GALDÓS Y EL TEATRO EN PROVINCIAS:

ANTONIO VICO Y EL DESCONOCIDO ESTRENO

DE REALIDAD EN GALICIA

Mª de los Ángeles Rodríguez Sánchez

Galdós y el teatro.

Cuando nos referimos al teatro no hablamos sólo de una obra literaria o

de un espectáculo, sino que nos enfrentamos con un mundo mucho más

complejo. El teatro es un arte antiguo, mágico y fugaz en el que se

entremezclan múltiples manifestaciones artísticas, literatura, música,

pintura, danza, mímica, voz, formas, luz, sonido; todas ellas y muchas

otras tienen cabida en el misterioso mundo del teatro, que a pesar de lo

efímero de su universo representativo y estético es como un gran

caleidoscopio en el que podemos observar la sociedad en la que se crea la

obra y para la que ésta es creada. En el estudio de una pieza teatral hay

que tener en cuenta las diversas expresiones artísticas, como el texto

literario y la puesta en escena, pero también un sinfín de elementos que la

rodean, condicionan y que a la vez, permiten conocer el entramado en

que esa representación escénica ve la luz. De esa variedad de factores a

considerar en una creación teatral, los más esenciales para su

representación y evolución, aparte del texto literario, son el autor, los

actores, la crítica y el público.

En las últimas décadas del siglo pasado en España preocupaba

profundamente la polémica situación de nuestra escena sobre todo si se

comparaba el decadente estado del teatro en nuestro país con las

innovaciones y aportaciones que se estaban produciendo en la dramaturgia

europea. En los análisis que se hacían desde diversas perspectivas,

creativas, culturales o periodísticas, es fácil encontrar múltiples referencias

a todos los elementos mencionados y a su influencia en el desarrollo y

transformación del hecho escénico

La obra teatral de D. Benito Pérez Galdós está menos estudiada que

otros aspectos de su importante labor literaria, y sin embargo considero

que su dramaturgia supone un referente innovador e imprescindible en la

evolución del teatro y de los autores posteriores y que sus aportaciones a

este género son fundamentales para comprender la literatura y la sociedad

de finales del siglo pasado. El escritor estuvo siempre interesado por el

espectáculo teatral y en todo lo que a él concernía: el texto y sus

4.2-10

840

repercusiones formativas y renovadoras, los actores que debían intervenir

en las representaciones, las obras que se hacían dentro y fuera de nuestras

fronteras y el eco que éstas tenían en los espectadores. En definitiva todo

aquello que tuviera que ver con este hecho cultural no escapaba a la

atención del autor.

Este interés hacia el mundo teatral en su conjunto se observa en lugares

tan diversos como su producción dramática, en algunos de sus textos

(prólogos, artículos, etc.), o en su correspondencia, tanto en la mantenida

con directores, actores y actrices, como en la que cruzó con diversos

amigos, en cuyas cartas se puede comprobar cómo Galdós seguía con

interés las novedades que surgían en las carteleras nacionales y extranjeras,

y era informado de ello por estos jóvenes corresponsales, cuando se

encontraba alejado de la capital o cuando alguno de ellos viajaba por

ciudades europeas.

En sus Memorias de un desmemoriado, Galdós cuenta, pasados más de

veinte años, cómo, aún estando inmerso en la creación de varias novelas,

sintió deseos de salir “del círculo estrecho de la literatura novelesca para

probar fortuna en el arte teatral”, pero al evocar sus recuerdos no sólo

aporta información de sus inicios como dramaturgo, sino que narra con

detalle los cambios producidos entre los actores del Teatro de la Comedia,

donde decidió que se llevara a cabo el estreno de su primer drama.

Los cómicos de España, como en todas partes, van y vienen de

unas compañías a otras. En la Comedia estaba Vico muy considerado

y bienquisto y de la noche a la mañana se marchó con su sobrino

Antonio Perrín. Tras él se fue Carmen Cobeña. Apenas separados

dividiéronse nuevamente. Pasados no sé cuantos meses, Vico y su

sobrino estrenaban con María Tubau, el drama de Sardou, Thermidor

y la Cobeña se agregó a la compañía de Ricardo Calvo y Donato

Jiménez, que al poco tiempo apareció en el Principal de Valencia.

Mario, ansioso de llenar prontamente el vacío que aquellos artistas

dejaron en su teatro, trajo a María Guerrero, cuyo precoz talento se

había manifestado en diferentes obras y singularmente en la Doña

Inés, del Tenorio, y a Miguel Cepillo, actor ya consagrado por sus

extraordinarias cualidades. A estos valiosos elementos añadió un

joven todavía desconocido, Emilio Thuillier que no tardó en adquirir

celebridad. Con estas figuras y las que ya tenía inauguró Mario,

felizmente su temporada en el otoño del 91, anunciando entre otros

estrenos, el de Realidad.1

También cuenta en estas Memorias cómo Mario le pidió Realidad, ya

que el director del teatro de la Comedia, había oído que la novela podía

pasar a ser drama, motivo por el que como empresario y amigo, suplicaba

al escritor que finalizase de dar forma escénica a la conocida novela. Aquí

841

Galdós olvida señalar, seguramente de forma intencionada, dada la reserva

con que siempre trató sus asuntos particulares, la participación que en

este asunto tuvo Dª Emilia Pardo Bazán, intervención que queda patente

en las cartas que la escritora gallega dirigió a D. Benito, y que fueron

publicadas en Ínsula, por Adelina Batllés Garrido. Estas cartas aportan

diversos datos de interés para conocer el proceso de gestación y los

primeros pasos seguidos para convertir las novelas La incógnita y Realidad,

en el drama Realidad, que sin duda como Dª Emilia esperaba y comentó

en diversas ocasiones, se convirtió en el acontecimiento teatral de la

temporada.

