GALDÓS: GUIONISTA DE CINE
Ramón Navarrete-Galiano
La relación entre la literatura y el cine, que ya ha cumplido un siglo de
vida, es la de dos apasionados amantes, con diversos encuentros.
De estas uniones han nacido bastantes criaturas, algunas de las cuales
no han sido más que meros abortos, otras han sido hijos aceptables y
algunos han supuesto hijos de inigualable belleza.
Por supuesto la unión entre el cine y las letras ha tocado todos los géneros,
teatro y poesía incluidos, y las diversas corrientes de la novelística.
Pero sin lugar a dudas el mayor número de lances amorosos ha sido con
la novela, con la reina de las novelas, con el realismo puro y descarnado.
La vinculación entre lo que se puede considerar novela realista, El
paciente inglés o Malena es un nombre de tango lo son en la actualidad, y
el lenguaje fílmico ha sido la más estrecha de esas relaciones.
Esto ha obedecido a algo tan elemental como que una novela realista
facilita al adaptador o guionista mucho más la labor, que si tratara de
trabajar con una psicológica, epistolar o surrealista. El eje narrativo, las
acciones y personajes, de una obra realista son mucho más fáciles de
traducir al cine, que los de otro tipo de obra.
Por ello la atracción hacia este tipo de narraciones es algo incuestionable,
que tiene todo el futuro que supone seguir escribiendo novelas y haciendo
películas.
Antes de continuar, apuntar que si el cine se ha visto influenciado por
las novelas, éstas, su estructura narrativa, lo ha sido por aquél, y así se
han introducido recursos cinematográficos como el flashback o la elipsis,
que todo lector comprende y capta enseguida, sobre todo porque conoce
ese lenguaje, a través de la gran pantalla.
La influencia del cine en la narrativa ya se vislumbró en sus inicios. Así
el mismísimo Tolstoi afirmó:
Ya veréis como este pequeño y ruidoso artefacto provisto de un
manubrio revolucionará nuestra vida: la vida de los escritores.
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Es un ataque directo a los viejos métodos del arte literario.
Tendremos que adaptarnos a lo sombrío de la pantalla y a la
frialdad de la máquina. Serán necesarias nuevas formas de
escribir.1
La atracción por Galdós.
Si destacamos el interés que ha habido desde el cine por los novelistas
realistas,2 fascinación que no ha decaído, véase, por ejemplo, Germinal
de Zola, es indudable la irrefrenable y oscura atracción que hay por la
novelística de Galdós.
No sólo en España sino también en países sudamericanos se han
afrontado un sinfín de realizaciones y adaptaciones, lo que lo ha hecho ser
el autor español más llevado a la pantalla, tras Cervantes.
Curiosamente también ha habido interés por el mundo galdosiano en la
industria estadounidense, sobre todo si tenemos en cuenta que mucho
antes de que en España se afrontara una realización del canario ya se hizo
en aquel país.
Hasta el momento no hay documentación que dé detalles al respecto,
sin embargo buceando en los índices cinematográficos de la industria
norteamericana es posible hallar que en 1918 se realiza la obra Beauty in
chains, Belleza encadenada, según una adaptación de la novela Doña
Perfecta.
Frente a esto no será hasta 1925 cuando en nuestro país se lleve a la
pantalla El Abuelo, por José Buchs, primer realizador en acercarse a la
obra de Galdós.
Los americanos, fascinados por el aura romántica del mundo hispánico,
han recurrido en muchas ocasiones a novelas españolas, o ambientadas
en España (Fiesta, Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Por quien doblan las
campanas, etc.) para realizar sus películas.
Por ello es lógico que se interesaran por una novela con personajes bien
definidos, que reflejaban el aspecto más oscurantista de nuestro país.
Beauty in chains.
Beauty in chains fue dirigida por Elsie Jane Wilson. En el Catálogo del
Instituto Americano del Cine se especifica que la película está basada en
la novela Doña Perfecta, de Pérez Galdós, publicada en 1876, aunque se
detalla que ésta fue adaptada para el teatro y estrenada en enero de 1896
en Madrid.
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El Catálogo de los Derechos de Copia del cine estadounidense también
recoge la obra, y especifica que su guión es una adaptación de Doña
Perfecta.
En el Catálogo del Instituto Americano se explica el argumento de la
película, que difiere en varios aspectos y sobre todo en el final de la obra
original.
Antes de detallar el argumento de la obra fílmica, que tenía una duración
de 5 rollos, explicaré una anécdota en la transcripción de los nombres
originales, y que muestra un desconocimiento en aquel entonces de la
cultura hispánica. Esto es que Rosarito aparece en los títulos de crédito, y
en los de la película, puesto que es muda, así como en la crítica como
Rosarita, pero lo más curioso es que el galán aparece citado como Pepe
Rey Don José, así de seguido, al tirón y sin ninguna coma explicativa, de
que los dos últimos términos son la forma que tiene de llamar el servicio
y los ciudadanos de Orbajosa al señorito Rey.
Parece que en 1918 nadie explicó que Pepe era el nombre familiar de
José y por ello al desconocerse esta cuestión, el guionista pensó que Don
José era apellido, por lo que cuando se le cita se le nombra como Pepe
Rey Don José. Todos sabemos hoy la relación que hay entre Pepe y José,
y dónde surge el nombre familiar.
