GALDOS, TOLEDO Y EL ARTE

Walter Rubín

Profesor de Lengua y Literatura

Universidad de Houston (Texas), U.S.A.

Benito Pérez Galdós, callado, introspectivo y gran observador, desde pequeño

se expresaba artísticamente y mostraba una fuerte inclinación hacia las

bellas artes especialmente el dibujo. Se conservan de él de ese período garabatos,

caricaturas humorísticas-satíricas, figuras, casas y un buen número de recortes

de papel hechos con tijeras. Su hija María Pérez Galdos1 me había hablado

en más de una ocasión sobre la facilidad y gran destreza que tenía su padre

con las tijeras. Esta fascinación que tenía por las tijeras la acompañaba por

toda su vida, lo mismo se puede decir del dibujo. Es de notar que también

desde pequeño y para casi toda su vida le encantaban la arquitectura y la

construcción. Una de las construcciones de que tenemos noticia es la de un

pueblo en miniatura, obra que él había hecho a los ocho años de edad y en la

cual muestra considerables dotes artísticas, de composición y de estética. En

«Caminos Abiertos por Pérez Galdós» se reproducen ese pueblo citado y otros

dibujos suyos. Este escueto pero muy sugestivo texto biográfico señala entre

muchos otros datos literarios, históricos y personales, los principios y trayectoria

de la vocación literaria y afición artística del gran maestro. Los editores

(Editorial Hernando de Madrid) han contado para muchos de sus detalles íntimos

con Rafael y Benito hijos de María Pérez Galdos y nietos de Benito Pérez

Galdós.

En sus «Memorias de un desmemoriado» 2 , otra fuente vital en cualquier

estudio sobre Galdós, vida y obra, se puede apreciar su entusiasmo por los

viajes, los cuales le permitió ver, contemplar y conocer de cerca las joyas artísticas

de Francia, Alemania, Italia, Dinamarca, Inglaterra, etc. Esos viajes en

compañía de parientes y amigos aumentaban su visión cósmica, su conocimiento

del arte, arqueología y la arquitectura. Sus visitas a los museos le encantaban

y en gran parte servía de estímulo y antecedente de su vocación y afición por

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temas artísticos que tanto llenan sus obras en todos los géneros. Así se nutría

su repertorio y sensibilidad artística. Se fijaba en las grandes obras de cerca, en

París admiraba las joyas artísticas del Louvre, los jardines de Luxemburgo y las

riquezas arqueológicas en el Museo Cluny, sus hermosas vías: estatuas, monumentos,

catedral, jardines, pinturas. A lo largo de estas «Memorias ... » se manifiesta

un interés en la historia, la historia del arte y de vez en cuando cuenta

anécdotas no carentes de humor.

Esos frecuentes viajes de Galdós dentro y fuera de España le enriquecieron

y le dieron la oportunidad de hacer comparaciones entre su querida España

cuyo pasado y presente le fascinaban. Pudo comparar la calidad de vida, el

grado de cultura belleza y magnitud de las creaciones artísticas, dentro y fuera

de España. La gran inteligencia y curiosidad se exteriorizan en forma de entusiasmo

y observaciones finas. Le encantó Lisboa con su irregular terreno, los

fabulosos jardines de Cintra, le fascinó Roma y la triple grandeza de Miguel

Angel, pintor, escultor y arquitecto, etc. Le impresionaban «las graciosas esculturas

» de Donatello y las « ... estupendas maravillas de la estatuaria griega ...

todo ese mundo marmóreo, expresión de la fecunda fantasía helénica que, con

las energías °de la Naturaleza, creó la más alta poesía y la más bella religión»3.

Don Benito no era un esnob de los cuales que creen que todo lo excelente o lo

mejor existe fuera de España. Esos viajes como dije anteriormente lo enriquecían

y sirvieron para fortalecer su sensibilidad y al mismo tiempo madurarla.

No era provinciano o regionalista o patriotero. Al contrario amaba España

como un verdadero patriota. A medida que viajaba más, más se daba cuenta

de las diferencias que existían entre su España y los otros países europeos, de

entonces y la superioridad de ellos en algunos aspectos. Al mismo tiempo nuestro

autor reconoce las grandes y bellas obras de España haciendo comparaciones,

destacando a veces su superioridad. Su amor a la patria se asoma en esta

breve autobiografía pero no se ciega, sabe apreciar España cuando sus creaciones

valen más. No se ciega por la patria pero sí sabe señalar dónde luce. Reconoce

la originalidad, pulcritud, belleza y trascendencia de lo suyo sin olvidar

los precursores, antecedente y génesis de los hechos y de las cosas. Cuando

tiene preferencia de cualquier orden la expresa con claridad y sencillez. Sus

gustos están bien definidos y se concentran en la elegancia, delicadeza, encanto,

