LA INCOGNITA

DE BENITO PEREZ GALDOS:

PRIMERA NOVELA POLICIACA

DE LA LITERATURA ESPAÑOLA

Claire N. Kerek de Robin

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Está de moda la literatura policiaca. Hace

poco, con obras como El nombre de la rosa hizo su entrada en lo que suele llamarse la gran

literatura. Pero no sólo Humberto Eco. Desde algún tiempo acá, era normal incluir a

Chandler, Hammet, y a otros, dejando de considerar la novela policíaca como un subgénero,

comercial y popular, que se desarrollaba alIado de la literatura seria, de la Literatura.

La incógnita, por su título, encierra de entrada no sólo el concepto de misterio -tan

sobado en la literatura al uso de abolengo romántico- sino el de un problema por resolver;

no sólo de un "enigma", sino de una "muerte" que quieren dilucidar la Justicia y Manolo

Infantes.

La novela policíaca se puede definir por la fórmula algo matemática que sigue: orden/

ruptura - infracción o crimen - investigación y vuelta al orden, si no primero, estable por lo

menos que garantice a la sociedad su seguridad y tranquilidad 1. Esta fórmula, muy sencilla,

pero que abarca todas las posibilidades de la novela policíaca, corresponde a la estructura

narrativa de La Incógnita.

La novela de Galdós se presenta en la forma de una serie de cuarenta y dos cartas, que

se escalonan entre noviembre de 1888 y febrero de 1889, exactamente el tiempo de la

redacción de la novela. Cartas escritas desde Madrid, adonde vuelve Manolo Infantes, el

redactor de las cartas, después de cinco años de ausencia, con un acta de diputado, que manda

a un amigo que sigue en provincias, en Orbajosa, al que llama Equis, -o Equisillo-y dos veces

Teotim02

• De modo que lógica, verosímilmente, será el tema de las catorce primeras cartas

la presentación del marco de la novela, Madrid y la propia familia del narrador y redactor.

La familia adinerada, vive en los nuevos barrios de Madrid, pero es poco adicta a la

ostentación característica de los nuevos ricos de la época, debiéndose esta particularidad a

la alta categoría moral de Tomás Orozco, el marido de Augusta, la prima de Manolo Infantes.

El lector tiene ante los ojos no sólo una galería de personajes a cual más originales, sino

una panorámica de una sociedad, de un círculo de amigos donde impera el orden y hasta la

armonía. Entre los miembros de la famila, descuella uno, Cisneros, el padre de Augusta, tío

y padrino del redactor. Por la importancia dada a la expresión de las ideas del tío, se puede

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

colegir que la visión de Madrid más se debe a lo que le inspira el tío que a una reflexión,

consecuencia de una experiencia propia, corta por necesidad. Y lo reconoce Manolo Infantes

cuando refiere las "mil anécdotas, picantes unas, despiadadas y terribles otras, ninguna

inocente, todas con ese singular acento de la verosimilitud o la probabilidad de los yerros

humanos. Era aquello la historia compuesta y adornada a lo Tito Livio, como arte verdadero;

historia no inferior por su trascendencia y ejemplaridad a la que nos cuenta en fastidiosas

páginas las bodas de los reyes y las batallas que se ganaron o se perdieron por un quítame

allá esas pajas"3. Es decir, la historia de la sociedad, de sus miembros, sobre todo con la

referencia a Tito Livio, deja vislumbrar una preselección: es una visión, y las flores retóricas

y gracias que le adornan le confieren un marcado sello de subjetividad que se impone al

narrador y al lector, yen la cual asienta el tío su filosofia y su conducta.

Augusta es el centro de este círculo de amigos, y como es muy hermosa, se enamora como

un novato el flamante diputado. Esto no puede considerarse como una ruptura, ya que el

tejido social del círculo no ha sido afectado por los sentimientos de Manolo. La primera

ruptura la representa una carta del destinatario a Infantes, --carta que no aparece en la

novela- en la que Equis afirma, desde lejos, la infidelidad probable de Augusta4• Esta

afirmación brutal venía anunciada desde el capítulo tercero a través de la "velada reticencia"

y de "las vaguedades" que ponía Equis en su discurso, al presentar a los futuros

protagonistas de la novela, antes de empezar ésta6•

A partir de este momento, toma la novela otro rumbo: de relación de las costumbres de

Madrid pasa a ser relación del mundo interior de Manolo, de sus dudas y luchas para saber.