Volviendo al argumento se nos explica que éste es el siguiente: Rosarito,
una joven pariente de la poderosa Doña Perfecta en la pequeña villa
española de Orbajosa está prometida desde la infancia con su primo Pepe
Rey Don José, pese a que los dos jamás se han visto. Cuando Pepe llega
para visitar a Rosarita ella inmediatamente se enamora de él pero su brusco
comentario sobre la falta de libertad en el pequeño pueblo indigna a Doña
Perfecta y la vieja señora está determinada a impedir el matrimonio. Cuando
sus esfuerzos por desembarazarse de Pepe poniendo a la gente del pueblo
contra él, fallan, ella retira a Rosarita a su habitación e intenta que maten
a Pepe, pero Rosarita se escapa y se fuga con su joven primo.3
Como vemos el final resulta distinto a la novela y el director apuesta por
la libertad de los jóvenes, frente a la opresión de Perfecta y Orbajosa. Un
final que todos hubiéramos deseado y que en el cine americano tuvo lugar,
no así en España, donde la adaptación de Ardavín respetó el argumento
original, hasta su mismo final, donde un narrador explica la muerte de
Pepe, según Perfecta ha querido que pase a la posteridad.
Belleza encadenada tuvo una discreta acogida tras su estreno y así no
fue una de las películas más reseñadas por la crítica del momento, como
sí ocurrió con otras producciones de ese mismo año, que fueron citadas
en la mayoría de las publicaciones cinematográficas de aquel entonces.
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En la revista Variety apareció una crítica de la película, que daba muestra
de lo lejos que quedan para la mentalidad estadounidense las acciones de
Perfecta.
Por contra para los españolitos de a pie es fácil comprender que en
nuestro país hay muchas Perfectas, tal vez no tan excesivas, pero sí igual
de perfeccionistas.
El crítico de Variety afirmó en su trabajo que la película
trata de mostrar una visualización de la vida en un retirado pueblo
de España. Doña Perfecta, la jefa religiosa del pueblo tiene una
nieta, Rosarita, que ha sido prometida con Pepe Rey Don José
desde niño, aunque los dos nunca se han conocido.
Los jóvenes se conocen, se enamoran y todo está bien.
Casualmente Doña Perfecta pregunta al joven qué le parece el
pequeño pueblo y él da su honesta opinión sobre la ausencia de
libertad. Tanto encoleriza esto a la vieja dama que separa la
pareja y pone en marcha la ruina del joven, hasta el punto de
pagar a un rufián para que le mate. En un encuentro con el rufián,
que es dos veces su talla y va armado con una daga, el joven le
gana y huye con la chica.
Buena atmósfera y costumbres, pero por otra parte la idea de
una gentil y venerable dama intentando asesinar a un joven por
expresar su franca opinión acerca del pueblo resulta demasiado
extrema.4
Pese a la diferencia de mentalidades es bien cierto que el argumento de
Doña Perfecta resulta atractivo, por la carga vital de su personajes y por el
reflejo que hace de una determinada sociedad.
Adaptar a Galdós.
Es innegable el interés de la industria cinematográfica por las obras
literarias, relación que se estrecha más en España, país que adolece desde
siempre de guionistas, o los buenos que hay se pasan a la dirección, por lo
que se recurre en muchas ocasiones a la adaptación literaria. Adaptaciones,
que en el caso de Galdós han tenido mayor o menor suerte, pero entre las
que se hallan obras del cine español como Marianela, de Perojo; Tormento,
de Pedro Olea; Fortunata y Jacinta y Marianela, de Fons; La duda, de Gil;
Doña Perfecta, de Fernández Ardavín; y Nazarín y Tristana, así como
Viridiana, que es un espejo del mundo galdosiano, de Buñuel.
Los argumentos galdosianos no son ni aburridos ni faltos de interés.
Sólo es necesario que un guionista o un productor se sientan atraídos por
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una de sus obras, Las andanzas de Torquemada o Las desventuras de la
Rufete, por ejemplo. Son historias universales, que hablan del amor, el
honor, las rivalidades sociales o hasta el dolor.
Galdós puede estar tan de moda para el cine como lo está Henry James,
de quien acabamos de ver Retrato de una dama, de Jane Campion, y del
que en estos momentos Agnieszka Holland rueda Washington Square,
protagonizada por Jenifer Jason Leigh, Ben Chaplin, Albert Finney y la
magistral Maggie Smith. Es decir, se recupera para el cine una obra que ya
fue adaptada y que en su día fue todo un éxito bajo el título de La heredera,
película que contó con el trabajo de Monty Clift y Olivia de Havilland.
Oscar Wilde sigue estando de moda, valga como ejemplo la puesta en
escena este año de Un marido ideal, el argumento: corrupción política a
gran escala.
Otra cuestión: si Shakespeare está de moda (ahí es nada las cuatro
horas del Hamlet de Kenetth Branagh) y esto ha llevado a que en España
los clásicos se pongan de moda, El perro del hortelano de Miró es el ejemplo;
¿por qué no se puede poner de moda Galdós? Tan de moda como lo están
autores realistas como Grandes, Gala o Muñoz Molina.
Por último, hay pruebas constatables, índices de audiencia, de que
recientemente en las cadenas televisivas, las andanzas y amoríos de una
mujer y sus adulterios despertaron tanto o, en ocasiones, más interés que
toda la telebasura, teleseries y tómbolas del mundo. Esa mujer se llama
Ana Ozores, y su vida y la de sus convecinos de Vetusta han llamado la
atención, como dice la copla, ayer, hoy, mañana y siempre, del gran público.
¿Por qué ese interés? Muy fácil, en las páginas del libro de Clarín hay vida,
y señoras y señores, la vida siempre despierta la pasión.
NOTAS
1 SAVATER F., La palabra imaginaria, Nosferatu, San Sebastián, Febrero, 1992
2 Hablamos de realistas como el genérico que engloba a los novelistas de finales del XIX.
3 The American Film Institute Catalog, Feature Films, 1911-1920.
4Variety, Film Reviews, 1907-1920.