NOVELA URBANA Y NOVELA •

REGIONAL: GALDÓS y PEREDA

DEL COSTUMBRISMO

A LA NOVELA

Magdalena Aguinaga Alfonso

El problema de las relaciones entre

costumbrismo y novela realista continúa siendo un escollo difícil de

resolver para la crítica literaria que se ocupa del renacimiento de la novela

realista.

En 1870, fecha en que Benito Pérez Galdós colabora en la Revista de

España -el órgano cultural más importante de aquella época-, escribe

en esta publicación el autor canario un articulo titulado "Observaciones

sobre la novela contemporánea en España» 1, imprescindible para descubrir

los cimientos estéticos de la futura novela urbana, que tendrá como

escenario básico las costumbres de la clase media:

.. Pero la clase media, la más olvidada por nuestros novelistas, es el gran

modelo, la fuente inagotable. Ella es hoy la base del orden social: ella

asume por su iniciativa y por su inteligencia la soberanía de las naciones,

y en ella está el hombre del siglo XIX con sus virtudes y sus vicios, su

noble e incansable aspiración, su afán de reformas, su actividad pasmosa.

La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión de cuanto

bueno y malo existe en el fondo de esta clase (oo.). La grande aspiración

del arte literario en nuestro tiempo es dar forma a todo esto» (pág. 112).

En este interesante articulo Galdós hace un análisis de la situación de

la novela en 1870 y advierte los nuevos rumbos sociológicos y estéticos

que se le imponen, tras la revolución de 1868, y se pregunta el por qué

de la decadencia de la novela en España:

.. Hay que buscar la causa del abatimiento de las letras y de la pobreza de

nuestra novela en las condiciones externas con que nos vemos afectados,

en el modo de ser de nuestra sociedad, tal vez en el decaimiento del

espíritu nacional o en las continuas crisis que atravesamos, y que no nos

I PÉREZ GALDÓS, B., .. Noticias literarias. Observaciones sobre la novela contemporánea

en España. Proverbios ejemplares y proverbios cómicos, por D. Ventura Ruiz Aguilera .. ,

Revista de España (Madrid), tercer año, tomo XV, núm. 57, págs. 162-172. Citaremos

por edición de BONET, Ensayos de critica literaria (de Benito Pérez Galdós), Barcelona, Península,

1990, págs. 105-120.

D BIBLIOTECA GALDOSIANA

han dado punto de reposo. La novela es producto legítimo de la paz: al

contrario de la literatura heroica y patriotera, no se cría sino en los períodos

de serenidad, y en nuestros tiempos rara es la pluma que no se ejercita

en las contiendas políticas» (págs. 106-107).

Otra causa de la decadencia de la novela es la falta de profesionalización

del escritor, que no puede vivir de su trabajo:

"l1ablarles de escribir obras serias y concienzudas es hablarles de otro

mundo. Todos ellos andan a salto de mata, de periódico en periódico, en

busca del necesario sustento, que encuentran rara vez; y la mayor recompensa

y el mejor término de sus fatigas es penetrar en una oficina, panteón

de toda gloria española» (pág. 107).

Arremete contra los folletines y las novelas por entregas, procedentes

de Francia, por su mala calidad (impresionismo y movimiento son los

rasgos buscados por los lectores) y por su carácter convencional.

A continuación ve como promotores del nuevo realismo en la gestación

de la novela a Fernán Caballero y a Pereda, particularmente ensalza

al segundo:

"Pereda es un pintor muy diestro: sus escenas montañesas son pequeñas

obras maestras, a que está reservada la inmortalidad ( ... ). En un horizonte

más vasto, aquel ingenio tan observador y perspicaz haría cosas inimitables,

satisfaciendo esa secreta aspiración de toda gran sociedad a manifestarse

en forma artística, produciendo una expresión o remedo de sí

mismo» (pág. 1 11).

