ÁNGEL GUERRA Y EL ACTO •

DE CONTAR: HACIA UNA

CLASIFICACIÓN NARRATOLÓGICA

DE LAS NOVELAS DE GALDÓS

Gilbert Smith

En esta comunicaclOn, quisiera

proponer una teoría del texto narrativo galdosiano como un acto de contar.

Es decir, leer el texto no consiste en leer un cuento sino en leer el

acto narrativo. Por ejemplo, al aproximarnos al texto de Ángel Guerra,

no estamos leyendo precisamente la historia de Ángel y Dulcenombre y

Leré, sino que estamos presenciando el acto efectuado por el narrador

del texto, el acto de contar la historia de estos personajes. Leer la novela,

por lo tanto, no es leer la historia misma. Leer la novela es leer la

"historia" de un narrador que va contando el cuento que forma lo que

llamamos generalmente la trama de la novela.

Ya dicho esto, quisiera sugerir una clasificación de las novelas de Galdós

según su acción principal, que es, a mi parecer, en el caso de cada

novela narrada, el acto mismo de contar la historia. La acción principal

de cada novela es el proceso de narrar, el proceso narrativo efectuado

por el narrador. Me he referido primero a la novela publicada en 1891,

Ángel Guerra, porque me parece que este año representa un momento

clave en la trayectoria novelística de Galdós. Mejor dicho, el momento

clave abarca la creación de dos textos, el de Ángel Guerra en 1891 y

el de Tristana, publicada en enero de 1892. Resulta que se ve en la transición

de un texto a otro un cambio significativo en la técnica narrativa

de Galdós.

Una clasificación narratológica de las novelas galdosianas pide ciertas

cuestiones técnicas. ¿Cómo se cuenta una historia? ¿Cómo se narra

la experiencia del personaje ficticio? ¿Cómo se crea un texto que parezca

ser un reporte auténtico de una realidad virídica? Son cuestiones de

suma importancia al aproximarse a un texto novelesco, porque, como

ya he propuesto, la novela es, más que nada, un acto de habla, un acto

de contar.

Antes de entrar en la cuestión de las técnicas narrativas de Galdós en

este momento de transición de los años 91-92, quisiera hacer unos comentarios

basados en un consenso de la crítica galdosiana, un tipo de

acuerdo sobre el desarrollo de lo técnico y también de lo temático dumE

BIBLIOTECA GALDOSIANA

rante la mayor parte de la década de los noventa, período que constituye

en muchos aspectos una época nueva en la obra de Galdós. Antes de

1889, por lo general, las novelas tratan de los problemas de personas

metidas en la sociedad urbana, problemas más o menos típicos de la

vida moderna de una ciudad grande de la época. La publicación de Torquemada

en la hoguera en 1889 señala un cambio de interés temático

en la novelística galdosiana. Torquemada, un personaje que ya ha salido

en varias novelas como el típico usurero sumamente materialista, se

convierte en un ser humano atormentado por cuestiones de tipo religioso

y espiritual. Dentro de los nueve años a partir de 1889 Galdós publica

ocho novelas que tratan de temas espirituales: Torquemada en la

hoguera, Ángel Guerra, Torquemada en la cruz, Torquemada en el purgatorio,

Torquemada y San Pedro, Nazarin, Halma, y Misericordia.

Pues bien, esta "nueva dirección» en la novelística galdosiana en parte

consiste en un cambio temático -un cambio en el tipo de "mensaje»

o significado generado por el texto-. Otro aspecto nuevo de esta época

creativa de Galdós es la gran variedad de técnicas narrativas. El caso de

Torquemada, por ejemplo, es el más curioso de toda la obra de Galdós:

una novela muy corta -casi un cuento largo- que se transforma en una

serie de cuatro novelas. También, durante este período Galdós publica

unas novelas de gran variedad formal: una epistolaria, La incógnita; una

novela dialogada, Realidad con el subtítulo "Novela en cinco jornadas»;

Ángel Guerra, una novela más bien tradicional con algunos trozos en

forma dialogada; Tris tan a, que incluye muchos pasajes epistolarios; otra

novela dialogada, La loca de la casa, que lleva el subtítulo "Comedia en

cuatro actos.» También, Galdós se hace dramaturgo con su propia adaptación

teatral de tres novelas suyas, Realidad, La loca de la casa, y Gerona.

