EL GALICISMO •

EN LAS NOVBLAS BSPAÑOLAS

CONTBMPORÁNBAS

OEGALOÓS

Rafael Rodríguez Marín

La llegada al sistema lingüístico

castellano de elementos verbales ajenos a él es una constante desde la

época de sus orígenes. Sólo durante el siglo XVIII, y ante el alarmante

afrancesamiento de la vida y las costumbres españolas, algunos autores

comienzan a percibir de modo negativo la repercusión que para nuestra

lengua pudiera tener la adopción indiscriminada de extranjerismos, especialmente

los procedentes de la lengua francesa l.

El siglo XIX español, pese al traumatismo originado por su trágico inicio

con la guerra de la Independencia, asistió desde el primer momento

a una creciente importación de elementos lingüísticos externos, y especialmente

de galicismos. La conciencia de peligro que seguía existiendo

frente a este tipo de innovaciones verbales (algunas, como los calcos y

los llamados préstamos por adaptación 2, dificilmente detectables) puede

constatarse atendiendo a la nada exigua cantidad de obras publicadas

durante esta centuria cuyo objeto principal continuaba siendo la

lucha contra tales recursos.3.

I Una presentación general de esta materia se encuentra en dos monografías clásicas:

la de Fernando LÁZARO CARRETER acerca de Las ideas lingüísticas en Bspaña durante

el siglo XVIII (especialmente en el cap. III de su parte tercera: «Neologismo y purismo,,;

véase ahora en Ed. Critica, Barcelona, 1985, págs. 255-289) y la de ANTONIO RUBIO sobre

La crítica del galicismo en España (1726-18.32), publicado por la Universidad Nacional

de México en 1937.

2 Recojo la terminología utilizada por Luis PRIETO, «Galicismos léxicos en la prensa de

Santiago de Chile (1976-1985)11, Boletín de Filología, Univ. de Chile, tomo XXXIII, 1992,

págs. 79-249. Se trata de lo que en francés recibe la denominación de emprunts linguistiques

propiamente dichos, Lehnwórter en la terminología alemana, prestiti en italiano y

denizens (o naturalized) en inglés (Cf. Louis DEROY, L'emprunt linguistíque, Bibliotheque

de la Faculté de Philosophie et LeUres de l'Université de Liege, Fasc. CXLI. Paris, «Les

Belles Lettresll , 1980, pág. 224). Son, en todos los casos, aquellos préstamos que han

sufrido en la lengua receptora las adaptaciones (fónicas o morfológicas) indispensables

para adecuarse a su sistema: jefe « chef); tranvía « tramway), etc.

3 Entre las que destaca muy especialmente el Diccionario de Galicismos de Rafael

M.ª BARALT (publicado por primera vez en Madrid, en 1855, con prólogo de Juan Eugenio

Hartzenbusch y reeditado, a lo largo del siglo, en 1874 y 1890). Para otras obras del

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Objetivo habitual de trabajos como estos fue la identificación y denuncia

de los galicismos incluidos en las obras literarias 4. Del ataque de

los puristas no se libró, como es lógico, la producción novelística correspondiente

a la primera mitad del siglo, en la que abundaban las adaptaciones

a veces simples traducciones disimuladas de autores ultrapirenaicoso

Pero tampoco la novela realista y naturalista del medio siglo restante

escapó a esta censura. Quizá sorprenda a estas alturas recordar que

un autor tan pretendidamente castizo como Juan Valera fuera acusado

en repetidas ocasiones de utilizar barbarismos de todos los orígenes en

sus obras de ficción 5.

Pero no es este enfoque purista del galicismo el que ahora nos preocupa.

¿Quién, en nuestros días, criticaría a un escritor por utilizar, al

igual que hizo Valera, expresiones como "pasar la palabra a alguien" o

"llevar la vida de siempre" 6, cuyo origen francés hace mucho tiempo dejó

de ser evidente para la conciencia lingüística del hablante medio y aun

del culto 7?

Tampoco van a ocupar un lugar destacado en la presentación de estas

líneas los préstamos lingüísticos por adopción 8 que, aun plenamente

identificados por los novelistas como tales (mediante el empleo de comillas,

cursiva u otros medios), son usados como simple utensilio léxico,

casi siempre en el discurso del narrador, debido a su capacidad denotativa.

Se trata de lo que provisionalmente podemos denominar extranjerismos

utilitarios, no portadores de ninguna misión literaria específica

en general o caracterizadora en particular. Boulevard, restaurant, quinmismo

tipo (entre las que merece la pena destacar el curioso libro de Clemente CORNELLAS,

titulado El antiga1icismo, o sea libro de lectura francesa ... con el fin de evitar galicismos

en la versión española, Madrid, 1865), véase Homero SERÍS, "Los nuevos galicismos",

Hispania (California), vol. VI, 1923, págs. 168-175.

