DE LA PRIMERA REPÚBLICA •

A LA CONSTITUCIÓN DE 1876,

EN LOS EPISODIOS NACIONALES

DE PÉREZ GALDÓS

Eduardo Roca Roca

INTRODUCCIÓN

Hemos puesto de relieve en anterior ocasión la posibilidad de estuduar

una serie de aspectos jurídico-políticos y sociológicos en la Obra de

Pérez Galdós, que contempla instituciones de esta naturaleza a lo largo

de su Obra y en especial en los Episodios Nacionales, en los que destaca

la formación jurídica, que se enlaza con la iniciación de sus estudios

de Derecho en la Universidad de Madrid en el año 1863, y más tarde sus

especiales conocimientos de la Administración Española durante la segunda

mitad del siglo XIX, cuyos conocimientos se enriquecen al ser elegido

en 1885 Diputado por Puerto Rico, concretamente por el Distrito de

Guayama, asistiendo a las Cortes a partir de la Legislatura de 1886 como

ceun perfecto sagastino», siendo reelegido en 1890.

Como puso de relieve Sainz de Robles esta experiencia política enriqueció

a Galdós al que le agradaba la tertulia con los amigos y colegas

cesaboreando los buenos vegueros y los finos licores», añadiendo el citado

autor que ceallí se hizo amigo de Maura, de Canalejas, de Gamazo, de

Villaverde, de Núñez de Arce ... de D. Manuel Reina, de Romero Robledo,

del Marqués de Castroserna», teniendo acceso a los más selectos circulos

políticos y sociales.

Esta experiencia política, insistimos, le proporcionó a Galdós un rico

material, para la elaboración de los ceEpisodios», sin olvidar su experiencia

periodística como informador de sesiones parlamentarias, lo que le

permitió el conocimiento directo de personas, así como la utilización del

abundante material bibliográfico que pudo consultar en el Congreso de

los Diputados, y en especial las actas correspondientes de los diarios

de sesiones, que en multitud de ocasiones se ven reflejadas en su Obra.

Especial interés tiene el estudio del período que se inicia con la abdicación

de Amadeo de Saboya, y que da lugar al recorrido histórico que

se produce a través de ceLa Primera República», ceDe Cartago a Sagunto»,

hasta llegar a "Cánovas»; a cuyo efecto estudiaremos los aspectos jurídico-

constitucionales que se exponen en la primera Obra, hasta la caída de

la efímera República, en la que no pudo aprobarse el proyecto de Cons1111

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titución federaL y que continuará con la Restauración, para concluir en

la aprobación de la Constitución de 1876.

Las referencias a dichos aspectos, son múltiples a lo largo de las

obras citadas y habremos de estudiar los aspectos más destacados,

como son las relativas a la Ley y al Derecho, las convocatorias

de Cortes, la actividad constitucional de las mismas, así como

determinados aspectos conectados con la vida jurídica, y que son

de gran actualidad, como son sus referencias constantes a los problemas

de la corrupción política, el problema del federalismo y del cantonalismo,

el tráfico de influencias, que en aquel momento no era delictivo,

etc.

El personaje que hace el relato es Proteo Liviano, que lleva la línea

argumental con el nombre de Tito, y se define «chiquitín, travieso, enamorado,

con tendencia a exagerar estas cualidades o defectos si es que

lo son. Mi estatura parece que tiende a empequeñecerse más cada día;

la agilidad de mi espíritu y de mis movimientos toca ya en lo ratoniL y

en cuanto a mis inclinaciones de mis aptitudes donjuanescas, debo decir

que vivo en constante combustión amorosaH.

El personaje es curioso e interesante, e incluso, puede ser autobiográfico,

ya que lo concibe Galdós como destacado e influyente periodista,

gacetillero de las sesiones parlamentarias y amigo de políticos, militares,

y personajes de la alta sociedad, insistiendo en sus dotes de escritor, y

sobre todo de historiador, pues cuando aparece enrolado en la «Almansa

» como marino al servicio del Cantón de Cartagena, le dicen que

«aunque viene aquí enrolado como Contador, no es usted contador de

cuentas, sino de acontecimientos, o como quien dice, el vigía de la

Historia".

El personaje posee una serie de registros humanos que le llevan desde

la euforia a la depresión, y que viaja de forma interminable a lo largo

de España para participar en los más significativos acontecimientos históricos

que se producen entre 1873 Y 1877, es decir, la proclamación

de la Primera República, los movimientos Cantonales, dedicándole especial

extensión a los problemas que generó el Cantón de Cartagena, o su

intervención como diplomático y espía en la Guerra Carlista en la que

está a punto de perecer, conservando la vida gracias a la intervención del

General Carlista Antonio Dorregaray.

En este momento hay que destacar que la técnica histórico-novelística

de Galdós tiene una especial dimensión a partir del capítulo XVI

de «La Primera República", en que Tito emprende un viaje fantástico y mitológico,

desde Madrid a Cartagena, mezclándose con una serie de

personajes, que se desenvuelven en un «cotarro divino, semidivino y semihumanoH,

recorriendo un camino «hacia lo desconocido, hacia las alturas,

hacia los abismos, hacia el ensueño ... ", encontrando en su

subconsciente la referencia dantesca cuando en su viaje fantástico (en

«CánovasH 11) piensa en un paseo, por el infierno y purgatorio, similar al

de la Divina Comedia.

V CONGRESO GALDOSIANO 1&3

2. LEYES Y DERECHOS

2.1. Leyes

Se producen diversas referencias a las mismas si bien en sentido peyorativo

en algún momento, cuando dice: "Erame odioso el pesado matalotaje

de las leyes que por todas partes nos cercan y nos aprisionan»

("La Primera República», XI), o cuando describe los problemas que se

plantean cuando don Francisco Cárdenas, Ministro de Justicia, propone

la derogación de la Ley del matrimonio civil de 18 de junio de 1870,

pues "con tal atropello, resultaron concubinatos los matrimonios legalmente

contraídos, y naturales los hijos habidos en ellos. Horrísona

tempestad levantó en la prensa y en la opinión este atroz desafuero» (Cánocas

VII).

2.2. Derechos

También son destacables las referencias a los Derechos de los ciudadanos,

que en el fondo implican una actitud regeneracionista, que le lleva

a escribir "si la libertad individual es el mayor tesoro de los humanos

¿porqué había de ser concedido a los altos y negado a los humildes?», o

cuando insiste en la libertad igual para todos, el derecho al trabajo y a la

educación, el gobierno por el pueblo y para el pueblo, la abolición de

la pena de muerte de las quintas y del estanco de la saL añadiendo "pero

todo eso que es lindísimo y tornasolado no será eficaz mientras no tengamos

un buen sistema de hacienda y un rigor escrupuloso en las prácticas

administrativas»; insistiendo en la necesidad de separar la Iglesia del

Estado, establecer la enseñanza gratuita y obligatoria, reorganizar el régimen

colonial, abolir la esclavitud en Cuba, implantar las mejoras sociales

ya aplicadas en otros países, proteger el trabajo de mujeres y niños y

vender los bienes nacionales en beneficio de los proletariados ("La Primera

República», 111, IX Y XIII); para ello propone conciliar los intereses

de los ricos con el bienestar relativo de los menesterosos, aprobando un

Presupuesto en el que se disminuyan las asignaciones para el Clero y el

ejército y se refuercen las dotaciones para enseñanza y obras públicas

("Cánovas», X).

