GALDOS y SUS RELACIONES FEMENINAS: MARIA D. M.

Corina Alonso G.

Una nueva aportación a la biografía de Galdós nos viene dada por las cartas

de María D. M. a D. Benito, escritas desde 1890 a 1905.

Esta relación epistolar nos da bastante información sobre el modo de ser y

pensar de María, como también nos acerca al eco que tuvo en Galdós (vida,

pensamiento, obra) la amistad con esta mujer.

María no quiso revelar nunca su identidad aunque Galdós trata de convencerle

desde el principio para que lo haga. Tratando también Galdós de enterarse

por otros medios de su identidad, como lo fue intensificar sus relaciones con

los emigrantes españoles en Méjico, como se deduce del epistolario de Galdós

(Icaza, Justo Sierra, Telesforo García)l y su mayor colaboración en revistas

americanas.

Es María una mujer de gran personalidad y con una formación religiosa y

cultural amplia, profunda, pero que se identifica totalmente con la imagen de

la mujer del S. XIX que conocemos. Lectora de periódicos y revistas, conocedora

del mundo en que vive pero mirando todo con su visión particular; acentuada

ésta por el aislamiento en que se encuentra su vida intelectual. Una

soledad que podemos interpretar por el hecho de ser mujer, y por la gran

incomprensión que esta vida intelectual y muchas de sus aspiraciones e ilusiones

tiene en su ambiente familiar: lleva en secreto su relación con Galdós, así

como su afición a escribir libros y poesías.

Estos hechos y el temor que reflejan nos llevan a pensar en su estado de

soltera o casada. ¿Por qué tanta sumisión? O es de doble personalidad, porque

quiere que el medio en que vive le siga considerando religiosa y mujer como

las de su época: temor a que se descubra lo que de verdad piensa.

11

Nos dice en sus cartas que sus grandes amigos son «monjas y padres», y que

su deseo al escribir libros es hacer el bien a los demás, e insta a Galdós a hacer

lo mismo, como hizo, según ella, en Halma y Nazarín pero no en Electra. Hoy,

al leer sus libros Rubita2, y Ensueños3 nos podemos preguntar asombrados qué

clase de bien o influencia podían tener aquellos escritos en su época o ahora,

pues sobrepasan la cursilería, el romanticismo barato e ingenuo.

Podemos ver que su religiosidad es producto de una formación particular y

de un ambiente que le hacen vivir la religión de un modo especial, pero que no

está en la línea de lo que entendemos por misticismo en la religión católica, en

su sentido más amplio. Esto podemos verlo también en Galdós: hay búsqueda

del sentido de la existencia del hombre~ pero sin llegar a introducirse en la

mística religiosa, tal como la concibe la religión católica, como algo sentido y

vivido. Por esto vemos que este tema necesita un estudio más profundo que

será objeto de un trabajo más amplio donde se recogerá también la publicación

completa de las cartas, la relación de Galdós con los hispanoamericanos y el

rastreo en todas las obras de Galdós, que coincidan con el tiempo de su correspondencia

con María, de esa posible influencia que hace tomar un cambio de

actitud en Galdós.

En el presente trabajo vamos a analizar en primer lugar la relación de María

con Galdós; yen segundo lugar, el eco de esta relación en la obra Mariucha.

RELACIÓN CON MARíA

En la primera carta a Don Benito se muestra ingenua, obstinada, intelectualmente

habilidosa, segura de conseguir lo que se propone. Nos demuestra

su ternura, su profunda idealización de los seres y las cosas. Vive en un mundo

diferente y a él quiere llevar o integrar lo que aspira y desea. El tema central

de la carta es su interés porque Galdós publique su libro Rubita4

, que se encuentra

en la casa de D. Pedro Antonio de Alarcón ya que se lo presentó a

éste pero no logró que se lo publicara.

A esta primera carta de María, el día 17 de junio de 1890 desde París,

contesta Don Benito enseguida, a vuelta de correo, pues María le escribe la

segunda el día 24 del mismo mes muy agradecida.