Cabe decir, entonces, que esta época creativa de Galdós es de suma

importancia, por su cambio de interés temático y también por la gran

variedad de postura narrativa. Para aclarar mi interpretación de la transición

de Ángel Guerra a Tristana como un momento clave en el desarrollo

de la novelística de Galdós, me refiero a las primeras palabras del

texto de cada novela. Hemos de recordar que, al leer la novela, estamos

presenciando una postura narrativa. No estamos leyendo precisamente la

historia de Ángel Guerra o la historia de Tristana, sino otra historia, la de

un narrador que nos cuenta lo que ha pasado en la realidad de Ángel o

Tristana. Y también cabe decir que, si entramos como debemos en el

juego de ficción, estamos leyendo este acto de contar como si el cuentista

fuera una persona histórica como nosotros que nos contara una experiencia

tan histórica como la nuestra. Según este juego de ficción, la

realidad de Ángel o Dulcenombre o Tristana se encuentra allá, más allá

del texto. Lo que nos cuenta el narrador ya ha ocurrido allá, y el narrador

nos lo está contando después del caso.

Lo que nos interesa más es la estrategia narrativa, y por eso, la cuestión

importante es: ¿cómo se nos cuenta la historia? En cada momento,

el narrador tiene que escoger su manera de presentar la materia. Tiene

V CONGRESO GALDOSIANO _

que escoger, por ejemplo, la manera de comenzar la historia. De las

muchas estrategias narrativas que tiene a su disposición el narrador,

¿cuál utiliza para dar principio a la narración? Escuchemos las primeras

líneas de Ángel Guerra:

Amanecia ya cuando la infeliz mujer que había pasado en claro toda la

noche esperándole, sintió en la puerta los porrazos con que el incorregible

trasnochador acostumbraba llamar, por haberse roto, días antes, la

cadena de la campanilla ... iAy, gracias a Dios! El momento aquel, los golpes

en la puerta, a punto que la aurora se asomaba risueña por los vidrios

del balcón, anularon súbitamente toda la tristeza de la angustiosa y larguísima

noche (V, 1200) l.

Para aclarar el significado de la postura narrativa con la que el narrador

comienza la historia de Ángel Guerra, sirve compararla con la de las

líneas iniciales de la novela que sigue, Tris tan a:

En el populoso barrio de Chamberí, más cerca del Depósito de aguas que

de Cuatro Caminos, vivía no ha mucho años un hidalgo de buena estampa

y nombre peregrino, no aposentado en casa solariega, pues por allí no

las hubo nunca, sino en plebeyo cuarto de alquiler de los baratitos, con

ruidoso vecindario de taberna, merendero, cabrería y estrecho patio interior

de habitaciones numeradas (V, 1541).

Aquí vemos, en 1891 y en 1892, técnicas narrativas sumamente diferentes.

En el caso de Tristana, el narrador inicia la historia con la postura

narrativa más común, una actitud de «primero te doy los detalles de

este cuento, y después de contarte dónde pasa todo esto y quién es este

señor y qué significa su presencia en esta realidad, después te diré lo

que pasa ...... En el otro ejempo, el momento inicial de Ángel Guerra, el

narrador sigue otro hilo, el de «esto es lo que está pasando, y de esto,

vas a entender tarde o temprano quiénes son estas personas y cuál es el

significado de lo que pasa ...

Aquí tenemos, entonces, dos ejemplos sumamente opuestos de las

posibles posturas narrativas. En el caso de Ángel Guerra, la postura es

dramática: es la representación de la acción sin explicar su significado,

representación situada en el medio de la acción. En el otro caso, el de

Tris tan a, la postura es expositiva: da la impresión de comenzar al principio,

de explicar la cosa para que sea comprensible la acción que sigue.

