VEROSIMILITUD •

Y HUMORISMO DE LOS APODOS

EN FORTUNATA y JACINTA

Vernon A. Chamberlin

Aunque el apodo es un fenómeno

muy frecuente e importante en la novela realista europea de la segunda mitad

del siglo diecinueve, todavía no hay en la literatura estudios que enfoquen

la importancia del apodo l. Durante toda su vida, Galdós tuvo una afición

y un vivo interés en el uso de los apodos. Gregorio Marañón, por ejemplo,

dice que aun al final de su vida, don Benito se deleitaba usando «apodos

y motes ... con que designaba constantemente a las personas de su trato,

llenos siempre de un hiperbólico gracejo, y muy de la calle .. (71). También

sabemos que Galdós y Concha-Ruth Morell, durante la época de su relación

amorosa, usaban apodos, a modo de diversión, no sólo para referirse

a ellos mismos, sino también para designar a otras personas (Smith 91-

120). No es sorprendente, entonces, descubrir que Galdós, igual que otros

novelistas de la época, usara creativamente los apodos en casi todas las

obras que escribió durante su larga carrera. El propósito de esta ponencia

es compartir con ustedes un aspecto preliminar de mis investigaciones con

respecto al apodo en la novela más importante de Benito Pérez Galdós.

En el vasto panorama del mundo madrileño en Fortunata y Jacinta

surgen espontáneamente diferentes motes del ingenio y del habla popular

en los barrios bajos. La misma Fortunata, por ejemplo, le explica a

Maxi Rubín que la llamaban desde niña la Pitusa «porque fue muy raquítica

y encanijada hasta los doce años .. (174). A pesar de que después

Fortunata dio un gran estirón y se hizo mujer de talla y garbo, le queda a

ella este apodo de su niñez. Aunque este personaje recibe otros apodos

a lo largo de la novela, sigue siendo siempre la Pitusa 2. Y ella por su par-

I Usualmente se menciona el apodo de pasada al enfocar otros aspectos creativos

de un autor. Aún en los estudios de la nomenclatura sobre autores tan famosos como

BALZAC y DICKENS no se mencionan los apodos: Pommier 223-35, Conner 943-51, BijaouiBaron

558-70; y Gordon 3-35. Para GALDÓS ver BELL (donde hay más difusión de apodos),

3-7,39, et passim; para ALAS ver MONCY GULLóN 155-66. Una excepción a lo anterior es

CHAMBERLIN, .. Realism .. , que sí estudia el apodo.

2 Incluso en el lecho de muerte de Fortunata, Plácido Estupiñá llama a ésta Pitusa

(538).

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

te apoda con afecto a sus dos hijos el Pitusín y el Pituso.3. Existe evidencia

de que Pitusa es un mote madrileño verosímil y genuino, porque

Galdós lo utiliza otra vez once años más tarde en Misericordia. En esta

novela don Benito también bautiza a otro personaje de los barrios bajos

con el mismo apodo. Al describir a una mujer muy pequeña y delgada,

apodada la Pitusa, el narrador afirma: ,,(Ella era) el ejemplar más flaco,

desmedrado y escurridizo que pudiera encontrarse en la fauna a que tales

hembras pertenecen» (1932). Este mote es tan auténtico que catorce

años más tarde Pío Baraja en su novela El árbol de la ciencia lo emplea

cuando presenta a una mendiga madrileña muy exitosa apodada "la señora

Pitusa» 4- Este hecho confirma la autenticidad de este mote y su utilidad

en la ficción realista.

Es impresionante el número de apodos a los que recurre Galdós para

dar mayor verosimilitud a su relato. Por ejemplo, se sabe que a los toreros

se les conoce por su apodo. Debido a ello, es verosímil que el narrador

presente a una mujer de la clase baja apodada "Pepa la Lagarta» y

explique la relación entre ella y el torero llamado el Clavelero de la siguiente

manera: Ella asiste a una novena para que sane el torero el Clavelero,

un chulito que tiene muy guapín, el cual recibió un achuchón y

le entró el pitón del toro por salvo sea la parte ... Pues el Clavelero sanó ...

¡Vea usted que cosas hace la Virgen!» (375). Del mismo modo, es muy

efectivo que uno de los protectores de Fortunata haya sido un hombre a

quien "le llamaban Juárez el negro por tener la color muy morena» (175).

