«LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN»: •
CONFIGURACIONES DE LA LOCURA
EN LA SOMBRA
Margarita O'Byrne Curtis
La sombra. que inicia junto con La
Fontana de Oro la carrera literaria de Benito Pérez Galdós, es particularmente
útil como introducción a un estudio de lo que se ha llamado recientemente
la "locura narrativa", puesto que dramatiza claramente la tensión
que se crea entre lo que el texto dice y lo que el texto hace. El diálogo
que se establece entre los dos personajes principales, el narrador y el
doctor Anselmo, ejemplifica las dos fuerzas contrarias que, según M. Bajtín,
coexisten en todo código verbal: «De cada enunciado se puede hacer
un análisis completo y amplio, descubriéndolo como unidad contradictoria,
tensa, de dos tendencias opuestas de la vida lingüística" l. Si el narrador
representa aquello que él llama la fuerza «centrípeta", aquella que
tiende hacia el significado, hacia la «centralización y unificación verboideológica",
éste último, el loco del relato, desempeña la función inversa,
la "centrífuga" -la que predomina en todo discurso novelesco- desestabilizando,
dispersando, parodiando ese intento de «homogeneización", o
de significación unívoca 2. Si aquél se constituye como el portavoz de la
autoridad, el orden y la norma, éste se identifica más bien con la subversión,
la confusión y la diferencia. O, si se matiza un poco más esta dicotomía,
utilizando las categorías postuladas por Shoshana Felman, el narrador
encarna aquí la tendencia hacia «la narrativa", que ella define como «el
deseo de nombrar verídicamente .. , mientras que el loco Anselmo manifiesta
la tendencia hacia «el discurso .. o, como dice Felman, «la exploración
del juego del lenguaje en y por sí mismo .. .3. Mientras que el narrador,
entonces, encarna la función mimética del lenguaje, el loco enfatiza más
bien la autoreferencialidad del mismo.
1 M. BAJTÍN, Teoría y estética de la novela, trads. Elena S. Kriúkova y Vicente CazcaITa
(Madrid, Taurus, 1989), pág. 90.
2 BAJTIN, págs. 90-91.
3 Shoshana FELMAN, Writing and Madness. trad. Martha Noel (Ithaca, Cornell University
Press, 1985) págs. 98 y 110. « ••• two general tendencies of the novel: the tendency
toward narrative, toward representation; and the tendency toward discourse, toward the
exploration of the play of language in and for itself. u La traducción es mía
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
La sombra, en cuanto a su hábil representación de esta pugna o juego
entre el enunciado explícito (<<statement .. ) del narrador y la desestabilización
del mismo en el texto (<<performance .. ), puede considerarse una
obra emblemática -una especie de mise en abime- de toda la producción
narrativa de Galdós relacionada al tema de la locura. Este mismo fenómeno,
que más tarde alcanzará dimensiones mucho más complejas,
puede observarse aquí en su versión más concisa y directa. El narrador
ingenuo de este relato, auténtico «ilustrado .. en su valoración de la lógica
y la claridad, con un ansia de monosemia que lo impulsa a despreciar
todo fruto de la imaginación, se enfrenta aquí con un «loco rematado .. ,
que ejerce un verdadero hechizo sobre esa misma voz que intenta marginarlo
y desprestigiarlo. Es precisamente el doctor Anselmo, con su «prodigiosa
facultad imaginativa .. , el que subvierte el mensaje explícito del
relato -la insignificancia de unos sucesos «inverosímiles .. narrados por
este «absurdo personaje .. - al despertar una fantasía igualmente exuberante
en ese narrador que intenta negarla, reprimirla o trivializarla a toda
costa.