4- Persecución que había inaugurado en el siglo anterior la Sátira contra los malos

escritores de este siglo (1741), firmada por Jorge Pitillas (seudónimo de José Gerardo

de Hervás). Puede leerse en el tomo LXI de la Biblioteca de Autores Españoles, Madrid,

M. Rivadeneyra, Ed., 1869, págs. 90-94.

5 El escritor cordobés fue objeto de la censura trazada por el Padre Juan MIR en su

Prontuario de Hispanismo y Barbarismo (Madrid, Sáenz de Jubera Hermanos, Eds., 1908,

vol. 1, págs. XCVI-XCVIII, CVII-CXII y passim). Los neologismos extranjeros de sus novelas

fueron motivo de críticas como las que le dedicaron José M.! SBARBI ("Un plato de

garrafales. Juicio critico de Pepita Jiménez, por D.J. V.». Revista de Archivos, Bibliotecas

y Museos, Año IV, Núms. 12 y 13, 1874, págs. 187-190 y 203-205) o Luis DE OCHARÁN

MAZAS (Incorrecciones deslizadas en las páginas de "Pepita Jiménez», Madrid, Tipogr. de

la "Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», 1924).

6 Correspondientes, según SBARBI (Ob. cit., págs. 188-189), a las construcciones auténticas

castellanas "perdonar la palabra" y "llevar la vida de costumbre".

7 Convirtiéndose, por tanto, en lo que POlTIER denominó galicismos diacrónicos o etimológicos

(Enciclopedia Linguistica Hispánica, vol. 11, Madrid, e.S.I.e., 1959, págs. 127-

128.

8 En la misma terminología antes citada (Luis PRIETO, [bid.). Son los Fremdwórter del

alemán, xénismes o peregrinismes en francés, forestierismi en italiano o aliens en inglés

(DEROY, Ob. cit., pág. 224). Se mantienen sin variaciones formales en la lengua que

los adopta: s oiré e, roast-beef, etc

V CONGRESO GALDOSIANO _

quet, etc., pertenecientes a este grupo 9, son profusamente utilizados por

los novelistas españoles de la Restauración (y por Galdós entre ellos),

casi siempre como vehiculos idóneos para expresar conceptos o matices

conceptuales recién incorporados a la vida cotidiana, pero sin otra finalidad

distinta a la meramente señaladora.

Lo cierto es que todos, o casi todos los autores de la novela realista y

naturalista del siglo XIX emplearon los elementos lingüísticos de origen

extranjero para caracterizar situaciones o personajes en sus relatos, es

decir, como herramienta al servicio de la narración. Don Álvaro Mesía, el

maduro tenorio vetustense de La Regenta, perdería buena parte de su

personalidad literaria si lo despojáramos de los extranjerismos elegantes

que con alguna frecuencia intercala en su conversación 10; el carácter frívolo

con el que Luis eoloma retrata la alta sociedad madrileña en su

novela Pequeñeces no aparecería tan convincentemente representado si

pudiéramos suprimir de los modos expresivos que caracterizan a sus

personajes los galicismos y anglicismos de que tan habitualmente hacen

uso.

¿Y Galdós? ¿Qué empleo literario hace de los extranjerismos el gigante

de nuestra narrativa decimonónica? Para responder a esta pregunta

hemos analizado con detenimiento once de sus Novelas españolas contemporáneas

11. En todas ellas aparecen términos extranjeros voluntariamente

destacados por el novelista. Salvo contadas representaciones de

otras lenguas 12, el francés, el inglés y el italiano constituyen el corpus

resultante. Dada la premura de tiempo y la escasez de espacio que ahora

nos condicionan, intentaremos analizar la función que en las novelas

analizadas desempeñan los extranjerismos cuantitativamente mejor representados,

es decir, los galicismos.

Galdós, que ya aprendió francés durante los estudios previos a su

9 Los tres han sido posteriormente adaptados por el léxico españoL castellanizando

su presentación externa: bulevar, restorán o restaurante, quinqué son las formas actualmente

recogidas en el Diccionario de la Real Academia.

10 Sobre todo galicismos: cocotte, enfant terrible, chance, comm'jJ faut, malgré, etc.

1\ Son las siguientes: La desheredada (1881; ed. manejada: O.e. -novelas, 1-, Madrid,

Aguilar, 4.ª reimpr., 1986), Tormento (1884; Madrid, Aguilar, 1952), La de Bringas

(1884; Madrid, Hernando, 1.3.!! ed., 1986), Lo prohibido (1885; O.e. -novelas I1-, Madrid,

Aguilar, 4.ª reimpr., 1986), F'orlunata y Jacinta (1885-86; ¡bíd.), Miau (1888; ¡bíd.),

Torquemada en la hoguera (1889; ¡bíd.), Torquemada en la cruz (189.3; ¡bíd.), Torquemada

en el Purgatorio (1894; lbíd.), Torquemada y San Pedro (1895; ¡bíd.) y Misericordia

(1897; Madrid, Cátedra, 1982).

\2 El portugués, circunscrito en el repertorio narrativo aludido a la expresión aínda

maís (generalizada en el léxico familiar español -donde la incluye el DRAE, s.v. aindamáis-),

que aparece en La de Bringas (pág. 1.3.3) yen Misericordia (pág. 167), Y el alemán,

lengua originaria de la palabra chic (derivada de schik, abr. de geschik, 'indumentaria').

