DE LA NOTICIA

AL EPISODIO NACIONAL:

LA VUELTA AL MUNDO

EN LA I'NUMANCIA"

M. ª del Pilar Palomo

11

E128 de julio de 1902, Pérez Galdós declara

en una entrevista que tiene un vago proyecto de realizar un drama "inspirándose en las

tradiciones peruanas, allá por los primeros tiempos de nuestra dominación en América. Será

una obra de "buena fe", si vale la palabra, sin tesis, ni símbolos, ni quebraderos de cabeza,

un estudio del contraste entre los fulgores de la civilización y el ambiente de salvajismo y

de barbarie."1

Poco antes, el entrevistador consigna: "Sobre la mesa del amplio gabinete de trabajo,

reparé en una colección del viejo Heraldo, el del Conde de San Luis, y entre las hojas del

famoso periódico de los moderados, cuartillas con anotaciones. Son documentos para

Narváez, el episodio que prepara actualmente el insigne novelista. "

Obviamente, Galdós no escribió el drama proyectado. Pero esa alusión a las "tradiciones

peruanas" nos encamina hacia otra obra inmediata, La vuelta al mundo en la Numancia,

cuya relación con el conocido libro de Ricardo Palma ha sido suficientemente establecida por

Carlos García Barrón.2 Pero me apresuro a destacar el segundo dato significativo: esa vieja

colección del Heraldo sobre la mesa de trabajo del novelista en plena gestación de la cuarta

serie de los Episodios. No es nada nuevo, por supuesto. Es de sobra conocida la información

de prensa que subyace en todas las series, tal vez porque el periodista Galdós sintió siempre

la noticia, comunicada coetáneamente a los hechos sobre los que informa como parte de esa

histon·a viva que intentó -y logró- que fuese la savia auténticamente regeneradora de sus

reconstrucciones históricas. Pero no es menos obvio que, a partir de la cuarta serie, el propio

Galdós forma parte de esa historia viva, que en las colecciones de los viejos periódicos de los

años 60 y 70 está su firma y que el joven periodista está viviendo esa historia que novelará

cuarenta años después. En definitiva, creo que se imponía la búsqueda de esa noticia vivida

para explicarnos el porqué y el cómo fue transformada años más tarde en materia narrativa.

Había que ir a las no menos viejas páginas de La Nación para ver cómo y bajo qué perspectiva

. el periódico en el que Galdós colaboraba informaba a sus lectores acerca de los sucesos de

la guerra en el Pacífico, tema central del episodio galdosiano de 1906. Porque en la línea de

opinión de ese autodefinido diario progresista tal vez se encontrase, no la estructura

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

novelesca que vendría después, desde las crónicas de testigos presenciales3, pero sí el

mensaje y el símbolo de la Numancia. Esos símbolos del relato de ficción señalados

recientemente por Palmira Arnáiz4•

Se imponía igualmente una incursióp en alguna publicación de signo contrario, para

poder establecer si la visión de los hechos ante unas mismas fuentes de información se

comunicaba bajo idéntica perspectiva. Esa información, repito, era la misma: la Gaceta, es

decir, la puramente oficial, pero fidedigna en cuanto que muchos de esos, a veces, largos

comunicados, van firmados, por ejemplo, por el propio Méndez Núñez; las breves noticias

recibidas telegráficamente y comunicadas por las nacientes agencias de prensa -encontramos

en El Museo Universal, por ejemplo, la firma de Nilo Fabra-; los artículos y noticias

recogidos ampliamente de la prensa extranjera y, como nota de enorme interés para mi

propósito, las cartas, generalmente publicadas sin firma, enviadas a sus familiares o a los

periódicos por los propios oficiales y marinos de la armada en el Pacífico -en su doble función

de actores y testigos- y que reproduce, en forma de artículo, la prensa nacional.

