LA FONTANA DE ORO:

TRES DESENLACES PARA

UNA NOVELA

Pilar Esterán Abad

A mi hermano.

Parece ser que las últimas páginas de esta novela galdosiana están

destinadas a suscitar de modo reiterado el interés de la critica. Después

de unos años en los que el acopio paulatino de información permitió elaborar

sucesivas hipótesis sobre cuál fue el orden de sus finales (trágico

y feliz) y la causa probable del cambio, un oportuno estudio del profesor

Walter Pattison nos reveló que la hasta entonces considerada edición

princeps, datada en 1870, no era otra cosa que una falsificación editorial

realizada con fines lucrativos. Se trataba de ejemplares de la edición

de 1892 a los que se les había alterado la fecha del pie de imprenta l.

Así las cosas, quedó como primera edición de esta novela la realizada en

la imprenta de La Noguera en 1871 con desenlace trágico. A ésta siguieron

dos ediciones también con final trágico publicadas en el extranjero,

concretamente en Leipzig, en la imprenta Brockhaus y en los años 1872

y 1883 respectivamente. Estas tres son las ediciones en las que la novela

concluye con la muerte de la pareja de enamorados como consecuencia

de la ira absolutista que se desata contra ellos después de que Lázaro

consigue abortar la conspiración que pretendía asesinar a los principales

defensores del liberalismo en 1821. A continuación, la serie editorial

nos ofrece una edición sin data, pero que se anuncia como "Segunda

edición notablemente corregida», y realizada en la imprenta de La

Guirnalda. Luego tenemos una "Tercera edición notablemente corregida»,

preparada también por La Guirnalda en 1885 y, finalmente, una "Cuarta

edición» de La Guirnalda en 1892. En estas tres últimas ediciones la novela

de Galdós ofrece un desenlace muy diferente del anterior: Clara y

Lázaro consiguen burlar con la ayuda de Bozmediano el cerco absolutista

y huyen a Ateca, el pueblo natal del muchacho. Allí se casan, tienen

1 Para una exposición pormenorizada de toda la argumentación, véase el artículo del

profesor Walter T. PATIlSON, "La Fontana de Oro. Its Early History», Anales Galdosianos,

XV, 1980, págs. 5-9.

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hijos y llevan una vida feliz y productiva al margen de toda veleidad política.

Según el esquema trazado, parece que el cambio en el final de la

novela Galdós ya lo había introducido a la altura de 1885, fecha de la

primera edición feliz datada. Sin embargo, aún nos quedaba la incógnita

de ubicar en esta cronología editorial esa .. Segunda edición notablemente

corregida" que ya presenta la importante modificación. Muy revelador

al respecto resultó la colación del último capítulo de todas estas ediciones.

Este análisis nos permitió descubrir que el texto de las ediciones de

1871 y 1883, (la de 1872 no me ha sido posible localizarla, pero tengo

entendido que la edición de 1883 es una reimpresión de la de 1872:

ambas coinciden en su número de páginas, 370), es idéntico con la excepción

de dos variantes que son simples como correcciones lingüísticas:

cabalgata >

pueda >

cabalgada

puede

En ambos casos, la primera lectura, la de la edición de 187 L es también

la que ofrece el Ms. en los folios 216v y 218r respectivamente.

Por lo que respecta a la .. Segunda edición notablemente corregida", el

membrete resulta rigurosamente exacto por cuanto en ella, no sólo descubrimos

alterado el final de la pareja protagonista, sino que, en lo relativo

al texto común con las otras tres ediciones, también se introducen

en este momento una serie de variantes que coinciden en su tipología

con los esquemas trazados por algunos críticos 2. Con todo, no queda así

establecido el texto definitivo. Para ello hay que esperar a la edición de

1885, que tampoco defrauda cuando se anuncia como .. Tercera edición

notablemente corregida". En la parte de texto que hemos dado en llamar

común, esta edición introduce nuevas variantes que no estaban en la

.. Segunda edición", y por lo que se refiere a la secuencia especifica donde

se cuenta el desenlace feliz, también incorpora tres variantes con respecto

a lo que era aquella primera redacción de la .. Segunda edición" 3.

2 Véanse: Yolanda ARENCIBIA, "Voluntad de estilo en Galdós (Estudio de variantes en

galeradas)ll, en Galdós. Congreso sobre "F'ortunata y Jacinta", pp. 17-28; Beatriz ENTENZA

DE SOLARE, "Manuscritos galdosianos .. , en Actas del l1J Congreso Internacional de Estudios

Galdosianos, 1989, tomo 1, págs. 149-163; Alan SMITN ed., (RosaJía), Madrid, Cátedra,

1983, págs. 385-438 .

