LA IRREALIDAD DEL REALISMO -

Y EL REALISMO DE LA IRREALIDAD

María José Gómez Sánchez-Romate

TOdO creador imagina, dota a los seres que

su fantasía vivifica de un tratamiento que pretende ser coherente y que siempre supone una

deformación, tanto por la focalización como por la caracterización del personaje, que

conlleva un desvío de la realidad. Más aún la que Germán Gullón llama "imaginación

simbolizante"¡ de Galdós, que engrandece y convierte en símbolos a sus protagonistas.

Esta imaginación creadora es papel ordenador y fuente de armonía estética en una

materia narrativa de condición informe hasta que el escritor se enfrenta a ella, con conciencia

del fingimiento que encierra la obra literaria:

Parecerá que D. Anselmo es tipo poco común, de estos que más se ven en el artificioso

mundo de la novela y el teatro que en la escena de la vida2•

Engaño consentido por el lector y declarado por el autor en todo género y momento,

puesto que la realidad literaturizada ha sufrido un manejo autorial que la recrea y hace

aceptable. Credibilidad que es la intención del escritor que se sitúa en el realismo, en un

intento de que lo narrado mantenga, no tanto la plena identidad con lo real, cuanto la

versosimilitud; es decir, la sensación que el lector experimenta de que lo que lee es algo que

podría suceder en el mundo aunque esté sucediendo en la ficción.

La novelística de Galdós no traiciona en ningún caso la lógica interna de la obra ni

tampoco en su relación con el referente externo, oponiéndose únicamente a ser constreñido

en su indagación, para lo que incluso llega a negar lo verosímil como único cauce de

conocimiento de la realidad. Tanto La sombra como El caballero encantado, son historias

que se acercan a la descripción de una situación verídica -aunque sea por los caminos del

psicologismo o del simbolismo-, sin embargo se presentan como inverosímiles porque la

realidad de la que hablan es más amplia y profunda que aquella que una novela de su tiempo

podía sobrellevar como creíble:

¡Inverosimilitud! ~xclamó d. Anselmo-. ¿quién habla de eso tratándose de un

caso que está fuera de los límites de lo humano?:;

11m BIBLIOTECA GALDOSIANA

Se sobrepone a la mera experiencia de los sentidos y a las limitaciones de un realismo

convencional, comenzando su andadura literaria con una obra difícilmente veraz en una

época que aún desconocía a Freud y para la que la enfermedad mental era una "anormalidad

inexplicable"4.

Luchan y cooperan, por tanto, la realidad y la fantasía. Lo fantástico, como una

alteración dentro de la narración, precisa siempre de una base real que la libre de convertirse

en un cuento maravilloso, que se acepta pero en el que no se cree. Es necesario que se

produzca un misterio que no permita la fe ni la negación absoluta, sino un estado de

incredulidad interrogante ante lo inexplicable. Y lo real galdosiano es, desde sus comienzos,

un . realismo trascendido"5 que acopla la imaginación a la obra, primero desde el personaje

y posteriormente desde la propia estructura narrativa, como expresión de todos aquellos

pensamientos ajenos a la consciencia ya la racionalidad, supliendo "aquellos subterfugios

de la realidad que se nos escapan"6.

Ambos elementos conjugan un proceso de indagación hacia lo interior que comienza

como un deseo de desentrañar la realidad y descubrir las fuerzas oscuras que mueven al

hombre y no son sondeables por la razón. La "fascinación por los aspectos secretos de la

existencia, por las almas y las reacciones que diferían de lo llamado normal"71e conduce a

una exploración de la conducta irracional y del sueño, que desemboca en lo fantástico, como

aquello que se sale de lo ordinario. Yal integrar lo imaginario en la imaginación actuante

se verifica como realidad que caracteriza al personaje y se hace verosímil lo ilusorio al

presentarlo como perteneciente al mundo oculto de los ensueños y las necesidades.

