NOVELA Y REVOLUCION DE 1868: 11

LA PROPUESTA GALDOSIANA

DE "NOVELA MODERNA DE COSTUMBRES"

José Antonio Fortes

"Basta mirar con alguna atención el mundo que nos rodea para comprender esta

verdad."

Benito Pérez Galdós.

La inutilidad de la crítica establecida!, nunca

tanto, ha llegado a su aporía máxima, cuando se las ha de ver con la novela, y

muchísimo más aún, cuando resulta en concreto que el asunto de su comento e interpretación

le viene a ser ese discurso na"ativo novelesco producido (esto es, escrito, editado,

comprado y leído, constituído e institucionalizado para los restos históricos hasta hoy como

discurso literario, como género, etc.) por nuestra burguesía decimonónica, en torno a los

tiempos revolucionarios de 1868 y no antes. La serie de tópicos hasta el paroxismo se nos

acumulan, cuando son discursos normativos sobre el trabajo y la producción misma a poner

en marcha histórica los que nos encontramos: aquí, poco menos que deviene incomprensible

e inusitado el capítulo, cuya analítica monta una hagiografía parvularia y culturista (sic) a

partir de las opiniones, normas y teorías, del novelista decimonónico en cuestión. Todo el

montaje, en fin, queda ridículo, cuando la ceguera y empecinamiento críticos establecidos

se topan muy estrictamente con la toma de conciencia, necesariamente inicial e iniciática,

inaugural, en la teoría, respecto de los objetivos encomendados al novelista, dentro del

Juncionalismo (ese organigrama de lugar y deJunciones: peroJurlciones de [sic) escritor)

de los ideólogos burgueses decimonónicos, para la más objetiva y directa legitimación de

clase, para la más concreta y práctica difensa de intereses (económicos, políticos e

ideológicos) de clase.

Si nos atenemos al proceso de toma de conciencia y dejamos su puesta en práctica, la

teoría del novelista del XIX es tan intenso campo de reflexión y debate, de polémica y

discusión, como lo es la propia y material historia social y política, ideológica y económica,

que ahora se está haciendo. No entenderíamos, pero absolutamente nada, si ensimismamos

el ombligo novelístico y rompemos (aunque por pasiva) la relación fuerte (relación dialéctica;

e intervencionista, etc.) entre la "sociedad" y la "materiél novelable", la "materia novelada".

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No entenderíamos, pero absolutamente nada, de seguir la pauta dictada por los revisionistas

de aquella cursi e intelectualista ¿ "generación del2 T'?, de aquella errónea, insosteniblemente

contradictoria estética política (esto es, política estética) vanguardista, pura, deshumanizada,

aséptica, orteguiana, ¿republicana?, etc. etc., propugnada, e impuesta, por la fracción de

cbse liberal burguesa española durante su ascendente proceso de Conquista del Estado, de

tOIl,a y conquista del poder del Estado, para luego fracasar una vez más en la historia, y

mostrarse impotente e incapaz de cualquier transformación real, que no fuera la clónica

sucesión de entreguismo y pacto con todas lasJuerzas contrarrevolucionarias de nuestra

formación social en los siglos XIX y XX. No entenderemos, así pues, pero absolutamente nada,

si las razones últimas de nuestro conocimiento se marcan desde" el garbancerismo", esto es,

el antiliberalismo decimonónico, o bien desde la apología ciega y la exégesis pertinente a las

intenciones y propuestas (premonitorias, acertadas, seguidas hasta su cumplimiento, en

casos también su incumplimiento, etc.) del novelista que fuera en cuestión. En cualquier

caso, cuestiones de una historicidad radical, compleja y quebrada, en absoluto lineal ni

evolutiva, en absoluto literaturizable ni esenciablizable, para nada tampoco ni "autónoma"

ni "específica", ni de época ni eterna ni espiritual ni universitaria, ni subjetiva e individual,

personal e intrasferible, biográfica e idiosincrática, patológica, ni de crisis, sino rota y

material. fracasada y optimista, colectiva y de crítica, conflictiva, combativa, y de clase, para

el trabajo por escrito y novelesco de la ideología, del poder maten'al de la ideología de su

producción y su dominio, etc.; una historicidad, pues, para el conocimiento y no para la

reproducción de saberes.

En consecuencia. A los dos años escasos del 68, so pretexto de una muy amigable

exégesis a los Proverbios Ejemplaresy Proverbios Cómicos de Ventura Ruiz Aguilera, se

publican en Revista de España las insólitas "Observaciones" de Galdós "sobre la novela

contemporánea en España" (1870). Casi a los diez años, sin que se hayan resuelto (antes

al contrario) las álgidas e internas contradicciones de clase burguesa, desatadas tras su toma

revolucionaria del Estado y agudizadas con el fracaso continuo de todos sus proyectos

políticos respecto del dominio político (de legalidad y legitimación políticas a sus intereses

de clase), de 1868 a 1874, cuando más searbitrayse pacta en medio de toda esta propia lucha

entre fracciones de nuestra burguesía una salida contra la historia, una huída hacia atrás,

el dominio hegemónico del más fuerte, establecido e institucionalizado reaccionarismo (esto

es, de hecho, un reaccionansmo de Estado), cuando más

"una restauración violenta se afana por borrar lo pasado, deshaciendo leyes, resucitando

privilegios, organizando persecuciones" (1881; L.A. Clarín),

Clarín, en defensa pública de "El libre examen", reflexiona sobre "Nuestra literatura

presente". Sin duda, también por entonces, la tercera variante real en la teoría, para la

teorización de la escritura de novela, se dará con los" Apuntes para el nuevo arte de escribir

novelas" (1886/87), de D. Juan Valera, presuntamente hechos como respuesta de primera

instancia a una serie de escritos, de la Pardo Bazán, que constituyen ese gran desfalco

esnobista de "La cuestión palpitante" (1881/82), que vendrían a funcionar dentro de todo

este horizonte normativo novelístico en tanto cortina de humo, en cuanto camuflaje y

IV CONGRESO GALDOSIANO l1li

reducción de las cuestiones palpitantes del pensamiento, de la ciencia y el conocimiento, la

filosofía y la cultura, de la intelectualidad (podría decirse en fin, allí y en tonces; neo kantianos,

hegelianos, positivistas, krausistas, darwinianos, etc), etc., a la falsa cuestión naturalista

de un inexistente y falaz naturalismo entre nosotros, cuya escritura en España drásticamente

reconvierte su discurso a otro "puramente formal, artístico y literario" (E. Zola) que de

principio incluso niega un grado más la tuerca al discurso realista ante la novedad y

modernidad (sic) que, en torno a 1871 y los acontecimientos de La Commune, ascendente

e irreversiblemente va tomando la lucha de clases, que, de entablarse entre el Antiguo y

Nuevo Régimen, e incluso internamente entre fracciones de clase del Nuevo Régimen, de la

burguesía, pasa ahora (i pero todavía N O en España! i que no! sino hasta final de siglo, década

de los 90, fundamen.talmente) en el dominio político (esto es, de una revolución social a la

revolución política) a entablarse entre Burguesía y Proletariado. Son estos últimos (con una

burguesía fracasada y traicionada, incapaz e impotente, en cnsis de clase, en crisis de

Estado; con un moderno enemigo de clase para la ya moderna lucha de clases en el

Movimiento Obrero organizado, en España; etc.) los que obligan a una última, seria y

rigurosa adecuación normativa novelística a las funciones y objetivos, al sentido que originó

(sic) la puesta en marcha histórica de la novela: no podía escribirse, sino desde las más

coherentes posiciones ideológicas e intelectuales burguesas, las mantenidas por Galdós,

ahora con su sintomático discurso de ingreso en la Real Academia. "La sociedad presente

como materia novelab le" (1897), balance agónico y mortal de necesidad para la novela según

los intereses de clase burgueses, que preludia ya y exige ese autorrégimen teórico de aquellas

tautológicas "ideas" de Ortega sobre "La deshumanización del arte", precisamente, para "La

rebelión de las masas" (década, ya, de 1920).

