GALDOS y LA FILOSOFIA
DEL SIGLO XIX. EL HUMANISMO
DE LA "TIA ROMX'
Juana Sánchez-Gey Venegas
•
T al vez no sea de ningún modo precipitado
asegurar -así es admitido por muchos estudiosos- que una de las claves del pensamiento
español es el humanismol . El tema del hombre ha interesado siempre en la cultura española,
tanto en su literatura como en su filosofía, alcanzando, a menudo, el significado de un
auténtico problema, resuelto no sin brillantez. Humanistas como Vives, como Vitoria o
Molina, han defendido en circunstancias históricas comprometidas la igualdad y la libertad
entre los hombres.
En nuestro siglo, el humanismo filosófico ha sido maravillosamente planteado por
autores como Unamuno, Ortega o Zubiri que, desde diferentes enfoques, ensalzan una
filosofía de lo concreto y singular, cuyo tema es siempre el hombre.
Este humanismo, no se ha presentado como esquema vacío, ajeno e independiente del
espacio y tiempo vitales de cada individuo. De aquí que esta reflexión vitalista, antropológica
y realista se haya expresado también en clave literaria en ocasiones más sugerentes que las
estrictamente filosóficas. En todo caso, ya desde la filosofía o desde la literatura, podemos
estudiar el humanismo como rasgo de la cultura española. Si esta reflexión no ha sido
sistemática no quiere decir que carezca de hondura.
En efecto, el humanismo ha consistido en la ruptura de todo absolutismo o universo
compacto a fin de acoger una realidad que no es estática y, mucho menos, definitiva. Los
reduccionismos propios de una razón identificadora que no tiene en cuenta la variedad, la
espontaneidad y la apertura han sido el punto de ataque de nuestro pensamiento humanista,
vitalista e incluso trágico.
Podríamos aventurar unos rasgos específicos del humanismo:
a) El hombre, como individuo, es el centro y fundamento del ideal político-socialreligioso.
b) El humanismo propone soluciones en las que quedan siempre a salvo la dignidad
humana y la comprensión de su limitada condición.
c) Al mismo tiempo, tiene en cuenta los condicionamientos históricos interesándose de
este modo por la razón histórica como configuradora de un pueblo.
liD] BIBLIOTECA GALDOSIANA
En este contexto cultural, creemos que debemos encuadrar la personalidad de D. Benito
Pérez Galdós. En el momento actual la crítica ha puesto fuera de toda duda su realismo y
minuciosidad por describir hasta el detalle tanto la personalidad psicológica de sus criaturas
como el aspecto histórico y social de su época.
Nuestro convencimiento estriba en que este rico realismo galdosiano es consecuencia de
su profundo humanismo que le lleva a crear personajes de una emoción sobrecogedora. Esta
emoción sugiera al lector tal mundo de posibilidades y de matices, que penetran con nitidez
en la vivencia siempre rica del tema y del problema del hombre.
Si Galdós, como veremos, es cima señera de esta coordenada del pensamiento español,
expondremos también cómo inmerso en esta línea despeja casi con absoluta claridad su
posible participación en otras corrientes filosóficas de su época que, no obstante, Galdós
conoce muy bien.
En 1982, la crítica decía:
Queda mucho terreno que cubrir en este sentido, pues aún no contamos con trabajos
a fondo sobre las ideas filosóficas más importantes del siglo XIX2.
Hoy existen trabajos excelentes acerca de la filosofía española del siglo XIX, no obstante
esbozaremos la relación de Galdós con los movimientos filosóficos de su época: eclecticismo,
krausismo, institucionismo, positivismo, hegelianismo, modernismo ...
Galdós y el positivismo
Resulta difícil admitir que el realismo galdosiano haya sido consecuencia del positivismo.
Un rasgo que salta a la vista al profundizar en la obra de Galdós es su profundo conocimiento
de la historia y, por tanto, de los movimientos sociales y filosóficos de su época a la vez que
su rechazo a todo intelectualismo.
