LA SOCIEDAD DEL FINAL DEL SIGLO EN LAS
CUATRO NOVELAS DE TORQUEMADA
Masae Kochiwa
En este artículo me propongo hacer un estudio de las características de
la sociedad española de finales del siglo XIX en las novelas de Torquemada.
Hacia 1830 aparece en España la clase media y poco a poco a lo largo
del S. XIX se rompe la antigua estructura social. Las cuatro novelas de
Torquemada: Torquemada en la hoguera (1889), Torquemada en la cruz
(1893), Torquemada en el purgatorio (1894) y Torquemada y San Pedro
(1895) se desarrollan en la época del cambio social a mediados del S. XIX
y más tarde.
Un usurero llega a la categoría superior por su capacidad económica.
Una familia nobiliaria va a menos por sus problemas y termina en la miseria.
La compañera del usurero abrigaba el matrimonio de Torquemada con
una de la familia Águila, típico fenómeno de este tiempo. Este proyecto se
realiza gracias a José Ruiz Donoso, a su diplomacia y experiencia, puesto
que él también era del Pueblo y aceptó la mano de una persona de la
nobleza. “La aristocracia, árbol viejo y sin savia, no podía ya vivir sino lo
abonaba el pueblo enriquecido”. El usurero se va afinando en sus costumbres.
En la sociedad, las diferencias de clases van desapareciendo. El antiguo
régimen se derrumba. Vamos a ver detalles en la vida de aquel tiempo,
costumbres, religiosidad, mentalidad, etc. A la sombra de las dos familias
se ven figuras secundarias del pueblo antiguo que son muy fieles y tienen
un papel importante como el soporte fuerte del pueblo antiguo. También
hay otras figuras que influyen en el proceso del cambio de estas dos familias.
La subida de categoría social del usurero y la degeneración de la familia
Águila es uno de los fenómenos sociales típicos de finales del S. XIX. Los
detalles que acompañan a esta transición son también significativos.
El siglo XIX empieza en España casi con la invasión de Napoleón. Es el
siglo de la destrucción del Antiguo régimen y la aparición de la nueva clase
social y termina con el desastre del 98.
4.1-22
411
A lo largo del siglo XIX había inquietud, desajustes y malestares. “Durante
los dos primeros tercios del siglo tiene lugar el proceso de disolución
de la antigua sociedad estamental en la sociedad clasista. En el último
tercio se consolidan las nuevas estructuras de la sociedad”.1 La sociedad
antigua tendía a su conservación estable. La estabilidad jurídica de aquel
ordenamiento durante varios siglos aseguraba la estabilidad social. Los
fundamentos jurídicos de esa sociedad se basan en el reconocimiento del
estatuto legal primitivo de cada estamento (fueros y privilegios). “La nueva
sociedad, por el contrario, se afianzará sobre el principio de la igualdad
ante la ley de todos los ciudadanos”.2
Vamos a ver los cambios sociales del final del siglo en cuatro novelas de
Torquemada. Las escenas de estas novelas son de la época de la aparición
de la clase media. Al mismo tiempo
la antigua aristocracia pierde su papel dominante, pero en ella
se opera también una adaptación a las nuevas condiciones socio-
económicas. Por de pronto, se crea una nueva aristocracia
por la concesión de títulos nuevos, o por el cruce de gentes no
nobles con la antigua nobleza.3
Estas novelas reflejan la época de Isabel II en que se crearon 401 nuevos
títulos. Veremos dos familias típicas: una, la familia de un usurero que
llega a la aristocracia y otra, una familia noble que pierde su esplendor.
Veamos los procesos de estas dos familias concretamente en el siguiente
orden:
1) El proceso del cambio de la familia de Torquemada.
2) El proceso del cambio de la familia del Águila en los tres personajes
principales.
El proceso del cambio de Torquemada.