Pero, esos tiempos de fuerte diduncionamiento del intelectual corresponden a otra

historia y otra fase de la historia. Quiero decir: Galdós abre y cierra toda teorización sobre

la novela; todo lo demás, son variantes: por supuesto, de radicalismo, de radicalización,

desde las posiciones límites, insostenidas ¿e insostenibles? de Clarín; e igual por supuesto,

desde las complementarias propuestas de regreso a los orígenes, a los originarios motivos,

sentidos, objetivos, funciones, etc., de la novela, que varela ¿ya tarde? intentó coherenciar,

esto es, ajustar, reajustar, a las realidades sociales de España, en España.

Aún más. Cuando Galdós abre ese horizonte novelístico en la teoría, no se ha de olvidar

tampoco donde lo abre, qué aparato ideológico lo sostiene, lo hace posible, lo hace público,

lo hace social, lo produce público y social (sine qua non) tanto, cuanto así incide e interviene,

en cuanto así más lo hace incidir e intervenir en los asuntos públicos y sociales, de "política

interior". Galdós, en Revista de España, publica una larga serie de artículos estrictamente

políticos (y, con Galdós, también Valera, Núñez de Arce, etc.), bajo el epígrafe de sección de

"Revista política interior", muy sintomáticamente iniciados (mayo, 1871) por uno que a su

vez se inicia con un ataque firme contra la fracción de los republicanos federalistas

¿favorables? a "La Commune", esa tan "bárbara e inmoral insurrección" ("la bárbara e

inmoral insurrección"; Galdós). Recomiendo no se deje de lado este consciente trabajo

intelectual galdosiano, que forma entera parte del trabqjo intelectual colectivo llevado

coherentemente a cabo por Revista de España, bajo la dirección del periodista y político

liberal Albareda y del propio Galdós; recomiendo no se olvide su lectura, vamos, sugiero que

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se lea, si en serio de una vez se quiere conocer, se quiere entender a qué viene y de qué va,

por qué, en fin, y para qué, el insólito esfuerzo de pensamiento, el salto teórico y asalto a

la teoría, el riguroso trabajo de aquel joven ideólogo burgués, aquel intelectual orgánico de

una burguesía decimonónica española, en su fracción liberal de clase, que, en medio del

proceso revolucionario abierto con el pronunciamiento del 28 de septiembre del 68, decide

dar por constituídasu Gloriosa Revolución y por conquistado el (su) Estado, y, establecido

esto, desde aquí distingue entre este estricto dominio político y ese otro todavía por

conquistar, por hacer, por establecer e imponer, ese (su) dominio ideológico de clase.

Por supuesto. El optimismo histórico de la burguesía decimonónica española aún (1870)

no e ;taba cuestionado internamente por su propio fraccionamiento, por su mecánica

Jraccional de posiciones, por sus posicionamientos contrarios y enfrentados, por su lucha

interna de clase para el dominio del poder del Estado; todavía sus posiciones de clase no

precisan el reajuste reaccionario, impuesto desde los diversos y mismos aparatos de Estado

recién conquistado por sobre el propio e interno revolucionarismo burgués que se lleva a cabo

el 74; incluso, todavía la situación política, los asuntos de "política interior" no exigían el

incumplimiento de división inicial de lugares y deftnciones para esos nuevos escritores

postrrevolucionarios que inicialmente (insisto) sí encuentran su lugar y su función (1868/

1870), que de inmediato casi (1871) necesitarán pasar a unir y hacer confluir sus funciones

con las del resto de sus iguales intelectuales orgánicos (periodistas, políticos, etc.) otra vez

en el estricto dominio político. Quiero decir, con esto último, y entiéndase: no es que deje

el novelista de cumplir con susJunciones ideológicas en estricto y abandone su tarea de

escribir, de novelar la realidad, sino que ahora, necesaria y precisamente, ha de unir, ha de

volver a unir, de nuevo otra vez, su recién teorizado, nuevo, estricto Juncionalismo

novelístico al estrictoJuncionalismo político de los otros e iguales intelectuales orgánicos

postrrevolucionarios burgueses. Desde la perspectiva de esta forma intermedia de quiebra

( 1871) en el proceso de consolidación de la (su) Gloriosa Revolución, se ha de leer la colectiva

necesidad revolucionarista galdosiana de: a) publicar artículos (1871/1872) sobre "política

interior"; b) "escribir novelas históricas", los Episodios Nacionales, que no gratuitamente

ni por azar, ni aun menos inconscientemente, sino que, muy conscientemente, por "una

obsesión del pensamiento" (Galdós), "aunque metido en aquella bullanga, observaba con

atención todos aquellos episodios", "Aquellos sucesos me recordaban otros que ya habían

pasado a la historia", etc. (Galdós); la serie de "novelas históricas" que de hecho sirven y

funcionan de novelas políticas, también de hecho se acaban cuando se demuestran inviables

e imposibles sus oijetivos intervencionistas, su mismo ftncionalismo en su mismo

Juncionamiento: historias políticas noveladas, contra el propio revolucionarismo burgués

pero exacerbado, extremo, Jederalista, etc., que se vuelven inútiles ya cuando al

revolucionansmo de ongen no ha sucedido el dominio liberal ni progresista del Estado

(1874/1880) sino un reaccionarismo de Estado que impone su "paz social"; una inutilidad,

pues, práctica, idéntica y paralela a la que al cabo se constata y por donde se pierden: Doña

Perfecta, Glon'a, Marianela, LaJamilia de León Roch; una pérdida de la utilidad y la eficacia

revolucionaristas originarias aquéllas que se retomaron, también, c) con la decisión de

publicar La sombra y El Audaz en las páginas de la Revista de España, así como también

La Fontana de Oro, ese mismo año de 1871 (sic), porque

IV CONGRESO GALDOSIANO 111

"Los hechos históricos o novelescos contados en este libro se refieren a uno de los

períodos de turbación política y social más graves e interesantes en la gran época de

reorganización que principió en 1812, y no parece próxima a terminar todavía. Mucho

después de escrito este libro, pues sólo sus últimas páginas son posteriores a la

Revolución de Septiembre, me ha parecido de alguna oportunidad en los días que

atravesamos por la relación que pudiera encontrarse entre muchos sucesos aquí

referidos y algo de lo que aquí pasa; relación nacida, sin duda, de la semejanza que la

crisis actual tiene con el memorable período de 1820-1823"; Galdós;

e igual, por lo mismo, Galdós dejará perder, es más, expresamente sostendrá que deja perder,

que deja sin publicar, que deja en una doble y aun más radicalizada inexistencia, que

devuelve a una más y mayor inexistencia que si nunca hubiera sido escrita, que radicaliza

así pues en su máxima e histórica inexistencia, la que sin duda funcionaría de teoría, de

teorización, pero ahora de ajuste, de un ajuste que avale de nuevo en la teoría el cambio de

sentido y objetivos de esta ¿nueva? ¿otra? ¿cambiada? retomada y agudizada escritura

novelística de la histon·a política de la burguesía, a contar desde 1812, todavía por

"reorganizarse" (Galdós), cuando precisamente, en 1881, advertía Al lector de la edición

ilustrada (no se olvide en absoluto este dato de economía, de relaciones de mercado para la

novela, etc.; hecho sobre el que volveré después, sobre sus determinaciones, etc.) de las 2

primeras series de unos Episodios Nacionales ya dejados de escnoir, de novelar, y a partir

de ahora, a partir de aquí, reproducidos mecánicamente:

"Tengo preparado un luengo y prolijo escrito sobre el origen de estas obras, su

intención, los elementos literarios e históricos de que dispuse, los datos y anécdotas que

recogí; en suma, un poquito de historia o más bien de memorias literarias, con la

añadidura de algunos desahogos sobre la novela contemporánea" (Galdós).