En un café próximo a la Puerta del Sol cada noche se reúne un grupo de

curas. El narrador dice de uno de ellos: "No sé cómo se llamaba el viejo

catarroso, porque todos allí le nombraban Pater; hasta el mozo que le

servía, dábale este apodo» (301). Aunque no hay explicación acerca del

origen de este apodo, el lector percibe muy pronto que dicho mote refleja

tanto la personalidad como la función de este personaje dentro de

su grupo: "El llamado Pater afectaba cierto magisterio episcopal con los

otros; los reprendía cuando decian alguna barbaridad y les daba buenos

consejos ... No gustaba de que le armasen en la mesa disputas violentas,

sino que se mantuviera la tertulia en el terreno de las habillas sabrosas y

de las chirrigotas picantes ... » (301). El oficio que el personaje desempeña

también influye en la adjudicación del apodo. Por ejemplo, el dueño

de un restaurante, donde entre otras cosas se venden tarteras, lleva el

apodo de el Tartera -y su restaurante tiene el mismo nombre (108).

En el uso de muchos de los apodos populares, el objetivo del narra-

.3 El primer hijo es más frecuentemente llamado en la novela el Pitusín, mientras que

el segundo es siempre el Pituso. En su carta-testamento, Fortunata le asegura a Jacinta

que el segundo hijo es .. el verdadero Pituso .. (537) (frente al Pitusín falso que le vendió

José Izquierdo).

4 En el capítulo que se titula "Otros tipos de la casa .. , el narrador de BAROJA comenta,

"Otra vieja rara de la vecindad era la señora Benjamina, a quien daban el mote de Doña

Pitusa. Doña Pitusa era una viejezuela pequeña, de nariz corva, ojos muy vivos y boca

de sumidero .. (489).

V CONGRESO GALDOSIANO mil

dar va más allá de hacer su relato verosímil. Muchas veces al logro de

este objetivo se suma el toque humorístico mediante el cual se persigue

entretener al lector. Por ejemplo, doña Lupe, la tía de Maxi, había recogido

de las calles a una niña gitanesca, a quien está entrenando como criada.

A ella se le conoce en toda la novela sólo por su apodo Papitos. El

narrador finge no saber ni el origen ni el sentido de este mote (168),

pero un lector atento (que recuerda el repertorio lingüístico de las novelas

picarescas o consulta un diccionario de la germanía) sospecha que

el narrador le toma el pelo. Efectivamente, retrocediendo unos cuantos

párrafos en el texto, en el episodio en que la criada denigra a Maxi Rubín

respecto a su dudosa virilidad con el insulto "papos-castos» (166), se

comprueba que el narrador está jugando con el lector. Resulta evidente

que tanto el narrador como la criada misma saben perfectamente bien

que la palabra "Papitos» denomina una parte íntima -pero muy íntimade

la anatomía femenina 5.

Es verosímil que a veces un apodo revele más respecto al que lo atribuye

que al designado. Esto se confirma en el caso de una criada de

Maxi y Fortunata recomendada por el muy tacaño usurero Francisco Torquemada:

"Nombrábase Patricia, pero Torquemada la llamaba Patria,

pues era hombre tan económico que ahorraba hasta las letras, era muy

amigo de las abreviaturas por ahorrar saliva cuando hablaba y tinta cuando

escribía» (260). El uso del apodo Patria no añade absolutamente nada

a la caracterización de la criada, pero sí agrega valiosos datos que amplían

nuestra percepción de Torquemada y su tacañez, brindando a la

vez una ingeniosa fuente de humor.

Aunque no es muy común, sí es verosímil que una persona pueda dar

públicamente a otra un apodo chistoso y que la persona apodada lo

acepte con buen humor. Por ejemplo, al ateo Moreno Isla le gusta motejar

a doña Guillermina Pacheco la rata eclesiástica (80, et passim). Ella

reconoce lo apropiado de este apodo, porque ella es religiosa y su actividad

es casi ratonil. Ella está siempre recogiendo toda clase de materiales

para construir un asilo para huérfanos. Ella no sólo acepta el mote,

sino también demuestra que posee un gran sentido del humor al prometer

"roer en un rincón del cielo un agujerito» y decirle a Dios que entre el

sobrino ateo -con condición, claro, que éste contribuya generosamente

a su asilo (459).

Reconociendo la tendencia de cada grupo a tener un sistema cerrado

e inventar sus propios apodos, le parece al lector muy realista que los

estudiantes en la Escuela de Farmacia inventen apodos atribuibles a su

campo de estudio. Dice el narrador:

5 BESSES designa la palabra "papo .. como argot popular significando "órgano sexual

femenino .. (123). En la actualidad hispanoparlantes tanto de España como de América

Latina confirman espontáneamente las connotaciones sexuales de esta palabra (Entrevistas

personales, 1993).

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

Los chicos de la clase de Botánica se entretenían en ponerse motes semejantes

a las nomenclaturas de Linneo. A un tal Anacleto que se las tiraba

de muy fino y muy señorito, le llamaban AnacJetus Obsequiosissimus;

a Encinas, que era de muy corta estatura, le llamaban Quercus Qigantea.

Olmedo era muy abandonado y le caía admirablemente el Ulmus Sylvestris.

