LA METÁFORA DEL ESPEJO

Y LA ÓPTICA DE GALDÓS

Y ECHEGARAY

Stephen Miller

Antes de empezar quisiera reconocer

que me doy perfecta cuenta de que el tomar en serio la metáfora del

espejo en el arte mimético, sobre todo en el mundo dominado por la

crítica inspirada en la tradición que va desde el lingüista Saussure hasta

nuestros días con el filósofo Derrida, no es "theoretically correct» l. Sin

embargo, ¿qué le vamos a hacer? Dado que los estudios literarios tienen

cada vez menos importancia, incluso hasta para personas cultas, hay

muchos profesores que prefieren sus juegos esotéricos a la actividad de

compromiso con la sociedad que era la literatura de todos los grandes

novelistas del siglo XIX. No obstante, esa literatura -y su continuación

contemporánea- la percibe el público no especializado, aunque sí lector,

como una manera de verse y conocerse a sí mismo y a su sociedad

a modo de espejo metafórico. El día en que las obras de Cervantes más

características para nosotros (muchas de las Novelas t:jemplares y Bl

Quijote) y las de Galdós (las primeras dos series de los Bpisodios Nacionales,

las novelas de la primera época y las contemporáneas), por ejemplo,

dejen de ser espejos literarios para los españoles y para los que se

interesan por España, es el día en que los españoles habrán dejado de

ser españoles para ser otra cosa. Es en este sentido Cervantes y Galdós,

entre otros importantes escritores nacionales, pueden ser documentos

históricos del tipo que el Unamuno de "La casta histórica Castilla» cuando

dice:

Para llegar, lo mismo un pueblo que un hombre, a conocerse, tiene que

estudiar de un modo o de otro su historia. No hay intuición directa de sí

mismo que valga; el ojo no se ve si no es con un espejo, y el espejo del

hombre moral son sus obras, de que es hijo ... 2.

Ahora bien, todo esto no quiere decir que los estudios especializados

sobre las técnicas literarias de Galdós y otros realistas/naturalistas sean

I Se podría documentar fácilmente esta aseveración.

2 Miguel DE UNAMUNO, En torno al casticismo, Madríd, Austral, 1991, pág. 61.

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inútiles o descaminados. Pero es hacer constar, mal que les pese a algunos

teóricos y críticos, que la realidad base de la novelística galdosiana

es su socio-mimetismo, y que su intento de ser/ofrecer un reflejo literario

de la realidad social de la España decimonónica produce la literatura

que hace que Galdós viva fuera del mundillo de la crítica académica. Al

mismo tiempo se reconoce que con la novela epistolar La incógnita

(1889) y la novela dialogada Realidad (1889), las bases socio-miméticas

del arte galdosiano están en plena crisis y en vías de constituir una nueva

estética. Una estética que, creo, se entiende mejor estudiándola a la

luz del teatro de José Echegaray y su versión de la metáfora del espejo

en el arte literario.

Las citas clásicas y fundamentales de Benito Pérez Galdós sobre su

arte literario como un espejo de la realidad se encuentran en su ensayo/

reseña "Observaciones sobre la novela contemporánea en España» de

1870. Hacia el principio del articulo describe la novela moderna que cree

necesaria para España como "la novela de verdad y de caracteres, espejo

fiel de la sociedad en que vivimos» 3. En la tercera sección de "Observaciones

» don Benito, entrando en los detalles de cómo debe funcionar

el novelista socio-mimético, habla de la problemática social que tiene

que formar la materia prima de la literatura. Concede que "no es el novelista

el que ha de decidir directamente» las "graves questiones» sociales

de la vida nacional; pero afirma también que en su arte / espejo el

novelista sociomimético "tiene la misión de reflejar esta turbación honda,

esta lucha incesante de principios y hechos que constituye el maravilloso

drama de la vida actual» (Ens: 124). Finalmente, en la cuarta sección

de "Observaciones», donde se reseñan los Proverbios ejemplares

(1864) y los Proverbios cómicos (1870) de Ventura Ruiz Aguilera (1820-

1881), don Benito elogia la representación de las personas españolas y

sobre todo madrileñas de los Proverbios de Aguilera: "Todos son individuos

y a todos los vemos por esas calles con sus levitas y sus sombreros

» (Ens: 127). Don Benito recalca que en los Proverbios no se ve "Nada

de abstracciones, nada de teorías» y que "sólo se trata de decir lo que

somos unos y otros, los buenos y los malos, diciéndolo siempre con

arte» (Ens: 127). Concluye nuestro novelista esta parte de su pensamiento

respecto al efecto del socio-mimetismo aguileriano sobre los lectores:

"Si nos corregimos, bien; si no, el arte ha cumplido su misión, y siempre

tendremos delante aquel espejo eterno reflejador y guardador de nuestra

fealdad» (Ens: 127).