En la última de estas tres cartas Dª Emilia, como comisión a sus gestiones,

le pide autorización al autor para ser ella quien anuncie la primicia del

estreno en su revista Nuevo Teatro Crítico, de enero de 1892, y así lo hace

aprovechando la noticia de la incorporación de Galdós a ese complicado

ámbito para, de forma resumida, analizar lo que supone la figura del

novelista en el teatro de la época: “...cualquiera comprende que la aparición

de Galdós en los carteles no es el advenimiento de un dramaturgo más,

sino el de una nueva dirección dramática, que puede modificar nuestra

vida escénica, romper troqueles caducos, influir á la vez en autores, actores

y espectadores y fundir en una misma aspiración dos géneros que hasta

hoy parecían irreconciliables, la novela y el drama [...] por ese camino se

ha de ir para lograr infundir espíritus vitales a nuestra desmayada escena,

y procurar (dentro de los límites de lo posible y lo justo) inocularle el amor

a la verdad...”.2

Emilia Pardo Bazán señalaba también algunos motivos que pudieron

incidir en Galdós para convertirse en autor teatral mencionando móviles

personales como probar sus fuerzas en una tarea nueva y estrictamente

literaria, pero remarcando el empeño renovador del escritor canario y la

importancia de su cooperación en un género que habiendo sido parte

fundamental de nuestra gloria literaria, en esos días estaba en decadencia

“Aún comprendiendo que todavía sostiene la honra de la literatura dramática

algún nombre ilustre y algún generoso esfuerzo, no pudo creer Galdós que

su cooperación fuese inoportuna”.3

Tras diversas vicisitudes, el 15 de marzo de 1892, en el Teatro de la

Comedia de Madrid tiene lugar la representación del drama Realidad. El

paso dado por Galdós de novelista a dramaturgo originó diversas

controversias y el estreno de Realidad fue polémico, tanto por ser el autor

un novelista de éxito que intenta desarrollar otro campo de actividad, como

por el tema central de la obra, un adulterio, que provocó múltiples

reacciones negativas, al no ser tratado desde los presupuestos habituales

del honor, sino desde una perspectiva completamente distinta. Este enfoque

diferente haría exclamar a un crítico que el adulterio era “brutal” y la adúltera

“repugnante”. La obra se mantuvo en cartel desde el 15 de marzo hasta el

6 de abril, que finalizó sus representaciones con el beneficio a Pérez Galdós.

842

Durante este periodo algunos días se dieron dos funciones de la obra, y en

todos ellos se representó el drama galdosiano.

Tanto las críticas a la producción dramática como a las interpretaciones

de los actores son variadas en la prensa de la época, pero interesantes,

sobre todo para conocer cómo se desarrolló y qué impacto tuvo esta obra

en su momento, ya que el estreno fue todo un acontecimiento del que los

periódicos informaron abundantemente, comentando desde los detalles

fundamentales, o los considerados como tales, hasta las pequeñas

anécdotas que tuvieron lugar en relación con el estreno, como el alto precio

alcanzado por las localidades, que fue comentado en diversos periódicos,

aunque a pesar de su elevado coste, Dª Emilia comentaba que contra lo

que algunos temían, “el público no llevó a mal la subida de precios de las

localidades en la primera noche”.4 Don Quijote, periódico satírico fundado

ese mismo año, publicaría un irónico comentario el 10 de abril señalando

que la empresa de la Comedia valoraba “el mérito de los autores,

prejuzgando las obras y expidiendo desde la contaduría patentes de genio.

Cuando se estrenó Realidad las butacas costaban 15 pesetas.5 Ahora se ha

estrenado la comedia de Echegaray Sic vos nom vobis y ha fijado en 10

pesetas el precio de dichas localidades. Corolario: La empresa cree que

Echegaray tiene cinco pesetas menos de talento que Pérez Galdós”.

La opinión de los críticos ante el autor dramático Galdós es diversa,

unos ensalzan su valor literario, otros, aún reconociendo su talento como

novelista, enjuician negativamente su labor de dramaturgo; los hay que

pondrán en duda ambas facetas, aunque la mayoría de ellos en sus reseñas

reconocerán que, a lo largo de la noche del estreno, a Galdós se le tributaron

varias ovaciones, que algunos articulistas atribuyen más a un

reconocimiento por gran parte de público, a su labor como novelista que a

su nueva y recién estrenada faceta de dramaturgo, aunque todos sin

excepción han de coincidir en la gran ovación que se le tributó al autor. Al

finalizar, el público reclamó a Pérez Galdós, a pesar de su modestia, en el

escenario para darle la “ovación más frenética, delirante y prolongada que

hemos presenciado desde los tiempos del Nudo Gordiano”.6

Emilia Pardo Bazán en su extenso trabajo sobre esta obra, publicado en

Nuevo Teatro Crítico, analiza la opinión de la prensa ante la misma y resume

perfectamente la situación que se produjo ante el estreno de Realidad,

obra que supuso un revulsivo para el público de la época. Esta polémica

situación se refleja en los diarios, motivo por el cual la crítica periodística

del momento se convierte en el eco de las opiniones contradictorias que

Dª Emilia señalaba ya se habían expresado enérgicamente “durante los

entreactos, en pasillos, antepalcos, saloncillo y cuartos de los actores. Lo

que ha decir al otro día la prensa, ya zumba en la atmósfera del teatro la

noche del estreno, y puede inferirse de las caras dilatadas o contraídas, de

las miradas gozosas o fieras, de las voces, de las exclamaciones, hasta del

movimiento nervioso con que un periodista se cala la chistera o empuña

el bastón”.7

843

En los dictámenes críticos no sólo pesaba la personalidad del novelista

y su relación con ambas formas de expresión -novela y drama-, sino que

gran parte de la polémica surgió, como ya he comentado, por el tratamiento

dado al tema de la obra, a su argumento, a sus personajes y a su conclusión.

Uno de los juicios más negativos lo emitió el periodista de El País que

censuraba duramente a la adúltera y al adulterio, si bien consideraba que

la escena en casa de la Peri estuvo bien resuelta por el escritor a pesar de

lo escabroso del tema; también señalaba que “las escenas todas del primer

acto son larguísimas, frías, filosóficas, llenas de ciencia y de discreteos

que el público oyó resignado. Es posible que un público alemán, bebedor

de cerveza encontrara muy simpático este acto”.8 Sin perjuicio de sus

aseveraciones, esencialmente morales, reconoce que el drama está muy

bien escrito, si bien el famoso novelista resulta “en este primer ensayo

autor dramático de escasas aptitudes”. Pese a este y algún otro juicio similar

el drama de Galdós fue el acontecimiento literario y teatral de la temporada.

