GALDÓS y BUÑUEL •

Arturo Delgado Cabrera

Sin duda no es la primera vez que

estos dos nombres se ponen juntos. Hasta tal punto que nuestro título

coincide con el de un conocido libro de Vito Galeota editado en Nápoles

en 1988 l. Pero el crítico italiano limita su estudio a las relaciones entre

Nazarin y Tristana de Galdós y las correspondientes versiones cinematográficas

de Buñuel. Aquí intentamos una sistematización de los rasgos intertextuales

que podrían establecerse entre las obras del escritor y las

películas del director, y que supondrían, siquiera parcialmente, una definición

de sus estilos e ideologías respectivos. No todo son coincidencias,

evidentemente. Pero sí que existen afinidades. Nuestra aproximación resultará,

a la fuerza, un tanto esquemática, dados los límites de extensión

a los que hemos de ceñirnos. Analizaremos también, brevemente, las

relaciones de Galdós con el cine y las de Buñuel con la literatura y, muy

escuetamente, las relaciones literatura-cine.

Que la literatura fue uno de los objetos de atención de Buñuel durante

toda su vida es un hecho bien conocido. Galdós, por su lado, hizo una

notable contribución al cine, involuntaria y Ha posteriori .. , es decir, después

de su muerte. Las películas basadas en obras suyas son numerosas,

y quizá sea el escritor español que más argumentos ha prestado a

la pantalla, más seguramente que Blasco Ibáñez, por el que en otra época

se interesó Hollywood. La primera proyección cinematográfica realizada

en territorio español tuvo lugar en Madrid en 1896 (Hotel de Rusia,

15 de mayo), y curiosamente fue Santander una de las primeras ciudades

de provincia que contó con este tipo de espectáculos, especialmente

durante el verano. Era entonces una técnica nueva que aún no se

consideraba arte, y sólo los surrealistas, unos diez años más tarde, adivinaron

sus grandes posibilidades expresivas. Desde aquella primera

proyección hasta la muerte de Galdós pasaron catorce años, pero el escritor

comenzó a tener síntomas de ceguera ya en 1904 y la padeció

1 Galdós e BuñueJ. Romanzo, film, narrativita in Nazarín e in Tristana, Napoli, Istituto

Universitario Orientale, 1988.

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desde 1907, primer año en el que se puede afirmar que el cine estaba

muy difundido. Quizá resulte factible un estudio de su posible influencia

en las últimas obras galdosianas, pero teniendo en cuenta lo que acabamos

de señalar, "parece (oo.) arriesgado cualquier supuesto sobre la intervención

que tuvo el cine en sus escritos .. 2. De todos modos, es lógico

suponer que Galdós se interesara por la nueva forma narrativa, porque

era un hombre curioso y conocedor de las innovaciones de su tiempo y

porque era aficionado al mundo icónico (por lo tanto, le interesaba todo

lo visual) .3, a la música (el piano solía ser el acompañamiento directo en

las películas mudas) y, sobre todo, al teatro, al que se dedicó desde su

juventud temprana, todavía en Las Palmas, y que cultivó con la asiduidad

que sabemos, escribiendo obras originales o adaptando para la escena

hablada muchas de sus novelas o Bpisodios, e incluso para la ópera:

llegó a representarse, en junio de 1908, su drama lírico Zaragoza, con

música de Arturo Lapetra. De haber vivido más tiempo y en mejores condiciones

de salud, no habría sido extraño que se propusiera adaptar alguno

de sus textos para la pantalla, y que quisiera escribir él mismo el

guión correspondiente. "Tal vez Galdós soñó, en sus últimos años, con

un nuevo triunfo debido en este caso a la adaptación al cine de algunas

de sus obras .. , escribe Madariaga de la Campa 4. Es posible que tuviera

conocimiento de la filmación de ciertas adaptaciones de teatro, como la

de Juan José de Dicenta (Ricardo Baños, 1916) o la de Los intereses

creados (1918), en cuya dirección participó el propio Benavente con la

ayuda de Fernando Delgado; llevarían igualmente a la pantalla La madona

de las rosas. En esa época, se buscaba la participación en el reparto

de actores prestigiosos de teatro, porque su presencia atraía a un público

aún reacio a admitir cualidades artísticas en el producto cinematográfico.

Así pasan por la pantalla Margarita Xirgu, María Guerrero, Sarah Bernhardt

o Francesca Bertini 5.

