DE LA FONTANA DE ORO •

A BL CABALLBRO BNCANTADO.

EVOLUCIÓN DE UN ESTILO

M. a Teresa Hernández

Cuando Galdós publica La Fontana

de Oro tiene 27 años. En su redacción hecha "a ratos perdidos", se vislumbra

la situación personal del escritor que afronta, en 1868, un nuevo género -la

novela- después de haber desistido de cultivar otros.

"Me lancé a escribir La Fontana de Oro, novela histórica, que me resultaba

fácil y amena. Un impulso maquinal, que brotaba de lo más hondo de

mi ser, me movió a este trabajo, que continué metódicamente, hasta que

llegaron personas de mi familia para llevarme a París por segunda vez» l.

Galdós acaba de llegar de París en donde ha vivido varios meses -de

mayo a octubre- como consecuencia de la visita realizada a la Exposición

Universal de 1867, y su estado anímico, de entusiasmo, de febril curiosidad, de

avidez, de fascinación, impregna las páginas de la obra 2 cuya redacción, como

el nos dice, le resultaba "fácil y amena". En París, por primera vez, "tuvo la

oportunidad de ver España desde fuera, porque alcanzó una más clara perspectiva

del momento en que se vivía y de los problemas españoles 3. Este impulso,

que brota de lo más hondo de su ser y que lo lanza a escribir, tiene también otro

origen: el descubrimiento de Balzac. La lectura de Eugénie Grandet debió de

impresionarlo enormemente porque se advierte, con claridad, la adhesión de

Galdós a la preceptiva balzaquiana.

Sin embargo, El Caballero Encantado responde a otra situación:

"Ciego, torpe, un poco desengañado de todos, se refugia en su todo: España"

4.

1 B. PÉREZ GALDÓS, "Memorias de un desmemoriado», Obras completas, Vol. Novelas y

Miscelánea, l.a ed., Aguilar, Madrid, 1971, pág. 1432.

2 J. L. GUEREÑA, "Galdós en la Exposición Universal de París de 1867", Actas del Tercer

Congreso Internacional de Estudios Galdosianos, vol. 1. Excmo. Cabildo Insular de

Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1990, págs. 37-52.

3 J. PEREZ VIDAL, "Acercamiento a La Fontana de Oro", Actas del Segundo Congreso

Internacional de Estudios Galdosianos, Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las

Palmas de Gran Canaria, 1979, pág. 216.

4- F. C. SAINZ DE ROBLES, Nota prelimilar a la novela "El caballero azul" en Obras completas,

vol. Novelas y miscelánea, I. a ed. Aguilar, Madrid, 1971, pág. 1012.

11:1:1 BIBLIOTECA GALDOSIANA

Galdós tiene 66 años. Lleva cerca de 40 escribiendo ininterrumpidamente y

de su pluma han surgido cientos de personajes y docenas de novelas. Su espíritu

-que ha experimentado conmociones profundas- se remansa en la serenidad

de la edad, pero también en la lucidez de sus convicciones pennanentes.

y el Quijote inspira su quehacer de una manera inequívoca.

Dos obras, dos momentos y un mismo escritor. ¿Que ha ocurrido en el intervalo

entre una y otra? No responde al interés de esta comunicación analizar este

paréntesis sino comprobar de dónde se partió y adónde se ha llegado, que permanece

y qué aspectos se modifican.

Se trata, como muy bien se sabe, de dos novelas muy diferentes en cuanto

al contenido. El Preámbulo de la primera, fechado por Galdós en diciembre de

1870, se abre con las siguientes palabras:

"Los hechos históricos o novelescos en este libro se refieren a uno de los

periodos de turbación política y social más graves e interesantes en la

gran época de reorganización que principió en 1812 y no parece próximo

a terminar todavía 5

y su voluntad didáctica está explícitamente expresada en el mismo. En El Caballero

... , esta misma voluntad alienta cada una de sus páginas aunque, para

ello, haya acudido a una fabulación fantástica (Cuento real ... inverosímil, la subtitula)

que pretende hacer restrictiva por medio de alusiones a fuentes fidedignas

guardadas celosamente tras los muros de la Biblioteca de la Catedral de

Osuna. Realidad e inverosimilitud constituyen los dos polos de este campo magnético

hacia el cual el lector se siente atraído irresistiblemente. Además, "el

héroe (por fuerza) de esta fábula verdadera y mentirosa» vive en un tiempo indefinido.