Todo ello dosificado para hacerlo tolerable a la época y acoplado a un punto de vista que

fluctuaba mientras Galdós luchaba consigo mismo en un intento de borrar sus afinidades con

la fantasía y de no caer en la peligrosa y desbordante imaginación. Recelo que se inicia ante

los novelistas románticos y las deformaciones perniciosas de la realidad que crean ansiedad

y desprecio de la propia situación -como en el caso de Madame Bovary, tan cercana a Isidora

Rufete:

Me parece que tú te has hartado de leer esos librotes que llaman novelas8•

( ... ) los novelistas han introducido en la sociedad multitud de ideas erróneas, son los

falsificadores de la vida9•

Para el cultivo de las artes se necesita una imaginación cuyo ardor y abundancia se

contenga en los límites naturales1o•

Cuando se tiene propensión natural a la vida de fantasía, no seguir la carrera de santo

es errar la vocación. Para el Arte no es fecunda ni útil esa facultad desenfrenada, esa

furia rebelde que no se sujeta a las leyes de la razón ni se templa con la influencia del

buen sentidoll .

Actitud beligerante que, por otra parte, es temor a la atracción que hacia esa condición

siente y que se le presenta como incontrolada. Una atracción arriesgada que contrajo en sus

lecturas de juventud en la biblioteca de su abuelo de esos mismos novelistas censurados

-Hoffmann, Poe, Sue, Nodier, Dumas, Hugo-, de los que arranca tanto su veta fantástica,

aunque no en el estado puro que se produce en alguno de los anteriores, como unas técnicas

heredadas:

IV CONGRESO GALDOSIANO _

- concepción dramática y total de la historia.

- interés por el misterio de la personalidad. Aunque se produce inicialmente una reacción

contra el culto al "yo" romántico, se aprecian las implicaciones que en el campo artístico tiene

la vida de la mente y se "reinterpreta la atmósfera romántica como una manifestación

asociativa de un problema interior" 12.

- búsqueda del trasmundo de la realidad.

- caracterización del personaje con una imaginación desmesurada, romántica.

- cierto idealismo como ingrediente heredado que se emplea también en el realismo.

y ese temor al arrebato, a la inconsciencia, es por una parte crítica al movimiento

anterior, y por otra toma de postura personal ante la creación, que evolucionará guiada por

la misma fuerza de la tensión interna a que el autor somete sus ideas estéticas y éticas

conjugadas con la vida.

La evolución continua de Galdós es tanto literaria como personal, o tal vez es literaria

porque es personal. "El concepto de realidad va experimentando una evolución constante" 13

Y la pieza fundamental de este mecanismo evolutivo es la imaginación.

El arranque de su novelística, La sombra, viene marcado por las lecturas del género

romántico de la novela gótica con ciertos retazos de otro género novelístico de invención

romántica, la novela policíaca; sin embargo se enraiza en un medio psicológico y físico real

que pretende dar verosimilitud a los sucesos narrados. La novelita es así una negación de

la fantasía desbordada, como perjudicial al hombre, y al tiempo un punto de partida

entroncado con lo fantástico, como si, a pesar de sus deseos de oponerse a ello, no pudiera

eludirlo.

El demonio de los celos, personificado y plenamente vivido por d. Anselmo como una

sombra perseguidora que salió de un cuadro, conforma el ambiente misterioso y da la clave

del carácter del protagonista:

Sus narraciones eran, por lo general, parecidas a las sobrenaturales y fabulosas

empresas de la caballería andante, si bien teniendo por principal fundamento sucesos

de la vida actual, que él elevaba a lo maravilloso con el vuelo de su fantasía l4

Esta imaginación visionaria y exaltada tendrá nefastas consecuencias y es el primer

ejemplo de una cadena de seres desequilibrados que continuamente reaparece en las novelas

galdosianas, punto de encuentro con las zonas oscuras de lo real.

A pesar de la explicación psicologista, de clara raigambre realista:

( ... ) los celos que me inspiró ese hombre tomaron en mi cabeza aquella forma de visiónl

:',

El ambiente general se acerca tanto a lo fantástico que Galdós se vio obligado más tarde.

desde su condición de consagrado escritor realista, a pedir perdón por estos deslices

juveniles. Así, desde sus inicios, el realismo galdosiano viene marcado por un elemenw

atípico, "fantástico, inventivo, en último extremo, metafísico"ll' que completa el mund(' dd

hombre individual en su extremo mental. personal e intrasferible, QUL' im'L'nra ~u~

fantasmas y convive con ellos,

mm BIBLIOTECA GALDOSIANA

Si al mantenerlo en los límites mentales se libra de la irracionalidad del hecho, al darle

cabida en la obra le da validez y naturaleza a pesar de su irracionalidad.