El espejo metafórico en Echegaray no es la obra de arte en sí que

procura reflejar fielmente la sociedad nacional como en el Aguilera de los

Proverbios y el Galdós de "Observaciones». Es un espejo interpersonal

creado por la opinión o el juicio que tiene una persona de otra. El pri-

:3 Benito PÉREZ GALDÓS, Ensayos de critica literaria, Introducción y edición de Laureano

Bonet, Barcelona, Ediciones Península, 1972, pág. 116. Toda cita de esta fuente se

documentará a continuación entre paréntesis en el texto del presente ensayo.

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mer ejemplo de este espejo metafórico se encuentra en el primer estreno

de Echegaray, Bl libro talonario (18-11-1874). María es la esposa fiel

del infiel Carlos que tiene de repente dudas totalmente infundadas respecto

a la honra de su mujer. Ella, cansada de aguantar la infidelidad y,

al mismo tiempo, el mal pensamiento respecto a ella del marido, trama

una manera de mantener su honra y vengarse del marido que le ultraja

doblemente: "Ahora empieza mi papel; / ahora su castigo empieza; / y

sepa el esposo infiel/lo que cuesta una vileza de lágrimas y de hiel. /

En mí como en un espejo / va a mirarse el criminal; / ¡yo, que traiciones

semejo, / y soy cual limpia cristal/que manda impuro reflejo! / El va a

juzgarse a sí mismo / creyendo juzgarme a mí / él en su ciego egoísmo

/ pensará que ya caí / hasta el fondo del abismo. / Hará de severo alarde,

/ (Con ironía) dictará fiera sentencia; / que por escarmientos arde /

la escrupulosa conciencia / del que es traidor y cobarde .. 4. Más adelante

en la obra, cuando su plan se ha realizado perfectamente, ella dice al

marido: "En mí como en un espejo / viste tu amor criminal: / yo soy el

limpio cristal / y tú el impuro reflejo.. (pág. 95). Trece meses más tarde

en Bn el puño de la espada (2-111-1875), el hijo Fernando reafirma su fe

en la madre de cuyo honor tiene dudas el padre: ,,¡Adiós, mi madre querida,

/ limpio espejo en que me veo, / único ser en quien creo, / única

fe de mi vida! .. (pág. 317). En Bl gran galeoto, obra de 1881 que se considera

la mejor de Echegaray, el marido Julián defiende el honor de su

mujer Teodora de las dudas que expresa su hermano Severo en nombre

propio y en el de la sociedad: ,,¡No hables tal de mi Teodora! / Es espejo

que empañamos / con nuestro aliento al querer / imprudentes acercarnos.

/ ¡La luz del sol reflejaba / antes que del mundo airado / las mil

cabezas de víboras / se acercasen a mirarlo! / Hoy bullen en el cristal /

dentro del divino marco; / pero sombras sin cuerpo, / ha de espantarlas

mi mano, / y otra vez verás en él / el limpio azul del espacio .. (pág. 699).

En Piensa mal... ¿y acertarás? (5-11-1884), a los diez años del estreno de

Bl libro talonario, la metáfora del espejo sigue siendo la misma. En las

palabras de un personaje bien pensado a otro que piensa mal vemos que

Echegaray ni necesita usar la palabra "espejo.. porque se entiende la

metáfora del espejo por la metonimia de su reflejo: "No, Pedro, no pienses

mal; / mal merece quien mal piensa: / el mal que pensamos ver / es

nuestra propia conciencia, / que por misterioso influjo / en los demás

se refleja .. (pág. 861). Más tarde en la misma obra Benigno, que es victima

del mal pensamiento de su amigo del pasado Valentín le dice: "La

traición que viste aquí / era tu propio reflejo, / olvidado ya por viejo / y

proyectándose en mí .. (931-932).