Sabemos que, en su condición inicial de caballero, los automóviles

existen y avanzan a gran velocidad (a la velocidad que podían antes de 1909),

y que en su purgatorio y en todo lo que dura su proceso de encantamiento durante

el cual se ve reducido a la condición de villano, se le traslada a un periodo

indetenninado, impreciso, en el cual los pueblos se alumbran con teas y candiles.

Los hechos narrados en La Fontana ... se circunscriben a quince días de

1821 aun cuando las biografias de algunos de los personajes se remontan a los

años de su crecimiento y de su infancia. Podemos seguir este hilo cronológico

por los datos que nos ofrece el escritor referidos a días y horas, con una precisión

considerable. No se trata de un tiempo lineal ni de una acción continua

porque Galdós utiliza un procedimiento de "flash-back» con el que consigue, en

este tiempo reducido, un desarrollo discontinuo de la acción que obliga al lector

a recomponer la historia como si de un "puzzle .. se tratara. Por el contrario, en

el desarrollo de los acontecimientos en los que se ve inmerso Tarsis-Gil -acontecimientos

que califica Galdós de cronicón y, por tanto, de breve narración histórica

que se expone por orden cronológico-, la historia ocupa varios años, los

primeros de los cuales se suceden vertiginosamente para después, a partir del

5 B. PEREZ GALDOS, "La Fontana de Oro», Obras completas, vol. IV, 7. a ed., Aguilar,

Madrid, 1969, pág. 10.

V CONGRESO GALDOSIANO lB

encantamiento, remansarse y avanzar morosamente, sobre todo a partir del capítulo

X; como en la vída cotidiana, se producen episodios susceptibles de ser

reseñados y otros carentes de interés sobre los cuales pasa Oaldós en silencio.

El progreso temporal lo marca el novelista con fórmulas del tipo HA!

filo de las 12 entraban en el desfiladero .. , Hpasan la noche en la cuadra .. ,

Hal amanecer se ponen en marcha». Deducimos que en una novela de peregrinación

en la que el personaje principal, solo o acompañado, recorre

las tierras de Castilla Hdespacito y con descanso», el tiempo no puede

comprimirse si lo que interesa es, justamente, tanto el recorrido como

el conocimiento que hacemos de personajes de condición diversa. Oaldós,

además, asegura que el tiempo en los encantamientos se cuenta de

manera distinta y a él le interesa -y la huella cervantina es evidenteplasmar

la vida cuando transcurre parsimoniosamente aunque, a veces,

el protagonista la viva con inquietud y desasosiego. En su condición de

villano, vivirá meses, quizá más de un año porque al protagonista le ha

dado tiempo a tener un hijo y sabemos que estamos en el siglo XIX por

los años que tiene un personaje que se casó en la época de Fernando

VII, pero poco más.

Sin embargo, a pesar de que los sucesos narrados en La Fontana ...

se desarrollan en pocos días, esta novela es mucho más extensa (43 capítulos)

que la de El Caballero ... (27 capítulos) aunque en ambos casos

tengan éstos una extensión similar. Oaldós que, en su primera novela, se

detenía en la biografía de personajes secundarios o se dedicaba a describir

fidedignamente calles y clubes patrióticos, en ésta prefiere ponernos

en contacto con la naturaleza, que evoca con hálito poético, y recrearse

en la contemplación de cañadas, valles, montes, pueblos, siguiendo

el agotador peregrinar del protagonista. En ambas novelas, mantiene

su amor por la exactitud (sea la Carrera de San Jerónimo o las ruinas

de Numancia), pero en el último período de su vida, reduce los datos

a lo esencial (un pueblo con una iglesia, la muralla que lo identifica,

unas ruinas interesantes) y le importa más oír las diferentes voces de sus

moradores. Lo que sí hay es el gusto por los topónimos que fija con precisión

invitando al lector a recorrer, nuevamente, esas tierras que constituyen

el manantial más puro de nuestros orígenes como pueblo.

La pasión por plasmar los más mínimos detalles es sustituida, ahora,

por el distanciamiento que concede la edad y que permite, no obstante,

aprehender la realidad -pese a la magia- con mayor penetración y clarividencia.

