HACIA UNA NUEVA LECTURA DE LAS NOVELAS
CONTEMPORÁNEAS DE GALDÓS: LA NUEVA
TECNOLOGÍA Y EL “PÉREZ GALDÓS EDITIONS
PROJECT”
Nicholas Round
Breve información sobre el proyecto
El “Pérez Galdós Editons Project” (Proyecto Editorial Galdós) se estableció en 1996 bajo
los auspicios de la Academia Británica y, afiliado al Departamento de Estudios Hispánicos, se
encuentra en el Instituto de Investigaciones (Humanities Research Institute) de la Universidad
de Sheffield. Sin embargo, aunque tiene su base en Sheffield, siempre ha aspirado a ser un
centro promotor de ideas y colaboración de estudiosos de Galdós de ambos lados del
Atlántico.
El “Proyecto Editorial Galdós” tiene como objetivo realizar ediciones electrónicas no sólo
de textos fidedignos, fundados en ediciones de fecha temprana, sino de manuscritos, galeradas
y versiones interines, aparecidos en revistas y periódicos. Al mismo tiempo ha elaborado un
aparato crítico que justifique el uso y pervivencia de dichos textos como modelos para futuras
ediciones.
Como proyecto inicial, nuestra atención se ha centrado sobre las cuatro novelas que tiene
como protagonista al usurero madrileño, Francisco de Torquemada, es decir Torquemada en
la hoguera (1889), Torquemada en la cruz (18939, Torquemada en el purgatorio (1894) y
Torquemada y San Pedro (1895). A largo plazo, esperamos producir ediciones de toda la serie
de las Novelas españolas contemporáneas. Para ello será indispensable una extensa
colaboración, en la cual galdosistas de todas partes, después de serles impartidos los puntos
esenciales de nuestro sistema, proseguirán el trabajo en sus propios centros, enviándonos sus
resultados para el ajuste final a las normas editoriales.
Gracias a la nueva tecnología, hemos podido solucionar varios problemas a los que se
enfrenta el editor de un libro, incluso de los del espacio y de la accesibilidad.
Para asegurarnos de que el lector moderno entienda perfectamente todas las referencias y
el contexto de la novela, algo que Galdós daba por sentado, vale la pena incluir en un plano de
Madrid, información sobre los sitios, además de ilustraciones, notas, referencias etc. En el
caso de la edición electrónica es posible seguir aumentando la información sin más límites
que los que impone el riesgo de abrumar al lector.
A menudo el lector se siente abrumado por la enorme producción literaria de Galdós, y
gran número de personajes que aparecen en este mundo de ficción. Para ayudarles, en este
momento los galdosistas sólo tienen el “Censo de personajes” que publicó Sainz de Robles en
las Obras completas. Sin embargo este “Censo” sólo nos presenta una breve descripción del
personaje, y un extracto de una novela relevante sin mencionar los números de páginas, ni la
fuente del extracto ni nada más.
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La nueva tecnología ha posibilitado la producción de concordancias, no sólo de los
personajes que vuelven a aparecer en otras novelas galdosianas, sino de los sitios que se
mencionaba en el curso de la novelas. Los índices de los personajes, que se acompañan de
breves biografías y notas relevantes, facilitarán un estudio detallado de todos los personajes
de las novelas. El usuario podrá analizar la falta de coherencia en la presentación de algunos
personajes, además de la integración de otros ejemplos y la interacción entre todos ellos. Por
su parte, los índices de lugares van acompañados de un plano de Madrid y de fotos para que el
usuario se familiarice no sólo con la capital a medida que ésta iba creciendo sino también con
la significación de ciertos barrios.1
El editor de una edición electrónica no tiene que ser alguien que intervenga y tome
decisiones con las que posiblemente el lector no esté de acuerdo. Por ejemplo, será el usuario
quien tomará las decisiones importantes con respecto a la selección de un “copy-text” o la
modernización y corrección del texto. Tendrá a su disposición varias versiones de cada
novela, de las que podrá escoger su “copy-text”. Por lo tanto no tendrá que aceptar que la
mejor versión de una novela de Galdós sea la primera edición, por ser la última versión que
revisó Galdós. Esta afirmación no toma en cuenta la posibilidad de que Galdós corrompiera
su obra al introducir algunos cambios, ni el hecho de que estaba constantemente
experimentando con el lenguaje, con el estilo, con distintos temas y que, a veces, prefería
escribir sin tener en mente un plan fijo para la estructura de sus novelas. Hablando de Doña
Perfecta, a Leopoldo Alas le dijo:
... la comencé sin saber cómo había de desarrollar el asunto. La escribí a empujones,
quiero decir, a trozos, como iba saliendo, pero sin dificultad, con cierta afluencia que
ahora no tengo.2
También es el usuario el que decide exactamente lo que quiere ver en la pantalla. Es decir,
en el caso del manuscrito, si no le interesa más que la versión final de la página, no habrá que
observar las tachaduras. Al mismo tiempo es posible ofrecer simultáneamente las versiones
originales y corregidas. De esta manera se pueden conservar los acentos y errores originales y
presentar los textos como unos documentos históricos que, en su calidad de escritos del siglo
diecinueve, podrán interesar a los lingüistas o a los historiadores, y también a los que se
interesan por el proceso creativo de las obras de Galdós.3 A la vez, al dar al lector la
posibilidad de consultar la versión modernizada, no habrá que correr el riesgo de estorbar el
proceso de leer ni enfrentarse con las barreras que probablemente existan entre el manuscrito
del siglo diecinueve y el lector del siglo veintiuno.