El principio textual de una novela es expositivo, el de la otra es dramático.

El narrador o lo pone todo en claro desde el primer momento o

deja la aclaración para después. Debe decirse que ni el principio expositivo

ni el dramático es nuevo en la novelística galdosiana, pues existen

ejemplos anteriores de ambas técnicas narrativas. Pero, un análisis del

inicio textual de cada una de las novelas narradas de Galdós -cada una

de las novelas que tienen obvia voz narrativa, es decir, todas las novelas

I Las referencias en el texto son a la edición de 1965 de las Obras completas (Madrid:

Aguilar).

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

menos las dialogadas y epistolarias- tal análisis revela que, en la transición

de Ángel Guerra a Tris tan a, existe un cambio fundamental en la

manera de iniciar la narración.

Haciendo dicho análisis de la apertura textual de todas las novelas

narradas de la primera época y de la serie contemporánea, vemos que

desde La fontana de oro hasta Ángel Guerra, sólo cinco de las diecisiete

novelas tienen un principio expositivo:La fontana de oro, La sombra, Lo

prohibido, Fortunata y Jacinta, y Torquemada en la hoguera. Las otras

doce se inician con escena dramática, como por ejemplo palabras habladas

por una persona desconocida, o la llegada de una persona no identificada,

o la descripción de algo sin explicación de lo que puede significar,

o una carta misteriosa, o un diálogo entre personas desconocidas.

Resulta, entonces, que en la mayoría de las novelas hasta Ángel Guerra,

el principio narrativo es de tipo dramático. Después de Ángel

Guerra, todas las novelas tienen un principio expositivo, que puede ser o

la narración de una acción bien clara, o la exposición de una historia o de

las características de personas o lugares que tienen importancia en la novela.

Por lo tanto, la transición de Ángel Guerra a Tristana existe como línea

de demarcación en la novelística de Galdós: en un lado, una diversidad

de principios textuales con una tendencia a la narración dramática;

en el otro, una estrategia consistente de exposición clara y precisa.

Lo que se ve en este contraste de motivo dramático y motivo expositivo

es la cuestión de la claridad de la narración. La exposición es, por

su esencia, una técnica precisa y clara. El motivo dramático, al contrario,

se basa en la técnica de revelar la cosa a lo largo de la narración.

Por ejemplo, los principios textuales de La de Bringas y Misericordia parecen

ser semejantes: en cada caso, hay una descripción detallada de

una cosa física. Pero, las primeras líneas de La de Bringas -novela de la

época anterior a Ángel Guerra- "Era aquello ... ¿Cómo lo diré yo? .. , un

gallardo artificio sepulcral de atrevidísima arquitectura .... » (1573), de repente

ponen al lector dentro de una realidad misteriosa y desconocida

que no se aclara hasta el fin de la representación. El principio de Misericordia

-novela posterior a Tris tan a- "Dos caras, como algunas personas,

tiene la parroquia de San Sebastián ... mejor será decir la iglesia ... »

(V, 1877) es un ejemplo de una exposición precisa y clara desde el primer

momento.

Teniendo en cuenta que estamos leyendo, en cada caso, un acto de

contar -un acto de habla por parte del narrador- se hace patente la

importancia de este hecho: Ángel Guerra es el último texto narrado de

Galdós que se inicia con una narración dramática. Leyendo un poco más

allá de las primeras líneas de Ángel Guerra, vemos que esta primera escena

es el mejor ejemplo de un principio dramático en toda la novelística

galdosiana.

Menos tiempo del que empleo en decirlo tardó ella en correr desde la

salita a la entrada de la casa, y antes que abriera ya empujaba él ansioso

de refugiarse en la estrecha y apartada vivienda.