La figura de Torquemada en los primeros años es así. “Desde el 51 al
68, su verdadera época de aprendizaje, andaba muy mal trajeado y con
afectación de pobreza, la cara y las manos sin lavar, (...) el sombrero con
grasa, la capa deshilada”.4 En el 68 “compró Torquemada una casa de
corredor en la calle de San Blas, (...) con 24 habitaciones (...). Todos los
domingos se personaba en ella mi don Francisco para hacer la cobranza”.5
“Alrededor del 70 la casa estaba ya en otro pie; que mi doña Silvia se
ponía muy maja en ciertos días; que don Francisco se mudaba de camisa
más de una vez por quincena”.6
412
Se mejoró la comida, echábase mi hombre a la calle y se sentía,
con la buena ropa, más persona que antes; hasta le salían mejores
negocios, más amigos útiles y explotables. (...) Era propietario
y rentista. Pero la vanidad no le cegó nunca. Así como no
varió nunca su manera de hablar, tampoco ciertas ideas prácticas
del oficio se modificaron”.7 “Doña Silvia se engalanó con un
abrigo de pieles que parecían de conejo, (...) pasito a paso (...)
se habían ido metiendo en la clase media, en nuestra bonachera
clase media, toda necesidades y pretensiones, y que crece tanto,
tanto, ¡ay dolor!, que nos estamos quedando sin Pueblo.8
“El sentimiento católico de Torquemada no había sido nunca muy vivo.
(...) Siempre atento a la baja realidad de sus negocios”.9 Al ponerse enfermo
su querídisimo Valentín salía a la calle para dar limosna, la primera vez
en su vida.
En este tiempo de Torquemada hay una señora que ayuda en casa: Tía
Roma que “tuvo gran estimación a doña Silvia”.10 Tía Roma vivía muy pobremente
en una casucha sin cama, sin embargo tenía una fe fuerte y
conformista a la voluntad de Dios y una conciencia limpia. Daba fuertes
sermones a Torquemada por ser tacaño.
Después de la muerte de su hijo, Torquemada, ya con un pie en la clase
media, y consciente de su situación, quería instruirse.
Era hombre muy pagado de las buenas formas y admirador sincero
de las cualidades que no poseía. (...) Él tenía su dignidad y
todos perendengues de un sujeto merecedor de ocupar puesto
honroso en la sociedad. Poseía fortuna suficiente (bien ganadita
con su industria).11
En el entierro de doña Lupe, su compañera de trabajo, encontró a la
señora del Águila que le atraía por su dignidad y se decía a sí mismo,
“Ánimo, Francisco, que a nuevas posiciones, nuevos modos, y el rico no
es bien que haga los malos papeles”.12 Francisco decidió aprender poco a
poco el comportamiento y el lenguaje oyendo a la gente. Ante los tres
hermanos del Águila “había sentido la cortedad del negocio. (...) Era miedo,
verdadero temor de faltar al respeto a la infeliz cuanto hidalga familia”.
13 Desde la muerte de su Valentín, Torquemada arregló una vivienda en
la calle de San Blas y dió otra casa a su hija. Entrando en la nueva situación
Torquemada comparaba su facha con José Ruiz Donoso, amigo del
Águila. Francisco quería ser como Donoso e intentaba imitarle. “Sin pérdida
de tiempo había que declarar la guerra a la facha innoble, al vestir sucio
y ordinario”.14 Aprendió términos elegantes. Este cambio de ambiente le
dió alegría de vivir. Cuando encontró a su hija, le dijo en su pensamiento
con cierto despego, “Pero ¡qué facha te traes! Hasta me parece que hueles
mal. Eres muy ordinaria, y tu marido el cursi más grande que conozco, uno
de nuestros primeros cursis”.15
413
Cuando empezó a tener amistad con los del Águila y Donoso “aprendió
nuevos modos de colocar el dinero en mayor escala. (...) Todo el mecanismo
del Banco, (...) le fue revelado por Donoso, así como el manejo de la
Bolsa, de cuyas ventajas y peligros se hizo cargo al instante con instinto
seguro”.16 “Al fin, hacía lo que todos; después de chupar a los pobres,
hasta dejarlos sin sangre, levantaba el vuelo hacia las viviendas de los
ricos”.17
Un día Donoso visitó a Francisco en su casa y se quedó atónito por la
casa miserable que tenía. Le recomendó mudarse a la calle de Silva y le
aconsejó casarse, a sus 56 años. Según Donoso “La posición quiere casa,
y la casa quiere familia, (...) no debe pertenecer a las clases directoras sin
tener hijos que educar”.18 Concretamente Donoso le propuso casarse con
una del Águila. Francisco se resistía por la diferencia de clases, de educación,
los títulos nobiliarios. Sin embargo Donoso decía a Francisco que en
los tiempos que corrían eso no significaba nada.