2.3. Anticlericalismo

Galdós pone de relieve en diversas ocasiones su anticlericalismo, refiriéndose

a las "avutardas católicas y los gansos absolutistas», o cuando

don Hilario de la Peña se refiere a su designación episcopaL y le denomina

primer revolucionario del catolicismo» y cuyo plan pastoral entre

otros fines preconiza la supresión del celibato eclesiástico, a cuyo efeclE

BIBLIOTECA GALDOSIANA

to ordenaría a sus clérigos, el inmediato casamiento con sus amas, bajo

el apercibimiento de retirarles las licencias, refundiendo las Comunidades

de uno y otro sexo, organizando los Conventos con parejas de

frailes y monjas que prediquen el Santo Dogma y procreen, igualmente

define a don Estanislao Figueras como «un ángel impío .. , un santo anticlerical

sobre el que intenta influir su beata y mística esposa (<<La Primera

República .. , 11, VII Y XIII); Y atribuye a la restauración y a la regencia

«prisa a importar el jesuitismo y a fomentarlo hasta que se hiciera dueño

de la heroica villa. Con él vino la irrupción frailuna y monjil, gobernó el

Papa, y las leyes teñidas de barniz democrático fueron y son una farsa

irrisoria .. , anticlericalismo que alcanza a los Carlistas que en Navarra «llegaron

al extremo increíble de afanar los fondos de la Santa Cruzada, sin

hacer caso del Obispo, que puso el grito en el cielo al tener noticia de la

exacción sacrílega... alegando que se trataba de defender la religión y

que ya ajustarían ellos sus cuentas con el Papa .. (<<De Cartago ..... , XVIII

y XIX).

3. LA PRIMERA REpÚBLICA

El reinado de Amadeo de Saboya tuvo una corta duración, amenazado

por conflictos políticos, separatismos, carlistas, etc., el cual abdicó el

11 de febrero de 1873, dirigiendo un manifiesto al congreso justificando

su decisión, en el que reconocia la dificultad de gobernar un país

como España tan hondamente perturbado, en constante lucha sin que

pudiera conseguir la paz tan deseada, realizando la grave afirmación de

que los enemigos de España son los propios españoles cuando afirmaba

«si fueran extranjeros los enemigos de su dicha (de España), entonces al

frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en

combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la

palabra, agravan y perpetuan los males de la nación son españoles; todos

invocan el dulce nombre de la patria; todos pelean y se agitan por

su bien, y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio

clamor de los partidos, entre tantos y tan opuestas manifestaciones

de la opinión pública, es imposible afirmar cual es la verdadera,

y más imposible todavía, hallar remedio para tamaños males. Lo he buscado

ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no

ha de buscarlos quien ha prometido observarla ...

El mismo día se reunieron el Congreso y el Senado en Asamblea Nacional

y proclamaron la República aprobando una Proposición de Ley

muy corta que disponía lo siguiente: «La Asamblea Nacional reasume todos

los poderes, y declara como forma de gobierno de la Nación la

República, dejando a las Cortes constituyentes la organización de esta

forma de gobierno. Se elegirá por nombramiento directo de las cortes un

Poder ejecutivo, que será amovible y responsable ante las Cortes mismas

.. ; dicha proposición iba firmada por Pi y Margall, Nicolás Salmerón,

V CONGRESO GALDOSIANO lB

Francisco Salmerón, Lagunero, Figueras, Molini y Fernández de las

Cuevas, siendo aprobada por 258 votos contra 32, y designado Presidente

del ejecutivo Estanislao Figueras, al que más adelante se hará

párrafo:

«Ansío penetrar con vosotros en la selva histórica que nos ofrecen los

adalides republicanos en once meses del 1873, año de sarampión agudísimo,

del que salimos por la intensa vitalidad de esta vejancona, robusta

que llamamos España. La historia de aquel año es, como he hicho,

selva o manigua tan enmarañada que es difícil abrir caminos en su densa

vegetación. Es en parte luminosa, en parte siniestra y oscura, entretejida

de malezas con las cuales lucha difícilmente el hacha del leñador.

En lo alto, bandadas de cotorras y de otras aves parleras aturden con su

charla retórica; abajo alimañas saltonas o reptantes, antropoides que

suben y bajan por las ramas hostigándose unos a otros, sin que ninguno

logre someter a los demás; millonadas de espléndidas mariposas, millonadas

de zánganos sumbantes y molestos; rayos de sol que iluminan la

fronda espesa, negros vapores que la sumergen en temerosa penumbra»

«(La Primera República», 1).

Fueron turbulentos los primeros momentos de la República, sucediéndos

e las intrigas y los conjuros, «la naciente República no tenía momento

seguro, y todo su tiempo dedicábalo a quitar los chinitos que ponía

en su camino la displicente Asamblea NacionaL formada por todo el detritus

de las pasiones Monárquicas. Al fin, en un día de marzo hacia el

20 ó 22, se consiguió que suspendiera la Cámara sus sesiones después

de votar la abolición de la esclavitud en Puerto Rico y otras importantes

Leyes» «(La Primera República», V); se creó una Comisión Permanente

«que no servía más que para embrollar, entorpecer y aburrir a todo el

mundo». Las dificultades continúan en abriL hasta llegar al debate del día

23, en que se discutió la necesidad de convocar elecciones de Cortes

constituyentes, describiendo Galdós con detalle la sesión de la Comisión

Permanente, los políticos que intervinieron, la tensión popular, etc., cuya

valoración hace Tito de la siguiente forma: «camino de mi casa, casi al

rayar el día, iba yo reconstruyendo en mi mente todo lo que había visto

y oído, y entre las sábanas de mi lecho hice juicio sintético de la jornada

del 23 de abril de 1873. No tuvo nada de epopeya; no fue tragedia ni

drama; creí encontrar la clasificación exacta disputándola como entretenida

zarzuela, con música netamente madrileña del popular Barbieri. No

hubo choques sangrientos ni encarnizadas peleas, ni atronó los aires el

horrísono estruendo de los cañones. El acto del Congreso fue un paso

de comedia lírico-parlamentaria, con un concertante final en que desafinaron

todos los virtuosos. Los actos de la calle fueron un continuo ir y

venir de nutridas comparsas, que disparaban víctores y exclamaciones de

sorpresa o de júbilo. Otras comparsas mejor vestidas salían corriendo

por el foro, y se tiraban al foso y se subían al telar. concluía la obra con

un gran coro de generosidades ridículas y alilíes de victoria, sin luto por

ninguna de las dos partes».

lB] BIBLIOTECA GALDOSIANA

«Así no se pasa de un régimen de mentiras, de arbitrariedades, de

desprecio de la ley, de caciquismo y nepotismo, a un régimen que pretende

encarnar la verdad, la pureza y abrir ancho cauce a las corrientes

de vida gloriosa y feliz. Aplicando mi corto criterio a los hechos de aquel

día, pensé que el 24 de abril estaba la vida nacional lo mismo que antes

estuvo, y que las seculares fuerzas que habían querido resolver el problema

del porvenir no habían hecho más que exhibirse sin chocar en

dura pelea, dispuestas a proseguir, el día menos pensado, la teatral batalla...