Galdós no llegó a ver ninguna obra suya en el cine, aunque hubo varios

proyectos anteriores a su muerte 6. La primera adaptación de un texto

suyo fue la de Bl abuelo, dirigida por José Buchs en 1925, aún en la

etapa muda. Según el recuento de Utrera Macias, se han producido diecisiete

títulos por la industria cinematográfica de habla hispana, a las que

habría que añadir las realizadas en España para la televisión. En el cine,

el texto que más veces ha sido adaptado es el ya mencionado Bl abuelo

(cuatro); le siguen Marianela (tres), Doña Perfecta y La loca de la casa

2 MADARIAGA DE LA CAMPA, B., "El cine en Pérez Galdós", Ciclo Oaldós en la pantalla, Las

Palmas G.C., Filmoteca Canaria, 1989, pág. 20.

:5 Coincide este V Congreso Galdosiano con la exposición "La ilustración gráfica en

el universo galdosiano» (vid. Catálogo editado por el Cabildo Insular de Gran Canaria).

4 Op. cit., pág. 28.

5 Con Bertini se produce el proceso inverso: estrella del cine mudo italiano, comenzó

más tarde su carrera teatral. Este fenómeno (revalidar en las tablas la fama cinematográfica)

se ha dado repetidamente, a veces con malos resultados.

6 Vid. UTRERA MACiAS, R., "La novela de Pérez Galdós en la pantalla", Ciclo Oaldós en

la pantalla (op. cit.), pág. 6.

V CONGRESO GALDOSIANO _

(dos), Realidad, Fortunata y Jacinta, Misericordia, Nazarín, Tristana y Tormento

(una) 7. Televisión Española ha realizado y emitido, al menos, cuatro

adaptaciones, realizadas todas ellas por directores de prestigio: J. L.

Borau (Miau, 1969), J. Fernández Santos (La Fontana de oro, 1973), J.

L. Alonso (Misericordia) y M. Camus (Fortunata y Jacinta, 1979). El metraje

varía mucho de unas adaptaciones a otras. La más larga (diez capítulos

de una hora) y seguramente la más conocida es la última mencionada,

por su carácter de producción internacional y el prestigioso reparto,

además de «la profesionalidad de su director (y) el magno presupuesto

económico, (que) permite ofrecer un producto donde el esencial madrileñismo

galdosiano deviene en un costumbrismo cosmopolita marcado

por la estética propia de las series televisivas llamadas grandes relatos,

capaces de interesar por igual a espectadores de países tan distintos

como distantes» 8.

Se da un hecho significativo: las dos narraciones que más veces han

sido transformadas en películas tienen un evidente contenido melodramático.

En efecto, las pesquisas del conde de Albrit para averiguar cuál

es su verdadera nieta y, al finaL el triunfo total «del concepto del amor

por encima del concepto del honor o de cualquier otro» 9, son dos rasgos

que dan un claro tono folletinesco a El abuelo, cuya primera versión

para el cine data de 1925. Lo mismo puede decirse de la paradójica

angustia de Marianela ante el temor de que Pablo recupere la vista y se

dé cuenta de que la belleza del alma no siempre corresponde a la belleza

física. Son restos, en Galdós, del sentimentalismo romántico tan

frecuente en la primera mitad del siglo XIX, heredero de la comédie larmoyante

francesa de finales del XVIII, a su vez origen del melodrama decimonónico.

Y es que el cinematógrafo, como se llamó en sus inicios,

era considerado entonces una simple forma de entretenimiento y buscaba

argumentos que pudieran atraer a un público amplio y popular, y esa

vertiente del llamado séptimo arte no ha dejado de existir a lo largo de

los aproximadamente cien años de su historia: sigue siendo, esencialmente,

un espectáculo de masas (aunque las masas no siempre se concentran

en el lugar de la proyección, porque cada vez más se limita el

espectador a ver las películas en el salón de su casa), y más aún en estos

años finales de nuestra centuria en los que predomina la cultura audiovisual

y el progreso científico hace fácil el abuso de los llamados efectos

especiales, puro artificio tecnológico sin gran contenido artístico la

mayoría de las veces. Sin embargo, no hay que olvidar la existencia, también

desde los primeros tiempos, de productos menos espectaculares

pero con tendencia introspectiva y experimentaL más abundantes desde

los años sesenta, cuando se le puede suponer al cine una cierta mayoría

7 Corregimos la cifras dadas por UTRERA MACÍAS en loco cit., en cuyo recuento hay en

pequeño error. Los datos de cada película pueden encontrarse en el volumen mencionado,

págs. 41-7l.