Al ver a Torquemada, Cruz calificó su persona, “Es hombre de clase
inferior y de extracción villana. Pero su inferioridad, y las ganas que tiene
de aseñorarse, le harán dócil, más dúctil, y conseguiremos volverle del
revés”.19 Esto era verdad y “el hombre se va afinando, (...) con su
chisterómetro acabado de planchar (...) y levita inglesa”.20
Al presentar el plan de casamiento, Francisco confesó que Doña Lupe
también abrigaba este proyecto. Torquemada mismo recordaba a muchas
personas que en su niñez eran del Pueblo, pero ahora son senadores vitalicios
y consejeros del banco. Después de casado, adelantaba en el arte de
la conversación “con pasmosa asimilación de todo lo bueno que le entraba
por los oídos”.21 Dejó de comer salpicón a última hora de la noche. “ La
previsora amistad del buen Donoso había rodeado a don Francisco de
personas honradísimas que le ayudaban en el asunto de sus caudales. (...)
Don Francisco poseía un talento de primer orden para los negocios”.22
“Encontrándose a los 50 años largos en un mundo desconocido, se veía
obligado a instruirse de prisa y corriendo. (...) Lo menos era el vocabulario
que a fuerza de atención y estudio iba adquiriendo el hombre. (...) Pero le
faltaba esa multitud de conocimientos elementales”,23 lo cual adquiría de
Zárate. En estos momentos ya “Torquemada era dueño de 6 casas de préstamos,
las más céntricas y acreditadas de Madrid”.24
La fortuna del tacaño iba creciendo como la espuma, (...) amén
de sus innumerables negocios de otra índole, compra y venta de
títulos con tal tino realizado, que jamás se equivocó en los cálculos
de alza y baja y sus órdenes en la Bolsa eran la clave de
casi todas las jugadas de importancia.25
Le nombraron senador e hijo del Bierzo, su pueblo natal. Sin embargo,
en este cambio de fortuna “la vanidad no le cegó nunca”.26
414
En esta época el gasto diario era abrumador. Él echaba de menos una
vida “con un modestísimo pasar, sin comilonas, que siempre perjudicaban
a la salud, y vestido con sencilla decencia por un sastre habilidoso de esos
que vuelven la ropa del revés”.27
Sin embargo, sus éxitos en el mundo eran extraordinarios. El negociante
Francisco tiene otra cara, por ejemplo en el trato con su mujer. La cuidaba
“como a las niñas de sus ojos, viendo en ella un vaso de materia
fragilísima”.28 Fidela le trataba como a un animalito con un amor frío, pero
con fidelidad. Ante los nobles, Francisco, se achicaba pero amaba a la
familia locamente, “mi familia, (...) es lo primero en mi corazón”.29
El negocio iba mejor con el casamiento con Fidela. Por este enlace Francisco
consiguió más estabilidad en la sociedad con la ayuda de Donoso y
el control de Cruz. Al final de su vida, “el capital del señor marqués viudo
de San Eloy no bajaba de 30 millones de pesetas”,30 por su constancia,
astucia, y buena suerte.
Veamos las relaciones de Torquemada con la gente. En la primera fase
la mayoría eran los deudores, “hombres de más necesitados que posibles”.
31 En esta época tenemos dos personas particulares: Tía Roma y el
carnicero. Son gente sencilla, buenos cristianos que tenían amistad con la
familia, a la cual don Francisco siempre tenía un cariño un poco tosco.
En la segunda fase tenemos a doña Lupe y a don José Bailón, clérigo
regenerado. Son del mismo oficio usurero. Éste con cuatro ideas educaba
a don Francisco, pues en esta época don Francisco era “hombre de escasa
lectura”; 32 y recibía conocimiento de política de José Bailón. doña Lupe
en su lecho de muerte recomendó a Don Francisco el casamiento con una
de la familia del Águila para salvarla. En el funeral de doña Lupe, Francisco
se encontró con Cruz del Águila. Así comenzó la tercera fase de la vida
de Francisco. Al tratar con la familia su deseo de instrucción aumentaba y
hacía todo lo posible por saber más. En la tertulia de Águila encontró
Francisco a José Ruiz Donoso, “sujeto de intachables costumbres”.33 Donoso
cautivó a Francisco. De su boca iba aprendiendo los deberes de las
clases directoras. Pepe Donoso “era hijo de humildes labradores de tierra
de Campos”,34 pero se casó con una de familia ilustre y se hizo hechura
perfecta de un noble. Desde el primer momento se quedó como modelo
para Francisco.