12

Carta del 17 de junio de 1890:

Señor: Rechazada de otro lugar no por las personas sino por mi triste suerte,

vengo a llamar a su puerta, querrá Vd. abrírmela?, querrá Vd. tenderme bondadosamente

su mano protectora? ( ... ) desconsolada también vengo aquí pues si

bien Vd. es muy grande soy yo demasiado pequeña, tan pequeña que tal vez ni

me verá. Y sin embargo he venido. Vengo para que mi alma me deje tranquila,

es la segunda y la última puerta que toco pues no soy valiente ni fuerte para

luchar, - he hecho lo que he podido por ti - contestaré a la pobre alma mía, no

valemos nada y no han querido recibirnos, déjame en paz ( ... ).

La carta del 24 de junio empieza así:

Señor mío: He tenido el honor de recibir su atenta cartita y le agradezco muchísimo

se dignase contestarme. Empecé a leerla con verdadera angustia y ( ... ) no

pude menos de concluirla riendo, y me he reído todo el día.

Arrojar la máscara ( ... ) cómo me ha caído en gracia eso.

Dispense Vd. Señor mío mis atrevimientos; me han dicho que el Sr. Pérez Galdós

es muy serio y yo debía escribirle con más respeto pero ( ... ) a mí las personas

serias me dan risa ( ... ) y además yo no me río de Vd. sino de lo que según

parece ha creído.

Reconoce que no es una gran escritora, que sólo ha querido hacer el bien

y se conforma con que su libro Rubita sea publicado en forma de folletín en los

periódicos. Y al ser tan mala -aunque es por ella apreciada- no quiere dar

su nombre, entre otras razones, como las que siguen:

( ... ) Por lo que hace a mi incógnita si lo he guardado ha sido por varias razones,

una es que aunque Rubita sea casi toda verdad contiene también muchos de mis

sentimientos y muchos de mis sueños y pensamientos, que casi siempre han vivido

ignorados, no cree Vd. que ha de ser horrible que le vean a uno el corazón

por dentro. Nunca he podido sufrirlo (Segunda carta).

También guarda su nombre porque no quiere que su familia lo sepa, pues

su madre, entre otros familiares, no ve bien que las mujeres escriban. En las

cartas aparece una constante clara: insistencia en que D. Benito le escriba. En

principio el carteo tiene como motivo el libro de María -ella quiere saber si

va a ser publicado, dónde y cuándo -, sin embargo Galdós no le da razones de

él, quizá porque es muy malo, quizá porque así tiene un medio, un argumento,

para que María le siga escribiendo. De María tenemos 29 cartas y según ellas

D. Benito le contesta 12 veces. Actualmente sólo disponemos de las escritas

por María, por lo cual conocemos los pensamientos de María, y de Galdós por

los comentarios de esta mujer. Los dos momentos más intensos de la correspondencia

de D. Benito a María se establecen en los años 1890 y 1901. En el

primero le escribe cuatro cartas, desde el 17 de junio al 30 de septiembre; en

el segundo también le escribe cuatro cartas, desde enero a septiembre, en las

cuales se evidencia de alguna manera los sentimientos de Galdós y el intento

de éste de verla en Méjico.

Le dice a D. Benito el 23 de agosto de 1890:

Ojalá me escribiese Vd. antes de volver a Madrid y estando todavía en esa,

primero porque será más pronto, después porque ( ... ) los alrededores de Madrid,

que yo no conozco deben ser muy áridos. Ay! Dios mío pensé leyendo las

cartas que venían de allá, parece que llegan de un desierto, saben a arena, a

tristeza, a desconsuelo. Cuatro renglones de un personaje a una persona inoportuna!

En cambio la de Santander, qué diferencia! y qué bien tan grande me hizo!

Qué Dios se lo pague a Vd. Las palabras bondadosas sobre un corazón angustiado

qué bien caen! Me pareció la carta una ráfaga de brisa fresca y galana, me

olió a flores, a delicia.

( ... ) En cuanto a permitirme que le escriba cuando guste, bien puede Vd. creer

que se lo agradezco infinito, es un honor demasiado grande para quien vale como

yo muy poco ( ... ) Le escribo con tanta confianza que me descansa el corazón ( ... )

bien sabía yo al escribirle que lo hacía a una persona muy apreciable ( ... ).

En la carta del 7 de noviembre de 1890 le dice a D. Benito que saldrán de

París el día 14 de noviembre y que pasará por Santander, pero no irá a visitarle

13

sino que intentará verlo sin que él la vea, y que también paseará su calle para

ver su casa.