Narciso Puerta era feo, sucio y maloliente. Pusiéronle Pseudo-l"larcisus

Odoripherus. A otro que era muy pobre y gozaba de un empleíto, le pusieron

Christophorus Oficinalis y por último, a Maximiliano Rubin, que era

feísimo, desmañado y de muy cortos alcances, se le llamó durante toda

la carrera Rubinius VuIgaris (162).

El narrador disfruta del efecto humorístico de los apodos pseudobotánicos

y recoge tres de éstos (Ulmus Sylvestris (163), Pseudo-Narcisus

Odoripherus (285) y Rubinius Vulgaris (179)) para emplearlos acertadamente

a lo largo de la novela con el fin de entretener al lector.

La importancia del apodo en general y de esta lista específica de los

estudiantes se ve claramente en el hecho de que Galdós creó tres versiones

de esta lista hasta estar satisfecho con ella. Es decir, después de

escribir el primer manuscrito Alfa, Galdós hizo cambios importantes tanto

en Beta como en las galeradas para añadir mayor comicidad a la caracterización

y así lograr crear personajes auténticos e inolvidables 6.

Otro aspecto muy realista es el hecho que los amantes se designen

entre sí con apodos cariñosos. Esto llega a ser más interesante cuando

una persona emplea involuntariamente apodos antiguos en una situación

amorosa nueva, como ocurre en el caso de Juanito Santa Cruz. Así leemos

que Jacinta, en su luna de miel, aprende que su propio apodo cariñoso

(nena), que tanto aprecia, había pertenecido antes a Fortunata: "Ella

había heredado la aplicación de la palabreja, que ya le disgustaba por ser

como deshecho de una pasión anterior, (como) un vestido o alhaja ensuciado

por el uso» (50) 7.

Otro sobrenombre con el cual se designa a las dos protagonistas femeninas

es la mona del Cielo. Este apodo es originalmente una invención

de Fortunata, quien presa de los celos, califica así a su rival Jacinta

(384). Fortunata se lo revela a Juanito y los dos lo usan jocosamente en

6 En la primera versión (Alfa) GALDOS tenía sólo cuatro apodos: !CA un tal Anacleto,

que era obsequioso, le llaman ANACLETUS OBSEQUlOSISSIMUS; a Encinas, que era altón,

QUERCUS GIGANTENS ... a un chicuelo que olía muy mal, SILVESTUS OLOROSUS ...

a él, Maximiliano Rubín, que era feo, desaplicado y no tenía maldita gracia le habían

puesto RUBINIUS VULGARIS" (510). En el manuscrito final GALDÓS incluía ya seis apodos,

pero en las galeradas hizo cambios significativos en los adjetivos descriptivos y alteró

por tercera vez su opinión en cuanto a cuál de los jóvenes debe de oler mal (2,11).

7 Durante la luna de miel Juanito revela que los apodos de Fortunata eran Pitusa (60)

y nena (59). Más tarde Juanito emplea el apodo nena al dirigirse cariñosamente a ambas

mujeres: a Jacinta (88) y a Fortunata (276). Más tarde hará una distinción entre

ellas, llamando a Fortunata nena negra (412).

Como parte de su exitosa campaña para sacarle a Juan información respecto a Fortunata,

Jacinta llama acertadamente a su marido como lo haria su rival nenito (56) y

nene (57). Fortunata por su parte aplica sincera y cariñosamente este sobrenombre a

Juanito a lo largo de la novela, inclusive en su lecho de muerte (538).

V CONGRESO GALDOSIANO _

su intimidad para referirse a la esposa de Juanito (463). Sin embargo, a

medida que se acerca el clímax de la novela, Fortunata cambia y desarrolla

una admiración por Jacinta. De hecho, ella quisiera llegar a parecerse

al máximo a Jacinta. Inclusive pretende merecer el apodo de su

rival. Si antes éste era negativo, ahora se convierte en un acertado cumplido.

Un detalle muy importante de mencionar es que Galdós, al hacer

el último cambio respecto de los apodos en el texto de las galeradas, satisface

el deseo de Fortunata, permitiéndole decir. "Yo también ... mona

del Cielo» (4, 9a, línea 35) 8.