perfección, precisión, originalidad, armonía, simetría: a que se aluden tanto

en estas «memorias ... » y a lo largo de sus escritos. Son vocablos que él usa

para calificar la calidad de las obras y su ejecución bien sea una sola cosa o el

conjunto de las cosas. Es siempre consciente del progreso dentro de España y

los valores eternos españoles que nunca cambian. En cuanto a Barcelona una

de sus ciudades predilectas, aparte de su admiración por esta ciudad se asoma

una nota ideológica, su liberalismo, siendo Barcelona una ciudad que:

.. , siempre figuró en la vanguardia del liberalismo y de las ideas progresivas ...

y más adelante contemplando la ciudad desde una fonda describe sus impresiones

de la capital catalana así:

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.. .la ciudad risueña, verdaderamente encantadora. Aún existía la muralla de

mar, paseo delicioso desde Atarazanas hasta el jardinillo del Capitán General.

Iniciado estaba ya el grandioso ensanche con sus hermosas vías y el paseo de

Gracia, incomparable avenida, que pronto había de rivalizar con las mejores de

Europa. En mis sucesivos viajes a Barcelona he visto, año por año, el desarrollo

de la ciudad, que supera en belleza a las joyas del Mediterráneo, Marsella, Génova

y Nápoles ... 5.

En uno de esos días que ganduleaba y flaneaba 6 por las calles de Roma

entre los museos que visitaba fue el extraordinario Palacio Doria que posee

una obra maestra de Velázquez, el retrato del Papa Inocencio X. Galdós alaba

esta obra velazqueña en un asesoramiento artístico muy profesional. Según el

criterio del novelista este retrato tiene el estilo que se observa en las obras

maestras del gran artista español. Orgullosamente Galdós lo considera una

joya culminante, en ese interesante museo señalando el realismo y dinamismo

tan característico en la ejecución de la pintura español a lo largo de los siglos.

. .. nuestro gran Velázquez... en su viaje a Roma enalteció con extraordinario

vigor y valentía el realismo de la pintura española. No trató de embellecer la

figura del Papa, ni colocarle en postura conforme a las rutinas académicas. La

imagen del Papa resulta en su retrato como era en la realidad. Las facciones

duras y bastas, el ademán tosco, el color del rostro encendido, herpético; viste

de rojo y rojas son también las cortinas del fondo. El estilo jugoso del pintor se

revela en esta obra como en las hilanderas, las meninas y los borrachos. Campea

el retrato ... en una sala de honor, bajo un dosel, con el soberano aislamiento de

las cosas únicas ... en la colección de El Escorial, lo recuerdo bien, existe una

copia, no muy fiel, de este famoso retrat07•

Toledo una de las ciudades más evocadoras, la inspiración, escenario y protagonista

de tantas obras y hechos atraía a Galdós como un imán. Esta ciudad

le atraía tanto que la visitaba con mucha frecuencia. Gregorio Marañón8 nos

proporciona muchos datos: las visitas, con quien la visitaba, sus amistades en

la ciudad Imperial, los lugares que más frecuentaba y sus actividades en ésa.

Este amor y afinidad de Galdós por esta ciudad que sintetiza la historia de

España, tiene una larga trayectoria y representación en las letras españolas. La

calidad y cantidad de arte creado en esta intrigante ciudad es tan grande que

Toledo constituye una verdadera enciclopedia de arte, un museo y escuelas

arquitectónica. Así que es natural y lógico que los más destacados artistas en

todos los medios y genios encontraban allí la temática y medio para sus inspiraciones

y realizaciones9

• Espíritus sensibles de temperamento artístico, enamorados

de las artes encuentran en Toledo el catalizador de su imaginación y

talento.

Las obras principales de Galdós de temática toledana son «Las generaciones

artísticas en la ciudad de Toledo», su primer escrito toledano que apareció en

la Revista de España en forma de ensayos: «El audaz», su segunda novela que

salió en la misma Revista de España cuyo dueño José Luis Albareda, era un

buen amigo suyo 10. En sus «Memorias» encontramos amplia información sobre

Galdós y su sentimiento y aprecio por esa ciudad museo. Es digno de observar

que cuando habla de la ciudad italiana de Pisa con su famosa torre, su catedral,

su Baptisterio, las impresionantes pinturas de su cementerio, y su poeta non

plus ultra, Dante, le viene a la mente una extensa descripción y elogio de

Toledo: su geografía, sus instituciones, su arte, sus estilos arquitectónicos, y su

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fuerza poética y evocadora. La acertada descripción siguiente sintetiza con gran

destreza lo que Toledo ha sido, es, y sigue siendo, por los siglos.

