TORQUEMADA,

SEDUCIDO Y ABANDONADO *

Ana H. Fernández Sein

Entre los personajes de Benito

Pérez Galdós que reaparecen en sus novelas a la manera balzaciana algunos

también pasan de una participación incidental o secundaria en

una a un protagonismorevelador y a menudo doloroso y problemático

en otra. Este es el caso de dos cincuentones cuyas vidas novelísticas tienen

su arranque en el heterogéneo y poblado mundo social de Fortunata

y Jacinta y van a terminarlas en textos extrañamente saturados de

referencias monetarias, animalescas y religiosas: el cesante Villaamil en

MIAU y el prestamista Torquemada en la serie que lleva repetido su apellido

en cada uno de los títulos que la componen. Al parecer, a Galdós

le interesó casi al mismo tiempo prolongar sus respectivas existencias,

ya que redactó MIAU después de concluir Fortunata y Jacinta, o sea, en

1888, y Torquemada en la hoguera poco después, en 1889. Aunque no

retomaría la historia posterior del avaro hasta 1893, gracias a Robert

Weber sabemos que don Benito tenía pensadas ya en 1889 -el año de

TH- las enfermedades y muertes tanto de Torquemada como de la que

sería su segunda esposa, así como la anormalidad del hijo de ambos y

habría consultado a su amigo el doctor Tolosa Latour acerca de los datos

médicos que apoyarían la trama planeada l. Faltan en esos apuntes

de 1889 dos personajes de la serie que concluiría en 1895 y que desempeñan

un papel crucial en Torquemada y San Pedro, su cuñada Cruz

y el sacerdote Gamborena. ¿Sería porque no padecen síntomas que deban

constatarse con una autoridad en el campo o porque todavía no

«existían» en 1889? Me inclino por esto último y de las dos ausencias del

proyecto de 1889 me parece la de Cruz la más narrativa y hasta significativa,

en vista de la totalidad de la serie terminada.

En aquel momento Galdós trabajaba en dos proyectos diferentes al

mismo tiempo: uno, la novela epistolar La incógnita y su continuación y

* Este trabajo es parte de uno más extenso acerca de MIAU y la serie de Torquemada,

ahora en preparación. AquÍ me limito a Torquemada en la cruz.

1 "Galdós' Preliminary skerches for Torquemada y San Pedro 11, Bulletín of liispanic

Studies, XLIV (1967): 16-27.

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

contrapartida, la que llamó novela dialogada, Realidad, ambas de 1889;

y el otro, que según parece se desarrollaría en dos novelas separadas, la

novelita corta Torquemada en la hoguera y su continuación y conclusión,

engavetada por varios años. Entre la novelita publicada y el final proyectado

quedó, pues, un vacio, un medio que se fue gestando mientras don

Benito trabajaba en Angel Guerra, Tristana y La loca de la casa, en las

que aparecen preocupaciones, temas, peculiaridades de conducta y carácter

de los personajes y otros elementos que aflorarán de nuevo metamorfoseados

en Torquemada en la cruz, Torquemada en el Purgatorio y

Torquemada y San Pedro. Baste señalar solamente, por falta de tiempo,

que retoma en ellas una de sus preocupaciones persistentes presente en

La loca de la casa, como lo es la posibilidad de la reconciliación de las

clases sociales; curiosamente, uno de los personajes llamado a llevarla

a cabo exitosamente en La loca de la casa se apellida Cruz: ¿casualidad?

A esa gestación contribuye, creo, la relectura o el recuerdo de una

lectura anterior de una novela de Charles Dickens, autor al que don Benito

frecuentaba más de lo que pensamos. En el caso que nos concierne

ahora se trata de Dombey and Son (en traducción al francés en su

biblioteca), cuya trama reviste especial interés como veremos. Un rico

comerciante londinense, viudo con dos hijos -niña y niño, por más señas-

pierde a su preferido -el varoncito, claro- tras una penosa enfermedad

infantil; solitario y vulnerable a pesar de su exterior de británico

lacónico, el magnate cae victima de una intriga matrimonial elaborada

por un amigo adulador y dos aristócratas empobrecidas, madre e hija.

