V CONGRESO GALDOSIANO I
ESTANISLAO DE KOSTKA BAYO,
UNA BASE HISTÓRICA
EN LA OBRA QALDOSIANA
M.a Lourdes Acosta González
frontar la obra literaria de Qaldós
desde el punto de vista histórico, exige otros parámetros, una lectura di
ferente que en todo momento pugna entre la realidad y la ficción.
Ciertamente, no digo nada nuevo, sólo, en todo caso, reafirmo que
Qaldós se documentaba al escribir sus novelas, con documentos vivos, la
vida de las personas; viajando al lugar de los hechos en que discurre la
trama de esa obra en cuestión; o bien en la historia y así lo dice el propio
autor:
«... Para la ensambladura histórica tuve siempre a la vista la historia anó
nima de Fernando VII, que se atribuye a D. Estanislao de Kostka Bayo, y
para Zaragoza, los sitios de Alcaide Ibieca...»'.
Al releer la historia de España que Qaldós utilizó como base para algu
na de sus novelas, y estudiar sus notas he podido comprender qué le in
teresa de esa reciente historia de España.
En primer lugar, tengo que decir que el autor hace acopio de nombres
y fechas; tiene especial cuidado en delimitar la cronología histórica, los
nombres y apellidos, y los «apodos» de los participantes que confluyen en
la historia de España.
Es sintomático observar cómo don Benito j'amás va hacia la historia de
tesis, principalmente recopila datos y caracteres porque los juicios histó
ricos los establece él mismo en sus novelas.
La metodología empleada para el abordaje de la historia ha evolucio
nado a lo largo del tiempo. Los historiadores románticos del siglo xix, con
su vieja concepción de la historia de narrar los hechos tal y como suce
dían, lo más literariamente posible, alternando este menester con la
biografía de grandes personajes, se dejaron en el tintero la verdadera his
toria.
Por tiempo, se ha hablado de la crisis conceptual de la historia que
dominaba en el siglo xix hasta que —como bien dice Pierre Vilar— apare-
Bravo-Villasamte, Carmen, Galdós. Madrid, Mondadori, 1988, pág. 44.
BIBLIOTECA QALDOSIATÍA
cieron entre 1847 y 1867 las grandes obras de Marx y Engels que propo
nen una teoría general de las sociedades en movimiento.
La historia de Estanislao de Kostka Bayo, «Historia de la Vida del Reina
do de Fernando VII de España con documentos justificativos, órdenes
reservadas y numerosas cartas del mismo monarca, Pío VII, Carlos IV,
M.a Luisa...», supone un soporte descomunal de datos y más datos crono
lógicamente ordenados, con «pelos y señales», para el insigne novelista al
cual resultaban sumamente interesantes los subtítulos con que el histo
riador dotaba los márgenes de las páginas escritas a modo de anotacio
nes aclaratorias acerca del tema que trataba. No solamente aparecían fe
chas, sino que muchas veces definía caracteres de personajes y personajillos
oscuros: aparece con reiteración carácter de Fernando VII, carácter
de J. Martín el Empecinado, o por ejemplo la virtuosa Cristina. Y también,
desventurado zapatero de Madrid, sentencias de las comisiones militares,
rasgos de hipocresía, federación de realistas puros, el
padre Carranza, osadía del obispo de León, vida de los carlistas en Portu
gal, etc.. Además, no olvidemos los sabrosos apéndices con cartas y do
cumentos de todo tipo, en fin, una fuente, del todo, aprovechabilísima
para Qaldós.
Con todo esto vengo a decir que la forma de hacer historia de aquel
tiempo era muy propicia para ser novelada.
Creo que si Qaldós tuviera que echar mano de la historiografía actual,
no encontraría lo que buscaba, porque él no quiere análisis más o
menos buenos o malos sobre la época que pretende novelar, sino ca-racteres,
tipos, escenas, personajillos y sobre todo busca símbolos
humanos manifestados en la miseria, la ignorancia, la estupidez, la depra
vación, la virtud, la honestidad, el terror, la hipocresía, etc..