Sin embargo, el sentido de 'elegante' atribuido a esta palabra y todavía vigente

en nuestra lengua, se lo dio su paso por la lengua francesa -a partir de 1792-, que

después lo reexportó al alemán (Cf. Trésor de la Langue Fran~aise, Paris, Éds. du

C.N.R.S., desde 1977, s. v.). Tal hecho nos hará considerar a este término como un galicismo

más.

!DI BIBLIOTECA GALDOSIANA

marcha hacia Madrid 1.3, que debió tener un dominio aceptable de tal idioma

14 y que en más de una ocasión visitó el país vecino 15, hace -como

por otra parte no era difícil esperar- un uso acertado de esta fuente léxica

en cuanto herramienta de caracterización. Galicismos destacados por

el autor aparecen en todas las novelas analizadas 16, pero su empleo es

particularmente revelador en algunas de ellas.

Así, en La de Bringas, la voz del propio narrador nos ofrece abundancia

de términos franceses: canesú (fr. canezou, p. 61), glasé (fr. glacé,

'tafetán muy brillante'; p. 84), al bies (fr. biais, [bíd.), poplín (fr. popelineo

[bíd.), foulard (lbíd. y p. 126), entrecotes (fr. entrecótes, p. 107),

pouff (fr. pouf, 'especie de polisón' p. 110), soirée (p. 111), entredos (fr.

entre-deux, p. 126), fichú (Fr. fichu, 'pañoleta'; págs. 260, 261, 275),

marabuts (fr. marabout ('adorno hecho con plumas; p. 276), aigrette

('penacho, copete de plumas'; [bíd.

En las intervenciones de los personajes se recogen los siguientes:

- Rosalía Pipaón de Bringas: gros glasé (pág. 55), foulard (pág. 66),

buffet (págs. 78 y 126), chic (pág. 158), aigrette; (pág. 276).

- Milagros Sánchez-Botín, marquesa de Tellería: gros glasé (pág. 55),

chic (pág. 56), pouff (lbíd. y pág. 57), retroussé ('remangado'; [bíd.),

canesú (pág. 65), aigrette (lbíd. y pág. 137), entredós (pág. 89), marabout

(lbíd.), fichú (págs. 137, 213), guipure ('blonda' págs. 138, 213),

encaje Valenciennes, punto de Alen~on, chantilly (lbíd.), linó (fr. linon,

'tipo de tejido'; pág. 214), piqué (lbíd.), bilboquet ('tipo de juguete';

pág. 221).

- Refugio Sánchez Emperador: fichús (pág. 159), marabús (lbíd.),

egretas (lbíd.), esprís (fr. esprits, [bíd.).

Tras esta enumeración, salta a la vista que la abundancia de elementos

léxicos de origen francés presentes en La de Bringas se debe a la

1.3 Para la formación escolar de Galdós puede recurrirse a cualquiera de las biografías

clásicas (N. Chonon Berkowitz, Joaquín Casalduero, Federico Carlos Sainz de Robles,

Sebastián de la Nuez, Carmen Bravo-Villasante, etc.) o a estudios más detallados

sobre la época en cuestión, como son los de José PÉREZ VIDAL (Oaldós en Canarias (1843-

1862), Las Palmas, El Museo Canario, 1952), N. Chonon BERKOWITZ (celos juveniles destellos

de Benito Pérez GaldósII , Bl Museo Canario, núm. 8, enero-abril 1936, págs. 1-37) y,

sobre todo, Enrique RulZ DE LA SERNA Y Sebastián CRUZ QUINTANA (Prehistoria y protohistoria

de Benito Pérez Oaldós, Eds. del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1973). En este

último estudio se comprueba que Galdós estudió francés de modo reglado durante los

cursos 1858-59 y 1859-60.

14 Si hemos de hacer caso a Benito MADARIAOA (Pereda. Biografía de un novelista,

Santander, eds. de la Libr. Estudio, 1991, pág. 69), Galdós redactó su traducción del

Pickwick dickensiano a partir del francés. No encontramos, sin embargo, motivos excesivamente

sólidos para mantener esta hipótesis. Véase la reciente reedición de estas

Aventuras de Pickwick traducidas por Galdós, con introducción de Arturo Ramoneda (Madrid,

Eds. Júcar, 1989).

15 Véanse sus Memorias de un desmemoriado (O.c., vol. VI, 1942, págs. 1729-

1773).

16 No así en otras ajenas a nuestro repertorio, como, por ejemplo, Bl doctor Centeno

o Nazarín.