La función del doctor Anselmo, «hombre destartalado y de poco
seso .. 4 cuya obsesión por la fidelidad conyugal de su esposa motiva toda
una serie de acontecimientos fantásticos, que le cuenta con lujo de detalles
al narrador -y que constituye el relato «metadiegético .. 5_ consiste
precisamente en socavar las observaciones y comentarios explícitos
de ese narrador que busca siempre, «un rayo de lógica en (sus) cavilaciones
.. (206). Y es que, si éste último delata una fe absoluta en la capacidad
del lenguaje para representar la realidad plenamente y es víctima de
la «ilusión referencial» de la novela -es decir, si la considera un mero
reflejo del mundo exterior-, la lección del Quijote no ha pasado desapercibida
para el doctor Anselmo, el primer loco galdosiano. Como ha
señalado Michel Foucault, «La verdad de Don Quijote no está en la relación
de las palabras con el mundo, sino en esta tenue y constante relación
que las marcas verbales tejen entre ellas mismas .. 6. A diferencia
de ese narrador que busca incesantemente una identidad entre las extravagancias
narradas por el loco y la realidad, que encarna lo que Felman
ha llamado la «pretensión realista .. -«hacer que otros crean que el lenguaje
'expresa' algo que no es en sí mismo un signo sino una realidad ...
4- Benito PÉREZ GALDOS, "La Sombra .. en Obras Completas (Madrid, Aguilar, 1989), Vol.
1, pág. 198. Todas las citas posteriores por esta edición.
5 El término es de G. GENElTE. Narrative Discourse (lthaca, Cornell University Press,
1980), pág. 228.
6 Michel FOUCAULT, Las palabras y las cosas, trad. EIsa Cecilia Frost (Madrid, Siglo XXI
Editores, 1988) 18.a ed., pág. 55; "Don Quijote es la primera de las obras modernas, ya
que se ve en ella la razón cruel de las identidades y de las diferencias juguetear al infinito
con los signos y las similitudes; porque en ella el lenguaje rompe su viejo parentesco
con las cosas para penetrar en esta soberanía solitaria de la que ya no saldrá, en su
ser abrupto, sino convertido en literatura; porque la semejanza entra allí en una época
que es para ella la de la sinrazón y de la imaginación .. , pág. 55. Ver la breve sección
titulada "Don Quijote .. , págs. 53-56.
V CONGRESO GALDOSIANO _
pre-existente y fuera dellenguaje .. - 7 Anselmo, el «mentecato .. , es perfectamente
consciente de la falta de correspondencia entre las palabras y
las cosas, maneja una concepción del lenguaje plenamente moderna. Reconoce
que éste, lejos de proporcionar una representación fiel del mundo,
es un instrumento tan difuso e insuficiente como la «sombra .. indefinida
y ambigua del relato; y que la novela, como señala Felman, lejos de
«reproducir un espacio exterior a sí misma .. , es una «experiencia que produce
su propio espacio .. 8.
El retrato que elabora el narrador de su protagonista, el doctor Anselmo,
se conforma en sus aspectos esenciales, a una imagen totalmente
convencional e incluso caricaturesca de la locura: «Era un viejo mal conservado,
flaco y como enfermizo .. (197), que «desde su primera edad ..
había manifestado «gran violencia de sentimientos, desbarajuste en la
imaginación, mucha veleidad en su conducta, y alternativas de marasmo
y actividad ..... (198). Comparte con su predecesor cervantino más ilustre,
la pasión por los libros y particularmente por aquellos que relatan "las
fabulosas empresas de la caballería andante .. (197). Todo esto, como en
el caso de Don Quijote, a exclusión de cualquier otra actividad y en detrimento
de su salud: «comía poco, bebía menos y dormía, en las pocas
horas que le dejaba libre la fantasía, con bastante desasosiego, y soñando
siempre tanto como cuando estaba despierto .. 9.
Tanto su aspecto físico, la extravagancia de su vestido, la miseria y
desorden de su vivienda, como esos gestos o rasgos peculiares que lo
caracterizan (hablar consigo mismo, por ejemplo), además de las ocupaciones
"incomprensibles .. a las que se dedica sin orden ni mesura, todo
esto contribuye a forjar esa «opinión de loco rematado de que gozaba
entre todos los que le conocían.. (194). Las reacciones que suscita son,
además, igualmente convencionales. El doctor Anselmo se configura, ya
sea como blanco de burlas, como un simple objeto de entretenimiento,
o, en el peor de los casos, como un ser totalmente insignificante y despreciable:
«desdeñábanle los más... le miraban con desdén y hasta con
repugnancia.. (194).