Por supuesto. Entiéndase. Primero, se produce un desajuste fuer,te entre el proyecto y

el proceso de su consolidación revolucionaria burguesa, para el dominio del poder de un

Estado de clase burgués liberal, etc.; ante la quiebra fraccional e inicial pero de hecho y

profunda en el dominio político (y no en otro dominio; no en el social, no en el económico;

sino en este decisivo, dominante, determinante sólo en nuestro caso, dominio político), en

coherencia con su inconsciente de clase, se produce una colectiva e inmediata toma de

posiciones en y desde el intelectualismo polftico:

..... a mediados del 72 vuelvo a la vida y me encuentro que, sin saber por qué sí ni por

qué no, preparaba una serie de novelas históricas breves y amenas. Hablaba yo de eso

con mi amigo Albareda, y como le indicase que no sabía qué título poner a esta serie

de obritas, José Luis me dijo: -bautice usted esas obritas con el nombre de Episodios

Nacionales-. Y cuando me preguntó en qué época pensaba iniciar la serie, brotó de mis

labios, como una obsesión del pensamiento, la palabra Trafalgar" (Galdós);

una colectiva decisión inconsciente, que, en lógica coherente con las necesidades de clase,

exige un qjuste delJuncionalismo e intelectualismo políticos. Segundo, no se produce la

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entera ruptura del optimismo histón·co de clase (burguesa, y estrictamente en su fracción

liberal revolucionaria; no se olvide), sino que, se hubo de frenar, dar su marcha atrás, al

tiempo que el lugar y función, acción y praxis escriturales (del intelectual novelista, en

nuestro caso) se hubieron de adecuar urgente y dialécticamente a esta nueva por trastocada

situación política producida; una adecuación al paso hacia atrás que se estaba dando, a la

urgencia en darlo y al cambio de planes, que se ajusta en la práctica al conocimiento novelado

(novelizado) hacia atrás de la realidad (e historia) del tiempo político e histórico presente,

esto es, la novela (novelización) de la realidad de los orígenes (políticos, históricos) de la

situación actual recién iniciada. Tercero, en el mantenimiento de estas situaciones de fracaso

político burgués liberal, perdida la urgencia aunque no (sino, mantenida) la razón necesaria

de una adecuada escritura (política, histórica, revolucionarista, de lucha, combativa, todavía

y al tiempo, esto es, novelística, de los Episodios Nacionales), se necesita coherenciar,

racionalizar, legitimar en y mediante la teoría ese paso atrás dado en el funcionamiento del

intelectualismo novelístico postrevolucionario; una teorización que se resuelve inútil,

cuando igual se demuestra ineficaz e inútil mantener el propio trabajo intelectual novelístico

(práctico y teorizado) sobre unos pasados episodios nacionales y unas novelas de tesis que

ya no valen, que ya no sirven para uso y utilización actuales ni presentes, ni aun menos de

futuro, etc.

Quiero decir. El intelectualismo novelístico (burgués, liberal, decimonónico; iY aquí, son

redundancias!) postrevolucionario produce una primera y necesaria teoría, legitimación en

y mediante la teoría (1870), de una escn·tura (novelada) de la realidad cuya ejecutoria y

cumplimiento se trunca, se cambia y se aplaza, por la propia dinámica de los acontecimientos:

la pérdida del revolucionario dominio político se mantiene ( 1871/1881) hasta ultimarse

(1886), y obliga a un urgente qjuste (político, intelectualista), con su propio y aun distinto

aval teórico también, que sin embargo no se llega a publicar nunca (1871/1881); en la

constatación (coherente, necesaria) política y novelística, pues, del fracaso, de la impotencia

e incapacidad de su misma (fracción de) clase, se produce una suerte de entreguismo, de

co'lformismo exactamente que se entrega, que hace entrega del trabqjo intelectual.

E igual aquí, en esta cuarta fase (unaJase terminal) del proceso postrrevolucionario

(etc.), Galdós también sigue ocupando posiciones fuertes en una propuesta escritural

orgánica: actualizará un regreso (como un mal menor; ante la huMa como salida) reformista

a los orígenes, a la seguridad y a la confianza, al optimismo histórico de aquellos orígenes

impracticados e inexperimentados, esos orígenes (más) onginarios, anteriores a cualquier

desajuste, e incluso a cualquier ajuste que se nos provoque e imponga coherente, necesaria

y orgánicamente para la defensa de intereses de clase (y ya no, ni todavía no, de fracción

de clase) en la lucha histórica del XIX. Desde un posible e imposible, esto es, ambiguo e híbrido,

discurso novelístico, primero, regresará y volverá, retomará en la teoría el origen suyo más

originario, más inmediato e intacto, de su mayor e incipiente origen postrevolucionario y a

la vez que más postrevolucionarista, aquel discurso normativo novelístico, sus "Observaciones

sobre la novela contemporánea en España", donde ensayaba, mediante la correspondiente

y adecuada (en estricto, ajustada) toma de conciencia en la teoría, una doble puesta

en marcha histórica; de la novela, y el novelista; cuando, segundo, y luego de aquella década

(1871/1881) de reajustes y desajustes, se pase a su práctica escritural, de hecho, en la

IV CONGRESO GALDOSIANO 111

práctica, en la escritura novelada, ese discurso de novela, que se pretende sea "espejo" y

"riflejo" de la "realidad sociar , actual y presente ( 1881/1886), resultará que funciona y que

sirve de aceptación y cuando mucho de reforma de las nuevas (sic) relaciones sociales de

poder y de clase, como si se hubiera producido el triunfo y no el fracaso de la Gloriosa

Revolución; no se busque situación ninguna de revolucionansmo, ni siquiera para la crítica,

ni tampoco para el revisionismo, en la "materia" escrita y novelada a partir de "la sociedad

presente", sino colaboracionismo y complicidad en definitiva, aunque objetivados y

observados, aunque reproducidos, distanciados y distantes, aunque tautologizados, etc" en

las actas notariales que levantan y que entregan las novelas al, ante y para el dominio

hegemónico de clase burguesa, que ahora (de 1886, a 1896), frente a la fuerza organizada

social y política del "Movimiento Obrero", necesita y exige de sus intelectuales orgánicos

resuelvan las contradicciones, confrontaciones y fraccionamientos internos de clase: a este

proceso de colaboracionismo orgánico en la difensa de clase se incorporará incluso quienes

como Clarín en 1880/84 (todavía; pero, ya no en 1890/91) utilizaban la ideología (por

supuesto, la ideología liberal, "del liberalismo real sistemático", de "el libre examen", de "la

revolución del espíritu", y de "la libertad de conciencia", "la libertad de pensamiento", "el

entusiasmo por el progreso, la libertad y la patria", "el progreso y la independencia del

espíritu", "para que dé resultados provechosos a la civilización la batalla incruenta de las

ideas", y "en las vicisitudes del combate la superioridad del libre examen sobre las

preocupaciones de la ortodoxia y de la intolerancia "), como arma y como materia contra el

antiguo enemigo de clase, esto es, armay materia de la lucha de clases en la ideología, contra

"La hipocresia, la ignorancia, la preocupación, la envidia, el falso clasicismo, inquisidor

disfrazado de sátiro, [que] juntan sus huestes y un día y otro presentan la batalla a las

letras libres.

Es preciso derrotarlos también todos los días.

Ataquemos, sobre todo, a los enemigos más temibles: a la necedad presuntuosa ya la

ignorancia devota" (1881; Clarín).