Del primer rasgo podríamos ofrecer muchos datos, bástenos de momento las citas
bibliográficas que Galdós refiere a Vicente Halconero y que son las lecturas realizadas por
el propio Galdós
Vicente Halconero ... completaba el gusto de adquirir libros con el honor de encontrar
en la menguada ermita o cuchitril aduanero a Castelar o a Canovas del Castillo
arrimados al estante bajo de la izquerda, conforme entrábamos: a Campoamor, a
Echegaray, a Gabriel Rodríguez, a don Francisco Canalejas, o bien a Pi y Margall, Giner
de los Ríos, Alcántara, Calderón y otros muchos que estaban en los medios o en los
principios de la fama3•
Las obras que Galdós enumera son bastantes, tantas que más bien parecen las de un
ecléctico. El eclecticismo es una filosofía sincretista que resultó muy típica en el siglo XIX
español. Galdós cita autores de ideologías muy diferentes: krausistas, hegelianos, y también
positivistas. Por ejemplo entre los positivistas se refiere a Salvador Calderón, destacado
geólogo, que además tuvo importancia en la cultura de las islas canarias ya que en 1874 fae
IV CONGRESO GALDOSIANO _
destinado al Instituto de Las Palmas, como catedrático de Ciencias Naturales, y contribuyó
a desarrollar el krausopositivismo en las islas4•
El conocimiento del postivismo en Galdós se observa también en otras obras, como en
el personaje del ingeniero Pepe Rey de Doña Perfecta. Galdós lo describe así:
Hombre de elevadas ideas y de inmenso amor a la Ciencia, hallaba su más puro goce
en la observación y estudio de los prodigios con que el genio del siglo sabe cooperar a
la cultura y bienestar fisico y perfeccionamiento moral del hombres.
Pepe Rey posee un elevado amor a la ciencia y ciencia es sinónimo de gusto por lo empírico
e incluso por el utilitarismo.
Esta afán positivista lleva aparejado al impulso cientifista, la inspiración específica en
el evolucionismo de Darwin. El modelo científico, como antes lo había sido la física, será
ahora la biología. Así Galdós en Fortunatay Jacinta escribe textos, como el que sigue
Los dos nos estafamos reciprocamente. No contamos con la Naturaleza, que es la gran
madre y maestra que rectifica los errores de sus hijos extraviados. Nosotros hacemos
mil disparates, y la Naturaleza nos lo corrige6•
En esta misma obra Galdós cita al Dr. Mata (1811-1877) que evolucionó desde la
frenología hasta el positivismo. Pedro Mata era catedrático de Medicina legal y Toxicología
en la universidad de Madrid y, aunque la obra de Galdós se publica en 1886, su alusión es
justificable porque sus teorías psicológicas encontraron amplia difusión. Por ejemplo en la
Revista de Canan'as que se editó de 1878 a 1882, Tomás Zerolo, médico de Lanzarote, cita
repetidamente al Dr. Mata en su artículo "El Alma y el Cerebro"7.
El interés cientifista del positivismo crece parejo con el rechazo de toda metafísica
idealista y, por tanto, con una teoría que pueda sustentar una ética fundamental. La moral
positiva es más práctica y utilitaria.
Hasta aquí podríamos observar la respuesta del positivismo en la obra galdosiana, no
obstante, creemos que no indica más que el interés de Galdós por exponer y reflexionar sobre
la filosofía del momento.
Si Galdós no siente inclinación por planteamientos abstractos no es por acogerse a los
científicos --como hace el positivismo-, ya que no cree que los conceptos y las leyes sean
meras reduplicaciones de la realidad. Galdós se acerca a la vida y al hombre no porque
renuncie a la verdad ni a la realidad, sino porque pretende abarcar su inagotable riqueza. De
ahí que, como afirma repetidamente Gullón, se interese por el símbolo que reproduce la
realidad y, en fin, Galdós prefiera la plasticidad y la aproximación más que el mero rigor y la exactitud.
