¿QUÉ REZABA, POR EJEMPLO, •
MARÍA EGIPCÍACA SUDRE?
Algunos textos de devoción de su época,
como documentación histórica
para la obra de Galdós
Francisco González Povedano
S egún el título enunciado, no podemos aplicar
la problemática en él sugerida de igual modo a toda la obra galdosiana. Esta
aportación va destinada principalmente a iluminar el mundo de los personajes de las
novelas de primera época cuya relación con las ideas y prácticas religiosas los
configura en una manera de ser y comportarse desencadenante y fomentadora de los dramas
humanos que en aquellas novelas se describen. Fijamos la referencia en María Egipcíaca
Sudre buscando, por una parte, un carácter ejemplificador, y convencidos, por otra, de la
especial incidencia en ella de cierto tipo de devociones y oraciones. Entendiendo el influjo
en María Egipcíaca de estas formas piadosas, podremos extenderlo a la comprensión de
muchos otros personajes galdosianos que viven el mismo mundo y respiran los mismos
aires.
Lo curioso es que precisamente en novelas como Doña Perfecta, Gloria y LaJamilia de
León Roch, frecuentemente menos admiradas por tantos a causa de su supuesto menor
realismo -decimos" supuesto" porque el realismo no se agota en los cánones decimonónicos,
sea donde se reflejan con mayor exactitud y fidelidad hechos, costumbres y comportamientos
típicos individuales y sociales de entonces (algunos, increíblemente, todavía persisten).
Concretamente los personajes "devotos" de estas novelas, sus formas piadosas de ser
personas, ofrecen al lector la visión real de problemas sociales, creados y sostenidos por la
falsa religiosidad.
La devoción, algo tan profundo de por sí que significa entrega personal a alguien, a Dios
en el caso religioso, se ve desvirtuada, hasta por el uso común lingüístico, simplemente con
ponerla en plural: las devociones. Sólo con oir este plural se produce una especie de sospecha
y desconfianza. La razón reside en la noticia de lo que las devociones muy frecuentemente
han sido, en contraposición a lo que por vocablo significan. El sentimiento religioso ha creado
unos medios -rezos, penitencias etc. - que para lo que menos, muchas veces, han servido
ha sido para conducir al fin para el que fueron puestos. Las causas de esto son generalmente
la supremacía en tales medios de la excitación imaginativa respecto a la razón, su
desconexión con una práctica de vida cristiana consecuente, la creación, a través de ellos.
mm BIBLIOTECA GALDOSIANA
de un mundo interior falso, de carácter aislante. Entre otros resultados negativos suele
adquirir este mundo de las devociones, como mínimo,el de la inutilidad -para no hablar
ahora de otros daños internos de la personalidad Po el carácter, u otros de orden particular
religioso, como falsedad de ideas sobre Dios, la Sagrada Escritura, los santos etc.
En este análisis de denuncia galdosiana a las devociones, empezamos por sus fórmulas
literarias.
"El lector habrá visto (dice Galdós), si ha asistido a algún sermón gerundiano, que a
veces el predicador, no sabiendo qué medios emplear para conmover al femenino
auditorio, alza los brazos, pone en blanco los ojos, y con tremenda voz nombra al
demonio, diciendo que a todas se las va a llevar en las alforjas al infierno; habrá visto
cómo cunde el pánico entre las devotas: una Hora, otra grita, ésta se desmaya, aquélla
principia a hacerse cruc~s, y la iglesia toda resuena con las voces alarmantes, el pataleo
de los histéricos, el rumor de los suspiros y el retintín de las cuentas del rosario. ¿El
lector ha visto esto?"!.
La noticia es de lo más sabroso, aunque parezca dada con cierta exageración de forma,
principalmente por su intención literaria humorística. Lo que afirma es sin embargo real. Es
fácil que todavía hoy pueda constatarse la realidad general de su contenido. Podrán sin duda
atestiguarlo muchos lectores de hoy que todavía recuerdan, porque no hace aún tantos años,
la floración de las predicaciones llamadas Misiones o Misión, dadas casi siempre en cuaresma
-yen las que los Capuchinos eran verdaderos maestros-, entre las que destacaban las de
las llamadas Verdades Eternas: la muerte, el juicio, el infierno y lagloria--esta última mucho
menos predicada-o No se ataca a la verdad central del mensaje dado si se afirma que la forma
de darlo ha pecado, por lo menos, de infantilismo muchas veces ~uienes hayan hecho
alguna vez los Ejercicios Espirituales ignacianos seguramente lo habrán experimentado, por
causa de la mala exposición y el peor trato que ha solido darse al libro de San Ignacio de
Loyola-. Un sistema colorista de premios y castigos es, al cabo, excesivamente externo con
relación a las convicciones que se pretenden así inculcar.
Las "maravillas" literarias utilizadas para lectura devota o ejercicio de oración en común
-vidas de santos, novenas, triduos etc.- presentan unas estructuras de extremo interés
desde donde poder enjuiciar los alcances del mundo interior de sus usuarios. Podía
perfectamente haber títulos como el que don Cayetano Polen tinos le dice a Pepe Rey, escrito
por un insigne de Orbajosa: "Métrico encomio, fúnebre canto, lírico elogio, descripción
numérica, gloriosas fatigas, angustiadas glorias de la Reina de los Angeles"2. Con títulos
como éste se puede ya imaginar el contenido. La literatura de devocionario era -y puede que
todavía dure en algún rincón del vasto mundo hispanoparlante-lastimosa, sobre todo en
el aspecto religioso, por su insistencia en contenidos superfluos. Hemos conseguido reunir
un manojo de estos devocionarios -novenas, triduos etc.- procedentes de la época en que
escribía Galdós estas novelas de denuncia. Alguno está impreso posteriormente, pero nos
sirve porque guarda la misma línea y pertenece a la misma tradición. En muchas parroquias
españolas se guardan aún, aunque en la mayoría de ellas probablemente ya no se utilizan.