En la carta del 28 de diciembre de 1890, y ya desde Cuba, le dice a Don

Benito que la vio a ella cuando llegaban en el barco, pues él visitó el vapor.

Más tarde ella alude a este encuentro diciendo que ya él la vio en el barco.

El día 23 de marzo de 1892 María escribe una carta diferente: es un papel

timbrado donde se lee «Correspondencia particular del oficial mayor del Ministerio

de Fomento» sin encabezamiento, muy corta, y con distinto tono. Ha

sido descubierta. Don Benito le ha comunicado quien es D. M. y etc.

Del nombre D. M. Y etc. de que me habla en su último párrafo otra vez le

hablaré! Ay! Señor mío se equivocó Vd. (oo.)

Escribo en el papel de un pariente mío, pero el nombre D. M. (oo.) se equivocó Vd.

Una contestación sofocada y un membrete para disimular. Ha sido reconocida.

Sin embargo sigue escribiendo como si no lo fuese.

El día 24 de septiembre de 1892 le dice a D. Benito:

Tuve el gusto de recibir su cartita pero no gusto en leerla porque era tan chiquita!

( ... ) además su advertencia de que la hacía tan pequeña por castigarme me

causó una verdadera pena.

Nunca hubo un castigo menos merecido, si hubiera Vd. visto con qué angustia

escribí aquel día! ( ... ) Hoy estoy sola en mi cuarto pero no puedo escribir tranquila

porque Vd. me lo impide! Vd. que está enfrente de mí riéndose con tal risa

que me aturde toda.

(oo.)

Si Vd. pues me escribe diciéndome que no se ha reído de veras de mí ni de nadie

( ... ) le escribiré larguísimo y le hablaré de la grata sorpresa que experimenté con

su ofrecimiento del libro, de otro parrafito que me pareció una pequeñita burla

y por fin de aquel dichoso velo que según Vd. no sirve para nada, lo cual me

tiene un poco azorada. ¿Por qué no sirve, es que para Vd. no existe?

(oo.) No vaya Vd. a molestarse por lo que le digo de la burla, pues no lo creo

burlista, pero de vez en cuando (oo.) no?

Ahora es D. Benito el que no contesta. Dos años sin contestar las cartas de

María. Cuando lo hace en 1894 le pide una fotografía y le promete otra foto

suya y una caja de libros. Ella le manda una poesíaS. Tarda otro año en contestar

la carta. Y a su vez María en castigo tarda otro año en contestar a D.

Benito. Aquí ya se ve el cambio en ella. Ya ha podido editar algún libro (Mi

libro) y colabora en periódicos. Le dice a D. Benito (2 agosto 1898):

Estimado Señor y amigo: Tuve el gusto de recibir su grata carta de 7 de octubre

del 97 y me apresuro a contestarla ( ... ) antes de que se cumpla el año.

En la carta del 20 de octubre de 1896 le dice a D. Benito que si la causa de

su silencio no es alguna preocupación, y si ésta se llama María Guerrero. Le

pregunta que si le ocupa toda su vida que no piensa en nada más.

14

Don Benito le contesta que su amistad es sólo artística:

Me felicito por lo que me dice de su amistad con María Guerrero, tenía yo una

pena!

Gracias a Dios.

y ( ... ) no será artística pero a la amistad mía no la gana nadie en lo de pura y

desinteresada ( ... ) Verá Vd. he visto su retrato, en el Mundo Naval. Se le parece?

( ... ) Por cierto que al retrato le debo el saber que es usted casado, lo ignoraba

por completo, lo que es raro porque todo lo averiguo.

Tarta María en enviarle el libro prometido otro año y sus cartas demuestran

celos y cortedad. En carta del 12 de enero de 1900 María presenta sus sentimientos

de afecto a D. Benito.