Se establece la dicotomía fundamental de la novela a través de esta afirmación rotunda de

Manolo: "acepta la versión que hoy te mando, que es la oficial, la verdadera "7 con la

asimilación sistemática, como insoslayable, entre lo oficial y lo verdadero. De este momento

podemos decir que arranca la investigación. Una investigación que gira, primero, alrededor

de la vida privada de su prima, de sus posibles amantes. Investigación en que Manolo pone

en acción sus facultades de observador.

Entre el capítulo catorce y el capítulo veintiocho -el catorce, principio de la ruptura en

la armonía descrita antes, pero que sólo se percibe a través de los trastornos sentimentales

del narrador, y el veintiocho, capítulo que informa al lector de la muerte de Federico Viera,

se impone poco a poco un vocabulario de tipo policíaco. y por dos razones: primero por las

pesquisas del narrador que intenta informarse de los deslices de su prima, y segundo, porque

el tema de conversación de la buena sociedad es el crimen de la calle del Baño. En cierto modo,

se pueden considerar las distintas interpretaciones de este crimen como un anuncio o un

relato especular de las versiones que circularán más tarde sobre los motivos de la muerte de

Federico Viera, para insistir de antemano sobre la capacidad de invención del público.

En esta segunda parte de la obra, la "investigación" que quiere llevar a cabo el narrador

gira alrededor de "un enigma"8. Dos capítulos más adelante hablará de "incógnita X =

Malibrán"9 y es la primera vez que aparece la palabra. Es interesante ver esta progresión

porque el autor se nos muestra muy consciente de las diferentes fases: empieza como una

historia de celos como la puede haber en cualquier circunstancia, restringiéndose los hechos

a unos cuantos, siempre interpretados en función de la primera óptica de la investigación:

saber quién es el amante de Augusta. Pero esto permite que el narrador se imponga de su

IV CONGRESO GALDOSIANO _

papel y se acostumbre a ciertas diligencias -espionaje-lO que le preparan para lo venidero.

Permite también que el capítulo veintiocho caiga como una bomba. A partir de este momento,

todo cambia otra vez: no se trata ya de un "enigma" , se trata de una muerte, crimen o suicidio.

Todo lo anterior resulta juego. Pero para el lector -y el narrador- es una fuente de datos sin

explotar para explicar lo ocurrido. Presenciamos la desgarradura del velo, al derrumbe, de

muy corta duración, del mundo creado anteriormente gracias a Cisneros y comunicado al

lector por medio del narrador. La muerte de Federico Viera es una ruptura, claro, pero

también una infracción porque rompe la tan bien concertada armonía de aquella sociedad.

Mejor dicho, la segunda parte -para seguir la fórmula de Jean-paul Colin- se extiende desde

la presunta infracción de Augusta al código moral de la sociedad hasta la muerte de Federico

que es un tajo, un desorden introducido en el tejido social confortable de aquella sociedad.

La tercera parte -los catorce capítulos restantes- están consagrados a la investigación

de los motivos de la muerte de Federico Viera y a la reconstrucción del bloque social, un

momento disuelto por la muerte. La investigación es doble: por una parte la justicia para

decidir si fue suicidio u homicidio. La parte judicial es muy corta, pero restituye el cuadro,

para nosotros ya muy conocido, que rodea las investigaciones policiales y judiciales: o sea,

el depósito de cadáveres, la autopsia, el papel del forense. Es la parte externa de la muerte,

pero un cuadro obligado. Paralelamente, lleva a cabo o intenta llevar a cabo otra investigación

Manolo Infantes, no para saber si fue suicidio u homicidio, sino para buscar los motivos

que provocaron esta muerte, inesperada para el conjunto de los protagonistas I l. Así empieza

una investigación sobre la vida secreta de Federico y de cuantos le rodean, en particular de'

dos mujeres, Augusta y Leonor LaPen, que encarnan las dos extremidades de la escala social

y moral: la mujer "honrada" y la mujer pública.

La investigación tropieza con varios obstáculos: el silencio de las dos protagonistas, que

se dejan hacer astillas antes que soltar prenda; el miedol2, también origen del silencio; la

venalidad 13, -acepta callar Leonor mediante el regalo de un tapiz-; y por fin, por la "opinión"

porque "podía hacer mucho bien" 14 no diciendo nada" contra la reputación y contra el honor

de amigos queridos" 15. O sea que los ingredientes de la novela y de la novela policíaca se ven

reunidos para plantar un problema en términos modernos: el análisis de una sociedad, de

los comportamientos de ciertos individuos en determinadas situaciones, e indagación de los

fundamentos profundos de la sociedad, fundamentos en que se asienta gran parte de su

solidez, vigencia y posibilidad de recuperación. Mundo secreto que lo mismo se refiere a las