V CONGRESO GALDOSIANO _

importancia que el campo semántico de la moda indumentaria tiene en

la novela, campo semántico del que los términos reseñados representan

sólo una breve muestra. Pero lo cierto es que, en la denominación de ese

ámbito referencial, cuyo lema es en sí mismo un galicismo 17, la lengua

francesa era, en el momento histórico en que se sitúa la acción de la

novela, vehiculo imprescindible 18. El propio Galdós nos lo advierte, en

el primer intercambio,de galicismos que se produce entre Rosalía y Milagros,

la marquesa de Tellería:

Los términos franceses que matizaban este coloquio se despegaban del

tejido de nuestra lengua; pero aunque sea clavándolos con alfileres, los

he de sujetar para que el exótico idioma de los trapos no pierda su genialidad

castiza. (pág. 55)

Poco importa en este momento cuanto de justificación purista tienen

estas palabras; lo singular es la indudable intención caracterizadora que

posee la abundancia de vocablos franceses antes reproducidos.

Por otra parte, el hecho de que la mayor parte de los intercambios

léxicos de este jaez se produzcan entre la arruinada marquesa de

Tellería y Rosalía Pipaón, justo en el momento en que esta última, pese

a sus difíciles equilibrios presupuestarios, ha ascendido de clase para

vivir en el Palacio Real, donde pasa a formar parte de la servidumbre

de la Reina, nos permite adelantar una observación que en otros pasajes

de la misma novela (y de otras novelas a las que a continuación

nos referiremos) se hará evidente: Benito Pérez Galdós relaciona explícitamente

el empleo del idioma francés con la posición destacada en

la escala social, costumbre que, ya originada en el siglo XVIII 19, aún

tiene cierta vigencia en nuestros días 20. Si la situación objetiva que en

esa escala ocupan Rosalía Pipaón y su amiga en el momento del relato

no es muy aventajada dada su más que regular situación económica, al

17 La palabra moda, tomada del francés, ya figura en el primer Diccionario académico

(tomo 4.º, 1734), con autoridad reciente de Mateo Ibáñez de Segovia.

18 Lo era ya desde hacia algunas décadas, como lo muestra Rafael LAPESA en su trabajo

titulado "Palabras y cosas. El vocabulario de la vida social y la indumentaria durante

el Romanticismo" (en Estudios. Homenaje al profesor Alfonso Sancho Sáez, Universidad

de Granada, Granada, 1989, págs. 397-412).

19 Recordemos que el francés con mayor frecuencia imitado por nuestros lechuguinos

dieciochescos era el que se oía en los salones del país vecino, el practicado por los

élégants o los m ervemeux. (Cf. Antonio RUBIO, La critica del galicismo, ed. cit., pág. 212.)

20 En una muy reciente recopilación de artículos que tratan irónicamente sobre urbanidad,

podemos leer:

La utilización permanente de anglicismos y galicismos memos en la conversación

no determina distinción alguna. Determina idiotez. En las clases altas -y

esto puede molestar a innumerables amigos míos- hay numerosas personas

que caen en esta bobada. El esnobismo, en su vertiente hablada, es el más

execrable. Poque provoca lo peor. La risa. (Alfonso USSíA, Tratado de las buenas

maneras, Barcelona, Ed. Planeta, 4.ª ed., 1992, pág. 96).

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menos intentarán identificarse con ella utilizando las formas que la

definen 21.

Un ilustrativo ejemplo más de tal relación, aunque en este caso el

plano fónico se imponga sobre el estricto terreno del galicismo léxico: la

caricatura que Galdós nos presenta de esos sentimientos de prestigio

social producidos por lo francés, y especialmente por su lengua, en Rosalía.

Se produce cuando el novelista nos describe las reacciones que en

la imaginación de la pretenciosa señora despierta la pronunciación del

nombre de Arcachón, localidad atlántica donde el indiano Agustín Caballero

ha invitado a la familia para el veraneo:

Ella siguió rumiando su despecho, y en la tempestad de nubarrones que

se desató en su cerebro brillaban relámpagos que decian: "iArcachón! .. En

el retumbante son de esta palabra, más chic y simpática aún si era emitida

por la nariz, iba como envuelto un mundo de satisfacciones elegantes.

(. .. )

"Arcachón ... iCon qué musica deliciosa sonaría en las visitas de otoño esta

frase que, de puro aristocrática, tenía algo del crujir de la seda. "Hemos

estado en Arcachón ... (págs. 238-240)

Esta identificación entre uso de galicismos y pertenencia a la alta sociedad

aparecia ya, aunque fuera muy episódicamente, en la novela que

inaugura la serie ahora analizada, La desheredada. Isidora Rufete sueña

con un destino mejor que el suyo; piensa en lo que hará cuando por fin

se reconozca su oculto linaje, los viajes al extranjero que realizará, la

música que oirá, los vestidos que se pondrá ... y termina diciendo:

iAy Jesús! Lo primero que tengo que hacer es tomar un profesor de francés

... (pág. 1143)

Más explícita aún se hace esta correspondencia en las páginas de Lo

prohibido, la obra más cercana al género de la novela aristocrática 22 que

Galdós dio a la imprenta. Nuestro escritor define el vínculo aludido en el

plano teórico:

21 Hasta qué punto el escritor grancanario es capaz de introducir matices significativos

en este terreno lo comprobamos al recordar la presentación deliberadamente castellanizada

en su grafía (marabús, egretas, espris) y, debemos interpretarlo, en su pronunciación

de algunos de los galicismos antes representados con su escritura y realización

oral originales. La causa de esta variación no es dificil de identificar: quien ahora emplea

las voces de origen francés no es, en ningún modo, representante de la clase acomodada.

