LA UNIDAD ORGANICA DE LA TRIOLOGIA
CENTENO-TORMENTO-BRINGAS
Rodney T. Rodríguez
Rider College
El cuidado que tomó Galdós en ordenar su vasta obra novelesca, como lo
prueban los «Episodios Nacionales» o los ciclos de Torquemada, La incógnitaRealidad,
y Nazarín-Halma de las «Novelas Contemporáneas», nos hace sospechar
que el autor quería que ciertas obras suyas se leyeran como partes de una
serie. Entre las agrupaciones más problemáticas de sus novelas encontramos la
que abarca lo escrito entre 1882 y 1884 que consta de El doctor Centeno, Tormento,
y La de Bringas. Germán Gullón, siguiendo las teorías de E.M. Forster,
apoya la noción de la trilogía notando que la sucesión temporal de la fábula es
el nexo fundamental de todo ciclo novelesco!, y las tres novelas transcurren
cronológicamente durante los últimos cinco años del reinado de Isabel 11. Además,
varios de los personajes de Centeno pasan a Tormento, y los de ésta
intervienen en Bringas. Sin embargo, salvo la excepción significativa de Refugio
Sánchez Emperador, ningún personaje de Centeno aparece en la última
novela de la serie.
A pesar de estos lazos, los críticos, por lo general, han preferido tratar las
tres novelas como obras autónomas. Quizá sea porque a primera vista parece
faltar la continuidad argumental y la conformidad de las estructuras narrativas.
Robert Ricard, después de investigar el asunto, negó que hubiera suficientes
vínculos entre Centeno y Tormento para considerarlas partes de una misma
serie2• Nuestro propósito es demostrar de una vez que las tres novelas exhiben
una unidad orgánica basada tanto en la sucesión argumental y temporal como
en la progresión de ciertos temas y motivos expuestos en Centeno y amplificados
en las otras novelas de la trilogía.
La vida de Amparo Sánchez Emperador forma la base de la continuidad
argumental de las tres novelas. Ella hace su debut en Centeno, luego pasa a
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primer plano en Tormento, y aunque no sale en persona en Bringas, el recuerdo
de sus hechos está siempre presente, y sin él no se podría calar ni la ironía
ni el sentido de la novela. Al lector que sólo conoce Tormento le fastidia que
Galdós haya omitido los detalles de la intriga amorosa entre Amparo y Pedro
Polo, la cual constituye la base de la fábula de esa novela3
• Para entender el
carácter de su relación amorosa hay que conocer El doctor Centeno donde se
acumulan detalles con respecto a Amparo sin los cuales sería imposible entender
su comportamiento en Tormento. En las reuniones sociales en que Polo y
Amparo se encuentran juntos ésta se da a conocer como una chica desenvuelta,
risueña y coqueta. Los estudiantes Ruiz y Cienfuegos hacen comentarios picantes
sobre ella y su hermana con quienes han tenido la oportunidad de charlar
en el paraíso del Teatro Real. Por lo visto, Amparo no lleva la vida resguardada
de muchas jóvenes de su época: sabe coquetear con los hombres, asiste al
teatro donde charla con estudiantes, y hasta llega a ser la amante de un cura.
Sus relaciones sexuales con Pedro Polo comienzan en junio de 1863, un año
antes de morir su padre, como el lector atento puede notar. En otras palabras,
Amparo se arrima a Pedro Polo, no porque es una huérfana pobre que necesita
la protección de un hombre, sino por otras razones, como veremos a continuación.
