EL MELANCÓLICO DECLINAR •

DE LA TRADICIÓN ESPAÑOLA

EN CUBA Y EL PARTICULAR

SIMBOLISMO MODERNISTA

GALDOSIANO EN ALMA Y VIDA

Carmen Menéndez Onrubia

1. PECULIARIDADES DEL TEATRO GALDOSIANO

A pesar de la excelente bibliografía teatral de Theodore Alan Sackett 1,

me parece que todos somos conscientes de la enorme distancia existente

entre el teatro y la narrativa galdosiana en lo que atañe al interés por

su investigación. Y no son pocas las circunstancias que laboran en este

sentido disuasorio. Podríamos señalar tres que considero especialmente

relevantes. La primera procede de la propia naturaleza condensada de

los textos teatrales, peculiaridad que, por lo menos, obstaculiza las ingeniosas

paráfrasis que suelen "pelear a la sombra" de las extensas narraciones,

según expresión feliz y socarrona de Clarín refiriéndose a las desmesuradas

de Fortunata y Jacinta 2.

Hay, sin embargo, otros motivos que han conducido a este semiolvido

del teatro galdosiano. Uno es la miopía profesional con la que se sigue

estudiando como teatro-texto algo que nació para ser teatro-expectáculo,

es decir, confluencia y coordinación consciente de dramaturgo,

actores y público. Algo, además, peculiar de este escritor y que le deja

fuera de los convencionalismos literarios de su época, porque su teatro,

como su narrativa, nace siempre impregnado de la actualidad más inmediata

y, por lo tanto, en continua evolución con ella, dificultando enormemente

los intentos clasificatorios. Un teatro, en fin, que se presenta

como culminación del prolongado proceso de depuración expresiva que

va desde las primeros narraciones sobre soportes históricos hasta esos

soportes humanos que son los actores, pasando por los argumentos bio-

1 Oaldós y las máscaras. Historia teatral y bibliografía anotada. Verona, Universita

degli Studi de Padova. Facolta di Economia e Comercio. Istituto di Lingue e Letterature

Straniere di Verona, 1982. No debe llevarnos a engaño el que esta poco atendida bibliografía

de Theodore AuN SACKETI recoja y resuma 600 entradas teatrales, porque si eliminamos

lo que son reseñas más o menos amplias de la época, y, también, los estudios

generales, lo realmente especifico y monográfico no pasa de la treintena de trabajos.

2 No se apure Vd. auque su novela salga larga -Le decia Clarín a Galdós en carta

desde Oviedo del 1 de abril de 1887-, ¡mejor!, así ... pelearemos a la sombra. Véase

en Soledad ORTEGA, Cartas a Oaldós. Madrid, Revista de Occidente, 1964, pág. 241.

,. BIBLIOTECA GALDOSIANA

gráficos de los años 80 en adelante, y desde éstos, a las novelas dialogadas

que de modo tan perspicaz ha calificado Laureano Bonet de verdaderos

precedentes de la narrativa conductista posterior.3.

Seguramente tanto L. Bonet como ese gran admirador de Galdós, el

narrador Max Aub de la ccNota .. introductoria de su Campo francés 4, al escribir

ambos tan atinadas consideraciones sobre este peculiar realismo

conductista galdosiano, se hubieran alegrado de conocer unas declaraciones

que ponen a nuestro escritor, al menos en lo que puedo conocer, en

la vanguardia de la intelectualidad europea al apreciar el extraordinario

valor artístico y cultural del cine, y confirmar, así, la tendencia cinematográfica

de su sensibilidad expresiva y de su producción literaria final:

y ya que hablo de reformas, no terminaré esta Memoria sin decir algo de

ese cinematógrafo, en cuyos progresos ven muchos un peligro serio, que

nos traerá la total decadencia, quizá la muerte, del teatro.

Creo, sí, que a los espectáculos artísticos que tienen por principal órgano

la palabra, les quita mucho público el «cine»; creo también que como

indudable progreso científico, se perfecciona de día en día, trayendo nuevas

maravillas que cautivan y embelesan al público.