Se trata de la hermana de Amparo Sánchez Emperador, Refugio, mujer perteneciente

a la clase baja, que, mediante usos externos como este, pretende codearse

(ya que su emergente posición económica se lo permite) con los representantes de la

sociedad distinguida que están a su alcance.

22 Subgénero entonces en boga, al que corresponden títulos como La espuma, de

Armando Palacio Valdés, o La Montálvez, de José M. ª DE PEREDA. El marqués de Figueroa,

uno de sus cultivadores, se refirió a esta tendencia narrativa en un articulo titulado precisamente

"La novela aristocrática .. (publicado en La España Moderna, tomo m, Madrid,

15 de septiembre de 1891, págs. 5.3-65).

V CONGRESO GALDOSIANO _

La etiqueta que en los llamados jueves de Eloisa (las reuniones mundanas

que organizaba en su casa Eloísa Bueno de Guzmán, una de las primas

del protagonista y narrador de Lo prohibido) reinaba, era un eclecticismo,

una transacción entre el ceremonioso trato importado y esa franqueza

nacional que tanto nos envanece ( ... ) Allí se podían observar, con

respecto a lenguaje, los esfuerzos de un idioma que, careciendo de propiedades

para la conversación escogida, se atormenta por buscarlas, exprime

y retuerce las delicadas fórmulas de la cortesía francesa, y no adelantando

mucho por este lado, se refugia en los elementos castizos de la

confianza castellana, limándoles, en lo posible, las asperezas que le dan

carácter.

( ... )

Hice esta observación en casa de mi prima, oyendo hablar de tan distintas

maneras, pues unos arrastraban y descoyuntaban las frases de estirpe

francesa, impotentes para darles vida dentro de la sintaxis castellana;

otros, despreocupados, lanzaban a boca llena las picantes frases castizas,

que, por arte incomprensible, nacen hoy en el populacho y se aristocratizan

mañana. (págs. 275-276) 23.

y también queda sobradamente establecido en el propio decurso narrativo.

Entre los abundantes galicismos empleados por el protagonista y

narrador de la obra, José María Bueno de Guzmán (remontoir -'tipo de

reloj'; págs. 244, 401-, couplets -pág. 252-, bésigue -'juego de naipes';

Ibíd. - gratin -pág. 263-, riviere 'collar' -pág. 268-, etc.), hayalgunos

cuyo utilitarismo denotativo es evidente; otros, por el contrario,

sirven para señalar, precisamente, la destacada posición social que ocupa

el protagonista de Lo prohibido. Hay, en especial, un pasaje en el que

esa representación es notoria. José María manifiesta una antipatía declarada

hacia Alejandro Sánchez Botín (zafio personaje que aparece también

en La desheredada, como pretendiente de Isidora Rufete, y en otras novelas

de Galdós), uno más de los asistentes a los ya mencionados jueves

de Eloísa. Observemos cómo presenta el narrador los hechos:

Puntual en las comidas era don Alejandro Sánchez Botín, persona antipática,

entrometida y de una vanidad pedantesca. ( ... ) Para éL la mesa era

verdadera misa, el holocausto del estómago. Llegaba en esto hasta la

mayor grosería, y cuando no ponían menu escrito, preguntaba a los criados

qué había, con objeto de reservarse para lo más de su gusto. Muchas

veces que le tuve a mi lado, me anticipé a su curiosidad, diciéndole, con

afectada importancia:

Hoy estamos de enhorabuena. Tenemos el famoso poulard a la Regence y

las bouchées a la Montglass. (pág. 285)

23 El otro ingrediente verbal que Galdós destaca en la composición del lenguaje de

los salones, el popularismo, se relaciona íntimamente con el envilecimiento de las clases

sociales aristocráticas, vicio que nuestros moralistas ya venían censurando desde

mucho tiempo antes (Recordemos la sátira A Arnesto de Jovellanos, la Carta Marrueca

VII de Cadalso) y que, ya en nuestro siglo, siguió siendo objeto de crítica (por ejemplo,

de Ortega, en su España invertebrada)

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Se trata, pues, de un propósito deliberado por apabullar al arribista

Sánchez Botín utilizando el extranjerismo, señal de supremacia cultural

y sociaL como arma arrojadiza.