Esta imagen degradada del "loco .. ejemplifica claramente esa «relación
de tensión irreductible entre las producciones -palabras, acciones, gestos,
modos de ser en el mundo- de un individuo y los criterios de inteligibilidad
de un grupo (familiar, profesionaL sociaL cultural) .. que Monique
Plaza ha señalado como la definición más convincente de la locu-
7 FELMAN, pág. 110. "Making others believe that language "expresses" something that
is not itself a sign but a reality already there, pre-existing and outside of language, a
reality the signifier would only mirror and "represent"».
8 FELMAN, pág. 110. "the novel gives up the temptation to reproduce a space exterior
to it in order to become an experience that produces its own space».
9 Pág. 197. Además de estos paralelos tan evidentes con Don Quijote, puede señalarse
la selección del nombre Anselmo para su protagonista, como otro eco cervantino.
En uno de los relatos intercalados de la Primera Parte del Quijote, Anselmo es "El curioso
impertinente» que padece la misma locura de celos que su descendiente galdosiano.
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ra 10. En el caso de La sombra, se hace particularmente explícita al ser
reiterada, a lo largo del relato, por el mismo Anselmo. El reconoce y enfatiza
su «diferencia" al referirle al narrador todos los pormenores de su
«enfermedad", de su «aberración", que consiste en una imaginación exaltada,
que le atormenta sin cesar:
Yo no sé por qué vine al mundo con esta monstruosidad; yo no soy un
hombre, o, más bien dicho, soy como esos hombres repugnantes y deformes
que andan por ahí mostrando miembros inverosímiles... Soy muy
desgraciado, el más desgraciado de los hombres (200).
Es evidente, sin embargo, que esta caracterización esencialmente
negativa no es del todo convincente, incluso para el propio narrador,
quien se queda admirado de que Anselmo pueda expresar tan claramente
«el deplorable estado de su cabeza" (200), y quien reconoce, desde la
página inicial de la obra, la naturaleza radicalmente ambigua, la resistencia
de este personaje a una clasificación absoluta: «no es empresa llana
hacer una exacta calificación de aquel hombre, poniéndole entre los más
grandes o señalándole un lugar junto a los mayores mentecatos nacidos
de madre" (194). Si por un lado la opinión sobre su enajenación, como
dice el texto, «era general, unánime y arraigada" (194), por otro, no dejan
de mencionarse sus «rasgos de genio" y «sus momentos de buen sentido
y elocuencia" (194). Y es precisamente esta mezcla que constituye
su carácter, esta ambivalencia que el doctor Anselmo suscita en todo
momento, la que desafía las «facultades intelectuales" del narrador, y la
que simultáneamente, le atrae y le desconcierta. En última instancia, es
la que motiva el relato mismo del narrador, que en su nivel más básico
puede leerse como una búsqueda incesante -pero abocada al fracasode
una explicación lógica y reductiva de este personaje y de sus «grandes
simplezas".
Esta desazón ante el carácter enigmático de su protagonista y ante la
inverosimilitud de su «curiosa narración", se manifiesta en los intentos
constantes de corregir o contrarrestar sus propias concesiones al interés
y placer que le proporciona el relato del loco. En múltiples pasajes se
entremezclan estos elogios, con críticas o notas de reserva. Estos revelan
una tensión entre la fascinación que «las extrañas ideas" ejercen so-
10 Monique PLAZA, Bcriture et folie (París, Presses Universitaires de France, 1986),
págs. 9-10. La traducción es mía. Incluyo a continuación la cita completa: "La folie .. je
la pose comme un rapport de tension irreductible entre les productions (paroles, actes,
gestes, modes d'etre au monde) d'un individu et les criteres d'intelligibilité d'un groupe
(familiaL professioneL sociaL culturel) ... L'irréductibilité se marque d'abord sous la forme
d'un écart radicaL d'un fossé incomblable, qui se crée entre les individus impliqués:
le processus d'opposition se personnalise done a l'extréme. Cet antagonisme se concretise
ensuite dans une dyssymétrie absolue: I'un des protagonistes est per~u par l'autre
comme porteur d'une étrangeté intolérable, il devient object du jugement et du rejet. Le
rapport de tension atteint alors son intensité maximale: aucun partage n'est possible, le
diagnostic de folie se constitue».