Lo mismo que hay cosas que, por sabidas, se callan, otras por repetidamente dichas, no
llegan a saberse, ya que las excluimos habitualmente del campo de nuestra reflexión: Por
IV CONGRESO GALDOSIANO mil
esto parece necesario un excurso, al hilo de la crítica galdosiana, por la literatura
alimentadora de los tipos de devoción que él denuncia.
Muy considerable en tal contexto es, por ejemplo, la "NOVENA AL MININO MACSIMO
-error de imprenta de verdadera mala suerte- PADRE Y PATRIARCA S. FRANCISCO DE
PAULA, fundador de la orden de los Mínimos", editada en Ronda, en la Imprenta de D. Rafael
Gutiérrez.
El verso de este tipo de novenas -la citada sirve como modelo- es digno de mención por
su ramplonería ripiosa, su carencia de contenido religioso, suplido frecuentemente por los
milagros y virtudes del destinatario de la devoción, concluyéndose unas cosas de otras en
el curso de las estrofas con clara falta de lógica, sobre todo cuando se trata de los llamados
"Gozos", en los que han de concertar en rima los dos últimos versos de la estrofa con el
"leitmotiv" repetido al final de ella, para lo cual se fuerzan éstos cuanto sea preciso. Así, en
la mencionada novena:
"Fuisteis divino varón
Por gran milagro engendrado,
y de niño aficionado
A virtuosa religión;
Donde con fé y caridad,
Continuo habeis asistido:
"Mínimo de Dios querido,
Nuevo Sol de caridad".
Sois de Cristo tan amado,
Francisco glorioso y santo.
Que cual nave vuestro Manto,
Pasásteis el mar salado:
Sin que su ferocidad
Ni el viento os haya ofendido:
"Mínimo de Dios querido,
Nuevo Sol de caridad".
Con tal celo a Dios amasteis
Que todo temor huyendo,
En medio de un horno ardiendo,
Sin lesión ninguna entrasteis;
Donde por vuestra bondad,
Fenix de Cristo habeis sido:
"Mínimo de Dios querido,
Nuevo Sol de caridad".
Una suprema virtud
Del cielo os fué concedida,
Para dar á muertos vida,
y á los enfermos salud.
Al capricho libertad,
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
Contento al ciego Tullido:
"Mínimo de Dios querido,
Nuevo Sol de caridad".
y la virtuosa casada,
Que con devota oración,
El fruto de bendición
Pide á la virgen sagrada:
Por ella vos suplicad
Que le sea concedido:
"Mínimo de Dios querido,
Nuevo Sol de caridad".
Dejando a un lado la mala ortografia, puntuación y acentuación -producidas por el autor,
la imprenta o ambos-, se saca de estos versos, entre otras conclusiones, que San Francisco
de Paula fue un "divino varón" (!) "engendrado por un milagro" (!), que fue tan amado de
Cristo que pasó el mar utilizando el manto como nave -de lo que puede desprenderse, tal
como van las frases, que no lo son "tanto" quienes no lo puedan hacer-, que el celo por el
amor de Dios llevó al santo a meterse en un horno ardiendo -{;on el desgraciado servicio a
la rima de "entrasteis" con "amasteis", que lleva al "poeta" a decir de hecho una banalidad,
como la de que el santo entró en el horno sin lesión alguna, cosa que puede hacer muchísima
gente; la maravilla no está en cómo se entra, sino en cómo se sale-, para seguir después con
una retahila de capacidades milagreras, como dar vida a los muertos, contento al ciego tullido
y "libertad al capricho" -afirmación por lo menos equívoca-, aparte de hijos a la "virtuosa
casada" que los pide devotamente.
Que excitar la imaginación es propósito en estos tipos de "poesía devota" nos lo
muestran, por ejemplo, los "Lamentos de las benditas ánimas del Purgatorio". Desde el
comienzo un tanto prosaico
("Oíd, mortales piadosos,
y ayudadnos á alcanzar
Que dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".)
se remontan los versos a comparaciones manidas, mezcladas con las quejas de las ánimas,
dando a veces la impresión de que no aceptan éstas el castigo con mucha paciencia.
"¡Oh vosotros caminantes!
Suspended, oíd, parad:
¿Bastará sólo el oirnos
A mover vuestra piedad?
Hoy pide nuestra aflicción
Que querais cooperar
·'Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".
Aquí estoy en Purgatorio
De fuego en cama tendido,
Siendo mi mayor tormento
La ausencia de un Dios querido:
Padezco sin merecer;
Por mí no basto a alcanzar
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar" .
¡Ay de mí! ¡Ay Dios eterno!
¡Ay llama voraz activa!
¡Ay bien merecido fuego!
¡Ay conciencia siempre viva!
¡Ay justicia que no acaba!
¡Ay cuándo se ha de acabar!
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".
Todo lo que aquí padezco
Es justo, santo y debido;
Pues no se purga con menos
Haber a un Dios ofendido.
¡Ay que pude no ofenderle!
¡Ay que no hay más que esperar!
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".
Padres, hermanos, amigos,
¿Dónde está la caridad?
¿Favoreceis a un extraño
y para mí no hay piedad?
Ea, venga una limosna,
Siquiera sólo el rogar
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".
Hijo ingrato, que paseas
Tan ricamente vestido,
y a costa de mis sudores
Descansas en tanto olvido;
Mira á tu Padre quemarse,
y le puedes remediar:
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".