¡solución de amiguitos, querella de dicharachos en un inmenso

patio de T' came-Roque, simulacro de guerra y paces entre compadres

bonachones!" (<<La Primera República", VI).

Pi Y Margall disuelve, como Presidente interino, la Comisión Permanente

de la Asamblea NacionaL así como los Batallones de Milicianos, y se

convocan elecciones, bajo la presión del federalismo que se extiende

imparable por toda España y con el recelo de un importante sector de la

sociedad: «Durante el período electoraL que no fue tan turbulento como

se creía, no cesaban de salir de Madrid las familias Monárquicas y reaccionarias

de más viso: generales del cuarteL banqueros, bolsistas, todo

el elemento que llamaban sensato y la flor y nata de la gente de orden.

Con esta emigración, que atestaba diariamente los trenes, el dinero español

enriquecia de lo lindo a los fondistas y aposentadores de Biarritz.

en aquellos febriles días de mayo pasaba yo la mayor parte de mi tiempo

rondando el sentir y el pensar de mis conciudadanos; palpaba los

corazones; intentaba penetrar con agudos interrogatorios en los cerebros

enardecidos. De este pesquisar minucioso y constante saqué la impresión

de hallarme en un pueblo de locos" (<<La Primera República", VII).

Celebradas las elecciones, se produce la apertura de las Cortes constitucionales

el l. o de junio, cuyos escaños ocupan políticos viejos y nuevos,

formando una «turbamulta de flamantes diputados, caras inocentes,

caras de honrada convicción y sinceridad candorosa, caras de rurales

novatos, con visajes de marrullería y destellos de ambición. En su estreno

las Constituyentes fueron bautizadas por un profesional del chiste con

el apodo de Tren de Tercera; grande necedad e injusticia, pues el pueblo

español dio su representación a los bastantes hombres de gran

mérito".

La apertura fue celebrada con el desfile y confraternización de milicias,

tropas y ciudadanos. Se eligió Presidente Interino al Marqués de

Albaida, y en la discusión del Reglamento, durante la cual se produjo un

incidente, pues «un diputado protestó iracundo de que le llamaran Su

Señoría; fue un descuido del Presidente, pues la Cámara había acordado

que el único tratamiento fuera Ciudadano tal, Cudadano cuaL.. Otro padre

de la Patria propuso la supresión de los maceros, que consideraba

como un signo de atavismo repugnante. Y un tercero pidió en largo

discurso que se tapizara con terciopelo de otro color el escaño de los

ministros, pues lo de banco azul recordaba los desafueros de la Monarquía

... " (<<La Primera República", VIII).

V CONGRESO GALDOSIANO lB

Tras elegirse el 7 la Mesa definitiva, una Ley consagró formalmente el

federalismo Político declarando "la República Democrática Federal como

forma de Gobierno en España», continuando los conflictos en el Poder

legislativo, que se describen fielmente en el siguiente párrafo: "Las sesiones

de las constituyentes me atraían, y las más de las tardes las pasaba

en la tribuna de la Prensa, entretenido con el espectáculo de indescriptible

confusión que daban los padres de la Patria. El individualismo sin

freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más sesudas a las más

extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores enloquecían

al espectador e imposibilitaban las funcíones históricas. Días y noches

transcurrieron sin que las cortes dilucídaran en qué forma se había

de nombrar Ministerio; si los Ministros debían ser elegidos separadamente

por el voto de cada diputado, o si era más conveniente autorizar a Figueras

o a Pi para presentar la lista del nuevo Gobierno. Acordados y

desechados fueron todos los sistemas. Era un juego pueril, que causara

risa si no nos moviese a grandísima pena».

"La composición de la cámara era de una divisibilidad aterradora. Formaban

la derecha distintas castas de benévolos; la izquierda, los intransigentes,

fraccionados en heteróclitos grupos: federales, practistas, orgánicos,

simplemente autónomos o descentralizadores, federales con vistas

al colectivismo y otros que se arrancaban con los criterios más extravagantes.

El centro era un arco iris con todos los colores del espectro

solar del republicanismo» ("La Primera República», VIII).

Tras fuertes tensiones se encarga a don Estanislao Figueras la formación

de un Gobierno efímero que termina con la inexplicable fuga, huida,

exilio, y en todo caso, ridícula decisión que adopta el Presidente: "En

esto vino el estruendo final de la chispeante función de fuegos artificiales,

don Estanislao Figueras, enojado por la frialdad de Pi y Margall en

una entrevista que ambos tuvieron, cogió el tren sin decir nada a nadie,

y de un tirón se plantó en Francia. Inaudito suceso, caso de flagrante deserción,

que nadie pudo explicar en aquellos días. ¿Qué motivó esta

fuga? ¿El hastío, el miedo, la convícción de la vacuidad bullanguera de

las Constituyentes? De todo hubo un poco; pero ninguna de estas razones

pudo absolver al Presidente de una insana conducta. ¡Qué chasco

nos dio, a cuantos verdaderamente le amábamos, aquel hombre tan entendido,

ingenioso y simpático! Fue orador insigne, y en su carácter la

vivacidad y exquisito trato llenaban el espacio que dejaba vacío la falta

de entereza. Doy a este breve juicío un sentido necrológico, porque

aquel día murió políticamente don Estanislao Figueras».

"Hasta pasadas veinticuatro horas no se tuvo noticia cierta de la fuga

del que había sido figura eminente de la Primera República española. La

estupenda nueva partió del banco azul; corrió los escaños con hondo

murmullo; subió a las tribunas, propagóse con eléctrica velocidad por

todo el edificio. del estupor que sentí ante suceso tan grave, que era

el mayor descrédito de la Causa, me puse malo» ("La Primera República

», VIII).

lB] BIBLIOTECA GALDOSIANA

La inestabilidad política, la guerra carlista, los separatismos, y la anarquía,

no constituían el ambiente más adecuado para la elaboración, distribución

y aprobación de la nueva Cosntitución Federal que debía de ser

el objeto fundamental de las Constes Constituyentes. A raíz de los sucesos

de Alcoy y las intervenciones de los diputados el 11 y 12 de julio,

"Las Cortes ordenaron (textual) al Gobierno que procediera con inexorable

energía. Los ministros pusieron sus carteras en manos de Pi y

Margall, y dos días después, mientras éste se ocupaba en amasar y cocer

un Gabinete de conciliación, el señor Prefumo abordó el terrible

asunto del alzamiento de Cartagena, precipitado por la flaqueza o traición

del gobernador de Murcia, señor Altadill, y por la indolencia del

Gobierno ...

