METODOS DE CARACTERIZACION -
DE PERSONAJES EN LA DESHEREDADA
Jesús Paez Martín
N os enfrentamos a un carácter psicológico
complejo y como tarea más inmediata cumple, entonces, analizar las técnicas o métodos que
el autor ha utilizado para tratar de caracterizar a ese ente de ficción.
Con respecto a la posición del narrador, adelantamos queLa desheredada está construida
desde el punto de vista externo, aunque, como es frecuente en la narrativa del realismo
decimonónico, el autor hace alguna pequeña incursión en el relato. Estas intromisiones
están en la declarada ominisciencia y omnispresencia del narrador, en el fingimiento por su
parte de que nos da su versión acerca de algo que ha ocurrido, está ocurriendo. El intrusismo
es patente en frases como esta:
"La que llamaremos todavía, por respeto a la rutina, hija de Rzifete ... nI (pag. 37)
y la pretensión realista, el investimiento del autor de la única responsabilidad por su
parte de ser un mero transcriptor y recopilador de noticias acerca de los dos hijos de Tomás
Rufete, se ve con claridad en los inicios de la segunda parte de la novela, cuando el narrador
nos confiesa que, "por causa de una fuerte neuralgia", fue atendido por uno de los personajes
funcionales más importantes de la novela. Augusto Miquis, quien le permite reconstruir y
continuar su historia ficticia.
Así pues, la omnisciencia de Galdós es una omnisciencia cervantina, en orden a la
participación, si bien leve, participación en suma, del autor dentro de su propio relato.
En las novelas realistas de composición tradicional el uso de las perspectivas es
normalmente claro y distinto, pero como resulta sumamente dificil y peligroso mantener
consecuentemente un solo punto de vista, en la novela de Galdós se dan las técnicas del punto
de vista móvil o cambiante para la caracterización del personaje central, si bien no todas con
la misma intensidad ni frecuencia: en un mayor grado priva la técnica perspectivística del
narrador omnisciente, que a veces se permite juzgar y valorar a su personaje, como él mismo
nos declara en una nueva intrusión que acontece en la primera parte del capítulo titulado
"Liquidación" donde afirma:
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"Voz de la condenda de lsidora o interrogatorio indiscreto del autor, lo escn'to vale" (259)
Juzgada la novela en su conjunto, es indudable que el narrador ha hecho uso de todas
las técnicas conocidas que forman el corpus establecido para la caracterización de los
personajes, como es por ejemplo, el recurso de la nominalización: onomásticos como la
Sanguijuelera, Santiago Quijano-Quijada, Muñoz y Nones, etc, son 10 suficientemente
connotativos de sus respectivas personalidades. Hay, sin embargo, casos más evidentes,
como son los apellidos de Relimpio (= dos veces limpio: en 10 espiritual y 10 material) que
impone al bueno de Don José; o el que asigna a la familia de los políticos y burócratas Pez,
para luego permitirse hacer unos agudísimos e ingeniosos juegos de palabras, tal cual en el
capítulo irónicamente titulado "Los peces (sermón)", en que fustiga el caciquismo burocrático,
el oportunismo de la España decimonónica.
La nominación es un recurso que se puede extraer desde 10 intrínseco del relato: así,
Encarnación Guillén dice con respecto a Mariano y sobre la seña Agustina, respectivamente:
"Yo le llamo Pecado, porque parece que vino al mundo por obray gracia del demonio"
(41 )
"Se llama la señora A ti suspiramos, porque no resuella como no sea para lamentarse"
(44)
Asimismo, ha utilizado a 10 largo de la novela otro de los métodos más elementales: la
definición de personajes a través de un leit-motiv lingüístico que repiten cada vez que se nos
presentan y les autodefine. Se trata de los mismos personajes que hemos citado anteriormente
y sobre los que volveremos más adelante.
Con respecto al método de caracterización del personaje central, hemos de sentar desde
un principio lo siguiente: normalmente, se suele bifurcar los procedimientos caracterizado res
en las dos clases típicas de "directo" e "indirecto", Así los considera W. Kayser en su clásica
obra2 pero no queremos adoptar plenamente su idea porque el crítico germano la aplica en
puridad al drama. Por su parte, Tomachevski incluye la misma denominación3• La partición
de Tomachevski podría descomponerse desde nuestra perspectiva de lectores y según el
criterio de los elementos informantes en una visión triple, tan convencional como aquella,
que sería:
1) Visión directa del autor: Cuando el narrador omnisciente, sea por sus poderes de
pequeño dios o por las introspecciones directas o indirectas, nos da a conocer determinadas
características de su personaje. Le llamamos directa en virtud de que las cualidades que nos
impone el autor las aceptemos como dogma. Ej.:
"Salvo algunas ligeras neuralgias de cabeza, lsidora gozaba de excelente salud. Tan
solo era molestada deJrecuentesy penosos insomnios, que a veces le hacían pasar de
claro en claro las noches" (59)
2) Visión indirecta de los personajes: Cuando los informes acerca del carácter del
personaje central nos vienen dados por los demás personajes que pueblan el mundo del
IV CONGRESO GALDOSIANO 1m
relato, sean secundarios o principales con el protagonista. Le llamamos indirecta porque los
informes, a menudo, hay que juzgarlos desde la propia subjetividad de esos personajes y sus
circunstancias específicas los condicionan. Ej.:
Los juicios que de Isidora nos proporciona don José Relimpio están, indudablemente,
velados por el cariño y la admiración profunda que el padrino le profesa. Y así es capaz de
decirle, aún a sabiendas de su inutilidad: "Tú tienes grandes habilidades" (269)
3) Visión "per se": Cuando el propio personaje, por lo que piensa, siente, dice y hace se
autodefine a sí mismo. Este tipo se encuentra a caballo entre lo directo y lo indirecto: es
directo cuando se nos refleja en su aspecto interior y por medio de sus palabras; es indirecto
en cuanto se nos muestra a través de sus actos, que pueden condicionar en gran manera las
circunstancias. Ej.:
La facultad y vanagloria nos la confiesa en su pensar íntimo:
"Aquí, recogida una en sí,y en esta soledad del pensar, cuando se vive a cien mil leguas
del mundo, se puede una decir ciertas cosas, que ni a la mfdor de las amigas ni al
co'lfesor se le dicen nunca. ¡Qué hermosa soy!. Cada día estoy mfdor. Soy cosa rica,
todos lo qfirmany es verdad" (165)
A través del diálogo directamente transcrito con Joaquín Pez, el personaje se autoanaliza
y se define en primera persona:
"Yo también veo lo i'lfinito, yo también deliro, yo también sueño, yo también soy
generosa, yo también quisiera tener un caudal deJelicidad tangrande que pudiera dar
a todos y quedarme siempre muy n·ca ... " (314)
Por otra parte su cualidad de amante fiel se intuye por medio de sus comportamientos
y actuaciones con respecto al único hombre que ama: Joaquín.