En la carta de 6 de enero de 1901 comenta una carta que recibe de Galdós:

( ... ) en aquellos momentos desolados en que parecía para siempre perdida la

esperanza de volver a contemplar la luz! (Yo les llamo «luz» a las cartas de Vd.

aunque no a todas conteste). Como quien se prepara para un magnífico banquete,

así me he preparado yo para escribirle saboreando de antemano el deleite de

platicar con Vd. ¡Qué gusto me dio su carta, Jesús, pero que gusto y que sorpresa

tan grande; ya ni pensaba yo en eso y me puse tan contenta que en la fiesta

a que asistí esa noche última del año, estaba radiante. ¡Qué tarde llegó su carta,

por poco no llega nunca, pero más vale tarde que jamás, no es eso? Pues sí

señor, mucho se la agradecí y al recibirla, casi todas mis penas, y ese día tenía

un enjambre sobre mi alma, volaron como palomas asustadas por un milano!

Qué barbaridad de comparación! Estoy escribiendo desatinadamente y ruego a

Vd. se sirva dispensarme, estoy de buen humor y me reboza la alegría sin poderlo

remediar.

( ... )

Vd. es muy oportuno, tanto que me avisa que tal vez venga cuando me alejo yo!

¡Qué lástima! Para qué tardó tantísimo, ahora aunque yo quisiera no podríamos

encontrarnos, siempre vamos al revés. Más vale así, ¿no le parece? A mí sí. Por

supuesto que no le huyo, me voy porque me llevan contra mi voluntad a ( ... )

Yankilandia! ( ... )

Se ve que huye de D. Benito. Le dice que desde ahora en adelante ha de

escribirle a través de una amiga que vive en Cuba. Que si pasa por Cuba ésta

amiga le dará razón de ella, pero el ir a verla a ella:

Le diría si estaba muerta o viva, nada más, porque lo que es otra cosa, nequaquam!

jamais de la vie!

Este proyectado viaje de Don Benito a Méjico consta también en las cartas

de su amigo Telesforo García del 8 de julio de 1901 y del 4 de septiembre de

1901 contestando a Don Benito6

En la misma carta de 6 de enero de 1901 y contestando a D. Benito comenta

María:

( ... ) Será posible que Vd. se figure que soy horriblemente fea? se lo figura así?

Esa es una espinilla que tengo clavada en el amor propio, y me molesta bastante,

y sin embargo Vd. me vio y tiene mi retrato, hombre por Dios! y a pesar de todo

¿cree eso? Pues será verdad! Sea por Dios! Otra espinilla tengo en el mismo

amor propio que también me fastidia, pero esa me la saco ahorita diciendo así:

señor mío, yo lo quiero a Vd. como padre, como hermano, como a hijo (no, así

15

no) como amigo, como a genio, como a personaje, como a una estrella, a un sol,

algo así, no vaya Vd. a figurarse otra cosa, hágame el favor de no figurarse otra

cosa, se acuerda Vd. de un párrafo de su carta? Aquello de antes del final, antes

de decir que vive solo, pensando en el arte, etc., y además, lo recordó Vd.?

Pues yo no sólo amo el arte, y a la naturaleza, sino que tengo en mi alma un

montón de amores ( ... )

En toda esta correspondencia de María hay un aspecto sobresaliente: el

aspecto religioso. Podemos verlo en los consejos que aporta a Don Benito, en

su concepción del novelar:

24 de junio de 1890:

La idea de escribir buenos libros que hicieran bien, que fueran provechosos me

encantaba, pero ( ... ) no he podido hacerlo, no tengo talento para eso ¿acaso soy

yo Pérez Galdós? Ese sí que escribe admirablemente y aunque yo desgraciadamente

no he podido leer mucho de él, supongo que todas sus obras tenderán a

ese fin, el de hacer el bien, no es verdad, señor?

20 de octubre de 1894:

Ay, que bien pensado está eso del descansar por fin, de que me habla.

Bastante tiempo ha tenido Vd. con su faro luminoso dirigido hacia la tierra para

alumbrarla, vuélvalo ahora al cielo para que le alumbre su camino, para que

cuando tenga que atravesarlo le salga al encuentro su propia luz y camine de

prisa sin obstáculos, hacia la eterna dicha ( ... )

No haría como ese desdichado de Zola que debería estar muerto cuando escribió

«Le Reve» , pero no, estaba acostumbrado a lo cenajoso y se volvió a seguir

rastreando por los charcos lodosos ( ... ) Por todos los santos del cielo no crea

Vd. que yo lo comparo con ese hombre, si fuera como él ni lo respetara ni lo

estimara, y tiene talento ese desgraciado! Lástima!