prácticas sociales que a la vida interior de los personajes, que nunca se traduce por actos en

plena luz y tiene que contentarse con la oscuridad y los tapujos vergonzosos. Por lo cual se

evocan los garitos en los que se ganaba la vida Federico, los solares desiertos de un Madrid

en construcción donde se verifican las citas entre Augusta y Federico, los" salones" de Leonor

donde acude medio Madrid. La buena "sociedad" hunde sus raíces en ciertos lodazales, o

mejor dicho, en lo que llama "lodazales" cuando representa su papel: la parte sumergida del

iceberg, cuya existencia sólo se revela cuando ocurre un golpe brutal que para de momento

el curso habitual de la vida.

Más interesante tal vez es el mismo personaje del investigador, que se quiere y define

como tal. Todo empieza cuando quiere averiguar la vida "secreta" y real de su prima, por

motivos personales y pasionales, porque se pone al acecho de los hechos, "observa", anota

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

lo ocurrido. El capítulo más aleccionador en este sentido es el veintiséis, en el que va

contando a Equis una serie de hechos, sin conexión aparente unos con otros, cuya relación

de causalidad intuye pero no entiendel6, que transcribe, para tener un cuadro completo,

analítico, ya que no puede ser sintético. O sea, acumula, memoriza permenores, sin desechar

nada para ver si en ello puede salir alguna luz. Y sale. Sale fulgurante, de la acumulación

de datos inconexos, que, de pronto, por su propia acumulación, dan la clave de lo que se

busca. Es el fenómeno de la intuición, producto a la vez de la memoria, de la imaginación

y la pasión que remueven sin cesar los datos almacenados. La famosa intuición de un

Comisario Maigret, que se encierra para reflexionar, después de escribir en un papel todos

los datos que tiene entre las manos y de pronto sale disparado con los elementos de la

solución. Manolo Infantes, en este momento de la novela, cumple con todos los requisitos

del investigador prototípico: observación - intuición - deducción, sólo que la intuición da la

clave sin proporcionar los elementos que faltan para una demostración "in vivo". Otra

muestra de la influencia del "espíritu científico" en la literatura.

Con una salvedad, sin embargo, que prueba que Galdós perseguía varios fines. La

salvedad es que Manolo, si intuye la "verdad" de lo ocurrido, de los que fueron protagonistas

del suceso, no puede probar nada. La policía y la justicia han cerrado el expediente, no puede

él volverlo a abrir. La voluntad de silencio de todos le impide tener el argumento de una

confesión para mostrar lo acertado de sus deducciones. El lector se queda con una hipótesis,

plausible, verosímil, pero sin dar con la solución.

Dentro del marco de la novela policíaca, cabe la posibilidad de un final a medias, en el

que todos, el investigador y el lector siguen dudando. Simenon escribió: "Un fracaso de

Maigret". Pero el problema planteado por este final a medias, este suceso sin resolver para

los que lo ven, es muy distinto. La estructura policíaca le permite a Galdós abordar el

problema de la realidad con un enfoque nuevo.

El primer problema planteado es el de la subjetividad y la objetividad, o dicho de otro

modo, el que representa Manolo por una parte, el narrador, metido dentro de una sociedad,

reaccionando con su impresionabilidadl7 y que percibe "cada día ... en ella (la realidad) cosas

más raras e incomprensibles"18, y el destinatario que está lejos y que según el narrador no

puede entender "porque no es posible sentenciar desde lejos un pleito tan oscuro y

delicado" 19, el problema de la experiencia física, directa -Fabricio en Waterloo- y de la

distancia, el de la experiencia sensorial, pasional y la experiencia intelectiva que pone una

distancia en los datos relatados, percibiendo desde lejos relaciones que no se ven desde cerca.

Se explica así la forma espistolar que da Galdós a su novela: era la forma más adecuada, por

unir la subjetividad de las cartas -una aprensión unilateral-a la objetividad del que recibe

las cartas y ve sin tener necesidad de mirar. Un poco como el ciego de Lazarillo. O como

Manso. Una manera de mostrar cuán engañosos son los sentidos, cuán fácilmente se

extravían los juicios y las sensaciones cuando está uno dentro y noJuera de un asunto o de

un medio.