.3 La colación de las ediciones manejadas revela las siguientes variantes en la parte

de texto común a todas ellas: de encontrar a su tío (1871, 1883) > de ver a su tío (2ª,

1885, 1892-1870); Carrascosa estaba (1871, 1883) > Estaba el ex-abate (2ª, 1885,

1892-1870); el ave vizcaína (1871, 1883) > el avecilla vizcaína (2ª, 1885, 1892-1870);

Es la más horrible conspiración_ (1871, 1883, 2ª) > ¡Es la más horrible conspiración!. ..

(1885, 1892-1870); el poeta ese que vivía (1871, 1883) > el poetastro que vivía (2ª,

1885, 1892-1870) ; de muerte a los poetas! (1871, 1883) > de muerte a los copleros!

(2ª, 1885, 1892-1870); exclamó el abate (1871, 1883) > murmuró el abate (2ª, 1885,

1892-1870); ¡Maldito zascandil! (1871, 1883) > ¡Maldito cata-caldos! (2ª, 1885, 1892-

V CONGRESO GALDOSIANO _

Ahora sí que parece Galdós haber logrado el texto definitivo de su novela

y así, todas las variantes introducidas en estas dos ediciones "notablemente

corregidas» tienen cabida en esa edición de 1892 y, consecuentemente,

en los ejemplares que llevan fecha de 1870. Con lo cuaL y por

otra vía de estudio, hemos venido a parar en la misma conclusión a la

que llegara en su día Pattison: el texto de la novela, tal cual se presenta

en la supuesta edición de 1870, no existía en aquella fecha.

Desde que en su día el profesor Joaquín Casal duero 4- apuntara la idea

de que Galdós dudó al escribir el final de La Fontana, ésta ha sido una

afirmación que se ha mantenido inalterada en todos los intentos de ordenación

y de explicación que sobre esos finales se han elaborado 5. No

obstante, basta la lectura del manuscrito de la novela para descubrir que

Galdós no vaciló en absoluto en el momento de proceder a la redacción

del desenlace de su relato. Muy al contrario, y a diferencia de la genera-

1870); al verle llegar, dijo (1871, 1883) > al verle llegar, le dijo (2l!, 1885, 1892-1870);

Una vez fuera (1871, 1883) > Una vez que estén fuera (2l!, 1885, 1892-1870); Yo sé

que le buscan (1871, 1883) > Sé que le buscan (2l!, 1885, 1892-1870); Mucho cuidado.

(1871, 1883) > Mucho cuidado ... (2ª, 1885, 1892-1870); preguntó la joven (1871, 1883)

> preguntó la sobrina de Coletilla (2ª, 1885, 1892-1870); consiste en un parasismo

(1871, 1883) > consiste en un paroxismo (2ª, 1885, 1892-1870) ; en que la persona

(1871, 1883) > durante el cual la persona (2ª, 1885, 1892-1870); Y la predisposición a

los (1871, 1883) > Y el hábito de los (2ª, 1885, 1892-1870); los extraños incidentes

(1871, 1883) > los peregrinos incidentes (2ª, 1885, 1892-1870); quizá ella (1871, 1883)

> quizás ella (2ª, 1885, 1892-1870); Ya he cerrao (1871, 1883) > Ya cerré (2ª, 1885,

1892-1870); ladró de un modo que (1871, 1883) > ladró en un tono que (2ª, 1885,

1892-1870); mientras esté yo aquí. (1871, 1883, 2ª) > mientras esté yo. (1885, 1892-

1870); tener algún mal encuentro (1871, 1883, 2ª) > tener algún encuentro (1885, 1892-

1870); la diligencia para Alcalá (1871, 1883, 2ª) > una diligencia para Alcalá (1885,

1892-1870); están Vds. seguros. (1871, 1883, 2ª) > están ustedes seguros ... (1885,

1892-1870); Sí, señor, _dijo ésta, pero hay (1871, 1883) > Sí, señor; pero hay (2ª, 1885,

1892-1870); abandonar; despidiéronse (1871, 1883) > abandonar. Despidiéronse (2ª,

1885, 1892-1870), armado de un fusil (1871, 1883) > armado de fusil (2ª, 1885, 1892-

1870); la ronda a tomar (1871, 1883, 2ª) > la ronda para tomar (1885, 1892-1870);

podía recibir (1871, 1883, 2ª) > podría recibir (1885, 1892-1870); con orden expresa