La tentación de elegir para esta confrontación El Museo Universal era demasiado fuerte,

por dos razones. La primera, porque las páginas de un semanario ilustrado me permitían

tener acceso a una riquísima información gráfica. Y segundo, porque el comentario semanal

de los sucesos llevaba una firma ilustre: Gustavo Adolfo Bécquer, en su faceta de

comentarista político, tan poco conocidas. Máxime si tenemos en cuenta que, en los meses

que me proponía analizar, Bécquer es director de la publicación, por lo que la línea de opinión

de ésta, manifestada en la perspectiva del enfoque dado a los sucesos, tenía que derivar, en

buena parte, de su propia perspectiva. Incluso hemos de suponer que los breves textos

anónimos que acompañan a los grabados son, presumiblemente, del propio Bécquer, que

respondía, como director, de todas las colaboraciones anónimas. Parte integrante de una

labor puramente profesional que, por otra parte, no añadiría ninguna gloria literaria al autor

de las Leyendas pero que, de aceptar la autoría, constituiría un dato más para perfilar la

realidad humana de Bécquer, ese gran periodista, en la casi única faceta de su labor que

conocieron sus lectores coetáneos, hasta la edición póstuma de 1871, con la que nació el

poeta.

Analicé ambas colecciones desde enero a junio de 1866, en el rastreo de toda noticia o

grabado relacionado con los sucesos del Pacífico, estableciendo a partir de la cronología del

hecho histórico su correspondiente información en ambas publicaciones. y partiendo, claro

está, de dos supuestos. El primero de una certeza absoluta: las noticias publicadas en La

Nación han sido leídas por el joven Galdós, ya que sus artículos firmados aparecen en el

mismo número y hasta, en ocasiones, en la misma página6• El segundo, no pasa del nivel

hipotético, pero sólo porque no tengo prueba documental que lo confirme. Pero pensar que

un joven profesional del periodismo madrileño de 1866 ignorase la información gráfica que

suministraba El Museo me parece inadmisible. Y más si tenemos en cuenta que hay datos

suficientes para suponer una relación amistosa entre Galdós y Bécquer, como ya apunté en

otro trabaj0 7.

Naturalmente, en las presentes líneas sólo he utilizado las noticias más significativas,

pero las casi cien papeletas que recogí -y la recogida es también selectiva-son la plataforma

informativa del breve muestreo que presento. Y sobre ambos grupos -lo que presento y lo

N CONGRESO GALDOSIANO ,.

que omito- he establecido las conclusiones de este trabajo que, por sus dimensiones, sólo

peude ser eso: la presentación de unas conclusiones, que me apresuro a sintetizar.

Los dos bloques informativos analizados coinciden sin reservas en un punto: la

exaltación de la Marina española, el elogio sin reservas de Méndez Núñez y el carácter

epopéyico de la gesta que, en las dos publicaciones, se conecta con el gran y aún próximo

recuerdo de Trafalgar. Volveré sobre este punto. Valor, heroismo, sacrificio, pericia, etc., son

palabras que van connotando hasta las más objetivas informaciones. Es idéntica, también,

su actitud de rechazo al valorar la posición aparentemente neutral, pero beligerante en la

sombra, de los dirigentes políticos de los países anglosajones, que están ayudando con

armas, dinero y hombres a Chile y al Perú, por motivaciones puramente mercantilistas. Esta

línea de oponión es común en ambas publicaciones, pero en El Museo se colorea de

triunfalismo y, en ocasiones, de tonos ciertamente retóricos, si no en la colaboración

becqueriana, sí en otros textos aparecidos en ese semanario que él dirige. Por contraste, en

La Nadón -sin colaboraciones estrictamente literarias, por su índole de diario político- se

marca una línea abiertamente antigubernamental, de carácter crítico, que deriva hacia una

distinción muy clara: el valor, el sacrificio y el triunfo de esos españoles que combaten en

el Pacífico y la ceguera, inutilidad y egoismo de unos políticos que los han conducido a una

situación límite. Tan límite que la única salida honrosa -yen ello están todos conformesera

la guerra. Pero ésta es absurda y podía haber sido evitada. No creo necesario destacar

que en esta doble actitud de su periódico están las claves aparentemente desmitificadoras

del futuro relato galdosiano. (Una confrontación textual de algunas editoriales anónimas de

La Nadón y algunas páginas de la Numanda es reveladora y, naturalmente, será objeto de

estudio en una versión ampliada de esta comunicación).

Así pues, anotemos, de una parte, el componente épico, común a dos publicaciones de

carácter antigubernamental, pero de signo contrario. La Nadón, periódico político de

marcada oposición a O'Donnell y a la Unión Liberal, de línea progresista. El Museo, dirigido

por Bécquer, estaría, como él, en la línea de los moderados y conservadores, antiunionistas

también. Pero El Museo no es un periódico político y la legislación vigente en materia de

censura de prensa le impide, por ello, todo comentario sobre política interior. A Bécquer sólo

le cabe la alusión velada, casi silendaaa -ya he apuntado el tema en un trabajo anterior ya

citado-y por tanto sólo le resta la actitud de apoyo incondicional a los héroes del Pacffico,

en esa doble perspectiva a que me vengo refiriendo.