Para Galdós, según recuerda desmemoriadamente en sus memorias, el

estreno fue una noche inolvidable, en la que asistió a la representación

entre bastidores, con completa tranquilidad, ya que entonces ignoraba los

peligros del teatro y comentaba que fue el éxito de Realidad, el que le

llevaría a reincidir en nuevas tentativas teatrales. Habla muy bien de los

actores y nada dice de los críticos, salvo que con su obra fueron benévolos

y corteses aunque añade “Cada cual dijo lo que dictaba la conveniencia

del momento. Entre las diversas críticas no hubo ninguna que profundizase

en el asunto y caracteres del drama juzgado. Todas cayeron en el olvido

antes que la obra. La crítica de las obras de teatro en España no ha

coincidido todavía con el nacimiento de las obras. Las que contra viento y

marea sobreviven veinte o más años a su estreno son las que pueden

obtener una sanción relativamente duradera”.9

Vico y Realidad.

En general es poco lo que conocemos de los actores del siglo pasado.

Antonio Vico fue considerado como uno de los grandes intérpretes de la

época, aunque era muy irregular en sus interpretaciones, de él se decía

que era un actor de momentos. Sus actuaciones estaban condicionadas

artísticamente por su irregularidad interpretativa y, personalmente, por su

inmensa familia y su pésima gestión administrativa. Estas preocupaciones

le influían en su forma de interpretar, que en ocasiones rozaba en lo genial

y otras en lo anodino. De su trayectoria como actor, de sus múltiples

dificultades, de sus actuaciones en distintos teatros madrileños, así como

de su compleja relación con Rafael Calvo, da amplia información Carmen

Menéndez Onrubia en su libro El dramaturgo y los actores.

Rafael Calvo y Antonio Vico representan en el teatro la disputa típica de

los españoles de la época, incluso en 1882 se crea una revista festiva

teatral con el título Chorizos y Polacos, que hacía alusión a los dos bandos

844

partidarios de estos actores, que se enfrentaban en cada representación

en la que intervenían sus ídolos.10Tenían diferentes modos de actuar; en

Rafael Calvo predominaba la espontaneidad, mientras que en Vico era la

técnica. D. Antonio “sentía mejor el patetismo de la madurez, los problemas

de la conciencia, el dolor del padre, los celos del esposo ultrajado, los

desvelos del honor o el arranque del caudillo”.11

Tras su ruptura con la familia de Calvo, posterior al fallecimiento de

éste, Vico formará compañía con su sobrino Antonio Perrín. En 1891, ambos

se integrarán con Mario para trabajar en el teatro de la Comedia, momento

en el que Dª Emilia se pone en contacto con ellos para proponerles la

lectura de la obra “cité a mis dos directores de la Comedia, Vico y Mario.

Como estaban de ensayos de una comedia miguelechegayaresca [...]

tardaron en venir y sólo el lunes tuve el gusto de verles, que gusto es pues

son muy simpáticos. Excuso decirte que levantaron al cielo las manos, de

placer, y que salieron de mi casa decididos a estudiar el libro a ver si

aquéllo es escénico o no es escénico. Y hoy han vuelto entusiasmados

(sobre todo Mario) y sin más deseo que el de que te des la mayor prisa

posible”.12

Según se puede constatar por las referencias de Galdós y de Dª Emilia,

se pensó en Vico y Mario para efectuar el estreno de Realidad en Madrid,

el desacuerdo surgido entre ambos intérpretes impidió que se llevara a

cabo el reparto inicial en el que Vico representaba el papel de Orozco;

finalmente será Mario y su nueva compañía quien la ponga en escena,

sustituyendo a Vico por Miguel Cepillo, aunque los cambios producidos

retrasaron el estreno de tal manera que estuvo a punto de posponerse

hasta la temporada siguiente, ya que si El Obstáculo de Daudet, que se

presentó en la Comedia el sábado 20 de febrero, hubiera conseguido un

éxito proporcional a la fama de su autor, se habría retrasado la

representación de Realidad hasta muy cerca de Semana Santa, época que

resultaba bastante desfavorable para cualquier estreno.

Pardo Bazán, al hablar de los preparativos del drama galdosiano, incidirá

en las dificultades surgidas por la separación de los directores del teatro

elegido por Galdós para su iniciación como dramaturgo “Llegado a elegir

escenario, decidióse Galdós por el teatro de la Comedia, no porque en

otros faltasen actores muy dignos de estimación, sino por la mayor igualdad

en el cuadro de compañía y acaso porque el Español parece dedicado

especialmente a la trusa, y al drama o comedia de nuestro teatro romántico

antiguo y moderno, y en la Princesa dominan el género festivo y el género

francés. Entre estos dos opuestos extremos, la Comedia ofrece un terreno

neutral, propio para la novedad de la tentativa. No hay que decir si los

directores (lo eran entonces Emilio Mario y Antonio Vico) aceptaron gustosos

la propuesta. La separación de Vico no dejó de dificultar bastante el futuro

reparto de Realidad”.13

845

La compleja relación de Vico con este primer drama galdosiano, originada

antes del estreno de la obra continuará en la gira por Galicia, que el actor

inicia tras la Semana Santa de 1892, después de finalizar sus actuaciones

en el teatro de la Princesa. El 17 de abril da su primera representación en

el Teatro Principal de Coruña y hasta finales de julio recorrerá Ferrol, Vigo,

Pontevedra, de nuevo Vigo y Santiago de Compostela. En La Coruña, Antonio

Vico abrirá su temporada con El Alcalde de Zalamea y El sueño dorado,

representaciones con las que hizo su debut en todas las ciudades

mencionadas, y que constituía una costumbre del actor, como él mismo

señalaba en sus Memorias. “...inauguré [...] mis representaciones,

obteniendo gran éxito El alcalde de Zalamea, que escogí, como casi siempre

hago para mi debut...”.14

Durante su estancia en Galicia, es posible afirmar que el actor pensaba

representar el reciente estreno de Galdós en Madrid, ya que no sólo se

pueden localizar referencias a sus intenciones en la carta inédita que aquí

se presenta, sino que también se menciona en la prensa gallega la

posibilidad del estreno e igualmente en relación con este tema hay

abundantes comentarios en la correspondencia al escritor de Concepción

Morell, que formaba parte de la compañía de Vico desde que éste la había

contratado al finalizar en la Comedia.