Ideas que constituyen el cañamazo de la producción narrativa galdosiana

a lo largo de la serie de novelas españolas contemporáneas y que

mantendrá hasta finales de siglo. Con motivo de su ingreso en la Real

Academia Española pronuncia su discurso titulado "La sociedad presente

como materia novedable» 2 en el que se advierte su distanciamiento

de la burguesía por haber perdido el rumbo y la misión a que estaba

destinada:

"En resumen: la misma confusión evolutiva que advertimos en la sociedad,

primera materia del arte novelesco, se nos traduce en éste por la

indecisión de sus ideales, por lo variable de sus formas, por la timidez con

que acomete los asuntos profundamente humanos; y cuando la sociedad

se nos convierte en público, es decir, cuando después de haber sido inspiradora

del arte lo contempla con ojos de juez, nos manifiesta la misma

inseguridad en sus opiniones, de donde resulta que no andan menos desconcertados

los críticos que los autores» (pág. 163).

Veamos a continuación cuál es la postura de Pereda acerca de la no-

2 PEREZ GALDÓS, B., "La sociedad presente como tema novelable», en MENENDEZ PELAYO,

PEREDA Y GALDÓS, Discursos leidos ante la Real Academia Española en las recepciones

públicas del 7 y 21 de febrero de 1897. Citamos por edición de BONET, 1990, págs. 157-

165.

V CONGRESO GALDOSIANO 1m

vela regional, cuyas ideas explicó en su Discurso de ingreso en la Real

Academia Española en 1897.3.

Costumbrismo y regionalismo son consustanciales en el ideario estético

de Pereda. Defiende un tipo de novela provinciana, la novela de la

naturaleza, del arte eterno, que pretende resucitar el pasado y transmitirlo

a las nuevas generaciones en forma de costumbres y de tradiciones

seculares. Toma sus materiales del regionalismo que, tal como lo entiende,

se identifica con los aspectos costumbristas:

"se nutre del amor al terruño nataL a sus leyes, usos y buenas costumbres;

a sus aires, a su luz, a sus panoramas y horizontes; a sus fiestas y

regocijos tradicionales, a sus consejas y baladas, al aroma de sus campos,

a los frutos de sus mieses, a las brisas de sus estíos, a las fogatas de sus

inviernos, a la mar de sus costas, a los montes de sus fronteras; y como

compendio y suma de todo ello, al hogar en que se ha nacido y se espera

morir» (págs. 110-111).

Su valor más importante radica en el lenguaje y en el estilo:

"porque el lenguaje y estilo, no solamente han de ser la vida que dé movimiento

y color al cuadro literario, sino el alma que le infunda expresión,

fisonomía y carácter propios e inequívocos ( ... ), clásico y castizo, que ha

de ser personaL espontáneo o, desenvuelto, noble y jugoso» (págs. 136

y 138).

No deja de ser curioso que los términos que emplea para designar los

elementos constituyentes de la novela regional procedan del acervo costumbrista:

cuadro, fisonomía, carácter propio e inequivoco, lenguaje

castizo y clásico, etc.

Llama poderosamente la atención en este discurso el carácter polémico

con que Pereda se incorpora a la novela regional 4, a la que presenta

-a modo de antítesis ideológica- como oponente a la novela más generalizada,

la novela urbana representada por Galdós, de raices extranjerizantes

y sin color propio. El reivindicará como auténtica novela nacional

la novela provinciana, la novela de la naturaleza, sea del campo o de

la costa:

"libre aún del contagio de esa invasión extraña, que todo lo desnaturaliza,

confunde y amontona; del pueblo con sus leyes, usos, grandezas y

miserias, virtudes y preocupaciones, y, sobre todo, con su lengua originaL

rica y briosa; con sus modismos provinciales» (págs. 127-128).

El escritor montañés, orgulloso del calificativo de realista que recibió

en las críticas de sus primeros libros, hace suyo este apelativo para opo-

.3 MENÉNDEZ PELAYO, PEREDA Y GALD6s, Discursos leidos ante la Real Academia Española

en sus recepciones públicas del 7 y 21 de febrero de 1897, Madrid, Tello, 1897, págs.