Valga aclarar que la tarea de seducir y atrapar al viudo acaudalado corre

más por cuenta de la madre y el amigo mutuo, Mrs. Skewton y Major

Bagstock, que de la hija, Edith, quien atrae a Dombey más por su belleza

y altivez que por sus esfuerzos de conquistarlo; la necesidad apremiante,

sobre todo, la lleva a entrar en una relación que ve como una

transacción comercial más de su futuro marido. Valga aclarar, además,

que la alegada victima colabora con sus «captores», ya que le halaga profundamente

emparentar con aristócratas y los dos aduladores aliados se

ocupan de estimular su vanidad a más y mejor. ¿Suena familiar?

Estamos, creo, una vez más ante una muestra del interés profundo

que manifestaba Galdós en explorar cómo se podrían adaptar ciertas

ICconfiguraciones narrativas» que hallaba en novelas de autores hacia los

que experimentaba una afinidad especial, en particular Dickens y Balzac.

Acertadísima observación de Stephen Gilman, cuyas palabras he citado

ya en otras ocasiones: «Having discovered as a reader a new and possibly

reusable narrative pattern, he would then 'translate' the foreign meaning

there presented in terms of his vision of nineteenth century

Spain» 2.

Galdós ICtraduce», según el término de Gilman, algunos aspectos de

Dombey and San, transformándolos para sus propios fines a la vez que

2 Galdós and the Alt of the European Novel, 1867-1887 (Princeton, 1981), pág. 155.

V CONGRESO GALDOSIANO _

conserva los lineamientos generales de su «configuración narrativa .. y el

talante satírico del texto de Dickens. Para éste, por ejemplo, las relaciones

entre Florence Dombey y su padre constituyen el eje de la novela, y

la muerte de su hermanito Paul y el segundo matrimonio del jefe de la

familia forman parte importante pero subordinada del tortuoso y torturador

proceso de alejamiento y acercamiento final de ambos. Para Galdós,

las relaciones entre Rufinita y su padre quedan relegadas a la periferia de

sus novelas, mientras la muerte del primer hijo varón y la historia del

segundo matrimonio ocupan el centro de interés de la narración. Y aunque

sobre ella gravitan las preguntas medulares del texto dickensiano -

¿qué es el dinero? ¿para qué sirve si no provee la felicidad ni salva de la

muerte?-, don Benito opera cambios significativos tales como alterar las

relaciones entre marido y mujer, al punto que Fidela -como indica su

nombre- no le faltará a su marido y hasta le dará el hijo varón con que

sueña, o como trasladar parte del papel de la madre en Dombey a la

hermana mayor de la esposa en la suya. Además, acentúa la distancia

social y cultural entre el viudo y sus nuevos parientes de modo que se

pueda explotar el potencial cómico y hasta sainetesco al máximo, subrayando

el plebeyismo del marido rico y el refinamiento de los aristócratas

venidos a menos, amén de convertir a su ricachón en avaro y a la nueva

y autoritaria cuñada en derrochadora.

Es este personaje femenino el que, según mi hipótesis, provee el Ímpetu

narrativo necesario para echar a andar el proyecto novelístico engavetado

en 1889. A su gestación contribuyen con ciertos atributos o rasgos

personales algunas criaturas dickensianas y galdosianas: la altivez,

buen gusto e inteligencia de Edith Dombey, la duplicidad de su madre;

el autoritarismo de doña Sales y la virginidad feroz de Leré (ambas de

Angel Guerra); la energía de Victoria (en La loca de la casa); la pasión por

figurar de doña Pura (pero a escala ni soñada por ésta) y como ella destinada

a causarle grandes padecimientos al jefe de familia por razones

monetarias (MIAU).

