LA OBRA DE GALDÓS

y TIPOLOGÍA

DE LA CULTURA

DEL SIGLO XIX

Svetlana Piskunova

La obra galdosiana, «en su total integración

» (J. Casalduero) 1, presta un interés especial para la comprensión

del siglo XIX no sólo como un período histórico 2 o histórico-literario

con su cambio sucesivo de estilos (el Romanticismo, el Realismo,

el Naturalismo, el Impresionismo ... ) 3, sino como un tipo de

cultura, «un conjunto estructurado.. (J. A. Maravall) a la par del

Renacimiento, el Barroco, el Siglo de las Luces, que es un problema histórico-

cultural todavía no planteado en su totalidad por la ciencia europea

y americana.

Las investigaciones recientes de científicos rusos definen este tipo de

cultura como un conjunto paradójico de dos paradigmas (orientaciones)

mentales: la «antropológica» y la «historicista... Son dos modos de entender

el hombre y la sociedad opuestos y al mismo tiempo complementarios

que en la vida de cultura entrelazan y se mezclan. El principio antropológico

nacido en el medio del siglo XVIII en la obra de Rousseau hace

al hombre «natural .. , al hombre «como tal», perteneciente a sí mismo y

comprendido en términos de su conciencia el objeto principal de la filosofía

de índole moralizante y el sujeto de cualquier acto cultural. «La idea

creadora de la época -escribe un teorético ruso, Alejandro Mijáilov- era

la siguiente: el hombre debe pertenecer a sí mismo, estar asimilado por

sí mismo, pues que sus sentimientos no son pasiones abstractos calculados

por filósofos, sino una concrética interior incaptable a indescriptible

.. 4. «Das Innerlichkeit .. de Hegel es la expresión más fiel de esta idea

que obtuvo gran resonancia en la obra galdosiana. Ya en la primera serie

1 CASALDUERO, J., Vida y obra de GaJdós (1843-1920), Gredos, Madrid, 1974, pág. 181.

2 Tal es la planteación del problema en el artículo de Sherman Eoff, véase EoFF, Sh.,

"Galdós in Nineteenth-Century Perspective», Anales Galdosianos, 1 (1966), págs . .3-9 .

.3 Compárense con la opinión de J. Casalduero, según la cual la unidad de la época

histórico-cultural está creada por la unidad del estilo (CASALDUERO, J., op. cit., pág . .35).

4 MIJÁlLOV, Alejandro, Problemy istoricheskoi poetikj v istorii nemetskoi kultury (Problemas

de la poética histórica en la historia de la cultura alemana), Nauka, Moskva,

1989, s. 28.

ID BIBLIOTECA GALDOSIANA

de los Episodios Nacionales quiso explorar «lo inmutable del corazón

humano .. 5. Pero el principio antropológico se destacó al primer plano en

el así llamado período «espiritualista .. de la evolución de Galdós. Este

período está marcado -según la observación de Gustavo Correa- por

«un proceso de acelerada interiorización en el alma de los person(\jes .. 6.

«Angel Guerra, Nazarin y la condesa de Halma -prosigue el crítico- descubren

en su fuga al campo la manera de oír la voz interior que habla

desde los reductos más escondidos de su ser, logrando dar así un sentido

a la trayectoria de su vida .. 7.

El antropologismo conducia al escritor al psicologismo individualizante

y a la vez universalista, pues que relacionaba el comportamiento y los

sentimientos del hombre con «los vicios y virtudes fundamentales que

engendran los caracteres y determinan los sucesos .. 8, según las palabras

conocidas de Galdós.

Al mismo tiempo, en la obra galdosiana -como en la cultura decimonónica

en total- al entendimiento del hombre como una criatura de la

Naturaleza equivalente a sí mismo en todos los tiempos se oponía

la comprensión del hombre como un ser histórico, «un hijo de su tiempo

.. , dependiente de su ambiente social, su educación, de los prejuicios

dominantes en la sociedad donde vive. Este entendimiento historiscista

del hombre dirigió al escritor hacia la creación de tipos sociales o nacionales,

a la representación del hombre como un producto de la acción de

fuerzas históricas suprapersonales 9.