99-147.

4 Vid. GONZALEZ I1ERRÁN, J. M., "Pereda y la novela regional», lnsula, julio-agosto (1992),

págs. 35-36

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ner su novela de costumbres como novela de los hechos, más real, más

castiza y menos retórica frente a la novela urbana, que es la novela de

las ideas e importa las novedades del extranjero, las nuevas teorías, los

análisis psicológicos, la novela distinguida -calificada con evidente ironía

con este término por el polanquino-; una novela en perpetua búsqueda

de la verdad del ser humano y, por tanto, dinámica, ya que concibe

al hombre en perpetua zozobra, en continuo proyecto hacia un futuro

siempre incierto.

Frente a ella Pereda aporta como alternativa una novela regional que

une a las características que venimos apuntando, la de ser estática, ya

que parte de una concepción del hombre en su condición esencial (no

existencial como sería en la novela urbana: el hombre en su circunstancia),

puesto que se basa en el carácter inmutable de la naturaleza humana,

un hombre plenamente integrado en su entorno del que forma parte

como la figura en el cuadro; de ahí el interés del autor montañés por la

identidad del hombre consigo mismo, es decir que siga siendo el mismo

a pesar de los cambios sociales. Este es un valor positivo en la escala

de valores de Pereda:

"Aquélla estudia las cosas en el estado en que las pone el movimiento

incesante de las novedades que pasan; ésta prefiere lo inamovible y duradero;

la una pule y cincela, investiga y ahonda en los organismos sociales

influidos por el medio ambiente, la otra esculpe las figuras de sus cuadros

en la roca misma de los montes, al aire libre y a la luz del sol. La primera

busca para fondo de sus creaciones el aliño artificioso de la ciudad, hechura

de los hombres; la segunda la naturaleza, obra de Dios e inmutable

y de todos los tiempos. Aquélla se cuida y se paga más del dibujo; ésta

del colorido» (pág. 131).

Interesante es este último término colorido en nuestra opinión, para

entender la conexión que Pereda establece entre novela regional y costumbrismo.

La novela en cuanto tal necesita de personajes verosímiles,

sin los cuales no hay relato posible y el costumbrismo aportará el color

local de la región o de la provincia de que se trate, sin menguar para

nada la profundidad del personaje. Y esta confluencia se da en Pereda

según Galdós:

"Lo que importa es que el artista sepa encontrar la desnudez humana, y

acierte a amarla con el colorido local sin que sus bellezas se pierdan,

y en esto es Pereda consumado maestro. Sus obras rebosan de vida, de

verdad; su estilo abraza todos los tonos, desde el lenguaje privativo con

que da existencia tangible a los tipos populares, hasta la expresión cadenciosa

y grave que aborda los temas descriptivos, narrativos y psicológicos

» 5.

Por tanto y enlanzando con el complejo problema de las relaciones

5 PÉREZ GALD6s, B., "Discurso. Contestación a Pereda", edición de BONET, 1990,

pág. 180.

V CONGRESO GALDOSIANO 1m

entre costumbrismo y novela realista vemos que no siempre el costumbrismo

es un lastre para ésta, como Montesinos 6 ha sostenido, o su antítesis,

como señala Ferreras 7, etc. Dependerá, en nuestra opinión, de las

funciones externas y de la conveniente graduación que desempeñen los

elementos costumbristas en la novela: si contribuyen a crear ambientes

o escenarios de una determinada época o lugar o a dar un colorido a los

personajes a través de sus modos de vestir, de las costumbres, de

los procedimientos descriptivos, del lenguaje, etc., aumentarán la sensación

de realidad. De lo contrario, si se aplican los moldes costumbristas

a aspectos que requieren profundidad e individuación, como es el caso

de los personajes o a la concepción de la historia, el tratamiento del

tiempo o del espacio, etc., los procedimientos genéricos del costumbrismo

ahogarán la novela, estatizándola o cuarteándola en compartimentos

estancos e impidiendo el movimiento esencial a la trama narrativa 8.