Esta triple visión es la que nos proponemos seguir para establecer el orden estructural
de nuestro análisis.
Hay que hacer notar, además, que estas visiones no contienen normalmente un valor
general, sino que muchas veces serán circunstanciales, según transcurren los acontecimientos
de la novela.
El relato comienza con un precipitado soliloquio, "expresión atropellada y difusa en la
cual los retazos de oraciones corresponden al espantoso fraccionamiento de ideas" , como nos
aclara posteriormente el autor-aclaración que puede constituirse, como se ve, en una cercana
definición de lo que es el monólogo interior joyceano- y que emite un personaje, Tomás
Rufete, que tendrá su función en la novela como un presentador de los antecedentes y
ambiente familiar de quien será más tarde la protagonista.
La primera noticia que se nos da del carácter de esta mujer es mediante el narrador, que
en tercera persona y estilo indirecto expresa con sus palabras la atropellada enumeración
de los deseos de la protagonista en el momento concreto en que se inicia la acción de la novela:
Esta narración propia de un autor testigo que transcribe indirectamente lo que oye
supone la primera incursión de su personaje central en el relato y que se continúa con la
primera descripción de lo externo, por parte del novelista testimonio, quien ve solamente
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aquello que cualquier hombre común puede ver y registrar. Nos la describe como una
muchacha "más que medianamente bonita" y humilde por sus trazas, atropelladora y avasallante,
Desde un principio, pues, el autor omnisciente nos va presentando a un personaje con
intriga creciente: al describírnosla indeterminadamente como "una joven". ello viene a
significar como un grado cero de presentación que va ascendiendo hasta que el personaje se
presenta a sí mismo por medio del diálogo indirecto: "Isidora, para servir a usted" (23) lo
que supone ya un grado uno; mediante el diálogo nos da noticia de su condición de
"desheredada" (grado dos), siguiendo su conversacióin con el perturbado Canencia nos
confiesa sus antecedentes familiares y ambientales: un padre con afanes de politicastro
víctima de intermitentes cesantías, demente y mísero; un hermano que ha recogido una tía, etc,
Ello nos haría pensar que estamos ante una típica caracterización en bloque o global, pero
según se avanza en la lectura, Galdós nos irá desvelando a su personaje a partir del punto
de vista múltiple, por el que, progresivamente, el autor nos va a ir "redondeando" a este ente
de ficción, ayudado especialmente por la triple visión que hemos establecido, De donde, la
caracterización de Isidora es de orden gradual y acumulativo,
También desde el primer capítulo se nos ofrece el primer indicio que condicionará todo
el desarrollo de la trama:
"No sé si me explicaré bien; quiero decir que a mí no me correspondía compartir las
penasy la misen'a de Tomás Rqfete, porque aunque le llamo mi padre, y a su mqjer mi
madre, es porque me cn'aron,y no porqueyo sea verdaderamente su hija, Yo soy ... "(29)
Queda la frase en suspenso para dar paso al narrador omnisciente que nos informa del
detenimiento brusco en el diálogo del personaje y nos adelanta otra noticia calificativa:
"por temor de que su naturalfranco y expansivo la llevase, sin pensarlo, a una
revelación indiscreta" (29).
La suspensión y la intervención del autor suponen, pues, el planteamiento de una intriga
inicial que se encargará de mantener vivo el interés del lector.
Visión del autor omnisciente
La primera nota que el autor nos proporciona ya del personaje de quien sabemos nombre
y filiación es sólo sintomática acerca de su ideal de respeto y buen nombre, su gusto íntimo
por el halago de los demás:
"A Isidora -¿por qué ocultarlo?-le gustó que le llamaran señorita" (24).