Dentro de la misma novela hay también otros galicismos puestos en

boca de distintos personajes: débacJe (que oímos al marqués de Fúcar

-pág. 281-), riviere y chic (utilizados por Eloísa Bueno de Guzmán

-págs. 298, 334-), medio-mundana (traducción de demi-mondaine,

empleado por uno de los contertulios en los jueves de BJoísa

-pág. 335---) o baccarat (utilizado por Camila Bueno de Guzmán

-pág. 348, 2 veces-). Aunque el único personaje que se aproxima al

narrador en cuanto al número de galicismos utilizados es María Juana

Bueno de Guzmán, la mayor de las tres primas de José María. Tan imponente

dama, en cuyas intervenciones aparecen términos como menus,

la Viuda CJiquot, bésigue (los tres en la pág. 360) o chic (pág. 387), es

presentada así por el narrador:

De buenas a primeras, encontréme un día con María Juana y su marido,

que después de pasar la temporada en San Juan de Luz, se detenían dos

semanas en San Sebastián antes de la rentrée. Dígolo así, porque noté en

la mayor de mis primas cierto prurito de decir las cosas en francés.

(pág. 349)

El mismo propósito de identificar a la sociedad de buen tono -tradicional

o advenediza- mediante el uso de los galicismos se produce en

otras novelas de la serie de las españolas contemporáneas. Por ejemplo,

en las páginas de f'ortunata y Jacinta, los adinerados personajes relacionados

con las familias que dominan el comercio madrileño salpican su

conversación, ocasionalmente, con galicismos de buen tono: chic (en el

caso de Jacinta -pág. 484-), puff (en su sentido de 'asiento cilíndrico

bajo'), esprit (en labios de Juan Santa Cruz -págs. 754 y 755, respectivamente),

o toilette (que oímos a Jacinto Villalonga -pág. 587-).

Un caso muy similar es el de las tres últimas novelas de la serie de

Torquemada. La práctica ausencia de galicismos en la narración que encabeza

este admirable conjunto de relatos (donde sólo aparece la forma

chaquet, empleada por el narrador) es fácilmente explicable: don Francisco

Torquemada aún no ha entrado ~n relación con la dignísima familia

de los del Águila, otrora poseedores de un título nobiliario, que encumbrarán

al antes sórdido personaje y le harán mudar de hábitos y de

lenguaje 24. La función que la lengua francesa tuvo entre los representantes

de esta familia es hecha explícita por Rafael del Águila en uno de sus

monólogos interiores:

24 Sobre la riquísima personalidad verbal del avaro personaje, lo que bien pudiera

denominarse su idiolecto literario, existen varios trabajos monográficos. Véanse, sobre

todo, Douglas M. ROGERS, "Lenguaje y personaje en Galdós (Un estudio de Torquemadah

Cuadernos Hispanoamericanos, 206, 1967, págs. 243-273 Y H. B. HALL, "Torquemada:

The Man and his Languagell , en J.E. Varey, ed., Oaldós Studies, London, Tamesis Books

Limited, 1970, págs. 136-163.

V CONGRESO GALDOSIANO _

Pausa. "iOh, qué linda era Cruz, qué elegante y qué orgullosa, con legítimo

y bien medido orgullo! La llamábamos Croissette, por la estúpida costumbre

(se refiere a su niñez y juventud) de decirlo todo en francés». (Torquemada

en la cruz, pág. 1435)

Tanto en Torquemada en la cruz como en Torquemada en el Purgatorio

o en Torquemada y San Pedro, el galicismo menudea, ya sea en boca

del narrador (toilette -Torquemada en la cruz, pág. 1380-, bibelots,

figuras de biscuit - Torquemada en el Purgatorio, pág. 1559-, fraque

-Torquemada en el Purgatorio, pág. 1500); Torquemada y San Pedro,

pág. 1547-), de cualquiera de los del Águila (Cruz: gratin, Torquemada

en la Cruz, pág. 1410, relevé, 'plato muy especiado', Torquemada en el

Purgatorio, pág. 1470; Fidela: landau, Torquemada en la Cruz, pág.

1394; Rafael: champagne, Ibid., pág. 1435) o de las personas de su circulo

(José Donoso: Champagne. Ibid., pág. 1445; Ruiz Morentín: una

partida de bezique -fr. bésigue-, Torquemada en el Purgatorio, pág.

1475; Augusta Orozco: amateurs, Torquemada y San Pedro, pág. 1563;

el padre Gamborena: espiritu fuerte -'librepensador'- Ibid., pág. 1588).

Naturalmente, el propio Francisco Torquemada, como parte de la completa

transformación verbal en la que está empeñado, incluye entre las

renovadas posibilidades de su charla algunos galicismos: champagne

- Torquemada en el purgatorio, pág. 1512-, complot - Torquemada y

San Pedro, pág. 1574-, Fin-Champagne -fr. Fine champagne, [bid., pág.

1603-, menú -Ibid., pág. 1605-, etc. 25

Distinto efecto al ahora descrito tienen los pocos términos de origen

francés que hallan lugar en las páginas de Misericordia. Galdós los asigna

a Frasquito Ponte Delgado, antiguo elegante, ahora arruinado, que

pretende impresionar a Obdulia Zapata (hija de doña Francisca Juárez)

con sus recuerdos de París. En tal momento es cuando a su cháchara

afluyen intencionadamente los galicismos:

Yo gastaba de cuatro a cinco napoleones diarios, y nada se me quedó por

ver. Pronto aprendí las correspondencias 26 de los ómnibus, y a los sitios

más distantes iba por unos cuantos sus 27. Hay restauranes económicos,

donde le sirven a usted por poco dinero buenos platos. Verdad es que en

propinas, que allí llaman pour boire, se gasta más de la cuenta; pero créame

usted, las da uno con gusto por verse tratado con tanta amabilidad.

