V CONGRESO GALDOSIAMO I
SESIÓrí PLENARIA
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
QALDOS: DEL TEXTO
A LA REALIDAD CONSTRUIDA*
Noticias generales
La idea del proyecto surgió en el anterior IV Congreso Internacional
Galdosiano, en abril de 1990. Allí un grupo de investigadores que está
bamos empeñados en lo que, en líneas generales, llamábamos La lengua
de Qaldós —aspectos distintos, caminos diferentes por individuales o por
especificidades metodológicas y finalidades en algún modo confluen
tes— coincidíamos en dos convicciones: la del interés de nuestra tarea y
la de la necesidad de abordarla desde una labor de equipo que hiciera
posible conjugar distintas líneas de investigación mediante unas directri
ces comunes que permitieran sistematizar adecuadamente las aportacio
nes individuales hasta llegar, con eficacia, a conclusiones sólidas en te
rreno de tal amplitud y diversidad.
En la segunda jornada de aquel anterior Congreso elaboramos y difun
dimos entre los colegas interesados un breve y esquemático texto-borra
dor que, bajo el encabezamiento de posible planteamiento del tema, apunta
ba unos objetivos, una metodología; también lo que llamábamos un plan
inmediato de la tarea. La acogida de la idea, generalmente positiva, sirvió
de respaldo a nuestros planteamientos y de acicate a nuestra voluntad
hasta lograr que aquella primera propuesta no quedara en efímeros en
tusiasmos voluntariosos, lógicos en un ambiente congresual, sino en lo
que va camino de ser una realidad; una realidad —claro está— que ha
ido viendo corregidos en el camino, y no poco, los apuntes iniciales.
Transcurridos unos meses desde aquella primera propuesta (ya en
octubre de 1991), reposados —que no dormidos— los ánimos y tras
exponer nuestro propósito no hacerla realidad a los dirigentes de nues
tra Casa Museo de Pérez Qaldós, es decir, al siempre propicio y genero
so Cabildo Insular de Gran Canaria nos pusimos en contacto con un
amplio grupo de investigadores para invitarlos a formar lo que llamába
mos «la línea de salida» remitiéndoles un documento que proponía una
* Ponentes del Proyecto: Yolanda Arencibia, Julián Avila, M. del Prado Escobar, Joa
quín Garrido, Germán Gullón, John Kronik, Emma Martinell, José M. navarro e Isabel
Román.
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nueva «Propuesta de proyecto» que corregía y ampliaba el del anterior
Congreso con remozados contenidos, objetivos, caminos metodológicos
y propuesta de plan inmediato. Indicábamos allí la necesidad de estable
cer fechas de una primera reunión y apuntábamos posibles respuestas,
en las que influyeron muchas y variadas circunstancias personales y
coyunturales —la oportunidad de líneas de investigación propias con las
específicas del proyecto, la posibilidad de aunar compromisos anteriores
con el nuevo trabajo, la posibilidad de desplazamiento y disposición ante
las fechas de reunión...— resultó el equipo que ahora ocupa esta mesa:
la Dra. Martinell, la Dra. Isabel Román, la Dra. M. del Prado Escobar, el
Dr. José M. Navarro, el Dr. Julián Avila, el Dr. Joaquín Garrido, el Dr. Kronik,
el Dr. Germán Gullón, y la Dra. Yolanda Arencibia, que asume la di
rección del mismo.
La primera reunión formal tuvo lugar en Las Palmas de Gran Canaria,
en abril de 1992 bajo el patrocinio del Excmo. Cabildo Insular de Gran
Canaria y la Facultad de Filología de la Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria. Allí, y tras dos apretadas jornadas aún de planteo y de
planteamientos básicos, comenzó la andadura científica del proyecto.
Quedó designado con un título claro y ambicioso (Galdós: Del texto a la
realidad construida (Metodología de elaboración y análisis del Corpus
Galdosiano)) que transparentaba los propósitos de servir de modelo ge
neral de análisis de la obra de Galdós partiendo exclusivamente del tex
to y con propósito integrador: integrador de la totalidad de la producción
galdosiana, por un lado, y convergente de los caminos de investigación
que, con referencia a la obra de don Benito, partían de la realidad tex
tual, y atendiendo —claro está— las aportaciones válidas que ya existen
en este campo. Teniendo en cuenta que la realidad a la que se enfrenta
el lector es la textual —la creada en la novela— y la lingüística —en tan
to que construida por palabras, la labor crítica deberá ser paralela a esta
experiencia del lector y consistirá sobre todo en el entendimiento de las
operaciones textuales que construyen el corpus narrativo investigado. En
esa primera reunión, pues, quedaron establecidas las líneas maestras del
análisis de la configuración textual que nos proponemos; como también
quedó determinado el corpus galdosiano objeto de este análisis: las no
velas que componen la tetralogía de Torquemada.