Estos vivos espejos metafóricos de Echegaray tienen la particularidad

de que la imagen que forman no se coteja -y tal vez no se pueda- con

el mundo formado por el consenso de las personas que la constituyen

4 JOSÉ ECHEGARAY, Teatro escogido, Madrid, Aguilar, 1957, pág. 78. Toda cita de Echegaray

proviene de esta edición y se documentará entre paréntesis en el texto del artículo.

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como pasa en Aguilera y Galdós. Para ellos la verdad de su espejo literario

se comprueba por el cotejo con la realidad social que todos comparten.

En Echegaray no hay tal cotejo porque la imagen supuestamente

reflejada la forma un espejo muy subjetivo: la opinión correcta o incorrecta

que uno se ha formado de los actos y los motivos de sí mismo y /

o de otro. y, como se aprecia en los ejemplos aducidos arriba, muchas

veces dicha opinión es incorrecta porque, como se puede inferir de la

referencia de Unamuno respecto a la imposibilidad del ojo de verse a sí

mismo sin espejo, en el mundo de Echegaray los personajes están demasiado

encerrados en si como para poder verse a sí mismos y a los

suyos. En lugar de tratar socio-miméticamente los grandes temas de la

sociedad contemporánea en los cuales hace hincapié Galdós en «Observaciones

», Echegaray enfoca sobre los seres cuyas acciones pertenecen

más al fuero de su mundo interior que a las sociales de todos los días

de Aguilera y Galdós. Una metáfora basada en la óptica, que se encuentra

en Echegaray, pero no en Galdós, sirve, creo, para comprender mejor

la diferencia entre la literatura socio-mimética galdosiana y la interpersonal,

o quizás, mejor dicho, intra-personal de Echegaray.

La metáfora óptica en cuestión no data desde el principio de la carrera

literaria de Echegaray como pasa con Galdós, sino que es de 1881 y

se halla en «Un diálogo en prosa», un prólogo dramatizado a El gran galeoto;

en él se explica «la idea de (la) obra» (pág. 652).

Para comprender parte al menos de la razón de ser de la metáfora

óptica de Echegaray es importante recordar la formación profesional y

trabajo principal del dramaturgo antes de dedicarse a la política y el teatro:

«Durante varios decenios fue considerado ... como el primer matemático

de España» en su cátedra de cálculo diferencial en la Escuela de

Caminos 5; y publicó obras científicas tales como Variaciones sobre el

signo integral, Tratado de variaciones, Integrales múltiples, Determinantes,

Problemas de geometría superior, Teorías modernas de física, Ciencia

popular, etc. En 1869 el propio don Benito notó el efecto de esta

actividad en la oratoria de Echegaray: el «carácter singular de sus metáforas

» por ser «tomadas casi siempre de las ciencias físicas y exactas»; y

en 1908 Galdós tiene a su personaje Moreno Nieto (en España sin rey)

comentando «el don singular» de Echegaray «de vestir sus imágenes tomadas

de la astronomía y de la geología 6. Por consiguiente no debe extrañar

que la metáfora óptica en Echegaray pueda tener cierta complejidad

científica.

Volviendo, pues, al diálogo / prólogo de El gran galeoto, se observa

que después de hablar el joven Ernesto con su protector Julián sobre la

obra dramática que está intentando escribir, puede formular su meta teó-

5 Amando LAzARO Ros, "Prólogo» a José Echegaray, Teatro escogido, Aguilar, 1957,

pág. 17.

6 Cito por William H. SHOEMAKER, La critica literaria de Oaldós, Madrid, Insula, 1979,

págs. 235 y 23, 236 Y 62.

V CONGRESO GALDOSIANO _

rica y lo que es, de hecho, la técnica dramática fundamental en BI gran

galeoto y, creo, en toda la obra más característica de Echegaray. Ernesto

va ser un «diablillo cojuelo •• que recoge con sus «aguzados oídos las mil

palabras sueltas .. de toda la sociedad madrileña a que Julián y su mujer

pertenecen y que se interesa, aparentemente, por Ernesto (pág. 652). Al

seguir hablando, sin embargo, Ernesto cambia de lo oído a lo visual para

explicar su actividad:

"y como de rayos dispersos de luz por diáfano cristal recogidos se hacen

grandes focos ... así yo, de vuestras (de Julián, su mujer, la socieded) frases

perdidas, de vuestras vagas sonrisas, de vuestras miradas curiosas, de

esas mil trivialidades que en cafés, teatros, reuniones y espectáculos dejáis

dispersas, y que ahora flotan en el aire, forje también mi drama ..