8 Ibid., pág. 7.

9 VELÁZQUEZ CUETO, G., Oaldós y Clarín, Madrid, Ed. CinceL 1981, pág. 62.

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de edad (Nouvelle vague, Nuevo Cine Alemán, Free Cinema ... ), que han

intentado encontrar nuevas formas de narración visual sin recurrir a los

grandes progresos modernos, y que muchas veces han sido relegados a

salas minoritarias. BuñueL precisamente, desconfió siempre del exhibicionismo

artificiero y se caracterizó por una cierta sobriedad en sus películas,

desde el punto de vista técnico. Ello no debilita (bien al contrario)

el impacto de ciertas imágenes.

En realidad, el cine no hace más que lo que venía haciendo la narrativa

literaria (en su sentido más amplio: incluimos en este concepto el

discurso del teatro, que es también narración aunque no sólo de palabras)

desde los orígenes de la civilización: contar historias, dar una visión

del mundo, manifestar opiniones implícita o explícitamente, mostrar

los sentimientos humanos. Así, cine y literatura no se contraponen necesariamente.

Ambos tienen un contenido y un modo de expresión: cuentan

algo de una manera determinada. Son dos códigos artístico-semánticos

diferentes, pero no opuestos. En generaL importa menos lo que se

cuenta que cómo se cuenta. Por otro lado, los presupuestos desde los

que se analiza una narración literaria pueden valer, en esencia, para el

estudio de una narración fílmica 10, tal como se viene haciendo desde los

estructuralistas: Christian Metz dio el ejemplo clásico en semilogía de la

narratividad cinematográfica 11. Evidentemente, hay elementos en el cine,

arte de la imagen, que no se dan en la literatura, arte de la palabra, y

viceversa. La creación literaria es, además, quehacer individuaL mientras

que en el cine el producto final es el resultado de la colaboración de un

número considerable de personas, y tanta o mayor importancia que el director

de una película tiene el montador, a cuyo cargo se encuentra una

parte del proceso sin precedente en otras artes, completamente nueva,

"esa sorprendente actividad, propia del cine, única en la historia de la

expresión que se llama montaje» 12.

Puesto que, como hemos afirmado, el cine cuenta historias, había de

buscarlas en algún lado. Y era evidente que la literatura, con muchos

siglos de existencia, podía proporcionarlas a un arte recién nacido: no

debe sorprender que, desde sus inicios hasta la actualidad (y, previsiblemente,

en el futuro) el cine haya tomado elementos de la narrativa

escrita; en menor medida del teatro, y realmente poco de la poesía, seguramente

por su carácter menos argumental y visual. «La historia del

cine es, en gran medida, la historia de adaptaciones de materiales de

otras fuentes», afirma Stanley Kauffmann 1.3. Curiosamente, el modelo nalO

Un método claro y reciente de análisis del relato cinematográfico puede encontrarse

en CARMONA, R.: Cómo se comenta un texto fílmico, Madrid, Cátedra, 1991.

II Essais sur la significaction au cinéma (1968). Vid. también ccEntretien avec Roland

Barthesll , Cahiers du cinéma núm. 147, págs. 21-30, y ccEntretien avec Claude LéviStraussII

, Cahiers du cinéma núm. 156, págs. 19-29.

12 CARRlERE, J.-Cl. y BONITZER, P., The Bnd. Práctica del guión cinematográfico, trad. A.

López Ruiz, Barcelona, Paidós, 1991, pág. 15.

13 Apud A World on Film, New York, Dell Pub. Co., 1958.

V CONGRESO GALDOSIANO _

rrativo imperante en el cine es, desde Griffith, la novela decimonónica.

Podría pensarse que sería más lógica la inspiración en el teatro, que es

otra forma de arte con importante contenido icónico. Pero no es así. El

cine tiene, sobre el teatro, la gran ventaja de la movilidad. La cámara se

desplaza fácilmente, y con ella el ojo del espectador. En el teatro, esto

no puede hacerse. La estructura de la novela se adecua mejor al relato

fUmico. y Griffith, que pasa por ser el inventor del relato cinematográfico

moderno, aprendió de la novela del siglo XIX (especialmente de Dickens),

la novela de corte realista en la que también hay que incluir a

Galdós. Un realizador mucho más reciente que Griffith como es Luchino

Visconti, a quien alguien reprochó el recargamiento decorativo y narrativo

de La caída de los dioses (1969), dijo al respecto que él "se había

formado en la lectura de Balzac y que lo que estaba llevado a cabo en el

cine no era sino la transposición escrupulosa de uno de los principios

esenciales de la literatura balzaquiana: la descripción pormenorizada de

los escenarios en que vivía cada personaje, a la vez como espejo de su

condición social y como proyección de su personalidad. En medio siglo,

el planteamiento no había cambiado)) 14.