Es también claro que el humanismo de Galdós es profunda y vivencialmente ético. Por
tanto, más que el utilitarismo burgués al uso. Galdós alaba la moralidad humana, por lo que
tiene de positiva y social, pero atendiendo a que nace de un corazón vivificado por el amor.
y este hecho lo ensalzará siempre. Recuérdese, a este respecto, Marianela. Galdós apuesta
por el amor y no por la ciencia.
En fin, Galdós se encuentra lejos de cualquier rigorismo, aunque éste sea ideológico. Si
la ideología es un conjunto de proposiciones al servicio de unos intereses humanos. Galdós
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
se aleja de las proposiciones en la misma medida que se pone al lado de las vivencias del
hombre. En este sentido, Galdós expresa su talento literario con enorme libertad y vive de
espaldas a cualquier aparato conceptual venga de una u otra ideología. Sus personajes
gritaran siempre la tolerancia frente a cualquier tipo de inflexibilidad.
Por último, recordemos que una de las mayores aportaciones de la mentalidad positiva
es su rigor frente a pensamientos retóricos o idealistas. Mas creemos que Galdós no ha
necesitado del positivismo para acercarse a la realidad histórica y psicológica de España. Su
pensamiento es ajeno a lo artificioso porque no es un sistema. Desde Doña Perfecta en la que
tal vez importe más la tesis que la realidad palpitante, Galdós propone a través de sus novelas
de modo flexible y fluido, una perspectiva ante el mundo, una actitud, una forma peculiar
de acercarse y filosofar con el hombre. '
Galdós y el krausismo
Galdós alude también y de modo más directo al krausismo. Las obras en que su alusión
es más notable son El amigo Manso y LaJamilia de León Roch. Mas creemos que estas
alusiones no lo son tanto por la infuencia del krausismo en su pensamiento cuanto que
Galdós se sirve de dicho movimiento filosófico para expresar sus puntos de vista. Galdós
conoce bien el krausismo y más que su conocimiento de esta corriente filosófica es amigo
de muchos krausistas. Este es un dato que le conmueve más. Tenemos muchas referencias.
En su ingreso a la Universidad, tiene como profesores a Fernando de Castro y Valeriano
Fernández Ferraz, canario como él. Sabemos por José Pérez Vidal8 1a influencia que el primero
ejerció sobre Galdós, aunque éste no fuera asiduo oyente a sus clases de Historia, y el segundo
por ser contertulio del café Universal, drcunstancia a la que Galdós era mucho más sensible.
Andando el tiempo, Galdós conoció a Clarín, vinculado a la obra de Giner de los Ríos. Será
el institucionismo quien realmente influye en el novelista canario. La correspondencia
mantenida con Clarín y Giner de los Ríos permite contrastar las discrepancias y afinidades
con dicho movimiento.
Explicaremos el institucionismo como una evolución del krausismo. y las coincidencias
de Galdós con el krausismo son claras. En principio a Galdós le entusiasma el liberalismo y,
como los krausistas, apoya la libertad de prensa, de enseñanza, de religión, de asociación
y el progreso. Los krausistas, profesores y abogados en su mayoría, transforman la sociedad
en una sociedad de derecho. Esta reforma judicial llevaría consigo la abolición de la pena de
muerte, la separación de los poderes judiciales y ejecutivo, la reforma de los centros
penitenciarios, la supresión de privilegios. Estas reformas se proponían, cómo no, en un
cambio de la educación además de que dicho reformismo social está basado en la
transformación ética del individuo.
Aunque este es el espíritu del krausismo, las reformas educativas corresponden más bien
a la labor de Giner de los Ríos con la creación de la Institución libre de Enseñanza (I.L.E.),
período que va desde 1875 a 1915.
Debido al avance de las corrientes positivistas y, a la importancia que adquiere la
institución, el krausismo se va transformando.
IV CONGRESO GALDOSIANO _
Los krausistas que se acogen a esta institución y a los nuevos aires positivistas que en
ella se respira, viven con tal entrega la enseñanza y de modo tan vivencial que su espíritu
y prestigio recibe nueva denominación: "los institucionistas". Estos serán los vinculados a
Giner y a su enorme labor pedagógica. Este empeño progresista, renovador del hombre desde
la ética a la fe en la ciencia y la libertad, es el que creemos sintoniza con la personalidad y
el trabajo de Galdós.