"A Pi Y Margall se le censuraba casi unánimemente porque, investido

por las Cortes de facultades extraordinarias para dominar la situación,

no quiso aplicarlas en momentos tan críticos. ante la pavorosa insurrección

cantonal, limitábase a dirigir por telégrafo a los gobernadores y

alcaldes amonestaciones patrióticas, o saludables máximas de buen gobierno

y de respeto a la Ley. Era el hombre inflexible; era la Ley misma.

Pensaba como yo (lo digo sin vanidad) que la Razón y el Tiempo, las dos

fuerzas eternamente disciplinadas e incontrastables, reducirían a los rebeldes

a la obediencia y devolverían a los pueblos a su placentera

normalidad ...

"A la defensa de Pi, ausente de las Cortes en aquellos días, salió Carvajal,

ministro de Hacienda, que con toda su elocuencia no pudo amansar

las iras del señor Prefumo;acudió a la liza el ministro de Ultramar,

señor Suñer y Capdevila, y aquí fue Troya. Empezó diciendo que estaba

dispuesto a castigar con mano dura, inexorablemente, a los revoltosos,

a los incendiarios y a los asesinos. Un aplauso unánime acogió estas

palabras, y aquél hombre talludo y frío, sectario furibundo, que desmintiendo

su honrada condición ponía siempre en sus palabras una ironía

mefistoférica, prosiguió de esta manera: "Pero, señores, cuando se trata

de luchar y de derramar la sangre de mis amigos y de mis correligionarios,

declaro que hasta aquí no llega el heroísmo ... Un diputado le interrumpió

preguntando: ,,¿Y si son facciosos?» El Ministro contestó: "Para

su señoría serán facciosos ... » Espantable vocerío y protestas unánimes le

obligaron a callar ("La Primera República», XII).

En definitiva, Pi y Margall, gobierna algo más de un mes, obtiene poderes

extraordinarios de las Cortes -prácticamente dictatoriales- pero

es incapaz de hacer frente a la sublevación de la escuadra, a los independentismos

cantonales, y a los desmanes de las turbas (alcoy), pero

se niega a firmar varias sentencias de muerte, lo que producirá su caída.

En este ambiente se intenta comenzar la lectura del "Proyecto de Constitución

Federal de la República Española», el día 1 7 de julio a las 8 de la

mañana, en una infructuosa sesión que acaba con la caída de Pi y Margall,

al que sigue el nombramiento de Salmerón al día siguiente, formando

gobierno el 18.

V CONGRESO GALDOSIANO IR

Dicho Proyecto de Constitución Federal es fechado en el Palacio de las

Cortes el 17 de julio de 1873, y consta del Título Prliminar y 117 articulos,

divididos en 1 7 Títulos. Ahora podemos destacar los siguientes aspectos:

El Título Preliminar no forma parte del articulado y, prácticamente,

consiste en la solemne declaración de que la República asegura los "derechos

naturales .. de los ciudadanos, que se pueden resumir en los siguientes:

Derecho a la vida, seguridad y dignidad humana; libertad de pensamiento

y expresión, de enseñanza, de reunión y asociación, de trabajo, industria,

comercio interior y crédito; derecho de propiedad; igualdad ante la Ley;

defensa en Juicio y establecimiento del Jurado.

La declaración federalista se producia en el articulo 1.°:

"Componen la Nación española los Estados de Andalucia Alta, Andalucia

Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla

la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto

Rico, Valencia, Regiones Vascongadas. Los Estados podrán conservar

las actuales Provincias o modificarlas, según sus necesidades territoriales

... Según el articulo 2, en el futuro "a medida de sus progresos .. podrían

elevarse a Estados: Las Islas Filipinas, Fernando Poó, Annobon,

Corisco "y los establecimientos de Africa ...

Puede observarse que la Constitución traza un mapa federal, que, en

cierta medida será recibido en la estructura regional de la Constitución

de 1931, en la Segunda República, y en el mapa autonómico que se configura

en España tras la aplicación de las previsiones contenidas en el Título

VIII de la Constitución de 1978.

En relación con el Proyecto de 1873, sólo cabe destacar los siguientes

aspectos:

- La forma de gobierno de la Nación española sería la República

Federal.

- La Soberanía reside en todos los ciudadanos.

- El Poder de la Federación se dividía en Poder legislativo, ejecutivo,

judicial y de relación.

- Delimitaba cuáles eran las competencias exclusivas de la Federación.

- Declaraba que: "Los Estados tienen completa autonomía económico-

administrativa y toda la autonomía político-compatible con la existencia

de la Nación ...

Como ya se ha dicho, el Proyecto no pasó de tal, ya que ni las cortes

ni la realidad política y social de España, eran el ambiente más propicio

para su aprobación, pero hemos de insistir en que subyace en este Proyecto

una idea regionalista y autonomista que es una realidad consolidada

en la España actual.

11m BIBLIOTECA GALDOSIANA

4. LA VISIÓN CRÍTICA DE LA PRIMERA REpÚBLICA

La valoración global que se desprende de la Obra de Galdós, respecto

de este período de la Historia de España, es críticamente peyorativa,

como ya se indicó antes y se desprende desde las primeras

líneas del Capítulo I de "La Primera República», y que reitera más

adelante, en el Capítulo IX, en palabras que pone en boca de Nicolás

Estévanez, Titular de la Cartera de Guerra: "El público apetece el folletín

histórico. Quiere sangre, jarana, duelos, motines, y nosotros tratamos

de ir escapando sin darle nada de eso. Nuestra República, recién nacida

y un poquito enclenque por haber venido al mundo antes de tiempo

con auxilio de comadrones inexpertos, requiere cuidados exquisitos.

Resulta que la Madre España no puede darle la teta: su leche es escasa

y mala. ¿Le daremos biberón? ¿Podrá ser amamantada por una loba,

como Rómulo y Remo? Yo, si me dejaran, iría a los desiertos de Africa

en busca de una buena leona tetuda, rolliza y feroz, que nos criase a la

Niña».

O cuando reitera más adelante: "Los intransigentes armaban grescas

cada martes y cada lunes. Una tarde leyó el diputado Bernardo Garcia un

pasquín o cartelón que los federales del bronce habían fÜado en las puertas

de los clubs y en muchas esquinas. El cartel decía: "Pueblo soberano:

la república peligra. Los diputados de las Constituyentes no tienen

valor cívico ni abnegación patriótica para salvar a España. Si hoy mismo

no se forma un Gobierno valiente, ¡salva tú a la Patria, Pueblo soberano!"

