras en esta

nueva jaula donde metí mi tribu y mis legajos. Como siempre, son las

cuentas muy superiores a los presupuestos y estoy reuniendo los fondos que

necesito para acabar de pagarlas.

No aun así tengo intención de apurarle a V., pero si buenamente pudiera

hacer lo que V. mismo se había propuesto, sepa que ahora me sería la

cobranza de más provecho que en tiempos normales. Consideróme autorizado

para esta franqueza, sin molestias para V., en amistosa reciprocidad.

Mucho tarda el nuevo de los Episodios, que aguardamos con apetito.

Su affmo. amigo,

A. Maura

(Archivo Casa-Museo Pérez Galdós, Las Palmas de Gran Canaria.)

A ella contesta Galdós el 19 del mismo mes. Dice así literalmente:

Santander (La Magdalena), 19 de marzo 99.

Sr. D. Antonio Maura.

Mi querido amigo y maestro: Llegó su carta precisamente el mismo día en

que concluí Lucharía. Bien puedo asegurarle que desde que adopté, por mis

pecados, el arrastrado oficio de novelar, no he tenido temporada de trabajos

más duros y tenaces que los tres meses empleados sin respiro en componer

este libro. Aunque (sé) que V. me favorece con su lectura, expresamente

le suplico que ésta me la lea, y me escriba algo sobre lo que acerca de ella

piense, pues en esta soledad de benedictino incansable lo que usted me diga,

sea lo que ruere, me sabe a las puras mieles.

La obra es larguísima; al principio verá V. el motín o revolución de La

Granja referido a..., y más adelante el sitio segundo y tercero de Bilbao y

la acción llamada de Lucharía. Me propuse reconstruir la vida de Bilbao en

aquellos días que ahora nos parecen de una grandeza épica, y en ello he

puesto los cinco sentidos. Todo lo que refiero es histórico; todas las personas (fuera de las figuras novelescas) ...son reales. La figura de Esparteros,

que presento en las últimas páginas, la veo yo desde estas profundidades

tenebrosas y abismáticas a que hemos llegado, revestida también de grandeza

marcial y moral... En fin, no le canso a V. más, que no tiene V.

tiempo para perderlo en leer cartas largas. Encargo a mi sobrino que le

mande a V. Lucharía antes que aparezca en las librerías.

sábado de gloria.

Inmediatamente empezaré La Campaña del Maestrazgo, que daré en Mayo,

y luego descansaré una larga temporada, pues para entonces todas o casi

todas las graves dificultades de mi iniciación mercantil estarán vencidas.

Esta iniciación ha sido penosa; quizás no calculé bien la extensión de las

obligaciones que pesaban sobre mi; pero ya no hay duda de que serán

dominadas en breve, gracias al trabajo mío, literario, y al administrativo

y comercial de mi sobrino, que lleva los negocios a pedir de boca.

No quiero repetir a V. las demostraciones de mi gratitud. ¿Quién no

sabe que ha sido V. para mí el mejor de los letrados y el mejor de los

amigos? Su bondad, su tolerancia, son casi paternales, o paternales, sin casi.

En fin, mi Sr. D. Antonio, si yo no hubiera estado tan absolutamente

abstraído por causa de mi trabajo, le habría dicho hace un mes o dos que

en el plan que trazamos mi sobrino y yo, a principios de año, el señala

miento primordial de pagos a la salida de Luchana es el de la minuta de los

letrados: no le digo más. No necesito decir nada a mi sobrino, que ya lo

sabe, y lleva estas cosas con un método y puntualidad inalterables. Gracias

a este método hemos podido salir adelante.

Pasados unos días de la aparición de Luchana, irá Hermenegildo a ver a

V. No le dará el completo de una sola vez (a menos que a V. le

conviniese); pero el saldo total vendrá rápidamente, pues ya nos hemos

desembarazado del cansado y fastidiosísimo don Menandro [o don Medardo?], se han expropiado y reimpreso ya con esterotipia casi todos los

Episodios y hemos quitado una partida de cargos verdaderamente abrumadores.

Fiado en su magnanimidad, pues no puedo darle otro nombre, le hemos

dejado a usted para lo último, y aunque en esto de pagos no puede decirse

que los últimos son los primeros, V. Dr. D. Antonio, es y será siempre el

número uno en el afecto y en la consideración y gratitud de su invariable

amigo q. b. s. m.

B. Pérez Galdós

Este sobrino de don Benito es Hermenegildo Hurtado de Mendoza y Pérez,

hermano del don José citado.

Maura, con retraso, contesta a Galdós el 3 de abril siguiente con un juicio

crítico muy bueno del episodio Luchana:

Querido amigo: ha bastantes días que concluí la lectura de Luchana y no

tuve hasta este instante otro libre para contestar a su carta de 19 de

marzo;

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Y al final añade:

Celebro las noticias que usted me da del progresivo rescate de su desahogo

financiero. Cuando me haga su sobrino de V. la visita que la carta me

anunció, no ha de hallar aquí sino el deseo constante de conciliario todo

y no incitarles enojosas dificultades. Sin decírselo, usted también lo tendrá

averiguado. No me ha visto aún.

Espero que la tardía reunión de las Cortes no comprometa mi temporada

sardineril, donde me careno. Y hasta entonces no será fácil que le eche a

V. la vista encima.

Su amigo,

A. Maura

El 25 de mayo de 1899, Galdós escribe a Maura sobre la publicación en

El Español, periódico gamacista dirigido por don José Sánchez Guerra, de las

primicias del episodio La Campaña del Maestrazgo, cuyas correcciones está

terminando en esos días don Benito, «con no poca fatiga». En esa carta le dice

que el mismo día en que salga dicho episodio le abonará el primero de los

tres plazos convenidos. He aquí el párrafo pertinente:

Otra cosa: el mismo día que salga la Campaña, o al siguiente todo lo más,

llevará a V. mi sobrino el primer plazo de los tres en que hemos dividido

el pago del estipendio, contando siempre con más algo de abuso, con su

inaudita magnanimidad. Los otros dos plazos no se harán esperar, pues hemos

salvado ya las cuestas peores y los más dificultosos baches del áspero

camino.

(Archivo Maura, Madrid.)

A esta carta contestó Maura el 28 siguiente, sobre la publicación en el folletín de El Español y sobre el pago de las tres partes de los honorarios:

Está bien lo de las tres partes en que divide V. la cantidad consabida,

y sabe que celebraré cuantas prosperidades Dios le dé como verdadero

amigo que soy.

A. Maura

(Archivo Casa-Museo Pérez Galdós, Las Palmas de Gran Canaria.)

Sobre el cobro del primer plazo a que se viene aludiendo hay reflejo en una

carta de Maura a Galdós de 23 de junio de ese año de 1899, donde estudia

La Campaña del Maestrazgo y el fusilamiento de la madre de Cabrera, con una

crítica admirable de la obra y de la época. Dice.

Madrid, 23 de Junio 99.

Sr. D. Benito P. Galdós.

Querido amigo: la dolencia de Gamazo (a Dios gracias ya convaleciente,

como si tal cosa) perturbó mis horas y faenas, impidiéndome escribirle puntualmente, como pensé, al concluir la lectura de la Campaña del Maestraz

go, según lo anuncié a su sobrino de usted el día que me trajo las 2.500

pesetas.

Hasta pronto si Dios quiere. Suyo,

A. Maura

Y aquí acaba en la correspondencia Maura-Galdós-Azcárate toda referencia

al pleito famoso, al compromiso y laudo que le pusieron fin y al pago de los

honorarios de los letrados.

Santa Cruz de Tenerife, agosto de 1973.

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