Con 50 años entró en la nueva sociedad. “A medida que don Francisco
se iba haciendo hueco en la sociedad, las murmuraciones perdían su acritud
o se acallaban mansamente, porque el tacaño ganaba poco a poco
partidarios y aun admiradores”.35 Cruz al principio dejaba a Donoso educar
a Francisco. Ya casada su hermana decidió educarle ella misma, “Usted
es mi hechura (...) mi obra maestra y a veces tengo que tratarle como
a un chiquillo, y darle azotes, y enseñarle los buenos modos. (...) Cruz le
415
imponía por su arrogancia, por su brutal lógica, y el tacaño no acertaba a
defenderse de su autoridad”.36 En el fondo Cruz tenía mucho sentido de
venganza contra sus parientes. Cruz “por estímulo de ambición noble,
pues quería rodear de prestigio y honor al hombre oscuro que sacado
había de la miseria a las ilustres damas”.37 Aparentemente don Francisco
se adaptaba a la nueva categoría. “Se fué afinando con estilo y lenguaje
hasta el punto de que en aquella tercera fase de su evolución social, no
era fácil reconocer en él al hombre de la fase primera o embrionaria”.38
Sin embargo, “La calle es mi oasis.”39 dice Francisco, el aire de veraneo
en el norte que suelen tomar los nobles, no le sentaba bien. En una noche
Cruz y Rafael vieron con compasión a su hombre apenado. Poco antes del
suicidio de Rafael, éste se encariñaba con Francisco, pero se resistía porque
no sería nunca lo que pretendía su hermana: hacerle noble de
Torquemada. Muerta Fidela y Rafael, ya a Torquemada no le interesaba su
heredero Valentín segundo, un ser monstruoso. La unión de una mujer
noble injertada con un vulgar rico no pudo dar un heredero normal.
Torquemada se desesperaba y quería volver a su cuna. Ya no tenía la salud
de antes, pues la vida de comilonas lo perjudicó. Ante sus antiguos compañeros
se quedó deshecho. Tuvo indigestión como si fuera el símbolo
del desajuste de su vida de la tercera fase dirigida por una dama noble.
Tampoco ya podía volver al pueblo.
Después de la muerte de su segunda esposa crecía en su corazón el
odio a su cuñada. Sólo su hija Rufina lo podía acompañar. Se veía cerca el
final de Torquemada. Cruz pedía por la salvación de su alma con la ayuda
de Gamborena, misionero trabajador. A pesar de su esfuerzo la última
palabra dejó a la gente en la penumbra. ¿Fue demasiado duro el ajuste a
la vida de la aristocracia?
El proceso del cambio de la familia del Águila.
Tenemos 3 personas del Águila. Su destino fue deshecho por su padre
que hizo negocios por la influencia de la época. “La venta de un título,
único resto de la fortuna del Águila, y de varios objetos de reconocida
superfluidad, permitióles vivir malamente”.40 En el momento de conocer a
Torquemada esa vida ya llegaba a sus límites, sin embargo su educación
se destacaba entre la gente. Los tres miembros de la familia muestran
distintas características de la antigua nobleza: Cruz con su dominio y orgullo,
Rafael con su elegancia y apego a la raza, pero simbólicamente es
ciego y Fidela con su delicadeza y fidelidad.
Empezamos por Fidela. Es el tipo aristocrático. Se considera como una
víctima, pero ella prefería vivir cómodamente a vivir en pobreza. Aceptó
con resignación el proyecto matrimonial con Torquemada. Quería a su
modo a Torquemada, a la vez se dejaba querer, sobre todo desde que tuvo
un niño. Fue una madre excelente dejando todos sus caprichos. Pepe Se416
rrano Morentín, “soltero, plebeyo por parte de su padre, aristócrata por la
materna, socialmente mestiza”,41 intentó varias veces conquistar a Fidela.