Cuando empieza Tormento, Amparo y Polo llevan más de tres años de
relaciones, pero varias cosas han ocurrido en ese espacio de tiempo: se ha
muerto el padre de Amparo dejándola sin recursos, Pedro Polo ha venido a
menos económicamente, y Amparo ha conocido al rico indiano Agustín Caballero
en casa de los Bringas. Es en estas circunstancias que nos encontramos de
nuevo con Amparo, pero esta vez está haciendo un papel muy distinto al que
hacía en la novela anterior; ahora es una joven medrosa, que parece conocer
poco de la vida, y hasta se abochorna ante los piropos de Agustín como una
chica poco acostumbrada al trato de los hombres. Pero el lector de El doctor
Centeno sabe que todo ello es mentira. Si se lee Tormento como novela autónoma,
como se ha hecho normalmente, es posible concluir que los amoríos entre
Polo y Amparo responden a situaciones sociales -la huérfana pobre que necesita
la protección de un hombre, y se le presenta un cura que se aprovecha de
su condición apurada4• Pero a la luz de la novela previa, se percibe una realidad
muy distinta: Amparo se había enamorado de Pedro Polo pero, arruinado éste
económicamente, buscó a otro compañero y tuvo la suerte de dar con un hombre
rico y soltero. Agustín, por otra parte, busca una mujer inocente y dócil
que quiera llevar una vida retirada como él, y aunque Amparo no coincide en
absoluto con ese ideal, ella está dispuesta a hacer el papel de esa mujer para
conquistar a Agustín. Vista desde esta perspectiva, Amparo deja a Pedro Polo,
quien está locamente enamorado de ella, para establecer relaciones con Agustín
a quien no ama pero quien le ofrece un porvenir más seguro y provechoso.
Para entender el trabazón entre Tormento y La de Bringas, hay que poner
atención en el personaje de Refugio Sánchez Emperador, la hermana menor
de Amparo. Refugio, como ya hemos notado, es el único personaje que aparece
en las tres novelas: se da a conocer en El doctor Centeno como una mujer
guapa y desenvuelta al igual que su hermana; en Tormento se perfila mejor su
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personalidad -es una mujer independiente que nunca quiso aceptar los favores
de los Bringas para no estar en deuda con ellos. Tampoco le interesa tener
novio o marido ya que ellos también impedirían su libertad. Refugio se gana la
vida como puede, sin preocuparse demasiado de las normas de conducta vigentes.
Ella lo tiene todo pensado y resuelto en su mente: «¿Por qué es mala una
mujer? Por la pobreza ... Asegúrame la comida, la ropa y nada tendrás que
decir de mí» 5 • Refugio se da cuenta que hay mucha distancia entre lo que
demanda la sociedad y lo que demanda la vida. Hay que sobrevivir y para
hacerlo a veces es necesario quebrantar las leyes morales.
En La de Bringas Rosalía acaba abrazando esta filosofía materialista de
Refugio. Cuando Rosalía se encuentra en un callejón sin salida y necesita dinero,
mantiene relaciones ilícitas con Manuel de Pez; apenas le afecta su lapso
moral puesto que se hizo debido a una necesidad urgente. Rosalía razona de
este modo: «La necesidad ... es la que hace los caracteres ... y considerando
esto debemos ser indulgentes con las personas que no se portan como Dios
manda» (1664). Refugio estaría completamente de acuerdo.
En la famosa escena entre Rosalía y Refugio al final de La de Bringas, esta
sirve de asesora de aquélla, haciéndole ver lo ridículo de su sistema de valores
y sugiriéndole otro modo de vivir más compatible con los nuevos tiempos.
Refugio le recuerda dos veces a Rosalía cómo ella ha podido acumular dinero
e independizarse: «Yo no engaño a nadie», le dice a su discípula, «yo vivo de
mi trabajo» (1676). El poder ganarse la vida por sí misma le da a Refugio la
pujanza y la confianza que demuestra a lo largo de la escena. Las ideas de
Refugio influyen mucho sobre Rosalía, quien en lo sucesivo también se ganará
la vida trabajando.
La emancipación de Rosalía, la cual corre paralela a la revolución que se
fomenta en el plano nacional, dirige la atención a la sucesión temporal de las
tres novelas. El doctor Centeno empieza en febrero de 1863 y termina en el
verano del año siguiente; Tormento transcurre entre noviembre de 1867 y febrero
de 1868; La de Bringas comienza en la primavera de ese año y acaba
pocos días después de estallar la Gloriosa. De las «Novelas Contemporáneas»,
estas tres son las únicas cuya acción tiene lugar enteramente en la época isabelina.