Ya en 29 de enero de 1865, El Museo reproduce un grabado de la Numanda, fondeada

en Cartagena, puerto al que llegó desde los astilleros de Tolon el 20 de diciembre anterior.

El texto que acompaña al grabado indica que el buque está "destinado al Perú", pero añade:

"Dios haga, que satisfecho el honor español, sea innecesario el empleo de la Numanda, y

se abracen como hermanos los que hoy se miran como enemigos" . Comienza con ello la serie

ininterrumpida de textos y grabados, cuya relación, no exhaustiva repito, añado al presente

texto en documento adjunto, del que deseo destacar varios puntos: si bien en el número de

2 de abril se ha informado gráfica y textualmente del motín antiespañol en el Callao y el

asesinato, lapidado, del cabo Esteban Fradera, la Revista de la Semana de 26 de noviembre

-aún firmada por León Galindo y de Vera-en que se da noticia del ultimatum de Pareja, del

bloque de los puertos chilenos y del comienzo real de las hostilidades, rezuma todavía

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

prudencia y contención, al tiempo que comienzan las acusaciones lanzadas contra las

potencias extranjeras '(Revista, 3-XII-65). Unicamente encontraríamos en esta etapa

informativa -anterior al nombramiento de Bécquer como director- una nota que calificaría

de amenazadora, cuando se alude (Revista, 24-XII-65) al "plan preconcebido por los

enemigos de España de, unidas las flotas chilena y peruana, apoderarse de la Numancia" .

y se añade: "Que prueben, que de los escarmentados salen los avisados". Inmediatamente,

ya con la declaración de guerra como algo inminente, el tema del Pacífico se eleva a primer

plano desde enero del 66. y reitero el hecho de que en ese acrecentamiento informativo y

en el nuevo tono que éste adquiere la motivación puede no derivar exclusivamente de las

nuevas circunstancias del conflicto. Quiero decir que puede no ser un puro elemento casual

el hecho de que, desde el primer número de 1866, Bécquer se ha hecho ca.rgo de la dirección

del semanario. El mismo Bécquer que soñó en su adolescencia el inalcanzable sueño de

oro de la gloria militar, según había confesado en la melancolía de su Carta tercera, desde

la soledad de Veruela y reiteraría ante el toledano sepulcro de Garcilaso. Así, en ese primer

número ya aparece el grabado del bloqueo de Valparaiso y comienzan sus comentarios en

las Revistas. Del conjunto de estas últimas destaco dos puntos significativos: los recuerdos

becquerianos de Lepanto y Trafalgar (21-1-66 y 28-1-66), y las continuas alusiones al clima

de inquietud nacional ante la marcha de la guerra. La opinión pública pide más resolución

en la solución del conflicto, pero aunque se puedan tener dudas acerca de lo satisfactorio de

ésta, lo que no admite dudas es el triunfo de las armas españolas. En consecuencia, la

Revista del 11 de marzo, es una página de exaltación de la Marina española, que "añadirá

una nueva y gloriosa página" a su brillante y glorioso historial. Coincide esta exaltación

becqueriana con la declaración de guerra del Perú, el levantamiento del bloqueo y la primera

incursión en Chiloe. y ya esa exaltación se colorea de retórico patriotismo en una parte de

la revista, que publica un vibrante -y espantoso- poema firmado por Aureliano Ruiz,

titulado España en América, donde todos los tópicos se dan cita: Cortés, Pizarro, la Historia

escrita en bronce, la "madre España", las "hijas americanas", donde la república peruana ~ue

ha roto el tratado de paz firmado poco antes- será calificada de "joven renegada", su lucha

con España de "parricida", o los peruanos son los "nuevos Caines de la raza ibera", etc, etc.

y se les amenaza con ese "enemigo yankee", que ahora les parece tan amistoso.