6 Cfr. MONTESINOS, J. F., Costumbrismo y novela, Madrid, Castalia, 1983, pág. 135: "El

costumbrismo creó entre nosotros el gusto por la menuda documentación, pero hizo que

ésta fuera formularia e inimaginativa. Enseñó a ver muchas cosas, pero siempre las

mismas o poco variadas. Todo esto no hubiera sido tan nocivo si el costumbrismo, al

incorporarse a ella, la hubiera dejado ser novela, si se hubiera mantenido en ella en

una posición modestamente funcionaL y los autores no lo hubieran desplegado lujosamente,

haciendo gran caudal de él. El jugar las "costumbres" contra el corazón de los

personajes desequilibró y malparó muchas novelas que hubieran podido ser excelentes».

7 Para FERRARAS, J. 1., "Novelas y costumbrismo», en Introducción a una sociologia de

la novela española del siglo XIX, Madrid, 1973, pág. 187; hay que entender el costumbrismo

como desintegración de la novela más que como causante de ella: "El costumbrismo

no solamente nace de una novela, sino del cadáver de una novela, y no puede

conservar el más pequeño aliento vital de la misma. Todo estudio sobre las relaciones

o determinaciones entre costumbrismo y novela debe ser invertido de arriba abajo: hay

que partir de la producción de una novela y solamente después, cuando llega el momento

de la liquidación de esta novela, puede estudiarse el costumbrismo». Frente a Montesinos

y Ferreras, portavoces de la postura negativa acerca de la influencia del costumbrismo

sobre la novela, está la postura positiva, sostenida en la crítica del siglo XIX por

Emilia Pardo Bazán y E. Gómez de Baquero, Andrenio. Vid. PARDO BAZÁN, E., La cuestión

palpitante (prólogo de Clarín), Madrid, V. Saiz, 1883: "Para decir dónde empieza el realismo

español contemporáneo, hay que remontarse a algunos pasajes de Fernán Caballero,

y sobre todo a los autores de las Escenas matritenses y AyeJ; hoy y mañana, sin

olvidar a Fígaro en sus artículos de costumbres ... Hay una reciente edíción de esta obra

realizada por González Herrán, J. M., Barcelona, Anthropos, 1989. Para Gómez de Baquero

lo que debe la novela realista al costumbrismo fue la preparación al establecer el

procedimiento de observación como cimiento de la nueva novela y la sociedad contemporánea

como escenario. Vid. GÓMEZ DE BAQUERO, BI renacimiento de la novela en el siglo

XIX, Madrid, Mundo Latino, 1924, pág. 39_ "En resumen, lo que trajeron los costumbristas

fue un aprendizaje de observación y de deducción». Esta relación positiva está defendida

en la crítica contemporánea por CORREA CALDERÓN, E., Costumbristas españoles,

Madrid, Aguilar, tomo L 1964: "El costumbrismo, germen de la novela realista», págs.

XLVI-LI.

8 Sobre lo perjudícial o lo benefícioso del costumbrismo en la novela cfr. GONZALEZ

HERRAN, J. M., "Sotileza y Peñas arriba: su signifícado en el conjunto de la obra de José

María de Pereda», en Homenaje a Ignacio Aguilera y Santiago, Santander, Institución

Cultural de Cantabria, 198 L págs. 148-149: "la influencia del costumbrismo es perjudicial

cuando el escritor concibe la historia, sus personajes, sus escenarios, sus situaciones

con actitud de costumbrista y no de novelista. Pero que puede ser beneficiosa, y lo

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Cuando lo verosímil se identifica, como en el caso de Mesonero Romanos

en Panorama matritense, con sustraer el contenido imaginativo de

la narración, entonces el personaje en lugar de transformarse en un

motivo de sutil exploración se convierte en un tipo que ilustra las características

de un ambiente y al mismo tiempo carece de vida interior.