Es Cruz del Aguila y de la Torre Auñón quien en realidad seduce a don

Francisco Torquemada en Torquemada en la cruz para luego dominarlo

tiránicamente disponiendo de su persona y bienes en las dos novelas

restantes de la serie. Galdós la dota de dos aliados, Donoso y Gamborena

-personajes que tampoco aparecen en las notas de 1889 y que al

parecer también se gestan entre ese año y 1893-5-, colaboradores tan

afines en sus funciones que una vez Donoso cumple su cometido dentro

de los «grandes designios .. de la dama y casi desaparece del texto,

Gamborena le toma el relevo; además, ambos curiosamente guardan

cierto parecido físico entre sí en lo referente a la pulcritud de persona y

ropas y, sobre todo, la reluciente calvicie.3, datos que parecen reforzar

:3 Véanse las respectivas descripciones de Donoso en la edición de Alianza Editorial

(1967), página 118, y Gamborena, pág. 475. De aquí en adelante las referencias de

página aparecen indicadas en el texto

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

su similitud dentro de la serie. Aunque ellos parecen asumir un rol directo

en ciertos momentos claves -Donoso propone poner en práctica el

proyecto matrimonial que habría ideado doña Lupe, Gamborena opina

sobre la disposición de los bienes de Torquemada que aseguraría la

salvación de su alma-, la aristócrata los subordina a sus necesidades y

deseos durante la ejecución de los planes que atañen al ricachón. De

hecho, la autoridad patriarcal queda algo maltrecha en sus manos.

La función motora decisiva que desempeña Cruz de Aguila en la serie

se revela gradualmente al lector de Torquemada en la cruz. Aparece ya

en el velorio de doña Lupe la de los pavos, .. de dulce memoria» según el

narrador (1: 2), destacándose entre las personas allí presentes como .. la

que expresaba pena más sincera y del corazón» y .. enjugando sus lágrimas

que parecian verdaderas»; enseguida impacta y atrae a Torquemada

por .. su aspecto noble hasta la pared de enfrente, ... toda ella pulcra,

decente, requetefina, despidiendo de su persona lo que Torquemada llamaba

olorcillo de aristocracia" (pág. 82). La escena de malentendido

cómico que sigue será emblemática de muchas otras entre los dos personajes

a lo largo de la serie: soltura de modales y facilidad de palabra

de la dama, desconcierto y lapsos verbales torpes del prestamista que

siente la seguridad en sí misma y la superioridad social de la otra como

humillación y acicate a la vez. en esta primera ocasión la señora se muestra

ajena por completo a .. la idea estrafalaria» de la pobre difunta de que

alguien de su familia pudiera casarse con el avaro viudo. Y así lo acepta

éste, apabullado porque acaba de cometer la torpeza de mencionársela

precisamente a la elegante desconodida y a sabiendas de lo trastornado

que tenía doña Lupe su cerebro antes de morir. (Y así también la cree el

lector, que todavía no la conoce.) El impacto hace que durante el entierro

se le vaya a Torquemada .. la imaginación en seguimiento de la señora

del Aguila, y fluctuaba entre el deseo y el temor de volverla a ver ..

(pág. 89); quiere mostrarse capaz de alternar con personas finas y teme

al ridiculo posible en la entrevista que deberán sostener acerca de los

pagarés de la familia que ahora maneja el prestamista. En esa visita queda

tan impactado con las dos señoras del Aguila que resulta dificil determinar

cuál le impresiona más, aunque cada una lo afecta de modo diferente.

La mayor, vestida .. de trapillo ... a él se le antojó tan elegante como

el día anterior» (pág. 91), e, igualmente importante o más para sus relaciones

posteriores .. la elocuencia de la noble señora le fascinaba, y la

fascinación le volvía tonto, dispersando sus ideas por espacios desconocidos

e inutilizando para la expresión las poquitas que le quedaban»

(pág. 99). A la menor .. no le quitaba ojo ... era una preciosa miniatura»

rubia, delicada, .. señorita de estirpe» (págs. 95-6), que también domina

el arte de la conversación: .. Pues ésta -pensó el avaro, de admiración en

admiración- también se explica, ¡ñales! ¡Qué par de picos de oro!»

(pág. 96).