El 21 de abril de 1892, recién llegado Vico a La Coruña, el periódico La

Voz de Galicia coruñés anunciaba la posible visita de D. Benito a la localidad

para asistir al estreno y representación de Realidad, “Parece que el actor D.

Antonio Vico, que trabaja actualmente en nuestro Teatro Principal, tiene

promesa del gran novelista Pérez Galdós, de que vendrá a la Coruña a

presenciar la representación de su celebrado y discutido drama Realidad,

recién estrenado en la Corte. Celebramos que así suceda, pues La Coruña

no puede menos de considerar como un acontecimiento fausto la presencia

en su seno del gran escritor nacional”. Aunque no localicé ningún otro

comentario en este sentido, durante el mes que duró la estancia de Vico

en esta ciudad, Concha Morell en sus cartas desde esta localidad le

preguntará en varias ocasiones a Galdós si va a ir o no a Coruña, como se

comenta, por lo que es posible que en alguna ocasión más se rumorease

la posibilidad de la visita del autor.

En relación con los incidentes de Realidad en Galicia es en extremo

curiosa la carta incompleta e inédita de Antonio Vico a Galdós que se

encuentra en la Casa-Museo y que presento aquí. Esta epístola es

contestación a una anterior de Pérez Galdós y debió formar parte de una

correspondencia que hoy desconocemos, cruzada durante esos meses de

la gira del actor.15 Fue escrita el 20 de mayo, desde El Ferrol, donde la

compañía teatral, se había trasladado una vez finalizada su estancia en La

Coruña y con motivo de inaugurar el Teatro Jofre, recién construido y que

supuso un acontecimiento, del que quedó amplia constancia en la prensa,

no sólo de esta ciudad, sino de otras de Galicia. En esta carta el actor, que

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gozaba de gran fama aunque no siempre consiguiese llenar los teatros o

mantener una entrada adecuada, alude al hecho de no haber estrenado

Realidad en La Coruña, explicándole al escritor los motivos por los que no

ha representado el drama y añadiendo algunos comentarios críticos a la

función que se había hecho en Madrid por la Compañía de Mario. En su

carta da la sensación de que aún tiene la idea de ponerla en escena y es

una muestra más de la vinculación de Antonio Vico con esta obra, que al

final nunca representó.

FERROL MAYO 20/92

Sr. D. Benito Pérez Galdós.

Mi respetable y cariñoso amigo:

Con fecha 19 recibí su grata, que esperaba en contestación

a la mía de la Coruña. Allí he dado con regulares ingresos 27

representaciones sin repetir ni una sola, base principal de esta clase

de negocios pequeños en provincias - Pero esto mismo me ha

obligado a ensayar constantemente dos y tres obras y al principio

con dos ensayos de “Realidad” que fueron 3 ó 4 no me quedaba

tiempo para las demás.

Esto unido a que en conjunto, tenía y sigo teniendo la

seguridad de que no iba a salir a mi gusto la obra, y de que en las

principales familias de Coruña, se entabló discusión acalorada

acerca del realismo del asunto y de un artículo de Zaragoza que se

leyó por aquellos días, cuando la hizo Mario, sin obligación, bien a

mi pesar, a ponerla en escena allí.

Y hoy hecho ya con mi compañía el ensayo de 30 obras que

tienen de repertorio, puedo consagrarme exclusivamente a ella,

teniendo la seguridad de que no estudiando otra cosa podré dominar

las deficiencias de unos y otros, y meterles en la cabeza lo que es

hacer “Realidad” en la escena. A primera vista parece sencillo hablar

un papel de la índole de los que en su obra hay, pero después se ve

que, sin conocimiento de la cosa es muy difícil.- Yo la vi en la

Comedia, y me gustó en conjunto mucho -No fue individualmente

lo mismo- Excepción hecha de la Guerrero y Tuiller- Los demás

hacían alarde de una sencillez que ya era enervamiento.

Esta es mi opinión.

Las obras modernas hay que darles una entonación que no

por ser natural, pierda la intención que el autor se ha propuesto

para con el público.

De agradarme el resultado del conjunto que obtenga mi

compª, la pondría en escena ya lo avisaré.

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La lectura de la carta, a pesar de su brevedad, presenta varios puntos de

interés al aproximarnos a una compañía teatral del siglo pasado en

provincias, que nos permite conocer ciertas dificultades sufridas por la

primera obra dramática de Galdós y la polémica que de una u otra forma

originó, acercándonos a la problemática del público y a la influencia de

éste en el acontecimiento teatral; por último muestra algunas opiniones

personales de Antonio Vico sobre la interpretación en la época y sus

diferencias conceptuales y personales con Emilio Mario.

En el primer párrafo de su misiva, Vico explica uno de los motivos por

los que no había representado Realidad, señalando la falta de ensayos,

aunque había realizado algunos que le robaban excesivo tiempo de los

preparativos de otras obras de repertorio. Esta afirmación del actor queda

corroborada en algunos escritos de Concha Morell que en su primera

carta desde La Coruña, del 18 de abril, hace el siguiente comentario: “Se

está matando la familia como dicen aquí para que Realidad salga a pedir

de boca creo que la harán muy bien, [...] puedo asegurarte que la única

obra que ensayan de verdad [...] es la tuya. Vico hará figúrate y los demás

también. La Peri es una mujer hermosísima y graciosa. Ven a verla”.