No es prudente maldecir al cinematógrafo, como hacen los entusiastas

del teatro; antes bien, pensemos en traer a nuestro campo el prodigioso

invento, utilizándolo para dar nuevo y hermoso medio de expresión al arte

escénico, sin que éste, poseedor de la palabra, pierda nada con la colaboración

del elemento mímico (estamos aún en la época del cine mudo),

y la exuberancia descriptiva de lugares geográficos, visión rápida que no

cabe en la estrecha medida del verbo literario. ¿Cómo se hará esta colaboración?

No lo sé; quizá lo sepa pronto. Nada perderán Talía o Melpómene

de su grandeza olímpica admitiendo a su servicio a una deidad nueva,

hija de la Ciencia. Abusando un poco del registro profético que todos llevamos

en nuestro pensamiento, se puede aventurar esta idea: así como

los poderes públicos de toda índole no podrán vivir en un futuro no lejano

sin pactar con el socialismo, el teatro no recobrará su fuerza emotiva

si no se decide a pactar con el cinematógrafo 5.

Compárense estas valientes apreciaciones con estas otras del gran

dramaturgo del momento, don Jacinto Benavente, en su campaña reivindicativa

contra este competidor nacido de la técnica materialista:

:3 Véase De Oaldós a Robbe-Orillet. Madrid, Taurus, 1972, págs. 24-29.

4 «Claro es que la perfecta hechura que conviene a esta híbrida familia no existe aún

en nuestros talleres. Sin duda, será menester atajar el torrente dialogaL reduciéndolo a

lo preciso y ligándolo con arte nuevo y sutil a las más bellas formas narrativas ... Pero

no faltarán ingenios que hagan esto y mucho más. Los obreros jóvenes que tengan aliento,

entusiasmo y larga vida por delante, levantarán la casa matrimonial de la Novela y el

Teatro».

y continúa Max AUB: «Esto escribió Benito Pérez Galdós al frente de Casan dra. Desde

el ángulo de la retórica, poco tengo que añadir como explicación de la forma de este

Campo francés si en el texto anterior se lee ene donde Galdós escribió Teatro».

5 Se puede ver en Carmen MENÉNDEZ ONRUBIA y Julián ÁVlLA ARELLANO, «"Teatro Español.

Siete meses de lucha por el arte. Homenaje a los clásicos". En torno a un texto desconocido

de Benito PÉREZ GALDÓS», Revista de Literatura, tomo L, n.O 99, enero-junio de

1988, págs. 171-204. La cita en págs. 20.3-204.

V CONGRESO GALDOSIANO _

Si queremos -decía en su proclama- que el teatro no acabe por ser,

como lleva camino, un competidor, con desventaja, del cinematógrafo, en

donde todo entra por los ojos de la cara sin que la voluntad ni entendimiento

ni imaginación del espectador tengan que poner nada, es preciso

que pidamos al público algún esfuerzo mentaL siquiera de imaginación,

que es el menos penoso; no sea sólo el teatro la realidad y su prosa: vengan

también la fantasía y los ensueños y hasta el delirar de la poesía ( ... )

Os necesitamos (a los poetas) para despertar la imaginación del público,

tan cerrada, tan dormida, que ya hasta la misma realidad le parece falsa

si no es tan insignificante como lo es la vida misma, para el que sólo lleva

en los ojos una lente de máquina fotográfica sin un alma dentro 6.

11. EL MELANCÓLICO DECLINAR DE LA TRADICIÓN ESPAÑOLA EN CUBA

En el poco conocido teatro galdosiano Alma y vida es una de sus creaciones

de investigación más atractiva. Alan Shackett aporta y resume 12

reseñas sobre su estreno y siete estudios posteriores, de los cuales, sin

duda, el más importante a pesar de sus evidentes errores epistemológicos,

es el de Isaac Rubio Delgado 7, apostillado, después, y reconsiderado

ponderadamente por Jesús Rubio Jiménez 8.

El texto de la tragedia presenta una primera e importante cualidad que

podríamos denominar su franqueza o transparencia informativa, al no

haber sido apenas manipulado y censurado por los convencionalismos

del cerrado «oficio.. de los expertos en el control de calidad y de rentabilidad

económica del espectáculo teatral. No es irrelevante en este

sentido el que ha podido acceder al escenario una obra tan larga, y con

tantas novedades e infracciones contra el gusto general del momento 9.