Este Toledo Imperial... tendrá muchas y variadas grandezas, pero un Dante no

ha nacido aquí... Es cierto; poeta no hay, pero poesía como en ninguna parte.

Asómate conmigo al lugar eminente donde están las ruinas de San Servando o

las rocas donde campea la ermita de la Virgen del Valle, y extiende tu vista por

la profunda hondura donde corre con bravas espumas rojizas el padre Tajo desde

el puente de Alcántara hasta el de San Martín mordiendo ambas orillas, cual si

quisiera llevarse consigo pedazos de la ciudad que lo aprisiona. Verás a la izquierda

el llamado Baño de la Cava, donde parece que aún sirenan las maldiciones

que el propio río lanzó a la faz del desdichado don Rodrigo, ultimo Rey de

los Godos. Desde estas alturas podrás admirar el conjunto de la ciudad, donde

se confunden los diferentes estilos arquitectónicos: el Grecorromano, el Gótico,

el Arabe, el Mudéjar, Renacimiento en sus variadas manifestaciones de esplendor

y de decadencia ... El aspecto total de Toledo es grandioso, pero no risueño

... Domina la tonalidad gris con toques de cerámica pardusca y el azulado

mortecino de la pizarra ... Verás barrios enteros donde reina una soledad propicia

a las apariciones fantasmagóricas ll

.

Para el ilustre autor Toledo no es inferior a las ciudades italianas ni en

monumentos ni tesoros de arte. Sabe que es diferente pero no inferior. Comprende

que son diferentes yeso no quiere decir ni superioridad o inferioridad.

Cada uno tiene lo suyo.

... lo que aquí llamamos Ciudad Imperial no es inferior a las de Italia, ni en

monumentalidad ni en riqueza de joyas artísticas. Aquí no tenemos Pompeyas,

ni Vesubios, pero abundan los Berruguetes, los Gúas, los Juanelos; orífices

como Arce; escultores como Alonso Cano; herreros como Villalpando ... Catedrales

hay en Italia pero la de acá se puede paragonar con las mejores de allá y

de añadidura poseemos las dos Sinagogas que no tienen semejante en ninguna

parte del mundo12 •

En fin en estas «Memorias ... » las páginas dedicadas a Toledo, el lector se

da cuenta del conocimiento detallado que tenía Galdós de Toledo; la encantadora

poesía que se encuentra en sus conventos, sus ilustres varones, sus tesoros

artísticos y sus grandes artistas, sus supersticiones y sus milagrerías, sus instituciones

seculares y religiosas y su historia.

A Galdós le llaman la atención, entre otras cosas, en esa «enciclopedia de

Catedrales» la Catedral de Toledo, las esculturas y las verjas de hierro del coro

y presbiterio y opina que El espolio del Greco en el salón de la sacristía no es

inferior a su Entierro del Conde de Orgaz13 , considera al fresco de Jordán admirable

y señala como una maravilla artística las telas primorosas y la colección

de frontales, etc. Califica como «cinco premios mayores de la lotería del Arte»

el manto de la Virgen del Sagrario, la custodia de Arfe, la estatuita de San

Francisco de Cano, la bandeja de plata repujada representando el Robo de las

Sabinas, y por última, la cruz de plata que el cardenal Mendoza llevaba en la

rendición de Granada. Todas estas celebradas obras son para Galdós, primorosas

por su excelsa maestría y genio artístico.

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«Las generaciones artísticas en la ciudad de Toledo» es un documento estético.

Esta obra embrionaria de Galdós revela un Galdós sensible ante los elementos

que constituyen la belleza y los que chocan con ella. Está en todo, nos

señala formas, construcciones que chocan con la armonía de conjunto, se alaba

la restauración inteligente, reacciona negativamente a lo que desentona o carece

de moderación. Se fija en los efectos ópticos de la geometría que logran

crear una impresión de más espacio. Se comprende cómo los excesos, falta de

balance, desequilibrio y desproporción pueden destruir el conjunto. En un estudio

de extensión más larga «Galdós y las capas artísticas de Toledo» trato

más detalladamente esas sensibilidades que indican los valores estéticos de Galdós.

En ese estudio se destacó el vasto conocimiento artístico que tenía don

Benito de forma, espacio, color, luz, sombra, etc.