Posteriormente el martes [26 de abril], le comenta “se ensaya Realidad

pero por los artistas de verdad la Contreras me gusta muchísimo Vico, no

se diga, el que hace Viera me gusta mucho también creo que será una

cosa digna de verse. Vendrás a verla y verme?” y en la misma carta unos

párrafos más adelante le pregunta, incidiendo en la anunciada visita de

Galdós “¿Conque vienes si o no? todo el mundo dice que vienes conque

no seas tontillo y ven a ver tu obra”.16

Antonio Vico, en el segundo párrafo y de una forma indirecta se refiere

a la posible incomprensión del público debido al realismo del asunto, que

asustaba a las señoras, y a la polémica suscitada por la cercana puesta en

escena en la ciudad de Zaragoza, donde la obra no había sido bien

aceptada.17 Con relación a esto, también encontramos comentarios en las

cartas de Concha que le dice unos días antes de que el actor escribiera a

Galdós: “De Realidad no te he querido decir nada por que me da rabia de

no hacerla pero tal vez tendrá razón D. Antonio cuando teme que por

estos pueblos no la entiendan y las señoras se escandalicen” y el 25 [mayo

1892] le dice: “Devuélvote la carta de Don Antonio.18 No le pido que me

deje hacer [...] nada en fin de lo que puedo hacer mejor que algunas,

porque veo que aquí desgraciadamente gustan más que nada las piezas

de brocha gorda en que suelo tomar parte”.

Después de esto ya no hay ninguna referencia al intento de poner Realidad

por parte de Vico, pero sí hay algunas nuevas afirmaciones de Concha en

relación con este tema, y algunas críticas y explicaciones desde su

perspectiva de por qué el actor no la representó. Desde Pontevedra, el 2

de julio, en una larguísima carta de 9 hojas comentará una conversación

mantenida con D. Antonio en la que le había dicho “...he tenido una carta

848

de D. Benito y veo que está disgustado porque V. no ha puesto su obra. Yo

le he escrito dos veces hablándole de ésto y le he dicho que V. está

preocupado y en fin que este público tal vez no la comprendiera. Aún

conociendo como él conoce estos pueblos y sabiendo que V. está

preocupado yo sé que no le ha sabido bien que V. no haya puesto

Realidad...”.19

Ante la afirmación del actor de la incomprensión del público se bosquejan

diversas cuestiones en relación con los espectadores. La pregunta que

habría que hacerse aquí -que no tiene respuesta concreta- es si realmente

el público no hubiera aceptado esta representación, como indica el director/

intérprete y Concha reafirma en alguna de sus cartas, o si Vico no se decidió

a romper el programa de obras archisabidas y mil veces representadas

que componían su repertorio. Aunque no podamos contestar a esto parte

de la respuesta se nos dará por la reacción del público ante la representación

ofrecida en Vigo, por la Compañía de Villegas, que fue similar a la de

Madrid, aunque no podamos saber si Realidad fue o no motivo de polémica

entre la sociedad viguesa, ya que de ello no localicé referencias en la

prensa.

Es curioso señalar algunas de las limitaciones impuestas al hecho teatral,

acontecimiento más social que artístico en algunos casos, al que se

condicionaba con normas no escritas, de las que podrían ser un ejemplo

las recomendaciones dadas a Vico por la prensa de La Coruña. A los dos

días de llegar, desde un periódico se advierte al actor de las costumbres

de los coruñeses y se le aconsejaba que no diese representaciones ni los

días de fiesta, ni algunos de la semana “La observación no la juzgamos,

sin embargo, tan necesaria, tratándose de la compañía del insigne actor

como de otra cualquiera, porque aunque sea aquí costumbre no ir al teatro

en días determinados de la semana, los lunes y los viernes, para saborear

manjares tan deleitables y tan raros como los que ofrece Vico, todos los

días son buenos. Así ha de entenderlo el público coruñés ...”.20 Pero a

pesar de que el periódico considera que el insigne actor, superaría esta

costumbre de los gallegos, tres días más tarde (el 20 de abril) aparecía el

siguiente breve: “No hubo ayer tanta concurrencia como en las dos noches

anteriores y esto obedece a varias causas que no habremos de mencionar

ahora. Únicamente nos permitiremos recomendar a la empresa que no

luche contra la costumbre de no dar función los viernes y los lunes. Sería

en vano, porque el público en esta población exige esas dos noches de

descanso para los actores”.

Algo que los coruñeses no debían tener en cuenta era que los

componentes de la compañía, para los que exigían esas dos noches de

descanso, no cobraban los días que no había representación. Vico aceptó

que no hubiera función los viernes, pero siguió representando los lunes,

por lo que la prensa le da un nuevo toque de atención “La empresa ha

accedido a no dar función los viernes, pero nos parece que perderá el

tiempo y el dinero dando función los lunes”.21

849

Si en un tema tan intranscendente como decidir los días de actuación

de la Compañía, se imponía la opinión del público, cómo no había de

haber injerencias por parte de los espectadores en cuanto a lo que en los

escenarios se representaba. En el caso de Galicia y según parece deducirse

de los periódicos locales consultados se preferían los juguetes cómicos e

intranscendentes a las obras más completas y acabadas, si es que alguna

del repertorio lo era. Concha escribía desde Vigo esta certera descripción

del público y del actor: “Aquí estamos todavía, dicen ahora que nos iremos

el lunes. Esto va mal, muy mal. Casi, casi no es extraño que D. Antonio no

se ocupe de mí, el pobre señor tiene un familión á su cargo, y como este

público no entiende nada de arte, francamente, naturalmente está muy

disgustado. Esta habrá sido la causa de que no haya puesto Realidad,

créeme a mí, aquí en Galicia no la entenderían. Por aquí gusta más la

Criatura, Lagartijo, y todas esas latas que lo bueno. Los días, pocos en

verdad, que el gran actor trabaja con amore, cuando llora con lágrimas, el

público se ríe. Los galleguiñus se vuelven locos en oyendo cantos, los

merengazos y las mamarrachadas de Paco Perrín que es un payaso

consumado, es lo único que saben apreciar”.22

Es posible que estas observaciones generales para el público de Galicia,

que necesitarían un estudio más amplio y complejo, sean aplicables a la

mayoría de los espectadores de la época. Desde diferentes tribunas son

muchas las voces que se elevan contra la degradación del gusto del público

que estaba deteriorando el espectáculo teatral, ya que las carteleras de los

teatros estaban llenas de trivialidades, había abundancia de traducciones,

revistas políticas, dramones naturalistas e incluso algún cronista hablaba

de atrevimientos licenciosos.23 Los autores si se animaban a escribir lo

hacían a la ligera “para despachar pronto un juguetillo en un acto que

venga a calmar por un momento la voracidad insaciable de este público

ahíto de decoraciones, hastiado por el desnudo pornográfico, y ávido sólo

de pasar media hora de la noche, por el menos dinero posible”24 comenta

Enrique Sepúlveda al resumir una temporada teatral de unos años antes.