El relato literario innovador (es decir, todos los intentos y logros en la

creación de un tipo nuevo de novela durante el siglo xx: Proust, Mann,

Wolf, Musil, Le nouveau roman ... ) es sin duda menos propicio para su

puesta en imágenes. Y el público sigue prefiriendo una historia bien delimitada

y de claros contenidos narrativos. El problema es similar cuando

se trata de la adaptación para la ópera: el libreto debe presentar un

acción fácilmente comprensible, porque la música es la forma artística

semánticamente más ambigua, y porque la palabra cantada rara vez se

entiende. Libretos y guiones constituyen géneros literarios (si se les puede

llamar así) secundarios que tienen una misión limitada en la ópera o

en la película: lo que cuenta, en realidad, es la música en el primer caso

y la imagen en el segundo, porque es en esos elementos donde se centra

la fuerza expresiva. Es lo que hemos definido en otro lugar literatura

funcional 15.

La mejor adecuación del relato fUmico a la novela realista decimonónica

se debe seguramente también a que el cine, arte mucho más joven,

tiene aún que recorrer caminos que la literatura o incluso la ópera, que

existe desde finales del siglo XVI, han ido abriendo en lenta evolución. Y,

por supuesto, no es sólo cuestión de argumento: el estilo y la técnica narrativa

de una determinada novela son factores determinantes cuando se

transforma aquélla en guión de cine. La narración no lineal, al modo, por

ejemplo, de Marcel Proust, dificulta enormente su transformación imágenes.

Así, la única adaptación que existe de A la recherche du temps

perdu, hecha después de muchos intentos y vacilaciones y reducida,

cuando por fin se realizó, a una pequeña parte de la obra (Un amour de

14 GIMFERRER, P.: Cine y literatura, Barcelona, Planeta, 1985, págs. 7-8.

15 DELGADO CABRERA, A.: Libretos de ópera franceses del siglo XIX. Una escritura olvidada,

Madrid, Universidad Complutense, 1987, esp. "Conclusión ...

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Swann, Volker Schlondorff, 1983), no fue precisamente un logro: la riqueza

verbal del relato original era inexpresable con la cámara. Generalizando

más y sin limitarnos a esa novela moderna que quiere romper

con todos los moldes, podemos afirmar, con Gimferrer, que «ninguno de

los grandes clásicos de la novela ha llegado a ser un gran clásico del

cine" 16.

Aludíamos más arriba al continuo interés de Buñuel por la literatura.

Es más: dijo en varias ocasiones que habría querido ser escritor si no se

hubiera dedicado al cine. Así, en 1980 declaraba a Agustín Sánchez Vidal:

«Hoy yo puedo tener alguna importancia como cineasta, pero lo

hubiera dado todo gustoso a cambio de poder ser escritor. Es lo que realmente

me habría gustado ser. Porque el mundo del cine es muy agobiante,

hace falta mucha gente para hacer una película. Y envidio al pintor o

al escritor que pueden trabajar aislados en su casa" 17. Según Victor Fuentes,

se puede afirmar que «dentro de la unidad de los contrarios que preside

su obra, fue lo uno y lo otro", porque «su cámara tiene mucho de

pluma" 18. De hecho, se inició en el arte con la literatura 19 y su cine tiene

un claro origen literario: es un instrumento de poesía, como él

mismo lo definió 20, y está lleno de greguerías, como afirma Max Aub, resultado

de ese impulso poético originario que buscaba un cauce de expresión:

«Luis Buñuel, como cualquier gran artista, tenía un mundo que

comunicar, pero no encontraba el instrumento para hacerlo. Intentó expresarse

por el deporte, dando salida al vigor físico que llevaba dentro,

y llegó a ser subcampeón de peso semi-completo de España, como amateur.

Luego quiso ser poeta -yo he logrado recoger toda su obra, que

no carece de interés en aquel erial de los «ismos" y escuelas vanguardistas

en boga-. Se dedicó luego a la «borrachera", y por último descubrió

el cine de la mano de Fritz Lang, Las tres luces. Pero el cine de Buñuel

no se parece a ningún otro cine; es, ante todo, una pluma, porque escribe

con él» 21.