(1871, 1883) > con orden terminante (2ª, 1885,1892-1870); Y apaleó al realista (1871,

1883) > Y vapuló al realista (2ª, 1885, 1892-1870); que lo mató (1871, 1883, 2ª) > que

le mató (1885, 1892-1870); Y las tres señoras de Porreño (1871, 1883, 2ª) > Y las señoras

de Porreño (1885, 1892-1870); su pasión, el recogimiento de su vida, la circunstancia

(1871, 1883) > su pasión, hay que reconocer que el recogimiento de su vida y la

circunstancia (2ª, 1885, 1892-1870); anomalías de su juventud (1871, 1883, 2ª) > anomalías

de la juventud (1885, 1892-1870); Fue niña (1871, 1883, 2ª) > Fue una niña

(1885, 1892-1870).

En lo relativo a las variantes dentro de la secuencia que narra el final feliz descubrimos:

hicieron juntos a un lugar (2ª) > hicieron a un lugar (1885, 1892-1870); supo allegar

(2ª) > pudo allegar (1885, 1892-1870); en todo el transcurso (2l!) > en el transcurso

(1885, 1892-1870).

4 Véase Joaquín CASALDUERO, Vida y obra de Galdós (184.3-1920). Madrid, Gredos,

1951.

5 Véanse: Florian SMIEJA, .. Alternative ending to La Fontana de Oro, Modern Language

Review, 61, 1966, págs. 426-433; Joaquín GIMENO CASALDUERO, .. Los dos desenlaces de La

Fontana de Oro: origen y significado .. , Anales Galdosianos, Anejo, 1976, págs. 55-69.

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lidad de los manuscritos galdosianos, donde los vueltos de las cuartillas

dan constancia de versiones primitivas o de secuencias desechadas, el

autógrafo de La Fontana aprovecha rectos y vueltos en la elaboración lineal

del texto, y sorprende constatar que entre los ff. 216r y 21Bv, (que

son los que acogen el desenlace trágico), no existe ni una sola tachadura

significativa, todo lo más, algún ligero balbuceo que se subsana inmediatamente.

De todo ello dará fe al lector la transcripción de dichos folios

que incorporamos a continuación 6:

(oo.) y el coche partió por la ronda a tomar la carretera de Aragon.

Lázaro miraba por la portezuela con la mayor inquietud porque le pareció

<que> sentir la carrera de un caballo tras de si. Efectivamente venia

un ginete detras como en seguimiento del coche. El coche iba muy aprisa

y el ginete tambien. Tal vez seria un caminante cualquiera que iba detras

del coche, porque el coche iba delante de él. Lázaro se volvió a asomar,

ya no era un ginete eran dos. La inquietud de Lázaro se aumentó y comunicó

su sospecha al criado que ya estaba tambien algo inquieto. Clara

temblaba, y asia fuertemente á <Lázaro> ¡su amigo/ por el brazo. <De>

<La> El coche atravesó el Prado, subió la calle del Pósito, salió <por la

ronda de Alcalá y> /por la puerta de Alcalá y/siempre los caballos detras.

Algo mas allá de la puerta vieron los del coche que dos de los ginetes,

apresurando la carrera se adelantaron pasando junto al coche. A Clara le

pareció que veia pasar una cabalgata de demonios. El coche seguia, y los

ginetes que iban delante, al hallarse á alguna distancia, se paraban como

<esperab(an)?> esperando el coche. Los de detras seguian la marcha de

esto.

Poco distaban de las ventas del Espiritu Santo, cuando una voz gritó

alto. El criado de Bozmediano preparó su fusil, y asomó por <el> la portezuela.

Lázaro rabió al verse sin un arma. Clara se <la ha> habia abrazado

á él sin dejarle libre ningun movimiento. <Una de las> /En el momento en

que sonó la voz de alto una de las/ mulas, herida mortalmente por una

mano desconocida cayó al suelo. El coche paró repentina y violentamente.

El zagal disparó su trabuco. Lázaro vió en derredor del coche á un

hombre á caballo y otro á pié, que tenia en una mano las bridas de un

caballo y en la otra la navaja con que habia herido a la mula.

Lázaro se vió ya perdido, <Clara> comprendió que le habian cogido en

un lazo los <que> /infames, que/ habian ideado una venganza terrible por

<xxx> ser él quien frustró el plan del complot contra los individuos amigos

de Bozmediano. Era preciso defenderse. El criado bajó. Apenas puso

pié en tierra, <una> dos manos vigorosas se apoderaron de él <y le acogotaron,>

<le> <fuertemente> desarmandole inmediatamente. Los que a

6 La transcripción está realizada a partir de la edición facsimilar del manuscrito de

la novela que realizó Pedro ORTlZ ARMENGol en 1990. Los signos convencionales utilizados

fueron:

<xxx>: indican una tachadura ilegible.