Quizá en tí no será arbitrio,
Sí obligación de justicia,
Pues no cumples testamentos
N CONGRESO GALDOSIANO _
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
Con perezosa malicia.
Abre los ojos, despierta,
Paga, haciendo acelerar
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve á descansar".
Fieles cristianos, amigos,
Dad crédito a estos lamentos,
Obrad bien, afuera culpas
Para huir de estos lamentos;
Socorro, piedad, alivio,
Concluimos con gritar:
"Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar"3.
Entre otros muchos despropósitos, interesante éste de la petición insistente de limosn~;;
-genial, el que si no hay limosna haya por lo menos oración, o sea, la mayor importancia
de la primera sobre la segunda-o El hijo, a quien se reprocha ir tan bien vestido a costa de
los sudores del ánima, deberá remediar a ésta con limosnas, y más si se trata de cumplir
testamentos (frases sobre las que autores poco respetuosos podrían fundamentar fobias
anticlericales) .
En estas formas de poesía devota se llegaba a veces a límites rayanos en la profanación
de formas de oración nobles y sublimes, como las del Oficio Divino, de lo que es muestra el
"oficio parvo a San José"4. Todas las horas canónicas empiezan con la jaculatoria "Jesús, José
y María, os doy el corazón y el alma mía", que ni dice nada de por sí, ni mucho menos
comparada con las frases del Oficio Divino cuyo puesto ocupa: "Oh Dios, ven a mi ayuda;
Señor, apresúrate a socorrerme". El himno viene a continuación, y se desarrolla a través de
las horas canónicas.
A Maitines y Laudes:
"De regia estirpe
Fruto bendito,
Feliz esposo,
De Dios nutricio.
Aquí a tus plantas
Veme rendido:
Ruegos humildes
Oye propicio".
A Prima:
"Dejar la Esposa
Quieres, ¡ay triste!
Que a tanta angustia
Ya no resistes.
Mas baja el Angel
Que la disipe,
Dándote dulce
Gozo indecible".
A Tercia:
"A Belén vuelas
Con la dichosa
Feliz consorte
De tus victorias.
Al tierno Niño
Besas y adoras,
Colmado el pecho
De luz y gloria".
A Sexta:
"Pérfido Herodes
Busca tu prenda;
Tú, fugitivo,
Lejos la llevas.
Con Hijo y Madre
Sufres mil penas,
Hasta que alegre
Bonanza vuelva".
ANona:
"Muerto el tirano
Dejas Egipto,
Volviendo alegre
Con Madre e Hijo.
y en casa humilde
Sudor continuo
La sien te baña
Para nutrirlos".
A Vísperas:
"Al Niño pierdes
Con ansia grande;
Tres días fueron,
¡Ay! cuán fatales.
Al fin al templo
Vas a buscarle,
IV CONGRESO GALDOSIANO _
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
y ¡Oh, Dios, qué gozo
De nuevo hallarle!"
A Completas:
"Jesús, los brazos
Te dá, y María,
y echado en ellos
Dichoso expiras.
Por tal ventura,
Por tal delicia,
Logren tus fieles
La misma dicha" .
Podrá parecer que se dan aquí excesivos datos y citas sobre este tipo de literatura devota.
Pensamos, sin embargo, que es de fundamental importancia el dar una idea clara y
documentada de estas formas de devoción. Se aporta así un dato histórico que avala la
creación galdosiana como basada en la realidad y provocada por ella. Con estos datos
descubrimos en su verdadero contexto a los personajes galdosianos de la primera época
echados a perder por la falsa religiosidad. Nos entra por los ojos su culpabilidad en las
tragedias sociales en que Gadós los inserta. Los lectores de hoy, las generaciones de críticos
menores de cuarenta años, los universitarios actuales, desconocen, sin duda, los textos
aducidos y las formas de devoción de los últimos años del Siglo XIX. Pero el conocerlos es
indispensable para poder formar y emitir un juicio crítico suficiente.
Al citar estos textos, estamos hablando, mediante ellos, de la vida, del jugo vital de María
Egipcíaca Sudre, de las beatas Porreño, de Serafinita Lantigua, de la misma doña Perfecta.
Ese mundo religioso en conflicto con lo natural está vivo aquí, en estas fórmulas de oración.
Galdós lo indica muy frecuentemente, pero sin concretarse a esta poesía o a aquella novena.
La crítica que hace, aun muchas veces dentro de un plano general, es, en cualquier caso, muy
clara.
Permítasenos decir que, con los textos "piadosos" que citamos, creemos hasta prestar
un servicio al profano en la materia, para que comprenda, por ejemplo, qué clase de mujer
había llegado a ser la de León Roch, o las otras citadas antes; para que las enjuicie, no en
la vitrina cómoda de piezas de museo, sino en la vida, vivas, imaginándose que una de ellas
fuera su mujer.
Pero veamos la crítica que hace Galdós. El título del capítulo más importante en este
sentido ya lo dice todo: "Una figura que parece de Zurbarán y no es sino de Goya"5.
"La señora de Roch fue muy temprano a San Prudencio. Tiempo hacía que madrugaba
para cumplir sus deberes piadosos, tornando a casa a las nueve, con lo que evitaba
hallarse entre el tumulto de fieles y de damas amigas que iban a las horas cómodas.