V CONGRESO GALDOSIANO _

Precipitemos la narración diciendo que la que abria se llamaba Dulcenombre,

y el que entró, Ángel Guerra, hombre más bien grueso que flaco, de

regular estatura, color cetrino y recia complexión, cara de malas pulgas

y ... Pero ¿a qué tal prisa? Calma, y dígase ahora tan sólo que Dulcenombre,

en cuanto le echó los ojos encima (para que la verdad resplandezca

desde el principio bueno será indicar sin rebozo que era su amante), notó

el demudado rostro que aquella mañana se traía, mohín de rabia, mirar

atravesado y tempestuoso (V, 1200-01).

Es obvio que este acto de contar no es expositivo, sino dramático. La

narración comienza en media res -en medio de la acción- y la representación

de la realidad parece ser por las percepciones del personaje

Dulcenombre: Dulcenombre "sintió los porrazos .... »; Dulcenombre "notó

el demudado rostro que aquella mañana se traía»; "la "tristeza de la angustiosa

y larguísima noche» es la tristeza de Dulcenombre.

El narrador le pasa la percepción de la acción a su personaje, pero

aún más, el narrador no sólo va contando la cosa, sino que también va

poniendo en relieve su papel de cuentista. Al decir "menos tiempo del

que empleo en decirlo», y "precipitemos la narración diciendo .... », y "dígase

ahora tan sólo ... » y "bueno será indicar sin rebozo ... », el narrador

nos está recordando a cada momento que esto es un acto de contar, y

también que él mismo -el cuentista, el historiador, el narrado- es el

que maneja la narración, escogiendo a cada paso la manera de contar la

cosa. Por eso el "Pero, ¿a qué tal prisa? Calma ... » Es decir, tranquilo tranquilo,

no hay que decirlo todo en el primer momento. No hace falta tanta

exposición.

Pues bien, en este principio narrativo de Ángel Guerra, estamos leyendo

no sólo un acto de contar, sino también el acto de hablar de las posibles

estrategias narrativas. Estamos presenciando el acto por parte del

narrador de escoger una postura más dramática que expositiva. En otras

palabras, la apertura textual de Ángel Guerra es un texto meta-narrativo:

es un momento en que el narrador indica claramente que tiene conciencia

de sus propios motivos, un momento reflexivo en que la voz textual

habla de cómo debe ser el texto mismo. Decir que es un texto reflexivo

es decir, en fin, que el narrador descubre sus propias técnicas narrativas

como un proceso consciente de manipulación de la historia que va contando.

El texto de Ángel Guerra resulta ser un momento clave en la novelística

galdosiana precisamente porque es la última vez que Galdós inicia

la narrativa por el motivo dramático. Después de 1891, todos los narradores

textuales de Galdós precipitan la narración expositivamente. Lo

curioso es que esta tendencia expositiva coincide con otro desarrollo en

el trabajo creativo de Galdós: su entrada en el teatro y su cultivación

de formas esencialmente dramáticas, formas caracterizadas por la

falta de una voz narrativa en el sentido tradicional: la novela dialogada,

la epistolaria, y la comedia.

Lo que ocurre es que la tendencia a la narrativa dramática pasa a las

,. BIBLIOTECA GALDOSIANA

obras puramente dramáticas, más bien teatrales, mientras que en los

textos narrados, se hace más patente desde el principio la presencia del

narrador como el intermediario que revela y que maneja la historia de la

realidad novelesca. Debe decirse que en cada novela de Galdós existe

gran variedad de motivos narrativos, que siempre hay cierta mezcla de

postura ex positiva y dramática. Mientras tanto, se puede decir que la técnica

que se utiliza para comenzar la narración es de suma importancia,

porque le da al texto cierto aspecto, cierto sentido de cómo se va a representar

esta realidad.

Lo que es cierto es que la época de Ángel Guerra y Tristana es un

momento de transición en la obra de Galdós, en lo técnico tanto como

en lo temático. El mayor énfasis en las cuestiones espirituales, la tendencia

a una postura narrativa más bien expositiva, y el nuevo interés en las

formas dramáticas subrayan de nuevo lo que ya sabemos y siempre hemos

sabido: que la obra creativa de Galdós siempre es nueva, que nunca

sigue igual que antes.

* Las referencias en el texto son a la edición de 1965 de las Obras completas (Madrid,

Aguilar).