< >: encierran una tachadura recuperable del manuscrito.

f f: si van precedidas del signo anterior, abarcan la o las palabras que han

sustituido a la tachadura previa; si no van precedidas de tachadura, indican una adición

interlineada del manuscrito.

En las transcripciones hemos conservado la ortografía y acentuación originales del

autógrafo.

V CONGRESO GALDOSIANO _

caballo venian detras llegaron y echaron pié a tierra. Eran tres, tres mas.

<En> El cochero y el zagal dispararon dos tiros y esgrimieron sus terribles

navajas. Lázaro abrió la portezuela para salir tambien; pero cuando aun

no tenia mas que la mitad del cuerpo fuera, una figura, uno de los que

habian venido a caballo detras, un hombre pequeño <flaco y> y flexible

se abalanzó hacia el con salto de tigre, y esclamó:

-Delator!

A este grito <le> hirió á Lázaro en el pecho, con horrible acierto y seguridad.

Lázaro <no> pudo exhalar un grito de dolor; pero no palabra, <ni

palabra> alguna. Coletilla tenia un puño admirable. Cuando Lázaro cayó

hacia dentro arrojando sobre el seno de la pobre Clara su cabeza, ya sin

pensamiento y sin vida, aquella infernal comitiva <volvió> montó otra vez

con presteza sus infernales caballos; y picando espuelas corrieron hacia

las ventas como exhalaciones. Uno de ellos, no el que habia herido a

Lázaro, cayó a los pocos pasos, muerto ó muy mal herido por un balazo

que le propinó el cochero. Los demas no hicieron caso y coman como

demonios llevados por la tempestad. Su <prin(cipal)?> /único/ objeto estaba

realizado.

Bozmediano, revelador y aclarador de esta historia me contaba que en

toda su vida no pudo librarse de los remordimientos que este fin desastroso

le producia. Por él <det(erminó)?> /se determinó/ la partida de Lázaro.

El les obligó á marcharse aquella noche. Si no hubieran partido, tal

vez el joven no hubiera muerto.

Estos razonamientos le mortificaron toda su vida, y aun le mortifican

(porque aun vive, aunque ya muy viejo y <con un> no con tan buen humor

como en 1821) Pero se consolaba un tanto al cosiderar que no por

dejar de partir aquella noche, hubiera dejado Coletilla de realizar su infame

propósito. Coletilla era un hombre que poseia <los> el (sic) alto grado,

la astucia y constancia. El se propuso castigar la delacion de su sobrino,

y si se lo propuso, /solo/ fuerzas sobrehumanas <solo> se lo hubieran

impedido. El estaba en acecho. Bozmediano quiso burlarle; esta fué

su falta. No contó con los cien ojos de aquel Argos, ni con su admirable

<xxx> prevision. Coletilla era faccioso, era guerrillero, era absolutista, se

habia educado con frailes, y perfeccionaba su admirable instinto en el

ejercicio laborioso de las camarillas reales.

Decia tambien Bozmediano (y al contar esto se ponia siempre muy triste)

que <cuando se enteró> jamas habia padecido tanto como presenciando

la agonia de Clara que sobrevivió solo cuatro dias a su desventurado

amigo. Cayó en un profundo marasmo interrumpido por espantosos delirios.

Reproducia la fatal escena, gritaba pidiendo socorro, y despues <xxx>

<llam(aba)?> /llamaba/ con un quejido lastimoso como los niños abandonados

<de todo el mundo, que ni comprenden su desgracia> <se lamentan>

cuando buscan por esas calles a cualquiera que <por un instante>

pueda parecerse á un padre ó a una madre. El dia antes de morir estuvo

completamente privada de sentido. El alma al parecer se habia ya marchado

impaciente, y <aun sin ella el cuerpo cont(inuó)?> /ella la vida continuó/

<con> /latiendo con/ mas lentitud cada vez hasta que al fin se <encontró

sola, y se paro> /sorprendió de encontrarse sola y se paró.!