Aquel día. que era domingo. madrugó mucho y salió muy temprano de la iglesia.
cumplido el precepto que más halagaba su espíritu. Como de costumbre, pasó parte de
la mañana en lecturas religiosas; pero ha de advertirse que no había buscado sus textos
IV CONGRESO GALDOSIANO _
en nuestra rica literatura mística, fundida en el crisol del espiritualismo más puro y que
arrebataba el alma creyente, ya encendiendo en ella divinos fuegos, ya embelesándola
con un discurrir metafísico y quintaesenciado. María apacentaba su piedad, triste es
decirlo, con lo peor de esta literatura religiosa contemporánea, que es, en su mayor
parte, producto de explotaciones simoníacas, literatura de forma abigarrada y de fondo
verdaderamente irreligioso, tirando a sensual, que, combinada con el periodismo y con
las congregaciones, es uno de los negocios editoriales más extensos de la librería
moderna. Mucho de esto nos viene aquí traducido del francés y tiene un sello de
mercantilismo que convida a la profanación. No falta al exterior la consabida elegancia
material que la industria contemporánea imprime a todas sus obras, y por dentro el
verso y la prosa alternan en la expresión del pensamiento; pero ¡qué verso, qué prosa!
Hay ideas que reclaman la sencillez, vestidura propia y genuina, sin la cual no pueden
existir; hay sentimientos que exigen la seriedad y la majestad como su natural vehículo,
y sin él degeneran en afectada declamación. Incapaz María de comprender esto, hallaba
elocuente y sublime un escrito en el cual, para celebrar la presencia de Cristo en la
Hostia, se hablaba de "armonía y silencio", de "fuentes selladas", de "manantial de
amores", de "celestial sonrisa", de "flores de José" de "oro puro", de "la mirra del
arrepentimiento", del "incienso de la oración", de "seráficos incendios", de "horno que
a un tiempo refresca y reanima", de "brisas suaves", de "perfumes", de "virginales y
solitarios espíritus", de "banquete fraternal", de "perla única y celeste rocio del nuevo
Edén". Este lenguaje, que hablaba tan sólo a los sentidos, cautivaba a la señora más
que cualquier otro lenguaje. Dotada de imaginación y de una facultad sensorial muy
afinada, su espíritu daba fácil acceso a todo lo que viniera por aquella vía y llegase a
él en el vehículo de lo bienoliente, de lo tangible, de lo bonito y de lo apetitoso.
Así como ciertos seres privilegiados personifican en sí la aristocracia del pensar y del
sentir, la mujer de León personificaba el vulgo crédulo. En otra época y en otras
condiciones sociales, María, sin dejar de llamarse piadosa y de rezar seis horas y de
confesar a menudo, hubiera echado las cartas para saber el porvenir, hubiera usado
rosarios benditos para conjurar maleficios de brujas, hubiera incurrido en la repugnante
manía de asociar a la Religión las artes gitanas.
Pero los tiempos no son para esto; aunque, bien mirado, maleficios hay y arte de
gitanos, si bien de otra suerte que en lo antiguo. Gustaba María de pertenecer a todas
las asociaciones piadosas, fueran o no de índole caritativa. Era, con preferencia a todo,
lo que en la jerga mojigata se llama "josefina", o sea individuo de la asociación de San
José, cuyo objeto es rogar por el Papa6, y que cuenta en su seno con personas muy
respetables, dicho sea esto para que no se entienda como mofa, ni mucho menos, la
mención hecha. A otras juntas y a muchas cofradías pertenecía también. Casi todas
estas sociedades tienen hoy sus periódicos, creados con el fin de establecer sólida
alianza entre los socios o cofrades y ofrecer una lectura altamente recreativa, a veces
enormemente cómica, dicho sea también con el respeto debido. Para María no la había
más sabrosa ni edificante, y se recreaba largas horas con las anécdotas -¡lástima
grande no poder copiar algunas!-7, con las oraciones y, por último, con la parte que
podría llamarse místico-farmaceútica, que es una lista mensual de las innumerables
curaciones hechas con las obleas y las mantecas pasadas por el famoso "perolito" de
Sevilla, prodigios que se dejan muy atrás los milagros de Holloway y de ciertos
específicos. María guardaba siempre en su poder porción cumplida de obleas y mantecas
pasadas por el "perolito" para atender a las dolencias de sus deudos y amigos. segura
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
del éxito siempre que éstos tomasen la medicina con fe. La especulación del "perolito"
no podría existir en ningún país donde hubiera sentido común y Policía" .
"Pero ¡qué verso, qué prosa!", dice Galdós. Verdaderamente refleja este tipo de versos
devotos un mundo de desviación religiosa y humana. La desviación humana no hace falta
probarla, basta con leer los textos poéticos aducidos; la religiosa se advertirá en las
imprecisiones y malas interpretaciones bíblicas y teológicas, andándose siempre por las
ramas de lo que es el mensaje cristiano central. Modelo de esto son los "Gozos en alabanza
de María Santísima del Carmen"8, según una publicación hecha en plena época del Galdós
primerizo, precisamente dos años antes de la de "Doña Perfecta":
"Desde que en la nubecilla
Que sin mancha os figuró,
De Virgen Madre adoró
Elías la maravilla,
y á vuestro culto capilla
Erigió en primer modelo:
"Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carmelo".
Tan primeros para Vos
Los hijos de Elías fueron,
Que por timbre merecieron
Ser de la Madre de Dios;
Es título que por Vos
Logró su heredado anhelo:
"Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carmelo".
Del Carrnelo descendieron
De Elías los sucesores,
y en la Iglesia coadjutores
De los Apóstoles fueron;
Del Evangelio esparcieron
La verdad por todo el suelo:
"Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carrnelo".
A San Simón General
El Escapulario disteis,
Insignia que nos pusisteis
De hijos para señal;
Contra el incendio infernal
Es defensivo y consuelo:
"Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carmelo" .
Quien bien viviere y muriere
Con tal señal, es notorio,
Que por Vos del Purgatorio
Saldrá presto, si allá fuere;
El primer sábado espere
Tomar á la gloria el vuelo:
"Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carmelo".