EvOLUCIÓn DE LAS ANOTACIONES QALDOSIAWAS
En el volumen I dedicado a la Guerra de Independencia, Qaldós no
recoge análisis históricos, ni la tesis del autor, entre otras cosas, porque
no la hay, sino a Albuín; recuérdese cómo el personajillo contrahecho y
traicionero cobra vida en el Episodio Nacional de la primera serie, «Juan
Martín, el Empecinado», del cual también toma amplios retazos:
«Don Saturnino Albuín, el Manco se ha pasado al enemigo llevándose con
sigo al pie de cuatrocientos hombres. Al parecer ... "los franceses le han
dado cuatro talegas en pago de su traición. También aseguran que le ofre
cieron hacerle marqués y capitán general"... > (Orejitas a Trijueque)2.
En cuanto a grandes personajes se refiere, comienza a trazar la incom
petencia y la debilidad de Qodoy, perro faldero de los monarcas reinan-
2 Pérez Qaldós, Benito, Juan Martín el Empecinado. Madrid, Imprenta de la Guirnal
da, sin año, cap. XIII, pág. 132.
V CONGRESO GALDOSIANO
tes, Carlos IV y M.a Luisa, doblemente débiles. Y empieza a dibujar la
doble y oscura personalidad de Fernando VII; cómo el pueblo veía en
la invasión de las legiones francesas al libertador de Fernando, idea que
saldría de su cuarto recorriendo eléctricamente las provincias por medio
de los conventos y de los confesionarios.
Haciendo referencia al Tratado de Valencey, 1813, dice de él E. de
Kostka Bayo:
«... Fernando, no olvidando su anterior costumbre, dio dos instrucciones,
una pública para congraciarse con Napoleón, y otra secreta para escudar
se con los españoles...»3.
De la guerra en sí, adquiere gran importancia para el escritor el térmi
no guerrilla, así como el de partidas.
Qaldós —portavoz— define las guerrillas, en «Juan Martín, el Empeci
nado», a través de Gabriel Araceli:
Gabriel Araceli al lector:
«Ahora voy á hablar de las guerrillas, que son la verdadera guerra na
cional, del levantamiento del pueblo español en los campos, de aquellos
ejércitos espontáneos, nacidos en la tierra como la hierva nativa, cuya
misteriosa simiente no arrojaron las manos del hombre. Voy á hablar de
aquella organización militar hecha por milagroso instinto á espaldas del
Estado, de aquella anarquía reglamentada, que reproducía los tiempos
primitivos» 4.
Aparte de insistir en la recogida de fechas, Pérez Qaldós recoge tam
bién datos anecdóticos mayúsculamente importantes en su tiempo, como
por ejemplo la carestía del pan en Madrid en 1812.
En cuanto al volumen II, dedicado a Fernando, Qaldós va perfilando el
carácter del monarca que, como la doblez de las monedas, emplea una
cara para el pueblo y las Cortes (la regencia) y otra para sus juntillas y
furibundos consejeros.
En La Fontana de Oro el autor dedica todo un capítulo a Fernando el
Deseado, haciendo un exhaustivo retrato y un completo análisis de su
carácter:
«Respecto a su carácter, ¿qué diremos? Este hombre nos hirió demasia
do, nos abofeteó demasiado para que podamos olvidarle. Fernando VII
fue el monstruo más execrable que ha abortado el derecho divino. Como
hombre, reunía todo lo malo que cabe en nuestra naturaleza; como Rey,
resumió en sí cuanto de flaco y torpe puede caber en la potestad
real...»5.
3 Bayo, Estanislao de Kotska, Historia de la Vida y Reinado de Fernando VII de Es
paña con documentos justificativos, órdenes reservadas y numerosas cartas del mismo
monarca, Pío VII, Carlos IV, M.a Luisa... Madrid, Imp. Repullés, 1842, vol. I, pág. 318.