El impacto ha sido tal que Torquemada se sentirá .. en presencia de

una estupenda crisis», sólo que la crisis es una combinación del efecto

V CONGRESO GALDOSIANO _

de las hermanas sobre él y su decisión de perdonarles los intereses del

préstamo. Lo que no quita que se trate de la experiencia decisiva en la

vida del personaje, una "incitación .. a transformarse casi quijotesca:

... Veía como un germen de otro hombre dentro de sí, como un ser nuevo,

misterioso embrión, que ya rebullía, queriendo vivir por sí dentro de la

vida paterna. Y aquel sentimiento novísimo, apuntado como las ansias del

amor en quien ama por vez primera, le producía una turbacíón juvenil,

mezcla de alegrías y temor. Dirigióse, pues, a casa de las señoras del Aguila

como el novato de la vida, que después de mil vacilaciones se decíde a

lanzar su primera declaracíón amorosa. Y por el camino estudiaba la frase,

rebuscando las que tuvieran el saborete melifluo que al caso correspondía

.... (pág. 113).

Esta descripción que nos ofrece el narrador -y por experiencia sabemos

que nada escrito por Galdós es sencillo- apunta a una curiosa confusión

de sentimientos y términos que se extiende a la "declaración amorosa ..

misma, hecha a la hermana mayor: al galán se le enredan las palabras

"hasta que dando un brinco, de locución, se entiende, fue a caer despanzurrado

en el terreno de la verdad pura y concisa: ¡Ea! Señora, que no

cobro intereses, que no los cobro aunque me lo mande el Verbo ... " La

otra, en control siempre, acepta sin remilgos: "Diríase que esperaba el

rasgo, y su sonrisa benévola y graciosa de mujer bien curtida en la sociedad

revelaba la satisfacción de una sospecha confirmada .. (pág. 114).

Y añadiríamos, su sonrisa revela la satisfacción del gato, mejor dicho, la

gata al ver al ratón "caer despanzurrado .. ante ella.

La primera de las dos partes de Torquemada en la cruz, enfocada en

las experiencias de un don Francisco "incitado .. a adquirir los modales y

el lenguaje de un caballero de su tiempo 4, es la historia de una amistad

que progresa aceleradamente desde mediados de mayo -la muerte de

doña Lupe ocurre para la fiesta de San Isidro- y en cuestión de mes y

pico desemboca en proyecto matrimonial. Es Donoso, el buen amigo de

la casa a quien el ricachón ha tomado como su modelo social, el que

con diplomacia a la par que premura lleva al viudo a pensarlo y desearlo:

primero le sugiere mudarse a mejor vivienda, después aconsejándole

cambiar de estado civil que es, según afirma, lo que conviene a la sociedad

y a un hombre de su talento y riqueza. Y no escatima argumentos al

hablarle:

«Dígame, ¡de qué le sirven sus millones? Reflexione ... considere que nada

puedo aconsejarle yo que no sea la misma lealtad. La posicíón quiere

casa, y la casa quiere familia. ¡Buena andaría la socíedad si todos pensasen

como usted y procedieran con ese egoísmo furibundo! No, no; nos

debemos a la socíedad, a la cívilizacíón, al Estado. Crea usted que no se

puede pertenecer a las directoras sin tener hijos que educar, cíudadanos

útiles que ofrecer a esa misma colectividad que nos lleva en sus filas,

porque los hijos ..... (págs. 138-9).

4- Uso el término en el sentido en que Stephen Gilman lo emplea acerca de personajes

como fortunata o don Qu¡jote.

mE BIBLIOTECA GALDOSIANA

Es Donoso quien, desinteresadamente también, según parece, revive el

proyecto de doña Lupe -lo hace precisamente la noche de San Juany

se propone a sí mismo como negociador con las señoras. Que Torquemada

desconozca hasta casi primeros de julio con cuál de las Aguilas se

estaría casando, provee una comicidad algo sainetesca a los diálogos

(véase 1: 16), además de insertar desde el arranque del noviazgo una

medida de complejidad tragicómica a las relaciones que se desarrollarán

después entre los tres personajes. Las dos lo fascinan, ¡cuál lo ha seducido

... más?

Cruz sí que se le entraba por las puertas del alma con su afabilidad cariñosa

y aquel gracejo que le había dado Dios para tratar todas las cuestiones.