(pág. 652).

En este contexto Ernesto sigue con metáforas sacadas de la ciencia

óptica: quiere que «sea el modesto cristal de (su) inteligencia lente que

traiga al foco luces y sombras, para que en él brote el incendio dramático

y la trágica explosión de la catástrofe .. (pág. 652). El «diáfano cristal ..

real y el «modesto cristal de (su) inteligencia .. son lentes ópticas que se

concentran en un punto, el foco, los rayos físicos y metafóricos. Los físicos

«vienen a reunirse ... por (medio de) un espejo cóncavo o (son) refractados

por un lente más grueso por el centro que por lo bordes.. 7. Los

rayos metafóricos que interesan a Echegaray son de lo perdido, lo vago,

lo curioso, lo trivial, lo disperso de la sociedad; es decir, de los aspectos

en que nadie suele pararse. El propósito y la función de la obra de Echegaray

es crear un foco de estos rayos metafóricos para que en su estructura

de personajes en conflicto «brote el incendio dramático y la trágica

explosión de la catástrofe .. ; y, claro está, así es como puede incendiarse

repentinamente un trozo de papel, estopa, etc., cuando con un espejo

cóncavo o un lente cóncavo o convexo se crea un foco de luz solar sobre

él.

En vista de todo esto se comprende especialmente bien que la obra

de Echegaray no sea como un espejo normal, es decir, que no es como

«una lámina de cristal azogada por la parte posterior para se reflejen en

ella los objetos que tiene delante.. 8. No procura la observación de la

sociedad para entender las fuerzas motrices y los conflictos definidores

que le dan su carácter específico en un momento dado, por ejemplo, el

momento del ascenso de la clase media europea en su versión nacional

que Galdós cree ver en «Observaciones .. en 1870. El «diablillo cojuelo ..

que es Echegaray no busca lo que los grandes observadores sociales

pueden ver, representar, y hacer que reconozcan los demás. Echegaray

intenta hacer ver lo que no se ve normalmente, lo que no se podría ni

7 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario manual e ilustrado de la lengua española, 2.a ed.,

Madrid, Espasa-Calpe, 1958, pág. 741.

8 Diccionario manual e ilustrado de la lengua española, pág. 684.

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sospechar sin el trabajo de focalización «del cristal de su inteligencia ..

convertido en lente cóncavo o convexo metafórico.