Entre las acotaciones que nos hace en tercera persona, auténticos informes concretos,
es también uno de los primeros y esenciales aquel que se refiere al carácter imaginativo de
la protagonista, Pero sobre ello quizá haya que hacer varias matizaciones: una es la que se
IV CONGRESO GALDOSIANO _
refiere a sus anticipaciones imaginativas de los acontecimientos, el narrador que todo lo sabe
acerca de esta mujer, nos confiesa en tercera persona:
" ... tenía la costumbre de representarse en su im({ginación, de una manera muy viva
los acontecimientos antes queJueran ifectivos" (37).
A más de este matiz definido por el que sabemos cómo su imaginación opera "a priori"
de los hechos que pudieran sucederle próximamente, en otro lugar nos narra el autor:
"Tenía, juntamente con el don de im({ginar fuerte, la propiedad de extremar sus
impresiones, recargándolas a veces hasta lo sumo,y así lo que sus sentidos declaraban
grande, su mente lo trocaba al punto en colosal .. "(38).
Así pues, poseía el don de la exageración. Por último, uno de los matices más importantes
relacionados con esta característica es el de su entrega a la ensoñación, que viene definida
como un constitutivo de su naturaleza, como una virtud o defecto endémico, como una
necesidad. Así, cuando nos habla de sus frecuentes insomnios, agrega:
"La causa de esto parecía ser como una sed de su espín'tu, que seJomentaba, sin
aplacarse, de audaces previsiones de lofuturo, de un perpetuo imaginar hechos que
pasarían, que tendrían que pasar ... " (59).
Tanto el carácter imaginativo como la anticipación con su imaginar los acontecimientos,
son una constante en la caracterización y por ello en muchos momentos se insiste en estas
matizaciones (ocurre antes de la visita a Joaquín Pez, a la Marquesa de Aransis, etc.). Ello
permitirá decir a este respecto al narrador omnisciente en otro de sus intrusismos:
"Usando entonces de aquella propiedad suya queya conocemos ... "(84).
Como es normal en las personas propensas a la imaginación, Galdós nos coloca repetidas
veces al personaje en los lugares y momentos más idóneos para que su imaginación se
desate. Una vez que le ha introducido en la escena, describe por medio de la comprensión
psicológica -que, como ya anunciamos, se manifiesta a través de la introspección directa e
indirecta- las reflexiones, pensamientos, etc.: tmen ejemplo de ello pueden ser aquellas
secuencias del relato en que Isidora Rufete da rienda suelta a su imaginación en la iglesia,
en su solitario deambular por las calles o en sus distracciones. Porque el efecto inmediato
de su carácter imaginativo es la completa distracción:
"Tan distraída estaba, de tal modo se le escapaba el pensamiento para entregarse a su
viciosa maña de reproducir escenas y hechos pasados, presentes y Juturos, el hablay
figura de distintas personas, que no atendía a la lección. .. " (129).
Y, por supuesto, ello se acentúa en los momentos de soledad. La nota informativa del
narrador olímpico no puede ser más explícita en este sentido:
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"Como estuviera sola, Isidora se entregaba maquinalmente sin notarlo, sin quererlo ...
al e'lfermizo trabqjo de laJabricación de su segunda vida" (60).
Si bien nos declara el autor omnisciente desde un principio que Isidora es por naturaleza
expansiva, hemos de anotar aquí que el personaje participa también de los caracteres
introvertidos, ya que se nos confiesa asimismo soñadora, propensa a aislarse, encerrándose
en la torre de marfil de sus ilusiones, de sus esperanzas y delirios de grandeza. Se fabrica
su mundo ilusorio alterando la realidad y acomodando las circunstancias a su antojo, hasta
el punto de que, estando en la cárcel y siendo una presa más, disfruta creyéndose investida
con la dignidad de María Antonieta.
Es indudable que Galdós pretende acentuar, recalcar muy bien este carácter soñador de
Isidora porque se constituye en el rasgo más dominante a lo largo de toda la novela que gira
de continuo en torno a ello.
Los críticos y tratadistas galdosianos han visto claramente este matiz predominante, y
así J. Casalduero afirma rotundamente:
"Isidora se apoya en la realidad apenas lo necesario para poder construir su mundo
imaginario. Aunque cree sinceramente en su derecho al Marquesado, podía pensar que
no le seriaJácilmente reconocido ... "4
y por su parte, Ricardo Gullón considera que:
"Isidora Rzifete, la protagonista de La desheredada es el prototipo de la persona cuya
vida es sueño. Su imaginación transJiguradora de la realidad, inventora de una
realidad propia, la transporta a permanente ensueño "5.
Más adelante, el crítico nos da a conocer el tipo psicológico a que, por esta imaginación
y autotransfiguración de su propia realidad, pertenece la protagonista de la novela. Es así
que Isidora "es un buen ejemplo del tipo de personas que aborda la realidad al modo que Freud
llamaría "ficticio""6.
En un intento de seguir cierto orden pasado en dar prioridad a las características claves
y, por tanto, las que con más insistencia nos proporciona el autor omnisciente, construidas
a su vez como las más generales, nos referiremos seguidamente a lo que queremos
denominar su idealismo, los delirios de grandeza del personaje, que, en cierta manera, se
relaciona con el punto anterior.