Poquito a poco fue creciendo la familiaridad, y era de ver con qué

salero sabía la dama imponerle sus ideas, trocándose de amiga en preceptora.

"Don Francisco, esa levita le cae a usted que ni pintada. Si no moviera

tanto los brazos al andar, ... Don Francisco, siga mi consejo y aféitese

la perilla ... El bigote solo, que ya le blanquea, le hará la cara más respetable

».

Dicho se está que con estas reprimendas dulces y fraternales se le caía

la baba al hombre, y allí era el prometer sumisión a los deseos de la señora,

así en lo chico como en lo grande, ya en el detalle nimio de la corbata,

ya en el grave empeño de apechugar a ojos cerrados con todas y

cada una de las verdades religiosas.

fidela se permitía dirigirle iguales admoniciones, si bien en tono muy

distinto, ligeramente burlón y con toques imaginativos muy graciosos

(págs. 129-130) .

. ,. El sentimiento que la joven del Aguila le inspiraba era muy raro.

Habría deseado que fuese su hija, o que su hija Rufina se le pareciese, ...

Mirábala como una niña a quien no se debía consentir ninguna iniciativa

en cosas graves, y a quien convenía mimar, satisfaciendo de vez en vez

sus antojos infantiles .... (pág. 131)

.,. don Francisco se embelesaba viéndola hincar en la sabrosa pasta

sus dientes, de una blancura ideaL los dientes más iguales, más preciosos

y más limpios que él había visto en su condenada vida; ... Pensando

en ellos, decia: ,,¿Tendrán dientes los ángeles? ¿Morderán? ¿Comerán? .. »

(pág. 133)

Tan superiores y hasta in corpóreas llegan a parecerle a Torquemada las

dos hermanas que, cuando ya se ha planteado el asunto del matrimonio,

le asalta una inquietud muy natural: «¿Apostamos a que he roncado? Sí,

ronqué ... Me oí soltar un piporrazo ... Y aquellas delicadísimas señoras ... ,

por vida del Todiísimo, ¿roncarán?» (pág. 145).

Torquemada, como veremos por los pasajes citados, hace el papel del

cincuentón enamoradisco ... de las dos «delicadísimas señoras»; piensa

en las dos y quizás hasta sueña con las dos. Diríamos que el personaje

vive dos fantasías eróticas masculinas típicas por partida doble: una, la

del varón infantilizándose y sometiéndose a la mujer fuerte y maternal;

la otra, la del varón protector y director de la frágil e ingenua niña-mujer.

Fantasías que pueden tener un reverso negativo y en este caso, la primera

se convertirá en su pesadilla una vez se haya casado con la menor: la

V CONGRESO GALDOSIANO mil

virgen dominadora convertida en tiránica cuñada, cruz y Purgatorio a la

vez, y la vida familiar una sucesión de tragicómicos sometimientos a sus

"grandes designios ...

A lo largo de la curiosa, risible y algo ridicula historia de la seducción

de don Francisco el narrador acumula alusiones de cargas semánticas

opuestas entre sí, condicionando un tanto las apreciaciones del lector

hacia los protagonistas del triángulo. Con el plebeyo Torquemada se asocian

la grosería en el trato y hasta en los sentimientos (el dinero por

encima de todo), el poco aseo físico (inclusive el mal aliento, aunque la

reticencia galdosiana impide abarcar el olor corporal del avaro), los hábitos

y preferencias vulgares, etc., mientras que la limpieza elevada a culto

de la higiene, la finura del trato y vocabulario, el buen gusto en todo,

etc., se asocian a la familia aristocrática y su amigo. Nociones convencionales

acerca del "pueblo .. y la "nobleza .. -aún la venida a menosque,

exageradas en ocasiones a niveles sainetescos -del lado del avaro

más que de las nobles-, halagarían a algunos lectores burgueses de ayer

y de hoy pero a otros los harían pensar acerca de los términos y valores

así enfrentados.