Vuestro Escapulario santo
Escudo es tan verdadero,
Que no hay plomo ni acero
De quien reciba quebranto:
Puede, aunque es de lana, tanto,
Que es contra el fuego y el yelo:
"Sed nuestro amparo amoroso,
Madre de Dios del Carmelo".
IV CONGRESO GALDOSIANO _
Galdós estaba bien informado de las fórmulas de devocionario. Su crítica a este respecto
es hasta comedida. Quizá por respeto no se atreve mucho con las temáticas particulares y
se queda en la denuncia de defectos formales o de falsedad general al describir, por ejemplo,
las devociones de María Egipcíaca Sudre:
"Frente a él, dispuesta ya a acostarse, estaba la incomparable figura de la Minerva
ateniense, cuyos ojos verdes, por aberración artística inconcebible, se fijaban en uno
de esos vulgares libros de rezo, llenos de lugares comunes, oraciones enrevesadas y
gongorinas, sutilezas hueras, páginas donde no hay piedad, ni estilo. ni sencillez
evangélica, sino un repique general de palabras. Pero ¿qué importa? Dejando que su
mente se perdiera con somnolencia en semejante fárrago, María estaba soberanamente
hermosa"9.
La acusación fundamental de Galdós se refire a la inadecuación de tales medios de
devoción para un fin religioso verdadero. Efectivamente, el "repique de palabras" no produce
en el lector devoto ideas concretas ni claras, sino una especie de estado pseudomístico
arrullado por adjetivos y exclamaciones. El resultado es precisamente la falta de sustantividad
en tales formas de devoción, su excesiva adjetividad. Al leer libritos de esta clase da la
impresión de que no tienen nada serio que decir e insisten únicamente en desarrollar el
sentimiento a través de la imaginación, valiéndose para ello, en muchos casos, de
afirmaciones insostenibles y de verdaderos despropósitos. La novena a San Francisco de
Paula, antes citada, es, en esto, modelo: "Glorioso Padre y Patriarca San Francisco de Paula,
pues os levantásteis con el glorioso renombre de Thaumaturgo en la Iglesia, y sois el
plenipotenciario de Dios ... ", "Padre mío San Francisco de Paula, yo os suplico por la pasión
y muerte de Jesús, de quien fuiste tan devoto, y por su Santísima Madre, de quien en el
desierto recibisteis el preciosísimo nectar de sus purísimos pechos ... ", "Padre mío San
Francisco de Paula, á quien por vuestra gran Humildad coronó la Ssma. Trinidad en tres
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
coronas ... ", "Padre mío San Francisco de Paula, á quien Dios, como su benjamín amado y
ardentísimo amante de su pasión, comunicó una igual mortificación en todos los sentidos
... ", "Padre mío San Francisco de Paula á quien Dios, en premio de vuestro amor, envió
las armas de la caridad, y os hizo su alférez mayor ... ", "Padre mío San Francisco de Paula
á quien por lo grande de vuestra obediencia preparó el Señor una corona de flores ... ", "Padre
mío San Francisco de Paula á quien por nuestra (sic) insigne castidad y esmerada pureza
sirvieron los ángeles en el desierto ... ", "Padre mío San Francisco de Paula, á quien por
vuestra admirable paciencia honraron los reyes y grandes de la tierra ... ", "Padre mío San
Francisco de Paula, á quien por vuestra gran mansedumbre regaló la Magestad de Cristo,
dándonos posada y albergue en su mismo pecho ... ", "Padre mío San Francisco de Paula á
quien por nuestra (sic) elevada oración favoreció Dios con tantos éstasis (sic) y arrobos,
elevandoos (sic) aun des pues (sic) de muerto, para abrasaros con cristo (sic) crucificado ... "
(Todo, en fin, una especie de anecdotario plagado de ditirambos, incongruencias y falsedades,
pobre hasta en lo literario formal).
Importante es el puesto que en tales devociones ocupan los ejemplos citados en los
devocionarios, siempre sobre milagros y apariciones realmente insostenibles. Las dos
mejores pruebas de esto son "El mes de María ... "lO y el ya citado "Mes de Noviembre en
sufragio de las benditas almas del purgatorio".
Este "mes de María" o "de Mayo" no tiene desperdicio en tal línea de devoción. Se señalan
al principio del libro "Doce actos de virtud que pueden practicarse en todo el mes de María,
y se sacan por suerte el último día del mes de Abril" y "Otros actos de virtud que se sacan
por suerte todos los días del mes de Mayo". Entre los doce primeros, están: "Leer cada día
un cuarto de hora algún libro bueno, como la vida de algún santo, ú otro que trate de los
Novísimos, absteniéndose de leer libros profanos, como no sean los de la propia profesión
ú oficio" 11; "Privarse cada día de alguna cosa de gusto ó recreación, aun lícita, como de fruta
ó dulces, de algún objeto curioso, de músicas, olores, paseos públicos, etc. "; "Todos los días
al empezar alguna acción de importancia, como el estudio, el trabajo, etc., arrodillarse é
invocar con un Ave María el auxilio de la Santísima Virgen"; "Procurar cada día con ejemplos
y palabras atraer a algún compañero distraído á hacer alguna cosa buena, como visitar
alguna iglesia, al Rosario, sermón, confesión, comunión ó devociones semejantes" (lamentab
le, que las" cosas buenas" se detallen sólo en tales direcciones, y que visitar alguna iglesia,
rezar un rosario, escuchar un sermón, confesar y comulgar entren juntos en el apartado de
"devociones semejantes").
Entre los otros actos "de virtud", uno para cada día del mes, están: "Inclinar la cabeza
cuando se pronuncia ó encuentra escrito el nombre santísimo de María"; "Guardar los
sentidos con mucho cuidado, y en especial el de la vista"; "Hacer entre el día actos de
contricción y besar el Crucifijo"; "Encomendar fervorosamente á la Virgen los que están en
pecado mortal"; "Rezar siete veces el "Gloria Patri" con los brazos en cruz en honor de los
dolores de María"; "Vencer la pureza (sic) en las cosas espirituales".