Su creación literaria propiamente dicha se detuvo, pues, al poco tiempo

de iniciarse: comienza en el dadaísmo y acaba en el surrealismo. La

forman varios poemas y relatos, y dos obras para la escena 22. El guión

de su primera película, Un chien andalou (1928), escrito en colaboración

16 GIMFERRER, op. cit., pág. 74.

17 SÁNCHEZ VIDAL, A., Luis BuñueJ, Madrid, Cátedra, 1991, pág. 8.

18 Buñuel: cine y literatura, Barcelona, Salvat, 1989, pág. 9.

19 Sus primeros textos: Un chien andalou (en colaboración con Buñuel), llegible, hijo

de flauta (con Larrea) y su obra teatral /famlet tienen «un valor único en la literatura

española contemporánea .. (fuENTES, V., loco cit.). Luego, «alejándose del elitismo de sus

compañeros de la Generación del 27, abrazó el cine, arte popular por excelencia .. (ibid.,

pág. 14).

20 Bl cine, instrumento de poesía es el título de una conferencia pronunciada por

Buñuel en la Universidad de Méjico en 1958.

21 AUB, Max, Conversaciones con BuñueJ, Madrid, Aguilar, 1984.

22 BUÑUEL, L., Obra literaria, Introducción y notas de A. Sánchez Vidal, Zaragoza, Ed.

Heraldo de Aragón, 1982.

V CONGRESO GALDOSIANO 1m

con Dalí, abre lo que en adelante será su práctica literaria habitual: la

redacción de guiones para sus películas, a veces bastante escuetos hasta

el comienzo del rodaje. Además de ellos, sólo cabe reseñar algún escrito

ocasional y su libro de memorias, Non dernier soupir, publicado

originalmente en francés, para cuya redacción contó con la ayuda de su

colaborador habitual en los guiones de sus películas francesas, JeanClaude

Carriere 23.

De sus treinta y dos películas, Buñuel sólo dejó de participar en el

guión de cinco, todas ellas correspondientes a su etapa mejicana 24, época

en la que gozó de menos libertad que en otras para la realización de

su obra y en la que hubo de rodar historias que no siempre le interesaban,

por razones "alimenticias». Bien es verdad también que no escribió

solo ninguno de los otros veintisiete guiones. Los colaboradores que más

veces trabajaron con él en castellano fueron Luis Alcoriza y Julio Alejandro

(Max Aub colaboró en Los olvidados, 1950), y en francés, el ya mencionado

Carriere (Raymond Queneau, en La mort en ce jardin, 1956).

Inventó, comparativamente, pocos de los argumentos de sus películas:

en los títulos de crédito, sólo consta que la historia sea suya en Viridiana

(1961) y El ángel exterminador (1962). Otros once guiones fueron

escritos en colaboración, sin que sean adaptaciones. En general, la idea

original era del propio Buñuel, pero le iban dando forma a la historia y a

los detalles a medida que iban trabajando: Carriere cuenta cómo se reunían

para hacerlo 25, cada uno aportando su idea y uniendo los episodios

como si se tratara de un collage, a la manera de los cadavres exquis

de los surrealistas. En lo que se refiere a las adaptaciones de obras

literarias, Buñuel realizó dos películas basadas en obras de teatro: la

comedia de Alonso Torrado El gran calavera (1949) Y el sainete de Carlos

Arniches Don Quintín el amargao (La hija del engaño, 1951), y quince

basadas en novelas, cuyos autores son Galdós, Guy de Maupassant,

Daniel Defoe, Mercedes Pinto, Henri Castillo u, Octave Mirbeau, Joseph

Kessel, Pierre Louis, Michael Weber, Emily Bronte, Manuel Álvarez Acosta,

Rodolfo Usigli, Emmanuel Robles y Peter Mathiessen 26.

Las influencias literarias detectables en Buñuel son variadas. Sus rasgos

surrealistas, evidentemente, no acaban el Un chien andalou y L';!jge

d'or (1930). Rinde homenaje al marqués de Sade y le hace aparecer en

2:3 Mon dernier soupir, Paris, Robert Laffont, 1982. Trad. esp. de A.M. de la Fuente

(Mi último suspiro), Barcelona, Plaza y Janés, 1982.

24 Oran Casino, 1947; El gran calavera, 1949; La hija del engaño, 1951; Una mujer

sin amor, 1951; Y La ilusión viaja en tranvía, 195.3.

25 CARRIERE, J.-CI., "Buñuel et son contraire», prefacio de Taranger, M.-CI.: Luis Buñuel.

Le jeu et la loi, Saint-Denis, Presses Universitaires de Vincennes, 1990, págs. 5-7.