En este enfoque de la infuencia krausista en Galdós entendemos las palabras del crítico
galdosiano Ricardo Gullón cuando afirma de El amigo Manso que" el personaje es autónomo,
independiente"9. En efecto, a Galdós le preocupa los grandes problemas que estremece a los
krausistas: las libertades individuales, la cultura, la educación y el progreso. Es además,
consciente del impulso que supone el krausismo para la maltrecha cultura española de
finales de siglo. Y se siente también cercano al krausismo por su reforma ética que podría
transformar los males endémicos de España: la ignorancia, la intolerancia ... deshumanizadoras
del hombre, al que tienta bajo tantas formas de crueldad.
No obstante estas coincidencias, Galdós es independiente de este movimiento. Como
novelista tiene asumido la función de guía espiritual y propone a sus lectores, como en el
humanismo clásico, lo verdadero, lo justo y lo bueno. Esta triada ética constituye lo valioso
para el hombre de su época, más esta influencia Galdós la ejerce desde su libertad personal.
Creemos que por esta razón se expresa así D. Ramón del Valle Inclán en el periódico EL
GLOBO en 1891 refiriéndose a su novela Angel Guerra
en este libro, como en casi todos los de Galdós, lo principal son las personas, por dentro,
y esta clase de principalidades son inenarrables o poco menos. Lo que constituya la
atmósfera moral en una novela, al igual de la atmósfera física, se siente, sí, pero no se
ve ni se palpa.
Galdós y el modernismo
Aunque sería necesario estudiarlo con más detenimiento, Galdós no debe vincularse al
movimiento modernista, que más bien influye en el presente siglo. El modernismo empieza
en Alemania a fines del XIX y es una tentativa de unir el dogma con la nueva ciencia.
Conllevará un nuevo humanismo que influirá en los pensadores del 98, pero creemos que
Galdós es anterior a este movimiento y no sistematiza ni en el orden de la fe ni en el de la
ciencia, como harán Unamuno o Juan Ramón Jiménez, este corpus filosófico, teológico y
literario al que denominamos modernismo.
Galdós y el humanismo
El humanismo, como verdadera atmósfera, envuelve la novelística galdosiana. Así
creemos entender las palabras de Ricardo Gullón
al BIBLIOTECA GALDOSIANA
Galdós está interesado en algo más que los usos y la historia: su mayor pasión es el
conocimiento de las almas y siente por ellas una simpatía activa, una atracción
estimulante que le incita a seguir con amorosa curiosidad las pasiones reveladoraslo.
Recordaremos algunos principios del humanismo:
a) Exaltación de la conciencia humana y de sus más generosos instintos: social-politico-religioso.
b) El humanismo tiene como primera iniciativa liberar al hombre de la mentira, de la
injusticia y de todo mal que denigre su condición de hombre.
c) El humanismo no es maniqueo. Es capaz de asumir diferentes situaciones interesándose
por los condicionantes históricos y personales al servicio de una razón dialogante y
comunicativa.
No insistiremos más en el pensamiento humanista de Gadós sino que creyendo, como
dice Gullón, que su atracción por el hombre es enormemente sentida, vamos a analizar un
personaje de su novela Torquemada en la hoguera, la Tía Roma.
La Tía Roma entra en un diálogo profundo y directo con Torquemada casi al final de la
novela, cuando éste cree sentir un atisbo de esperanza ante la enfermedad de su hijo
Valentín. Torquemada llama a la Tía Roma y pretende hacer con ella un acto de caridad. Le
quiere dar no ya las atenciones que nunca le diera, a pesar de los muchos años de servicio
en su casa, sino objetos, entre ellos un colchón, porque vive -y Torquemada lo sabía- en
la miseria.
La Tía Roma le cuenta a Torquemada con enorme emoción su esperanza de que la Virgen
cure a Valentín. Pero Torquemada va derecho al grano y, después de enseñarle su enorme
colección de joyas, le quiere regalar una perla para la Virgen del Carmen. Enseguida le surge
a la Tía Roma un sentimiento: el de autenticidad.