-No sé /decia Bozmediano/ <como> /de que manera/ considerar la

vida de aquella infeliz, que parecia haber venido al mundo para ser una

prueba viva del estremo á que pueden llegar las desdichas humanas. <No>

/ Apenas/ conoció pades: no tuvo hermanos. Creció en poder de un loco,

agena á las <bellas> espansiones y regocüos de la vida. Casi casi no pue_

BIBLIOTECA GALDOSIANA

de esto llamase una gran desventura. Acaso el pajaro que nace y se cria

en jaula, conoce los goce (sic) de la libertad? Pero es verdad que Clara los

conocia, los probó, como si la Providencia, quisiera fundar en aquella

muestra, un tormento para lo <xxx> futuro. En fin, estas grandes desdichas

aturden y (le/ hacen a uno pesimista, y hasta filosofo. <Si no> Cuando

uno piensa en estas cosas, se va al cielo. Y en verdad, amigo, si no

hubiera Cielo, seria preciso crearlo para ella.

Tambien me habló Bozmediano de Coletilla (y al contar esto se <le veia

muy> /ponia muy/ satisfecho) Parece que este hombre escentrico, <y>

recibió el mas horrible castigo que, dado su caracter podria un hombre

recibir. El Rey le despreció despues del triunfo de 18.30 (sic). Un dia se

empeñó Coletilla en ver al Rey, venia de la faccion, habia luchado por el

absolutismo, como semejante hombre podia luchar por semejante cosa.

Fernando que tenia entre sus muchos vicios el de la ingratitud, mandó

bajara espresamente el lacayo de uno de sus ayudas de camara, con orden

espresa de apalear a Coletilla donde quiera <que> /que/ le encontrara.

Bajó el lacayo y apaleó al realista. Asi pagan los tiranuelos. Elias se fué

a su casa y se murió de tristeza. El absolutismo le mató. Algunos dijeron

que se habia dejado morir de hambre, otros que se habia vuelto loco,

otros, <que lo habian> lo que hemos dicho, que lo mató una profuna hipocondria.

-A que no acierta V. lo que he visto hoy? me dijo Bozmediano mucho

tiempo despues de escrita esta historia, y precisamene cuando yo habia

perdido la esperanza de saber en que habian parado las tres nobilisimas

damas de Porreño.

-Que?

-He visto a Dª Salomé. Si, iba del brazo con su marido que no es otro

que Dº Gil Carrascosa, exabate y excovachelista. Parece que son ricos.

Quien habia de creerlo? Dº Gil, Salomé. Escusemos todo comentario. Despues

por Dº Gil he sabido que Paz estaba en Segovia, donde se retiró

huyendo de su sobrina: alli creo que puso una casa de huespedes, con lo

cual vive honradamente creo. La desdichada Dª paulita <sig(ue)?> padece

de catalepsia. Este mal lo adquirió desde niña: los éstasis eran ligeros

ataques de esta enfermedad. Por último y a consecuencia de aquella violenta

pasion, adquirida en el hastio <y> de su casa y en el misticismo de

sus habitos espirituales, <esta enf( ermedad)?> estos ataques han llegado

a ser mas frecuentes y mas graves.

-Que singular pasion aquella, le dije otro dia /mas tarde, recordando

esta historial.

-No me estraña, contestó Bozmediano. El recogimiento de su vida, (. .. )

Diciembre de 1868.

Hecha la excepción de algunas variantes estilísticas, el texto coincide

con el que ofrecen las tres ediciones que conservan el final trágico: las

de 187 L 1872 Y 1883. Tan sólo la noticia del Ms. que presenta a D. Gil

Y Salomé casados y ricos ha desaparecido en la versión impresa.

Pero si el fatal desenlace está contado en el Ms. con el igual nervio

y celeridad que en el impreso. Éste ofrece una novedad fundamental

respecto de aquél. Justo antes de que se produzca la llegada de Bozmediano

a casa de Pascuala para planear con Lázaro la huida de la

pareja, las ediciones trágicas suspenden el relato de los acontecimienV

CONGRESO GALDOSIANO _

tos e introducen una larga digresión del narrador absolutamente reveladora:

Al llegar a este punto de nuestra historia, el autor se ve en el caso de

interrumpirla para hacer una advertencia importante. Había escrito la conclusión

y desenlace del modo más natural y lógico, creyendo que era buen

fin de jornada para aquellos amantes, el casarse después de tantas amarguras

y vivir en paz, y mucha felicidad y muchos hijos. Esto, en su entender,

se avenía mejor que nada a las condiciones artísticas que quiso dar a

su libro. Pero desgraciadamente la colaboración de un testigo presencial

de los hechos que vamos refiriendo, le obligó a desviarse de este buen

propósito, dando a la historia el fin que realmente tuvo 7.