Vd. es diferente, pero un poquitillo mundano, verdad?

22 de agosto de 1897:

He leído sus últimos libros, y me callo. Que lo alaben otros. Y quiere Vd. que

le dé un consejo?

No suprima el amor de sus bellas obras. Ay! si el amor es la vida! (¡Y también

la muerte!).

Pero no lo suprima, al contrario, que abunde en ellas, que ilumine, que aliente,

que haga dichoso, que lleve el alma hasta el amor infinito, aspiración suprema y

última y primero y profundo anhelo del alma.

El amor bueno vuela hacia Dios a través de las criaturas «Cruz y delicia».

RELACIÓN CON MARIUCHA

El contacto con María, su correspondencia especial influye en la producción

novelística de Gald6s en este período? Las obras de Gald6s de esta época son:

la segunda parte de Angel Guerra, Tristana, La Loca de la casa, los tres Torquemadas

(Torquemada en la Cruz, en el Purgatorio, Torquemada y San Pedro),

los condenados, Nazarín, Halma, Misericordia, El Abuelo, Electra, Alma

y vida, Casandra, y sobre todo Mariucha.

16

Hay en ellas simbolismos religiosos, acercamiento a Dios o purificación del

personaje mediante la religión. ¿Es lo que trata de hacer Galdós en su vida

personal? ¿Todo ello es lo que está presente en la obra Mariucha?

Nos quedamos aquí y damos otro pequeño recorrido por las cartas de María

que de alguna manera especial manifiestan el problema de Electra, y lo que

pudo ser el motivo de ruptura o de fracaso en las relaciones con Don Benito.

Sabemos que las cartas nunca llevaron la dirección correcta de María sino

la de la oficina de correos en París, y ya en Méjico al cura confesor de María.

A partir de 1901 las cartas irán a una amiga suya pero rogándole a D.

Benito que no ponga papel timbrado ni su firma, porque esta amiga suya se

asustaría o se escandalizaría si viera el nombre del autor de Electra. En carta

de 1901 le dice a Don Benito:

Hágalo así por mí que se lo agradeceré infinito. De otra manera tendría que

privarme del placer de leer sus cartas, lo que sería para mí un dolor, ya lo sabe

Vd. demasiado.

En la carta del 16 de septiembre de 1901 contesta a dos cartas de D. Benito.

Sigue defendiendo su incógnito, se resiste a dar su nombre a pesar de decirle

Don Benito que ya lo sabe, que la conoce. Quiere seguir con el velo. El dice

que le es insoportable seguir con esta amistad incógnita y ella está decidida a

que se acabe antes de darse a conocer:

Yo no puedo manifestar mi amistad incógnita porque de un tiempo a esta parte

no me conviene. Y ( ... ) Después del estreno de Electra, la opinión se ha dividido

y una parte va con Vd. y la otra es su enemiga, por lo menos acá, yen mi círculo

más ( ... ) En vano he procurado en ciertos casos defenderlo, hablar lo de sus

virtudes, tuve que renunciar a ello porque mi 'prestigio no peligrase. Se sorprendían

al verme disculpar al autor de Electra, y yo a quien defendía era a mi

amigo, a quien aprecio como algo mío o que fuese de mi gente, en cuanto a sus

opiniones yo cierro los ojos para no verlas pues no son las mías ( ... ) ... tal vez

al verlo de veras bueno cambiarían de opinión, pero que lo traten ¿es acaso

posible? Estando allí (en Méjico) tal vez podría ser, pero no estamos. Estando

allí aunque no fuese en salones o teatros como Vd. dice, los que yo frecuento

poco, pudiera suceder que nos viésemos Vd. y yo, y hasta hablásemos, en alguna

casa amiga de ambos, o en el teatro, en fin ya veríamos ( ... )

Me encantaría estar allí, verlo, oírlo sin que Vd. supiese quien era yo y en el

caso de que comprendiese que no le era desagradable, entonces me quitaría el

velito.

( ... ) Qué pena me dio lo que me dijo en su carta de que yo lo entregaría a la

Inquisición, ¡qué maldad la suya!