En sus novelas de tesis hace Galdós profesión de fe en la realidad objetiva y su capacidad

para cambiar el mundo, lo que le lleva, junto a una tendencia a enseñar y exponer los

problemas vivos de la sociedad, a criticar y hacer fracasar a quien se evade en los sueños.

Personajes como Marianela pagan con frustración su incapacidad para aceptar las circunstancias

vitales o para sobrepronerse a ellas mediante la decisión activa.

Situación que se repite en el naturalismo, a través de un acercamiento a la realidad

humana y el comportamiento individual, como en La desheredada, y más aún a "la realidad

multiforme de lo humano"17.

La crítica a la imaginación improductiva y alieng.dora en su egoísmo y ceguera le lleva

aquí también a degradar al personaje así caracterizado, como una consecuencia lógica de su

falta de nexos con la realidad que le impide un correcto desarrollo de la personalidad:

( ... ) tenía la costumbre de representarse en su imaginación, de una manera muy viva,

los acontecimientos antes de que fueran efectivos18.

Isidora Rufete, al creerse lo que no es y vivir en el futuro posible está negándose el presente

Mejor es soñar que ver19•

y sufrirá los estragos del orgullo aguijoneado por la fantasía exaltada y la delirante

ambición. Su destrucción personal progresiva es consecuencia de una imaginación que la

engaña y la tiene pendiente de un sueño falso.

y Galdós, todavía esperanzado y creyendo que la sociedad tiene posibilidad de mejora si

el hombre presiona lo suficiente, se irrita y castiga a estos pesonajes cercados por sus

proyectos ilusorios y sus vidas irreales, inútiles para los demás y para sí mismos.

Sin embargo, el desengaño del autor también llega. El fracaso de la concepción

materialista provocará un rechazo de la realidad que se trasluce en sus obras ... Fortunata

y Miau llevan directamente a Galdós a sentirse perdido ante la realidad, a ver en la realidad

una incógnita ... Con La incógnita y Realidad trata el mismo problema, de parecida manera,

para llegar a conclusiones distintas: la observación de los hechos puede lograr un encadenamiento

de causas y efectos, pero esta lógica concatenación que, aparentemente, falaz y

engañadora, parece revelarnos algo, no dice absolutamente nada"20.

Si antes era el hombre el que no se adaptaba a la realidad del mundo y se refugiaba en

los sueños, ahora es la realidad la que no se adapta al hombre y lo busca para destruirlo.

Miau es un momento decisivo de este movimiento progresivo del naturalismo al

simbolismo, cuando el novelista acepta todos los procesos mentales como elementos

esenciales de un amplio realism021. Momento en el que nace la piedad para con el personaje

que la existencia ha golpeado y hundido, no juzgando su renuncia a la consciencia, ya sea

el camino del suicidio, ya el de la locura. La muerte como liberación y la demencia como" fuga

a otro mundo, evasión de una circunstancia demasiado cruel y a la vez manera de aferrarse

a la vida"22.

IV CONGRESO GALDOSIANO mD

El intento inconsciente de Luisito Cadalso de encontrar en su dios imaginado una

solución a la injusticia y la impotencia, a la miseria y acabamiento del abuelo, es el último

camino de dignidad

Empezóle a Cadalsito la consabida desazón; se le iba el conocimiento de las cosas

presentes, se mareaba, se desvanecía, le entraba el misterioso sobresalto, que eran en

realidad pavor de lo desconocid023 •

Veo a Dios ... Me da así como un sueño, y entonces se me pone delante y me habla24 •

y la señal de que la realidad no puede ofrecer solución frente la deshonestidad. En un

"doble plano de anomalía psíquica y de verdad metafísica"25, la imaginación descubre la

verdad oculta pero, incapaz de oponerse a los abusos, inmoralidades y atropellos, proclama

la imposibilidad de hallar justicia en esta tierra.

y anoche me dijo que no te colocarán, y que este mundo es muy malo, y que tú no tienes

nada que hacer en él, y que cuanto más pronto te vayas al cielo, mejor26

Se produce la "tensión metafísica del hombre, siempre en vivo conflicto entre la libertad

de nuestros sueños y la triste, traidora realidad"27, y Galdós se encamina a corrientes

espiritualistas que acentúan el valor de lo moral.