En febrero de 1993 y en la sede del Departamento de Filología Espa
ñola III de Universidad Complutense de Madrid (Facultad de Ciencias de
la Información) tuvo lugar la segunda reunión del equipo investigador.
Allí se retomó la organización del grupo, se reafirmaron —con algunos
ajustes— las líneas temáticas propuestas en la reunión anterior y se es
tudiaron estrategias de continuación eficaces.
En mayo de este mismo año, y en el mismo lugar de la reunión ante
rior, tuvo lugar un nuevo encuentro. En él se analizó el estado del traba
jo a partir de los materiales individuales ya elaborados —previamente
conocidos por todos los investigadores— y se acordaron planteamientos
de continuación de las tareas del mismo, con nuevo plazo de reunión en
Y CONGRESO GALDOSIANO
los días del V Congreso Internacional Qaldosiano de Las Palmas de Gran
canaria, agosto-septiembre 1993.
Y es esta la ocasión en que nos encontramos. Podrá ser nuevo paso
de asentamiento de la tarea y nueva ocasión de corregir lo que sea ne
cesario para avanzar con eficacia y con rigor.
Líneas de actuación del proyecto
En la primera de las reuniones celebradas establecimos unas grandes
líneas configuradoras del texto. Muestro proyecto aspira a trascender del
texto galdosiano a la realidad construida, si bien, de hecho, «el mundo
de Gaidós» está en la realidad del texto galdosiano, y tal texto es una
construcción lingüística.
Estas grandes y esquemáticas líneas eran las siguientes:
— La configuración del texto.
— La trama.
— Las imágenes.
— La revitalización del discurso («discurso repetido»).
— Las referencias literarias.
— La configuración de los personajes.
— La trama (ficticia).
— Los modos de relación con el lector.
Contábamos con el entrecruzamiento, a modo de coordenadas, del gé
nero, y de las categorías de espacio y tiempo.
Tras un período de elaboración personal, hemos procedido a una cier
ta ordenación de los materiales. Nuestra opinión es que tanto la expe
riencia del lector como la labor del crítico implican la oposición de las
operaciones textuales, cuya trabazón cohesiona el texto, la unidad
realidad.
Muestra perspectiva actual toma en consideración los siguientes pro
cedimientos de construcción:
1) La cohesión textual desde el género (la consideración de la «arqui
tectura» de las sucesivas unidades textuales).
2) La variedad del texto: a) en las imágenes; b) en los sociolectos o
registros (sobre todo en su alternancia y combinación); c) en la reformu
lación, revitalización de la lengua, es decir, de sus elementos y de sus
combinaciones; d) en la evocación de unidades textuales anteriores, tam
bién ellas «texto literario».
3) La cohesión que procede de: a) la progresiva y acumulativa confi
guración del personaje; b) la trama de la ficción.
4) La cohesión textual que compenda: a) la distinción combinada
entre autor y narrador; b) las pautas que orientan la lectura del lector,
haciéndole cómplice del acto de la narración.
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Estrategias del trabajo. Su estado actual
El trabajo así estructurado requería un análisis exhaustivo del corpus
narrativo elegido partiendo de los propios textos. Fue preciso, pues, ar
monizar la tarea entre los distintos miembros del grupo, buscando la
máxima eficacia aunque sin perder de vista la unicidad del objeto que
estamos estudiando y a cuya descripción completa intentamos llegar.
Se acordó entonces organizar la tarea de manera que cada colabora
dor estudiara una de las líneas que previamente habíamos trazado. No
se nos ocultaban las dificultades con que sin duda habría de tropezar un
proyecto sustentado por un equipo tan amplio y distinto de investigado
res con la consiguiente diversidad de los planteamientos científicos
desde los que parte cada uno de nosotros, así como la heterogeneidad
terminológica que de esto dimana; a todo ello abría que sumarse los obs
táculos puramente técnicos derivados de la distancia geográfica entre los
miembros del grupo.
Podemos decir que, ahora, cuando ya llevamos meses trabajando en
nuestro proyecto, y, después de algunas sesiones conjuntas de discusión
científica que han ido perfilando mejor los temas y encajando las apor
taciones de cada quien, el diseño que en aquellos momentos planteamos
se ha revelado bastante acertado.
En definitiva, el análisis que hemos emprendido retoma críticamente
el proceso de la lectura y procura dar cuenta de los diferentes estratos
que configuran el texto recibido por el lector. lio olvidamos que la nove
la es un peculiar acto de comunicación, susceptible, en cuanto tal, de
ser analizado semiológicamente. De ahí que nuestro trabajo dedique gran
atención a las cuestiones de esta índole: la presentación de la materia
novelesca, la configuración del narrador y del lector, así como la descrip
ción de las curiosas relaciones que entre ambos se establecen con fre
cuencia en el seno de estas ficciones.