No oye usted más que pardon, pardon a todas horas. (pág. 167)

25 Según el T.L.F'., el término, originalmente francés (froc, 'hábito monacal'), fue tomado

por el inglés para designar la prenda con largos faldones posteriores, a la que denominaron

frock. Este término fue a su vez reimportado por los franceses (primera documentación:

Beaumarchais, en 1767), que le dieron su actual forma frac y el significado

de 'prenda de etiqueta'. De aquí debió de tomarse en castellano.

26 Correspondan ces, sistemas de enlace entre los medios de comunicación. Este

sentido del término, que Galdós destaca como galicismo, se ha generalizado más tarde

en español.

27 Fr. sous, 'perras'.

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

Pocas páginas más adelante volveremos a oír al mismo Ponte hablar

del Bois -el bois de Boulogne, en París; pág. 173-, conjugar el verbo

flanear -fr. flaner, 'deambular, pasear', Ibíd.- o referirse al Champagne

-pág. 278-, a un landó -pág. 279- o a una madama -pág. 312- Por

cierto que ese Champagne, o el que algunas páginas antes pudimos oír

a doña Paca -pág. 203-, contrastan vivamente con el Champaña de la

Viuda que Galdós pone en labios de Benina -pág. 98-, cuya forma

castellanizada y popularizada se opone al significante francés emitido por

los otros personajes, más identificable con el producto de la Veuve Clicquot

del que hablaba María Juana Bueno de Guzmán en Lo prohibido.

Hasta cierto punto paralelo al caso de Frasquito Ponte es el de Aurora

Samaniego, rival de Fortunata en los amores adúlteros de Juan Santa

Cruz, entre cuyos rasgos tendrá papel primordial el uso de la lengua francesa.

Esta mujer, apodada la Fenelona, estuvo casada con un francés y

residió en el país vecino durante cinco años. Cuando nosotros la conocemos

está instalando una tienda de ropa blanca en Madrid. Instantes

después de darnos las primeras noticias sobre ella (pág. 857), el propio

narrador emplea tres galicismos subrayados por él: restaurant chauvinisme,

grandes almacenes (Ibíd), cuya función, en este caso, ya es plenamente

caracterizadora. El término trousseaux ('ajuares'), utilizado páginas

antes (pág. 823) por doña Casta de Samaniego, madre de Aurora,

tiene una función similar.

Ahora bien; lo más destacable en cuanto al asunto que ahora tratamos

es el habla de la propia F'eneJona. Para su elaboración, el novelista

canario recurre, desde luego, al galicismo léxico: étalage 'escaparate',

fichu, encaje valenciennes (pág. 858), celibatarios (fr. célibataires 'solteros',

pág. 898); pero ahora utiliza, sobre todo, un recurso mucho más

efectivo (para un lector mínimamente sagaz, claro está), a través del que

nos transmite la profunda huella que el sistema de la lengua francesa ha

dejado en Aurora durante su tiempo de residencia en Francia: Galdós

pone en labios de la Fenelona construcciones formadas en su integridad

por términos castellanos, pero cuya estructura y significado original son

totalmente franceses 28. Estos calcos, cuya presencia en el habla de una

persona denota una contaminación interlingüística mucho más profunda

que la simple tansferencia formal del léxico, afloran sin empacho al habla

de Aurora Samaniego:

-Hoy han estado probando el gas en la nueva tienda. Será una cosa espléndida.

Ya están llegando cajas de novedades, cosas, iay!, por ejemplo

29, tan bonitas, que en Madrid no se ha visto nada igual. Aquí no sa-

28 El alemán Werner Betz estableció una completa clasificación de estos calcos. Puede

verse un resumen de la misma en Alberto HERNANDEZ, "Consideraciones acerca de la

clasificación del préstamo léxico de W. Betzn, en Lexis (Lima), vol. IV, n. Q 1, julio 1980,

págs. 91-10l.

29 Versión española de la expresión muy francesa ~a, par exemple, que se repite en

las páginas 858 (dos veces), 868, 876, 899 Y 877 de la edición mencionada.

V CONGRESO GALDOSIANO _

ben poner escaparates. Verán el nuestro con .. todo lo que hay de más lindo"

.30, para llamar la atención y hacer que la gente se pare y entre a comprar

algo. Después que entran, se les enseña más, .. se les hace verll.31 esta

y la otra cosa de precio, se les engatusa, y al fin caen. (pág. 858).

-Estos solterones vagabundos y ricos son así... Están viciosos, estragados,

mimosos; y como se han acostumbrado a hacer su gusto, piden

mediodía a catorce horas .32. (lbíd.)