La línea general del desarrollo de la cultura del siglo XIX consistía en

la consolación y la superación de ambos principios. Podemos decir más:

esta contradicción interna -insuperable teoréticamente en el área de la

razón pura- era el vehÍCulo del movimiento de la cultura decimonónica

y la base de la creación artística (ahora conocemos que la contradicción

es el seno de la creación).

La dicha paradoja epocal está reproducida en el género -quizás más

característico de la época- la novela histórica, que de un lado quiere

reflejar el fluir del tiempo, el cambio de diferentes épocas históricas en

la vida de la Humanidad y el hombres sumergido en el tiempo, y, del

otro, representar el hombre que conserva su esencia humana en todos

los tiempos. La idea de la identidad del hombre a sí mismo en la historia

permite al autor de la novela histórÍCa entablar el contacto sentimental

entre su lector y su héroe y hacer analogías entre lo pasado y lo presen-

5 PÉREZ GALDÓS, B., "Observaciones sobre la novela contemporánea en España .. , en Madrid,

Benito Pérez Oa1dós, Madrid, 1957, pág. 2.35.

6 CORREA, G., Realidad, ficción y símbolo en las novelas de Pérez Oaldós. Ensayo de

Estética realista, Gredos, Madrid, 1977, pág. 260.

7 [bid., pág. 260.

8 PÉREZ GALDÓS, B., op. cit., pág. 2.36.

9 Es posible acordar aquí las ideas estéticas de Hippolite Taine, tanto como las palabras

significantes de Angel Guerra: "Cierto es que no somos dueños de nosotros mismos

sino en esfera muy limitada; somos la resultante de fuerzas de aquí y de allá ...

V CONGRESO GALDOSIANO _

te -tratar de explicar lo presente por lo pasado destacándose en el papel

del maestro de sus contemporáneos-. La evolución de Pérez Galdós

en los años sesenta demuestra los esfuerzos del autor de reconciliar sus

inclinaciones historicistas y antropológicas en la vía del acercar lo pasado

a la presente creando caracteres típicos y al mismo tiempo individuales

en las circunstancias históricas modernas.

La escuela naturalista francesa, que -como es sabido- influyó en

algún modo en la obra de Galdós en los años ochenta, propuso su resolución

de la contradicción epocal: apelando a la ley de herencia, naturalistas

probaron enlazar las cualidades antropológicas de «un animal humano

» y el fluir del tiempo histórico reflejado en el cambio de generaciones

de una familia -de tal modo ellos querían convertir lo biológico

en lo histórico- e historiable. ¿Pero es posible conciliar lo eterno y lo

temporal sin salir de la dimensión cotidiana de la existencia humana, sin

traspasar los límites de la experiencia positiva? Evidentemente, no, y por

eso en la obra de Galdós -ya en la etapa que Gustavo Correa califica

como «la incorporación compacta de la realidad» 10_ aparecen, según las

palabras del mismo crítico, «perspectivas interiores de esta última que se

refieren no ya a lo que es el mundo de la realidad en sí, sino a la relación

constante de esta última con el mundo de la ficción» ll. « ... De esta

manera -prosigue el investigador- queda proyectada al interior de la

obra creada una dimensión exclusiva de arte, totalmente diferente de lo

que es el mundo de la realidad reproducida, y cual constituye una de las

características especificas de la novela realista galdosiana» 12. Pienso que

justamente en esta dimensión -que también podemos denominar la

dimensión de la cultura- el hombre se libra de las limitaciones de su

ser natural tanto como de su ser histórico convirtiéndose en un ser cultural

enlazado con otros seres por la ley de la comprensión mutua, de la

existencia dialogal. Galdós descubrió este mundo de cultura paralelamente

con la recepción de principios de la estética naturalista -contra

dichos incipios- porque en la tradición cultural española se había guardado

una medicina contra el determinismo naturalista y contra el psicologismo

sentimentalista -el Quijote y la obra de Cervantes en total-o Al

principio de los ochenta Galdós releyó el Quijote, encontrando en la

narración cervantina no la descripción de la ilusión perdida, no el llanto

por el ensueño romántico destinado a la derrota en el choque con la

realidad cotidiana 13, sino la representación estética de la realidad de

conciencia que es no menos real o más ficticio que la realidad circun-

\O CORREA, G., op. cit., pág. 69.

II ¡bid.

12 ¡bid.