La explicación creo que resulta bastante obvia. Sólo tenemos que recordar

que tanto Gerona como Los condenados, y Alma y vida, los tres

fracasos netos, aparecen en los escenarios inmediatamente de sendos

6 Jacinto BENAVENTE, El teatro del público. Madrid, Librería de Fernando Fe, 1909,

págs. 11 0-11l.

7 Issac RUBIO DELGADO, "Alma y vida, obra fundamental del teatro de Galdós", Estudios

Escénicos, 18, septiembre 1974, págs. 173-193.

8 Jesús RUBIO JIMÉNEZ, "Alma y vida: El teatro de Galdós en la encrucijada de dos siglos",

Segismundo, n.OS 35-36, 1982, págs. 189-209.

9 Estando gran parte del interés de Galdós por el género teatral en su capacidad de

contacto casi directo con los espectadores, lo normal es que no se opusiera a lo que

expertos con más experiencia que él en el oficio le aconsejaban en cada momento.

Sobre este punto se puede ver el riguroso control que Maria Guerrero tenía sobre las

creaciones de su «chevalier servant" José Echegaray, en Carmen MENÉNDEZ ONRUBIA y Julián

ÁVILA ARELLANO, El Neorromanticismo español y su época. Epistolario de José Echegaraya

Maria Guerrero. Madrid, C.S.J.c., 1987. (Anejos Segismundo, n.O 12). Un control

menos riguroso, pero también constante, se puede ver en sus relaciones con Galdós.

Véanse los primeros años de sus epistolarios en Carmen MENÉNDEz ONRUBIA, El dramaturgo

y los actores. Bpistolario de Benito Pérez Galdós, Maria Guerrero y Fernando Díaz de

Mendoza. Madrid, C.S.J.c., 1984 (Anejos Segismundo, n.O 10). Los epistolarios, en fin,

de los dramaturgos con los actores están repletos de referencias sobre este tema.

,. BIBLIOTECA GALDOSIANA

éxitos igualmente destacados, Realidad, La de San Quintín y Electra. Esta

coincidencia, en exclusiva para estas tres obras está apuntando a un fenómeno

que parece claro: los expertos del espectáculo han bajado su

guardia amilanados por el clamoroso éxito anterior y han dejado en plena

libertad a la inspiración del dramaturgo. Algo que es muy peligroso

tratándose de Galdós, pero que nos ha permitido conocer estas narraciones

con imágenes escenificadas o este depurado conductismo que, a mi

ver, es la peculiaridad de su teatro, realizado, como he apuntado antes,

con una sensibilidad muy cercana a la del cinematógrafo.

Se podría pensar que estos tres dramas fracasan por un defecto que

les es común: son las piezas teatrales más largas de la veintena que

construyó nuestro escritor. Coinciden las tres en tener 53 páginas en la

edición a doble columna de las Obras Completas. Pero una simple

comparación con el resto de su producción nos certifica que no es la extensión,

aunque no por ello deje de tener su parte de culpa cuando se

produce el fracaso, sino la capacidad histriónica de los actores y los

medios técnicos y escenográficos de las empresas, lo que es verdaderamente

determinante en este sentido. Porque no 53 pero así 50 tienen en

la misma edición Realidad, La loca de la casa y Mariucha, encarnados por

la seductora figura de la actriz María Guerrero y presentados con la excelente

escenografía de Emilio Mario, las dos primeras, y de los GuerreroMendoza

la última. y los éxitos fueron resonantes. En cuanto a Electra

nada hay que añadir sobre el extraordinario éxito de público que tuvo

tanto en España como en el extranjero.

Volviendo al tema de Alma y vida y conectando con las apreciaciones

del profesor Isaac Rubio, estoy, en principio, de acuerdo en considerar

con él que

basta conocer un poco su obra y sus ideas para entender que no podía

comulgar con los principios simbolistas: irrealismo, irracionalismo, subjetivismo

a ultranza, relativismo del conocimiento (esto en lo que se refiere

a las relaciones entre el individuo y la realidad objetiva); en cuanto a la

literatura: esteticismo, rechazo del contenido real (sea piscológico, moraL

sociaL histórico), antididactismo y abominación de toda estética imitativa.