Pero, todo ello conformará otra propia historia de fraccionamientos y confrontaciones

internas: de una parte, se colectivizará la lógica, colectiva (sic) y necesaria tarea de

colaboracionismo orgánico en la defensa de intereses de clase, mientras de una manera

doble y complementaria (¿ectoplasmática?) se abrirán actitudes que, a su misma vez (vez

igualmente interna a la clase burguesa), conformarán una muy compleja y contradictoria

historia diguncional de base en el intelectualismo burgués decimonónico: cuando al

moderno enemigo de clase, precisamente, el proletariado, no se le pueda ignorar nunca más

y haya de producirse una escritura que lo escriba (sic), bien sea mediante el mecanismo

melodramático, de una literatura obrensta (Juan fosé, de J, Dicenta), de una literatura

zarzuelesca flolletinesca; el llamado género chico, etc,), bien sea mediante la materialización

de una traición de clase, en una maten'alización histórica del intelectual orgánico del

proletariado, del intelectualzsmo comunista, etc" años 30 del s. xx,

Quiero decir. En consecuencia. En Galdós no hay en absoluto nada que se le parezca a

¿" programa"? ninguno, ni menos, aun, ningún ¿" programa"?, que la estilística (descriptiva

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

e idealista) por añadidura de su inventiva convierte en continuo y evolutivo, desde 1870.

Sino, muy al contrario. Aquellas" Observaciones sobre la novela contemporánea en España" ,

escritas y publicadas en 1870, si aun ello se quiere, se incumplieron de base: primero, en

tanto se produjeron acontecimientos determinantes en ese dominante dominio político

revolucionario burgués, etc., que deshicieron y desajustaron los planes y objetivos del

Juncionalismo e intelectualismo liberal, durante una década ( 1871/1881); segundo, cuando

se constate el fracaso, la incapacidad e impotencia, de la propia fracción liberal de clase, se

demuestra, al tiempo se hace inútil la teorización del desajuste/ajuste de marras (1871/

1881), al tiempo se retoma y pasa a la práctica aquel originario discurso en la teoría (1870),

pero con desvíos, con desviaciones, ¿desviacionismo?, en cualquier caso radical y radicales

(pero, ¡no de radicalismo!, ninguno!, sino), que vuelven del revés, que vuelven riformista

aquel revolucionario, aquel revolucionarista paso a la escritura novelada de las relaciones

sociales novelahles. Cuando, tercero, en 1897 (en el Ingreso a la Real Academia) se

argumenten las razones, principios y fines por los que se constituye "La sociedad presente

como materia novelable", con ello e igualmente en la teoría se está dando cumplimiento,

cumplido cierre mediante la teoría, al histórico honzonte novelístico puesto en marcha en

la historia tras la Gloriosa Revolución de Septiembre del 68; porque de hecho, en este discurso

(1897) galdosiano, mediante esa teoría de la experiencia novelística, se cumple y cierra

(hasta su misma negación y propia aporía) laJunción y el servicio de intelectual orgánico

de la burguesía postrevolucionaria decimonónica (etc.), para los que fue producido y se

produjo muy en estricto y preciso el novelista, el intelectual novelista.

Ahora bien. ¿Qué se escribe, en la teoría novelística galdosiana, unos quince años atrás,

antes de que se objetive y argumente esta "verdad" (vamos, académica, (}/icialy de Estado)

sobre que la "sociedad presente" sea "materia novelable", en tanto en cuanto se escribe y

se noveliza la "sociedad presente" como intransformable, e intransformable en todas sus

relaciones sociales de poder y de clase burguesas, establecidas e institucionalizadas (1897)

como la sociedad, mediante la traición al on"ginario revolucionarismo, y un pacto de Estado

con lasJuerzas revolucionarias, hasta y para imponer su reaccionarismo de Estado?

Leamos, así pues, aquellas "Observaciones sobre la novela contemporánea en España",

de 1870.

Se teoriza un proyecto histórico: producir novela, producir novelistas. En primera

instancia, se dan, de base, una a una, todas las condiciones de necesidad "para tener novela";

bien sea de necesidad en negativo, "por eso no tenemos novela"; sea la necesidad en positivo,

"La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión" , etc. En última instancia, se dan,

así e igualmente de base, las razonesfoncionales de utilidad y servicio,fonción, "misión"

y objetivos, sentidos y finalidad del proyecto: producir ideología liberal, producir su

dominio, un (el) dominio ideológico del liberalismo (burgués decimonónico, etc.). La teoría

con la que se ensqya y legitima el asunto, de principio a fin, en la lógica fuerte y coherente

(quiero decir, sin contradicciones; aunque, sí con fisuras), en lógica consciente e inconsciente

de clase, será, sin duda ninguna, la teoría positivista, la variante positivista, de un mismo

horizonte de pensamiento burgués, empírico, pragmático, sociológico y economicista, y no

idealista, no espiritualista ni metafísico, no inmanentista, ni ya utópico ni especulativo, ni

aun menos ni todavía intuicionista e irracionalista, etc.; más en concreto, si ello se quiere,

IV CONGRESO GALDOSIANO ID

serán razones y razonamientos teóricos producidos desde un pensamiento positivo, entre

hegeliano, de un lado,y del otro comtiano, los que materializan el propio proyecto, escritura

y texto de las "Observaciones".

Estos maten'ales ideológicosy de pensamiento, que de principio a fin, de primera a última

instancia (en definitiva, vamos, de la última a la primera de las palabras, e incluso de la

puntuación misma también, si ello entra en discusión), cohesionan y se cohesionan, ordenan

y se ordenan, despliegan y se despliegan discursiva y racionalmente, esto es, en base a

razones que lo son sólo porque así se escribe, porque así se afirma, porque lo afirma así la

(su) propia escritura, en y mediante la que ella se nos hace y se va haciendo, conforme

leemos, etc., precisa, necesaria, estrictamente, dentro de ésa (su) y no de otra tautología

cientjfista, que arriesga, ensaya, mediante su propio discurso (ensayo) nuevo e inaugural

de sus propias razones (esto es, de sus razones propias), etc., etc., aquellos propios

materiales que se escnoen y se ensayan, se cientjfi'can y tautologizan, se ¿conceptualizan?,

dominante, determinante, dialécticamente: en tres situaciones, en tres dominios:

A) un dominio dominante, de relaciones e intereses políticos

B) un dominio determinante, de relaciones e intereses económicos

e) un dominio que se quiere imponer, dominante y determinante, de relaciones e

intereses ideológicos.

Respecto del primer dominio (el dominio político), Galdós lo da por hecho, por

establecido, por dominado, y obvia su dominancia no entrando a discutirla, sino, muy al

contrario, aquí y desde aquí iniciando toda discusión, toda razón, toda su razón, al afirmar

y afirmarse categóricamente en dos únicas ocasiones:

a) "La novela es producto legítimo de la paz".

b) "por ser [la novela] un producto natural y espontáneo de los tiempos serenos".

He aquí el silogismo de categorización completo galdosiano:

a) "Hay que buscar la causa del abatimiento de las letras en las condiciones externas

con que nos vemos afectados, en el modo de ser de esta sociedad, tal vez en el

decaimiento del espíritu nacional o en las continuas crisis que atravesamos, y que no

nos han dado punto de reposo. La novela es producto legítimo de la paz: al contrario

de la literatura heroica y patriotera, no se cria sino en los períodos de serenidad, y en

nuestros tiempos rara es la pluma que no se ejercita en las contiendas políticas. No se

espere hoy de los grandes ingenios otra cosa que diatribas muy bellas. "

b) "No ha aparecido aún en España la gran novela de costumbres, la obra vasta y

compleja que ha de venir necesariamente como expresión artística de aquella vida. Sin

duda, las circunstancias de estos días no le son favorables, como antes hemos dicho,

por ser un producto natural y espontáneo de los tiempos serenos; pero es inevitable su

aparición, y hoy tenemos síntomas y datos infalibles para presumir que sea en un plazo

no muy lejano. La aspiración de la sociedad actual a exteriorizarse, se manifiesta ya con

alguna energía en el sin número de cuadros de costumbres que han visto la luz en los

1m BIBLIOTECA GALDOSIANA

últimos años. De este modo se inician los grandes períodos de la literatura novelesca,

que no llega a producir sus grandes y más preciados frutos sino después de una lenta

y laboriosa prueba."