Curiosamente los novelistas del realismo que tantas veces insistieron
en que su misión consistía en reflejar la realidad de forma objetiva, en
servir de espejo donde pudiera contemplarse nítidamente la sociedad de
su tiempo, se muestran en extremo artificiosos a la hora de ofrecer esta
pretendida tranche de vie al público. Qaldós, creador original e ingenio
sísimo, es uno de los narradores realistas que muestra mayor variedad a
este respecto. Las novelas de Torquemada constituyem un buen ejem
plo de ello, con la multiplicidad de enfoques desde los que se presenta
el relato, los diversos narradores fingidos y las mil formas diferentes en
que éstos saben incluir al narratario en la diégesis. John Kronik se
ha encargado de estudiar tales cuestiones, de extraordinaria impor
tancia para la cabal comprensión del corpus cuya descripción nos pro
ponemos.
Ahora bien, las novelas deben analizarse también sintácticamente; no
hay que olvidar que una narración se organiza, según indicó Barthes,
análogamente a la frase, más aún, que todo texto debe considerarse una
Y CONGRESO GALDOSIANO
frase y como tal tendrá que ser sometido al análisis de los elementos que
lo constituyen y asimismo deberán explicitarse sus funciones. Por ello
nuestro proyecto se ha planteado la necesidad de poner en claro los res
pectivos discursos de cada una de las ficciones de la tetralogía. Es preci
so aislar los diferentes hilos narrativos que van componiendo la trama
para apreciar con claridad la función que cumplen. Habrá que aclarar
también la índole de las relaciones que se establecen a este respecto
entre los cuatro relatos de la saga torquemadesca. Julián Avila, que está
trabajando en la elucidación de las cuestiones mencionadas, ha llegado
ya a algunas conclusiones muy interesantes acerca de ciertos procedi
mientos, como la utilización de moldes narrativos que se repiten en los
textos estudiados. Así el paralelismo entre biografía novelesca y aconte
cer histórico, o la presentación de la evolución psicológica del protago
nismo como hilo conductor de la narración.
Los personajes, sus respectivas funciones en los relatos donde apare
cen, la evolución de los caracteres, los procedimientos de presentación
de que se vale el narrador, ... etc., constituyen capítulo insoslayable en
la sistemática descripción de la narrativa galdosiana que hemos empren
dido, no perdemos de vista que, al fin y al cabo, estas criaturas ficcionales
pertenecen a la especie del homo fíctus (según la feliz expresión de
Forster), que son realidades puramente textuales, por lo cual hay que
prestar gran atención no sólo a lo que el narrador cuenta de ellos, sino
también a los textos que cada personaje produce —transmitidos bien en
estilo directo, bien mediante las diversas variedades del indirecto— cuan
do aquél los suelta de su mano. Yolanda Arencibia se ocupa de esta
faceta de nuestro estudio y ha advertido que en la tetralogía de Torquemada,
se usan de manera sistemática algunos modos peculiares de cons
trucción del personaje, como pueden ser la descripción incompleta del
mismo que va perfilándose ante el lector en sucesivas apariciones con
nuevas pinceladas que refuerzan o matizan la primera impresión recibi
da; o también, el juego del autor con las distintas perspectivas que pro
porciona una visión poliédrica del carácter así presentado.
En un trabajo como el que estamos realizando es de sumo interés
analizar la configuración que en las novelas de Torquemada presentan el
espacio y el tiempo narrativos. Efectivamente en la estética realista, la
creación del espacio donde habitan los personajes es de la mayor impor
tancia, y por eso habrá que atender con cuidado a las técnicas descripti
vas que maneje el narrador. El propio Qaldós cuando pronunció su
discurso de ingreso en la Real Academia, titulado bien significativamen
te La sociedad presente como materia novelable, señaló que en esa «ima
gen de la vida» que era para él la novela, había que reproducir los carac
teres humanos y también «las viviendas, que son el signo de familia y la
vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad». Sin
embargo, este propósito de trasladar la realidad física al relato, tan
sumariamente enunciado por los autores de entonces, llega a unos re
sultados literarios bastante complejos, porque, al fin y al cabo, el único
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espacio narrativo es el de las náginas escritas, con lo cual al analizarlo
seguimos en el terreno de la realidad textual.