Las metáforas ópticas del diálogo / prólogo a El gran galeoto echan,

creo, nueva luz sobre el centro de gravedad y la característica dominante

del teatro de Echegaray que han comentado sus contemporáneos Galdós,

Revilla, Clarín y Altamira entre otros, y más modernamente su editor

Ros, el historiador literario González López, el crítico Gonzalo Sobejano,

y tantos otros 9. En lugar de reflejar las personas y los conflictos

de la sociedad en sus formas normales y típicas, Echegaray arranca de

esas personas fácilmente reconocibles, pero pone su empeño en descubrir

lo que normalmente no se ve. Lo que que pasa cuando el individuo,

típico al principio, es llevado y lleva al extremo la plenitud de su sufrir y

su reacción / venganza a los que cree responsables. El Echegaray de El

gran galeoto y de su teatro más característico nos ofrece casos de cuando

el roce social normal y típico produce en un individuo o pequeño

número de individuos una concentración de fuerzas que estallan en un

momento dado. Probablemente la popularidad de Echegaray en su tiempo

es análoga al gran éxito de taquilla en estos días del filme con Harrison

Ford, «El fugitivo ... Todo ser social se siente con más o menos frecuencia

tratado injustamente por la sociedad, los amigos y los seres

queridos. Pero precisamente por el proceso de socialización se aprende

a controlar y sublimar las fuerzas viscerales que piden la descarga vengativa

total por esos males que cree que se le han hecho. En los melodramas

de Echegaray se da rienda suelta a estos sentimientos de mal

trato y deseo de venganza. El dramaturgo quita la máscara de la respetabilidad

social a sus personajes y deja que el público se quite vicariamente

sus máscaras correspondientes al mismo tiempo. El placer y fin del

teatro de Echegaray más apropiado es lo que el autor llama «el incendio

dramático y la trágica explosión de la catástrofe ... Imaginativamente su

público vive lo que quisiera poder hacer en la vida real: no dejar a nadie

sano y salvo de los efectos que todas sus acciones pequeñas y sin pensar

han producido en uno. Terminada la representación el público -bur-

9 Para la referencia de GALDÓS, véase la nota 6; Manuel DE LA REVILLA, Obras de D.

Manuel de la Revilla, Madrid, Victor Saiz, 1883, págs. 117-127, y Criticas de D. Manuel

de la Revilla, la serie, Burgos, Timoteo Arnaiz, 1884, págs. 195-378; para ALAS véase la

referencia a Palique en la nota 11, y, de hecho, en todas sus colecciones de articulos

criticos y en la serie de los Folletos literarios abundan referencias a la obra de Echegaray,

a quien ALAS dedicó Solos de clarin en 1881 y que exhibe prólogo del propio Echegaray;

Rafael ALTAMlRA, Ni primera campaña, Madrid, José Jorro, 1893, págs. 171-177;

para la referencia de Ros, véase la nota 5, págs. 26-46, donde Ros explica los reparos

de la critica al teatro de ECHEGARAY sin -dice- compartirlos; Emilio GONzALEZ LóPEZ, !fistoria

de la literatura española. La edad moderna (siglos XVIII y XIX), New York, Las Américas

Publishing Company, 1965, págs. 559-570; Gonzalo SOBEJANO, «Echegaray, Galdós

y el melodrama .. , Anales Galdosianos, Anejo, 1976, págs. 91-117. Finalmente, seguramente

se debe consultar una tesis doctoral reciente que no he podido consultar: Wadda

CYNTHIA RIos-FoNT, «The melodramatic paradigm: José Echegaray and the modern Spanish

theater .. , DAI, 1991, nov; 52 (5): 1762A, Harvard University DA9132026.

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gués-, claro está, se marcha pacificamente a su casa donde vive la respetabilidad

del contrato/máscara social.

Pasemos ahora a la novela dialogada y, de hecho, del teatro galdosiano

que, como se indicó arriba, inaugura con la novela epistolar La incógnita

una estética no socio-mimética en don Benito. En el prólogo a la

novela dialogada El abuelo (1897) dice don Benito:

c<El sistema dialogaL adoptado ya en Realidad [1889 J, nos da la forja

expedita y concreta de los caracteres. Estos se hacen, se componen,

imitan más fácilmente, digámoslo así, a los seres vivos, cuando manifiestan

su contextura moral con su propia palabra y con ella, como en la

vida, nos dan el relieve más o menos hondo y firme de sus acciones» 10.

Don Benito aquí insiste en la dimensión socio-mimética de la novela

dialogada cuando dice c<como en la vida». Pero hay que preguntarse por

el socio-mimetismo de una obra tan importante en su producción como

las versiones novelesca y dramática de Realidad.

Clarín escribe lo que llama una revista teatral fechada el 2 de abril de

1892 en la que trata del estado del teatro español contemporáneo y en

la que habla de dos estrenos del año de interés especial para nosotros:

los de Realidad de Galdós y El hijo de don Juan de Echegaray. El contexto

general es el interés que Clarín tiene en una renovación básica del

teatro español y su apología para los dos estrenos en que nota deficiencias

artísticas, pero que aplaude como intentos serios de innovación. La

observación Clariniana clave para nosotros es donde propone un teatro

que sobrepase los límites del realismo y donde los estrenos de Galdós y

Echegaray forman parte de ese intento de superación, o como Clarín dice

de c<satisfacer las modernas aspiraciones de la vida estética» 11:

La naturalidad, la verdad mejor copiada, la imitación más fiel del

mundo pregonan unos, y no sin razón; pero también puede ser elemento

que dé vigor e interés nuevo a las tablas, al mismo tiempo que contribuye

a esa verdad que se pide, la mayor intensidad psicológica en los

personajes escénicos, la profundidad ética, el estudio más detenido y

exacto de los caracteres.