El primer dato que el autor omnisciente nos transmite es el de su ambición natural:
" ... Con la voz honda, tumultuosa de su delirante ambición. .. " (161 )
Esta ambición desmedida está completamente enfocada por parte del narrador omnisciente
como la mayor de sus debilidades:
"El loco amor allqjoy las comodidades eran los puntos débiles de Isidora ... "(356)
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Sus ideales se cifran en el engrandecimiento en cuanto al nombre y posición social, con
un afán de nobleza excesivo, pero también en lo material, en la libre disposición de dinero
y riquezas. Esta última nota puede comprobarse claramente en el siguiente fragmento en que
el autor omnisciente, por medio de la introspección que transcribe en estilo indirecto y tercera
persona nos denota las apetencias de Isidora:
"Cuando ella saliera de su destierro social, ¡quégusto ir de tienda en tienda, mirar todo,
escoger, esto tomo, esto dfjo, pagar, llevar a casa el objeto comprado, volver al día
siguiente ... ,. ( 118).
y ello está en relación directa con otra de las características que el novelista da a su
personaje matizándola con bastante insistencia: el gusto por el derroche en todas sus formas,
incluida el uso para vanagloria propia de la caridad.
Al calificarse como una idealista en todos los sentidos de la palabra, como luchadora por
un ideal por su carácter imaginativo y delirios de grandeza, por su vivir cotidianamente de
idealismos transfiguradores de su realidad mezquina, el narrador olímpico debe imprimir a
su personaje una nueva cualificación insistente: la autovaloración en exceso. Ello conduce
al personaje, naturalmente, a un personal narcisismo. Para expresar la hermosura de la
protagonista, su vanidad halagada por ella misma, cuenta el autor omnisciente con unos
recursos muy efectivos: colocar al personaje central frente a un espejo, contemplándose. El
narrador testigo describe entonces lo que el espejo refleja, dándonos una imagen verbal,
verdadero retrato físico de la protagonista.
Otro de los recursos más efectivos con que cuenta el autor para notificarnos estas
cualidades es el de colocar al personaje en un retrato pictórico. Aprovecha, de nuevo la
técnica para denotar todo aquello a lo que hemos aludido anteriormente.
Una nueva cualidad que el narrador omnisciente nos confirma como propia de la
protagonista es el orgullo que juzga como "causa de todos sus males n
• Todo ello, unido a la
supravaloración, redunda en uno de los matices clave para su carácter: el auténtico complejo
de superioridad que la lleva a despreciar a sus primas, considerándolas mediocres e inferiores
a ella, o la oportunidad de matrimonio de Juan Bou, que el autor nos transcribe a partir de
la introspección indirecta:
"Ella valía i'lfinitamente más que él, ella era noble,. ... ¡Que un ganso semfjante se
atreviera a poner sus qjos en persona tan selecta ... "(351).
Este narrador que lo sabe todo acerca de sus entes fictivos y que, lógicamente, nos
describe los pensamientos y sentimientos de éstos, cuenta con la capacidad de informarnos
acerca de las motivaciones intrínsecas y extrínsecas, las causas naturales e incluso
biológicas de esos pensamientos, sentimientos y acciones. En una palabra, el autor sabe
hasta los más recónditos resortes que impulsan al personaje. La obsesión y tenacidad, su
constancia absoluta ante el hecho de conseguir lo que se propone (la herencia, el apellido,
el Marquesado) tienen y obedecen a una motivación no sólo natural, sino educacional, que
el narrador olímpico nos explica usando de la técnica retrospectiva propia del autor
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
omnipresente, en tercera persona: la idea obsesa ha ~. Jo alimentada por los demás, en
especial, su tío el canónigo:
"Habíale llenado la cabeza de Jn"volidades, habíale educado en la contemplación
mental de un orden de vida muy supen'or a su verdadero estado" (439)
Por otra pare, al situar Galdós desde los inicios de la novela a Rufete como un típico
delirante, loco por su excesiva imaginación, nos damos cuenta de la funcionalidad de este
capítulo primero porque, como bien expresa Casalduero, "la exacerbada imaginación de la
muchacha es un trastorno patológico hereditan'o ''T. Ricardo Gullón también se hace eco del
mismo problema y afirma lo siguiente:
"No seria exagerado incluir entre los delirantes galdosianos a Isidora Rzifete: Hija de
un demente muerto en el manicomio, laJuerza de la imaginación tiene poder para
hacerla vivir en el delirio. y, aparte este delirio, como ocurre a los paranoicos, puede
llevar una vida en que discurre y razona correctamente "8.
Ya hemos dicho que la caracterización por parte deel narrador omnisciente es la que en
mayor grado usa Galdós en su novela para determinar el carácter de su protagonista: hasta
aquí hemos procurado dar cuenta simultáneamente de las técnicas más usuales y los rasgos
generales y específicos que la cualifican. A la vista de todo ello se muestra evidente que el
autor ha querido recalcar, insistir y dejar bien patentes dos características básicas, claves
para la comprensión de la naturaleza de este ente de ficción que quiere identificarse y darse
a conocer como un personaje real. Estas calificaciones son:
1) El carácter imaginativo y soñador que redunda en una obsesionada ambición y delirios
de grandeza.
2) Una autosufiencia y narcisismo casi patológicos.
Como es natural y propio de todo gran novelista, aquellas notas de carácter que nos ha
apuntado con el arma de su omnisciencia se verán confirmadas y serán sustancialmente las
mismas que puedan desprenderse de las visiones correspondientes a los demás personajes
a los rasgos característicos que se observen cuando el propio personaje, directamente, hable,
piense o actúe. Es por ello que no insistiremos en los rasgos ya conocidos y nos referiremos
simplemente a algunos nuevos, o conocidos para especificar la forma, el método en que nos
son presentados.