Por supuesto; con rigor y coherencia; el pensamiento (consciente, inconsciente) hegeliano

en Galdós le hace utilizar las categorías y nociones del tipo e índole: "espíritu nacional",

"expresión", y "expresión artística", "manifestación", "manifestación artística" y sus

derivados, sus variantes en esta misma lógica nocional para el arte y la estética (para la

literatura, para el arte y estética literadas; cuando, entiéndase, la nueva necesidad

intelectual e ideológica de clase, en 1870, resulta poner en marcha histórica la producción

para la historia del nuevo ideólogo burgués liberal novelista, escritor de un nuevo "producto

natural y espontáneo de los tiempos serenos", "producto legítimo de la paz", "La novela",

etc.); una lógica nocional hegeliana, pues, que a Galdós le puede llevar a tomar, a utilizar,

y argumentar de base con las nociones claves de "espejo"y "riflejo":

.. [ ... ] pero la novela de verdad y de caracteres, espejo fiel de la sociedad en que vivimos,

nos está vedada. El lirismo nos corroe, digámoslo así, como un mal crónico e interno,

que ya forma parte de nuestro organismo. Somos en todo unos soñadores, que no

sabemos descender de las regiones del más sublime extravío, y en literatura como en

política, nos vamos por esas nubes montados en nuestros hipógrifos, como si no

estuviéramos en el siglo XIX y en un rincón de esta vieja Europa, que ya se va aficionando

mucho a la realidad. ";

como por lo mismo e igual, desde una idéntica seguridad ideológica, no duda (no tiene por

qué dudar, sino muy al contrario, etc.) en conceptualizar la propia y "natural" naturaleza

"de la literatura novelesca" mediante esa cadena de nociones organicistas, que necesitan

buscar el "origen" y "nacimiento" de "la literatura novelesca", que necesitan organizar su

"desarrollo" hasta dar "frutos", como si de un "organismo" vivo se tratara, como si de hecho

se tratara de un "cuerpo" vivo, que nace y se desarrolla y da sus "frutos", etc.:

.. [ ... sino después de una lenta y laboriosa prueba]. De éstos cuadros de costumbres que

apenas tienen acción, siendo únicamente ligeros bosquejos de una figura, nace

paulatinamente el cuento, que es aquel mismo cuadro con un poco de movimiento,

formando un organismo dramático pequeño, pero completo en su brevedad. Los

cuentos breves y compendiosos, frecuentemente cómicos, patéticos alguna vez,

representan el primer albor de la gran novela, que se forman de aquéllos, apropiándose

sus elementos y fundiéndolos todos para formar un cuerpo multiforme y vario pero

completo, organizado y uno, como la misma sociedad. En España, la producción de esas

pequeñas obras es inmensa. La prensa literaria se alimenta de eso, y menudean las

colecciones de cuentos, de artículos, de cuadros sociales.";

por supuesto, no se le adjudique en absoluto por parte ninguna al pensamiento galdosiano

un evolucionismo espiritualista, no, léas~ y entiéndase: no hay en Galdós espiritualismo

ninguno, ni aun muchísimo menos ideaiismo alguno ni siquiera sea popu.lista (jque no

estamos en los tiempos históricos del reaccionarismo de Estado ni del entreguismo

IV CONGRESO GALDOSIANO ID

revisionista burgués decimonónico, sino en el más fundamentalista tiempo histórico del

optimismo burgués revolucionario!; nunca se olvide), sino que, al contrario, su evolucionismo

es por lo mismo e igual darwinismo, histon'cista, sociologista, economicista, etc. Así que,

déjense las interpretaciones y comentarios algusto idealista de la actual (¡de todavía hoy,

enero de 1990!) critica estilística al uso dominante entre nosotros: léase a Galdós, en su

material esfuerzo intelectual por teorizar (según este horizonte de pensamiento, aun más

en concreto recién abierto por el positivismo y la sociología como nueva ciencia de una nueva

sociedad burguesa postrevolucionaria) una nueva "literatura novelesca n

, a que "aspira la

sociedad actual", etc. Léase, en Galdós, su ideología racionalista, al tiempo que, igual y por

lo mismo su ideología empirista, en cuanto que ambas por igual le dictan y el utiliza para

argumentar de base la "natural y espontánea" categoría de "producto", y aunque ello sea

dentro de un proceso de producción ("producción~ "producir': "producto"), que el

pensamiento galdosiano objetiva y encuentra, da y sitúa muy estrictamente, en una estricta

(sic) lógica productivista, economicista, mercantil, etc., para, en fin y en definitiva, de

primera a última instancia, ajustar pragmática y dialécticamente este proceso de producción

a "la literatura novelesca", al novelista y a la novela.

Importa, por tanto, tener muy en cuenta este doble espontaneismo ideológico galdosiano.

Importa, así, e igual en estricto, conocer qué materiales de racionalismo y empirismo

producen todo esto que históricamente puede reconocerse como el pensamiento positivo

(liberal, de y delliberalismo¡ en España; y para nuestro asunto novelístico, en Galdós).

Importa, por todo ello, y primero, para leer (y no interpretar, etc.) las prácticas ideológicas

galdosianas, cuya lógica productiva busca y consigue la legitimación del dominio de clase

burgués en España. Cuando, más si cabe aún y en fin, también importa, para no olvidar nada

de ello, para no reproducir (todavía hoy, 1990, con la desmemoria histórica) el ensayismo,

el cientjfismo, el honzonte teórico cientjfista, que Galdós, en estricta lógica ideológica de

clase, utiliza y practica, escribe, y así legitima, intelectual e ideológicamente, los intereses

de clase burgueses, liberales, decimonónicos, etc.

Así que, situados en este dominio político, de relaciones e intereses políticos, importa,

de una parte y frente al ideologismo espiritualista e idealista, no olvidar esa dialéctica

organicista, espontaneista, etc., de base y principio, que Galdós ajusta a su teoria

novelística, al argumeiltar:

.. [la novela ... ] un cuerpo multiforme y vario, pero completo, organizado y uno, como

la misma sociedad".

Aunque, el proyecto galdosiano más necesita ajustarse al dominante dominio político, muy

en estricto, y precisamente, ne su misma dominancia, esto es, en su mismoJuncionalismo

legal y legalista, legitimista, legalizador y legitimador, para el que fue producido el Estado,

esto es, el Estado de derecho, cuyos aparatos de Estado se encargan rigurosamente del

cumplimiento preciso de esaJunción legalizadora de los intereses de clase burgueses, en

razón y base a cuyo dominio político (revolucionario y postrevolucionario; por la fracción

de clase liberal) del Estado, y de Estado, Galdós puede adecuar la lógica productivista a la

lógica legalista, y establecer la legitimación:

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

"La novela es producto legítimo de la paz".

Un "producto legítimo" y así legitimado para, a su misma vez y en su propio proceso de

producción, producir y maten'alizar la legitimación en y mediante la ideología de los

intereses de clase, en tanto escribe Galdós:

"[ ... ] y en literatura como en política [ ... ]".