Una lectura literal de esta digresión, que insisto no existe en el Ms.,

fue precisamente la que dio pie a creer durante mucho tiempo que la

primera edición de La Fontana debía presentar un final feliz. Sin embargo,

habida cuenta de que los hechos desmienten tal interpretación, hemos

de buscar un nuevo sentido a esta estrategia galdosiana. Pienso que

se trata de un subterfugio narrativo de Galdós para reiterarse en su idea

de que este final trágico era el adecuado para el relato tal y cómo se

había ido configurando. Muy probablemente don Benito se planteó de

antemano el reproche que luego le haría su amigo José Alcalá Galiana, a

saber: que este final catastrófico no sería del gusto del público, y que los

lectores culparían al autor de haberlo querido 8. Por ello, quiso curarse

en salud y trasladó la responsabilidad narrativa de estás últimas páginas

a Claudia Bozmendiano, haciéndole aparecer como autor de «un apunte»

que nuestro narrador se habría limitado a copiar. Si realmente llegó a

albergarse la duda en la mente del novelista, ésta no surgió en el momento

de la creación, sino en el de la publicación.

Sin embargo, y esperando no caer en dogmatismos, soy de la opinión

de que, a la altura de 1871, Galdós estaba convencido de que sólo el

final trágico podía culminar su novela, porque él así lo había planeado

desde el principio del relato 9.

Lugar común de la crítica ha sido el afirmar que tanto en una como

en otra versión, asistimos al fracaso de los ideales políticos del joven

7 Cito por la edición de 1871, págs. 403-404. La acentuación ha sido modernizada.

Al generoso interés del profesor Sergio BESER, que me facilitó fotocopias de un ejemplar

de su propiedad, debo el haber tenido acceso a esta princeps galdosiana.

8 Me refiero a la reseña de José ALCALA GALIANO, .. La Fontana de Oro -novela histórica

original de don Benito Pérez Galdós-", Revista de España (Madrid), 20, 13 de mayo

de 1871, págs. 148-158.

9 Ya Walter T. PATIISON en su arto cit., pág. 7, asegura que el profesor Stephen GILMAN

le dio noticia de que el Ms. traía el final desgraciado, pero no añade nada más. Por su

parte, Joaquín GIMENO CASALDUERO, arto cit., pág. 58, disiente de las valoraciones que hace

Smieja en su arto cit.' y asegura que, en absoluto, es inferior la calidad literaria del final

desgraciado respecto del desenlace feliz. Pedro ORTIZ ARMENGOL, en el estudio que acompaña

a su edición facsimilar ya mencionada, pág. XIX, al referirse a las cuartillas que

nosotros hemos transcrito habla de que "El lector podrá juzgar la belleza y el dinamismo

de estas cuatro o cinco cuartillas finales".

lB BIBLIOTECA GALDOSIANA

Lázaro. Nada hay más alejado del sentido de esta novela, donde, sea cual

fuere el desenlace que se considere, nos hallamos ante un héroe intrahistórico

que, si bien es cierto nunca logrará un reconocimiento universal,

ha prestado un servicio decisivo a su patria desarbolando la conspiración

absolutista.

Más aún podemos decir. Revisando el Ms. en el f. 35r. y V., encontramos

dos párrafos tachados de extensión considerable. Allí leemos entre

otras cosas:

( ... ) Que bien le parecia ... muriendo voluntariamente por conseguir la

victoria! Cuanto le gustaba la noble entereza de los Gracos amantes del

pueblo! Cuanto admiraba el heroismo de Leonidas, del cual veia un <fiel>

lfielj trasunto en los espartanos de Zaragoza. Pues y Camilo y Junio Bruto

y Marco Aurelio? Pero nada llegaba a la grandeza de Demostenes ( ... )

La mención explícita que hace Lázaro de héroes de la historia como

los Gracos y Leónidas nos dibuja a nuestro personaje como una criatura

que desde el comienzo manifiesta una particular tendencia al sacrificio

personal en aras del ideal. Y aquí no podemos menos de relacionar esta

actitud con la obsesión que las figuras de los Gracos ejercerán en la

mente de aquel D. Patricio Sarmiento de la segunda serie de «Episodios

Nacionales». Bl Grande Oriente abre sus páginas con una peculiarísima

lección magistral, impartida por tan famoso personaje, sobre dicho período

de la historia romana. Las referencias a tales héroes clásicos serán

una constante en boca de Sarmiento, y estas recurrencias funcionan

como marco caracterológico que cobra pleno sentido cuando Galdós

decide convertir a su criatura en la víctima propiciatoria de la reacción

abolutista en Bl terror de 1824.