Existen casos de colisión de puntos de vista, como es este ejemplo en que la energía de
la protagonista es observada por un personaje, pero que es en realidad el autor omnisciente
quien nos confiesa la observación por parte de ese personaje de la actitud enérgica de
Isidora:
"jQuéJierecilla! ... qué enérgica expresión de voluntad tomó sufisonomía!. Todo esto
lo pudo observar la Sangufjuelera ... "(52)
IV CONGRESO GALDOSIANO _
Visión de los personqjes
Es éste el punto de vista menos utilizado por Galdós en su novela. Las notas que los
personajes secundarios imprimen a Isidora Rufete son, normalmente, circunstanciales y
esporádicas. Por otra parte, ya anunciamos que la mayoría de ellas sólo significan meras
confirmaciones de aquellas que ya nos dio a conocer el narrador omnisciente. Júzguese, si
no, la concomitancia que existe entre la definición inicial que Galdós nos ha dado de su
personaje y la corroboración que de lo mismo nos hace La Sanguijuelera en su diálogo
objetivo y directo con la propia Isidora.
Por medio del diálogo directo entre los personajes tenemos una nueva definición de
Isidora, donde se nos manifiestan sus cualidades morales a través de la visión de Joaquín Pez
que le confiesa a su padre sus impresiones:
"Ya he visto a esa hija de reyes. Es una muchacha simpática, discretay buena, que
merece, SI: merece, sinduda, algo más de lo que posee" (181 )
No debemos olvidar que estas informaciones nunca son tan dogmáticas como las del
autor omnisciente, pues vienen motivadas por el prisma subjetivo del personaje, que puede
sentir hacia la protagonista simpatía o antipatía y ello le condiciona al juzgar y describir
algún aspecto de ella. Es así que, al lado de esta observación positiva de Joaquín Pez,
contamos con la de doña Laura, quien también en la forma del diálogo directo, objetivo, casi
magnetofónico, interrumpido apenas por las acotaciones propias del novelista testimonio
o de la técnica conductista, nos ofrece una visión negativa, confirmándonos el complejo de
superioridad y el carácter derrochador:
"No le gusta trabqjar, no hace más que emperifollarse ... i Y qué humos, bendito Dios,
qué pretensiones!... Vamos, que si ésta tuviera dinero gastaría un ll/jo asiático y
tendría lacayos colorados como ese rey ... "(133)
Lógicamente, una de las características que se confirman en todos y cada uno de los
personajes que más directamente se vinculan a la protagonista es la de su aspecto externo,
su hermosura y elegancia: todos aluden siempre a su belleza, desde don José Relimpio, su
defensor más fiel, a Joaquín Pez y Juan Bou, sus amantes, parcial uno, incondicional el otro.
Por lo que se refiere a Sou, hemos de insistir en que, de nuevo, un personaje nos da diferentes
visiones del personaje central: por un lado, nos confiesa su hermosura mediante un
soliloquio en el que, en palabras del autor, "sus pensamientos, desencadenados, brotaban
en burbqjas sueltas"; por otra parte, una vez que Isidora le desprecia su sincera proposición
matrimonial, se referirá a ella nominalmente como "la ingrata", comenzando a verle su lado negativo.
Información explícita acerca de la belleza y la nota de nobleza natural de la protagonista
es la que nos brinda la Marquesa de Aransis, cuyos pensamientos transcritos en tercera
persona y estilo indirecto se referirán a la "distinción innegable" de Isidora.
Por último, la misma nota viene destacada por Miquis, uno de los secundarios a quien
debemos más informaciones para la caracterización del personaje central y que cumple una
al BIBLIOTECA GALDOSIANA
función esencial dentro de la novela -a más de ser un personaje del "cosmos" narrativo
galdosiano- puesto que es quien instiga contínuamente a Isidora para que se percate de la realidad.
La conformación de aquello que hemos considerado como la nota más importante y digna
de tener en cuenta para determinar la psicología del carácter de Isidora, la imaginación, es
el último punto que nos impone Galdós por medio de la visión de los personajes secundarios.
La primera de estas interpretaciones corresponde a La Sanguijuelera, quien desde la visita
inicial que le hace la desheredada, confiándole sus pretensiones en una conversación que
transcribe directamente el narrador, nos informa de su fantasmagoría, interpretando la
causa de sus falsos idealismos como producto de la lectura de novelas. Pero la información
más explícita en este sentido es la que nos viene dada por medio de Joaquín Pez en diálogo
auténticamente dramático con Isidora en el Capítulo 30 del libro que el autor titula
significativamente "Escenas" (aludamos aquí de pasada al hecho de que, en su novela, la
nominación de algunos capítulos nos adelantan en cierta manera la técnica que ha valido
al autor para elaborarlo). Galdós transcribe directamente, como un buen novelista testimonio
con madera de autor dramático, las palabras del personaje:
"Tú vives de ilusiones ... Siempre crees que mañana te duermes Isidoray te despiertas
marquesa de Aransis ... No sé cómo, con tu buen talento, vives así, engañada por el
deseo" (387)
Hemos dado con lo anterior las notas y confirmaciones más importantes que pululan
alrededor de Isidora y que son objeto de una presentación en bloque por otra parte del
novelista. Todos ellos se manifiestan como los característicos personajes "planos" ya que
están definidos a partir de un determinado latiguillo lingüístico impuesto por el narrador
omnisciente para su reconocimiento. Habría que hacer, sin embargo, varias excepciones: con
respecto a Miquis y Joaquín Pez, sus figuras van adquiriendo un relieve tal a medida que
avanza el relato, que han de ser considerados como de transición: planos con grandes
pretensiones de ser redondos. Ocurre otro tanto con don José Relimpio, quien comienza
siendo un típico personaje plano con su leit-motiv lingüístico inclusive ("Don Amadeo es una
persona decente") pero que, en su continuo acontecer alIado de Isidora se va "redondeando"
también.