V CONGRESO GALDOSIANO _
bre él Y su actitud condescendiente o su irritación ante esta figura que
no se deja apresar en un molde categórico, ante esas extravagancias
que no se prestan a una interpretación razonable:
Los que iban a oirle contar sus historias no carecían de gusto, porque
estas eran un tejido asombroso de hechos inverosímiles, pero de gran
interés, hechos amenizados por pintorescas digresiones y que, tratados y
escritos por pluma un poco diestra, tal vez serían leídos con placer]].
Esta oscilación constante del narrador entre una innegable curiosidad y
una actitud de desprecio persiste hasta las últimas páginas del relato. En
éstas, el narrador intenta una vez más exorcizar ese hechizo que las fantasías
del loco ejercen sobre él, para darle una conclusión clara, un «orden
lógico (al) cuento .. (231). Con este fin, Anselmo, intuyendo la ingenuidad
de su interlocutor (el narrador), le proporciona toda una serie de
datos sobre su vida, que le permiten a éste formular varias interpretaciones
racionales de las experiencias «raras e incomprensibles .. que lo han
mantenido en vilo a lo largo del relato. La aparición de la sombra, podría
por ejemplo, reducirse a una reacción intensa de celos, o como explica
Anselmo detalladamente, a un «mal de familia .. , o incluso a una
enfermedad orgánica, a una «dislocación encefálica .. (229). Pero todas
estas posibles explicaciones de su demencia -presentadas, paradójicamente,
por el loco de una manera tan lúcida- y tan ansiosamente confirmadas
por el narrador, pierden su efecto y revelan su insuficiencia
pocas líneas después. El narrador, violentando de nuevo su rigidez y se-
II Pág. 199. Incluyo otros ejemplos a continuación:
-«Daba a su relato tales visos de cosa fantástica, que no era posible creerlo ... "
(198):
-«El doctor Anselmo empezó a hablar, refiriendo su extraño suceso con prolijidad
encantadora: no perdonaba recurso alguno de elocuencia, describía los sitios del modo
más minucioso y tan alvivo que seducía su lenguaje. Había, sin embargo, cierta vaguedad
y confusión en el relato y era preciso acostumbrarse a su peculiar estilo ... divagaba
de aquí para allí, entremezclaba la relación ... con apreciaciones que tenían a veces
pasmosa originalidad y a veces una candidez cercana a la estulticia... al agregar a su
cuento mil mentiras y exageraciones, había producido una pequeña obra de arte (201)."
-«Confieso que la narración del doctor Anselmo me iba interesando un poco, por
pura curiosidad, se entiende, pues no podía ver en ella realidad ni verosimilitud. Había,
sin embargo, cierta dosis de sentido en el fondo de todos aquellos desatinos... Si el
doctor inventó aquello, fuerza es confesar que no carecia de algún intríngulis su invención;
si, por el contrario, creía real lo que contaba, indudablemente era uno de los
mayores iluminados que han visto los tiempos. Deseoso de saber en qué había parado
aquel duelo extraordinario, le incité a seguir. .. " (215) -"Considerando lo que padecía el
infeliz al traer a la memoria su insana idea, no me atreví a hacerle mil observaciones
que sobre el caso se me ocurrían, reflexiones que hubieran entibiado mucho el entusiasmo
y fe con que referia tales locuras ... " (219).
-"Su curiosa narración, a fuerza de extravagante, me había inspirado algún interésll
(220).
-"Yo no quise hacerle más preguntas, y después de saludarle me retiré, porque, a
pesar del interés que él querría imprimir a su narración, yo tenía un sueño que no podía
vencer sin dificultad" (231; Las cursivas son mías).
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
riedad características, no puede dejar de hacer una pregunta más. Y es
que, su curiosidad por el destino final de esa sombra fantástica, no le
permite concluir tan lógica o fácilmente. Antes, necesita averiguar si, por
fin, «la figura de París (la sombra) había vuelto a presentarse en el lienzo
como parecía natural» (231). Inmediatamente después, intenta enmascarar
por última vez, su fascinación por el relato de Anselmo: -«Pensé
subir a que me sacara de dudas, satisfaciendo mi curiosidad; pero no
había andado dos escalones cuando me ocurrió que el caso no merecía
la pena, porque a mí no me importa mucho saberlo, ni al lector tampoco
»- (231), pero ya es demasiado tarde. Las palabras del narrador, a
este nivel, han sido totalmente desprestigiadas por la simple existencia,
por la presencía misma del relato.