26 Respectivamente: Nazarin y Tristana, Pierre et Jean (Una mujer sin amor), Robinson

Crusoe, Él, La fj(~vre monte a El Pao (Los ambiciosos), Lajournal de'une femme de

chambre, Belle de jour, La femme et le pantin (Cet obscur objet du désir), El rugido del

paraíso (Oran Casino), Wuthering Heights (Abismos de pasión), Muro blanco sobre roca

negra (El río y la muerte), La vida criminal de Archibaldo de la Cruz (Ensayo de un crimen),

Cela s'appelle J'aurore y Travelin' man (The Young One).

1m BIBLIOTECA GALDOSIANA

La voie lactée (1969) recitando un pasaje de Justine que es una diatriba

contra las religiones, y más concretamente contra el cristianismo 27. Pero

la única influencia que Buñuel reconoce directamente en éL "así en general

», es la de Galdós, en sus conversaciones con Max Aub. Las dos

obras galdosianas que adaptó para el cine, Nazarín (1958) Y Tristana

(1970) son quizá las películas en las que menos respeta el espíritu de

un novelista, aunque mantenga argumentos similares a los originales. En

generaL Buñuel toma una historia y la exagera, recalcando los aspectos

que más le interesa destacar; así ocurre, por ejemplo, en su versión de

Cumbres borrascosas (Abismos de pasión, 1954), en la que presenta la

pasión amorosa incontrolable, el amour fou tan querido de los surrealistas,

en grados de tal violencia que Emily Bronte no reconocería seguramente

su obra, y por supuesto en términos más extremos que la edulcorada

versión hollywoodense (William Wyler, 1939). En Le fantóme de la

liberté (1974), Buñuel incorpora en el argumento un episodio basado el

El beso, de Bécquer, pero añade la profanación de un sagrario para redondear

la historia.

En Nazarín, elimina los pasajes excesivamente discursivos, como el

episodio de don Pedro Belmonte, y otros como el finaL en el que Jesucristo

se aparece al protagonista, le habla y aprueba su actitud, consolándolo

de sus desdichas. Añade en cambio elementos narrativos que cambian

substancialmente la intención del relato: Beatriz aparece desde el

principio de la película y sus encuentros con Pinto tienen una gran carga

erótica, ausente (o, al menos, mucho menos explícita) en Galdós; la estampa

de Jesucristo ríe, como el arzobispo de Francis Bacon, ante la

mirada aterrada de Ándara; el primer encuentro de Nazarín con otras personas,

al principio de su peregrinación, provoca un incidente laboral y la

muerte de un hombre, sin que aquél vuelva para ver qué ha pasado; alguien

que está a punto de morir rechaza los auxilios espirituales y prefiere

que venga su amante; el sacrílego no se convierte, y aunque ayuda a

Nazarín cuando el parricida lo golpea, afirma que ambos (Nazarín y él

mismo) son completamente inútiles: "Usted pa' el lado bueno y yo pa' el

lado malo, ninguno de los dos servimos para nada»; Beatriz vuelve con

Pinto, con lo que la labor de apostolado del cura ha sido en vano. BuñueL

puede decirse, no da una pequeña alegría a su personaje; quiere demostrar

que la práctica religiosa cristiana y su mandamiento más importante,

la caridad, son imposibles en el mundo actual: más que el individualismo,

debe primer la solidaridad. Si Galdós critica la actitud oficial de

la Iglesia frente a quienes quieren practicar un cristianismo auténtico,

Buñuel afirma que la religión es aberrante. Se puede decir que es

una película atea. Sin concesiones para el idealista Nazarín, habría

27 "No hay Dios. Todas las religiones parten de un principio falso, Teresa. Todas

suponen el culto necesario a un Dios creador, pero ese creador no existe. ¿Hay una sola

religión que no lleve el emblema de la impostura y de la estupidez? Pero entre todas,

una merece especialmente nuestro desprecio y odio, ¿no es esta ley bárbara del cristianismo

en la que los dos hemos nacido?»

V CONGRESO GALDOSIANO 111

que ver también si Galdós no contemplaba a su personaje con cierta

burla, o con cierta crítica, por su escaso sentido práctico, o incluso por

su disimulada soberbia. En conjunto, la película de Buñuel resulta dura,

nada risueña. Víctor Fuentes ha señalado que en ella «apenas oímos la

risa, cosa extraña en su cine. El paradigma cervantino y galdosiano, subyacente

en el filme, es desbordado por un pesimismo desolador que nos

lleva a la picaresca, a Gracián y a Sade .. 28. Añadamos que tampoco hay

en ella música: sólo el sonido inquietante de los tambores de Calanda

acompañan al protagonista al final de la película, prisionero y habiendo

aceptado, después de dudar, una piña que una mujer le da como limosna.