Análogamente, es menester considerar el tratamiento del tiempo, cuya
noción parece inseparable del concepto mismo de narración. De ahí que
las referencias al tiempo y la expresión de su transcurso, la percepción
que de él tienen los personajes, la distancia temporal que el narrador
establece respecto de su relato, la posibilidad de introducir analepsis o
prolepsis que distorsionen su progreso normal, etc., tengan que ser ob
jeto de especial atención en nuestro análisis. El Dr. Germán Qullón ha
estudiado los aspectos de espacio y tiempo en la tetralogía.
Además de estudiar todos aquellos aspectos referentes a la estructu
ra narrativa del corpus seleccionado, nuestro proyecto propone otro
estrato del análisis al estimar que las novelas son, obviamente, una crea
ción lingüística, y por ende, habrá que señalar y desmontar los recursos
que en el plano de la expresión, caracterizan la escritura galdosiana en
este ciclo narrativo.
Desde una óptica abarcadura Joaquín Garrido ha considerado prime
ro el conjunto de la tetralogía como un texto, y, dentro de él, ha ido
deslindando unidades parciales —cada una de las novelas, los capítulos
que las forman, las «partes» que los agrupan, los párrafos, el léxico—. En
este marco arquitectónico presta especial atención al género, así como
a ciertos recursos de enorme rentabilidad en la configuración del texto
como son las aperturas y cierres de novela o de capítulo.
La lengua con sus recursos expresivos es también objeto de análisis
pormenorizado, y así, José María navarro, se ha detenido en el estudio
de los sociolectos y registros utilizados por los distintos personajes. A
primera vista, como es habitual en Sociolingüística, el trabajo se ceñía a
la lengua hablada, o sea —en la narrativa— a los monólogos y diálogos.
Sin embargo, el papel «dialogante» del narrador ficcional, sus soliloquios
o su comunicación con un lector ficcional siempre mudo, amplía el cam
po de lo conversacional en el corpus estudiado.
Por su parte, en un terreno vecino al anterior, se inscribe la minucio
sa investigación que lleva a cabo Emma Martinell en busca de los abun
dantes casos de «discurso repetido» que en el texto se utilizan. Y, por
supuesto, no queda su labor en la mera pesquisa, sino que procura ave
riguar la rentabilidad narrativa que con tal procedimiento se consigue.
Isabel Román, consciente de la importancia que en la prosa galdosia
na tiene la imagen en sus múltiples variedades, ha dedicado su esfuerzo
al análisis de este procedimiento literario, ya que, en los géneros narrati
vos el empleo de los tropos supone un filtro y por tanto selecciona, je
rarquiza y añade juicios de valor. I. Román ha clasificado las imágenes
según su procedencia, su constitución y la utilidad estilística que entra
ñan. Muy significativo es, por ejemplo, el crecido número de tropos que
genera el propio lenguaje. Se advierte también cómo en ocasiones el
hallazgo de una determinada imagen puede condicionar la elocutio del
relato entero. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con la serie imaginaria
V COnQRESO GALDOSIANO
del arranque de Torquemada en la hoguera —tropos en torno al fuego y
a los tormentos inquisitoriales— que genera una larga cadena expresiva
a lo largo de toda la novela.
Por último, la consideración de que la narrativa galdosiana es en gran
medida literatura en segundo grado, ha llevado a M.a del Prado Escobar a
estudiar las referencias literarias tan abundantes en las novelas de Tor
quemada. Estos relatos constituyen, en efecto, la demostración contun
dente de que el texto es fundamentalmente un palimsesto, de modo que
se hacía necesario revelar y analizar la tupida red de intertextualidades
subyacenteen ellos, rio sólo se enumeran las alusiones literarias detecta
das, sino que se hace también preciso describirlas y, por supuesto, inda
gar su rentabilidad en orden a la estructuración de la materia narrativa,
o en lo que toca a la configuración de algunos personajes o de su fun
ción. Así, por ejemplo, la referencia intertextual que encierra el nombre
de las dos hermanas del Águila, Cruz y Fidela, respectivamente —calco
del título de un himno litúrgico Cruz fidelis que se entonaba el Viernes
Santo—, ayuda a explicar no sólo ciertos rasgos de la personalidad de
cada una, sino también algún pormenor de la percepción que de ambas
tiene el protagonista que las evoca muchas veces unidas tan indisoluble
mente como los miembros del sintagma latino en que se inspiran sus
nombres; ambas en efecto son la cruz fiel, por persistente, con que tie
ne que cargar el tacaño.
Una vez que todos los elementos que hemos ido enumerando hayan
sido debidamente analizados, procederemos a ensamblar las diversas
aportaciones individuales en un plan común. Entonces estaremos en
condiciones de asegurar que hemos logrado —al menos en lo que atañe
al ciclo de Torquemada— ir del texto a la realidad construida.