La sociedad hablaba del asunto como una cosa natural, pero el adúltero
profesional no pudo conseguir su éxito. Esto querrá decir que ¿había
adúlteros profesionales?, “mal acostumbrados a fáciles triunfos, se figuraban
que Dios había hecho el mundo para recreo de los Don Juanes”.42
Rafael fue mimado por sus hermanas y para éstas era algo como el
recuerdo de sus buenos tiempos: su elegancia, su tipo y el orgullo de raza.
Tenía una resistencia muy fuerte contra su cuñado, lo aborrecía y se apenaba
de la situación de Fidela. Sospechó de su fidelidad. Pensaba que
Morentín, antiguo compañero de él era el amante de su hermana. Pero él
no veía nada. Todo lo imaginaba. Ni siquiera sabía trabajar para sostenerse
cuando se escapó de casa. Sólo conservaba el ideal de la nobleza en su
mente. La antigua nobleza no tenía sentido práctico. Sólo podía trabajar
con la cabeza y renegaba contra la nueva categoría, la clase media. Entendió
que ya el Estado y la Iglesia lo aceptaban, lo cual fue la destrucción de
su ideal, especialmente se sentía frustrado porque ya le faltaba el cariño
de sus hermanas. Éstas estaban locas con el pequeñín. Tenía que reconocer
la dinastía de los Torquemadas. La humillación le llevó a la desesperación
y se quitó la vida. Fue como el símbolo del final de la aristocracia.
¿Era una familia cursi como dijo alguna vez Rafael de ellos mismos?
Cruz tiene otro matiz. Entre la multitud, Torquemada distinguió a Cruz
con su “olorcillo de aristocracia”,43 por su pulcra, fina educación. Es una
persona muy activa, por esto le afrentaba que la pobreza trabajara en
casa, cosa insólita para una dama noble. Su gobernar fue excelente en la
pobreza y en la opulencia. Su orgullo para vengarse contra sus parientes
malhechores la llevó a conquistar a su hermano y controlar a Torquemada.
“No menos de 6 meses tardó Cruz del Águila en reestablecer en su casa el
esplandor de otros días, y en rodearse de sociedad honesta y grata”.44 Ella
quiere educar a Torquemada como una persona noble de origen, lo cual al
principio a Torquemada le apetecía pues le atraía la figura de Donoso, su
elegancia, física y moral, pero en poco tiempo le era una “Cruz” verdadera
que aplastaba la naturaleza del vulgo. La intención de Cruz fue la venganza
contra sus parientes, no por el bien del usurero. Al encontrar a éste tan
triste y sofocado en una noche en Hernani, le dijo por primera vez una
palabra de compasión, pero ya la carrera estaba hecha.
Después de la muerte de sus hermanos, el misionero Gamborena fue su
director espiritual. Este aplacó su orgullo; Cruz empezó a pensar en la vida
espiritual y la vida de caridad. En esos momentos el final de su cuñado
también estaba cerca, quería dirigirle hacia el cielo, cosa no fácil y en su
murmuración final no sabemos si había dicho con sentido religioso o comercial
la palabra: “conversión”. Esta familia tenía dos apoyos: el matrimonio
de Cándido y Bernardina y en otro sentido Donoso y Gamborena.
La primera pareja era una familia sencilla. Bernardina fue criada, pero
417
Cruz confiaba todo en ella y en su sabiduría. “Formalidad, discreción, sentido
claro de las cosas, resplandecían en la mujer aquella, que sin saber
leer ni escribir, había podido dar lecciones de arte de la vida a más de
cuatro personas de clase superior”.45 En este sentido en otra escala,
Torquemada tenía a Tía Roma, y a su vecino carnicero. No podemos despreciar
a estas personas que están al lado de los personajes principales.
El segundo grupo es distinto. Donoso ofrecía un apoyo práctico y
Gamborena, espiritual. Donoso era socialmente mestizo. Les ayudaba a
los del Águila material y moralmente apoyando el matrimonio del Águila
con Torquemada. Suavizaba todo lo posible las relaciones de las dos familias
aparte de dedicarse a su mujer noble enfermiza. Se ve la paciencia del
pueblo de donde procedía él.