Es decir, si en un nivel explícito, el narrador aspira a presentar al doctor
Anselmo como un ser esencialmente «vulgar» e insignificante, si sus
observaciones directas se limitan por la mayor parte a una ridiculización
del loco y de sus ideas descabelladas, en el nivel estructural, su discurso
le traiciona. El simple hecho de constituirlo como protagonista, de escuchar
su relato hasta el final -a pesar de todas sus protestas, no pierde
una sola palabra de la «retahila» del loco-, de prodigarle descripciones
tan minuciosas y excesivas como las que el loco, a su vez, utiliza en
la narración sobre su propio pasado, y de adoptar sus técnicas narrativas,
todo esto delata un interés obsesivo que desmiente esos comentarios
peyorativos que interrumpen la narración con tanta frecuencia y que
intentan constituirse en el discurso dominante y normativo.
En realidad, el control que el narrador ejerce sobre su relato es meramente
nominal. En el intercambio que se da entre estos dos personajes
a lo largo del texto, por ejemplo, es invariablemente el loco quien guía
la conversación a su antojo, el que selecciona y ordena los hechos a su
manera, el que impone el ritmo al relato. Manipulador experto de las técnicas
narrativas -como reconoce el mismo narrador en varias instancias-
logra en toda ocasión captar la atención y demostrar, de paso, el
poder performativo 12 de sus palabras sobre ese interlocutor tan supuestamente
desinteresado.
Maliciosamente retarda los datos importantes y deja al narrador más
de una vez en un suspenso poco tolerable:
Anselmo: "Esto que acabo de contar explicará un poco mi sorpresa, mi
terror, cuando una noche entré en casa y ví. ..
-Pero ¿qué? -pregunté deseando saber lo que vió el doctor alucinado.
-Para que usted se haga cargo de esto debo ponerle en antecedentes ...
-¿Qué vió usted, hombre? Sepamos -dije con impaciencia.
-Ví, ví... (206, cursivas mías)
12 "By 'performative' 1 mean the power of a narrative to make something happen, as
opposed to its power to give, or appear to give, knowledge ... J. Hillis MILLER, "Narrative ..
en Critica1 Terms tor Literary Study. eds. Frank Lentricchia and Thomas McLaughlin
(Chicago, The University of Chicago Press, 1990), pág. 78.
V CONGRESO GALDOSIANO mi
y en este preciso momento tiene lugar «una detonación.. (206) que
interrumpe el relato en su punto culminante. El narrador cuerdo, con su
curiosidad mal disimulada, es entonces, el que paradójicamente impulsa
ese mismo relato que critica a un nivel consciente: «Ya me pesaba
haber provocado la enfadosa relación del doctor, en la cual no encontraba
interés alguno. Digresiones, extravagancias: a esto se reducía todo.
Me resigné, sin embargo, a escuchar» (205). A pesar de estas frecuentes
referencias a su aburrimiento y a su descalificación de la narración del
loco Anselmo como una simple "alucinación», sus incesantes preguntas
-y el hecho de que continúa escuchando- revelan más bien su efecto
alucinador, su poder seductivo y establecen así una continuidad donde
el narrador sólo postulaba una discontinuidad.
Por otro lado, aunque el narrador intenta restarle importancia al doctor
Anselmo, reiterando el carácter tan común, «tan del día y de por acá»
de su personaje, lo que hace en el texto, sin embargo, es enfatizar sus
idiosincracias, explayarse sobre sus rasgos más extravagantes. La apertura
del relato se caracteriza, particularmente, por esta constante oscilación
o contradicción entre lo que constituye el objeto de su relato, los
rasgos novelescos, extravagantes de su personaje y sus comentarios explícitos
al respecto: Hera hombre tan poco romántico... que nadie fijará
en él la atención" (197). La intensidad y el cuidado que dedica a la creación
de su personaje, no compaginan con esa supuesta indiferencia. Sus
referencias iniciales al Hendiablado caserón» del doctor Anselmo, por
ejemplo, enfatizan su carácter irreal, maravilloso y fuera de lo común
(194-195).