Visión "per se" del personqje
En La desheredada Galdós nos presenta el proceso de degradación de Isidora Rufete,
mujer idealista, personaje simbólico, que, en lucha por lograr una posición que en su creencia
le han arrebatado, cada vez va decayendo, bajando los peldaños que han de conducirle hasta
el ejercicio de la prostitución más vulgar.
Como todo personaje concebido por el autor que quiera imprimirle las características de
"redondo", vemos que sufre una evolución a la que, gradualmente, asistimos. Por ello, en
esta parte dedicada a extraer los métodos y las características del personaje central, nos
ocuparemos también del análisis de su evolución.
IV CONGRESO GALDOSIANO _
J. Casalduero afirma lo siguiente:
"No penetramos en el alma de los personqjes, porque es un poco inútil. Tienen su alma
tan ajlor de piel, tan en los labios, expresa su exterior con tal exactitud lo que sienten
y lo que piensan, que si ahondáramos en ellos no encontraríamos nada. Tan totalmente
engestos, miradas, silenciosy palabras se vierte su carácter'9.
Hemos recurrido a las frases del gran crítico para apoyar nuestra afirmación de la
maestría de Galdós en el trazo de su personaje. A la hora de enfrentarnos directamente con
él, con sus pensamientos, palabras y acciones, es cuando conocemos en pureza a este ente
de ficción en el que reconocemos una categoría de la realidad. Isidora se nos va mostrando
con todas sus virtudes y defectos, confirmándonos además las constantes coordenadas de
su psicología más propias:
El afán de lujo, sus debilidades por la comodidad y la elegancia, se extraen de la actitud
de deslumbramiento, su conducta de asombro ante los coches, las damas elegantemente
vestidas, etc. durante su paseo con Miquis por La Castellana.
Según los cánones marcados por el ejemplar típico de las personas imaginativas, el
personaje es muy dado a hablar consigo mismo, y por ello Galdós hace a menudo uso del
monólogo interior, o del monólogo reflexivo que apunta Kaiser. Así por ejemplo, en una
determinada secuencia nos ofrece el diálogo presente y directo de Don José Relimpio tratando
de enseñar a Isidora la ciencia de la máquina de coser, alternándolo con los pensamientos
de la muchacha, producto de su distracción, reflexionando acerca de su situación.
Con los propios pensamientos de la protagonista transcritos por el autor omnisciente que
usa de la instrospección directa, contamos con el tercer informe acerca de sus idealismos
librescos, de su hacer realidad las fantasías novelescas, como Don Quijote queriendo
resucitar la caballería andante:
"No es caso nuevo ni mucho menos -decía-o Los libros están llenos de casos semqantes.
¡Yo he leído mi propia historia tantas veces'" (116)
Como es propio de toda persona fantasiosa, la oímos soñar en voz alta o en voz baja, o
confesarnos por medio del diálogo escénico su deseo de viajar:
" ... Más quiero ver Londres ... Luego haría una excursión por Escocia ... No hqy nadie
que entienda como esagente inglea el modo de hacer vida elegante ... "(389).
Asimismo, por el recurso del diálogo escénico que Galdós introduce en la novela con
plenos derechos, puesto que es un género participante en mucho de las características del
drama, reconocemos como verdadera la cualidad que ya nos confesará el narrador omnisciente
con respecto a Isidora: facilidad para retratar verbalmente, dar los trazos físicos y morales
de las personas con gracia y agudeza. Ello acontece con la pintura que hace de su amante
Botín.
Sabemos por su diálogo con Joaquín de su personal y arraigada convicción de nobleza,
de su sacrificio por amor:
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"Nacíparaestaramoa, muyamoa ... LascosasbqjasyJáciles, laspasionesmezquinas
no caben en mí" (305).
Esta idea obsesiva está manifestándola el personaje constantemente, tanto en los
diálogos escénicos con Joaquín, como en los narrativos con Miquis, por medio de los cuales
el personaje se autoanaliza y nos ofrece en primera persona informaciones acerca de ella
misma: nos confirma su complejo de superioridad, su horror por el vulgo, la pobreza y la
miseria. Las citas podrían ser muchas, puesto que, repetimos, se refiere insistentemente a
su nobleza natural, a su merecimientos de riqueza. Y es lógico dado que su obsesión por el
Marquesado de Aransis no puede encontrar otra fórmula más patente y adecuada que en sus
propias palabras transcritas en diálogo directo:
" ... la miseria me es antipática, es contraria a mi propia naturalezay a mis gustos. La
misen'a es plebeyay yo soy noble" (372).
El diálogo vuelve a ser fuente de información para el lector que debe ir reteniendo todas
las notas acerca del carácter del personaje que, de una forma u otra, el narrador va aportando:
retenemos su amor maternal hacia Riquín que se desprende de su conducta para con él, así
como su amor fraternal hacia Mariano, la confirmación del carácter derrochador, sus ideas
acerca del matrimonio en que 11 el gusto y el amor son lo primero n, etc.