En cambio, lo que sí podía aceptar nuestro dramaturgo era una serie

de innovaciones técnicas, las cuales, privadas de su sentido, podrían funcionar

en cualquier contexto, bien como instrumentos retóricos o bien

como afeites decorativos. Efectivamente, los elementos que por primera

vez Galdós introduce en la composición de uno de sus dramas adquieren

esta dimensión: plasticidad, identificación de música y drama, tonos espiritualistas

y expresiones simbólicas, un lenguaje a veces oscuro, otras

ambiguo o arcaizante; empleo de la sugerencia en lugar de la apelación

directa de las cosas, préstamos de Shakespeare, Lope y Enzina y los convencionalismo

dieciochescos 10.

10 Isaac RUBIO DELGADO, op. cit., pág. 178.

V CONGRESO GALDOSIANO _

Como todo escritor racionalista, más o menos idealista, la concepción

que tiene Galdós del estilo y de la labor literaria suele ser bastante utilitaria,

especificamente preocupada por la eficacia expresiva para el análisis

y reconstrucción de una realidad española observada en la fisonomía

moral de su historia interna o intrahistoria, ya que su inquieta superficie

no permite mayores logros en la linea de un Balzac o de un Zola. Galdós

puede contemplar el melancólico declinar de la España heráldica y tratar

de sugerirlo a través de un personaje como el de la duquesa Laura encerrado

definitivamente en una burbuja decadentista y guiando sus movimientos

a través de un sobrecargado corpus de didascalias que cumplen

la función de los primeros planos del cinematógrafo, sin necesidad de

identificarse con el decadentismo o con el reaccionarismo antiburgués

que ha despertado históricamente el movimiento artístico.

Ni que decir tiene, además, que nuestro escritor no es en 1902 ningún

bisoño del arte literario. Son varias las maneras por las que ha pasado

desde sus inicios, y nunca ha traicionado antiguos principios. O,

mejor, habría que decir que es la fisonomía moral de la realidad española

la que va evolucionando seguida paso a paso por el estilo expresivo

del atento escritor. Y no había de ser menos ahora, después de la tremenda

crisis del 98. Galdós se familiariza con los modos expresivos del

Modernismo, con el simbolismo, el impresionismo, el decadentismo y el

preciosismo, porque la realidad moral que está contemplando no puede

ser aprehendida ni investigada de otra manera que la que la propia realidad

ofrece. Una realidad decadente, inconsistente, toda recuerdos heroicos

que son humo en la actualidad. Un sentimiento más que una

realidad, al que se accede de modo natural por los caminos de la irrealidad

que ha generado, en circunstancias similares y en otras latitudes el

llamado Modernismo.

La tragedia no recoge, como propone Isaac Rubio, el atemporal o

deshistorizado declive de la aristocrcia heráldica a finales del siglo XVIII

frente a la burguesía. Existe, eso sí, un ambiente decadentista de época

rococó que impregna todo el desarrollo, y un administrador brutalmente

positivista que no entiende de románticos liberalismos. Pero si Juan Pablo

Cienfuegos no predica la revolución proletaria, no por ello hay que

considerarle un burgués. Es un hidalgo rebelde, un bandolero generoso.

Don Guillén de Berlanga, el activista insurrecto que también derrota al

malvado administrador, es un aristócrata esquilmado en su imprevisión

y prodigalidad económica por ese Torquemada. Y Laura de la Cerda y

Guzmán fenece por agotamiento entre las violencias nacidas de la unión

del pueblo con la aristocracia en contra de esa burguesía insensible y

positivista.

La situación es mucho más compleja de lo que suelen proponer los

estereotipos ideológicos. Con toda seguridad no nos encontramos ni en

1789 ni en 1917. Galdós se encontraba mucho más cerca de la actualidad

de 1902 y de la preocupación que entonces había por el proletariado

de lo que el profesor podía sospechar. El escritor no habla de un

_ BIBLIOTECA GALDOSIANA

sentimiento producido por el desastre del 98. Está reproduciendo el propio

Desastre dentro del contexto socioeconómico y político hispanoamericano

en el que tan doloroso fracaso de lo español se produce, el de la

crisis del Postivismo y llegada al Modernismo en una de sus culminaciones

históricas, el relevo colonial de España y Norteamérica en Cuba tras

la rápida derrota de la primera en 1898. Hispanoamérica, como Cuba,

países constreñidos dentro de sus peculiares sistemas socioeconómicos

fundamentados en los monocultivos extensivos e intensivos, habían sustituido

las viejas dictaduras teológicas de raigambre hispánica por otras

que pomposamente se denominaban científicas encontrando su justificación

teórica no ya en la heráldica sino en Augusto Comte, John Stuart

Mill, Herbert Spencer y Charles Darwin. El éxito de los mercaderes y Torquemadas,