Los ejemplos correspondientes a cada día del mes consisten en historietas tontas y
desequilibradas que se quieren hacer pasar como sucedidas, como la de un joven que robó
una pluma de escribir de una Hermandad de María, en Sevilla, para escribir con ella a una
mujer poco honesta con la que tenía trato, recibiendo al querer comenzar la carta una fuerte
IV CONGRESO GALDOSIANO _
bofetada, mientras oía estas palabras: "¿Y aún tienes atrevimiento, malvado, de profanar
una cosa que me está dedicada?", de lo que le quedó la cara amoratada por muchos días; o
la de dos jóvenes que iban en barca por el río Po, y uno no quiso rezar el Oficio de la Virgen,
por lo que, cuando la fuerza de la corriente volcó la barca, solamente salvó la vida, cogido
por la mano de la Virgen, el que había rezado su Oficio, mientras la Virgen le decía al otro:
"Tú no estabas obligado á honrarme, pues ni yo á socorrerte" ; o la de otro joven que, a punto
de pecar con una mujer, invocó a la Virgen, haciendo ésta que en aquel momento la mujer
se le representase como un mostruo infernal con serpientes por cabellos; o la de dos jóvenes
en Flandes, el año 1714, que fueron a pasar la noche en una casa de prostitución. Uno volvió
antes a su casa y rezó, aunque de mala gana, un avemaría, mientras el otro "se quedó
saciando su apetito, y bebiendo hasta la heces el cáliz de Babilonia". Al poco rato, el que no
había rezado el avemaría se apareció al otro diciéndole que había muerto y sido condenado
al inferno y que, estando el juicio de Dios para los dos al tiempo pensado, el avemaría fue
lo que a aquél le salvó, y mientras esto decía "descubrió el seno, que arrojaba llamas y le
despedazaban horribles serpientes". Otro joven rompió y arrojó al mar, por consejo de un
fraile, un libro de versos amatorios "para dar gusto a la Virgen". En otra ocasión, la Virgen
salva a un joven que había entregado su alma al demonio, "obligándose en papel firmado
á ser esclavo suyo" . También se cuenta que un joven que iba a cometer un pecado fue salvado
de ello por la Virgen, que mandó al ángel de la guarda a decirle: "¿Y siendo congregante vas
a cometer esa iniquidad?", "dándole al mismo tiempo un fuerte golpe en el pecho, con que
le derribó á tierra sin sentido". En otra narración, la imagen de la Virgen levanta el brazo
en señal de amenaza porque unos muchachos estaban jugando en las cercanías de una
iglesia, en una de cuyas paredes, adosada al exterior, se encontraba la imagen. Tras lo cual
acudió durante ocho días seguidos gran concurso de gente a pedir perdón ante la imagen,
con lo que "la Señora, en señal de haberse aplacado, obró en aquellos días muchos milagros" .
En el "Mes de noviembre en sufragio de las benditas almas del purgatorio" 12, los ejemplos
consisten, como puede imaginarse, en narraciones de ánimas que se aparecen desde el
purgatorio. El objeto de estas apariciones no puede ser otro que el de crear en el devoto una
sensación de purgatorio más que una idea serena del mismo. En consecuencia, insisten los
aparecidos en lo horrible del fuego físico en tal lugar (un alma del purgatorio quiso demostrar
al venerable Estanislao Cholcoca, dominico de Polonia, la violencia del tormento que sufría,
echando en la palma de la mano del venerable una gota de sudor (?), con lo que Estanislao
estuvo a punto de morir de dolor, y después, a pesar de las más eficaces medicinas, se resintió
toda su vida de aquella gota dolorosa).
El devocionario en cuestión es, en fin, insufrible y ridículo. como no es momento de
citarlo entero, aunque resultara tan divertido, daremos un dato último, transcribiendo una
forma "atrayente" de hacer sufragios por los difuntos:
"En las conversaciones de los amigos y en las diversiones sociales, no nos olvidemos
de nuestros antepasados, y hagámosles también participantes de ellos con algún
caritativo oficio de espiritual socorro.
El piadoso arcipreste de Arona, Graciano Punzoni, para alegrar la conversación de sus
buenos amigos, solía colocar sobre la mesa de juego una porción de confites, con el pacto
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de que quien fuese venciendo en el juego, tomase una parte de aquellos dulces, y quien
tomase la última, mandase celebrar alguna misa ó hiciese otro sufragio por los difuntos.
De este modo el juego no servía de peligro ni de remordimiento, sino más bien de recreo
á los jugadores y de alivio al Purgatorio. Procuremos también nosotros santificar las
reuniones con nuestros amigos, los juegos, las diversiones, con la piedad para con los
difuntos, la cual será á ellos más agradable, porque es derivada con singular ejemplo
de la misma alegría de nuestras amistosas reuniones. ("P. Marc. Ant. Rossa, Soco Jesu,
in vita Ven. Gratiani Punzoni, cap. VIII.)
.. Añadiremos un Padrenuestro y Avemaría por los propagadores de esta devoción"13.
La pregunta es cómo tales cosas podían convencer realmente a alguien. Pero si tales, u
otra por el estilo, convencieron a María Egipcíaca Sudre, admitirá fácilmente el lector de La
familia de León Roch que la señora no gustase de las reuniones de los amigos de su esposo,
y aportará el análisis de estas formas de devoción una luz más, imprescindible para
comprender como insalvables las dificultades del matrimonio entre una devota así y
cualquiera, y más un liberal. Y si María era consecuente con sus "rezos" -que sabemos que
sí, y a veces hasta en grado superlativo-, el lector le echará a ella la culpa más sustancial
del drama religioso-social presentado en Lafamilia de León Roch.