El arte penetra ahora en la esfera del espíritu y "en Misericordia, a pesar de su realismo,

irrumpe el milagro"28 como una concesión a los valores hondos del ser humano y a la

imaginación como una fuerza en lucha contra la miseria:

( ... ) la miseria despertaba en ella el respeto de las cosas inverosímiles y maravillosas29

( ... ) acabaron creyendo por estímulo de sus almas, ávidas de cosas gratas y placenteras

como compensación de la miseria bochornosa en que vivían30.

Se quiere creer como compensación y se llega a dudar de la realidad cuando ésta es

inesperadamente agradable

¿ y si ahora, el D. Romualdo que acabamos de ver nos resultase un ser figurado, una

creación de la hechicería o de las artes infernales ... vamos, que se nos evaporara y

convirtiera en humo, resultando todo una ilusión, una sombra, un desvarío?3! .

Frente a la imaginación de carácter negativo que se daba en otras obras y cuyos

representantes en ésta son Obdulia y Frasquito Ponte, evadidos a sus mundos ideales, la de

Benigna es combativa y remediadora. No se trata del autoengaño de la ilusión sino de una

mentira deliberada y piadosa que nace de la fuerza interior del amor que salva de la

mezquindad social y va conformándose mediante detalles que lo dan credibilidad y acaban

por creerlo realmente.

El soñado reino de justicia para todos es inventado por amor y viene a la tierra el desahogo

económico y la abundancia para los seres queridos. Ni siquiera la igratitud podrán turbar el

sosiego de un alma capaz de someter la realidad, porque en ella misma está el germen del

mm BIBLIOTECA GALDOSIANA

portento. Y esto lo saben el ciego Almudena y el enloquecido Frasquito, capaces de ver bajo

las apariencias para descubrir la fantasía rebosante y creativa de una Benigna que

recompone el mundo al rozarlo con su bondad:

( ... ) la Nina no es de este mundo ... la Nina pertenece al cielos2•

y si un personaje puede inventar a otro, intentando encontrar una equidad y honradez

social que se escapan pero que al menos pueden resguardarse en las conciencias; ahora

Galdós, como autor y en el conjunto de la obra, modificará la realidad en una renovación

simbólica y saldrá a la búsqueda de un mundo idealizado a través de la fantasía, de la España

auténtica que sólo salvará la solidaridad.

He soñado que vivimos en un mundo patriarcal, habitado por seres inocentes que no

viven más que para compartir con amorosa equidad los frutos de la tierra.

Hijo, te has anticipado a la historiaSS •

El caballero encantado transforma el mundo y su presentación al lector para que se

adueñe de la realidad de la nación mediante una vía de regeneración que particularice en un

individuo las dolencias sociales que se deben aprender para cambiar.

( ... ) sepas con qué fatigas angustiosas se crea la riqueza que derrocháis en los ocios de

la CorteS4•

Es un "via-crucis correccional"35 presentado como una aventura de encantamientos y

metamorfosis que deben adoctrinar mediante la vivencia directa de las situaciones difíciles

por las que pasan los demás.

Ya que el hombre no se identifica más que con sus propias indefensiones y es incapaz

de recorrer el espacio que lleva hasta donde los demás sufren, ya que nadie valora las

desgracias si no las vive desde dentro, Galdós rebaja a su protagonista desde su privilegiada

posición a la corriente vital del pueblo en su lucha diaria. Y lo hace dentro del cauce de la

imaginación, porque en la realidad no hay salvación posible, porque mediante ese círculo

mágico de separación llega a un espacio donde todo tiene cabida y se resguarda de la

desilusión.

Es la fantasía, tras un largo peregrinaje, la que ahora ilumina la realidad y la recrea tal

como debería ser. Yen ella el autor descubre sus propios sueños:

El ha querido que el hombre hiciera de la tierra un lugar feliz y moralmente habitable.

No lo ha conseguido, pero nadie puede impedir que sueñe utopías36.

Es su obra, por tanto, un buceo desde el exterior al interior, un paso desde la imaginación

negativa y frustrante a la operativa y liberadora del mundo. Los sucesivos desengaños, la

fe traicionada en la realidad y su descripción para el cambio social, le hace entregarse a una

recreación imaginativa de la realidad, que la esclarece y es refugio de ideales y esperanza en

la quimera de un mundo sin injusticias. Se diría que, como D. Quijote, ponía sus armas

IV CONGRESO GALDOSIANO _

inútiles al servicio de los débiles y, vencido, decidió conservar los sueños y ser un Sancho

Panza que se contagia de las ficciones de las obras para no renunciar a la esperanza.