13 La lectura romántica del Quijote superada por Galdós (tanto como por Dostoyevski,

en oposición a Turguénev) y por el cervantismo mundial sólo en los años sesenta de

este siglo (véase A. CLOSE, The romantic approach to HDon Quijote", a criticaJ history of

the romantic tradition in "Quixote" criticism, Cambridge Univ. Press, 1978), a nuestro

parecer, está todavía viva en la crítica galdosiana.

lB BIBLIOTECA GALDOSIANA

dante. Este descubrimiento llevó consigo la reconstrucción total de la

narración galdosiana empezando con las relaciones entre el autor y el

héroe. La novela galdosiana crucial en este aspecto es El amigo Manso.

Es, según las palabras del investigador de la novela, Eamonn Rodgers 14,

"la primera novela en que el autor se abstiene deliberadamente de adoptar

posiciones simplistas» formuladas en las Observaciones sobre la novela

contemporánea en España (1870).

Estoy casi completamente de acuerdo con la interpretación de la novela

propuesta por el crítico, especialmente con lo que toque a la esencia

irónica de la narración galdosiana, a su ambigüedad y complejidad

(son los rasgos típicamente cervantinos). Al mismo tiempo, no creo que

la novela tenga "un sentido profundamente religioso» 15. Sin negar de ningún

modo la religiosidad de Pérez Galdós que tiene mucho del erasmismo,

hay que notar que la "dimensión mítica» descubierta por el crítico en

la novela es en primer lugar el campo del juego artístico, del juego como

un acto cultural. La ironía galdosiana abarca no sólo la narración de la

vida terrenal de Máximo Manso, sino la descripción de su estación feliz

en el paraíso celestial, ligado por teléfono con la tierra. Por eso el marco

de la novela no es la expresión del sentimiento religioso profundo, sino

la demostración del espíritu jocoso del escritor que se siente un rival de

Dios en el acto de la creación de mundos -de sus mundos novelescos.

Es verdad que la narración en El amigo Manso abarca la realidad total

del hombre como parte de la creación universal» 16, pero "la creación

universal» aquí, la última realidad de la existencia humana es el texto de

la novela, la realidad semiótica crada por el juego de la imaginación del

escritor. La eternidad de Manso que se ha escapado de la vida terrenal

es la eternidad del ser literario.

El tema principal de la novela no es una educación, sino la libertad

-y esto es el tema clave de la literatura decimonónica en total (incluyendo

el naturalismo cuyo Hado -la herencia- es un envés de la misma

preocupación del siglo- la libertad que Manso quería obtener en la vida

solterona en el reino de la razón y que sí obtuvo en la vida póstuma. El

fracaso de Manso en sus asuntos amorosos no es la derrota de su imaginación

desatinada, sino el fracaso del intelecto puro, de la razón científica,

y su triunfo en el epílogo, su reivindicación, se apoya en su capacidad

adquirida en la vida póstuma de penetrar en la conciencia de sus

próximos dejados en la tierra -y es la capacidad de cualquier novelista:

se llama la imaginación creadora-o

El amigo Manso, como es sabido, es una de las más personales novelas

de Galdós (y a la vez, más cervantinas), tanto como Tristana 17, escri-

14 Véase RODGERs, B., .. Realismo y mito en El amigo Manso .. , Cuadernos hispanoamericanos.

Homenaje a Qaldós (250-252), 1970/71, pág. 4.32.

15 lbid., pág. 44.3.

16 lbid.

17 El sustrato autobiográfico de Tristana está revelado por Peter Bly en su artículo

publicado en el número especial del Romance quarterly, XXXI (1984), núm. 2.

V CONGRESO GALDOSIANO _

ta diez años más tarde en el así llamado período Hespiritualista.. de su

evolución. El tema principal de la novela es también la libertad -incluyendo

la de los lazos conyugales 18_, la libertad como el afán innato del

hombre. La expresión más completa de este afán en el plano estético es

la música. Los críticos que interpretan Tristana como la historia de la

derrota de quimeras feministas 19, como la parábola de la inevitable esclavitud

del hombre, olvidan que el tema principal de la novela -según

el reconocimiento del propio Galdós- es la música. Y la música -hay

que repetir- equivale a la libertad obtenida en la dimensión de cultura.