Protestas, apóstrofes duros y espantable chillería»; y cuando curiosamente

pone en boca del diputado Antonio Orense (hüo del Marqués de

Albaida) las siguientes palabras: "La Patria se pierde; se pierde también

la República. ¿Sabéis por qué? Porque habéis venido a demostrar quecuando

aquí reinaban los Borbones nadie se atrevió a levantar la cabeza,

y todos eran siervos humildes, mientras ahora que se nos ha dado la

República, todos se atreven a insurreccionarse. iYa sé yo que si estuviéramos

bajo el yugo oprobioso de las dominaciones borbónicas no tendríamos

tantos héroes de barricada!»

"Trinaron y tronaron los intransigentes con agrias y roncas voces; más

la filípica de antonio Orense llevó la persuasión a todos los diputados,

menos al padre del orador y a la partida de locos furiosos que le tenía

por jefe y profeta. El que más alborotaba con la palabra y con el gesto

era Casalduero, diputado por Brihuega. Entre los más inteligentes debo

señalar a Díaz Quintero y a Ramón Cala, ambos amigos míos».

5. EL FEDERALISMO: Los CANTONES

Especial énfasis, y mayor espacio, dedica Galdós al Federalismo y a

los movimientos Cantonales, dando una intensa participación a Tito en

el Cantonalismo de Cartagena, Ciudad a la que llega -como vimos- en

V CONGRESO GALDOSIANO lID

un viaje fantástico-dantesco, rodeado de personajes mitológicos o pseudomitológicos.

Lo cierto es la reiteración que el autor pone en las referencias al problema

federalista y, de forma más cualificada, al de Cartagena, al que

dedica los Capítulos XVI al XXIX (Final) de «La Primera República», así

como abundantes referencias en «De Cartago ... », desde su Capítulo I hasta

que se produce la conquista de la ciudad por las tropas gubernamentales.

Este sentido federalista aparece desde el principio, en el Capítulo I de

«La Primera República)), con el relato de las correrías de Estévanez, su

entrada en Linares donde el pueblo lo recibe con el grito de «i Viva la

República Federall» Las referencias a Figueras, Salmeron y Pi Y Margall

«que piafaban federalismo y dejaban vacios los comederos». El catalanismo

que apuntaba una posible proclamación del «Estado Catalán)).

Es muy curioso el párrafo que pone en boca de Delfina Gil -«Señora

dulce y funeraria))-: «No debía yo tener ningún trato contigo -me dijo

con melindre, sentándose en mi arrumbado sofá-, porque estás muy

echado a perder, Tito. ¿Qué esperas tú de esa cuadrilla de barrabases? ..

Repito que no mereces que yo te hable; eres un secuaz de la monserga

federala, que quiere acabar con las venerandas creencias y con toda ley

humana y divina ... A pesar de todo, te conservo alguna estimación, porque

fuera de lo político eres hombre de buenas partes; estimo también

a tu familia, y por ella y por ti vengo a decirte que estés preparado para

el peligro, o te escondas y huyas, si no quieres perecer. De hoya mañana

ocurrirán en Madrid cosas tremendas. Vendrá el barrido de toda esta

pillería que quiere dividir a España en cantones con autonosuyas y el

pato comunicativo y burrateral. Ponte a salvo, Tito, que ya los buenos se

han cansado de aguantar tantos ultrajes y locuras ... Por humanidad te

aconsejo que prevengas también a los de arriba, al Pi, al Figueras y demás

diablos que quieren traernos acá el Infierno; díselo también al borrachín

de Estévanez. Que se oculten, que se metan en la carbonera o

escapen a correr... La sarracina será tal, que si los leales cogen a los

pájaros gordos del arrastrado federalismo, los machacarán de firme, y el

pedazo más grande que quede de ellos será de este tamaño ... )) (<<La Primera

República», V, que reitera en el VII).

Galdós pasa revista a los movimientos cantonales, en diversos momentos

de la Obra que examinamos: Sevilla, Málaga, Cádiz, Sanlúcar,

Osuna, Antequera, Loja, Granada, Valencia, Cartagena, Cuenca, Alcoy y

sus desmanes, etc.

Recordemos la referencia a Málaga: «Lo de Málaga, que fue, no del tenor,

sino del barítono siguiente, como decia en su guasón estilo mi amigo

Roberto Robert. los inquietos federales malagueños, ávidos de campar

por sus respetos, rompieron todo lazo con el Poder central, declarándose

francamente autónomos. Cabeza de la insurrección fue un hombre

de más osadía que inteligencia, llamado Eduardo Carvajal, tío del Ministro

de Hacienda. Con las armas viejas requisadas en la ciudad y las que

lB BIBLIOTECA GALDOSIANA

quitaron a los pocos soldados que el Gobierno envió como guarnición

de la plaza, se pusieron en pie de guerra. El travieso jefe de aquel movimiento

tenía sin duda relaciones más que amistosas en el mundo oficial

de Madrid, porque obtuvo de un empleado secundario de Guerra, sin

conocimientos del Ministro, una orden para que le entregase cuatro cañones

el Parque de Sevilla. Las cosas que entonces se veían en

España no se vieron jamás en parte alguna» ... "Aunque de mí os burleis,

amados lectores, he de deciros que esta descomposición de la Patria,

este desorden convulsivo, traían a mi alma un regocijo intenso, porque

en mi propio ser sentía yo el frenesí de independencia; yo era también

obstinado rebelde, y el impulso centrífugo me lanzaba fuera del régimen

de mansedumbre y rutinas putrefactas de puro viejas. yo era también

cantón o quería serlo, fundándolo en el único pacto que mi mente concebía:

el tramo de amor con la mujer amada» ("La Primera República",

XI).

O el entusiasmo de "Pajalarga,,: "Yo, señores, soy federal desde el

vientre de mi madre. Ni don Francisco Pi ni el propio Roque Barcia

me ganan en federalismo. No me asusto de que los pueblos, viendo

que las Cortes se tumban en el surco, y el Gobierno espera que las ranas

críen pelo para federalizarnos; no me asusto, digo, de que los

pueblos se acantonen de por sí, formando sus Consejos particulares

de la Salud Pública. ¡Viva Sevilla, Viva Málaga, donde hay hombres de coraje

que rompen el vínculo y la víncula del unitarismo funesto, incomunicativo

y contradictorio! Por lo que no paso, señores, es por lo que están

haciendo los falsos Robespierres de Alcoy" ("La Primera República",

XII).