Existen, en ambas novelas, otras coincidencias; por ejemplo, la narración

en tercera persona y la posición del narrador como intermediario que

transmite lo que otros han fijado en documentos o le han contado oralmente,

convirtiéndose así en personajes de la ficción. En ambas, el narrador

es omnisciente cuando le parece, deja hablar a sus criaturas cuando

lo estima oportuno, considera limitados los conocimientos de la historia

-y se excusa por ello-, e interfiere continuamente en ambas narraciones

precisando algunos matices: HSe nos olvidaba decir que ..... , Hno podemos

lB BIBLIOTECA GALDOSIANA

transcribir los términos precisos en que habló», (La Fontana ... ); uno constan

los pormenores del corto diálogo» (El Caballero ... ).

Las fuentes de esta última, cuya historia, aunque se califique de real

es absolutamente fantástica, se inspiran en códices, en cronistas, en historiógrafos.

Galdós quiere, con ello, hacer verosímil lo inverosímil. y, por

ello, abundan las intromisiones impersonales (uPor voces públicas se

sabe que ... », use hará enumeración sucinta de ... », uDecian lenguas envidiosas

que ( ... ) pero esto podria ser o no podría ser») y también las referencias

autorizadas (uY los cronistas que estas inauditas cosas han transmitido

aseguran que ... » o uCuentan los veraces cronistas que transcurrieron

exactamente veintisiete minutos»), aunque esta fidelidad se refiera a

acontecimientos insignificantes. Además, hay que añadir una singularidad

en El Caballero... la incorporación de capítulos enteramente dialogados

con mención explícita del personaje que interviene y con acotaciones incluidas.

No se trata de una novedad porque Galdós había afrontado años atrás

novelas dialogadas, pero en ésta -capítulos 111, XIV Y XVII- suponen un

remanso en la narración, un corte en la historia y un deseo de escuchar

a los personajes sin más intromisión que las referencias a movimientos,

timbre de voz e incluso advertencias absurdas e irrepresentables (uSentado

junto a Tarsis que no está vestido ni acordándose de que es profesor

de guasa viva»). Estos diálogos conceden mayor carnalidad a estos

personajes algunos de los cuales se desenvuelven entre prodigios, sortilegios,

disparatados fenómenos y sucesos increibles, como precisa el

autor.

Por lo que se refiere a la creación de los personajes, el Galdós joven

había utilizado en su primera novela varios procedimientos. Al ser una narración

que consideraba histórica, la fiabilidad del retrato de los personajes conocidos

debía aproximarse al real teniendo en cuenta que algunos vivían

cuando fue redactada y que, en todo caso, el modelo era cercano. Aunque la

aproximación a estos personajes supone un esfuerzo de documentación extraordinario,

en este caso, prefiere Galdós ceder su palabra a otras criaturas

-la voz de la calle, sobre todo- y que las distintas apreciaciones, como en

una sinfonía, configuren el retrato sin que él intervenga como narrador. Además

de eso, asistimos a los discursos de los líderes más conocidos con lo

que el lector advierte la ideología política. Otro método procede de la tradición

literaria. La referencia a prototipos literarios no implica sino una forma de

calar hondo en la naturaleza social del hombre orientado siempre por los patrones

culturales que están vivos en su comunidad. Al mismo tiempo, se requiere

del lector cierta complicidad. Necesita éste haber leído el uLazarillo

» para relacionar al personaje del escudero con la vida de apariencias

de las Porreño, o conocer el mito de Don Juan para comprender

al capitán. En todo caso, las pinceladas son siempre rápidas, intencionadas,

atendiendo más al retrato moral que al físico -éste se corresponde

con aquél- y preocupándose por degradar a aquellos por los

que no siente simpatía, con toques esperpénticos que llegan a la animalización.

Además, en La Fontana... tanto los personajes históricos

V CONGRESO GALDOSIANO 1m]

como los novelescos se insertan en un marco definido mientras que

los de Bl Caballero... son seres proteicos que cambian tanto de forma

como de nombre y que permiten al autor desenvolverse mejor en el

terreno de la pura creación.