económicamente más fuertes, a costa del feneciente tradicionalismo

paternalista y del desamparado pueblo. El relevo del Torquemada

español, Dámaso Monegro, por el otro que quieren imponer los tíos

de la decadente protagonista 11.

Entramos así en las lecturas de la obra, como siempre mucho más

complejas y sugerentes de lo que a simple vista pueda parecer:

l. o Lo que se ve superficialmente:

a) Un argumento melodramático en el que un héroe popular, Cienfuegos,

guapo, hidalgo y generoso, ve obstaculizados sus amores con la

decadente duquesa de Ruydíaz por las malvadas maquinaciones del despótico

administrador positivista Dámaso Monegro, que asola el país con

su ambición y corrupción administrativa y que, al fin, resulta derrotado.

2. o Lo que se siente desde una perspectiva del teatro decimonónico

convencional.

a) Espectacular asalto de Cienfuegos a los dominios del dictador

económico, su apresamiento y juicio reivindicativo protegido por la amorosa

duquesa, que se ve fascinada por el vitalismo natural del bandolero

generoso.

b) Desarrollo de estos amores platónicos y cortesanos, rococós, sobre

la representación de una espectacular pastorela.

c) Declive final de la joven entre las escaramuzas de una insurrección

que acaba con el poder de este déspota para sustituirlo por otro

similar .

.3. o Lo que se conoce en una lectura narrativa dentro del macrotexto

de la obra de Galdós.

a) Los colonos de un territorio español viven bajo la opresión y perversión

administrativa de un malvado Torquemada que mantiene su autoridad

manipulando en provecho propio al poder ejecutivo y al judicial.

b) Entre los colonos agraviados hay un hidalgo que se ha convertido

en bandolero generoso para tomarse la justicia por su mano, acosar a la

corrompida autoridad y fomentar la rebeldía entre los oprimidos vasallos.

11 Cfr. Leopoldo ZEA, Bl pensamiento latinoamericano. México, Ed. Pormaca, 1965,

págs. 150 y ss.

V CONGRESO GALDOSIANO _

c) Intereses ajenos al territorio, los futuros herederos de la Duquesa

aprovechan esta situación de malestar para organizar la insurrección de

modo eficaz con conspiraciones y dinero, y sustituir a este dictador por

otro más proclive a sus particulares intereses.

d) En estas circunstancias el bandolero generoso es apresado por

casualidad, y la decadente Laura tiene ocasión, por poco tiempo, de tomar

contacto con la verdadera realidad de su pueblo.

e) El encuentro resulta demasiado breve y tardío. La desastrosa realidad

socioeconómica y política supera las escasas fuerzas de la joven.

Muere, como la galdosiana reina Juana de Castilla, en brazos de su oprimido

pueblo, y con su muerte les deja el mensaje moral de paz y de justicia

que aquélla conlleva, y del que es portavoz el generoso bandolero:

Vasallos de Ruydíaz, el grande espíritu de nuestra señora está en un reino

distante, en un reino glorioso. Era la divina belleza, la ideal virtud, y nosotros,

unas pobres vidas ciegas, miserables ... ¿Qué habéis hecho, qué

hemos hecho? Destruir una tiranía para levantar otra semejante. El mal se

perpetúa... Entre vosotros siguen reinando la maldad, la corrupción, la

injusticia. ¡Llorad, vidas sin alma, llorad, llorad! 12.