Antes de poner fin a este breve estudio quisiera apuntar algunas impresiones

que Galdós tenía de varias obras y sus creadores. Estas impresiones implican

preferencias artísticas y a través de ellas el estudioso adquiere más datos

sobre la sensibilidad artística de un joven Galdós que contaba a la sazón unos

25 años, de edad cuando escribió «Las generaciones artísticas ... ».

En un extraordinario asesoramiento de Alonso Berruguete se aprecian el

respeto y admiración que Galdós siente por este gran artista. A la vez nuestro

autor pone de manifiesto su profundo conocimiento de esos fundamentos de

creatividad y ejecución que tiene el artista que trasciende un país, el artista

universal. Cito de «Las generaciones ... ».

Berruguete tenía como el célebre Buonarrotti, la voluntad poderosa, la fecundidad,

la concepción del ideal en formas colosales; la grandeza de ideas, la universalidad

de conocimientos, la rudeza de carácter, la fuerte constitución corporal

y ese entusiasmo exclusivo por su arte, ese amor llevado al fanatismo, que da un

sello viril a todas sus obras, y que, difundido a los discípulos, tiene fuerza bastante

para crear esa raza de artistas que vieron Italia y España en aquella centuria 14.

Y más adelante Galdós destaca la importancia que tiene el ambiente y medios

necesarios para la creación artística. Berruguete encontró en Toledo el

estímulo, oportunidad y medios para crear, y como él otros como Villalpando

el gran rejero que hizo la maravillosa reja de la Catedral de Toledo. Según

Galdós la influencia de Berruguete fue decisiva en la escultura y la de Villalpando

en las rejas de bronce. Los admira cada uno en su medio, por su dominio

de la forma y la materia con que trabajan asimismo la armonía, simetría y

perfección de su ejecución. O sea Berruguete y Villapando hacen sombra a sus

competidores. Galdós que tanto entusiasmo sentía por la perfección y la belleza

y el encanto de las cosas no vacila en censurar la falta de elegancia, lo confuso,

lo refractario y lo desproporcionado en el arte. El siguiente fragmento es esencialmente

una exposición de efectos estéticos y antiestético que se refieren a un

pórtico, obra de Juan Egas.

Trazó el Hospital de Santa Cruz el célegre Egas, que había trabajado en la ojiva

con la forma grecorromana, no pudo conseguirlo resultando una gran confusión

más bien que una grata armonía. El pórtico que es bastante bello, aspira a ser

un cuerpo proporcionado y medido según la disposición italiana; pero sus líneas

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se quiebran, se dispersan, buscando la forma irregularmente pintoresca del antiguo

estilo; en vano quiere el artista asentar reposada y tranquilamente las columnas

sobre sus bases: las columnas, la cornisa, las archivoltas, el ático, son refractarios

a las líneas puras, a las disposiciones horizontales y verticales, amplias y

majestuosas; no pueden adaptarse a este rigorismo, y se retuercen siguiendo la

costumbre, buscan lo múltiple lo incorrecto, lo desproporcionado, lo tortuoso

... 1S •

o sea que dicha portada no tiene un estilo definido, es confuso .

... dista tanto del gótico como del Renacimiento: que no es ninguna de éstas, ni

las dos juntas. Hace presentir el hermoso plateresco de la puerta de la Presentación

y del sepulcro de los condes de Mélito, pero no tiene la pureza de tintas, ni

la elegancia pagana de decoración que introdujo la escultura de Berruguete 16.

Luego Galdós nos explica que entrando en el edificio la confusión disminuye

y lo atribuye a la configuración original de iglesia .

. .. Tiene los cuatro torales del crucero gótico y y la escalera y el patio de Renacimiento,

franco ya y descubierto1?

Así a través de las susodichas descripciones y observaciones el lector sensible

puede apreciar la talla de Galdós en materias artísticas en materias estéticas

y que Toledo era para él el lugar , el escenario donde pudo presenciar todos los

estilos y fusiones de estilos en el arte y en la arquitectura. La vocación artística

de Galdós se nutría en Toledo, y Toledo agudizaba su poder de observación y

su repertorio humano; ambos colaboraban en enriquecer su gran obra maestra.