En el número siguiente, el grabado que representa el incendio de los buques chilenos, se

acompaña de un texto esmaltado de calificaciones de gran carga emotiva: "biza"o jefe de

las fuerzas navales españolas", "valientes marinos", "alevoso apresamiento de la

Covadonga" ... Pero es interesante a partir de un "croquis remitido". Es decir, que la

información gráfica de los sucesos del Pacífico comienza a ser directa, como los planos de

los combates de los números siguientes. Y lo destaco porque -según noticia recogida del

artículo de Barrón- el manuscrito galdosiano se complementa con croquis y planos de los

combates. Asimismo, dentro de esa información directa aparece también la larga relación del

combate en Chiloe enviada "por uno de los valientes marinos de los buques que tomaron

parte en el combate". La línea informativa no varía en los números siguientes y Bécquer

destaca, en ocasiones, unos valores simbólicos. Así el triunfo en Abtao -Chiloe- se ha

recibido en Madrid el 2 de mayo y leemos: .. ¿Por ventura esta fecha no es por sí sola un

himno? ¿A qué añadirle una sola palabra?" (6-V-66). y ante el bombardeo de Valparaiso

IV CONGRESO GALDOSIANO ,.

hasta el tiempo primaveral se cubre de luz y a un "día "nublado y oscuro" sucede "otro

espléndido y sereno, con un sol de oro en el cielo azul y un rayo de esperanza en el fondo

del alma".

y por fin, la batalla del Callao, a la que se dedican los números de 17 de junio y 8 de julio.

En el primero, un largo artículo de Bécquer henchido de entusiasmo, donde nos habla de la

unanimidad de la alegría popular, los discursos y homenajes y donde se exalta la categoría

humana de los combatientes: no bastan "barcos" si no van acompañados de "valor" y de

"pericia", como si la célebre frase de Méndez Núñez -los barcos sin honra, que despreciaaletease

sobre el texto. Después, el homenaje del 8 de julio con un grabado a doble página,

un poema de Fernando Fulgosio -El Canto del Marino. La bandera española en el pacfficoy

otro poema dedicado Aljife de laflota en el Pacifico, firmado con un seudónimo que

entiendo que es todo un símbolo: Un Guardia Man'na de Trqfalgar. Pensemos que hacia

1866, un joven oficial de la gloriosa gesta tendría más o menos la edad que el fingido Gabriel

Araceli, que se dispone a narrar el combate desde sus recuerdos y su ancianidad.

El grabado se acompaña de un breve texto que, por su similitud con el estilo de las

Revistas becquerianas -incluída la oblicua alusión a la coetánea sublevación de los sargentos

del Cuartel de San Gil- entiendo como texto del propio Bécquer. Muy poco después, con la

caída de O'Donnell, el escritor recupera su cargo de censor de novelas y finaliza la dirección

del periódico. Pero tampoco, realmente, a partir de este momento, con el abandono de la flota

de las aguas del Pacífico, era esperable encontrar en El Museo una atención preferente.

Vuelve a ser más noticiable la política europea.

La nación es mucho más escasa en información comentada. Se trata, además, de un

diario, no un semanario. Quiero decir que El Museo tiene que comentar, porque opera con

una información ya recibida por los lectores durante la semana. Pero el diario progresista

sí se carga de datos informativos: partes oficiales, noticias de prensa extranjera y nacional,

cartas, etc... Predominan los Partes telegr4ficos y los sueltos de prensa, sin apenas

comentarios. Pero en esta masa informativa resuena casi el mismo tono: "nuestra España",

su "honor" , la "traidora fragataEsmeralda" -que había apresado a la C ovadonga enarbolando

una falsa bandera inglesa-, se alude a la "capciosa" maniobra de los "negociantes de la City"

(9 de febrero) y a la política de "mostrador y almacén del Foreing Qffice" (11 de febrero),

mientras se califica a la flota española como "la más fuerte escuadra guerrera que ha cortado

las aguas del Pacífico" (1 de marzo) ... Se inserta e18 de abril el parte oficial de Méndez Núñez

sobre el combate de Abtao -junto a un artículo de Galdós, como ya indiqué-, en primera

página y con una entradilla en la que se califica a los marinos de "sucesores de los héroes

de Trafalgar". Se transcribe e129 de mayo el también oficial comunicado de Méndez Núñez

enviado al Ministro español en Washington, dando cuenta en detallado y magnífico relato

en primera persona del bombardeo de Valparaiso, o su manifiesto al cuerpo diplomático

acreditado en Lima, antes de la batalla del Callao, fechado en la fragata Numancia -como

todos, después de la elección del navío como buque insignia- e127 de abril, donde realiza

un conciso y enérgico repaso de los sucesos anteriores, y que publica La Nación e16 de junio.

y recalco el hecho de que la reiterada y obligada mención del nombre de la fragata como

trasfondo de toda noticia oficial, tenía que irla conduciendo inevitablemente hacia el símbolo

o, casi, el mito, incluso antes de su celebrado viaje alrededor del mundo.