4. o y, en fin, la lectura histórica de la actualidad cubana -territorio

también español y más que otros para el escritor por la historia que se

desarrolla en él y por los fuertes lazos personales, familiares y económicos

que con esta Isla le unían- entre 1898 y 1902.

a) Durante siglos de colonización España ha venido generando una

administración corrupta y despótica mediante la manipulación de los

poderes constitucionales según los fuertes intereses que medran en las

colonias, y de un modo muy especial en los países hispanoamericanos

-Cuba también-, prisioneros de su geografía y de su clima, abocados

al opresivo sistema económico de los monocultivos.

b) Entre los vasallos agraviados surge la rebeldía y ciertos líderes que

incitan al pueblo a rebelarse contra las injusticias.

c) Esta situación es capitalizada por otros países del entorno, Méjico

o los Estados Unidos, que mantienen unas expectativas socioeconómicas

muy concretas, nada gratuitas, en su actuación.

d) Hay un momento, sin embargo, en este proceso insurreccional

que parece que la situación va a tener una solución pacífica. Weyler consigue

entre 1896 y 1897 debilitar la insurrección, y entre 1897 y 1898,

es destituido este general y se concede una amplia autonomía a la

Colonia que no logra ningún resultado debido a las conspiraciones extranjeras.

A este episodio histórico parece referirse simbólicamente el

apresamiento del bandolero y las breves relaciones de Laura con su pueblo

miserable a través de Cienfuegos.

12 Alma y vida, IV, 8, en Obras completas. Cuentos y teatro. Madrid, Aguilar, 1975,

l.a ed., l.a reim., pág. 585 a-b.

mm BIBLIOTECA GALDOSIANA

e) La intervención final de los norteamericanos termina con la administración

y con la presencia española en la Isla. Muere en ella esta

España heráldica que es la duquesa Laura, y su doncel, el hidalgo insurrecto,

hace al pueblo cubano una inculpación que aún hoy día sigue

siendo válida. Continuarán reinando la maldad, la corrupción y la injusticia.

Acabaron en 1898 con la tiranía española para someterse a la norteamericana,

del mismo modo que a principios de 1959 acabaron con ésta

para caer en la marxista soviética.

III. PARTICULAR SIMBOLISMO MODERNISTA DE ALMA y VIDA

Me centraré, para terminar, en un personaje que tuvo una importancia

crucial en la producción teatral de Galdós y a cuyas relaciones con él

y con José Echegaray he dedicado algunos trabajos. Me refiero a María

Guerrero, quien en sus inicios teatrales, cuando sólo era una obediente

primera dama del teatro de la Comedia a las órdenes de Emilio Mario, le

convirtió en éxitos clamorosos sus tres primeras creaciones, Realidad, La

loca de la casa y La de San Quintín, entre 1892 y 1894. Es ella quien al

final de este último drama, y en una situación muy similar, dice el sintagma

que acabará dando título a la tragedia de 1902.

De niña, enseñáronme a pronunciar nombres de magnates, de principes,

de reyes, que ilustraron con virtudes heroicas la historia de mi raza ... Pues

bien: mi nobleza, la nobleza heredada, ese lazo espiritual que une mi

humildad presente con las grandezas de mis antepasados me obliga a

proceder en todas las ocasiones de la vida conforme a la ley eterna del

honor, de la justicia, de la conciencia. Yo privé a este hombre (al joven

rebelde Víctor BarinagaJ de todos los bienes de la tierra. El cree que mi

mano es la única compensación de sus infortunios, y yo se la doy, y con

ella el alma y la vida 13.

La frase el alma y la vida debió hacerse importante. La comedia se

estrenó el 27 de enero de 1894 con un gran éxito de público tanto en

Madrid como en la gira de la compañía durante la primavera-verano por

el noroeste peninsular. Pasaron los días y un poco más de un mes, desde

mediados de abril hasta mediados de mayo, la actriz y el dramaturgo

se habían cruzado, felices, media docena de cartas. La situación, sin

embargo, dentro de la compañía de Emilio Mario no resultaba tan halagüeña.

María Guerrero no sólo era una primera actriz extraordinaria, sino

que, además, tenía tras de sí a un padre presuntuoso y a una gloria escénica,

José Echegaray, cuyo melodramatismo no cuadraba en absoluto

con las convicciones naturalistas del director y empresario de la compañía

de la Comedia. Las cartas cruzadas entre Galdós y la Guerrero reflejan

problemas al principio de la temporada, allá por octubre de 1893. El

13 La de San Quintín, acto III, escena VII. (O.c., VIII, pág. 309a).

V CONGRESO GALDOSIANO _

16 de mayo de 1894 María le anuncia a Galdós su cese definitivo en esta

formación artística. Un mes más tarde, el 15 de junio, había tomado la

decisión de formar compañía propia y se había asegurado la concesión

del desvencijado teatro Español.