Gamborena era de una familia hidalga y pudiente. Fue misionero en el
Extremo Oriente. Al volver de su misión se encontró con la corrupción
religiosa de la aristocracia, la acusaba de religiosidad aparente y de
filosofismo y reconoce que la aristocracia ya había perdido su papel glorioso
en la sociedad presente, y sin saber qué hacer se había metido en
política. Les dijo que, “Hay que volver a la sencillez religiosa”.46
Entre Torquemada y Cruz vemos a dos sujetos típicos de la sociedad de
aquel entonces. Torquemada procede del vulgo, y llega a ser noble, pero
se amarga de su estado sin libertad. Cruz llega a la pobreza y resucita con
la ayuda de una persona del vulgo. Pudo organizar todo como ella quería,
pero en el fondo Torquemada no se podía ajustar a todo lo que ella pedía.
“El dinero y el casamiento de Torquemada cambian su categoría social,
pero no su perspectiva sobre el mundo y los valores esenciales”,47 especialmente
al final de su vida el sentido religioso. La unión del Águila y
Torquemada dejó un heredero idiota, parece ser como un símbolo del
desajuste de dos clases aún no armonizadas.
Ahora vamos a observar algunos datos menores que se quedan al margen.
Además del Águila, vemos otra familia noble: Gravelinas y su final. Su
caserón, del siglo XII, se quedó en manos de Torquemada, por la ampliación
que causó el derrumbamiento de los mayorazgos. Afortunadamente,
entre las desgracias, el último duque acabó sus días en Biarritz viviendo
de pensionista.
Zárate, un compañero de Rafael Águila, sabedor de cosas banales explicaba
que ya en los últimos 20 años, hacia el año 1880, no había distintos
tipos de clase. “Ahora nadie sabe quién es nadie. (...) Esta tendencia a la
uniformidad, que se relaciona (...) con lo mucho que la Humanidad se va
despabilando, con los progresos de la industria hasta con la bajada de los
aranceles”.48 Su “mina de conocimientos fáciles”49 le ayudaba a Francisco.
El padre de Morentín, Juan Gualberto Serrano es otro usurero, trabajador
de Hacienda.
418
Vamos a ver los niños que salen en estas novelas. El primer Valentín
prodigioso no llegó a sobrevivir. El segundo fue un caso teratológico a
pesar de su nacimiento en la Nochebuena como salvador de la unión del
Águila y Torquemada. Fue “engaño de los padres y falsa ilusión de toda la
familia”.50 ¿Querrá decir con esto que la unión de dos familias distintas fue
como una indigestión, un desajuste a pesar de ya tantos otros ejemplos
con éxito?
Rafael Águila que no sabe trabajar físicamente, razona y da un análisis
de la época, “Estos burgueses groseros y viciosos, que después de absorber
los bienes de la Iglesia, se han hecho dueños del Estado, monopolizan
el poder, la riqueza, y quieren para sus arcas todo el dinero de pobres y
ricos, y para sus tálamos los mejores de la aristocracia”.51 “La monarquía
es una forma vana; la aristocracia, una sombra. En su lugar reina y gobierna
la dinastía de los Torquemadas, vulgo, prestamista enriquecido. (...) La
Nobleza esquilmada busca el estiercol plebeyo para fundarse y poder vivir
un poquito más”.52
“Durante el segundo tercio del siglo, (...) la supresión de los mayorazgos
y la mala administración consustancial a la mentalidad nobiliaria antigua,
procuran la ruina económica de muchos nobles”.53 En el Antiguo Régimen
la aristocracia con su tierra tenía dominio en la sociedad y la institución de
los mayorazgos le apoyaba, pero ya vimos que estos dejaron su tierra para
enriquecerse más con el negocio que fue el modo de vivir de la clase
media. “Para que un grupo social ejerza con carácter estable un papel
dominante es preciso que de algún modo se asegure también con carácter
estable, la posesión o el control de los medios de producción”.54 La aristocracia
que no acostumbraba a andar con negocios perdió su fortuna y
categoría, por tanto el papel de dirigir la sociedad. Su fisonomía se iba
diluyendo en la gran masa poco a poco. “La vieja aristocracia no lucha ya
contra lo nuevo (...) sino que se acomoda por necesidad a ello”.55
Conclusiones.