Todavía queda un último paso en esta especie de progresión hacia sus

orígenes con la que estamos presentando el uso de la lengua francesa

en las novelas contemporáneas. Aunque sea casi anecdóticamente, Galdós

también utiliza el idioma del país vecino para caracterizar a personajes

nativos de él. Y lo hace, en los dos casos que hemos podido documentar,

dentro de un campo referencial ampliamente representado en la

obra galdosiana: la gastronomía .3.3. Así, el <Jefe de cocina .. del palacio de

Gravelinas (última residencia de Francisco Torquemada, ya marqués de

San Eloy), se nos presenta en la novela mientras «revisaba en su carnet

retocando cifras, la cuenta de la plaza.. (Torquemada y San Pedro,

pág. 1546). Otro personaje de la misma nacionalidad, conocido como

Monsieur Petit, que servía los banquetes de los jueves en casa de Eloísa

Bueno de Guzmán, llevaba a cabo su tarea «pronunciando el sacramental

madame est servie.. (Lo prohibido, pág. 276).

Tras este apresurado repaso de los usos galicistas en las novelas españolas

contemporáneas de Galdós, podemos llegar a las siguientes conclusiones:

• En cuanto español culto que vive durante la segunda mitad del siglo

XIX, Galdós utiliza los galicismos (los tomados por adaptación y los

introducidos por adopción) como herramienta léxica para expresar conceptos

difícilmente representables mediante otros procedimientos. Su

caso es idéntico al de otros muchos escritores del momento, acusados

por los puristas de corromper la lengua española.

• Pero, sobre todo, el novelista canario emplea recursos tomados de

la lengua francesa como elemento caracterizador de sus narraciones.

Esta posibilidad ofrece distintas variantes:

• Puede servir para singularizar convenientemente determinadas situaciones.

Por ejemplo, es útil indispensable para referirse al campo semántico

de la moda, como espacio de la vida social que adquiere especial

relevancia en el desarrollo argumental de la novela.

30 Fr. Tout ce qu'jJ y a de plus joU.

3\ Construcción factitiva muy frecuente en francés: On leur fait voir.

32 El francés original chercher midi a catorze heures tiene el significado de 'buscar

dificultades donde no las hay, buscarle los tres pies al gato', sentido que quizás -por un

error de Galdós- no se corresponde exactamente con el que se desprende del contexto

33 Cfr., para el léxico de origen extranjero en este campo semántico, los apartados que

le consagra J. J. ALZUGARAY AGUIRRE en su entretenida obra Gastronomia y lenguaje (Madrid,

Dossat 1984). Véase también el reciente estudio de José ESTEBAN sobre La cocina en Galdós

y otras noticias literario-gastronómicas, Madrid, Eds El Museo UniversaL 1992.

mE BIBLIOTECA GALDOSIANA

• Es instrumento idóneo para caracterizar personajes, en distintas direcciones:

- Como síntoma de prestigio social.

- En cuanto manifestación de relaciones directas con la lengua francesa

habidas en su país de origen, tanto en personas que son originarias

de allí como en aquellas otras que lo han visitado ocasionalmente (Frasquito

Ponte) o en las que han vivido en Francia durante un dilatado período

temporal (Aurora Samaniego).

En todos los casos, el uso de los galicismos se muestra tan útil en

cuanto elemento caracterizador como el desempeñado en las novelas

españolas contemporáneas galdosianas por otros recursos verbales cuya

importancia ha sido ya puesta de relieve por los estudiosos del autor

canario: los rasgos vulgares (en novelas como La desheredada, Fortunata

y Jacinta o Misericordia 34, sin salirnos del repertorio ahora analizado),

los tópicos lingüísticos en la serie de Torquemada sobre todo 35 o la variación

diafásica, en toda la narrativa de nuestro autor 36.

34 Véanse, entre otros estudios dedicados al análisis de estos rasgos, los de Joseph

A. FERNÁNDEz ("Deformaciones populacheras en el diálogo galdosiano", Anales Galdosianos,

Año XIII, 1978, págs. 111-119) y Manuel MuÑoz CORTÉS ("El uso del lenguaje en el

episodio del 'Pituso'", en Galdós. Centenario de "Fortunata y Jacinta" (1887-1987). Actas

(Congreso lnternacionaJ, 23-28 de noviembre, Madrid, Facultad de Ciencias de la Información.

Universidad Complutense, 1989, págs. 569-577).

35 Cf. Joaquín GIMEN O CASALDUERO, "El tópico en la obra de Pérez Galdós", Boletín informativo

del Seminario de Derecho político de la Universidad de Salamanca, enero-abril

de 1956, págs. 35-52.

36 Estudiada por Manuel C. LASSALETTA en sus clásicas Aportaciones al estudio del lenguaje

coloquial galdosiano (Madrid, Ínsula, 1974) o por Graciela ANDRADE y J. J. ALFIERI,

en sus articulos sobre "El lenguaje familiar de Pérez Galdós" (lfispanófiJa, 22, 1964,

págs. 27-73) y acerca de "El lenguaje familiar de Galdós y de sus contemporáneos" (lfispanófiJa,

28, 1966, págs. 17-25).