En Galdós se ve con claridad esta relación entre costumbrismo y novela

realista:

«La aspiración de la sociedad actual a exteriorizarse, se manifiesta ya con

alguna energía en el sin número de cuadros de costumbres que han visto

la luz en los últimos años. De este modo se inician los grandes períodos

de la literatura novelesca, que no llega a producir sus grandes y más preciados

frutos sino después de una lenta y laboriosa prueba. De estos cuadros

de costumbres que apenas tienen acción, siendo únicamente ligeros

bosquejos de una figura, nace paulatinamente el cuento, que es aquel

mismo cuadro con un poco de movimiento, formando un organismo dramático

pequeño, pero completo en su brevedad. Los cuentos breves y

compendiosos, representan el primer albor de la gran novela, que se forma

de aquéllos, apropiándose sus elementos y fundiéndolos todos para

formar un cuerpo multiforme y vario, pero completo, organizado y uno,

como la misma sociedad» 9.

Esta cita nos parece que encierra un gran interés por proceder del

gran restaurador de la novela en España, quien reivindica el origen costumbrista

y la importancia del cuento en dicho proceso. Por tanto el orden

cronológico sería: cuadro de costumbres-cuento-novela realista. Esta

es también nuestra opinión. En cualquier caso hay que reconocer que el

costumbrismo conquistó un espacio de lectura y unos métodos de observación

de la realidad circundante -predominantemente de la clase

media 10_ que prepararon las bases de la novela realista. La novela y el

cuento realistas tienen, por tanto, su base en el costumbrismo. De ahí

que el realismo español fuese local y mantuviese su apego al terruño 11.

Pero no es sólo cuestión de proporciones el espacio que el costumbrismo

ocupe en una novela sino de a qué elementos narrativos se aplica.

En nuestra opinión una novela requiere, por aplicar términos chomskianos

sin el contenido lingüístico que él les da, una estructura superficial

(ambientes, decorados, personajes secundarios) y una estructura

profunda (personajes principales, historia singular, tiempo y espacio bien

determinados), un trueque de ambas malograría el fruto novelístico: el

descriptivismo costumbrista constituiría la estructura superficial y la narración

de un proceso temporal y espacial específico y bien determinado

con sus personajes, la estructura profunda.

es, como elemento que ayuda a configurar la realidad reflejada en la novela, en sus aspectos

más superficiales o externos».

9 PÉREZ GALDÓS, B., en edición de BONET, 1990, pág. 113.

10 KIRKPATRlCK, S., ccThe Ideology of Costumbrismo», en Ideologies and Literature, 11,

núm. 7 (1978), págs. 28-44.

II SAINZ DE ROBLES, F. C., El espíritu y la letra (cien años de literatura española' 1860-

1960), Madrid, Aguilar, 1966, pág. 12.

V CONGRESO GALDOSIANO 1m

Ciertamente, aunque la teoría de Ferreras sobre el costumbrismo encierra

importantes apreciaciones, sin embargo nos parece que falla en la

consideración de la historia literaria, ya que ve el costumbrismo como

repetición ciclica en las diversas épocas de la historia, sin aportar ninguna

novedad:

"En resumen: el costumbrismo recoge de la novela lo menos novelesco y,

en este sentido, el costumbrismo no es más que el final de un género y

no un género literario con vida propia. De aquí la inmovilidad del mismo

a través del tiempo; de aquí, que como señalábamos, cuarenta años de

costumbrismo en el siglo XIX no presenten esencialmente ninguna progresión,

ningún retraso tampoco, ninguna variación, en suma» 12.