El tratamiento humorístico de los temas se advierte, también, en las dos

obras. Es una seña de identidad del autor que se mantuvo inalterada con el paso

de los años:

.. En la proa se elevaba el cochero, que, en pesadez y en gordura, tenía por

únicos rivales a las mulas, aunque éstas solían ser más racionales que

él .. 6 •

.. En su reducido cacumen se alojaban pocas ideas, las cuales, por ser pocas,

vivían allí con holgura .. 7.

Ejemplos como estos se encuentran, sin esfuerzo, en las dos novelas.

Es el narrador quien se pronuncia siempre convirtiéndose así en sujeto

interesado de la acción.

¿Qué cambios se producen en El Caballero ... ? Sigue, desde luego, el

interés por retratos completos insistiendo, especialmente, en los rasgos

morales (Tarsis, por ejemplo, es un vividor, frívolo, aficionado a la velocidad,

a las cacerías, a los viajes, a las francachelas y a las competiciones,

pero también es tolerante y generoso). Prefiere Galdós seleccionar

rasgos precisos e intencionados de los personajes, pero, sobre todo, los

deja hablar.

y si en La Fontana ... hablaban, en esta novela, algunos personajes son, por

encima de todo, sus voces. Esta solidaridad entre los personajes y su lenguaje

se manifiesta en multitud de ejemplos que ponen de relieve el extraordinario interés

del novelista por los registros del lenguaje oral. No son casuales; poseen

una función caracterizadora. Hay que registrar quién los dice y en qué situaciones

narrativas para advertir cómo se ven los personajes y cómo ven a los

demás. Tomemos como ejemplo a la madre Angustias, una religiosa severa

de La Fontana ... que padece de asma y, cuando se excita, lo que

ocurre con frecuencia, le sobrevienen ahogos:

.. Ahora el ca ... , ca ... , tecismo. Madre Brí..., Brí .... Brígida, la que no sepa,

al ca ... , ca ... , camaranchón .. 8

"Cia ... , Cia ... , Cia ... rita -exclamó la madre Angustias ciega de furor¡

Niña mal..., mal..., mal ... críada! ¿Qué desaca .... ca ... , cato es éste? Esta

noche al ca ... , ca ... , camaranchón .. 9.

o el caso de Pascuala, la criada del Coletilla, una moza alcarreña. ¿Se

inspiró Galdós en doña Melitona, la dueña de su pensión de estudiante,

6 B. PEREZ GALDÓS, "La Fontana de Oro", Op. cit., pág. 14.

7 B. PÉREZ GALDÓS, "El caballero azuln, Op. cit., pág. 1014.

8 B. PEREZ GALDÓS, "La Fontana de Oro .. , Op. cit., pág. 37.

9 B. PÉREZ GALDÓS, "La Fontana de Oro .. , Op. cit., pág. 38.

lB BIBLIOTECA GALDOSIANA

alcarreña también, cuando la deja expresarse con frases como: "se enfaó

.. , "se ha mudao •• , "pa preguntarme .. , "el melitarito .. , "pa cuidarlo .. ? lO.

Todo esto estaba ya en el primer Galdós; pero el Madrid de La Fontana

... era más homogéneo mientras que en Bl Caballero .... gañanes, matuteros,

caballeros, maestros, curas, pordioseros y demás pululan por

diversas tierras y en circunstancias muy diferentes. Ya no se trata sólo de

caracterizarlos por su condición social sino también por su localización

geográfica que es más diversa. A veces, advertimos vacilaciones en un

mismo personaje que alterna formas cultas con vulgares (<<pues .. y «pos .. ).

A este interés de Galdós pertenecen también los abundantísimos

modismos, los giros populares, la adjetivación intensísima, los derivativos

de todo tipo (<<instruidillo .. , «chiquitín .. , «metidijo .. , o "frailones .. «cacicanes

.. , «mujerona .. , «guisote .. , «conventorro .. , etc .. ) que conviven con latinismos

en personajes alejados del ámbito eclesiástico ("a las dos leguas

plus minusve .. , "ultima ratio .. , «et ne nos inducas .. ) o expresiones cultas

que suelen ponerse en boca de los enamorados ("ojos plorantes .. , ,,¡Oh

ignominia!) o refranes y aforismos con los que subrayan algunos sus

ideas (<<Mujer y malas noches matan a los hombres .. , "Escóndese el rico,

más no el mísero .. ). Es interesante anotar también los arcaísmos ((luengo

traje .. , «en loor de .. , "yantar .. ) que escuchamos en boca de los campesinos

castellanos cuyas actividades son detalladas por un Galdós muy

documentado y cuyas expresiones intenta reproducir con delectación de

coleccionista.