El propio Galdós mucho tiempo más tarde se referirá al público, al comentar

su alejamiento de la producción teatral “Debo decir que las causas de

andar tan desviado de la casa de Talia no fueron la pereza ni los quehaceres

que por mis pecados me han traído al retortero; fueron el desaliento y la

falta de fe en la virtualidad artística y moral del Teatro en los últimos tiempos.

Acordándome de aquéllos en que me dió la mala idea de meterme a

dramaturgo, consideraba que por entonces era perfectamente armónica

la triada teatral, abrazo feliz de los elementos obra, intérpretes y público.

La experiencia me hizo ver después que esta armonía estaba rota; teníamos

cómicos excelentes que perfeccionaban cada día sus facultades; teníamos

autores de gran mérito, mantenedores de la gloriosa tradición hispana;

pero el público se deshacía gradual y rápidamente, desgarrado en jirones.

De una parte tiraba la gente adinerada y bien vestida; de otra, la que vive

en las inferioridades económicas y quiere someter el Arte a violentas

baraturas”.25

850

Estreno de Realidad en Vigo por la compañía de E. Villegas.

Las reticencias que se planteó Vico para llevar a la escena el primer

drama de Galdós, no las tendría Emilio Villegas,26 que ya el 19 de abril

anuncia en los periódicos de Vigo el estreno de Realidad, que se pondría

en escena el 25 de abril, es decir, que casi un mes antes de la carta de

Antonio Vico a Galdós; Villegas con su compañía había representado la

obra en la ciudad de Vigo, estando aún muy reciente su estreno en Madrid.

En relación con esta función, muchas son las preguntas que se plantean y

para las que de momento no hay respuestas precisas, como la relativa a la

obtención del texto por parte de Villegas, cómo puso en escena la obra sin

autorización del autor ni de los actores que tenían permiso para

representarla, o si tuvieron conocimiento de este hecho Galdós o Vico.

Posiblemente sea ésta una de las primeras representaciones de Realidad

en provincias, tan sólo unos días después de que Mario la pusiera en

Zaragoza, y estando muy reciente su estreno en Madrid. Alguna crítica de

Vigo se inicia señalando lo “reciente [que] está su estreno en el teatro de la

Comedia. Hállase aún pendiente y abierta la discusión sobre la obra”.27He

localizado tres diferentes periódicos en Vigo, que hacen referencia a la

puesta en escena de Realidad y cuyas críticas no coinciden en algunos de

los datos señalados, y aportan algunas notas de interés.

En El Independiente, del 26 de abril, nº1814 sólo dedican a este

acontecimiento teatral las siguientes cuatro líneas: “TEATRO-CIRCO:

Verificóse anoche la despedida de la compañía del Sr. Villegas, con estreno

del drama del Sr. Pérez Galdós, titulado Realidad... El teatro estaba

animadísimo y los actores recibieron muchos y merecidos aplausos”. 28

En La Concordia, de la misma fecha, destinan a la representación una

columna que carece de firma. Bajo el epígrafe El drama de Galdós, se

comenta el estreno de Realidad, por la Compañía de Villegas. Esta crítica

es bastante llamativa ya que la mayor parte de su texto es una reproducción

de algunos de los comentarios publicados por Emilia Pardo Bazán en su

artículo sobre Realidad.29 El argumento de la obra es presentado así: “Una

mujer casada que tiene un amante y que sobre verle a solas le dedica

frases de ternura y le habla de cerca con cierta expansión... es lo inaudito

en materia de inmoralidad. La sociedad y la familia no podrán resistir este

golpe de piqueta, asestado contra sus mismos cimientos. Y añaden los

moralistas: Ay de mí, si yo hubiese traído aquí a mis hijas”. 30

Este pasaje que extracta de manera simple y superficial el argumento

del drama y que expresa una opinión negativa del contenido del mismo,

está copiado de Emilia Pardo Bazán, sacado de contexto y totalmente

tergiversado. En su crónica Dª Emilia fustiga con ironía y mordacidad la

doble moral burguesa y la hipocresía social del momento. Para ello utiliza

un ficticio diálogo de moralistas, varón y hembra, oído por ella durante el

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segundo acto. A la señora le repugnaban mucho las primeras escenas “En

su opinión, el autor podía haber sacado a la escena a la Peri..., siempre

que la Peri hablase sin descoco, muy por lo fino, y siempre que ningún

detalle revelase al espectador que nos encontrábamos en casa de una

pájara tal”. La conversación continúa manifestando la típica doble moral

de la burguesía de la época, para ignorar aquello que no se quiere ver. Al

caballero le desatinaba del segundo acto que una mujer casada tenga un

amante, que lo vea a solas, que le diga ternezas. La sociedad y la familia

no podían resistir tal desvergüenza. Concluía diciendo que menos mal que

tal obra no la veían sus candorosas hijas. Con mordacidad Pardo Bazán

habla de las obras que estas jóvenes candorosas vieron en los días

sucesivos, como Edgar, los Hugonotes, La Traviata... “Abrazos y besuqueos

no faltaban en todas estas óperas; pero, ¡qué diantre!, en italiano, que no

es lo mismo”, y también señala, con ironía que este serio moralizador que

lanza sus diatribas contra la inmoral obra de Galdós, a eso de las once

abandona el Casino, para echarse un parrafillo con la Peri ya que “hasta

cerca de la una no se acaba el Real, y aun tendrá tiempo de recoger, con el

landó, a la señora y las niñas...”.31

El texto utilizado por el comentarista vigués de la Concordia, es el

pensamiento del caballero sermoneador retratado por Emilia Pardo Bazán,

que al sacarlo de contexto pierde evidentemente su ironía. En esta ocasión

el afanoso copista utilizó la tijera para desvirtuar la crítica y hacer un

resumen equívoco del contenido de la obra, ya que lo que parece evidente

es que a él le disgusta lo mismo que al caballero retratado por la escritora

gallega. Por último el articulista recoge la actitud del público ante Realidad:

“La impresión que esta obra produjo en el público vigués ha sido fría. El

auditorio escuchaba en silencio aquellos actos y escenas escritas en tan

hermosa prosa. Ni un solo aplauso resonó en la sala. A la una y cuarto de

la madrugada terminó el espectáculo”. La crónica finaliza refiriéndose a la

ejecución “falta de ensayos. Sólo el Sr. Villegas y la Sra. Luna merecen

elogios.”

En El Faro de Vigo, del 26 de abril, en la columna de Espectáculos,

también sin firma se recoge este estreno del Teatro Tamberlick y en ella

encontramos ecos de la crítica madrileña, como en lo relativo a la longitud

de la obra y en el discutido enfrentamiento novela-drama. El cronista

comienza señalando la dificultad de trasladar personajes y escenas del

amplio marco de la novela al estrecho recinto de la escena.32 En cuanto al

tema del adulterio opina que “puede asegurarse que está resuelto con alto

sentido filosófico y de modo original y grandioso. El insigne novelista se

separa un tanto, es cierto, del convencionalismo antiguo, en momentos se

nos presenta como un verdadero naturalista, en otras figúrasenos un

consumado discípulo de la escuela melodramática”. A pesar de ello señala

que no existe en su obra la formula del arte dramático buscada para lograr

nuevos caminos.

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Añade que la importancia de esta producción teatral se revela en las

primeras escenas del último acto, ya que los cuatro primeros son de carácter

expositivo que, pese a que contienen pensamientos bellísimos no

concentran la atención y el interés del público, con la fuerza que conseguirá

en el cuarto. Según este comentarista, el personaje principal de la obra,

Orozco, definido como ser extraordinario, no sufre menoscabo en su

fisonomía moral, al pasar de la novela al drama, si bien no ocurre lo mismo

con el resto de los personajes que “perdieron mucho de su vigor”, aunque

“los caracteres, sin embargo, están trazados con realidad”.

En esta crítica no se polemiza excesivamente sobre el argumento; se

remarca la belleza de los diálogos y se incide en la longitud de la obra,

estando de acuerdo el público “en que el aplaudido autor de Gloria y Dª

Perfecta debiera haber recortado algunas escenas para que su

representación terminase antes de la una de la noche”.33 En cuanto a la

interpretación: “Nada diremos de la ejecución. La obra resulta superior a

la factura de la compañía. No existe verdadera proporción entre las dos

entidades. El drama adolecía además de falta de ensayos. No es posible

llevar a la escena esta clase de producciones sin espacio y tiempo”. Este

periódico no aporta ningún comentario en cuanto a la reacción del público:

fría o aplausos, señalada en los otros diarios.

El 22 de mayo de 1892, es decir casi un mes más tarde de este estreno

gallego y unos días después de la carta de Antonio Vico a D. Benito, en la

revista Blanco y Negro de Madrid, A. Corzuelo publicaba bajo el epígrafe

de Un poco de todo el siguiente texto que muestra la repercusión de la

obra en la sociedad de su momento así como algunas de las posturas

mantenidas por los más conservadores y por determinados sectores del

público.

Anda por ahí un fraile metido á crítico literario ¡que dice cada

cosaza!...

El tal, hablando del drama Realidad dice que el personaje Orozco

le da asco.

¿Y por qué le da asco? Pues porque Orozco no mata a su mujer.

Es decir que el bueno del fraile está a la altura de aquel público de

las galerías de Novedades, que pide a gritos en los dramas fuertes

como Carlos II el Hechizado que maten al traidor.

Y añade el propio crítico de cogulla “que sólo un estúpido o una

canalla puede ser indiferente en esta tierra de cielo azul, de ojos

negros y corazones fogosos”

¡Padre! ¡Dios le perdone a usted!

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Con esta aproximación a los incidentes sufridos en los escenarios de

Madrid y Galicia por la primera producción dramática de Galdós y la

compleja relación de la misma y Antonio Vico, he pretendido reconstruir

un fresco que presente el entramado social e histórico que sirve de fondo

al hecho artístico y literario así como acercarme a esos múltiples elementos

ajenos al texto que condicionan el desarrollo de una obra teatral y señalar

cómo estos factores: actores, crítica y público condicionaron el desarrollo

de Realidad que, en oposición a muchos críticos de la época, opino significó

un inicio de renovación de lo que se podía ver en nuestros escenarios.

La incorporación de Galdós al teatro revitalizó la escena española en los

últimos años del pasado siglo y abrió nuevos caminos para los autores

posteriores como muchos de ellos reconocieron. También he querido

mostrar que D. Benito y su obra dramática, influyeron en diferentes aspectos

del arte escénico y en los actores, sacando al público y a los críticos de la

rutina y la apatía general en que discurría el teatro en aquellos años, por lo

que para finalizar utilizaré unas palabras de Dª Emilia dirigidas al autor

drámatico Pérez Galdós: “¡Venturosos los autores que consiguen

desencadenar borrascas, arrancando de su dormilona indiferencia al público

y de su complaciente escepticismo a los que dan forma escrita a la opinión!”

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NOTAS

1 PÉREZ GALDÓS, B., Memorias de un desmemoriado, OC, Miscelánea, pp.1458-59.

2 PARDO BAZÁN, E., Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros. Nº13 enero 1892 pp.94-95.

3 PARDO BAZÁN, E., Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros. Nº16 abril 1892 p.22.

4 PARDO BAZÁN, E., Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros. Nº16 abril 1892 p.29.

5 En Blanco y Negro se publicó que habían costado 25 Ptas. CORZUELO, A., el 20 de

marzo, no hace una crítica a la obra, a su temática, a su interpetación o su calidad

literaria, sino que comenta el precio de las butacas.“¡Cinco duros! ¡¡Veinticinco pesetas!!