Después de este énfasis en la originalidad de su aposento, sorprende
en el párrafo siguiente, esta frase -HEl gabinete del doctor Anselmo era
una habitación vulgar, de estas en que todos vivimos ... » (195). Mediante
esta opinión intenta disculpar o negar, inútilmente, no sólo el profuso
vuelo de fantasía precedente sino el que sigue inmediatamente, donde
describe un cuarto "de cuatro mal niveladas paredes y un despedazado
techo ... (de) muchos y grandes agujeros (donde) ... no había papel ni más
tapicería que la de las arañas» (195).
Un proceso igualmente contradictorio se revela en la presentación de
los otros aspectos que definen al loco. En cuanto a su aspecto físico, el
narrador declara que el doctor Anselmo tenía Huno de esos rostros insignificantes
que no se diferencian del del vecino ... », pero el retrato que
pinta en seguida se aproxima más a una caricatura que a Hcualquier prójimo
»: Hla boca (estaba) dotada de la movilidad más grande que hemos
conocido ... Cojeaba de un pie ... la mano izquierda no era del todo expedita;
tenía muy bronca y alterada la voz, y al andar... iba dando tropezones
con todo el mundo» (197).
Asimismo, asegura que Hel vestido no llamaba la atención», pero éste
consiste nada menos que en una levita "charolada por la grasa y el roce
de quince años», en un chaleco tan holgado que en él Hcabían cuatro
doctores», y una corbata que se distingue por su Hnunca vista forma»
_ BIBLIOTECA GALDOSIANA
(197). Es más, esas costumbres que ya se han señalado más arriba,
como el no comer, beber o dormir, la obsesión por el estudio, etc., son
calificadas por el narrador de «una sencillez y pureza ejemplares» (197).
Estos vaivenes contradictorios del narrador, no apuntan a esa fría lógica,
a ese entendimiento lúcido que considera y propone, por lo menos
explícitamente, como la clave esencial de toda narración lograda. Más
bien revelan hasta qué punto han sido asimilados los preceptos literarios
de su «absurdo personaje». Y es que, la seducción del escéptico narrador
por ese loco configurado desde un punto de vista tan despectivo, se
opera en todos los niveles de la obra. En realidad, el relato del narrador
no es más que una «sombra» del discurso del loco; sus palabras, un mero
eco de las «mentiras» y«disparates» del doctor Anselmo. Una característica
tan fundamental del narrador como su escepticismo ante las «locas
imágenes» del doctor Anselmo, no es más que una versión variante de la
incredulidad y desdén que éste mismo manifiesta ante las irrupciones
inexplicables y fantásticas de la «sombra» de París en su propia vida. El
narrador, al insistirle constantemente al doctor Anselmo que sea lógico,
que se explique razonablemente, que dé pruebas aceptables de lo sucedido,
no hace más que duplicar el desasosiego que el mismo Anselmo
manifiesta ante lo maravilloso, ante esa «sombra ... demonio ... semidiós ...
pintura o lo que fuera)) (212) que lo acecha.
Es más, ese mismo interés y asombro que el narrador concede -si
bien, a regañadientes- a los sucesos inverosímiles narrados por el doctor
Anselmo, son una réplica de la actitud de éste último ante las palabras
de París, de aquella «sombra» tan enigmática.
El impacto del relato del loco se manifiesta aún más significativamente
en el contagio de «su gran inventiva» (196). Las detalladas descripciones
del físico, vestido y vivienda del doctor Anselmo, de los múltiples
objetos desgastados e inservibles que allí se observan «sin concierto ni
orden», son producto innegable de una fantasía y de una verbosidad tan
prolija como la del «sabio» desquiciado. Ese mismo narrador que afirma
tan insistentemente la necesidad de la lógica, tan supuestamente anclado
en la realidad tangible, sucumbe ante esa misma imaginación que, en
otras ocasiones, desacredita de una manera explícita. La mejor muestra
de ello se encuentra poco después de su enumeración de los «cachivaches))
que se acumulan en el aposento del loco, en un pasaje donde se
concentra, a diferencia del anteríor, no tanto en los objetos allí visibles,
sino en las imágenes y sensaciones fantásticas que éstos le suscitan, en
la vida que éstos cobran en su imaginación. Una simple revisión de los
verbos seleccionados -«Pareciame ver», «creía ver)), en vez de «veÍa))como
también la reiteración de expresiones como «cual si», «como si»,
etc., delatan que no se trata ya de un retrato fiel de un mundo exterior,
sino más bien de la creación de un espacio personal, que cobra vida
exclusivamente por medio de sus palabras.