NOTAS

1 María Pérez Galdós en su piso en la madrileña calle de Conde de Aranda tenía custodia de

una gran parte de los recuerdos íntimos de la vida y obra de su padre. El autor de este estudio tuvo

el honor y privilegio de ser amigo de ella en vida y de su familia. En mis visitas a ese segundo piso

de Conde de Aranda 8 pude apreciar de cerca albumes de recuerdos, recortes, cartas, dibujos del

maestro, su mesa sobre la que escribió Marianela y algunos Episodios nacionales, la misma que

usaba para la elaboración de su profundamente sentimental Marianela. Raquel Heredia escribió

un artículo en el ABC de Madrid (la fecha ignoro) en el cual se describe ese despacho, sus rincones

y sus objetos. Casi todo el contenido del piso perteneciente al insigne autor se trasladó al Museo

en las Canarias: En ese escenario de muebles, manuscritos (los de «Miau», «Torquemada», «La

familia de León Roch», etc.), abanicos, miniaturas, retratos de él (uno por su gran amigo Sorolla),

fotos firmadas y dedicadas por ilustres personajes entre ellos Menéndez Pelayo, etc. Los galdosistas

y los estudiosos encontrarán pruebas claras de un Galdós artista y conocedor del arte en todas sus

manifestaciones. Gracias a la labor, dedicación y paciencia de María Pérez Galdós y sus hijos y sus

respectivas familias el pasado está preservado.

2 B. P. GALDÓS, «Memorias de un desmemoriado», Obras completas, tomo VI, Ed. Aguilar,

Madrid, 1951.

3 Op. cit., p. 1.670.

4 Op. cit., p. 1.657.

5 Op. cit., pp. 1.657-1658.

6 Op. cit., p. 1.654 (Galdós emplea estos dos verbos para describir sus paseos por las calles y

plazuelas cuando hacía novillos durante su época universitaria).

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7 Op. cit., p. 1.672.

8 Véanse «Galdós en Toledo», Elogio y Nostalgia de Toledo, Madrid, 1966, pp. 141-177.

9 Recomiendo, para un amplio bosquejo de Toledo en la literatura, en las artes y en la

historia dos obras fundamentales del distinguido cronista toledano, Luis Moreno Nieto. Véanse

«Toledo en la literatura», Toledo, 1975 y «Diccionario enciclopédico de Todelo y su Provincia»,

Toledo, 1977.

10 Las primeras novelas de Gadós salieron en periódicos y revistas, algunas de las cuales eran

de poca duración. El primer escrito profesional del insige autor salió en «La Nación», Madrid,

1867. Como en casi todos los autores de la época los periódicos y las revistas son casi los únicos

medios de expresión. Galdós colaboró con algunos y dirigió otros. En sus primeros escritos se

encuentran los antecedentes de sus «Episodios Nacionales». Los galdosistas Shoemaker, Hoar,

Berkowitz, Casalduero, Schraibman y otros nos proporcionan amplios datos sobre Galdós y sus

actividades periodísticas. Galdós también colaboró con el Diario de las Cortes, La Buirnalda, El

Debate. Leo G. Hoar, Jr. señala que los primeros escritos de Galdós se tratan temas artísticos y

aparecen en periódicos. En una de las anotaciones en su «Dos de mayo de 1808, Dos de septiembre

de 1870», Cuadernos Hispanoamericanos (Homenaje a Galdós) números 250-252 octubre 1970-enero

1971. Dice el profesor Hoar:

Su amor al arte y el placer que sentía visitando los museos, sobre todo el Prado, así como

la impresión que le causaban las obras contempladas, se reflejan en muchos de los artículos

que dedicó a la pintura, colecciones y artistas. Por ejemplo, en La Nación publicó cinco

sobre obras de arte, pintores, museos, uno de los cuales pareció antes en la Revista del

Movimiento Intelectual de Europa, e18 de noviembre de 1867 (Véanse nuestra edición, pp.

225-231, nota 1). En el primer artículo para esta revista (ed. cit., p. 83) elogia Ga1dós a

Gaya y expresa la capacidad de sugerencia que su arte encierra. En el artículo decimoséptimo

para al misma publicación (ed. cit., p. 72) Ga1dós declaró cuánto estimaban el cuadro

de Sáez sobre la batalla de Trafa1gar que bien puede tener alguna influencia en la descripción

que luego hizo en el episodio de ese nombre. Por cierto que más adelante y en el

mismo artículo se lamenta de la deficiente instalación del Prado (p. 323).

11 Op. cit., p. 1.678.

12 Op. cit., p. 1.677.

13 Referente al Greco es interesante que la opinión inicial que tiene el joven Galdós de El

Greco en «Las generaciones artísticas en la ciudad de Toledo», es bastante reservada. Marañón

comenta sobre ese inicial asesoramiento reservado de Ga1dós que más adelante cambiaba en entusiasmo

por el pintor cretense. Véanse Elogio y Nostalgia de Toledo, pp. 165-166 de Gregario

Marañón.

14 Op. cit., p. 1.595.

15 Op. cit., pp. 1.600-1601.

16 Op. cit., p. 1.601.

17 Op. cit., p. 1.601.

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