4 Op. cit, nota (2), cap. I, pág. 1.
5 Pérez Qaldós, Benito, La Fontana de Oro. Madrid, Perlado, Páez y Compañía (Suce
sores de Hernando). Arenal, 11. 1906. Cap. XLI, pág. 306.
BIBLIOTECA GALDOSIATÍA
Qaldós, en La Fontana, habla de tres fases del carácter del Deseado: la
necedad, la doblez y la cobardía.
Interesa la versión galdosiana de la camarilla, presentada como una
prolongación cancerígena de las malas artes de Fernando; la cual le da pie
para escribir sobre los grandes cargos para gente pequeña y soez: tal es el
caso de Antonio Moreno, que pasa de ayudante de peluquero a Consejero
de Hacienda 6. O el caso de «Coletilla», que cobra vida en las páginas del
Audaz y también ha sido adquirido en la obra de Bayo7; así como el carác
ter depravado del clérigo Ostalaza, confesor de Fernando en Valencey 8. Y
¿qué decir de las salidas nocturnas de Fernando?, un buen cuadro para sus
novelas, que el escritor recrea en el segundo Episodio Nacional de
la segunda serie, «Memorias de un Cortesano de 1815» 9.
Un último ejemplo interesante, porque sino la lista se haría intermina
ble, es el de la gran influencia de los rusos en la Corte de España; que al
parecer tenían sus asuntillos con don Antonio Ugarte, Antoñuelo. La tal
influencia se reduce a que, concluida la guerra de la Independencia, vino
acá el célebre Tattischief; y él y Ugarte —camarillero— se hicieron gran
des amigos. Llevó Tattischief a Antonio I a la tertulia de Fernando.
«...Y no fue preciso más. La agencia de Ugarte se extendió; puso una
mano en el corazón de la monarquía, y extendió la otra á los últimos con
fines de ella en Europa y en América. Un solo mundo no le bastaba»10.
Sobre esta parte de la historia de España, Qaldós recoge la historia de
los excesos y de las injusticias sociales y personales (con fechas, nom
bres, años de sentencia y cantidades de multa).
Don Benito tampoco pasa por alto los nombres de los intelectuales
reconocidos, entre la clase política y la aristocracia; como tampoco olvi
dará, sino que toma buena nota de ello, a los héroes de la guerra de la
independencia —los guerreros liberales de antaño—, ahora, postrados,
encarcelados y arcabuceados por las hordas del absolutismo. Y en cuan
to al escaso asomo liberal, anota hechos de carácter histórico, pero
siempre ligados a personalidades de la vida pública. Le preocupa some
ramente la nueva generación de liberales:
— Romero Alpuente — Isturiz
— Gaseó _ Felipe navarro
— Moreno Guerra _ nórez Estrada
— Calatrava _ Sancho
— Palarea
6 Ver Pérez Qaldós, B., Memorias de un cortesano de 1815. Madrid, Imp. de J. Ho
guera a cargo de M. Martínez. Calle de Bordadores, núm. 7, 1875. Cap. III, págs. 24 y
25. Y las anotaciones del escritor en op. cit, nota (3), vol. II, pág. 29.
7 Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 32.
8 Op. cit, nota (3), vol. II, págs. 104 y 105.
9 Ver op. cit, nota (6), cap. XII, pág. 97. Y las anotaciones del novelista en op. cit,
nota (3), vol. II, pág. 107.
10 Ver op. cit, nota (6), cap. VII, pág. 63. Y op. cit, nota 3), vol. II, pág. 64, de don
de Qaldós substrajo el personaje que luego recrearía.
Y CONGRESO QALDOSIATiO
Qaldós sabe que se reúnen en el Café de Malta y en La Fontana de
Oro, y está al tanto de los agitados oradores y del vértigo que los do
mina n.
Del volumen III, en el cual se trata el Trienio liberal y el final del Reina
do de Fernando Vil, Qaldós toma nota sobre los excesos del terror y la
incipiente guerra carlista. Le preocupa la guerra civil principalmente.