Desde nuestra perspectiva, creo, el punto donde lo nuevo en Galdós

coincide con lo característico de Echegaray es en lo de c<la mayor intensidad

psicológica». En las dos versiones de Realidad, obra que lleva al límite

la dimensión dialogada de la novela y que es el primer estreno galdosiano,

la metáfora del espejo deja de ser aplicable. En el intento de

10 Cito por GALDÓS, Ensayos de crítica literaria, pág. 205.

11 Leopoldo ALAS "Clarín», Palique, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1893, pág.

11. La cita a continuación es de la misma página. El interés y el empeño Clarínianos de

modernidad y su versión galdosiana es el tema príncipal de mi libro Del realismo/naturalismo

al modernismo: Oaldós, Zola, Revilla y Clarín (1870-1901), Las Palmas, Biblioteca

Galdosiana/Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, 1993. En El mundo de

Oaldós: teoría, tradición y evolución creativa del pensamíento socioliterarío galdosiano,

Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 1983, estudio cómo y por qué don Benito reacciona

en su literatura al nuevo mundo del fin de siglo.

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crear intensidad psicológica, Galdós crea situaciones no socio-miméticas.

Por ejemplo: el monólogo / escena de un sólo personaje que no forma

un paréntesis formal en otra escena, sino una entidad aparte y real; se

puede citar en Realidad novela la escena XIV de la IV jornada: "Calle.

Federico (Viera). solo, andando muy aprisa» 12. y, otro, a la página escasa

de donde termina la escena XIV citada: "Gabinete en casa de Federico.

Es de noche. Federico y Bárbara (hermana de la criada de Federico); después,

la Sombra de Orozco» (V: 875); Federico y la sombra de Orozco

mantienen una conversación mientras la Bárbara cree que Viera se está

enloqueciendo. Como Echegaray don Benito pone a sus personajes no

tanto en un escenario realista, sino en un experimento cuya explicación

metafórica pertenece más a la óptica de lentes de intensificación. Galdós

no cultiva el desenlace violento, pero con el suicidio de Viera tampoco

lo evita. No obstante, sin duda, saca en las dos versiones de Realidad

muchísimo más partido ético que Echegaray de la situación psicológica

límite que lleva a Viera a la violencia, y a Orozco y su mujer Augusta

Cisneros a desgarrarse mentalmente. La metáfora del espejo no nos sirve

para este Galdós acercado a Echegaray porque no le interesa lo que

todos ven de la sociedad. Habiendo perdido fe en la clase media y confrontado

por el desmoronamiento de las grandes promesas sociales que

creía ver en 1870, Galdós busca en la zona interior del personaje, la

parte normalmente cubierta de la máscara social, la realidad esencial que

puede explicar por qué no funciona la sociedad. En Realidad novela conversan

y se abrazan Orozco y la imagen / sombra del muerto Viera en la

presencia de la Augusta dormida, pero en Realidad drama en la escena

final no está presente Augusta (cuya marcha acaba con la escena anterior),

y la imagen / sombra de Viera es tan subjetiva que Orozco lo ve

como su "propio pensamiento» y al dirigirse "hacia la imagen», ésta "se

desvanece cuando Orozco le tiende los brazos» 1.3. Durante los tres años

que separan las dos versiones de Realidad parece que Galdós tiene motivos

de más pesimismo social. El Orozco del drama está totalmente

encerrado en si, más separado físicamente de Augusta, y sin poder comunicarse

con Viera. La metáfora del espejo literario no sirve para la literatura

de este Galdós porque hasta la posibilidad de una sociedad significativa

para sí mismo y para la literatura se ha desvanecido. La lente

de intensificación que es esta literatura galdosiana produce el incendio /

catástrofe trágico de la incomunicación interpersonal y, por consiguiente,

social al mismo tiempo.

12 Cito por Benito PÉREZ GALDÓS, Realidad. Novela en cinco jornadas, en Obras completas,

V, 5.a ed., Madrid, Aguilar, 1967, pág. 874. Toda cita de esta obra procede de

esta edición y se documentará en el texto.

1.3 Cito por Benito PÉREZ GALDÓS, Realidad. Drama en cinco actos y en prosa, en Obras

completas: cuentos y teatro, La ed., Madrid, Aguilar, 1971, pág. 165.