Una de las técnicas más dignas de mención que usa Galdós en su novela y que, en cierta
manera, le confiere un valor de precedente, es la del monólogo interior. Si bien el Capítulo
titulado "Insomnio número cincuenta y tantos" no llega a ser exactamente la "stream of
conciousness" que llamó W. James y que tiene su forma más clásica en el célebre monólogo
de Molly Bloom, último capítulo del Ulises joyceano, la diferencia está tan solo en la
transcripción caótica en Joyce, más ordenada y lineal en Galdós. En efecto, en el mentado
capítulo, el autor encara directamente al lector con la interioridad del personaje, creando un
monólogo sistemático por el que, en la hora de la duermevela, la desbordada imaginación
de Isidora trae a su mente insomne todo el mundo fantástico y sus problemas para
conseguirlo realmente. Por medio de esta toma de contacto directa entre lector y personaje
se nos confirma una vez más su manía de anticiparse a los acontecimientos, sus consideraciones
acerca de lo que sucederá en determinadas escenas posteriores: sabemos de su
delirante ambición, su amor por el Marqués de Saldoro, su ansia de vanidad, su propia
vanagloria. Imposible transcribir los valores de todo este capítulo que constituye uno de los
logros técnicos fundamentales en orden a la caracterización del personaje.
Sí queremos hacer notar un matiz importante, y es que Galdós ha hecho uso de esta
técnica con unos objetivos muy concretos: acentuar el perpetuo contraste en que vive
Isidora, ir precipitando el choque entre ideales y realidades. Por ello, siempre nos adelanta
los sueños y las imaginaciones "a priorísticas" del personaje con objeto de hacer patente la
caída de estos ideales" a posteriori" . Júzguense estas frases que se convierten, cercanamen te,
en un monólogo interior en tercera persona:
IV CONGRESO GALDOSIANO __
"Vióse dueña del palacio deAransis, mimadaJest~aday quenaa. Dió gracias al Señor
porque reparaba alfin la gran imusticia cometida con ella por la sociedad ... (214)
Ricardo Gullón da unas interpretaciones muy acertadas acerca del uso funcional de esta
técnica galdosiana:
"Un capítulo de la novela se llama: "Insomnio número cincuenta y tantos" para indicar
que el insomnioforma parte permanentey cotidiana de esa vida ... La revelación de lo
indecible por el insomnio constituye variante personalísima del llamado "monólogo
interior" ... En esta novela, elfenómeno de que son ~jemplos los desvelos de Iszaora
Rrifete lo llama "el divagar a solas"y quiero subrayar que la "soledad del pensar" que
Isidora es estilísticamente más ificaz que la traducida en na"aciones precedentes,
porque el autor y el personqje viven el insomnio más lúcidamentey a la vez dentro de
una imaginación que es vida, que está haciendo la vzaay la existencia del perso'1qje "10.
Otro de los logros galdosianos en este sentido lo constituye el empleo que se hace de la
segunda persona gramatical, la técnica del "vous" tan usual en la narrativa contemporánea,
en la primera parte del capítulo titulado "Liquidación". Se nos presenta un emisor ambiguo,
ya que no se sabe si es el autor quien habla al personaje, el personaje que se habla a sí mismo,
la voz de la conciencia del personaje ... Lo cierto es que se juzga por completo a la
protagonista, sintetizándose todos sus defectos.
Al constituirse en la voz de la conciencia, en un juicio del personaje, se hace más hincapié
en los defectos que en las virtudes y se le incita a reformarse, misión que como ya hemos
dicho, correponde a Miquis y la Sanguijuelera esporádicamente. Por medio de este recurso
tan vanguardista se nos da la clave concreta que el gran novelista nos ha ofrecido usando
de todas las técnicas posibles, con lo que se va a concluir este carácter redondo. Se nos
confiesa abiertamente:
"Sabes vestir con tal arte la mentira, que tú misma llegas a tenerla por verdad. Te
engañas con tus propiasfarsas, desgraciada. Te posees de tu papely lo sientes. "(258).
Con el análisis somero de todas las técnicas y recursos, la determinación del "modus
operandi" del novelista en orden a la caracterización de su personaje central, se ve claro cómo
en la novela de Galdós se sintetizan las dos visiones de Pouillon apuntadas en Temps et
roman.
Cabría considerar a Isidora Rufete como un personaje estático, en el sentido de que es
la encarnación de una idea. Varían los acontecimienos, las situaciones, los marcos
ambientales, etc. pero su carácter, su idea obsesa se mantiene inalterable psicológicamente
hablando, a lo largo de la mayor parte del relato. Pero no nos dejemos engañar por falsas
apariencias, y analicemos la evolución que paultinamente se va efectuando en el carácter de
esta mujer y la convierte en un claro personaje dinámico:
La protagonista de La desheredada comienza siendo Isidora Rufete, apellido, en su firme
convicción, apócrifo, al que quiere renunciar a toda costa. Todo su acontecer lo cifra en la
meta falsa de convertirse en Isidora de Aransis, el nombre que es su razón de ser, el apellido
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
que, como ella misma nos confiesa a través del diálogo escénico con Joaquín Pez, "es el
principal móvil de mi vida"
Su endiablada obsesión, su carácter imaginativo, contribuyen a ello de una manera
directa, impidiendo el encuentro con una realidad palpable y así, toda vez que el personaje
adopta una resolución juiciosa y cuerda, como es la de ponerse a trabajar para sobrellevar
sus penurias de dinero, el carácter imaginativo, idealista, destruye la determinación, porque
insiste en sus delirios de grandeza.