Así cumplido el lógico y necesario ajuste al dominio político, dominante y de intereses

políticos, la lógica ideológica de clase galdosiana situará en un dominio determinante, de

relaciones e intereses económicos el propio proceso de producción de legitimación teórica de

la práctica escrituralliteraria novelesca. y aquí, por lo mismo e igual, dos son las lógicas,

con que se objetiva este dominio de relaciones económicas, y sus determinacioines, para la

novela. Así, y en el mismo despliegue funcional de causas, de razones, de qfectos y

Juncionamiento, etc., se despliega y activa una lógica económica y productivista: de

.. mercado especial" , de mercado y .. comercio editorial" , de unas" industn'as editon'ales" para

la literatura, para la novela:

"Pero esta gente que lee, estos Españoles que gustan de comprar una novela y la

devoran de cabo a rabo, estimando de todo corazón al ingenio que tal cosa produjo, se

abastece en un mercado especial. El pedido de este lector especialísimo es lo que

determina la índole y la medida; y es preciso servirle. AqUÍ tenemos explicado el

fenómeno, es decir, la sustitución de la novela nacional de pura observación, por esa

otra convencional y sin carácter, género que cultiva cualquiera, peste nacida en Francia,

y que se ha difundido con la pasmosa rapidez de todos los males contagiosos. El público

ha dicho: "Quiero traidores pálidos y de mirada siniestra, modistas angelicales,

meretrices con aureola, duquesas averiadas, jorobados románticos, adulterios, extremos

de amor y de odio", y le han dado todo esto. Se lo han dado sin esfuerzo, porque

estas máquinas se forjan con asombrosa facilidad por cualquiera que haya leído una

novela de Dumas y otra de Soulié. El escritor no se molesta en hacer otra cosa mejor,

porque sabe que no se la han de pagar; y esta es la causa única de que no tengamos

novela. El género literario en que se ocupan con algún resultado nuestros desdichados

literatos, y el que sostiene algunas pequeñas industrias editoriales, es el de la novela

de impresiones y movimiento, cuya literatura ejerce una influencia tan macabra en la

juventud del día, reflejándose en nuestra educación y dejando en nosotros una huella

que tal vez dura toda la vida. "

Esto es. Un "público", primero "comprador", y después "lector", a cuyo "servicio", primero

de "pedido" (demanda, y compra", después de "gusto", las "industrias editoriales", extraen

"máquinas/escritores" a quines "pagan" (compran) y cuyos "productos" ofertan al "mercado

especial" de "la novela". Un causalismo ("causa única de que no tengamos novela") de

las relaciones económicas y mercantiles, que de primera instancia a última instancia

"determina[n] la índole de la novela", que en absoluto se rechaza (pues así están, así son

las cosas en estas inicialesJases del proceso de producción de novela: su escritura, edición,

oferta y compra), sino muy al contrario: sólo se cuestiona, como único asunto problemático

IV CONGRESO GALDOSIANO lID

y dentro de tales y no de otras situaciones de" comercio editoriar novelesco, "la sustitución

de la novela nacional de pura observación, por esa otra convencional y sin carácter [ ... ] cuya

lectura ejerce una influencia tan marcada en la juventud del día".

Por supuesto. Se ha invertido "la sustitución": de hecho ha de ser (he aquí la cuestión,

la única razón, la última y primera necesidad) al contrario, ha de ser muy al contrario. Pues

todo el mercado para la novela, ahora, está ocupado por

"elementos extraños, convencionales, impuestos por la moda, prescindiendo por

completo de los que la sociedad nacional y coetánea les [a "nuestros novelistas", que

los han "utilizado", dentro de esas relaciones mercantiles, etc.] ofrece con extraordinaria

abundancia. Por eso no tenemos novela. [Y ... ] para tener novela. En vano algunos

editores diligentes han acometido la empresa con ardor, empleando en ello todos los

recursos de la industria librera; en vano las Revistas y las publicaciones periódicas más

acreditadas, han tratado de estimular a la juventud [ ... ]; en vano la Academia ofrece

un premio pecuniario y honorífico i una buena novela de costumbres. Todo es inútil.

Los editores [ ... ]; la prensa [ ... ]; la Academia [ ... r .

Se tratará, pues, de aquí y ahora en adelante, de "sustituir" los "elementos extraños" (etc.)

por aquellos otros "de verdad" que la "sociedad nacional y coetánea les ofrece con

extraordinaria abundancia". Se tratará de "utilizar" todos y cada uno de "los recursos de la

industria librera" y de "la prensa" e incluso de "la Academia" (sic), para "la empresa". Una

"empresa" determinantemente mercantil, pero igual y por lo mismo intelectual e ideológica,

en la que de hecho intervienen cuantos "recursos" ¿"académicos"?, intelectuales e ideológicos,

tengan ya hecha una precisa y colectiva toma de condencia sobre la necesidad, por

lo mismo e igual, histórica, colectiva, y de clase, respecto de: "La grande aspiración del arte

literario en nuestros tiempo es dar forma a" [ ... ], "La aspiración de la sociedad actual a

exteriorizarse", etc. etc.

En la situadón primera de estricta y cumplida lógica mercantil, para la delimitación del

dominio determinante (de intereses económicos), el pensamiento galdosiano organiza una

tipología de "la literatura considerada como profesión", por igual: si se atiende a los

"productos/máquinas [que] se forjan éon asombrosa facilidad", que se compran, se pagan,

etc., sean los escn·toresJundonan·os, qftdnistas, pen·odistas, etc., sean los "libros".

"las obras que con pretensiones de novela alimentan la curiosidad insaciable de un

público en demasía, tienen una vida efímera determinada sólo por la primera lectura de

unos cuantos millares de personas, que únicamente buscan en el libro una distracción

fugaz o un pasajero deleite";

para intervenir, ya aquí, igual y por lo mismo, una lógica sociologista: sus razones,

delimitadas al propio dominio de relaciones económicas, están a su misma vez determinadas

por "público" (comprador, lector, etc.); esto es, por la situadón que ocupa en las reladones

sodales:

y así, "la novela romántica", "cuyo prestigio desciende ya notablemente", y "la

legendaria y maravillosa [que] ya está mandada recoger", ambas a la par y por igual

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

dispuestas por, para y desde ese ideologismo espiritualista e idealista, en definitiva, que,

según el pensamiento galdosiano, "es disposición más bien accidental, hija sin duda de

condiciones del tiempo, que innata y característica" de "nuestra raza", pues si bien

(si mal)

"Cierto es esto: somos unos idealistas desaforados, y más nos agrada imaginar que

observar. Bien se está viendo que no hay gente menos práctica en toda especie de

asunto que esta buena gente española, que tanto ha dado que hacer al mundo en

tiempos lejanos, yen las letras no es en donde menos se refleja esta disposición especial

de nuestros espíritus";

pues si bien (si mal)

" [ ... ] los Españoles somos poco observadores, y carecemos por lo tanto de la principal

virtud para la creación de la novela m0gerna. La fantasía andaluza y castellana, que

ha creado la más rica poesía popular que existe en la civilización cristiana, la literatura

mística, y el gran teatro del siglo XVII, es completamente incapaz para el caso, [ ... ] El

lirismo nos corroe, digámoslo así, como un mal crónico e interno, que ya casi forma

parte de nuestro organismo. Somos en todo unos soñadores que no sabemos descender

de las regiones del más sublime extravío, yen literatura como en política [ ... ;

etc.] ;

por lo mismo e igual, desde un e idéntico hegelismo galdosiano de pensamiento, contra

aquella concepción se argumenta, se positiviza, pragmatiza y encuentra

"Examinando la cualidad de la observación en nuestros escritores, veremos que

Cervantes, la más grande personalidad producida por esta tierra [ ... ] y en otra

manifestación del arte, ¿qué fue Velázquez sino el más grande de los observadores [ ... ]?

La aptitud existe en nuestra raza; pero sin duda esta degeneración lamentable en que

vivimos nos la eclipsa y sofoca. [Así que !!!] Hay que buscar la causa del abatimiento

de las letras y de la pobreza de nuestra novela en las condiciones externas con que nos

vemos afectados, en el modo de ser de esta sociedad, tal vez en el decaimiento del

espíritu nacional o en las continuas crisis que atravesamos, y que no nos han dado

punto de reposo. La novela es producto legítimo de la paz" [ ... etc];

al tiempo, delimita esta concepción espiritual e idealista en estricto a la fracción de clase

burguesa reaccionarista, que

"por miedos que se explican, caía en contradicciones pasmosas y procuraba armonías

y transicciones imposibles con elementos de reacción que, por motivos sentimentales,

consideraba sagrados" (Clarín).