6. EL CANTÓN DE CARTAGENA

Ya se ha insistido en la forma en que destaca Galdós el Cantonalismo

de esta Ciudad y la extensión que dedica el mismo en las Obras que

examinamos, así como el alucinante viaje que realiza desde Madrid a

Cartagena, en compañía de Floriana. Ya en la ciudad, describe minuciosamente

el proceso de formación del Cantón, la intervención que en el

mismo tuvieron personajes reales o de ficción (en especial Antonio Gálvez,

Roque Barcia, Cárceles, Colau, etc.), la Constitución de la Junta

Revolucionaria y el acuerdo de que se acuñe "una medalla conmemorativa

para colgarla en el pecho de los que defendieron el cantón con las

armas en la mano", o la emisión de moneda en duros cuya ley superaba

en una peseta a la ley de los duros fabricados en la Casa de la Moneda

de Madrid. Las inscripciones decían: por el anverso "Revolución Cantonal.

Cinco pesetas»; por el reverso, "Cartagena sitiada por los Centralistas.

Septiembre de 1873» ("De Cartago ... », 1).

De forma directa describe Tito-Galdós las venturas y desventuras del

Cantón y de los cantonalistas cartagéneros, las incursiones que reaV

CONGRESO GALDOSIANO lB

lizan por mar a Almería, Motril, Málaga, etc., o por tierra a Albacete

para allegar medios económicos y subsistencias; así como los bloqueos

y cercos, y las repetidas escaramuzas que se producen con las tropas

centralistas que terminan con la rendición de los independentistas y

su exilio a Orán, perdiéndose en la lejanía de la Historia las palabras

de Roque Barcia que pretendía <einflamar en todas partes el fuego Sagrado

del Cantonalismo.. y llevarlo a otras regiones españolas (<eDe

Cartago ..... , V).

El fracaso del cantonalismo es un hecho ineludible y <eMariclío .. le dice

a nuestro personaje: <eQuerido Tito, te mandé a la correría de Contreras

por el Mediterráneo para que vieras por ti mismo la incapacidad de esta

gente. Ya te habrás convencido de que nada valen los corazones valientes

si las cabezas están vacías. Contreras no hizo nada de provecho, y

de añadidura le quitaron las fragatas, que sabe Dios cuando volverán a

manos españolas ... El arrojo de Gálvez en Orihuela, ¿qué consecuencias

ha tenido? El menguado provecho de recoger algunos cuartos, y el enorme

perjuicio de irritar a los pueblos cercanos y enemistarlos para siempre

con ese Cantón... Creen estos inocentes que las revoluciones se

hacen con discursos frenéticos, con brazos fraternales, con vivas estrepitosos

y cantinelas optimistas. Cuando esto empezó me agradaba la

rebeldía garbosa, el desprecio del Gobierno central, que por más que se

disfrace con arreos y colorines democráticos es siempre una enredosa

oligarquía. Pero ya se van desvaneciendo mis ilusiones. Estos caballeros

habrían sido aniquilados si no dispusieran de una plaza fuerte tan considerable

como Cartagena. Por el resguardo que les da la Naturaleza sostendrán

su tinglado algún tiempo, hasta que el Gobierno de Madrid acabe

de salir de su desmayo y concierte los resortes de la unidad. No sé si

sabes que el general Pavía ha sometido a los federeales de Sevilla, después

de meter en cintura a los de Granada, y ahora irá contra los de

Córdoba. Sobre Valencia está Martínez Campos, hombre que sabe bien

su obligación ... La idea federal es hermosa; es mi mayor encanto, la ilusión

de mi vida en ésta y en todas las tierras que visito. Pero dudo, iayl,

que pueda implantarla de una manera positiva y duradera un pueblo que

ayer, como quien dice, ha roto el cascarón del absolutismo... El federalismo

nos vino aquí de aluvión, salió del cerebro de un hombre de

extraordinario talento. A todos cautivó este ideal por su grandeza, sin

que llegáramos a penetrar las condiciones externas y materiales que son

precisas para llevarlo a la práctica. Es como un bien caído del cielo; lo

admiramos y celebramos sin saber qué tenemos que hacer para disfrutarlo

...

Finalmente el personaje pone como ejemplo la agrupación de las primitivas

ciudades griegas que dio al <epacta federa'" amalgamando estados

débiles en un gran estado poderoso, y <eaquella gran federación ha tenido

muy pocos imitadores ...

Es imposible un examen más detallado de este Cantón de Cartagena,

ya que nos llevaría lejos del propósito del presente trabajo.

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7. EL FIN DE LA PRIMERA REpÚBLICA. EL GENERAL PAVÍA

Salmerón fue Presidente poco más de mes y medio (del 18 de julio al

7 de septiembre de 1873), encargando a los generales Pavía y Martínez

Campos la reducción de los Cantonales Andaluces y Valencianos, pero se

negó a firmar varias Sentencias de muerte que demandaban la disciplina

militar, lo que supuso su caída y sustitución por Emilio Castelar, que

obtiene amplios poderes de las Cortes consiguiendo algunos resultados

positivos, sin embargo sus enemigos, incluso sus compañeros de partido,

le hostigaron con furia, destacando Galdós la inquietud de los intransigentes

y los problemas religiosos, hasta el punto que un rabioso intransigente

manifestaba que, «entre una República que no sea federal y una

Monarquía prefería la Monarquía». Salmerón inicia un ataque a fondo contra

el Gobierno, negándose a colaborar con el mismo con la frase: «salvénse

los principios y perezca la República». En el ambiente se percibía

la posibilidad de un golpe de Estado, y Galdós sugiere que así pudo hacerlo

Castelar, que había conferenciado con el general Pavía. La intervención

de Salmerón en la tarde y noche del día 2 de enero de 1874 fue

definitiva, manifestando: «soy sospechoso al Partido republicano porque

le digo que él sólo no puede salvar la república; porque le digo que está

hondamente dividido y perturbado; porque le digo la verdad, como se la

dije a los reyes, y añado que no gobernará como no condene enérgicamente

y para siempre a esa demagogia (señalando a la extrema izquierda)>>,

y añadía: «tenemos todo lo que hemos predicado. Tenemos la

democracia, tenemos la libertad, tenemos los derechos indviduales, tenemos

la república. Dos reformas no más necesitamos: La primera es la

separación de la Iglesia del Estado; la segunda es la abolición de la esclavitud

en Cuba». Algún diputado preguntó por el proyecto de Constitución

respondiendo Castelar que habría que aplazarla diez años, ya que

su proyecto había sido enterrado en Cartagena». Celebrada la votación

Castelar fue derrotado en una votación en la que obtuvo 120 votos en

contra y 100 a favor, por lo que presentó la dimisión del gobierno preparándose

otra votación para designar nuevo Presidente, y, ya en la madrugada

del día 3, «la votación por papeletas se deslizaba lenta, triste,

cadenciosa y somnífera, reproduciendo en los espíritus la pesadez atmosférica

de la tempestad que sobre el Congreso se cernía», cuando de alta

madrugada, al iniciarse el escrutinio, Salmerón anunció a los diputados

que había recibido la orden del Capitán General de Madrid a través de

sus ayudantes para que desalojaran el local de forma perentoria.