La fotografía -con su capacidad de captar exactamente la realidad exterior-

influyó mucho en la creación de la estética realista en la segunda

mitad del siglo diecinueve. Y así lo reconoció Galdós. Notemos su presentación

del personaje Plácido Estupiñá: "Los que quieren conocer su

rostro, miren el de RossinL ya viejo, como nos le han transmitido las estampas

y fotografías del gran músico y pueden decir que tienen delante

a ... Estupiñá» (39). De ahí que no nos sorprende, a causa de su apariencia

física, que el apodo de este personaje resulte Rossini (97). Hasta este

punto todo parece muy objetivo y verosímil. Sin embargo, Galdós concluye

la descripción física de su personaje, añadiendo una frase que nos

abre posibilidades humorísticas. Sostiene Galdós: "La edad iba dando al

perfil de Estupiñá cierto parentesco con el de las cotorras (39). De aquí

en adelante esta frase va a servir para provocar el humor en repetidas

partes de la novela, porque el lector se acuerda de que una de las óperas

más conocidas de Rossini era la Oazza ladra o sea en español aproximadamente

"la cotorra ladrona» 9. El rasgo más inolvidable de Estupiñá

es indudablemente su locuacidad, su necesidad de estar siempre charlando

vivamente como una cotorra. Al mote se agrega el hecho de que

Juanito y Jacinta le regalan a Plácido un bastón cuya empuñadura imitaba

la cabeza de una cotorra (64). Hay indicios en la novela de que el mismo

Estupiñá no sólo reconoce lo apropiado que es este bastón, sino que

lo acepta con regocijo y lo usa con frecuencia a partir de este momento

(64, 480). De igual manera, el apodo Rossini permite establecer semejanzas

entre la vida del compositor italiano y la del personaje de Galdós,

que se aplican incluso a su manera de vestirse. Por otro lado, aún en el

desenlace de la novela se encuentran paralelos entre los dos personajes

ya que se acusa a Estupiñá, la cotorra galdosiana, de convertirse en el

raptor del bebé de Fortunata (539) 10.

8 Anteriormente en la carta dictada a Estupiñá, Fortunata apodó a su nuevo hijo el

mono del Cielo (537). Pronto Guillermina y el narrador lo recogen, empleándolo también

(540,541).

9 Otro autor que entretiene al lector con semejante eco de la famosa ópera de RosSINI

es Leopoldo ALAS. En La Regenta, doña Paula Raices de Paz apoda acertadamente a

Visitación Olías de Cuervo: "la urraca ladrona .. (1: 397). Galdós discutió esta ópera, La

Gazza ladra, brevemente en un articulo sobre ROSSINI el 14 de noviembre de 1867 (Ver

Hoar 248).

10 Para más detalles ver CHAMBERLIN, «Aristophanes .. , 165-80.

111 BIBLIOTECA GALDOSIANA

En contraste con las estrategias que emplea en el tratamiento del personaje

Rossini, Galdós no menciona parecido físico alguno respecto al

modelo histórico en el caso de José Izquierdo apodado Platón. El personaje

Juanito Santa Cruz declara: .. (Lo) llaman Platón porque come en un

plato como un barreño» (61). Sin embargo, ni siquiera la amante de Galdós,

Concha-Ruth MorelL se dejó convencer con esta explicación. Ella escribió

a don Benito:

Qué sosería, y qué ... ¡Mira tÚ1 que decir que le decian Platón porque comía

en un plato muy grande ... ! Sólo de un célebre tan desataito como el

tuyo pueden salir tantísimas y tan grandes sandeces (Smith 99).

Aunque Concha-Ruth percibía que Galdós estaba jugando con las implicaciones

del apodo Platón ella no cayó en la cuenta de que, al describir

en la ficción la Segunda República Española, Galdós estaba creando

una caricatura del famoso filósofo griego. Para el Platón histórico de la

Grecia antigua la república era la forma gubernamental ideal y su obra

más famosa se titula precisamente La República. Para el personaje de

Galdós, sin educación y sensibilidad, la república es la fuente de todas

sus desdichas, y él la llama: .. Repóblica puerca, repóblica cochina» (112).

Tan famoso es el tratado del filósofo griego que la incongruencia del hecho

de que un personaje caricaturesco llamado Platón eche pestes a esta

forma de gobierno resulta muy cómico. El lector atento también puede

divertirse notando a lo largo de la novela otras tergiversaciones de varias

ideas platónicas que giran alrededor del personaje apodado Platón

(Chamberlin .. Idealism» 43-51).

En resumen, hemos notado que existen en Fortunata y Jacinta algunos

casos en los cuales Galdós se limita a reproducir miméticamente con

sus apodos el mundo objetivo y real. No obstante, en muchos casos el

logro de la verosimilitud es sólo el punto de partida, ya que más que ello,

el narrador busca incorporar eficazmente el humor tanto para provocar

comicidad como para divertir al lector. Además es importante enfatizar

que a lo largo de la novela el narrador participa en el dinamismo de los

apodos, reaccionando como sus propios personajes al recoger- comentar

y jugar con los sobrenombres supuestamente inventados por otros.

A cada paso, el narrador invita al lector a compartir jocosamente su deleite

por los apodos, aspecto muy típico e importante de la novela realista

en la segunda mitad del siglo diecinueve.

V CONGRESO GALDOSIANO mi

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