"Pobres semos hogaño, tan probes como cuando adoramos al Niño Dios

en el Portal de Belén. Pero la pobreza es nuestra honra y nuestra paz. La

mesma ropa y las mesmas migas que comíamos entonces comemos ahora,

y la mesmísima licencia» ll.

AlIado, conviven extranjerismos (<<sleeping-car .. , «reporter .. , «chauffeur .. ),

algunos de ellos de reciente incorporación 12.

Una vez más, no obstante, se advierten diferencias entre ambas novelas. No

se trata sólo de una cuestión de proporción. En Bl Caballero ... , Galdós está

más atento a otros efectos fónicos (<<el tin tin .. , «fuerte garrotazo .. , «¡Brrrum!, dos

tres disparos rasgaron el aire con formidable estampido .. , "Yo he rodado como

una piedra que arrastran los ríos .. , a personificaciones llamativas (<<mi risueño

Manzanares .. , «fogosa gasolina .. , "cosas tuertas, cojitrancas y bizcas .. , «baldosines

musicantes, «la soñolienta laguna) que atrapan al lector por su valor sugeridor.

Llama la atención el hecho de que Galdós, que está tan atento a la fidelidad

lingüística de sus personajes, abandone, a veces, su actitud vigilante e

10 J. PÉREZ VIDAL, "En aquella casa», Actas del Tercer Congreso Internacional de Estudios

Galdosianos, Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,

1990.

II B. PEREZ GALDÓS, "El caba llero encantado», Op. cit., pág. 1038.

12 A. DEL Hoyo, "Diccionario de palabras y frases extranjeras .. , Aguilar, El libro Aguilar,

Madrid, 1988.

V CONGRESO GALDOSIANO _

introduzca expresiones del léxico de Canarias que parecen aflorar de

manera espontánea tanto en la voz del narrador como en la de sus

personajes 1.3. Son fogonazos inesperados que nos conmueven ("Vamos,

padrito, pronto", "Vamos a jaserle comunero de la gran comunión", "tríncalo",

"el recreo tenía lugar en un patio oscuro y hediondo", "niña malcriada",

en La Fontana ... , y "amargor", ,,¿yo que he de temblar, contra?",

"desriscad ero", "canelo", "zorrocloco", "dad memorias de", "gente novelera"

... y otros). En El Caballero ... la preferencia por los pronombres enclíticos

sorprende por su altísimo índice de frecuencia, así como la acumulación

extraordinaria de hipérbatos que, intencionadamente, contribuyen

a dar a la frase un disloque singular. Esta lasitud la advertimos, especialmente

en la alternancia "ustedes/vosotros, cuando la realiza un mismo

personaje en dos párrafos sucesivos ("Desconocéis vosotros guardias ... »

y " ... pero no quisiera ir sin llevarme a alguno de ustedes por delante»).

Ocurre lo mismo con las estructura sintácticas. En los párrafos descriptivos y

narrativos de ambas obras, se inclina por el uso de oraciones muy extensas

en las que los sucesivos complementos forman racimos complejos.

Sin hacer un análisis exhaustivo de las dos novelas, he seleccionado

al azar paginas de ambas y he podido constatar cómo D. Benito ha

ido evolucionando hacia una mayor diversidad y hacia una mayor complejidad

oracional. En La Fontana ... " predomina la subordinación frente

a la coordinación, y de aquella, las proposiciones más abundantes son

las de relativo ( con "que", «cual», "donde», "con quien», "con el que»). Por

lo que respecta a los nexos conjuntivos, sobresale la conjunción "y» por

encima de todas. En cambio, en El Caballero ... " se observa un equilibrio

mayor entre oraciones coordinadas y subordinadas, y, dentro de éstas,

una variedad mayor (concesivas, muchas comparativas, finales ... ), los

nexos, además son más variados. En una lectura superficial, apreciaríamos

la misma inclinación por el párrafo largo y por los abundantísimos

complementos. Sólo el cómputo oracional nos permite detectar la mayor

complejidad expresiva 14.