Transcribe Galdós las intervenciones de los diputados a partir de este

momento, y las manifestaciones de Salmerón, Castelar, Benot, Chao,

Fernández Castañeda, Calvo y Delgado, Benítez de Lugo, etc. (<<De Cartago

... », Caps. VIII y IX).

Como consecuencia de las intervenciones mencionadas, la Cámara

aprobó un decreto declarando «fuera de la Ley» al general Pavía y sometiéndolo

a Consejo de Guerra, sin embargo la fuerza pública, concretaV

CONGRESO GALDOSIANO lB

mente la Guardia Civil, penetró en la Cámara para desalojar el edificio, y

tras sonar algunos disparos y forcejeos entre las partes, relata Galdós la

triste forma en que se disolvió la Asamblea constituyente sin que se

aprobara la Constitución de República Federal.

8. DE LA RESTAURACIÓN A LA CONSTITUCIÓN DE 1876

Tras la disolución de la Asamblea se hizo cargo del Poder ejecutivo el

general Serrano, y seguidamente el Duque de la Torre intentó combatir a

los Carlistas, que habían sitiado a Bilbao ocupando gran parte de las provincias

Vascas y de Navarra.

Esta época termina con el pronunciamiento monárquico realizado en

Sagunto el día 29 de diciembre de 1874 por el general Martínez Campos,

contribuyendo, de manera definitiva, la restauración de Alfonso XII a la

finalización de la guerra Carlista, a la que dedica Galdós multitud de referencias

en «De Cartago a Sagunto», así como en «Cánovas».

Es destacable la intervención de Tito en la guerra Carlista, el cual recibe

el nombramiento de «Delegado secreto», así como un libramiento

suscrito por el Director del Tesoro y el ministro de Hacienda Sr. Echegaray,

a fin de que la Administración de Hacienda Pública de Vitoria les

entregara 300.000 duros, que había de emplear en el soborno de los cabecillas

carlistas y poner término a la contienda (<<De Cartago ... », XII Y

XIII), sin embargo, la suerte le fue adversa al «diplomático» y espía, que

cayó en poder del ejército carlista, y tras diversas vicisitudes fue puesto

en libertad por el general don Antonio Dorregaray.

Son muy reducidas las referencias jurídico-constitucionales que se

contienen en «De Cartago a Sagunto» y en «Cánovas», pues tras sucintas

indicaciones al pronunciamiento de Sagunto y al manifiesto de Sandhurst

(<<Cánovas», I y 11), el gobierno que preside Jovellar el día 1 de octubre

aprobó y publicó un decreto en «La Gaceta» disponiendo que el nuevo

Parlamento sería elegido de acuerdo con la Ley electoral de 1870, volviendo

Cánovas a ser «cabeza visible de la situación en la presidencia del

Consejo», compensando a Jovellar con el mando supremo de Cuba, celebrándose

seguidamente elecciones generales en las que «funcionó el

artefacto electoral, y para haceros comprender su eficacia me bastará

decir que Romero Robledo estrenó entonces su extraordinaria maestría

en la fabricación de Parlamentos». A continuación se refiere Tito a la

apertura de las Cortes el 15 de febrero de 1876 con las rutinas y formalidades

propias de dicho acontecimiento, que califica como «aburridísimo,

letal, y el que lo contase de buena fe o lo leyere con paciencia,

moriría de un ataque agudo de fastidio» (<<Cánovas», VIII).

La misión de estas Cortes era la de aprobar una nueva Constitución,

opinando Tito que las anteriores de los años 12, 37, 35, 54 Y 69, habían

sido incumplidas o «barrenadas», y tras los festejos para celebrar la vuelta

de don Alfonso a Madrid, describe Galdós de forma breve los prolególB

BIBLIOTECA GALDOSIANA

menos para la redacción de la nueva Constitución y su contenido diciendo:

"Las Cortes enredáronse en el arduo trajín de fabricar la nueva Constitución,

la cual, si no me sale mal la cuenta, era la sexta que los españoles

del siglo XIX habíamos estatuido para pasar el rato. Naturalmente,

se nombró una comisión, cuyos individuos trabajaban como fieras para

pergeñar el documento, y a éste propósito os diré que la última nota del

regocijo público, en los jolgorios de la paz, la dio don Antonio Cánovas

con una frase graciosísima que vas a conocer. Hallábase una tarde en el

banco azul el presidente del consejo, fatigado de un largo y enojoso

debate, cuando se le acercaron dos señores de la Comisión para preguntarle

cómo redactarían el articulo del Código fundamental que dice: "Son

españoles los tales y tales ... » Don Antonio, quitándose y poniéndose los

lentes, con aquel guiño característico que expresaba su mal humor ante

toda impertinencia, contestó ceceoso: -Pongan ustedes que son españoles...

los que no pueden ser otra cosa.

Cuando ya conocimos la letra y el espíritu de la Constitución, Segismundo

recitaba algunos fragmentos dándoles un sentido contrarío al que

textualmente tenían. El tercer párrafo del famoso articulo 11, que trata de

la cuestión religiosa, lo volvía del revés, en esta forma: "Todo ciudadano

será molestado continuamente en el territorio español por sus opiniones

religiosas y por el ejercicio de su respectivo culto, conforme al menosprecio

debido a la moral universal». Otras cláusulas del mismo Código

ponía mi amigo en solfa, asegurándonos que a tales burlas le incitaba

una vena profética posesionada de su espíritu. Sin atormentar su fantasía

contemplaba en los días futuros la sistemática violación de aquella

ley, como violadas y escarnecidas fueron las cinco Constituciones precedentes.

En el propio estado de pérfida legalidad seguiría viviendo nuestra

nación año tras año, hasta que otros hombres y otras ideas nos trajeran

la política de la verdad y la justicia, gobernando, no para una clase

escogida de caballeros y señoras, sino para la familia total que goza y

trabaja, triunfa y padece, ríe y llora en este pedazo de tierra feraz y desolado,

caliente y frío, alegre y tristísimo que llamamos España» ("Cánovas

», XI).

Una vez más destaca Galdós la oposición del Vaticano al articulo 11

de la constitución, el "bill de indemnidad» que Cánovas pidió a las Cortes

o las discusiones en torno a la reforma de las Leyes municipal y provincial

de 1870 ("Cánovas», XI).

9. OTROS ASPECTOS SOCIO-JURÍDICOS

En la última Serie de los Episodios Nacionales, y sobre todo en Cánovas,

parece que Galdós se desentiende de los aspectos constitucionales

y jurídicos de los que se había ocupado con tan gran interés en la Primera

serie, sin embargo, conviene hacer mención, aunque sea de forma

sucinta, a otros aspectos que tienen resonancia jurídica y social como

V CONGRESO GALDOSIANO IIB

son los problemas que plantea la burocracia, la corrupción y el tráfico

de influencias.