¿Renegará Galdós de sus principios de observación, objetividad e impersonalidad que

fundamentaron el realismo y el naturalismo? No, al contrario. Pero quiere probar que la mera

observación de hechos no puede bastar para dar una explicación. Hay que intuir, sintetizar,

o sea poner la distancia de una perspectiva para que los datos cobren su funcionalidad y

IV CONGRESO GALDOSIANO 11&

significado, y esto requiere la ayuda de la imaginación, que no es facultad de creación pura,

sino de re-creación. En las distintas cartas, a pesar de no escribir Equis, se nota la influencia

de su juicio y apreciación de las situaciones, ya que él es quien, en la carta catorce, crea las

dudas de Manolo Infantes. Por fin él es quien manda a Manolo un manuscrito con la solución

de lo que buscaba con tanto afán y que lleva el nombre significativo de Realidad, haciendo

pasar a Manolo de una realidad fragmentaria, pormenorizada, reacia al análisis a la Realidad.

No reniega Galdós de sus principios de observación, pero la estructura policíaca le permite

ahondar el problema de la relación que existe entre Verdad y Realidad.

La imposible investigación, la imposible búsqueda de lo que motivó la muerte de Federico

Viera procede en primer lugar de que a nadie, por causas diversas, le interesa la verdad. Dice

Leonor: "el pobrecito está en la sepultura, y de allí no le han de sacar tus diligencias, ni las

mías, ni las de nadie. Hoy le he mandado decir cuatro misas; créete, eso es lo que ha de valerle

para la otra vida, y no las averiguaciones en ésta"20. Frente a la muerte, es inútil la verdad,

puramente intelectual. El conocimiento de las causas no rellenan el vacío dejado por la

muerte. Es un concepto negativo de la verdad, por influir más los sentimientos que el afán

de conocer.

Frente a esta actitud, bastante pragmática, se destaca la de Cisneros en cuyo ánimo

"luchaba también el afán de conocer la verdad con la vergüenza de ver mezclado el nombre

de su hija"21. Por eso confiesa a su sobrino: "deseo conocer la verdad y temo conocerla"22.

A Manolo que le habla de "perseguir la verdad, la santa verdad", responde con profundo

acierto: "La santa verdad, hijo de mi alma, no la encontrarás nunca, si no bajas tras ella al

infierno de las conciencias"23. No sólo es ya inútil la verdad, sino que es imposible, porque

la investigación no puede penetrar en zonas prohibidas de la conciencia. ¿Constatación de

un fracaso? Sí, para la justicia, y para cierto tipo de literatura que pretende reducir al hombre

a una mecánica, y para la sociedad que pretende cubrir con sus leyes todos los ámbitos del

hombre. El secreto, el silencio llegan a ser una autodefensa, un criterio de libertad individual,

un espacio interior preservado: "Conténtate con la verdad relativa"24 parece ser la moraleja

final.

Pero esta "verdad relativa" tampoco es muy sencilla: a diferencia de la verdad "pura",

absoluta, fruto de deducciones y comprobaciones, sin compromi~o personal ni pasional, es

el resultado de un equilibrio que se establece entre varias necesidades y fuerzas que conviene

respetar, porque se funda "en el honor, y que sacaremos, con auxilio de la Ley, de entre las

malicias del vulgo" 25. La verdad pierde con mayúscula, su dimensión ética para ser un

compromiso, un convenio social cuyo fundamento filosófico es un concepto de la realidad

que se limita a las necesidades de cada individuo dentro de un marco social determinado.

Porque si no es posible la verdad, por tropezar a cada momento con obstáculos que la niegan,

tampoco existe una realidad, sino realidades, variantes de una "incógnita" , abstracta tal vez,

variables según los individuos. Las mentalidades, las necesidades, las palabras, la chismografía

etc ... , forman "una realidad verosímil dentro y encima de la realidad auténtica"26. Esta

"realidad auténtica" se da la mano con la verdad absoluta: si existen, es bajo la forma de

concepto, "in vitro" nunca "in vivo". A lo sumo, se puede hablar de "realidades sucesivas"

que forman un conjunto, inaprensible de una vez, por lo cual resulta múltiple, creadora,

según el enfoque que se tome. Más aún, ella es quien crea la verdad, acorde con una faceta,

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

con una fase de una sucesión27• Estamos muy lejos de los supuestos filosóficos simplistas

del realismo al uso. Hasta podemos decir que se han inversado, porque es la misma

conciencia de la imposibilidad del conocimiento de la realidad en su totalidad que funda ahora

el realismo; el realismo es ser lo bastante cuerdo y prudente para saber que no se puede

restituir la realidad en su totalidad, porque existe un juego sutil entre lo exterior y lo interior,

entre el medio y la mente, mediante palabras y conceptos que crean una realidad nueva,

insustituible e irrepetible: la de Augusta, de Cisneros, de Orozco, que tal vez tienen todas un

común denominador pero que funcionan aisladamente, resultando de todas ellas la realidad

de una circunstancia en una época y en una clase dada. Casi se vuelve deleznable, huidiza

la realidad, para cobrar su total plenitud impensable, salvo en los raros momentos en que

entran a actuar, fugazmente, la imaginación, la intuición.