Tras el corto gobierno liberal volvió Fernando, apoyado por los furibun
dos realistas, al despotismo más puro. Las cárceles se llenaron a rebosar;
cualquiera podría ser encarcelado por la más mínima sospecha. Había
delatores pagados y se utilizaban a los criados para descubrir los secre
tos más íntimos de los ciudadanos.
Las sentencias de las comisiones militares se acumulaban, era el régi
men del más puro terror. Qaldós bautiza a esta época posterior al 23
como la época del terror. Y a los márgenes del libro de historia de Bayo
escribe, sin cortapisas, ¡TERROR!. Y titula con «El Terror de 1824» el sép
timo Episodio nacional de la segunda serie.
«... Por el simple hecho de mantener correspondencia con los emigrados
condenábase á los presidios, sin esceptuar á los parientes de aquellos, y
al patíbulo si la correspondencia tendía á favorecer sus intentos»12.
Qaldós, sistemáticamente, recoge todo lo referente a la Junta Apostó
lica, que tenía su cabeza en Roma y había extendido por España sus mis
teriosas sociedades secretas, como la del Ángel Exterminador 13. Y no es
de extrañar que el insigne escritor escriba «Los Apostólicos» de la
misma manera que escribe «Un Voluntario Realista». En el libro de Bayo
acota lo siguiente: «... un voluntario realista en aquel tiempo equivalía
a un semidiós, creíanse autorizados para cometer los mayores atenta
dos» 14.
Antes de terminar con esta serie de corroboraciones, señalar que, a
lo largo de todo el proceso histórico, se vislumbran rasgos de su anticle
ricalismo. Siempre hay un canónigo representativo de la depravación
más mezquina en cada uno de los momentos históricos que atraviesa
España y el pueblo español; sirvan de ejemplo la amplia gama de «tipos
de clérigos», recogidos por el novelista: comienza con la abolición del
Santo Oficio (1813) 15, y sigue con fray Agustín, redactor puntual en la
Atalaya contra el liberalismo, Qaldós le tilda de fraile terrorista 16. Tam
bién recoge la circular de 27 de mayo por la que se abren de nuevo, de
par en par, las puertas de los conventos, devolviendo a sus moradores,
sin consultar al Consejo, los bienes nacionales vendidos tanto por el
11 Op. cit, nota (3), vol. II, págs. 188, 218 y 247.
12 Op. cit, nota (3), vol. III, pág. 339, de la cual Qaldós toma nota.
13 Op. cit, nota (3), vol. III, pág. 185.
14 Op. cit, nota (3), vol. III, pág. 281.
15 Op. cit, nota (3), vol. I, pág. 303.
16 Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 36.
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príncipe José como por el gobierno de Cádiz. Galdós, al lado, anotará
¡frailes!17.
Los conventos vociferaban exposiciones pidiendo las hogueras y los
autos de fe. Y el rey, sin aguardar la respuesta del Consejo, firmó el 21
de julio el famoso decreto que resucitaba el execrable tribunal18.
Asimismo, le resulta interesante la tertulia del infante Don Anto
nio Pascual, hombre ignorante e inhumano que, en reunión con Don Pe
dro Qravina, nuncio del Papa; Blas Ostalaza, confesor del infante y dela
tor de sus compañeros los diputados, y otros grandes formaban los atle
tas más encarnizados del bando absolutista 19.
Pío VII restablece los jesuítas, mientras que las mitras se envilecen por
sus votos a favor del Santo Oficio y porque sus virtudes cristianas y
morales cedieron sus escaños a la torpe intriga y a la negra lisonja 20.
Y en tanto la corte se vestía de gala, en las catedrales se cantaba el Te-
Deum para recibir al déspota con el mismo ardor que en su día se cantó
para celebrar la constitución del 12 21.
Qaldós también toma nota de:
— El Obispo de Mechoacan, propuesto ministro de Gracia y Justicia,
con la contrariedad de que cuando fue a tomar posesión de su cargo ha
lló un decreto destituyéndolo 22.
— De las partidas realistas rescata el canónigo Merino 23.