Bien sabe Dios que me duele el alma cada vez que oigo algo o leo en contra

suya. y me incomodo con los demás (aunque en silencio) deplorando que por

una cosa tan sencilla como según Vd. es un drama, hayan sucedido tantos estragos,

me figuro que se aprovecharían los malos de esa sencilla obra para convertirla

en arma tremenda ¡qué lástima! y es verdad que para representarla en Estados

Unidos y que no hubiese alborotos le han tenido que suprimir todo lo que

es anticlerical? y es verdad también que desde su aparición en el mundo se han

cerrado para sus otras obras muchos hogares cristianos de Europa y América?

17

ay! Si todo lo que he leído en los periódicos es cierto lo compadezco a Vd. con

toda mi alma y le digo que aunque piense de otro modo, no le cierro el hogar

de mi amistad sincera. Aunque sienta infinitamente, ay! que Electra no haya

sido como Nazarín.

Con toda mi alma le agradecería que si tuviese algunos ratos libres me dijese qué

es lo que encontró más fatal en mis Ensueños y en Mi Libro, lo hará Vd.?

( ... ) También le agradecí muchísimo aquellas bondadosas palabras con las cuales

me dijo que, no le había preguntado nada a Icaza ni a nadie, gracias, eso es

noble y digno y me hizo bien al alma. Gracias.

Esta es la última carta que recibe María de D. Benito. Ella sigue escribiéndole

hasta 1905, pero sin respuesta de Galdós.

Al leer la carta del día 20 de octubre de 1894 por haberle pedido Galdós su

fotografía:

( ... ) qué importa un rostro más o menos? «Lo que llamamos rosa, tendría bajo

otro nombre un perfume distinto?». Así decía Julieta, pero ella dijo más bello y

yo lo cambié en distinto. Porque no vaya Vd. a figurarse que creo tener bella el

alma, así era cuando Dios la envió al mundo, pero ahora está tan tiznada la

pobre que parece una pequeña comerciante en carbón (por no decir carbonera,

que es muy, ( ... ) bastante feo).

esta carta trajo a mi memoria Mariucha7• En la página 72 nos dice María:

Papá, si no es el Pocho! ( ... ) Es nuestro vecino, el carbonero ( ... ) digo, el dueño

del almacén de carbones.

Anteriormente en la página 34 ya decía:

María: Pues en este patio primero tenemos vecinos de mucha importancia. A

esta parte, al extremo de la galería de cristales por donde salimos al patio, tenemos

de vecino a un carbonero.

D. Rafael: Almacén de carbones, sí. El dueño es un hombre excelente, muy

trabajador ( ... ) Le conozco ( ... )

María: Por cierto que pasé un susto ( ... )! Como me da por verlo todo, me planté

en la puerta mirando aquella caverna tenebrosa. De pronto, salió de lo más

hondo un hombre horrible, la cara negra, tiznada; los ojos, como ascuas, relucían

sobre la tez manchada de carbón ( ... ) Después me eché a reir.

En otra parte, página 90:

León: Su hermano de Vd. hizo esta mañana un reconocimiento minucioso de mi

fisonomía. Le estorbaba un poco la máscara de carbón que llevaba yo entonces

( ... )

y así como en la obra de Galdós juega con la máscara, el velo, el simbolismo

de vender la ropa elegante, tanto en León como en María es como quedarse

al descubierto, perder un disfraz. En las cartas de María es igual de frecuente

o más este juego, ambos recurren a él para que ella le diga su nombre, para

que su personalidad quede al descubierto.

Después de este paralelismo en la forma y en el contenido, y fijándonos

detenidamente en Mariucha podemos sacar conclusiones interesantes:

18

El paralelismo entre la vida de María y sus circunstancias, y la obra Mariucha

es asombroso. Tenemos a María, de nobleza arruinada, que ha de trabajar,

y sufrir penalidades económicas en bien de su familia. (Pero María tiene una

formación religiosa muy fuerte, profunda). En la obra vemos a María que se

integra en el ambiente en que le ha tocado vivir, mientras su padre todavía

sigue creyendo en que el dinero le vendrá de algún sitio (trabajando no, por

supuesto) y recuperarán el honor y el bienestar económico que les correspondía

por clase social, por nacimiento. Sin vivir la miseria que sólo conocen María y

Cirila (p. 406). También está fuera de la realidad su madre Doña Filomena:

creyendo aún que hay personas más pobres que ella le da a D. Rafael el dinero

que le envía su madre para aliviar su pobreza. Encarga misas «Eso que Dios

me envía, en su culto y en obras de piedad quiero emplearlo» (p. 29). Todo

ello después de despedir a Pocho porque no tienen dinero para pagarle lo que

le deben.