Claro está que al anverso de estas realidades sucesivas, existe o puede reconstituirse una

pauta armoniosa, una concatenación de lo aparentemente contradictorio: es una reelaboración,

con una visión doble -un desdoblamiento de los personajes, uno visible, el actor

que hace de en el escenario, otro invisible, tan real, sólo visible y consistente en la

representación que tiene el otro de él, una sombra que es en el escenario-o Y esto se llama

teatro, proyección visual de los distintos mundos. Yeso se llama Realidad.

La Incógnita: ahora nos podemos preguntar qué es, qué representa esta incógnita: ¿sólo

el elemento que le falta a Manolo para entender, para estar seguro de su intuición, o sea un

hecho tangible, demostrado y confesado? ¿o la verdadera incógnita que es la realidad? La

obra de Galdós evidencia la constante renovación de la narrativa del autor, esta vez con una

dimensión filosófica mayor, ya que recalca la impotencia del creador a ceñirse sólo a los

hechos para entenderlos y la necesidad de acudir a la imaginación y a la intuición para

penetrar en lo recóndito, lo secreto del hombre y la sociedad. Muchas más cosas se podrían

decir de esta novela: aludir al nuevo contexto literario y filosófico de la época; aludir a la labor

de Galdós periodista que realiza para La Nadón de Buenos Aires, con sus crónicas sobre el

crimen de la calle de Fuencarraps; aludir a los grandes procesos de la época, o misterios, como

el de Mayerling, que justamente ocurre e130 de Enero de 1889 y que sigue alimentando las

crónicas históricas y sentimentales. Pero el acierto de Galdós es tanto mayor cuanto que

habrá que esperar casi un siglo para que la estructura policíaca vuelva a encontrar su

poderosa capacidad filosófica y literaria.

IV CONGRESO GALDOSIANO _

Notas

1 Jean-Paul Colin: Le Roman Policier Fran~ais Archai'que,' 1984, Ed. Peter Lang, Berna, p. 259.

2 Novelas n in Obras Completas, Aguilar, 1;¡ edición, Madrid, 1970. Todas las referencias se harán

por esta edición. Cap., 6, p. 1.133 b, Y Cap., 26, p. 1.180 a.

3 Cap. 9, 1.140 a.

4 Cap. 3, 1.124 b.

5 Cap. 14,1.151 a.

6 Cap. 3, 1.124 a.

7 Cap. 14, 1.151 a.

8 Cap. 23, 1.175 a.

9 Cap. 25, 1.177 a.

10 Cap. 16, 1.159 a.

tt Cap. 39, 1.212 b.

12 Cap. 36, 1.206 a.

13 Cap. 36, 1.205 b, 1.206 b.

14 Cap. 36, 1.206 b.

15 Cap. 33,1.198 b.

16 Cap. 27, 1.181 a.

17 Vid cap. 17, 1.161 a, cap. 19, 1.165 a, 1.168 b, cap. 29, 1.187 b.

18 Cap. 26, 1.179 b.

19 Cap. 27,1.181 b.

20 Cap. 36, 1.204 b.

21 Cap. 32,1.196 a.

22 Cap. 32, 1.196 b.

23 Cap. 32,1.197 a.

24 Cap. 32,1.197 a.

25 Cap. 32, 1.197 a.

26 Cap. 31, 1.194 a.

27 Cap. 32, 1.197 b: "¿Y qué iria ganando yo con meterme a plasmador, aunque hacerlo pudiera?

¡Siempre me quedaría muy lejos de la realidad! ¡Esa sí que inventa, y con qué garbo! ¡Qué cosas nos

enseña y qué sorpresas nos da!" ........ Echate a componer caracteres y acontecimientos, y verás como

te quedas corto, muy corto".

28 Vid Obras Inéditas, t. VII, Cronicón n. El cn'men de la calle de Fuencarral, Madrid, Renacimiento,

1924, a cargo de Alberto Ghiraldo. Con algunas que otras modificaciones, se volvió a publicar en 1928,

en la colección Los Novelistas, cuyo director era Luis Uriarte, con número 14 del 14 de Junio. Los

Novelistas era una publicación de Prensa Moderna, Madrid. El prefacio es de Alberto Ghiraldo. con

ilustraciones de Gago y Palacios.