La segunda de las dos partes de Torquemada en la cruz, enfocada

en las experiencias de una Cruz del Águila decidida a sacar a su familia

de la miseria y la vergüenza social a toda costa, es la historia de un

noviazgo impuesto que procede tan aceleradamente durante el mes de

julio que culmina en boda uno o dos días antes de la fiesta de Santiago

(11: 15). Es ella quien decide cuál de las dos "delicadísimas señoras ..

será la novia y quien impone a Fidela su sacrificio (11: 3-4), ella quien

doblegará finalmente al hermano ciego si no con su noción de honor y

dignidad con su duplicidad diplomática (11: 8 y 14). Al contarnos su

titánica lucha contra el narrador la califica de "heroína .. , "hormiga sublime

.. , "mujer y leona .. para quien el matrimonio ideado por doña Lupe

es la solución indiscutible para ella y la familia: "No se discute el madero

flotante al cual se agarra el náufrago que ya se ha bebido la mar ..

(pág. 163).

La distancia de un siglo que nos separa del texto galdosiano dificulta

un poco imaginar cuánta simpatía levantarían los padecimientos de Cruz

del Águila mientras hace la compra con poco o ningún dinero:

... antes morir que fiarse para ello de alguna de las vecinas entremetidas

y fisgonas. Confiar los secretos económicos de la desgracia familiar a gente

tan desconsiderada, incapaz de considerar la grandeza de aquel martirio,

habría que venderse estúpidamente. Y antes que venderse, mejor era

humillarse y bajar al mercado, hacer frente a placeras insolentes y tenderos

desvergonzados, procurando no darse a conocer o haciéndose la ilusión

de no ser conocida. Cruz se disfrazaba, envolviéndose el cuerpo en

un mantón y la cara en luengo pañuelo, y así salía, con su escaso repuesto

de moneda de cobre ... era para la dignísima señora suplicio que se

dejaba tamañitos todos los que inventó Dante en su terrible Infierno.

(pág. 165).

mE BIBLIOTECA GALDOSIANA

Si bien conocemos las Iimitadísimas opciones existentes hace un siglo

para que una mujer decente se ganara la vida nos resulta difícil "comprender

toda la grandeza de aquel martirio» y hasta creemos percibir una

leve ironía en el pasaje citado, en el que el narrador da cuenta de las

actitudes y valoraciones sociales del personaje en sus propios términos

("insolentes placeras», "gente tan desconsiderada, incapaz ... », "venderse

estúpidamente») de marcado corte clasista. Lo que sí vemos es un personaje

cuyos rasgos dominantes son el orgullo y el autoritarismo "incitado

» a recuperar sus preeminencias sociales a nombrar de "la familia» utilizando

los caudales del ya "despanzurrado» Torquemada: "Los mismos

que nos critiquen le besarán la mano a él, sí. .. porque con esa mano firma

el talonario» (pág. 172). No tiene reparos en instrumentar la seducción

y captura del plebeyo con Donoso 5 y a espaldas de la propia Fidela,

como tampoco los tendrá para manejarlo a su gusto: " ... gobernaré a

todos, chicos y grandes, porque eso sí..., mi autoridad no la pierdo. Estableceré

una dictadura; nadie respirará en la casa sin permiso, y ... »

(pág. 173).

Fantasías de poder como ésa no necesitan comentario, ni del narrador

ni nuestro. De hecho, su ejecución -empezada en Torquemada en

la cruz, culminada en Torquemada en el Purgatorio- y sus consecuencias

- Torquemada y San Pedro- constituyen su mejor comentario: una

de esas complejas ficciones rebosante de reveladoras ironías que a don

Benito "se le antojó" contarnos, como dice campechanamente en al comenzar

la novelita inicial de la serie, Torquemada en la hoguera.

5 A este respecto véase los artículos de Nicolás G. ROUND, "Time and Torquemada:

Three Notes on Galdosian Chronologyll, Anales Galdosianos, VI (1971): 79-97, y de Carlos

BLANCO AGUINAGA, "Historia, reflejo literario y estructura de la novela: El ejemplo de

Torquemada", Ideologies and Literature, L 2 (1977): 23-39.