9.1. La burocracia

En diversas ocasiones se refiere Galdós a los funcionarios de forma

peyorativa y lastimera, protestando «contra las crueldades y martirios que

la burocracia y el caciquismo prodigan a los ciudadanos»; escribiendo

que los políticos y funcionarios formaban un «maremagnum» de gente

ociosa y postulante, poniendo de relieve la arbitrariedad con la que se

otorgaban los nombramientos «según práctica usual en nuestro panfuncionarismo

burocrático», sin olvidar la forma arbitraria en que se producian

las cesantías de los funcionarios ((La Primera República», 1, 11 Y VII),

Y cuando relata su visita a la Presidencia del Gobierno dice «que en el

asilo presidencial no eran grandes los quehaceres de los buenos muchachos

que allí tenían cómodo acogimiento; unos leían periódicos, otros

tertuliaban entre el humo de los cigarrillos; iban y venían de una parte a

otra, pasándose de mano en mano papeles con trabajos vagamente iniciados.

Todo indicaba la plantación de un árbol burocrático que pronto

daría flores y quizás algún fruto», insistiendo más adelante en la calificación

de «ociosos funcionarios» ((Cánovas», IV Y V).

9.2. La corrupción

En distintas ocasiones Tito critica con dureza la corrupción existente

en la vida política, en general en esta época, y de forma especial durante

la República, refiriéndose a los «pajarracos que apenas establecida la

república se cuelan en ellas para llenar sus buches con los desperdicios

del Presupuesto»; y al referirse a la crisis del día 24 de febrero de 1873,

a los trece días del establecimiento de la República dice, que «aún no

asábamos y ya pringábamos», insistiendo, a continuación, en la necesidad

de un buen sistema de hacienda y un rigor escrupuloso en las prácticas

administrativas, mencionando en alguna ocasión el carácter incorruptible

de contados políticos ((La Primera República», 1, 11, VI Y X).

Por último, es ilustrativa la cita de Casiana ((Cánovas», IV) cuando

dice: «En todo tiempo, y más aún cuando ocurren cambios de situación

tan radicales como el que estamos viendo, la caterva de menesterosos

bien vestidos, agobiada de necesidades por el decoro social de los señoritos

y los pujos de elegancia de las señoras y niñas, cae como voraz

langosta sobre el prepotente señorío engalanado con plumas, cintajos,

espadines, cruces y calvarios, porque esa casta privilegiada es la que tiene

en sus manos la grande olla donde todos han de comer. Aquí la industria

es raquítica; la agricultura, pobre, y los negocios pingües sólo

fructifican en las alturas. La turba postulante se agarra a todas las aldalB

BIBLIOTECA GALDOSIANA

bas, llama a todas las puertas, tira de los faldones de los personajes

empingorotados, pide auxilio con discretos tirones a las mujeres legítimas

de los tales ... y a las que no son legítimas».

9.3. el tráfico de influencias

La picaresca de las recomendaciones, influencias, etc., es una constante

en la historia en la Política y en la Administración españolas, y

cuyos vicios son fustigados en las obras que comentamos; así, por ejemplo,

es curioso el letrero que figuraba en la puerta del despacho de Nicolás

Estévanez, en el Ministerio de la Gobernación, que decia: «Aquí no

se dan destinos, ni recomendaciones, ni dinero, ni nada», indicando que

la nube de pedigüeños está formado por los cesantes de los partidos viejos

«el detritus de la política, los innumerables moscosos aburridos y famélicos

que hacen imposible la vida oficial. He tenido que ahuyentarles

con esa tufarada de azufre. A pesar del cartelito, vuelven, zumban y pican

».

Curiosamente Tito se convierte en un auténtico protector y traficante

de influencias, al que acuden múltiples personajes solicitando su valiosa

intercesión; aunque inicialmente Tito carece de poder, por casualidades

del destino, son atendidas las presuntas recomendaciones, que convierten

a Tito en un personaje de la máxima influencia, figurándose los beneficiados

que el individuo se encuentra muy próximo al poder, y así se

manifiesta don Basilio Andrés de la Caña cuando dice: «Gracias, gracias,

imponderable Tito, el hombre más influyente de estos reinos ... o de estos

cantones. A usted debo mi felicidad; a usted debo mi plaza. Hoy me

han dicho que mañana se firmará el nombramiento». Aunque a veces se

confunden los dificiles favores políticos con los pactos amorosos,

recibiendo por todas partes «expresiones de gratitud y ofertas de recompensar

mi favor con cuantos servicios pudieran prestarme los agradecimientos

»; hasta el punto que Celestina llega a decirle a Tito «que es

usted el hombre de más poder en la política y el de mayor metimiento

en los despachos de todos los ministros», de tal forma que llega a pensar

nuestro personaje en la posibilidad de utilizar su omnímodo poder en

la esfera oficiaL pues «si a los demás hacia yo felices, ¿porqué no agenciaba

para mí la felicidad de ser rico ... ?» (<<La Primera República», IV, VII,

VIII, IX Y XI).

Finalmente, al retornar a Madrid después de su aventura en el cantón

de Cartagena, ya le están aguardando los pedigüeños, a fin de obtener

su «auxilio poderoso)) el personaje que le aguarda le dice: «Me han dicho

que a usted no le niega nada el Gobierno. cosa que pida es cosa lograda.

Todos me aseguran que va usted para ministro y que ha venido al

arreglo de paces con la Cantona (<<De Cartagena») (<<De Cartago a Sagunto

», VII).

El tráfico de influencias aparece como una práctica habitual y normal

V CONGRESO GALDOSIANO lB

a lo largo del siglo XIX, y en muchos momentos las expresiones anteriores

parecen corresponder a momentos históricos mucho más próximos

a nosotros en el tiempo, sin que sea necesario destacar ahora que, el

tráfico de influencias, se ha configurado como delito castigado por la Ley

penaL hace escasos meses.

10. CONCLUSIÓN

Como se decía al principio, hemos intentado un recorrido por los tres

últimos títulos de la Serie Final de Los Episodios Nacionales, analizando

las distintas instituciones jurídicas y sociales a las que se refiere Galdós,

y de forma especial el análisis crítico que realiza el autor, tanto de la

República como del Gobierno nacionaL y las Instituciones, actividades

constitucionales, etc., que minuciosamente recorre Pérez Galdós, que

nos proporcionan una visión enriquecedora de finales del siglo XIX, y

que son de un gran valor para el jurista y, más concretamente, para quienes

nos dedicamos al estudio del Derecho Público.

En síntesis, iniciamos una vía de investigación de la Obra de Pérez

Galdós, con una perspectiva, y con una metodología, que puede proporcionar

un rico campo para quienes deseen profundizar en los aspectos

jurídicos y sociales contemplados por don