— Y en Cataluña da con Mosén Antón Coll y fray Antonio Marañón, el
Trapense, integrantes de las hordas facciosas:
«... a la caída de la tarde las compañías rezan el rosario, al ver al Trapen
se con el hábito arremangado y el crucifijo sobre el pecho rozándose el
sable, las pistolas pendientes de la cintura, galopando en su caballo con
el látigo en la mano, bendiciendo y esterminando...»24.
— El padre puñal otro clérigo guerrillero que llama la atención del
escritor 25.
En fin que, gracias a la historia de E. de Kostka Bayo, don Benito se
hace con un oscuro ramillete de clérigos, que después irá recreando en
sus novelas. Pienso que aquí sobran los ejemplos, ya que son de sobra
conocidos por los seguidores de la obra galdosiana.
Con todo este bagaje comparativo de la Historia de España de E. de
Kostka Bayo y alguna de las obras galdosianas intento decir que no sólo
supone una fuerte base histórica para el novelista, sino que también am-
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 59.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 60.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 62.
Op. cit, nota (3), vol. II, págs. 78 y 79.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 101.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 119.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 232.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 308.
Op. cit, nota (3), vol. II, pág. 310.
V CONGRESO GALD0SIAT10
bas obras se complementan. Porque si Bayo narra la historia, sin más,
Qaldós realiza verdaderos análisis sobre la época, estableciendo juicios
históricos tan válidos como los de cualquier historiador que se precie.
Según la conceptualización histórica galdosista, no sólo ha de verse la
historia de los personajs célebres, sino también la de «ese joven os
curo» 26.
Sólo me queda por añadir que la tesis que mantengo vino a confirmar
se en la historia de Bayo, porque entre las últimas páginas del volumen II
encontré un documento manuscrito de Qaldós, en el que ensayaba posi
bles títulos de la cuarta serie de Episodios nacionales; además de es-bozar,
también, los títulos de la segunda serie al final del mencionado volu
men; concretamente, en las últimas páginas 27.
Ciertamente, el período de la Historia de España tratado por E. de
Kostka Bayo está más en concordancia con las notas recogidas por Qal
dós para las novelas de la primera época, El Audaz, La Fontana de Oro, y
la primera y segunda serie de Episodios Nacionales.
En verdad, la cuarta serie se correspondería cronológica e histórica
mente hablando con acontecimientos históricos de una España posterior
a la narrada por el historiador. ¿Se trata de un legajillo suelto introducido
en el libro de Bayo, que el escritor elaboraría más tarde?, posiblemente.
Pero lo que interesa es comprobar que Qaldós se documentaba antes de
escribir sus novela, y que los títulos de sus obras ya los tenía en mente,
muchas veces, antes de ponerse de lleno a crear literatura. No digo que
esto ocurra siempre, aunque así sucedía en numerosas ocasiones. En los
Episodios Nacionales se puede afirmar.
Posibles títulos de la cuarta serie:
D. Ramón y
48. Narváez Memorias de -
49. Relámpago
50.
51.
52. El extremeño y los
53.
54. La revolución de Julio
56. El abate Ortiz Rius
26 Pérez Qaldós, Benito, El equipaje del Rey José. Madrid, Librería de los Sucesores
de Hernando. Calle del Arenal, n.° 11. 1923.
27 Los documentos galdosianos mencionados en el texto se pusieron a disposición
de la Casa-Museo Benito Pérez Qaldós, lugar donde fueron hallados. Yo me limito a
transcribirlos, aunque con dificultad porque algunos trazos son ilegibles —las rayitas
discontinuas significan que lo escrito por Qaldós no ha sido transcrito debido a la difi
cultad que ofrecía—.
BIBLIOTECA QALDOSIATÍA
1848. Memorias del caballero
49. El Ministro Relámpago D. Ramón
narváez
50.
51. El extremeño y los polacos «-® Julio
54. La Revolución de Julio
56. O'Donnell
1848. El año Loco. Memorias de un polaco
1849. El ministro Reba
Narváez
(Estos títulos aparecen en una de las caras del legajo).