Además, la suma de estas fórmulas de devoción daba prácticamente para todo el año,
de modo que la persona atenida a ellas vivía en un continuo cerco de frases vacías, de
milagros absurdos y apariciones sin sentido, de prácticas minuciosas que contribuían a
causar la alienación de la realidad objetiva. El mes de mayo, la devoción a María -a
continuación, venía el de junio, dedicado al Corazón de Jesús-; el de octubre, mes del rosario;
el de noviembre, para rezar por las ánimas del purgatorio; la devoción a San José -triduos,
novenas y siete domingos-, a la Virgen del Carmen, a San BIas, los trece martes de San
Antonio de Padua, novena a San Ignacio de Loyola, seisena --6 domingos- a San Luis
Gonzaga, los dos septenarios a la Virgen de los Dolores, uno doloroso, la Semana
de Pasión, y otro glorioso, siete días antes del15 de septiembre, y etcétera, porque
había más.
Como punto de esta confrontación, el último, habrá que decir que las denuncias de Galdós
a la oración de formulario no implican en nada el menosprecio del novelista por la oración
como tal. Cuando por estas y otras críticas fue Galdós tachado de irreligioso o anticlerical,
no cayeron quienes lo hacían en la fácil cuenta de que no era lo sustancial lo criticado, sino
más bien lo defendido indirectamente, a través de la arremetida contra excesos o defectos
de capital importancia pero accidentales al fin. El defecto previo de la crítica a Galdós desde
un campo religioso consistió en confundir lo verdaderamente religioso con unas formas
concretas de ser practicado. Galdós -se ve claramente muchas veces a lo largo de su obraguarda
un profundo respeto ante la liturgia y los sacramentos -pensemos en la descripción
del viático en Lafamilia de León Roch14 o de la profunda religiosidad de Angel Guerra durante
la lectura de la Pasión el Domingo de Ramos en la catedral de Toledo l5•
Para la oración privada quería seguramente Galdós las cualidades de sencillez y
sinceridad, un poco "a lo padrenuestro" como contextura. León Roch, el "ateo", reza. Y esa
oración significa por otra parte la fe más honda, la fe en la bondad y en el poder de Dios.
Monina, la niña de Pepa Fúcar, está a punto de morir. Y Pepa dice:
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Notas
t "La Fontana de Oro", en "Benito Pérez Galdós, Obras Completas", edit por Federico carlos 5ainz de Robles,
Madrid, AguiJar 1969, vol. IV, p. 81. Todas las dtas de Galdós se tornan aqui de estas "Obras completas" yedidón.
2 "Doña Perfecta", op. cit, vol. IV, p. 461.
3 "El mes de noviembre en sufragio de las benditas almas del purgatorio", Madrid, Hernández,
1925,374-377. La fecha del permiso eclesiástico de impresión es de 6 de agosto de 1913.
4 "Breve Manual de la Congregación Josefina de familias cristianas establecida canónicamente en
la Iglesia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja de Madrid", Madrid, Tip. Católica A. Fontana,
1920, pp. 46-51. Anteriores a la edición de este "Manual" son las menciones punzantes de Galdós sobre
las proporciones de la devoción en boga a San José. En "El audaz" habla de la obra del P. Corchón, los
"14 tomos sobre la Devoción al Señor San José". Después citaremos un pasaje de "La familia de León
Roch" donde Galdós da más noticia sobre "josefinismo".
5 "La familia de León Roch", op. cit, vol. IV, pp. 890-892.
6 Suerte tuvo María Sudre si el objeto de su "Congregación Josefina" era tan sólo pedir por el Papa.
Los estatutos que figuran en el "Breve Manual de la Congregación Josefina ... etc. " antes citado, abarcan
32 artículos, lo que indica un quehacer bastante mayor dentro de la Congregación (y correspondientemente
menor en todas las demás cosas: casa, familia, prójimo, etc.). Según este "Manual", el fin primordial
de la Congregación es la conservación de la fe y la piedad en las familias. Para esto, coros, celadores,
medalla, manual. cédula, director (en este caso, siempre un Padre de la Compañía de Jesús), junta de
gobierno (nombrada siempre por el Padre), consejo de celadores, consejo general. presidenta,
vicepresidenta, secretaria, vicesecretaria, tesorera (no hay vicetesorera), camareras del Santo, seis
consiliarias, dos roperas, fondo monetario y libro correspondiente, imagen, vestidos y alhajas de San
José, libro de gastos de las ropas hechas para los pobres, con anotación de las prendas dadas, cultos
diversos al Santo (con más indulgencias plenarias que parciales, todas aplicables a las ánimas del
purgatorio) y "obras de celo". Precisamente el artículo segundo de estas "obras de celo" le va que ni
pintado aMaría Egipcíaca Sudre: "Se esmerarán en enseñar la doctrina cristiana a los de la propia familia
y criados, así corno a cuantos conozcan necesitados de esta instrucción". Efectivamente tenía razón
Galdós cuando afirmaba que la devoción de María Sudre, o sea este tipo de devoción a San José, nada
tenía que ver con Santa Teresa. Es inexplicable la ceguera de los devotos y sus mentores que juzgan,
corno en este caso, que su devoción a San José irá en la línea de la que le tuvo Santa Teresa de Jesús. El
IV CONGRESO GALDOSIANO _
.. - Recemos, León. ¿Por qué no rezas tú también?
- También rezo -replicó León, inclinando la frente.