Será el lector quien decidirá qué notas consultar y la edición electrónica le incitará a
investigar cosas que a él le son de interés. La edición electrónica facilitará las investigaciones
del usuario ya que éste podrá buscar palabra etc., e informarse muy rápidamente. Al mismo
tiempo la estructuración de estas ediciones no predeterminará sus usos investigativos. Los
aparatos para identificar y contextualizar palabras, frases o variantes son de aplicación muy
general, capaces de engranar con interrogatorios de los más diversos tipos: léxicos,
sintácticos, estilísticos, etcétera.
Presentar al usuario tales posibilidades puede no sólo facilitar la comprensión del proceso
creativo de las novelas de Galdós sino también fomentar investigaciones en este campo. En
vez de obligar al lector a aceptar una serie de dogmas inflexibles, le animamos a descubrir
nuevas maneras de leer las novelas. En el caso de Torquemada en la cruz, gracias al programa
“Collate” el lector tiene la oportunidad de observar las variantes, compararlas y estudiarlas en
su contexto. Es posible que esto le aliente al lector a hacerse preguntas: por ejemplo ¿por qué
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ha introducido Galdós estos cambios? Quizás comience el usuario a reflexionar sobre la
posible presión de otras influencias externas: es decir, la del editor, la de los amigos de
Galdós, la de su público que tal vez le hayan incitado a introducir tales cambios.
Al mismo tiempo hay que notar que lo que frece el Proyecto no es el proceso creativo de la
novela galdosiana, ni el proceso de su lectura, sino un conjunto de evidencias lingüísticas,
cuyas diversas asociaciones nos permiten recuperar diversos actos de elección lingüística: los
puntos de intersección en los cuales el conocimiento se cristaliza en lenguaje y para el lector,
en proceso inverso, el lenguaje se da en forma de conocimiento. El Proyecto nos facilita una
lectura cognitiva del lenguaje galdosiano.
A veces, sin embargo, parece adaptarse hacia fines opuestos. No todos sus frecuentes
ajustes focales se dirigen a una mayor especificidad. Al contrario, muchos tienen el efecto de
difuminar certidumbres, y echar a los lectores la responsabilidad de elucidar significaciones.
Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando se sustituye una nomenclatura consistente de las
personas por un juego de tratamiento y apodos, epítetos y otras referencias indirectas. Con la
edición electrónica, podemos modelar cómo estos elementos se cambian y se desarrollan así
con la elaboración de la narrativa como a lo largo de ella. A largo plazo será posible comparar
las formas características de estas ‘agrupaciones onomásticas’ en éste y otros novelistas, y
también en el lenguaje no literario de varios dominios o culturales o históricos.