- Pero, don Francisco, ¡usted piensa que la Virgen le va a conceder. .. ! Paice bobo ... ¡ por
ese piazo de cualquier cosa!
- ¡Un rayo! ¡Valiente caso hace la Virgen de perlas y pindongueríasL .. Créame a mi:
véndala y dele a los pobres el dinero 11.
Este es uno de los primeros sentimientos del humanismo, lo contrario no sería más que
envilecimiento o vida sin sentido. Es preciso -grita la Tía Roma- tener ideas claras sobre
las cosas. La autenticidad es un concepto ético combinado con una verdad efectiva.
De aquí que junto a este sentimiento, la Tía Roma proponga otro: la paz. La paz no puede
ser concebida tan sólo como orden externo sino que tiene que surgir de la autenticidad ("Paice
bobo, vd. piensa que ... "). La paz no es tampoco debilitamiento, ni mera negación sino que
lleva a la acción. La paz es satisfacción, confirmación de una vida plena, con sentido, pues
no hablamos de intereses meramente materiales o sólo posesiones.
La paz es, en definitiva, obra de la justicia. En este sentido recordábamos el humanismo
de Vitoria, creador del derecho internacional. Y aún más, Galdós vislumbra la plenitud de la
paz y la justicia en el amor. Estos son los sentimientos que expone la Tía Roma
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... ¿Sabe lo que le digo? Que quiero morirme en paz. Cuando venga la de la cara fea me
encontrará sin una mota, pero con la decencia como los chorros de la plata. No, no
quiero los colchones, que dentro de ellos está su idea ... 12.
La paz que canta la TIa Roma nace en la autenticidad de su conciencia y es resultado de la justicia .
... Ni que estuviese boba, don Francisco! ¡Pa que a medianoche me salga toda la
gusanera de las ideas de usted y se me meta por los oídos y por los ojos, volviendome
loca y dándome una larga muerte ... ! Porque, bien lo sé yo ... , a mi no me la da usted ... ,
ahí dentro, ahí dentro están todos sus pecados, la guerra que le hace al pobre, su
tacañería, los réditos que mama y todos los números que le andan por la sesera para
ajuntar dinerol3 .
Estos dos sentimientos encuentran su plenitud en la caridad. La Tía Roma, que parece
presagiar el amor palpitante de Benina en Misericordia, lo afirma de manera sobrecogedora
... Ahora que está rico no se acuerda de cuando empezaba a negarlo. Yo si me acuerdo,
y me paice que fue ayer cuando le contaba los garbanzos a la cuitada de Silvia y todo
lo tenía bajo llave, ... ¿Se acuerda de cuando encontró un pedazo de jamón en dulce y
un medio pastel que me dieron a mí en casa de la marquesa, y que yo le traje a la Silvia
para que se lo zampara ella sola, sin darle a usted hecho un león, y que cuando entré
me tiró al suelo y estuvo pateando? Y yo no me enfadé, y volví, y todos los días le traía
algo a Silvial4•
Este amor-caridad tan cantado en Man'anela, luego en Benina, ... está patente en la Tía
Roma. Así, al saludar a Torquemada al inicio de la enfermedad del niño, la Tía Roma resalta
sus convicciones
... Mire, mire -señalando al encerado-las cosas tan guapas que escribió en su bastidor
negro. Yo no entiendo lo que dice ... , pero a cuenta que dirá que debemos ser buenosl5•
Desde Doña Perfecta la religión d~ Galdós es una religión de amor, más allá y más acá
de todo dogma. Señalaremos dos caracteres de Torquemada en la hoguera que realzan su
humanismo. Uno, es que Torquemada presiente con claridad que si quiere pedir a Dios la
curación de su hijo debe tener más compasión con el prójimo y, en definitiva, ser más
humanitario. Otro, es que la religión positivista, que le propone Bailón, con ribetes
comtianos, la asimila Torquemada o más bien la quiere asimilar bajo un esquema simple y,
por supuesto, eficaz. Dios es la Humanidad, por tanto conviene no faltarle, y Torquemada
decide cambir su conducta inhumana.