Este cisma teatral arrastra consigo otro cisma cultural más importante.

La mayor parte de los intelectuales progresistas, y Galdós con ellos,

comienzan rechazando la maniobra de la actriz, aunque muchos de ellos

habrán de cambiar pronto de postura. María Guerrero, una gran actriz,

puede mantener la empresa del Español durante varias temporadas con

su casi exclusivo protagonismo histriónico. Su padre se arruina, pero

consigue realizar unas reformas en el destartalado teatro Español tan

dignas que vuelve a convertirse en el centro de reunión que la monarquía

y la aristocracia habían pedido el 4 de septiembre de 1888 con la

muerte del otro divo, Rafael Calvo y Revilla. José Echegaray escribe en

exclusiva para ella. Con sus melodramas y con las melodramáticas refundiciones

del drama barroco 14, consigue afianzarse y fundar un núcleo

artístico-cultural aristocrático que terminará siendo terreno abonado y

semillero del inmediato modernismo.

Es en esta crisis de 1894-1895, coincidiendo con la reanudación de

la guerra independentista cubana, con la muerte de la madrina Magdalena

Hurtado de Mendoza, y con el fracaso de Los condenados, primero

comedia y, finalmente, tragedia, cuando Galdós piensa en el tema de

Alma y vida, que quedará desarrollado en dos tragedias y una tragicomedia,

Alma y vida (1902), Bárbara (1905) y Alceste (1914).

Han pasado los meses de julio y agosto de 1894. Galdós no sólo no

ha logrado detener el afán independentista de su actriz favorita, sino

que, además, tiene que soportar un agresivo juego seductor epistolar

con el que ella quiere conquistarle para su compañía artística. El escritor

canario responde a este juego con silencio, y a la tercera carta de

María contesta con otra muy breve que desconocemos, pero que hace

que la actriz salte indignada con ésta del día 26 de agosto (1894) desde

Bilbao:

iAh!, ¿se estilan ahora las cartas cortas? Bueno, pues adiós. Le quiere con

alma y vida, Mariquita 15.

Un mes más tarde, el 21 de septiembre de 1894, y en marcha ya

María Guerrero con su propia compañía, inicia de nuevo Galdós su epistolario

con ella prometiéndole una obra ambientada en la época de

Carlos III que la actriz comienza a vindicar en sus misivas del día 13 y

siguientes.

14 C. MENÉNDEZ ONRUBIA, "El teatro clásico durante la Restauración y la Regencia (1875-

1900) .. , Cuadernos de Teatro Clásico, n.O 5, 1990, págs. 187-207.

15 C. MENÉNDEZ ONRUBIA, El dramaturgo y los actores ... , pág. 93.

D BIBLIOTECA GALDOSIANA

ElIde octubre precisa el escritor más aún:

El señor D. Benito se compromete a entregar a D.a Mariita la obra (época

de Carlos 111) ell.o de Setiembre del año próximo 16.

Los inicios de 1895, sin embargo, no son tan negativos como para

estimular la creación de una tragedia sobre la situación socio política del

momento. La historia parece ir por el camino contrario, la actitud peninsular

ante el grito del Baire parece ser más conciliatoria que belicista, y

Galdós compone y entrega Voluntad a la actriz, una comedia burguesa

y moralizante tan optimista como sosa. Es en el verano, en carta del 3

de junio de 1895, cuando vuelve a incidir otra vez en aquel tema:

Se me ha ocurrido una idea. Dentro de algún tiempo, vamos, no sé cuándo,

es posible que le escriba a V. una obra romana. No tragedia, sino comedia,

para que salga V. con sandalias, túnica, etc.... Estará V. pá comésela

17.

y tres meses después, en carta del 8 de septiembre, insiste:

Tengo otra obra en proyecto, drama, planeado ya, y tan claro, que podría

hacerlo en un mes. Tiene título, y es de una época, no precisamente de

pelucas, pero ... , en fin, lo pongo en la época de los Episodios Nacionales,

no sé si hacia Trafalgar o más acá. Trajes Directorio incroyables y merveilleuses.