Volviendo al terreno de las ideas, el optimismo de Galdós es superior en la

segunda novela. No todos los problemas tienen solución política. Hace falta una

profunda revolución interior y, para ello, ciertos purgatorios son eficaces. En la

educación, deposita su esperanza y en el homenaje que rinde a don Alquiborontifosio,

el bueno, el santo, el pobre maestro de pueblo, está el homenaje a toda

una profesión despreciada por los poderosos e ignorada por el resto.

O esa misteriosa Madre que aparece y desaparece ("reina es poco, divinidad

es demasiado; espíritu y materia soy, madre de gentes y tronco de una de

las más excelsas familias humanas" --dice de sí misma-) que simboliza nuestro

ser castizo, el genio de la tierra, España, en definitiva. Por diversos caminos

se ha llegado a lo esencial. Galdós solicita en ambas novelas nuestra adhesión

13 C. CORRALES ZUMBADO Y otros, "Tesoro lexicográfico del español de Canarias, Real

Academia Española-Gobierno de Canarias, Consejería de Educación, Cultura y Deportes,

Madrid, 1992.

14 B. PEREZ GALDÓS, "El caballero encantado», Op. cit., p.1039.

11m BIBLIOTECA GALDOSIANA

patriótica (en el sentido de los krausistas y de los hombres del 98); en

ambas late el amor por España que, en su vejez, aflora con un aliento

poético que no había manifestado en otras novelas y que se recrea en la

contemplación del paisaje sólo desequilibrada por la existencia de los

caciques: ("En los collados verdegueaban matojos; se oían esquilas de

ovejas y algún silbo de pastores» o "Por una calleja ( ... ) desapareció la

Señora como sombra que en mayores sombras se desvanece» o "La noche

es para el descanso, limémoslo sueño que es la jaula en que se guardan

los pensamientos»). Es un patriotismo, el de El Caballero ... más cordial,

más afectivo que se manifiesta en boca de la Madre ("la cuenca del

Arlanza, la primera de mis idolatrías de Madre», "mi San Millán», "mi gran

poeta Gonzalo de Berceo ... ») y por eso ésta reprende afectuosamente al

caballero -¿o es a Galdós?- por haberla traicionado en el Congreso de los

Diputados: "No sabías que tus síes y tus noes no fueron para mí nunca gloria ni

provecho». Por esta misma razón, arremete Galdós contra clérigos y caciques

por hacer imposible, con su egoísmo, la fraternidad, lajusticia, la igualdad entre

los hombres. De nuevo aquí, volvemos al Quijote, presente en toda la novela.

Observen, por ejemplo, los titulos de algunos capítulos: "Que trata de las amistades

y relaciones del caballero», "Donde se verá el interesante coloquio del

caballero», "De la increíble presencia de ... ». No disimula su devoción por el

Quijote y no escatima oportunidades de "plagiarlo» ("Bendito y descansado oficio

era el de pastor», "la sin par Pascuala», "o no entiendo yo de encantamientos

o compañeros somos de esclavitud y expiación», "Yo, que no temo a los

leones, menos temo a los cochinos»).

Los finales de las dos novelas atraen nuestra atención: Ambos son felices;

ambos terminan con el encuentro de los enamorados que inician una nueva vida

lejos de los sinsabores pasados. Pero en La Fontana ... la huella folletinesca era

evidente. La muchacha, Clara, respondía al modelo femenino, sin cultura ni independencia

económica, de principios de siglo, mientras que Cintia, que tiene

una mayor madurez y preparación, trabaja como maestra 15. Los proyectos que

hace ésta con su marido se desarrollan en un secreteo susurrante en el que

entran planteamientos de tipo social ("Construiremos 20.000 escuelas»). En

esto, Galdós se muestra, una vez más, como un finísimo observador, en este

caso de la realidad femenina. Las últimas palabras de los amantes de El Caballero

... : "descansemos, descansemos» nos invitan a finalizar esta exposición.

A partir de ahí, el sueño, el ensueño, la utopía ("Soñemos, alma, soñemos

» -dice Tarsis a su Madre-) constituye el patrimonio de los lectores.

15 G. FRAISSE y M. PERROT, "Historia de las mujeres», vol IV, El siglo XIX, Taurus, Madrid,

1993.