En su conjunto, pues, las adaptaciones funcionales y contrafuncionales, especificadoras y
generalizadoras, hacia y desde un mayor grado de control de la parte del autor, echan las
bases de una negociación cooperativa del significado entre el novelista y sus lectores. Esto
también nos invita a un enfoque interdisciplinario, con arreglo a teorías de pragmática
lingüística, análisis del discurso y relevancia (Levinsons, Sperber y Wilson, etcétera). El
Proyecto en este sentido es una incitación a estudios interdisciplinarios, cuyo interés para los
propios galdosistas no deja de ser fundamental. A través de tales orientaciones cognitivas y
pragmáticas, se vislumbran posibles explicaciones de la poderosa naturalidad lingüística de
Galdós. Esta naturalidad, luego de valerle la adhesión de tantos lectores, fue la ocasión, a
principios del siglo veinte, del desprecio algo irreflexivo de algunos. Sin embargo, sus
estrechas relaciones lingüísticas con los primeros les han proporcionado grandes
satisfacciones. Pero mediante aquella relación, al parecer tan acabada, se comunica algo
mucho más perturbador, la visión de una sociedad donde apenas existe relación –ni siquiera la
lingüística, que funcione debidamente. El contraste es rico en ironías, y en testimonio a ello,
Galdós emplea el extenso abanico de juegos irónicos que Diane Urey y otros han registrado
en él. La perspectiva que el Proyecto ofrece sobre la evolución y la intensa contextualización
de sus textos hace menos obligatorio interpretar estas ironías como señales de una rescisión
radical entre el orden histórico y el orden lingüístico. Galdós mantiene la relación, siempre
incierta, siempre peligrosa, entre los dos. Y el Proyecto, abriendo el camino a un “galdosismo
cognitivo”, lo abre también a una interpretación del novelista que podríamos llamar –por
fundarse en modelos de un aparato cognitivo común a él y a sus lectores– “humanístico”, sin
perjuicio de todos los otros galdosismos –políticos, sociales, psicológicos, culturales– que han
enriquecido nuestros conocimientos recientes, y lo seguirán haciendo en el futuro.
Por lo tanto, las ediciones electrónicas permiten una abertura en doble sentido. Por una
parte se abre una perspectiva sobre el proceso galdosiano de composición novelística, que se
puede trazar a través de las sucesivas etapas textuales; por otra, se inicia una elaboración de
las relaciones internas y externas del propio texto: el mundo galdosiano y el Madrid de
Galdós, además del universo lingüístico que constituyen las novelas. Todo lo cual implica una
lectura y unos significados autentificados por el esmero editorial y enriquecidos por la
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densidad de la relaciones que se hacen presentes. Es decir (hay que admitirlo de una vez) lo
que en todo caso debe pasar en una lectura “normal”, considerada como colaboración entre
editores concienzudos y lectores de buena voluntad e inteligencia. Pero con la diferencia de
ser llevado a nuevos niveles de intensidad y eficacia, gracias a la adaptabilidad e inclusividad
de la forma electrónica.
Conclusión
Las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías son numerosas e indispensables para la
realización de lo que hemos dado en llamar “ediciones críticas abiertas”. Estas ediciones no se
justifican por sí solas, ni por la mera posibilidad de leer a Galdós en las pantallas, con toda la
novedad que tal lectura presupone. La obra de Benito Pérez Galdós naturalmente invita a una
respuesta interdisciplinaria y el uso de la nueva tecnología puede no sólo llenar el vacío entre
la obra del siglo diecinueve y el lector moderno, además de tomar en cuenta las necesidades
de una variedad de lectores potenciales, sino también permitir a los lectores un manejo lo
suficientemente flexible e inventivo para conducir a una lectura de las novelas en la plenitud
de su trayectoria evolutiva y de sus múltiples contextos. De este modo se prestarán estas
ediciones electrónicas a nuevas investigaciones, nuevas hipótesis y análisis, nuevos
conocimientos e introducirán nuevas maneras de leer las novelas. En una palabra, permitirán
una “lectura crítica abierta”, mediante la cual Galdós se perfila a la vez como “más Galdós
que nunca”, y como algo siempre nuevo.
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NOTAS
1 El hecho de que una familia vive en tal calle frecuentemente es significativo por razones realistas y
simbólicas. Por ejemplo, como ha notado Farris Anderson, en Miau, la familia vive en la calle de
Quiñones. El lector del siglo diecinueve habría sabido que tenía mala reputación porque había un burdel en
la misma calle. También se encontraba cerca de la cárcel de mujeres, lo que subraya el hecho de que los
personajes se sienten atrapados y abrumados por su situación. (Farris Anderson, “Madrid y el espacio del
Miau”, Cuadernos hispanoamericanos, 521 (1963), pp. 23-36.
2 Carta a Clarín, citada en Leopoldo Alas, Galdós (Madrid, 1912), p. 27.
3 A menudo los manuscritos representan nada más que un texto intermedio en el proceso creativo: son las
primeras redacciones, en las que se van a introducir muchos cambios, producto de las indecisiones del
creador, y que van a diferir bastante de la versión final de la obra completa. Es evidente que a veces Galdós
esperaba que los editores corrigieran y pulieran el manuscrito. Es por lo tanto posible que él no se haya
preocupado mucho por los acentos y la puntuación porque sabía que cada editorial tendría unas normas
especiales para tales cosas. La comparación de la versión serializada de Torquemada en la hoguera con la
primera edición ha revelado que la editorial de La Guirnalda exigía más acentos y signos de puntuación en
sus obras que La España Moderna.
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