Cosa muy bonita. Esta obra es para Vd. y será la lata del año que

viene 18.

Voluntad no gustó ni a María Guerrero ni a su público. La actriz se

casó con Fernando Díaz de Mendoza y comenzó a reinar despóticamente

sobre la escena española. Las relaciones con Galdós se enfriaron.

Nuestro escritor abandonó el teatro durante casi cinco años, hasta el

estreno de Blectra. Ante el extraordinario éxito de este drama volvieron

los Guerrero-Mendoza a interesarse por sus creaciones. En el verano de

1901 Galdós atendió a los ruegos de su antigua musa y volvió a ofrecerle

el argumento de la época de Carlos 111, pero no lo tuvo a tiempo y los

actores marchaban sin él al Caribe en el mes de noviembre para no volver

hasta la primavera de 1902. Como sabemos por las cartas entre Galdós

y Navarro Ledesma 19, el dramaturgo hubo de emplearse a fondo

para terminar de componer su obra según el ambicioso plan que se había

trazado. No llegó a tiempo de entregarla a los prestigiosos actores

para que la representaran en La Habana, que era su marco natural y,

nuevamente, como en Los condenados de 1894, la tragedia subía el

16 ldem ... , pág. 10 l.

17 ldem, pág. 110.

18 ldem, págs. 136-137.

19 Vid. Carmen DE ZULUETA, Navarro Ledesma. BI hombre y su tiempo. Madrid, Alfaguara,

1968, págs. 294-307; Soledad ORTEGA, Cartas a Qaldós. Madrid, Revista de Occidente,

1964, págs. 341-343; Jesús RUBIO JIMÉNEZ, "Alma y vida: el teatro de Galdós ... »,

págs. 191-193.

V CONGRESO GALDOSIANO fDI

escenario desasistida de la actriz que había sido su soporte natural, y

abocada al fracaso.

No voy a entrar ahora en disquisiciones teóricas sobre nuestro confuso,

tardío y selectivo teatro modernista 20. Se suele citar a Jacinto Benavente

y su obra La noche del sábado de 1903 como el principio de la

renovación teatral modernista en los teatros comerciales. Sin un estudio

comparativo más detenido no se pueden adelantar conclusiones al respecto,

pero me atrevo a proponer que se comience a tener en cuenta

también este gran esfuerzo galdosiano en el mismo sentido de Alma y

vida.

Creo que ya es una referencia nada despreciable la conexión que acabo

de establecer entre el extraordinario temperamento artístico de aquella

actriz y la prolongada gestación de la tragedia. Desde 1892, tras los

éxitos de Realidad, Galdós había sentido, al igual que Echegaray y otros

dramaturgos de la época, la extraordinaria versatilidad dramática de esta

mujer. Estaba convencido de poder presentar con éxito y fuera de los

constringentes convencionalismos escénicos cualquier cosa al público si

lograba encarnarlo en la gran capacidad de convocatoria que fluía de su

persona cuando estaba en el escenario. Críticos de peso, biógrafos y

revisteros teatrales confirman esta sensación. Concluiré aquí repitiendo

que tanto Los condenados como Alma y vida, tragedias gemelas en su

génesis y gestación, nacieron como un traje a la medida para ser protagonizadas

en el escenario por María Guerrero; nacieron llenas de las innovaciones

formales y de contenido que sugería la prestancia de esta

actriz, y fracasaron al no encontrar ese alma que había de inyectar en

ellas el vitalismo seductor que precisaban. Sobre todas sus novedades

destacaría una que va a pasar del teatro al cinematógrafo sin duelos ni

crisis transicionales, la fascinación que proyecta la figura de un buen

actor sobre el público, la seducción que convierte en verosímil lo más

absurdo, y que deja en un estado de superficialidad y relativismo esos

factores teatrales que los profesionales de la crítica suelen considerar

imprescindibles para la subsistencia del género.

20 Vid. J. RUBIO JIMÉNEZ, Ideología y teatro en España: 1890-1900. Zaragoza, Pórtico,

1982.