Además, las novelas transcurren precisamente durante una época de crisis
monárquica. En febrero de 1863, fecha en que empieza Centeno, Isabel 11
despide a O'Donnell y con su dimisión desvanece la esperanza de formar una
unión entre las ideologías progresistas y conservadoras del país. El descontento
con el gobierno de Isabel 11 crece y el espíritu revolucionario se intensificaba
en el país. La revolución estalla precisamente en septiembre de 1868, mes en
que termina la última novela de la serie. Teniendo en cuenta el interés de
Galdós por la historia y por la sociedad de su época, no sorprende que dedicara
un ciclo de novelas a la época isabelina en que pudiera demostrar cómo los
viejos valores tradicionales se iban transformando y abriendo paso a nuevos
modos de vivir y de pensar. En las novelas de la trilogía Galdós describe magistralmente
la paradoja de la vida que surge cuando se trata de adaptar los valores
tradicionales a los nuevos tiempos.
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Cada uno de los personajes centrales -Felipe, Amparo, y Rosalía- se
encuentra sofocado y restringido por el sistema económico y social de la España
pre-revolucionria, pero cada uno, a su modo, hace lo necesario para salvar
los obstáculos que se le presentan. Felipe es el joven que viene a la corte de las
provincias con la esperanza de abrirse camino en la vida pero se encuentra con
todo tipo de trabas que se lo prohíben. Termina siendo sólo criado y nunca
podrá llegar a más. No cabe duda que Felipe se desarrolla a lo largo de la
novela, que se educa en la universidad de la vida y hasta llega a ser hombre
concienzud06, pero nunca podrá realizar el sueño de ser médico.
En Tormento operan ciertas nociones tradicionales de la mujer, quien para
colocarse cómodamente en la sociedad tiene que casarse, y para ello necesita
virginidad y dinero. Amparo, sin embargo, no tiene ni lo uno ni lo otro. Normalmente,
en tales condiciones, los únicos caminos abiertos a la mujer son los
que conducen al convento o al lupanar, pero Amparo, que no es ni santa ni
mujer perdida, decide tomar otra camino- el de querida.
Rosalía se retrata con un trasfondo político, económico y social mucho más
complejo; su esposo Francisco y sus compañeros de la burocracia abusan de su
influencia en el gobierno y participan en una red amplia de corrupción política;
opera en la novela un sistema económico sostenido precariamente por el crédito
y la usura; y las amigas de Rosalía se preocupan solamente de las apariencias.
Rosalía vive en el Palacio Real y alterna con los dirigentes del gobierno y
de la élite social, y adapta sus falsos valores hasta el punto de encontrarse
enmarañada en la perversidad.
El doctor Centeno, como novela que inicia la trilogía, sirve para comparar
las otras novelas del ciclo. Galdós pinta allí un mundo infausto y estancado
donde persisten nociones atrasadas o inútiles, como ha mostrado Geraldine
Scanlon7
• En su esquema, por ejemplo, Ruiz representa la falta de un espíritu
científico moderno, Polo la carencia de un sistema educativo eficaz, y Miquis
la falta de una disposición práctica hacia la vida. Pedro Polo y Alejandro Miquis,
los dos amos de Felipe, se ponen cara a cara en la novela para mostrar
dos modos opuestos de vivir en la España de aquel entonces. Polo no ha podido
controlar su destino; le han obiigado a hacerse cura y luego maestro, como
solución a su condición social, sin considerar jamás su temperamento sensual e
irascible, poco compatible con el sacerdocio o con la enseñanza. Polo se da
cuenta demasiado tarde del gran engaño de su vida, pero carece de la fuerza
para alterarla. Alejandro se deja llevar enteramente por su temperamento idealista
y altruista sin considerar jamás lo práctico. A pesar de sus nobles ideales,
no cabe duda que Galdós quería mostrar su incompatibilidad con la vida moderna.
