LAS APORTACIONES DE LA CRÍTICA FEMINISTA AL

GALDOSISMO: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

Akiko Tsuchiya

Antes de entrar en el tema de mi exposición, o sea, las aportaciones de la crítica feminista

al galdosismo, sería útil examinar el desarrollo del feminismo como discurso teórico y

práctica crítica, tanto dentro como fuera del hispanismo. Además, como los estudios

feministas se desarrollaron en un contexto interdisciplinario bajo la influencia de

movimientos filosóficos y teóricos más amplios, tampoco es posible hablar del feminismo (o,

mejor dicho, feminismos) sin ir más allá de las fronteras de la disciplina literaria. Es decir que

los problemas críticos planteados por la crítica feminista no pueden limitarse a problemas

estrictamente literarios. Una de las premisas de la crítica literaria feminista es precisamente la

imposibilidad de separar lo estético de lo ideológico, o sea, es fundamental un reconocimiento

de la función ideológica de las prácticas discursivas, sobre todo, con respecto a las

construcciones del “género”. Desde sus orígenes la crítica feminista ha articulado la relación

entre lo literario y lo ideológico en sus muchas transformaciones, ya que la naturaleza de tal

relación depende lógicamente de las convenciones y premisas críticas del momento.

Ante todo, me parece imprescindible subrayar aquí que la crítica feminista no representa

una postura teórica homogénea, sino que abarca una multiplicidad de posibles lecturas desde

distintas aproximaciones críticas. Por lo tanto, me parece más apropiado hablar de

“feminismos”, en el plural, para reflejar la diversidad de localizaciones dentro de dicho

movimiento teórico. Para contextualizar un poco la práctica feminista en la academia

norteamericana, sus orígenes datan de finales de la década de los '60 y se limitaba, al

principio, a presentar una crítica de imágenes y estereotipos negativos de la mujer en obras

escritas por hombres. A mediados de los años '70, el feminismo evolucionaba hacia la práctica

de la llamada “ginocrítica,” el estudio de la historia, temas, géneros y estructuras de la

literatura escrita por mujeres, con el fin de distinguir la tradición literaria femenina de la

masculina. Si bien era novedosa una aproximación crítica que, por primera vez, postulaba el

sexo, o el género, como una categoría fundamental del análisis literario, esta clase del

feminismo centrado en el análisis temático y en un concepto universalista de la experiencia

femenina, presumía de un modo ingenuo la transparencia del lenguaje en el proceso de

representación literaria y perpetuaba una concepción binaria y esencialista de las categorías

tradicionales del género.

Durante esos mismos años, se estaba desarrollando en Francia otra corriente del feminismo

más filosófica surgida de la deconstrucción de Derrida y el psicoanálisis de Lacan. Este

último, en su consideración de la función del lenguaje en la formación del sujeto y de la

identidad sexual, representaba una influencia clave en las feministas francesas como Hélène

Cixous, Luce Irigaray y Julia Kristeva. En las obras teóricas de estas feministas, se proponían

la desmitificación del sistema de representación falocéntrico aparentemente natural y el

desmantelamiento del pensamiento binario en que se fundamentaba la construcción de la

identidad sexual en el psicoanálisis tradicional. Sin embargo, las feministas psicoanalíticas

también pecaban de la tendencia de conceptualizar el género y la diferencia sexual en

términos de paradigmas de la subjetividad esencialistas y universales que borraban las

diferencias y jerarquías entre sujetos femeninos. Tal visión de la diferencia sexual ha sido

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sometida a una crítica por teóricas feministas de índole post-estructuralista que consideran el

género y la diferencia sexual como construcciones discursivas producidas en contextos

históricos concretos. Como todo sujeto se forma en un contexto del poder, sin analizar la

naturaleza de las estructuras del poder en un contexto sociohistórico específico, tampoco sería

posible llegar a un pleno entendimiento de la localización de los sujetos sexuados en

determinado lugar y momento.

Siguiendo el desarrollo de la crítica feminista literaria en general, el galdosismo

internacional, especialmente en el mundo anglosajón, ha sentido también el impacto de las

teorías feministas en las últimas dos décadas. Mis ejemplos van a venir principalmente de la

crítica hecha en la academia norteamericana, por haber sido más influyente el feminismo allí

que en la academia española. Sin embargo, entre estas críticas y críticos feministas de la

academia norteamericana incluyo a los galdosianos de diversos orígenes geográficos y

nacionales, ya que nuestra localización crítica es producto no únicamente de nuestro origen

nacional o geográfico, sino de las fuerzas sociales, culturales e institucionales que nos han

formado y que siguen formándonos. Volviendo a la crítica galdosiana hecha desde ángulos

feministas, en los años '80 críticas como Alicia Andreu y Alda Blanco empezaron a estudiar

las representaciones de la mujer en las novelas de Galdós, decantándose por un análisis

sociológico que se centraba en las relaciones entre género y clase social. La obra de Andreu,

Galdós y la literatura popular (1982), era especialmente innovadora para su época por su

consideración del texto galdosiano como un sitio en que se presentaba una crítica de las

ideologías de género y de clase propagadas por la literatura de consumo. A partir de finales de

los años '80, hubo un auténtico “boom” de estudios feministas sobre Galdós y sobre otros

escritores del siglo XIX, empezando con las obras pioneras de Susan Kirkpatrick y de Lou

Charnon-Deutsch. Aunque el estudio de Kirkpatrick, Las Románticas: Women Writers and

Subjectivity in Spain, 1835-1850 (1989) se centra en la formación del sujeto femenino en la

época romántica, también sugiere que la novela realista continúa esta herencia romántica,

abriendo un espacio para la exploración de este nuevo sujeto femenino en relación a las

restricciones de la sociedad burguesa y de su ideología dominante de género.