Así, delimita y sitúa "la novela de impresiones y movimiento" socialmente en "la juventud

del día" de esa fracción de clase; así, "la novela de salón", en los "restos" de "la antigua

nobleza", en "el círculo de la alta sociedad": pues,

IV CONGRESO GALDOSIANO lB

"Verdad es, que por lo general, valen poco las producciones de esta clase, que no son

sino imitaciones muy pálidas y muy mal hechas de la literatura francesa de boudoir.

A esto contribuye en gran parte el afrancesamiento de nuestra alta sociedad, que ha

perdido todos los rasgos característicos. Ya desde principios del siglo pasado, la reforma

de la etiqueta, la venida de los Borbones, la irrupción de la moda francesa, comenzaron

a desnaturalizar nuestra aristocracia".

Así, "La novela popular", "En el pueblo urbano", cuando

"La novela popular es la que únicamente ha sido cultivada con algún provecho. [ ... ] En

el pueblo urbano, muy modificado ya por la influencia de la clase media, sobre todo en

las grandes ciudades [ ... ] Los nuevos elementos ingeridos en la sociedad por las

reformas políticas, la pasmosa propagación de ciertas ideas que van penetrando en las

últimas jerarquías, la facilidad con que un pueblo dócil y de vivísima imaginación como

el nuestro acepta ciertas costumbres [ ... ] Se equivoca el que cree encontrar a ese pueblo

en las obras de Mesonero Romanos [ ... ] él fue el pintor concienzudo de los nuevos tipos

que produjo la transformación de nuestra sociedad hace treinta años. [ ... ] Ya todo es

nuevo, y la sociedad de Mesonero nos parece casi tan antigua [ ... etc.]".

Y, así, finalmente, "la novela de costumbres campesinas", de Fernán Caballero (que "Sólo

se bastardea y malogra su ingenio cuando quiere salir del breve círculo del hogar campesino")

y de Pereda, igual reducida y situada en la "una sola faz de nuestro pueblo".

Así. En fin. Establecida y teorizada la adecuación dominante al dominio polític02.

Establecida, teorizada la adecuación determinante al dominio económico de relaciones e

intereses de "comercio editoriar, para" la novela", sea en una primera lógica mercantil en

estricto, lo sea en su última lógica sociologista en estricto, esto es, de pertenencia y

procedencia de clase (defracción de clase, más en estricto), con que se delimita todo" el social

público/lector/comprador", etc., será pues a partir de aquí, desde ese y no otro término en

estricto de lugar social, en "la sociedad actual en que vivimos", "moderna" y "contemporánea"

, etc., desde donde, según el pensamiento galdosiano siempre, se ha de "producir" pues

"la literatura novelesca", esto es, la necesidad de clase de producir la escritura novelada,

novelesca, de las relaciones sociales ¡pero no, nunca, todavía no, de la sociedad!.

Porque, no se trata de otro asunto sino de novelar muy en estricto y precisa, necesaria,

objetiva, determinadamente, las relaciones sociales, las determinaciones sociales de esas

relaciones, en, desde, por y para "la clase media". Porque, ahora y aquí, año 1870, todavía

no se confunde (¡por supuesto, confusión, confusionismo muy consciente) "la clase media"

con "la sociedad", como si ocurrirá en 1897, luego de tantos fracasos en los proyectos, de

tantos ajustes y reajustes en los desajustes del optimismo histórico de nuestro liberalismo

decimonónico, de tanta entrega y bien cumplido entreguismo intelectual de sus propios

ideólogos liberales históricos postrevolucionarios, etc.; esto es, una confusión producida por

unas nuevas relaciones de poder y de clase, que determinará y obligará a la utilizada

confusión histórica de marras. Porque, aquí y ahora, no se tratará nunca, por ninguna parte

(¡dónde está escrito!), de "la sociedad", ni aun tampoco de la "clase alta", del "círculo de la

alta sociedad" en cuales sean sus residuos de "clase aristocrática", ni aun tampoco de "el

l1li BIBLIOTECA GALDOSIANA

pueblo", ni del "pueblo campesino", ni "de costumbres campesinas" ni "del hogar campestre",

ni aun en cualesquiera de sus "jerarquías" de "pueblo urbano" (y ahí, no se olvide

tampoco esta delimitación y determinación social de clase!), ni aun siquiera de la fracción

conservadora, pactista, tradicionalista, no liberal sino reaccionarista, de la burguesía

decimonónica postrevolucionaria. Porque aquí y ahora, muy en concreto, en estricto y

determinadamente, se tratará de escn1Jir, de novelar una movilidad social y una representación

social de clase, y, desde ahí, desde una y otra delimitación, adecuadamente, escribir

y novelar sus determinaciones, la dialéctica de sus determinaciones, en el dominio político

y en el dominio económico, para acabar produciendo un dominio ideológico, de clase. Así

pues, respecto a la movilidad social (de la nueva y moderna, contemporánea, "la sociedad

actual"), con rigurosa lógica (política, de clase, etc.) pensada y escrita por Galdós contra el

histórico enemigo (recién vencido revolucionariamente):

"pero o nuestros novelistas no saben tratar el asunto, o no han tenido el acierto de ser

un poco más generales, poniendo en contacto y en relación íntima, como están en la

vida, todas las clases sociales. La novela, el más complejo, el más múltiple de los

géneros literarios, necesita un circulo más vasto que el que le ofrece una sóla jerarquía,

ya muy poco caracterizada; se asfixia encerrada en la perfumada atmósfera de los

salones, y necesita otra amplísima y dilatada, donde respire y se agite todo el cuerpo social" .

Respecto a la representación social de clase:

"La sociedad actual, representada en la clase media, aparte de los elementos artísticos

que necesariamente ofrece siempre lo inmutable del corazón humano y los ordinarios

sucesos de la vida, tiene también en el momento actual, y según la especial manera de

ser con que la conocemos, grandes condiciones de originalidad, de colorido, de forma" .

"Pero la clase media, la más olvidada por nuestros novelistas, es el gran modelo, la

fuente inagotable. Ella es hoy la base del orden social: ella asume por su iniciativa y por

su inteligencia la soberanía de las naciones, y en ella está el hombre del siglo XIX con

sus virtudes y sus vicios, su noble e insaciable aspiración, su afán de reformas, su

actividad pasmosa".

Respecto a las determinaciones de clase:

"Esa clase es la que determina el movimiento político, la que administra, la que enseña,

la que discute, la que da al mundo los grandes innovadores y los grandes libertinos, los

ambiciosos de genio y las ridículas vanidades: ella determina el movimiento comercial,

una de las grandes manifestaciones de nuestro siglo, y la que posee la clave de los

intereses, elemento poderoso de la vida actual, que da origen en las relaciones humanas

a tantos dramas y tan raras peripecias".