Entonces ¿cuál es la novedad que advertía Larra en Panorama matritense

de Mesonero? 1.3

A esta cuestión queremos ofrecer una posible respuesta: a una consideración

dieciochesca de una mímesis de la realidad universal y abstracta

se impone en el Romanticismo una imitatio naturae local y temporalmente

limitada, con lo que el artículo de costumbres deberá dar una ilusión

más inmediata de realidad y fijarse en lo circunstanciaL en lo pintoresco

y en lo autóctono como manifestaciones de verosimilitud. La prensa

periódica será el nuevo vehículo de esta nueva mimesis costumbrista

de la realidad. Así lo reconoce Larra:

"Los periódicos fueron, pues, los que dieron la mano a los escritores de

estos ligeros cuadros de costumbres, cuyo mérito principal debía de consistir

en la gracia del estilo» 14.

De este modo los costumbristas romántícos se fijan en la clase media

como la determinante de imprimir una fisonomía al país. Y aunque

traten de otros ejemplares de la clase alta y baja, su lectorado predominante

es la clase media, a la que gusta verse reflejada en los cuadros de

costumbres. Y de aquí es fácil el acceso a la novela urbana representada

por Galdós según vimos anteriormente, que buscará sus materiales entre

esta clase media, previa una transformación que ha señalado muy

bien José Escobar 15:

12 FERRERES, J. I., 1973, págs. 186-187.

t:3 LARRA, M. J., "Panorama matritense», artículo primero en edición de SECO SERRANO,

1960, tomo 11, pág. 238: "Este género, tal cual le cultiva tan felizmente entre nosotros

el Curioso Parlante, es enteramente moderno, y fue desconocido a la antiguedad». Y va

haciendo un recorrido a lo largo de la historia para concluir que el moderno artículo de

costumbres debe ofrecer una visión partícular, no genérica como en el siglo XVIII, del

hombre y la sociedad de la época' "la España está hace algunos años en un momento

de transíción; influida ya por el ejemplo extranjero, que ha rechazado por largo tiempo,

empieza a admitir en toda su organización social notables variaciones; pero ni ha dejado

enteramente de ser la España de Moratín, ni es todavía la España inglesa y francesa

que la fuerza de las cosas tiende a formar».

14 Ibídem, pág. 239.

15 ESCOBAR, J., "La mímesis costumbrista», Romance Quateny, vol. 35 (1988), núm.

3, pág. 267.

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"Sobre el horizonte literario de este costumbrismo adaptado circunstancialmente

a la "medianería de la sociedad" se sobrepone la novela realista

en una relación intertextuaL asumiendo los materiales elaborados por

la figuración costumbrista, pero transformándolos y superándolos a la vez,

es decir, profundizando su "superficialidad morar"

He aquí un importante punto de encuentro entre dos formas de costumbrismo

que darán lugar, en nuestra opinión, a los dos ingredientes

esenciales a la novela realista según el planteamiento galdosiano de la

novela: un costumbrismo urbano, al estilo de Mesonero 16 y Larra, continuado

y novelado por Antonio de Flores, puede proporcionar los materiales

para la novela urbana cuya culminación es Benito Pérez Galdós; un

costumbrismo regional al estilo de Estébanez Calderón, Trueba, continuado

y transformado en novela de costumbres por Fernán Caballero,

pero eliminados su sentimentalismo romántico y su excesivo pintoresquismo,

culminará en la novela regionalista de José María de Pereda. Pensamos

con Galdós que ambos tipos de novela no se incluyen sino que

se complementan y que sería injusto, además de falso con respecto a la

historia estética y literaria que da testimonio de ello, excluir de la novela

realista a la novela regional. La novela es un reflejo de la sociedad y si

ésta es dualista, como es el caso de la española, dicho dualismo debe

ser reflejado en la novela para que ésta sea real, española y contemporánea:

"La sociedad en que hemos nacido nos da su propio ser; diríase que reparte

o distribuye en sus hijos sus calidades fundamentales, para que

seamos lo que es ella misma, y hagamos real el dualismo que por naturaleza

la constituye. La sociedad presente es en todos los momentos, y con

acción simultánea, revolucionaria y conservadora. si en el orden político,

regido por el tiempo, se manifiestan alternativamente y con movimiento

pendular estos dos estados, en el orden literario aparecen juntamente.