Buñuel resume así su obra: «Conservé lo esencial de Nazarín, tal como

está desarrollado en la novela de Galdós, pero adaptando a nuestra época

ideas formuladas cien años antes, o casi (oo.) A lo largo de la historia

añadí nuevos elementos, la huelga, por ejemplo (.oo) y la escena con el

moribundo, inspirada por el Diálogo de un sacerdote y un moribundo de

Sade, en la que la mujer rechaza a Dios y llama a su amante .. 29.

En Tristana, igualmente, Buñuel modifica el argumento. El gran cambio

está en el final. En Galdós, la resignación de la protagonista al casarse

con don Lope tiene ya claros matices de amargura y derrota, pues no

ha podido cumplir su deseo de vivir libre y, al mismo tiempo, honrada.

Galdós, «tan discreto como siempre, deja colgada la historia .. 30, y Buñuel

la continúa: la antipatía entre ambos cónyuges no cesa de aumentar y

Tristana, conscientemente, deja morir a don Lope, no conformándose

con la resignación cristiana. Se rebela contra las creencias impuestas y

contra su propio destino. Muchos críticos han visto en ello (y también en

la novela de Galdós) una postura feminista. Buñuel habla así de su adaptación:

«Aunque esta novela, novela epistolar, no sea de las mejores de

Galdós, me sentía atraído desde hacía tiempo por el personaje de don

Lope. Me atraía también la idea de trasladar la acción de Madrid a Toledo,

y rendir, así, homenaje a la ciudad tan querida (oo.) Aunque, como en

NazarÍn, el personaje principal (se refiere a don Lope, no a Tristana)(oo.)

se mantiene fiel al modelo novelesco de Galdós, introduje considerables

cambios en la estructura y el clima de la obra, que situé también, como

había hecho en el Diario de una camarera, en una época que yo había

conocido, en la que se manifiesta ya una clara agitación social .. 31. Tampoco

hay música en esta película.

Viridiana (1961) no es la adaptación de una novela de Galdós, pero

hay sin duda mucho de galdosiano en ella. Es como una versión femeni-

28 FUENTES, V., op. cit., pág. 127.

29 Se puede encontrar un análisis detallado de Nazarin, novela y película, en BOlXADÓS

DE SOUTO, M. D., Encuentro de creadores en novela y filme: "Nazarinn de Galdós y "Nazarinn

de Luis Buñuel, Ann Arbor, University Microfilm InternationaL 1958, yen GALEOTA,

V., op. cit., donde el autor ofrece también un análisis similar de Tristana.

30 AMORÓS GUARDIOLA, A., ccTristana, de Galdós a Buñuel .. , Actas del I Congreso Internacional

Galdosiano, Las Palmas G.C., Cabildo Insular, 1977, pág. 322.

31 SÁNCHEZ VIDAL, A., op. cit., pág. 84.

ID BIBLIOTECA GALDOSIANA

na de Nazarín, con sus ideales cristianos puros a los que acaba por renunciar:

abandona el convento y vive en el siglo, con la perspectiva además

de una relación carnal triangular, simbolizada en su aceptación final

de participar en una partida de cartas. Tiene ciertos paralelismo con

otros personajes galdosianos que aspiran a consagrarse a la religión,

como Leré de Ángel Guerra. Pero el proceso es inverso: en Leré es ascendente,

místicamente hablando, y Viridiana es novicia al principio y

seglar al final. Para Buñuel, la relación más directa del personaje de Viridiana

se da con Don Quijote: .. Casi todos mis personajes sufren un desengaño

y luego cambian sea para bien o para mal. Es el tema del Quijote,

al fin de cuentas. Viridiana es en cierto modo un Quijote con faldas.

Don Quijote defiende a los presos que llevan a galeras y éstos lo atacan.

Viridiana defiende a los mendigos y ellos también la atacan. Viridiana

vuelve a la realidad, acepta el mundo como es. Un sueño de locura y finalmente

el retorno a la razón. También don Quijote volvía a la realidad

y aceptaba ser sólo Alonso Quijano» 32.

Algunas escenas de las películas mejicanas de Buñuel muestran que

el cineasta ha leído las Novelas Contemporáneas. Víctor Fuentes ha señalado

algunas de esas escenas: el abandono de niños y adolescentes en

los terrenos baldíos y en los basureros de la ciudad de Los olvidados

ya lo habíamos visto en La desheredada, las gallinas de la misma película

ya estaban al comienzo de f'ortunata y Jacinta, el perro Canelo, de

breve e intensa vida en Viridiana, lo habíamos visto de personaje en

Miau 33.