No cabe duda de que Lázaro comparte con Sarmiento esa misma vocación

de sacrificio que en ambos textos se ha logrado con idéntico recurso

narrativo. He indicado que la secuencia relativa a Lázaro está ya

desechada en el Ms., pero tal decisión estuvo motivada por cuestiones

estilísticas: Galdós se percató de que había incurrido en el vicio mostrenco

de enumerar una serie de grandes personajes de la historia acompañados

de su cualidad más representativa, y efectuó una poda de estilo.

Sin embargo, tal caracterización de su protagonista se mantiene en las

versiones impresas, donde en el capítulo XVIII, titulado: «Diálogo entre

ayer y hoy», podemos leer:

-y todos esos héroes -se atrevió a decir el preso (Lázaro) después

de meditar-, todos esos héroes, santificados por la Historia, que viven en

el recuerdo de los buenos y serán siempre orgullo del género humano; todos

ésos que han vivido por la Libertad, que han muerto por ella, mártires

deshonrados en su último día por la mano del verdugo, pero enaltecidos

después por la Humanidad ... , ¿no quiere usted que yo los ame? Yo

les venero; mi pequeñez no me permite imitarles; pero por tener ocasión

de parecerme a ellos diera toda mi vida, lo confieso 10.

10 Véase: La Fontana de Oro. Madrid, Alianza, 1988, págs. 167-168.

V CONGRESO GALDOSIANO _

Con el desenlace trágico el personaje de Lázaro logra la plena realización

en un doble sentido. Por un lado, supone la consecución de su más

profundo anhelo; por otro, permite al autor castigar como se merece a

ese radicalismo liberal que encarna Lázaro. Es la actitud implacable de

Galdós para con los seres incapaces de alcanzar una apreciación exacta

de las fuerzas de la realidad: Martín Muriel, Pepe Rey, Daniel Morton 11.

Añadamos, además, que esta novela ofrece un ejemplo de configuración

en paralelo para la peripecia vital de los dos amantes, llegándose a

alcanzar una perfecta sincronización en los trances angustiosos de sus

vidas respectivas; como cuando coincide el momento de ingreso en prisión

de Lázaro con el instante en que Clara es trasladada a casa de las

Porreño. De alguna manera el sino de cada uno de estos personajes proyecta

su influencia sobre el otro haciendo imposible una diversidad de

destinos. Y lo que descubrimos referente a Clara es que en el capítulo V,

titulado: "La compañera de Coletilla .. , menudean adjetivos tales como:

"pobre .. , "desventurada .. , «triste .. , "infeliz ..... Tal caracterización nos dibuja

una especie de Cenicienta que, lamentablemente, no hallará un príncipe

redentor y morirá de dolor, según leemos en la relación que nos ofrece

Bozmediano. Clara es el personaje femenino modelo de una serie que,

pasando por figuras como María Candiola, Gloria, y Marianela, llega hasta

Fortuna. Son todas mujeres que, como se indica a propósito de una

de ellas, "mueren de nada .. 12. No hay causa fisiológica que explique sus

muertes. Es la suya una muerte buscada deliberadamente por el autor,

que pretende de este modo trascender el sentido literal del texto y dotarlo

de intención simbólica.

No quisiéramos concluir este trabajo sin recuperar nuevamente la

cuestión de cuándo y por qué introdujo Galdós el cambio polémico, a

fin de intentar procurarle una solución. Ha quedado establecido de que,

a la altura de 1885, las ediciones de la novela ya habían incorporado el

final feliz, pero continuamos teniendo una "Segunda edicion notablemente

corregida .. , que, según la colación efectuada, es anterior en la cronología

a la de 1885 y que ya ofrece dicho desenlace feliz. Por tanto, si

1885 funciona como término ad quem en esta datación, nosotros proponemos

la fecha de 1879 para el término a quo. Y lo hacemos convencidos

de que el final feliz de La Fontana no pudo escribirse antes de "noviembre-

diciembre de 1879 .. , fecha de composición del último "episodio ..

11 Muy explícitos resultan los comentarios de Juan LÓPEz-MORlLLAS en su artículo: "Historia

y novela en el Galdós primerizo. En torno a La Fontana de Oro», Revista ffispánica

Moderna, XXXI, 1965, nº 1-4, págs. 278-279 y de Guillermo ARAYA en "La Fontana de Oro

de Galdós: cien años de lucidez política», Estudios Filológicos, VIll, 1972, págs 89-104.