Los hechos alternan. Las ideas coexisten, y aparecen confundidas como

apretados hilos de una tela sutil. La sociedad siente y expresa también su

anhelo de reparar las energías perdidas en aquel esfuerzo. Piensa en lo

nuevo; piensa en lo inmutable. Sus aspiraciones a lo desconocido se confunden

con el profundo amor de su ingénito y de sus propiedades esenciales:

Un doble instinto, y así lo expreso o por no poder expresarlo de

otro modo, la mueve constantemente: el instinto de renovación, el instinto

de reparación .. 17.

16 Cfr. VARELA HERVÍAS, E., "Cartas de José María Pereda (a Mesonero Romanos), Bft/,

LX (1958), pág. 378. En carta fechada en Santander, el 23 de abril de 1880 Pereda se

identifica con el ideario estético de Mesonero Romanos acerca de la novela española:

"Creo, como usted, que no es el género transcendental lo que mejor se pega al carácter

de la novela española; pero anda en la atmósfera de las costumbres actuales, y se impone

al novelista. La gran participación que doy en las mías a lo popular y viJJanesco, a

lo característico y permanente, así en costumbres como en paisajes, prueba bien a las

claras lo acorde que estamos en ese punto y las corrientes que me arrastran. Este es

nuestro terreno y el verdadero terreno del arte ... Ideas que, como hemos visto, vuelve a

repetir diez y siete años más tarde en su discurso en la R.A.E.

17 PÉREZ GALOÓS, B., "Contestación (a Pereda) ... Edición de L. BONET, págs. 174-175.

V CONGRESO GALDOSIANO _

Sirviéndonos de una alegoría podemos concluir este enfoque de la

novela realista, según las orientaciones de Galdós, diciendo que la novela

urbana y la novela regional son los dos pulmones mediante los que

respira la sociedad decimonónica del último tercio de siglo; el movimiento

de diástole (expansión) representado por la novela moderna y ciudadana

es frenado por el movimiento de sístole (contracción), representado

por la novela castiza y regional. Y ambas, exigiéndose mutuamente,

hacen posible la andadura de la novela realista. En Pereda ve Galdós el

máximo símbolo de la reacción necesaria a las también necesarias tendencias

renovadoras:

"Tenemos, pues, en Pereda el contrapeso poderoso de las impaciencias

innovadoras. Nuestra literatura novelesca ha logrado ese beneficio, y por

eso está equilibrada, y por eso vive. Vive, porque ha podido ensanchar su

esfera de ideación en mayor o menor grado; vive, porque ha sabido sostener

el alma y los modos de la raza. Lo armónico de este conjunto se

comprende y aprecia mejor, advirtiendo que las tentativas de renovación

no tendrían eficacia sin ese contrapeso que les impide lanzarse a desvaríos

peligrosos, ni ese contrapeso valdría lo que vale si no existiera algo

que le estimula en su misión grandiosa" 18.

Dos grandes amigos, dos modos opuestos de pensar y de escribir se

complementan 19 y se enriquecen mutuamente sin exclusivismos y ambos

harán posible el edificio de la novela contemporánea en España 20.

Sin embargo, una crítica literaria excesivamente sentimental y escasa de

racionalidad 21, ha querido relegar durante largos años a un segundo pla-

18 Ibídem, págs. 177-178.

19 Hacemos nuestra la opinión de SECO SERRANO, c., Mesonero Romanos. Obras, Madrid,

Biblioteca de Autores Españoles, 1967, tomo L pág. LV sobre moderación en los

juicios: "Es bastante común, sobre todo en nuestro país, dar por supuesta una falta de

firmeza o de solidez en las posiciones de equilibrio, cuando son, por el contrario, las

más firmes y sólidas, al rehuir un sectarismo que, como decía Ortega, supone siempre

ula negación, menos un punto, de todo el resto de la realidad vital .. ; con la contrapartida

de que esta realidad forzosamente excluida, como no deja de ser real aunque la neguemos,

acaba por volver siempre, imponiéndose aún a aquéllos que habían pretendido

ignorarla ...