Las acciones de Amparo y Rosalía se pueden comprender mejor comparándolas
con las de Pedro y Alejandro. Estos, aunque se dan cuenta del desacierto
de sus vidas, carecen de la voluntad o del deseo de cambiarla, y por lo tanto
acaban frustándose. Aquellas, sin embargo, son más fuertes de carácter, y al
ver desmoronarse sus vidas, luchan para sobrevivir. Amparo, como Polo, es
pobre; podría seguir los consejos de Rosalía y buscar socorro en la iglesia
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como había hecho Polo, pero Amparo no se deja gobernar al igual que Polo;
ella desea otra cosa en la vida, y lucha desesperadamente por conseguirlo.
Rosalía, al principio, es idealista como Alejandro, aunque sus ideales no son
estimables como los del manchego; para ella el honor y el orgullo residen en
las altas esferas sociales y hace todo lo posible por alcanzarlas. Pero luego,
cuando se da cuenta de que esos valores son falsos y no amortizables, los
abandona y abraza otros más lucrativos.
El yo de Miquis, como él mismo admite, es un yo ajeno. Polo, después de
enamorarse de Amparo, también olvida sus propios intereses y se dedica totalmente
a proteger a su querida. En cambio, las mujeres son interesadas y materialistas.
Como Refugio, llegan a darse cuenta que lo importante en la nueva
sociedad en formación es el dinero, y cada mujer busca el bienestar económico
a su modo. Amparo lo busca en la protección del hombre. El primer amante
que se le presenta es el cura Pedro Polo, pero cuando éste se arruina y es
incapaz de ampararla económicamente, busca a otro, y tiene la fortuna de
encontrar un indiano rico, soltero, y dispuesto. A Amparo no le importa destrozar
la vida de Polo con tal de salir victoriosa. La mayoría de la novela
Tormento trata de sus esfuerzos por ocultar el secreto de sus relaciones ilícitas
con el cura, temiendo que si Agustín se enterara, la abandonaría. Rosalía, por
otra parte, ya tiene la protección de un hombre, el cual no llega a ofrecerle
toda la seguridad económica e independencia que ella anhela. Por eso toma el
camino que le sugiere Refugio, el del trabajo. Con el fin de emanciparse y
adquirir poder, Rosalía pasa de ama de casa a negociante particular y así al
mando de la familia. A ella tampoco le perturba haber tenido que infringir tan
drásticamente en las normas morales para conseguir sus metas.
En efecto, las dos heroínas, al final de cada novela, tienen más bien un
sentido de triunfo que de remordimiento. Amparo, después de la entrevista
recatada con Agustín en que logra convencerle de que la acepte, si no para
mujer al menos para querida, «tenía la cara radiante, los ojos despidiendo luz,
las mejillas encendidas, y en su mirar y en todo su ser un no sé qué de triunfal»
(1582). Rosalía, después de conseguir su independencia, sale del palacio «serena
y un tanto majestuosa .... De sus ojos elocuentes se desprendía una convicción
orgullosa, la conciencia de su papel de piedra angular de la casa» (1683).
El orgullo que siente Rosalía aquí es muy distinto del que había tenido a lo
largo de la novela cuando sólo intentaba aparentar. El nuevo orgullo surge de
su conciencia de poder trabajar y ser independiente.
Comparando el modo de vivir de Polo y Miquis con el de Amparo y Rosalía
se puede percibir la ironía y la duplicidad de la vida -preocupación constante
en las novelas de Galdós. La ironía surge también del choque entre lo que la
sociedad demanda del individuo en cuanto a su comportamiento ético y las
necesidades vitales del individuo, las cuales también están condicionadas por
factores económicos y sociales.
Amparo, para sobrevivir, tiene que mentir, hacer el papel de una persona
completamente contraria a su personalidad, y hasta destruir la vida de Pedro
Polo. Sin embargo, la mayoría de los críticos de nuestros días ve sus acciones
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como normales y necesarias para una chica en sus circunstancias. Rosalía, al
enterarse que Amparo se marcha con Agustín para vivir en unión libre, se
indigna: «Estoy volada», dice. «Ignominia tan grande en nuestra familia, en
esta familia honrada y ejemplar como pocas, me saca de quicio» (1583). Pero
en la última novela de la serie, Rosalía se verá obligada a cometer una ignominia
mucho más grave que Amparo.