Por su parte, Germán GULLóN en su artículo "La imaginación galdosiana: su función y

posible clasifícación» en Actas del II Congreso Internacional de Bstudios Galdosianos,

1980, tomo 1, págs. 155-170, concretamente en la págs. 160, cuando se refiere a Lázaro,

lo clasifíca entre "los personajes de imaginación romántica» y lo caracteriza como

"personaje, que nunca acierta a reconocer la realidad por lo que es»

12 Ésta es toda la explicación que Agustín MONTORlA encuentra a la muerte de su amada,

María Candiola, y así se puede leer en Zaragoza, Madrid, Alianza, 1992, págs. 182.

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

de la segunda serie: Un faccioso más ... y algunos frailes menos. Léanse

con atención las últimas páginas de este relato y se decubrirá que el

desenlace feliz de Lázaro y Clara es reflejo de lo que en ellas se nos

cuenta sobre cómo espera acabar sus días Salvador Monsalud en compañía

de Solita Gil de la Cuadra. Tan sólo cambian los nombres de los

personajes y del lugar al que se retiran: los Cigarrales en Un faccioso y

Ateca en La Fontana.

En aquella memorable conversación que cierra el "episodio» entre el

bueno de don Benigno Cordero y Monsalud 1.3, descubrimos a un Salvador

cansado, decepcionado, que abandona la lucha política y traslada el

testigo a las nuevas generaciones, dispuesto sólo a llevar una existencia

tranquila y productiva. Es lo mismo que se nos cuenta de Lázaro. Pero

subsiste entre ambos relatos una diferencia fundamental. Diferencia que

impide que lo que resulta adecuado en el "episodio» no lo parezca tanto

en la novela. Monsalud y Lázaro son personajes con muy pocos puntos

en común, si bien ambos se desenvuelven en el mismo período histórico,

los caracteres que les atribuye el autor son radicalmente diferentes.

Monsalud, más frío, más racional y calculador, nunca se dejará arrastrar

por los extremismos apasionados a los que se inclina Lázaro 14. Además,

cuando toma esta decisión, el protagonista de la segunda serie ronda la

cuarentena y lleva casi veinte años de esfuerzos malogrados en aras del

liberalismo. En cambio, Lázaro, al llegar a Madrid, es un muchacho de

viente años inexperto, y a lo largo de la novela no asistimos a una variación

sustancial en su carácter. La transformación psicológica que habría

sido imprescindible para que resultara aceptable su desenlace feliz queda

escamoteada en el relato.

Quizá el comentario más atinado respecto a una probable causa de

este cambio desafortunado lo apuntara en su día Clarín cuando señaló

que "La Fontana de Oro, aunque bien acogida, no tuvo por lo pronto

todo el éxito que merecia, y muchos no la leyeron hasta que la fama del

autor fue creciendo, gracias a los "Episodios Nacionales» 15. Resulta más

que admisible la idea de que sobre la recepción de sus primeras novelas

pesó el éxito de los "Episodios», y no tendría nada de particular que don

Benito, que ya había manifestado sus recelos sobre el efecto que en el

público pudiera suscitar un final de jornada tan lastimoso, se decidiera

a sustituirlo por otro que traía avalado su éxito. Tampoco debemos olvi-

1:3 Véase: Un faccioso más ... y algunos frailes menos, Madrid, Alianza, 1976, págs.

204-205.

14 Recordemos a este propósito la actitud tan distinta que uno y otro adoptan en

relación con las logias revolucionarias que proliferaron en el "trienio liberal ... Frente al

entusiasmo irreflexivo de Lázaro, empeñado en hacerse oír en el café de La Fontana,

Salvador participará en las logias de El Grande Oriente y de Los Comuneros con la única

intención de salvar la vida del padre de Solita. Véase El Grande Oriente, Madrid, Alianza,

1992.

15 Véase el folleto que Leopoldo ALAS publicó en 1889 con el título: Benito Pérez

Galdós. Hoy puede consultarse como un capítulo del libro preparado por Juan LópezMorillas,

El Krausismo: estética y literatura, Barcelona, Labor, 1970, págs. 225 y ss.

V CONGRESO GALDOSIANO liD

dar que Galdós, para su edición ilustrada (1881-1885), revisó y corrigió

«notablemente .. los textos de los veinte primeros «episodios». Queda confirmado

que en los primeros años de la década de los 80, coincidiendo

con lo que él llamó su «segunda o tercera manera» en el arte de novelar,

el escritor vivió un período de revisión y reflexión sobre sus creaciones

anteriores, que le ayudaría a establecer relaciones entre unas y otras ficciones.