20 AzORÍN, "El centenario de Pereda .. (1933), en Obras Completas (Introducción, notas

preliminares, bibliografía y ordenación por Angel Cruz Rueda), Madrid, tomo IX, 1954,

pág. 1346: "El prestigio de Galdós ha dañado en cierto modo a Pereda. Veíamos en

Galdós una cosa, y considerábamos la contraria en Pereda. Y porque Galdós tenía tales

o cuales condiciones, ansiábamos, sin poderlo remediar, que Pereda tuviera las mismas.

y como no las tenía, decíamos que Pereda era inferior a Galdós. Nos equivocábamos de

medio a medio. Y no teníamos, al hacer tales consideracíones, la ecuaminidad que debe

tener un crítico. Ha pasado el tiempo; han transcurrido los años. Las luchas y pugnas

que antes nos enturbiaban la visión exacta de la obra de Pereda, han desaparecido".

Nos parece un juicio a tener en cuenta a la hora de hacer una critica perediana de nuevo

cuño, libre de los antagonismos de la crítica literaria del pasado.

21 BONET, L., "Introducción: Galdós, critico literario .. , 1990, pág. 26: "Por ello, Pereda

tan injustamente olvidado por culpa de sus indudables defectos, también, a causa de

una critica "progresista" mal entendida, más emocíonal que racionalista, es un ejemplo

casi patético de las posibilidades y, al mismo tiempo, los lastres excesivos que el cos_

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no un modo de novelar que el propio Galdós, con su generoso armonismo

ensalzó y a un escritor de quien se consideró discípulo en sus primeros

balbuceos narrativos 22.

tumbrismo encerraba". CLAME, A. N., Pereda, paisajista (el sentimiento de la naturaleza

en la novela española del siglo XIX), Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1969,

pág. 74; admite simultáneamente las aportaciones de Galdós y de Pereda a la novela

realista: ,,¿En qué rasgo de su arte pensamos enseguida al oír mentar el nombre de Galdós?

Seguramente en los personajes de sus novelas, como individuos o como sociedad.

y en el caso de Pereda pensamos indudablemente en los paisajes, el costumbrismo, la

exaltación de la Montaña; pensamos, en fin, en el idilio".

22 GALDOS, B. P., "Prólogo a El saber de la tierruca", edición de BONET, L., 1990,

pág, 150: "Conoci a Pereda hace once años cuando había escrito las Escenas Montañesas

y Tipos y paisajes. La lectura de esta segunda colección de cuadros de costumbres

impresionó mi ánimo de la manera más viva. Fue como feliz descubrimiento de hermosas

regiones no vistas aún, ni siquiera soñadas. Sintiéndome con tímida afición a trabajos

semejantes, aquella admirable destreza para reproducir lo naturaL aquel maravilloso

poder para combinar la verdad con la fantasía y aquella frma llena de vigor y hechizo

me revelaban la nueva dirección del arte narrativo". También JIMÉNEZ mUD, A., Juan

Valera y la generación de 1868, Madrid, Taurus, 1973, pág. 68; sostiene que hay que

hacer justicia a Pereda en ese abrir un camino a la moderna novela española que Pérez

Galdós llevaria a su cumbre: "El la alejó del dulzón sermoneo de Fernán Caballero, de

las puerilidades y superficial optimismo de Trueba, de las embrolladas extravagancias

de Fernández y González y del convencionamismo de escuela de los novelistas románticos;

la notificó con el vigor de su lengua y con el firme dibujo de rudas pasiones y

primitivos caracteres; y, por último, la llevó a un rango más elevado, ensimismándose

(como de él dijo Galdós) para encarnar en sí la España soñadora de lo pasado, y para

realizar esta labor presentando las dos caracteristicas culminantes del arte castellano:

la austeridad en las ideas fundamentales y la gracia en la forma".