Ni al dar prioridad a la realidad ni al centrarse en una fantasía inverosímil, deja Galdós

de tener en cuenta el opuesto. Porque la realidad no puede negarle al hombre sus sueños,

ni la imaginación solidaria y simbolizante puede olvidarse de un mundo donde el hombre

sufre, y recurre a éste como punto de referencia y espacio situacional de los hechos.

Si el escritor escudriñador que inquiere sobre lo que se representa ante él no se ve libre

de que sus personajes traspasen el límite de lo posible ni de que el mismo aguarde ilusionado

los resultados a sus utopías, tampoco el escritor que sondea la fantasía narrativa abandona

una realidad que intenta ser modificada mediante la fuerza de la voluntad humana y sus

ansias soñadas de hacerla más honrada.

Se conjugan las sombras y las luces. Galdós es, a pesar de todo, un soñador que anhela

realidades.

Notas

1 Gullón, Germán. "La imaginación galdosiana: su funcionamiento y posible clasificación" enActas

del2Jl congreso internacional de estudios galdosianos. Gran Canaria. Cabildo Insular. 1979. Pág. 158.

2 Pérez Galdós, Benito: La sombra en Obras completas IV. Madrid. Aguilar. 1966. Pág. 193

3 Ibidem. Pág. 211.

4 Risco, Antonio: Literaturayfantasía. Madrid. Taurus. 1982. Pág. 22.

5 Gullón, Ricardo: Galdós, novelista moderno. Madrid. Taurus. 1987. Pág. 113.

6 Belevan, Harris: Teoría de lofantástico. Barcelona. Anagrama. 1976. Pág. 17.

7 Gullón, Ricardo. O. C. Pág. 141.

8 Pérez Galdós, Benito: La desheredada en Obras completas IVMadrid. Aguilar. 1966. Pág. 984.

9 Ibidem, Pág. 1.121.

10 Pérez Galdós, Benito: La sombra. O. C. Pág. 195.

11 Ibídem. Pág. 224.

12 Gillespie, Gerald: "Miau: hacia una definición de la sensibilidad de Galdós" en Cuadernos

hispanoamericanos. n2 250-252. Octubre 1970-enero 1971. Pág. 417.

13 Correa, Gustavo. Realidad,ficcióny símbolo en las novelas de Pérez Galdós. Bogotá. Insitituto

Caro y Cuervo. 1967. Pág. 285.

14 Pérez Galdós, Benito: La sombra. O. C. Pág. 193-194.

15/bidem. Pág. 226-227.

16 Soto Vergés, Rafael: "La narrativa galdosiana. Realismo y metafísica al estilo español" en

Cuadernos hispanoamericanos. nQ 250-252. Octubre 1970-enero 1971. Pág. 386.

17 López-Sanz, Mariano: Naturalismoy espiritualismo en la novelística de Galdósy Pardo Bazán.

Madrid. Pliegos. 1985. Pág. 62.

18 Pérez Galdós, Benito: La desheredada. O. C. Pág. 977.

19 Ibídem. Pág. 1.122.

20 Casalduero, Joaquín: Viday obras de Galdós. Madrid. Gredos. 1974. Pág. 97.

21 Gillespie, Gerald. O. C. Pág. 423.

22 Gullón, Ricardo. O. C. Pág. 105.

2~ Pérez Galdós, Benito: Miau. Madrid. Guadarrama. 1981. Pág. 125.

mm BIBLIOTECA GALDOSIANA

24 Ibídem. Pág 368.

25 Ayala, Francisco: La novela: Galdósy Unamuno. Barcelona. Seix-Barral. 1974. Pág 104.

26 Pérez Galdós, Benito: Miau. O. C. Pág 368.

27 Soto Vergés, Rafael. O. C. Pág 392.

28 Gullón, Germán: El narrador en la novela del siglo XIX. Madrid. Taurus. 1976. Pág 117.

29 Pérez Galdós, Benito: Misericordia. Madrid. Cátedra. 1983. Pág 137.

30 Ibídem. Pág 148.

31 Ibídem. Pág 270.

32 Ibídem. Pág 312.

33 Pérez Galdós, Benito: El caballero encantado. Madrid. Cátedra. 1977. Pág 153.

34 Ibídem. Pág 140.

35 Ibídem. Pág 332.

36 Casalduero, Joaquín. o. C. Pág 188.

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