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

Pero junto a esta puntual información, que no regatea elogios a la Armada, el periódico

va publicando sueltos de fuerte crítica política. Desde el comentario irónico -" ¿Qué hace

nuestra escuadra del Pacífico? ¿Qué hace don Juan Zavala, ministro de Marina y general de

caballería?" -a la acusación de manipulación de las noticias filtradas por el Gobierno (22 de

abril), o la acusación indignada de que las familias de los soldados no están cobrando las

letras que éstos envían desde Ultramar (29 de abril). Yen medio de estas notas significativas

varias editoriales reveladoras.

Primero, la dedicada al bombardeo de Valparaiso publicada el15 de mayo, que puede

sintetizarse en varios puntos: la situación había llegado a un límite que lo hizo necesario ya

que "en 1.200 leguas de costa" no había "un solo puerto donde abrigarse pueda un buque

de España. Al bloqueo de los puertos sucedió un bloqueo de la escuadra"; pero es igualmente

lamentable haber llegado a tal situación, que ha provocado "un suceso tan triste"; esta

tristeza y pena se acrecienta porque el hecho "sobre causar infinitas desgracias, ahonda el

abismo abierto entre la madre patria y sus antiguas colonias". (Recordemos las palabras de

Galdós en su relato: "¿Consecuencias, dices? Ninguna, como no sea ésta: que se retrasará

un cuarto de siglo, lo menos, la reconciliación de España con las que fueron sus colonias"

(Cap. XXV).

Segundo, el largo artículo, editorial también, en primera página (25 de mayo), comentando

la sesión del Congreso, en la que Bermúdez de Castro, ministro de Estado, ha leído la

justificación del bombardeo, que el Gobierno va a enviar a las Legaciones extranjeras. Pero

el comentarista arremete contra ese Gobierno que, fríamente, en medio de un inexplicable

silencio, ha callado toda alusión al heroismo y al sacrificio de unos soldados a quienes ni ha

mencionado. En la Cámara de los Comunes inglesa -aduce- se ha vitoreado, con los

asistentes en pie, al "almirante" Méndez Núñez -"que talle llaman"- y en el Congreso

español de los Diputados sólo ha habido indiferencia. Ni una palabra "de consuelo", para

"aquellos nobles hijos de la patria" . Se recuerdan en el artículo las frases y actitudes honrosas

de Méndez Núñez, que han conmovido y entusiasmado a las naciones neutrales, y a las que

en esa sesión ni se ha aludido. Comienzan, en definitiva, a forjarse esos párrafos galdosianos

futuros en que el autor recuerda emocionado a "aquellos infelices, quebrantados ya de la

navegación larguísima, mal comidos y sufriendo mil privaciones" que "prorrumpieron en

exclamaciones delirantes" antes de entrar en batalla, "declarando el gusto que les causaba

morir por una reina que no habían visto nunca, y por una patria que a tres mil leguas de

distancia no pedía otra cosa que la terminación de una guerra insensata". (Cap. XXIV).

Pero esta última frase galdosiana conecta directamente con la tercera editorial que quiero

destacar, publicada el19 de junio, como colofón de la contienda y como final de un periodo

informativo que ha durado seis meses. El periódico ha omitido todo juicio desde que el 6 de

junio se comunica el bombardeo del Callao, tras lo que se sucede una serie de cortas noticias

puramente informativas. Pero, al fin, tras recibir todos los partes oficiales, La Nación publica

su síntesis desoladora, en una larga editorial en primera página, cuyo título parece resumir

la futura novela galdosiana: Otra gran victoria inutil.

Esa otra alude, sin duda, a la victoria de Tetuán, de seis años atrás. Pero el artículo va

más allá. Porque, sin duda alguna, la actuación de los marinos españoles ha sido algo

grandioso, como si España hubiese vivido su última epopeya. Pero no se sabe por qué ni para

IV CONGRESO GALDOSIANO ,.

qué. Todo el mérito recae sobre un general extraordinario y un puñado de soldados heroicos.

Pero España no ha obtenido con su sacrificio ninguna ventaja ni política ni económica. Y el

ignominioso carpetazo del Gobierno, dando por zanjado el asunto, ha sido un insulto para

los protagonistas de la gesta. El pueblo español, en definitiva, como es tradición en su

Historia, ha sido traicionado por sus políticos. y el artículo termina como comenzó: "jOtra

victoria tan grande como esteril!"