Conclusión
Galdós funda su esperanza en el progreso de España en este humanismo, que cree que
el hombre puede transformarse.
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
Aquí radica la simpatía que Galdós y el lector sienten por el avaro Torquemada. Galdós
se centra en un viejo adagio humanista de la cultura clásica: "Tú eres el creador de tu propio
destino", decía Platón. Yen este hacerse -que dirá Ortega-en este autentificarse, el hombre
se transforma y se planifica.
Así entendemos las palabras de Gullón:
Si Galdós hubiera sido solamente el realista que muchos admiran. el fiel espejo del
universo circundante, su rango en la jerarquía de la novela no sería muy distinto del
atribuido a Pereda o a doña Emilia. Por fortuna, el realista, el observador tenía mirada
transcendente 16.
Interpretamos el humanismo galdosiano en esta transcendencia -más allá de su
realismo- que hace del hombre un proyecto, un poder-ser y, por tanto, creador y recreador
de su propia libertad. Pues si todo humanismo acoge la contingencia de la condición humana,
el humanismo transcendente permite la proyección, el riesgo, el compromiso, como las notas
autentificantes del hombre que si es relativo es también capaz de rasgos cuasiabsolutos en
el amor, la libertad. Galdós ha recreado y nos ha entusiasmado, una y otra vez, en estas
posibilidades del corazón humano.
En fin, ante ciertos calificativos que, en otro tiempo, Galdós recibió de la crítica queda
repetir que su religión fue el amor. Sus últimas novelas así lo certifican 17. Ante una España
partidista -como le tocó y tal vez nos toca vivir- Galdós habló del compromiso de una
existencia menos segura y más elevada. y si transcendencia es optimismo, creemos que
Galdós desde realidades negativas pintó proyecciones positivas que el hombre puede
alcanzar.
IV CONGRESO GALDOSIANO _
Notas
I VV. AA.: Raícesy valores históricos del pensamiento español Fundación Fernando Rielo, Sevilla 1990.
2 Rico, F:HistoriayCríticadelaliteraturaespañola, vol. 5. IrisZavalaRomanticismoyRealismo.
Ed. Crítica, Barcelona 1982.
3 Pérez Galdós, B: España trágica, Ill, págs. 872-873.
4 Sánchez-Gey y Venegas, J y De Paz, M.: Pensamiento contemporáneo, vol. 7. Historia popular
de Canarias, CCPC, 1988.
5 Pérez Galdós, B.: Doña Perfecta, Alianza editorial, 1987.
6 Pérez Galdós, B.: Fortunatay Jacinta, Alianza editorial, 1987.
7 Zerolo, T.: "El Alma y el Cerebro". en Revista de Canarias, vol. 2, pág. 104 Y Sánchez-Gey
Venegas, J. "Pensadores canarios de Lanzarote y Fuerteventura. Un filósofo médico: la figura intelectual
de Tomás Zerolo". IV Jornadas de estudio sobre Lanzarote y Fuerteventura. Lanzarote, 1989.
8 Pérez Vidal, J. Galdós: Años de aprendizqje en Madrid 1862-1868, Vicepresidencia del Gobierno
de Canarias, 1987.
9 Gullón, R: "La invención del personaje en El amigo Manso", Insula. XLV, nQ 148 (1959), pp. 1 Y 2.
10 Gullón, R.: Galdós, novelista moderno. Taurus. Madrid 1987.
11 Pérez Galdós, B.: Torquemada en la hoguera. Alianza Editorial, Madrid, 1985.
12 ldem, pág. 65.
13lbidem.
\4 Idem, págs. 66 y 67.
15 ldem, pág. 43.
16 Gullón, R.: Op. cit., pág. 114.
17 Marrero Santacruz, R.: Parámetro crítico del cristianismo galdosiano (Tesis doctoral), Univ. de
La Laguna, 1983. (Inédita).