León se oculta tras la máscara de carbón, ¿qué oculta? ¿Cuáles han sido

sus pecados? ¿Por qué ha sido perseguido? ¿León es Galdós?

En las páginas 92, 93 y 94 explica cuáles son sus culpas:

Complicidad irreflexiva en delitos graves.

Abandonado por todos me vi encadenado a mi conciencia, frente al mundo inmenso,

que me pareció el conjunto de todas las iras contra mí.

Mi complicidad consistió en que pude evitar el fraude, y no lo evité ( ... ) por el

provecho momentáneo que de él tuve.

Podemos ver que la depravación de la que habla, el vicio y la culpa no son tan

grandes. Se ve culpable y trata de redimirse. Damos de lleno en el simbolismo de

las obras de Galdós ¿Es qué D. Benito no se encuentra limpio ante los ojos de

María? A ella sí la ve pura, limpia, intenciones claras, valiente, generosa.

«Sólo, vagabundo, sin más amparo que el cielo arriba, mucha tierra por delante,

entré en relaciones con mi conciencia, y empecé a creer que un hombre nuevo

alentaba en mí» (p. 96).

Las cartas de María están impregnadas de sabor místico, religioso. La obra

Mariucha recoge esa devoción y esa creencia. No es Don Rafael el cura aprovechado,

no es el padre espiritual en el que creen León y Mariucha. Aquí es la

madre de Mariucha la que malinterpreta la religiosidad.

pág. 147

León: Saludo a María, estrella de la mañana, torre de marfil, asiento de la

sabiduría.

María: Ora pro nobis! Cómo viene Vd. hoy!

pág. 150

María: ( ... ) Hoy le desconozco: el hombre más aplomado y más sereno del mundo,

se nos presenta como un cadete sin juicio ( ... ) ¿Qué le pasa a usted hoy?

( ... )

León: Muy sencillo ( ... ) Pienso ( ... ) como si Dios murmurara en mi alma ( ... )

pienso que después de tanto penar, después del largo espacio de soledad y afanes

en mi trabajosa vida, ya merezco el descanso, la alegría. Acábese mi Purgatorio

y dénme el Cielo, que ya tengo bien ganado.

19

( ... )

León: Creo que Dios ha decidido mi indulto

María: ¿En qué se funda para creerlo así?

León: En que ( ... ) hoy, hoy ha dispuesto Dios ( ... ) algo que estimula mis esperanzas.

Y al hacerlo así, me ha dicho ( ... ) «Pobre alma, acábese tu suplicio ( ... )

ven ( ... ) llama a la puerta de mi Cielo ( ... ) No faltará!ln ángel que te abra ( ... )>>.

pág. 157

León: Y puesto a descubrir mi alma, gritaré también que quiero a María, que la

quiero con amistad, con respeto, con amor: la trinidad del querer.

( ... )

Culto fervoroso que no quiere ni debe ocultarse.

María: Basta ya ( ... ) Cállese la boca. Sea usted discreto.

León: No puedo callar. La realidad presente me ordena la indiscreción.

Pág. 158

León: Ha llegado la ocasión de que todos los buenos afrontemos la verdad de la

vida, y despreciemos todo artificio por imponente que sea.

pág. 161

León: Si no me abren, si soy despedido, volveré al lugar de suplicio y expiación.

Sé padecer; conozco el dolor; viviré recogido y encerrado en el desconsuelo

infinito ( ... ) sin que por eso flanquee mi fe cristiana. Siempre diré: Dios en las

alturas, María en la Tierra. María es la paz; María es la esperanza, la flor y el

fruto de todo bien ( ... ) He llamado y espero.

APENDICE DOCUMENTAL

DOCUMENTO n.o 1

Fragmento inicial de la novela Rubita, escrita por María y nunca publicada.

El manuscrito se encuentra en la Casa Museo Pérez Galdós de Las Palmas:

20

Rubita

Tenías seis años y se llamaba Julia pero su familia y cuantos la conocían la

llamaban Rubita.