Creo, ante lo expuesto, que la génesis de La vuelta al mundo en la Numancia está en la

historia vivida de un Galdós juvenil-en el que actúa como sustrato de un contenido-, y que

se sustenta, como discurso ,en la noticia de aquella historia. Es más, pienso que la línea de

exaltación épica de la prensa de 1866 --común como hemos visto a cualquier perspectiva

ideológica- ha hecho revivir en el joven Galdós la gesta de Trafalgar, cuyo recuerdo

superpuesto es tema recurrente, como también hemos visto. Pienso, alargando la hipótesis,

que de esa superposición puede surgir la muy próxima redacción del primero de los Episodios,

donde, en Gabriel Araceli -que recibiría la noticia del Callao como el real Guardia Marina que

la comenta- levanta el juvenil Galdós el signo de una España posible abierta a la

regeneración. Pero en 1906, el ejemplo heroico y trágico a la vez del Callao, se ha cubierto

de connotaciones utópicas, porque si Trafalgar, en 1866, se superpuso sobre el Callao, el

Callao, en 1906 retrocede hasta Cavite. y tras la inmolación definitiva, en el98, de la armada

española, Galdós no puede levantar un signo positivo de transformación, sino un símbolo

de reconciliación, de esperanza no perdida: un niño, hijo de peruano y española, razón de

existencia del viejo marino protagonista. El "celtíbero" Ansúrez, que exclama al término de

su viaje, como enigmático final del relato: "Lo que yo he visto y aprendido es que cuando a

uno se le pierde el alma, tiene que dar la vuelta al mundo para encontrarla". Elevemos

también a símbolo a la vieja y mítica Numancia, junto con su epopeya, tal como entiendo

que Galdós propone, y preguntémonos con él que mundo del espíritu tendría que circunnavegar

España para encontrar la suya.

mm BIBLIOTECA GALDOSIANA

Notas

1 "En casa de Galdós", breve entrevista firmada por José de Laserna, enviada telegráficamente

desde Santander, aparecida en El Imparcial el 30 de julio de 1902. Dato facilitado por el Centro de

Investigación "Pérez Galdós".

2 "Fuentes históricas y literarias de La vuelta al mundo de (sic) la Numancia" (en Anales

Galdosiano" XVIII, 1983, pp. 111-124.)

3 Los relatos en forma de crónica y de diario, respectivamente, de Eduardo lriondo -Impresiones

del viqje de cincunnavegación en lafragata blindada Numancia, Madrid, 1867-, y de José E. Pardo

de Figueroa -Algunos escritos del teniente de navío D. (1) losé Emilio Pardo de Figueroa, ordenados

y anotados por el Doctor Thebussem (Madrid, 1873)-, cuya correlación con el texto galdosiano es

evidente. Concretamente, la crónica de Iriondo -escrita a bordo, como atestigua lo inmediato de la

publicación del manuscrito por el Ministerio de Marina, tras el regreso de la Numancia-, ha adoptado

uniforma de crónica casi novelada, que estimo que fue el modelo del relato galdosiano, si bien en cuanto

a información Galdós utilizase mucho más amplias fuentes, y la vivacidad del diario de Pardo de

Figueroa pudiese ser estímulo evidente. El análisis de este otro paso intermedio -de la crónica del testigo

presencial a la novela- formaba parte, originariamente, de la presente comunicación. Razones de

espacio han determinado que deba desarrollar con ese material un segundo trabajo.

4 "El tema americano en La vuelta al mundo de (sic) la Numancia" (en Galdós. Centenario de

"Fortunata y Jacinta" (J887-1987), Actas, Facultad de Ciencias de la Información, Universidad

Complutense, Madrid, 1989, pp. 275-282).

s "Bécquer, comentario político" (en Haciendo histon·a. Homenqje a Carlos Seco. Editorial

Complutense, Madrid, 1989, pp. 689-704).

6 Por ejemplo, la relación del combate de Abatao, en Chiloe, firmada por Méndez Núñez, aparece

en el mismo número (8-IV-66) que la Revista de Galdós titulada Dinero, dinero, dinero.

7 "El periodismo en Galdós" (en Madrid en Galdós. GaldósenMadrid, Comunidad de Madrid, 1988,

pp. 223-230).