Unas determinaciones de clase (en el dominio político y en el dominio económico: e igual por

lo mismo, en el dominio social) que, dialécticamente, producirán, habrán de producir

"necesariamente", su escritura: su "expresión artística" en "literatura novelesca":

IV CONGRESO GALDOSIANO lB

"La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión de cuanto bueno y malo existe

en el fondo de esa clase, de la incesante agitación que la elabora, de ese empeño que

manifiesta por encontrar a todos, y conocer el origen y remedio de ciertos males que

turban las familias. La grande aspiración del arte literario en nuestro tiempo es dar

forma a todo esto. [ ... ] No ha aparecido aún en España la gran novela de costumbres,

la obra vasta y compleja que ha de venir necesariamente de aquella vida".

y es ya aquí, precisamente, donde la lógica ideológica (de clase) galdosiana, tras su rigurosa

argumentación de causas, de razones, de nociones y determinaciones, de adecuaciones y

necesidades (con que se toma conciencia teórica y se legitima en la teoría su propuesta),

produce el sentido, los objetivos, el lugar, la función, el funcionamiento y el funcionalismo

del nuevo, actual, moderno y contemporáneo, postrevolucionario intelectual orgánico: el

novelista. Aquí y así, pues, Galdós sitúa y limita, delimita y determina el nuevoJuncionalismo

intelectual político ("en nuestros tiempos, rara es la pluma que no se ejercita en las

contiendas políticas", etc.) y respecto delJuncionalismo intelectual periodísticc? E igual,

por lo mismo (efr. nt/3), ajusta elJuncionalismo novelístico alJuncionalismo ideológico:

primero, adecuado a las determinaciones "de la política y el comercio", que ahora Galdós lo

objetiva como "vida exterior" de "la clase media"; y último, adecuado a las determinaciones

de eso que ahora e igual Galdós objetiva como "vida doméstica" de "la clase media": así:

1 º) "En la vida exterior se muestra con estos caracteres marcadísimos, por ser ella el

alma de la política y el comercio, elementos de progreso, que no por serlo en sumo grado

han dejado de fomentar dos grandes vicios en la sociedad, la ambición desmedida y el

positivismo. Al mismo tiempo" ...

2º) "Al mismo tiempo, en la vida doméstica, ¡qué vasto cuadro ofrece esta clase,

constantemente preocupada por la organización de la familia! Descuella en primer lugar

el problema religioso, que perturba los hogares y ofrece contradicciones que asustan;

porque mientras en una parte la falta de creencias afloja o rompe los lazos morales y

civiles que forman la familia, en otras produce los mismos efectos el fanatismo y las

costumbres devotas. Al mismo tiempo se observan con pavor los estragos del vicio

esencialmente desorganizador de la familia, el adulterio, y se duda si esto ha de ser

remediado por la solución religiosa, la moral pura, o simplemente por una reforma

civil".

En el Juncionalismo ideológico (esto es, de "difusión", "propagación" e imposición

ideológica), se toman posiciones:

"Sabemos que no es el novelista el que ha de decidir directamente estas graves

cuestiones, pero sí tiene la misión de reflejar esta turbación honda, esta lucha incesante

de principios y hechos que constituye el maravilloso drama de la vida actuaL".

Así. Una toma de posiciones de clase en la ideología, para la lucha de clases en la

ideología, que produce todo el intelectualismo novelístico propuesto por Galdós, intelectual

orgánico del liberalismo decimonónico postrevolucionario, 1 º) para legitimación (en,

mediante la ideología) del dominio económico y dominio político de clases burguesa

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

(postrevolucionaria, etc.); 22) para la difensa de intereses de clase (económicos, políticos,

sociales); 3Q

) para la "propagación" e imposición de la ideología liberal burguesa

(postrevolucionaria, etc.), esto es, la producción de un dominio ideológico liberal (burgués,

postrevolucionario, etc.). Será, en la inaugural e iniciática propuesta escritural galdosiana,

un intelectualismo novelístico que toma actitudes tiformistas e intervencionistas indirectas

(lo "Sabemos", "que no ha de decidir directamente, pero sí tiene la misión de reflejar",

"observar", "expresar", "conocer" y escribir "el remedio de ciertos males que turban las

familias", etc.): aunque, igual y por lo mismo, la necesidad (política, económica, social e

ideológica; de clase) de producir la puesta en marcha histórica del Juncionalismo e

intelectualismo novelístico, aun y todavía dentro del propio horizonte de posiciones de clase,

no producirá a su vez sólo y únicas actitudes riformistas, moralistas, reorganizadoras,

solutivas, etc., sino también actitudes de crítica fuerte e interna (no se olvide, ni se confunda

con las galdosianas críticas a la fracción conservadora y reaccionarista de clase!), unas

actitudes radicales y límites: así, aquellas escritas y mantenidas por Clarín en Solos de Clarín

y hasta La Regenta; unas variantes de actitud, para una misma posición de clase, en todo

caso, que no materializarán diifuncionamientos (al propio intelectualismo e ideologismo

burgués, etc.) ni aun menos ninguna traición de clase: será pues, ya en definitiva, ¿otra?

historia, la que hagan y escriban ambos, esos dos últimos procesos (intelectuales e

ideológicos), abiertos e históricos a fines del s. XIX y en los años 30 de nuestro s. xx, para

la traición de clase, para la materialización histórica del intelectual orgánico del proletanádo.

IV CONGRESO GALDOSIANO IIB

Notas

I Cuyos discursos al uso nos imponen ese dominio ideológico e intelectualista de eruditismo y

tautología, de simbología e impresionismo, de ilusionismo, descriptivismo, e invento,

transcendentalización, subjetivismo, e intuicionismo, formalismo y tecnología, taxidermia espin'tualista

y demás variantes, eternas siempre, universales, etc" que, en nuestra más reciente historia intelectual,

se le viene en reconocer como el dominio estilístico y su clónico dominio sociológico, En fin: la moneda

deviene enteramente falsa cuando se usa según el perspectivismo de la etnología,

2 Por supuesto: e insisto: no se olvide aquel límite galdosiano para La Commune, "la bárbara e

inmoral insurrección", cuando se esté leyendo esta otra, nacional e inmediata, limitación de "pueblo

dócil" y "muy modificado ya por la influencia de la clase media", por sus "reformas políticas" e "ideas",

y muy "penetrado" este "pueblo urbano", hasta en su más "últimas jerarquías", y con "facilidad" de

"pueblo" que "acepta", etc, Esto es, ¿un "pueblo"? ¿clases "populares"? ¿clase obrera? ¿proletan'ado?

¿en sus "últimas jerarquías"? ¡jerarquización de clase, en la masa proletaria? ¿ignorancia, ceguera de

un ideólogo burgués aunque liberal, hacia cual sea la fase del proceso de toma de conciencia obrera y

entre los obreros, que, según esta escritura teórica y luego novelística (léase a Fortunata y no afacinta),

sólo hay, pues se observa, y sólo se encuentra "pueblo" obrero de "colorido vivo" y de "costumbres

singulares", de "pintoresquismo" para el "retrato" de "un estudio directo y al natural", esto es,

¿"pueblo"? desconcienciado, desclasado, desorganizado, desconflictivo, sumiso, "dócil"?

3 Galdós no confunde (¡Galdós no es un ideólogo idealista!) alpen'odista y al novelista, ni a sus

trabqjos periodísticos con trabqjos novelísticos, sino muy al contrario: "Hay además el gran

inconveniente de las circunstancias tristísimas de la literatura considerada como profesión, Domina en

nuestros pobres literatos [",] Todos ellos andan a salto de mata, de periódico en periódico, en busca

del necesario sustento [",] y la mayor recompensa y el mejor término de sus fatigas es penetrar en una

oficina, panteón de toda gloria española", Pues, además, entre ese pen'odista y esteJuncionan'o

.. oficinista", resulta que hay la delimitación, la determinación de un muy preciso y eficaz, muy útil y

utilizadoJuncionalismo ideológico: "La entrega, que bajo el punto económico es una maravilla, es cosa

terrible para el arte, Es como la aplicación del periódico a toda clase de manifestaciones literarias [",]

Como quiera que sea, los recursos de publicidad aumentan considerablemente con la entrega, El libro,

dividido de este modo, penetra hoja por hoja en todos los hogares, y es accesible a las fortunas más

modestas, No vituperamos todavía este sistema; porque el mal no está en él. Como excelente medio de

propagación, la entrega ha podido difundir lo malo; pero en igualdad de condiciones puede extender lo

bueno y darle una extraordinaria circulación con la rapidez y la ubicuidad del periódico",