¡¡¡Cien reales!!!”.

6 El Licenciado Amaniel (Federico Urrechea). El Imparcial, 16-3-1892.

7 PARDO BAZÁN, E., Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros. Nº16 - abril 1892 p.39.

8 En esta opinión hay una clara referencia al teatro que se estaba haciendo en Europa y

que aquí no parecía interesar ni a críticos ni a público en general.

9 PÉREZ GALDÓS, B., Op. Cit. OC, pp.1459-1460.

10 LÓPEZ RUIZ, J.Mª., La vida alegre (Hª de las revistas humorísticas, festivas y satíricas

publicadas en la Villa y Corte de Madrid), Compañía Literaria, Madrid, 1995.

11 MENÉNDEZ ONRUBIA,C., El dramaturgo y los actores. Epistolario de Benito Pérez Galdós,

María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, C.S.I.C., Madrid, 1984, p.259.

12 BATLLÉS GARRIDO,A., «Tres cartas inéditas de Emilia Pardo Bazán», en Ínsula, nº447,

p.4.

13 PARDO BAZÁN,E., Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros. Nº 16, abril 1892, p.26.

14 VICO, A., Mis memorias (Cuarenta años de Cómico) Serrano Editor, Madrid s/a. p.73.

15 Estas cartas no figuran en la Correspondencia de la Casa Museo, ni en las publicadas

por Soledad Ortega.

16 MORELL,C., Cartas inéditas. Casa Museo de Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria.

17 La representación en Zaragoza tuvo lugar el 17 de abril 1892, y no fue muy bien

recibida como Emilio Mario indica a Galdós en su carta desde Valencia (22-5-1892) “No

escribí a Vd. desde Zaragoza dándole cuenta del estreno, por que allí no la entendieron

si bien fué respetada por llevar su nombre de Vd., pero no fue defendida ni discutida

como aquí” Citado en Soledad Ortega. Cartas a Galdós. p.358.

18Dada la coincidencia de fechas, es posible que la carta que le devuelve sea la que

presentamos aquí. Todas las citas de Concha Morell, corresponden a su epistolario, en

gran parte inédito, que está en la Casa Museo de Las Palmas de gran Canaria.

19 Esta carta escrita con motivo de la representación en Pontevedra de Locura o Santidad,

de Echegaray de la que se ocupó toda la prensa, es en extremo interesante para conocer

la situación del teatro y las opiniones sobre éste de Concha Morell.

20 La Voz de Galicia La Coruña del 17 de abril de 1892.

21 La Voz de Galicia La Coruña del 22 de abril de 1892.

22 Carta Viernes. [17 junio 1892] Unos días antes le decía a Galdós “No me digas que le

pida a D. Antonio que me saque en obras serías, ¿No sabes que estos malditos gallegos

no gustan más que de majaderías?”.

23 Hay varias referencias a ciertas representaciones pornográficas, que hacían salir por el

“escotillón figuras de mujer que momentos antes han empleado el cuarto numerado

del angosto pasillo, no para vestirse, sino para desnudarse” SEPULVEDA, E., Vivir en

Madrid, 1886, Edición facsímil 1996, p.510.

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24 SEPÚLVEDA, E., Ob. cit. p.509.

25 Opiniones de Galdós hechas al Heraldo en 1910. Citado por MENÉNDEZ ONRUBIA,C.,

Opus cit. pp.215-216

26 Poco he localizado sobre este actor. Su compañía, similar a la de Vico, en cuanto a

número de componentes, y muy dispar en las obras representadas, recorrió diversas

ciudades y otras localidades importantes durante aquella primavera y verano de 1892.

Los diferentes lugares que visitó solo podemos conocerlos a través de la prensa, lo

cual dificulta aun más el análisis, dada la dispersión de los periódicos, e incluso su

desaparición en muchos casos.

27 La Concordia, Vigo, 26 abril 1892.

28 Esta afirmación de que los actores recibieron muchos y merecidos aplausos, contrasta

con la noticia dada por La Concordia, donde se dice: “Ni un solo aplauso resonó en la

sala”. Para nosotros alejados espectadores de una época, es difícil dilucidar que versión

es la más cercana a la realidad.

29 Después de señalar que ha tenido lugar en Vigo, la representación del reciente estreno

verificado en Madrid, el comentarista menciona unas opiniones que Emilia Pardo Bazán

ha consignado aunque lo que hace es copiar literalmente algunos textos de la escritora

que corresponden a su publicación en el Nuevo Teatro Crítico, pp.63-64. El párrafo

siguiente del articulista es igual a un comentario en NTC. p.35, y el resumen del argumento,

es una manipulación de un comentario de Dª Emilia, de la p.36.

30 El texto completo de Dª Emilia, que a ella le sirve para ironizar sobre la hipocresía

social es el siguiente: “En cuanto al caballero, lo que le desatinaba era el segundo

cuadro del acto. Vamos que aquello era el acabose. Una mujer casada que tiene un

amante; y que sobre tenerle le ve a solas le dedica frases de ternura y le habla de

cerca, con cierta expansión... es lo inaudito en materia de inmoralidad. La sociedad y

la familia no podrán resistir este golpe de piqueta, asestado contra sus mismos cimientos.

Y el moralista añadía parodiando sin saberlo la celebre frase del proceso contra

Flaubert: Ay de mi si yo hubiese traído aquí a mis candorosas hijas!”. Nuevo Teatro

Crítico, op.cit... p.36.

31 Todos los textos utilizados aquí corresponden a PARDO BAZAN, E., Nuevo Teatro Crítico,

op.cit. pp.35.-38.

32 En la misma línea de este comentario, se habían hecho varios en las críticas del estreno

en Madrid, y plantea un tema que en la actualidad tendría su paralelismo en la polémica

novela-cine.

33 La longitud del drama y la tardía salida del teatro cerca de la una de la madrugada,

también fue reiteradamente señalada en la prensa de Madrid.