1. Aunque sean del pueblo si unos usureros o negociantes tienen éxito,
al principio oyen murmuraciones, pero más tarde desaparecen éstas y
reciben admiración. Ganan la vida a fuerza de trabajo y reciben como
premio la subida de categoría. Así se forma la clase media.
2. A esta gente de clase media no suele cegarle la vanidad.
3. En el pueblo hay atracción por la gente noble.
4. El barniz de la nobleza no siempre llega hasta el fondo del cambio de
una persona plebeya. A veces el sujeto podría perder su identidad.
5. Cuando sube de categoría el sujeto siente la obligación de instruirse
y de tener un papel que ejercer en la sociedad.
419
6. En muchas de las casas que vienen a menos de las familias nobles,
sus hijas contraen matrimonio con nuevos ricos para mantener la casa.
7. “La supresión de los mayorazgos y la mala administración consustancial
a la mentalidad nobiliaria antigua provocan la ruina económica de
muchos nobles”.56
8. “Por el cruce de gentes no nobles con la antigua nobleza”57 se crea
una nueva aristocracia y en esos casamientos de conveniencia, se considera
a veces cosa natural la jugada de un adúltero profesional.
9. “La antigua aristocracia pierde su papel dominante.” (...) La aristocracia
ha perdido su función propia de la estructura estamental, pero conserva
una persistencia formal, que se traduce en las relaciones sociales, en la
ostentación y el lujo”.58
10. Al perder la fortuna podrá haber 3 posturas de tomar la situación
para la clase noble: a) con su orgullo quiere vengarse, si es posible salir de
la apenada situación; b) seguir viviendo a su estilo ajustado con la clase
media y c) llegar a la desesperación.
11. La aristocracia no está al tanto del tiempo en que vive.
12. Al romper la antigua estructura social la gente quiere tener la instrucción
apropiada a la nueva categoría a que pertenece o al bajar de categoría
no quiere perder sus antiguas costumbres. Ahí aparece un tipo cursi; y la
gente quiere evitarlo todo lo posible.
13. El pueblo es sencillo, fuerte y trabajador.
420
NOTAS
1 Edad Contemporánea 1, p.575.
2 Ídem, p.97.
3 Ídem, p.306.
4 PÉREZ GALDÓS, B., Obras Completas, Novelas II, p.1340.
5 Ídem,p.1338.
6 Ídem, p.1341.
7 Ídem.
8 Ídem.
9 Ídem, p.1346.
10 Ídem, p.1356.
11 Ídem, p.1374.
12 Ídem.
13 Ídem, p.1382.
14 Ídem, p.1392.
15 Ídem, p.1393.
16 Ídem, p.1395.
17 Ídem, p.1396.
18 Ídem, p.1398.
19 Ídem, p.1415.
20 Ídem, p.1423.
21 Ídem, pp.1450-1451.
22 Ídem, p.1454.
23 Ídem, p.1473.
24 Ídem, p.1482.
25 Ídem, p.1508.
26 Ídem, p.1341.
27 Ídem, p.1508.
28 Ídem, p.1501.
29 Ídem, p.1533.
30 Ídem, p.1620.
31 Ídem, p.1338.
32 Ídem, p.1345.
33 Ídem, p.1389.
34 Ídem, p.1427.
35 Ídem, p.1486.
36 Ídem, p.1477.
421
37 Ídem, p.1485.
38 Ídem, p.1516.
39 Ídem, p.1550.
40 Ídem, p.1407.
41 Ídem, p.1463.
42 Ídem, p.1519.
43 Ídem, p.1372.
44 Ídem, p.1450.
45 Ídem, p.1421.
46 Ídem, p.1568.
47 El mundo de Galdós, p.122.
48 PÉREZ GALDÓS, B., Obras Completas, Novelas II, p.1472.
49 Ídem, p.1473.
50 Ídem, p.1559.
51 Ídem, p.1447.
52 Ídem, p.1543.
53 Edad Contemporánea, p.305.
54 Ídem, p.100.
55 Historia Social de la Literatura Española, t. II, p.181.
56 Edad Contemporánea, p.305
57 Ídem, p.306
58 Ídem.
422
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