Las reacciones de Isidora de Aransis, ante lo patente de su error considerándose heredera
digna de ese título, nunca son de resignación y rendimiento ante la evidencia: se resiste a
admitir su equivocación en la idea que ha alimentado con la mayor esperanza toda su vida
y que, directa o indirectamente, han contribuido los demás a alimentarle. Por ello, exhausta
y sin fuerzas ya para seguir esgrimiendo argumentos válidos, aún ante sí misma, al final
prorrumpirá en un arrebato de auténtico histerismo:
"Soy noble, soy noble. No me quitaréis mi nobleza, porque es mi esencia, y yo no puedo
ser sin ella ... " (440)
Isidora, pasará, pues de ser una mujer que todo lo condicionaba a su creencia de la
posesión del noble apellido sin mancha, del que depende totalmente, a ser una persona
anónima, libre incondicionalmente, sin razón de ser. y así se expresará al final de la novela:
"Me aborrezco; quiero concluir, ser anónima, llamarme con el nombre que se me antqje,
no dar cuenta a nadie de mis acciones" (477).
Esta metamorfosis del personaje viene indicada por el autor de dos maneras diferentes:
por los indicios que nos concede la nominación del capítulo final, "Suicidio de Isidora",
dándonos a entender que no muere la persona física sino el nombre consustancial a su ser
-muere su idea en la realidad y por ello el personaje pasa de su íntima adoración narcisista
a su propio aborrecimiento-¡ por otra parte, el narrador omnisciente nos informa concretamente
de este cambio:
"lsidora había perdidoya laJe en sus derechos a la casa deAransis. De ellos no quedaba
en su alma sino una grande y disolvente ironía. Ya no creía en sí misma, o lo que es
lo mismo, ya no creía en nada" (457-8).
La clave de este escepticismo viene explicada como un proceso cuyo culmen es el
resultado de circunstancias externas (la pérdida del pleito, el presidio de la protagonista, etc. )
y derivado de las mismas motivaciones interiores del personaje: un inicio de su metamorfosis,
único indicio de su cambio interior hay que verlo en las palabras del propio personaje que
emite en un soliloquio escénico -<:asi un monólogo interior, puesto que el autor especifica
en la acotación inicial que Isidora "habla consigo misma" -. De él extraemos la pérdida de
su complejo de superiordidad, el lamento por no haber nacido "vil populacho".
La cualidad inherente a su naturaleza de ser una mujer que odia los términos medios, de
valores absolutos, hace que caiga "en elJondo': como nos confesará Emilia en las últimas
IV CONGRESO GALDOSIANO _
palabras del relato. Isidora de Aransis se despoja de su individualidad para ser otra, tal como
ella misma nos dice en diálogo directo con Miquis:
"Te diré ... Yo misma conozco que soy otra, porque cuando perdí la idea que me hacía
ser señora, me dió tal rabia, que dije: Ya no necesito para nada la dignidad ni la
verguenza ... Por una idea se hace una persona decente, y por otra. idea se encanalla"
(465).
Ello es lo que nos lleva a considerar a Isidora como un personaje dinámico, puesto que
nos convierte en testigos de su propia evolución.
Al mismo tiempo debe verse en la protagonista de la novela un claro personaje típico en
el sentido hegeliano, o por mejor decir, balzaciano, si nos atenemos al criterio de valoración
mantenido por Umberto Eco acerca de que se ha producido "un lúcido y decidido reconocimiento
moral" de un ideal absurdo que, inevitablemente, sufre el funesto choque con la
realidad, que acaba siempre por imponerse.
Así pues, a la vista de todo lo dicho y en cuanto a la caracterización de los personajes se
puede concluir que Galdós en su compleja novela hace uso de casi todos los métodos de
caracterización, adelantándose incluso a algunos de ellos, y opera:
1) Por el punto de vista del narrador olímpico y omnipresente que combina a ratos con
el punto de vista del novelista testimonio.
2) Por lo métodos de caracterización directa e indirecta.
3) Hace uso de la caracterización en bloque para los personajes secundrios que se definen
como "planos".
4) Hace uso de la caracterización gradual o acumulativa para su personaje central que
se define como "redondo".
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
Notas
t Todas las citas de la novela están tomadas de la edición de La desheredada hecha por Alianza
editorial. Madrid, 1967.
Por razones de comodidad, anotaremos entre paréntesis sólo el número de la página en que se
encuentra la cita en la edición utilizada que hemos reseñado.
2 Interpretaciones y análisis de la obra /iterada. Edit. Gredos, Madrid, 1968, pags. 259-60.
: "La caracterización del protagonista puede ser directa: recibimos información acerca de su
carácter a través del autor, de los demás personajes, o mediante una autodescripción del protagonista
(sus confesiones). La caracterización también puede ser indirecta: el carácter surge de los actos del
protagonista. de su comportamiento"
("Temática" en Teoría de la literatura de losformalistas rusos. Edics. Signos, Buenos Aires, 1970,
pago 222).
4 J. Casalduero: Vidayobra de Galdós, Gredos, Madrid, 1951, pago 84.
R. Gullón: Galdós. novelista moderno, Edit. Taurus, Madrid, 1960, pago 194.
t' Op. cit. pago 180.
Op. cit. pago 93.
8 Op. cit. pago 214.
9 Op. cit. pago 100.
tl
1 Op. cit. pags. 194-5.