No es casual que en la jerarquía de artes, creada por Arthur Schopengauer

-un filósofo y estético cuya fama en los años noventa, los años

del florecimiento del simbolismo en Europa, era inmensa (Galdós había

de conocer sus ideas estéticas principales)-, la música ocupa el grado

más alto, pues que lleva al hombre al contacto inmediato con la Voluntad

Mundial -cuanto las artes plásticas, incluyendo la pintura, ocupen el

grado más bajo y las artes verbales (su cumbre, a su vez, es la tragedia)

les sigan en la escala de la elevación del hombre a la contemplación de

ideas puras- a su liberación total. Y éstas son las etapas de la elevación

de Tristana a su libertad: desde la belleza visual del paisaje en las cercanías

de Madrid y de los lienzos de su amante, a través de versos trágicos

de Dante, Leopardi y Shakespeare, de las alusiones a la tragedia antigua

simbolizada por máscaras trágicas -la decoración del estudio de

Horacio- hacia la música de Bethoven y las improvisaciones de órgano

de Tristana, y es la elevación Ha las regiones en que el ensueño y la realidad

se confunden .. 20.

La historia de Tristana no es la historia de la muñeca de pie quebrada,

sino la historia de la transformación de la muñeca en una personalidad.

Sin duda, paralelamente, en el plano de la narración que expresa la

pragmática de la vida podemos leer una historia de la destrucción del

mito de amor eterno y del triunfo del ideal donjuanesco. Es decir, en la

novela de Galdós -ambivalente, irónica- hay la corriente y la contracorriente

cuya mezcla crea la imagen verdadera de la vida y del arte. Pero

el arte aquí no es el espejo de la vida, sino su región más elevada.

Hablando de la música entramos en el reino del simbolismo, cuya

aparición en el arte europeo en los años setenta significaba la destruc-

18 Sin duda, muchos temas e imágenes de Tristana son de filiación cervantina empezando

con la semejanza con Don Quüote tanto del viejo amante de la heroína (¿por

acaso o no tenga un nombre del ilustre rival de Cervantes a quien los contemporáneos

consideraban ser el prototipo de Don Juan de Tirso?), como de su víctima. Pero Tristana

tiene la mayor semejanza con el otro personaje cervantino -la primera, propagandista

de la libertad femenina en la literatura española-, la pastora Marcela, que "nació

libre .. y escogió "la soledad de los campos .. "para poder vivir libre .. ; en el caso de Tristana

es la soledad de la vida libre y honesta.

19 Véase, por ejemplo, MIRÓ, B., "Tristana o la imposibilidad de ser .. , Cuadernos hispanoamericanos,

número citado.

20 PÉREZ GALDÓS, B., Tristana, La Habana, 1970, pág. 173.

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

ción futura del mecanismo de la función de la cultura decimonónica: el

siglo xx rechazará tanto el principio antropológico (desde el momento

el hombre no es equivalente a sí mismo no sólo en su historia, sino en

cada momento de su vida, no es un ser íntegro), como el principio historicista

(la historia no es el suceso lógico de acontecimientos y hechos

comprensibles desarrollantes en el tiempo reaL sino una ralidad creada

por el lenguaje, por la magia de la palabra: un mito). Y en la novela de

Galdós más característica para el último período de su obra -el período

mitológico (según J. Casalduero) o simbolista -, El caballero encantado

(1909), la historia de España se convierte en el metatexto extraído del

fluir del tiempo, en "el concierto barroco» de episodios, imágenes y citas

de la literatura clásica española. Y sus héroes son las encarnaciones alegóricas

de España y de sus hijos pertenecientes a diferentes clases sociales.

Pues que -repito- el simbolismo es el final lógico de la cultura

decimonónica que en su etapa decadente empieza a negar sus mismos

principios: la Historia se da paso a la Eternidad, el psicologismo antropológico

a la representación de los aspectos más generales -"eternos»- de

la Naturaleza humana (o nacional) y del Destino humano (o nacional). Al

mismo tiempo -al lado de la Eternidad- el simbolismo canoniza el

momento: el momento único, aislado, el momento sagrado de la transformación

del pasado en lo futuro, el punto en el cual lo histórico se

convierte en lo eterno. Y esto es el tiempo de cualquier rito, especialmente

del tiro iniciático, que, como ha mostrado J. Villegas 21, organiza

la estructura del Caballero encantado.

21 VILLEGAS, J., «Interpretación mítica de El caballero encantado de Galdós)), Papeles

de Son Armadans (1976), IX, núm. 244.