Todo lector de La de Bringas se da cuenta de la ironía cuando Rosalía, que
cuida tanto su honor, acaba siendo ramera. Pero la sociedad que la condena,
representada por Francisco, Pez, y el mismo narrador, también se prostituye
como lo implican sus acciones al principio de la novela cuando los tres juntos
subvierten la justicia para corresponder favores personales. La prostitución de
Rosalía, por lo visto, es una metáfora de Galdós para criticar todo un sistema
fundado en la falsedad y la corrupción.
La sociedad que condena las acciones de Amparo y de Rosalía es, a la vez,
incapaz de estimar a Felipe Centeno. Al principio del ciclo se le compara con
una mosca insignificante, yeso es lo que sigue siendo a lo largo de la serie.
Incluso cuando llega al colmo de su heroísmo salvando la vida de Amparo,
nadie lo elogia. La sociedad materialista que se retrata en estas novelas sólo
estima a los que logran ascender y ganar dinero -cosas que Felipe jamás consigue.
Sin embargo, no se aprecia su sentido moral ni su intuición de distinguir
entre buenos y malos porque, a diferencia de su antecedente Lazarillo, este
pícaro moderno se arrima a los buenos y condena abiertamente a los malos,
como hace al final de la novela cuando se lanza contra Cirila por haberle robado
a su amo. En la trilogía Centeno-Tormento-Bringas, Galdós describe un
mundo de valores pervertidos en que para triunfar hay que desatender las
obligaciones éticas. Sin embargo, los que cuidan del prójimo, fracasan o permanecen
subyugados. Así, al parecer, era la vida en la España isabelina, y Galdós
lo expone para que sus lectores de la Restauración no sigan ese mismo camino
paradójico.
La crítica nueva desde Ricahards y Brooks ha insistido que cada pieza literaria
es autónoma y para analizarse no se debe salir de sus límites. Los críticos
de Galdós han seguido esa teoría al pie de la letra, resistiendo a valerse de
datos sacados de una novela para el análisis de otra. Sin embargo, El doctor
Centeno, Tormento, y La de Bringas forman una totalidad cuya unidad orgánica
es tan fuerte que exige que se consideren como partes de una serie. Al
analizarlas así, se pueden ver temas y preocupaciones artísticas que se escapan
a la comprensión leyéndolas por separado. Galdós, al darles continuidad de
fábula y de tiempo, nos obliga a examinarlas como partes de un complejo plan
narrativo que sólo el lector que conoce las tres novelas podrá calar en toda su
profundidad.
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NOTAS
1 G. GULLóN, Tres narradores en busca de un lector, en «El narrador en la novela del siglo
XIX» (Madrid, Taurus, 1976), pp. 107-8.
2 R. RlCARD, Place et signification de Tormento entre El doctor Centeno et la de Bringas, en
«Aspects de Galdós» (Paris, Presses Universitaires de France, 1963), p. 49: «Néanmoins Tormento
n'est pas a proprement parler la suite de El doctor Centeno, et une comparaison faite sous cet
angle ne menerait a rien de solide».
3 Sigo aquí la distinción que hacían los formalistas rusos entre la trama y la fábula. Para ellos,
ésta se refiere a la lógica o el plan de los hechos, mientras que aquélla tiene que ver con los
detalles de la acción que componen la obra.
4 Véase F. DURAND, Two Problems in Galdós's Tormento, «Modern Language Notes», 79
(1964), 513-25. Véase también el estudio de A. ANDREU, Galdós y la literatura popular (Madrid,
Sociedad General Española de Librería, 1982), pp. 133-149.
5 B. PÉREZ GALDÓS, Obras Completas, 7.a ed. (Madrid, Aguilar, 1969), IV, p. 1.505. De
aquí en adelante, todas las citas a las obras de Galdós se darán dentro del texto.
6 Así lo ve G. GULLóN, Unidad de El doctor Centeno, «Cuadernos Hispanoamericanos»,
250-52 (1970-71), 579-85.
7 G. SCANLON, El doctor Centeno: A Study in Obsolescent Values, «Bulletin of Hispanic
Studies», 55 (1978), 245-53.
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