Con una cinta de seda celeste o rosada recogía todas las mañanas Clemencia la

deliciosa cabellera de su hijita, y aquel lazo de suaves colores contrastaba de tan

bella manera con el rubio cabello, se veían con él tan preciosa la gentil cabeza

que la madre encantada se estasiaba (sic) contemplándola, mirándola con amor

idólatra, y al mismo tiempo con respeto.

Era preciso adorarla, pero había en aquella hermosa criatura además de la ideal

belleza tan singular encanto, tal espresión (sic) angélica que infundía respeto.

Cuando miraba con sus ojos serenos de inmensa, profunda mirada, no se atrevía

nadie a besarle la cara, naturalmente como a una reinita se le besaban las manos.

Siempre estaba triste y era muy dulce, muy cariñosa y muy buena.

Aunque tenía preciosos juguetes, no jugaba nunca, los guardaba cuidadosamente

en un gran armario, y cuando recibía uno nuevo de los parientes o amigos, lo

besaba, miraba agradecida a quien le hacía el obsequio y después lo guardaba,

los arreglaba todos, los acariciaba y se estaba largos ratos mirándolos silenciosa,

sentada en una sillita, con la pequeña mano en la mejilla.

Cuando venían sus amiguitas los sacaba todos para que jugaran ellas.

( ... )

DOCUMENTO n.o 2

«Recuerdos», poesía de María enviada a Galdós en la carta del 20 de octubre

de 1894. Se encuentra en la Casa Museo Pérez Galdós:

Recuerdos

A bordo del. ..

Bajan las brisas de las montañas.

Por entre flores resbala el río,

Se eleva el humo de las cabañas

y sal picándolas de rocío

El viento mece las verdes cañas.

El sol asciende resplandeciente

Su luz radiante va por doquiera

A la montaña alta, imponente,

Que enamorada siempre lo espera,

y el sol amante besa en la frente.

Los pajarillos alborozados

Cantan y vuelan y son dichosos:

Traviesa el aura juega en los prados

y tras los árboles majestuosos

No se lejanos campos sembrados

El mar inmenso ya no se agita;

Está tranquilo, manso y sereno

y tal parece que en él habita

Un ser muy dulce, un ser muy bueno

De alma muy grande, noble y bendita.

Tierra europea, cielo querido:

Para vosotros no he sido extraña;

No he de entregaros nunca al olvido.

Sol deslumbrante, costas de España

¡Cuán tristemente, ya me despido!

Souvenir

DOCUMENTOS n.o 3

2 cartas de D. Telesforo García a Galdós donde se comprueba la intención

de Galdós de ir a Méjico, viaje que luego no realizó. Pertenecen al Archivo de

la Casa Museo Pérez Galdós:

21

México, julio 8/1901

Sr. D. Benito Pérez Galdós

Santander

Mi distinguido compatriota y amigo:

Algún periódico ha publicado aquí la noticia de que próximamente haría Vd.

una visita a este país. Si tal fuese su propósito, desearía saberlo, no sólo para

suplicarle que aceptase el hospedaje de mi casa, sino también para ofrecer esta

grata nueva a la Colonia española y a la sociedad mexicana.

Justo Sierra, que hace poco llegó de Europa, para tomar a su cargo la Subsecretaría

de Instrucción Pública, recuerda con gran satisfacción las conversaciones

que tuvo con Vd. en Madrid. Y por mi parte, ocioso parece decir con cuanto

gusto estrecharía la mano del insigne literato, del liberal decidido y del patriota

ardiente. Su viejo admirador.

Telesforo Garda

NOTAS

1 Archivo de la Casa Museo Pérez Galdós. Las Palmas.

2 Rubita, libro manuscrito. Archivo Casa Museo Pérez Galdós.

3 M. GABRIELA, Ensueños, Oficina tipográfica de la secretaría de fomento, Méjico, 1901. Se

encuentra en la Casa Museo Pérez Galdós.

22

4 Ver en Apéndice documental n.O 1 el comienzo de esta novela.

s Ver Apéndice documental n.O 2, poema «Recuerdos».

6 Ver Apéndice documental n.O 3.

7 Estrenada en El Dorado de Barcelona en julio de 1903.