Puede señalarse incluso, una contaminación de estilo, de los giros y
expresiones que el narrador adopta del relato interno del loco. Las enuV
CONGRESO GALDOSIANO _
meraciones caóticas, la proliferación de epítetos, el ritmo acelerado que
caracterizan la descripción que Anselmo hace del antiguo "palacio» de su
padre (por ejemplo, "La figura humana principiaba a manifestarse en las
claves del arco, en los relieves triangulares de las pechinas, en los monstruos
híbridos que galopaban sobre el friso, en las cabezas de sátiro, en
las máscaras grotescas, cuyas bocas, contraídas por la hilaridad anacreóntica,
vomitaban flores y festones») (203) son los mismos rasgos
estilísticos que se manifiestan en el párrafo que el narrador le dedica al
gabinete del doctor Anselmo: "El sordo rumor de la llama del hogar.
el chirrido del ascua ... el olor de los ácidos, la emanación de los gases,
el asmático soplar del fuelle ... , todo esto producía en el espectador
ansia y mareo imposibles de describir» (196). El discurso del narrador -
auténtica "retahila»- es entonces tan maníaco, arbitrario e interminable
como la profusión de objetos sacros y profanos, dispuestos al azar. sin
ningún criterio organizador, que intenta describir:
innumerables baratijas ... rotos vasos ... piezas del más tosco barro doméstico...
ave disecada y medio podrida... armadura... roñosa ... una gran
sartén ... un Santo Cristo ... amarillo, obscuro, lustroso, rígido como una animal
disecado .. .lugar de romería para todas las moscas del barrio ... unos
caracoles, conchas ... dos pistolas, un rosario ... una rama de coral ennegrecida
por el polvo ... espuelas ... silla de montar ... mugrientas ropas ... guitarra
abollada y con una sola cuerda ... (195).
Aunque el palacio se configura como un espacio lujoso y extravagante
y el aposento de Anselmo representa más bien un lugar degradado y
repugnante, las técnicas narrativas, en ambos casos, son equivalentes. Y
es que tanto el narrador "cuerdo» como el "loco» aspiran a impresionar, a
seducir al interlocutor-lector con su elocuencia, con la "brillantez» y "vuelo
de su fantasía», para conducirlos a su antojo por esos mundos inverosímiles
que son prueba, ante todo, de su talento, de su poder creador.
Ambos parecen conscientes de la premisa de que, como ha señalado
Antonio García Berrio, todo "gran narrador. cuenta, juega y domina con
el principio de lo "interesante"» 13.
El mayor elogio que el narrador le rinde a su personaje loco -y la
mayor prueba de su reivindicación- consiste entonces en esta apropiación
(incluso tal vez sería más preciso llamarlo plagio) del tema, estilo y
técnicas narrativas del doctor Anselmo, tan criticados abiertamente, pero
imitados, a fin de cuentas, con tanta fidelidad. Mediante la presencia del
loco, el narrador, inadvertidamente, se ha liberado de la servil imitación
de la realidad, del yugo del "orden lógico», y ha asimilado la lección del
"sabio»: "si esto fuera como lo que pasa ordinariamente, no lo contaría»
(215). Él, más que nadie, sabe que no le escucharíamos.
En última instancia, este breve relato no se justifica tanto por su de-
13 Antonio GARCÍA BERRIO y Teresa HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, La Poética: Tradición y Modernidad
(Madrid, Editorial Síntesis, 1988), pág. 154.
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sarrollo temático de las idiosincracias y caprichos de un excéntrico divertido
-según el enunciado del narrador- sino más bien por la dramatización
de su propia Jocural por su demostración de que la literatural
como ha señalado Jonathan Culler, "puede valorarse no sólo por la unidad
y el significado que nos impulsa a producir» sino precisamente por
su "resistencia al significado y su resistencia a la unidad» 14.
14 Jonathan CULLER, Flaubert: The Uses af Uncertainty. (Ithaca, Comell University
Press, 1985), pág. 21. "Literature can be valued for qualities other than the unity or
meaning it leads one to produce; one can also value the resistance to meaning and the
resistan ce to unity.1I La traducción es mía.