Comparando la personalidad de ambos artistas, se puede ver que

coinciden en diversos aspectos. Tanto Galdós como Buñuel se sienten

preocupados por la realidad de España y, por extensión, por la condición

del hombre, y forman parte del grupo de artistas españoles que han sentido

en profundidad los problemas de su país y así lo han manifestado

en sus obras, como Cervantes o Gaya (cuya biografía Buñuel quiso llevar

al cine, y llegó a escribir el guión correspondiente). Sus formas de

expresión son parecidas: quieren retratar la realidad; Galdós por la época

en que escribió; y, Buñuel, por su lado, confiesa preocuparse por la

veracidad de los detalles, pero más provocador que Galdós (no se pueden

olvidar sus raíces surrealistas), suele extremar lo que muestra y no

escatima la violencia, el erotismo explícito o las imágenes chocantes:

quería .. trancher l'oeil du spectateur», como ocurre en Un chien andalou,

y no en vano André Bazin, en un estudio ya clásico, lo considera el iniciador

del cine de la crueldad 34, Y Amorós lo considera .. un español desmesurado,

extremoso» 35. Octavio Paz compara algunas de las películas

32 [bid., págs. 77-78.

33 FUENTES, V., op. cit., págs. 123-124. El autor reseña algunas más de las que hemos

mencionado.

34 BAZIN, A.: BI cine de la crueldad. De Buñuel a Hitchcock, Bilbao, Ed. Mensajero,

1977.

35 Op. cit., pág. 323.

V CONGRESO GALDOSIANO _

de Buñuel con ciertos grabados de Goya, algún poema de Quevedo, un

esperpento de Valle-Inclán o algún pasaje de Sade 36.

Tanto Galdós como Buñuel hacen uso frecuente del humor: sin ello,

sus obras tendrían seguramente menos interés y serían, con toda seguridad,

más aburridas. Ni las unas ni las otras lo son.

Ambos critican a la burguesía y las ideas conformistas; son liberales

y antifanáticos; se preocupan por los problemas sociales y por el pueblo,

y aunque se haya achacado al escritor su escasa atención a los verdaderos

problemas de la clase obrera de su tiempo, ciertos críticos han mostrado

cómo «la vida de Galdós es un proceso de concienciación política

y social que se refleja en su obra literaria. De un radicalismo burgués

inicial que podría representar Doña Perfecta, pasa a ser el escritor que

desde la burguesía piensa y trabaja contra ella ( ... ) y (en cierto pasaje)

formula de modo extraordinariamente claro el problema de la alienación

y cosificación del proletariado, tan fundamental en el pensamiento marxista

.. 37.

En cuanto a la religión, podría decirse que Galdós, más que ser antirreligioso,

está en contra del clero corrompido y de las jerarquías eclesiásticas

hipócritas. Es esencialmente antifanático, como se demostró en

la famosa polémica surgida a raíz de la publicación de Gloria 38. Buñuel

aspira más bien a la «destrucción de la religión a través de una crítica

crueL cínica y cómica de la religión católica .. 39.

En resumen, Galdós es un hombre de ideas avanzadas en su época,

el siglo XIX, y Buñuel es un radical de izquierdas del xx. El primero se

formó con el realismo y el naturalismo, el segundo con la lectura de los

surrealistas. En cualquier caso, la unión de ambos representa el encuentro

del escritor reconocido como el mejor novelista español después de

Cervantes con el más importante maestro español del arte cinematográfico

40. Y Buñuel supo, a partir de dos novelas que no son de las mejores

de Galdós, crear dos extraordinarias películas.

36 Vid. SÁNCHEZ VIDAL, A., op. cit., pág. 9.

37 BLANCO AGUINAGA, c.; RODRÍGUEZ PUÉRTOLAS, J.; ZAVALA, Iris M., Historia social de la Literatura

española, Madrid, Castalia, 1978, vol. 11, págs. 159 y 163. Vid. también RODRÍGUEZ

PUÉRTOLAS, J., Oaldós: burguesía y revolución, Madrid, Turner, 1975.

38 Vid. la polémica correspondencia al respecto entre Galdós y Pereda en BRAVOVILLASANTE,

c., Oaldós visto por sí mismo, Madrid, Ed. Magisterio Español, 1976,

págs. 79 ss.

39 BOlXADÓS DE SOUTO, M. c., op. cit., pág. 174.

40 GALEOTA, V., op. cit., pág. 11.