PROLOGO
Las ponencias que constituyen el (los) volumen del 111 CONGRESO INTERNACIONAL
GALDOSIANO llevan implícitas el mismo espíritu que animó
a las que impulsaron a otros tomos anteriores: la universalidad y el magisterio
de Galdós.
Los Congresos dedicados a un escritor que, por diversas razones, ha adquirido
el calificativo de autoridad, pueden tener un grado de ponderación, cuando
no de exaltación, poco acorde con el contenido discursivo o con el propósito
que animó a los organizadores del Congreso. En el caso de Galdós, ha solido
imperar un criterio de moderación; y no ha faltado la visión crítica -y aun
negativa- en algún aspecto de la obra galdosiana.
Han abundando más los estudios dedicados a la novela que a cualquier otro
aspecto del escritor. Biografía, Episodios o Teatro han tenido menor cantidad
de páginas. Y las que se pueden encontrar en la sección de Varia (Discursos,
Periodismo, Cuentos) resultan aún más escasas.
Prueba, tal vez, esta preferencia por la novela una preocupación mayor por
conocer mejor los contenidos de un género en el que Galdós ejerció, sin duda,
con mayor maestría su calidad de escritor. Y es posible también que haya movido
a los críticos el afán de conocer mejor los procedimientos, las estructuras, el
utillaje de un novelista que alcanzó ya en vida tanta popularidad; y tan notable
difusión.
Después de ciertos períodos de ignorancia o desdén por la novela galdosiana
-«ñoñería», «estilo causino», «vaguedad» fueron algunas de las acusaciones-,
a partir de los libros de Casalduero, de Eoff, de Gullón, de Montesinos, Galdós
empezó a volver a sonar dentro de las raíces indiscutibles de la novela moderna.
Escritores de nuestro tiempo han confesado su incipiente, su continuado galdo-
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sianismo; y hasta la inclinación historicista de la novela en los últimos años,
algo tendrá que ver con la novela histórica del siglo XIX en la que Galdós
resultó ser maestro inmejorable.
Cuando en el espejo de la distancia, García Márquez, Fuentes o Vargas Llosa
«historifican» los asuntos de sus novelas, no es mero capricho lo que los
mueve. Más bien la necesidad sentida de encontrar en el trasfondo histórico el
andamiaje indispensable para el relato novelesco. Relató, sí, con sello personal
e instransferible; pero relato en el que ayer y hoy parecen concatenarse ineludiblemente.
Volver los ojos a un pasado próximo o cuasi inmediato -como lo
hizo Galdós con sus Episodios y con su novelas, en general- es buscar, intentar
buscar respuesta a interrogantes que ni la Historia, ni la Sociología pueden contestar.
Pero que sí puede resultar objeto de materia novelable. Para que, con
'mayor libertad imaginativa, pueda ser objeto de estudio o de planteamiento: con
el mismo propósito que movió a Balzac, a Dickens o a Galdós. Para invitar a
la reflexión y para ejemplificar con el mensaje transmitido a través de los personajes
novelescos.
Pero el 111 CONGRESO GALDOSIANO ha servido para algo más que
para una mera aportación crítica o bibliografía. Las decenas de galdosianos
repartidos por todo el mundo y el incremento de las lecturas galdosianas, dentro
y fuera de las aulas universitarias -de entorno hispánico o no-, demuestran
que el «descubrimiento» de Galdós es cada vez más amplio. Que la bibliografía
galdosiana se incrementa. Y que los hispanistas dedicados al estudio de nuestro
novelista aumentan en número.
Haber dado origen, fuera de España, a una publicación periódica -«Anales
Galdosianos»- que almacena ya el corpus galdosiano ineludible para cualquier
estudio sobre Galdós, demuestra que la obra de nuestro escritor adquiere universalidad,
difusión y magisterio.
Por eso, esta nueva edición -patrocinada, alentada y sostenida por la indesmayable
voluntad galdosiana del Cabildo Insular de Gran Canaria-, no sólo
resulta ser una ficha más dentro de la ya nutrida masa de repertorio galdosiana.
Más bien refleja la voluntad colectiva del galdosianismo, sin duda hoy un capítulo
importantísimo dentro de nuestro hispanismo. Y lo que es más, un camino,
cada vez más incitador, para que jóvenes investigadores hispanos se hayan sentido
tentados por el mensaje del novelista que tan bien supo expresar el sentimiento
colectivo de su pueblo.
Esto es, que con tanto acierto y perspicacia fue capaz de auscultar el alma
española.
ALFONSO ARMAS AYALA
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