El año loco.
Narvaéz
Bravo Murillo
La revolución de Julio
O'Donnell
África. El - Mogred
D. Carlos de Rápita
Méndez nüñez
Prim.
Fin de un reinado
(Los títulos anteriores aparecen en el reverso del legajillo. Además,
Qaldós escribe transversalmente los siguientes nombres árabes, posible
mente para el Episodio nacional de «Aita Tettanen»: Ornar - Ben - Mohammed,
Ben - Abu, el Balrazi, Muley).
Títulos definitivos de la cuarta serie
38. Las tormentas del 48, marzo-abril 1902.
39. narváez, julio-agosto 1902.
40. Los duendes de la camarilla, febrero-marzo 1903.
41. La revolución de julio, septiembre 1903-marzo 1904.
42. O'Donnell, abril-mayo 1904.
43. Aita Tettanen, octubre 1904-mayo 1905.
44. Carlos VI en la Rápita, abril-mayo 1905.
45. La vuelta al mundo en la numancia, enero-marzo 1906.
46. Prim, julio-octubre 1906.
47. La de los tristes destinos, enero-mayo 1907.
Y COriQRESO QALDOSIATÍO
Posibles títulos de la sequhda serie
1. El equipaje del Rey José
2. Los Persas
3. Memorias de un cortesano de 1815
la revoluciónenla
4. Los caballeros del grande oriente
el 7 de Julio
5. El Trapense
6. La de Fernando VII
7. El terror 1824
8. El voluntario realista
(Títulos esbozados por Qaldós en las páginas finales de la obra de E.
de K. Bayo.)
El equipaje del Rey José
Memorias de un cortesano de 1815
2.a Parte
Los comuneros
7 de Julio
Los cien mil hijos de San Luis
El Terror 1824
El Voluntario realista
Los apostólicos
18
(Estos títulos se encuentran anotados en la última página del vol. II de
la historia de Bayo.)
Títulos definitivos de la segunda serie
18. El equipaje del Rey José, junio-julio 1875.
19. Memorias de un cortesano de 1815, octubre 1875.
20. La segunda casaca, enero 1876.
21. El Grande Oriente, junio 1876.
22. El 7 de julio, octubre-noviembre 1876.
23. Los cien mil hijos de San Luis, febrero 1877.
24. El terror de 1824, octubre 1877.
25. Un voluntario realista, febrero-marzo 1878.
26. Los apostólicos, mayo-junio 1879.
27. Un faccioso más y algunos frailes menos, noviembre-diciembre
1879.
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BIBLIOGRAFÍA
Bayo, Estanislao de Kostka, Historia de la Vida y Reinado de Fernando VII de España
con documentos justificativos, órdenes reservadas y numerosas cartas del mismo
monarca, Fío VII, Carlos IV, M.a Luisa... Madrid, Imp. Repullés, 1842, vols. I, II, III.
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Pérez Galdós, Benito, Memorias 1843-1920. Madrid, Alhambra, sin año.
— Memorias (obras inéditas ordenadas y prologadas por Alberto Ghiraldo). Madrid, Re
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— La Fontana de Oro. Madrid, Perlado, Páez y Compañía (Sucesores de Hernando). Are
nal, 11. 1906.
— El Audaz. Historia de un radical de antaño. Madrid, Imprenta de José noguera. Bor
dadores, 7. 1871.
— Juan Martín El Empecinado. Madrid, Imprenta de la Guirnalda, sin año.
— El equipaje del Rey José. Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando. Calle del
Arenal, n.° 11. 1923.
— Memorias de un cortesano de 1815. Madrid, Imp. de J. Hoguera, a cargo de M. Mar
tínez. Calle de Bordadores, n.° 7. 1875.
Salvat, Manuel, La Historia. Barcelona, Salvat Editores, S.A., Colección G.T. 1979.
Vilar, Pierre, Iniciación al vocabulario del análisis histórico. Barcelona, Crítica, 1980.
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