- ¿También tú, tú? .. Todo el que llama con fervor y humildad será oído. ¿De qué modo
rezas tú?
y tomándole del brazo, le impulsó con energía hacia la imagen iluminada. En aquellos
momentos de frenesí, la fuerza de Pepa era prodigiosa.
- Como tú quieras -dijo León, que no era dueño de sí mismo.
El no se dio cuenta de cómo se dejó llevar, de cómo puso una rodilla en tierra, de cómo
alzó los ojos, exclamando con voz conmovida:
-Señor, que no se muera Monina. ¡Es lo único que amo en el mundo!"16
Pepe Rey, el "librepensador"de "Doña Perfecta", se atreve a definir la oración -de fijo
representando la opinión de Galdós mismo- de esta manera:
"Ya sé lo que es la oración: una súplica grave y reflexiva; tan personal, que no se aviene
con fórmulas aprendidas de memoria; un expansión del alma, que se atreve a
extenderse hasta buscar su propio origen; lo contrario del remordimiento, que es una
contracción de la misma alma, envolviéndose y ocultándose, con el ridículo empeño de
que nadie la vea" 1 7.
IV CONGRESO GALDOSIANO 1&
"Manual" que mencionamos tiene como introducción una bella página de la Santa sobre la devoción a
San José, para acto seguido empezar, seguir y terminar con todo lo contrario a ese verdadero espíritu de
devoción: unos estatutos "superlegales", seguidos de una novena, unos "siete domingos", un oficio parvo
y unas oraciones que son verdadera colección de lugares comunes, admiraciones, adjetivos y vaciedad.
7 Transcribimos anécdotas "piadosas" del estilo de las que Galdós se queda con ganas de copiar (pp. 20-22).
8 "Novena de Nuestra 5eñoraMaria Santísima del camen, que se venera en la Iglesiadecannelitas Descalzas
de Ecija" , sevilla, Castillo y Velasco, 1874, pp. 14-16. Estas publicaciones se transrnitian rápidamente a muchas
otras iglesias de España. Nuestras citas están tomadas de un ejemplar existente en una iglesia parroquial de Madrid.
9 "La familia de León Roch", op. cit, vol. IV, p. 816.
10 "El mes de María o El mes de Mayo consagrado a la Santísima Virgen con la práctica de varios
actos de virtud, que como ramillete de flores pueden ofrecer los fieles a la Señora, según se hacía en la
Iglesia del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, y ahora siguen otras muchas Corporaciones
religiosas y casas particulares. Nueva edición aumentada con la Novena de la Reina de todos los Santos
y Madre del Amor Hermoso", Madrid, Librería Religiosa, 8 - Calle de Pontejos-8, 1900, pp. 13-18,35-
36,42-44,46-47,68-71,89-90, 106-107, 116-117, 128-129.
11 Este" acto de virtud" está invitando en general a no leer novelas, o literatura de cualquier género,
de modo que si Galdós se quejó de la falta de verdadera religiosidad en "literaturas" de este jaez, se quejó
por menos de lo que podía haberlo hecho. Todavía a finales de los años cuarenta, en el Seminario
diocesano de una ciudad española -quede sin concretar- se hizo famosa la frase frecuentemente
utilizada por su rector: "Novelas, no verlas". Unos veinte años más tarde y en el mismo Seminario,
preguntaba un seminarista ya mayor de edad a su superior si podía leer a Oscar Wilde. Respuesta: "No
conozco a Oscar Wilde, pero, por si acaso, no lo leas" .
12 "El mes de noviembre en sufragio de las benditas almas del purgatorio", op. cit., pp. 61-63. En
las páginas 70-73 hay una narración "piadosa" que, por si no es fácil el acceso a este libro, transcribimos,
como una verdadera maravilla en su género:
"A la venerable madre Francisca del Santísimo Sacramento, carmelita, gran devota del Purgatorio,
dejábanse ver á menudo con el permiso de Dios aquellas almas, no sólo revestidas de fuego á manera de
cuerpo abrasador, sino con los instrumentos también de los pecados cometidos en su vida, que echaban
fuego por todas partes. Un Prelado se le apareció revestido de los ornamentos sagrados, con la mitra en la
cabeza, y el báculo en la mano; los ornamentos, la mitra, el báculo, eran de fuego y formaban su más cruel
tormento en el Purgatorio, porque habían sido el objeto de su vanagloria en la tierra. Un sacerdote tenía
la corona encendida y despidiendo llamas, abrasada la lengua más que un hierro hecho ascua, las manos
centelleando de vivo fuego, la estola le servía de una cadena de brasas al cuello, y los otros ornamentos
de una vestidura penetrante de llamas, por la irreverencia usada en el ejercicio del sagrado ministerio. Se
le mostró un Religioso rodeado de muchas y muy preciosas alhajas, sillas, mesas, piedras, pinturas y
cuadros: mas todo de fuego, porque, contra la profesión de la pobreza religiosa, se deleitaba en vida en
adornar su celda de escogidos muebles. Un escribano empuñaba un tintero de fuego, una pluma de fuego,
un sello de fuego, en pena de la poca exactitud con que había ejercido su delicado oficio. Un caballero
revolvía un mazo de papeles ardiendo, y manejaba monedas encendidas, en castigo del inmoderado deleite
que experimentaba en el divertimiento del juego. Todo en suma era fuego en las almas que se aparecian;
fuego los vestidos, de fuego las insignias, de fuego hasta el aire que las rodeaba".
13 Ibídem, 95-96.
14 "La familia de León Roch", op. cit., vol. IV, pp. 953-954.
15 "Angel Guerra", op. cit., vol. V, p. 1.477.
16 "La familia de León Roch", op. cit., vol. IV, p. 860.
17 "Doña Perfecta", op. cit., vol. IV, p. 502.