El libro de Charnon-Deutsch, Gender and Representation: Women in Spanish Realist

Fiction (1990), sobre género y representación en la novela realista española, se sirve de la

teoría psicoanalítica lacaniana y la idea de la mirada masculina, para examinar los paradigmas

y códigos patriarcales que daban lugar a las construcciones del sujeto femenino en las novelas

realistas escritas por hombres. Sobre Galdós, específicamente, dos libros de importancia que

salieron en el mismo momento son el de Bridget Aldaraca, El ángel del hogar: Galdós and

the Ideology of Domesticity in Spain (1991) y el de Catherine Jagoe, Ambiguous Angels:

Gender in the Novels of Galdós (1994), respectivamente. La primera lleva a cabo un

desmantelamiento del mito de la neutralidad ideológica en la novela realista, exponiendo la

naturaleza contradictoria de la ideología burguesa de la domesticidad en las novelas de

Galdós. El concepto de la “ideología” propuesto por Aldaraca se deriva de la idea marxista

tradicional de la ideología como “conciencia falsa” que encubre los intereses materiales

subyacentes en la base económica. Jagoe sigue la misma línea de pensamiento establecida por

Aldaraca, presentando un análisis materialista de la relación ambigua entre el texto galdosiano

y su ideología burguesa de género ejemplificada en el ideal doméstico del “ángel del hogar.”

Pocos años más tarde, John Sinnigen, adoptando un acercamiento ecléctico que combina el

análisis socio-político con la perspectiva psicoanalítica, examina las mutuas articulaciones de

los conceptos de sexo y género, de clase social y de la nación en las novelas de Galdós. En el

estudio de Sinnigen, titulado Sexo y política: Lecturas galdosianas (1996) el género figura

prominentemente en su análisis de la producción cultural de la otredad femenina y la manera

en que ésta se vincula con otras relaciones del poder. Finalmente, Jo Labanyi, cuyo libro

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reciente sobre Gender and Modernization in the Spanish Realist Novel (2000) representa el

mejor ejemplo de la crítica cultural, analiza los discursos decimonónicos provenientes de

varias disciplinas (como medicina, antropología, criminología, entre otras) para hacer resaltar

la contribución de la novela realista a los debates contemporáneos sobre el problema de la

modernización y, en particular, el papel de la mujer en los discursos sobre la modernización.

Esta vista panorámica de los estudios feministas de las obras de Galdós muestra la

diversidad de perspectivas críticas dentro de dicha aproximación feminista, las cuales

incluyen el marxismo tradicional, el psicoanálisis lacaniano, la crítica cultural y hasta la

crítica biográfica, de la cual se han servido destacados críticos feministas como Lisa Condé

(Stages in the Development of a Feminist Consciousness in Pérez Galdós (1843-1920): A

Biographical Sketch [1990]) y John Sinnigen (Sexo y política [1996]). Mientras algunos,

adoptando las tendencias del nuevo postestructuralismo, se decantan por un análisis del

lenguaje y de la construcción de la subjetividad en relación con el género, otros mantienen

una visión del texto galdosiano como una proyección mimética de la ideología de género del

autor y de su sociedad. Lo cierto es que el desarrollo de la crítica feminista, junto con las

innovaciones recientes en la teoría crítica en general, nos han brindado un armazón crítico que

nos permite llevar a cabo un análisis mucho más matizado de la relación entre lenguaje e

ideología, no sólo con respecto al género, sino también con respecto a otras relaciones del

poder. Como Elena Delgado ha señalado acertadamente, “lo social e ideológico no aparece

'reflejado' en el texto, sino que es parte intrínseca del lenguaje... La ideología se entiende

pues, como una representación 'falsa' no en cuanto distorsión de un sentido o percepción

original, sino en tanto que presenta las prácticas significativas dominantes como naturales,

coherentes y motivadas”.

Los galdosianos y, especialmente, las galdosianas mencionados-as arriba han sentado las

bases para futuras avenidas de investigación feminista que tomen en consideración la

compleja relación entre lenguaje, ideología y la construcción de la subjetividad. A mí

personalmente me parece muy prometedor un feminismo surgido de la influencia de Foucault,

el cual reconoce el sexo y la sexualidad como categorías discursivas imbricadas en la

producción de los conceptos de centro y margen, normatividad y desviación, siempre en un

contexto histórico específico. Queda por hacer mucho trabajo historiográfico para poder llegar

a conocer las condiciones de producción de los discursos sobre género en la España

decimonónica, especialmente dado el hecho de que el sujeto femenino, y en particular el

sujeto femenino delincuente, era una presencia central, mejor dicho, una obsesión, en los

discursos tanto literarios como no literarios de finales del siglo XIX. Ya han comenzado este

trabajo Jo Labanyi, Lou Charnon-Deutsch y Teresa Fuentes, además de Catherine Jagoe, Alda

Blanco y Cristina Enríquez de Salamanca, las cuales han recogido los discursos

decimonónicos sobre género en una antología reciente titulada La mujer en los discursos de

género (1998). Un conocimiento de los discursos contemporáneos sobre el género nos

permitiría aproximarnos al texto literario, no como simple “reflejo” o reproducción de una

idea o de una ideología unívoca de género que precede a su representación lingüística, sino

como otra construcción discursiva más producida por los mismos sistemas simbólicos y

representacionales del momento. Lo cual no es decir que las representaciones de la identidad

génerica y sexual sean estables y coherentes, o que vayan a tener las mismas manifestaciones

en todos los textos producidos en el mismo contexto histórico. El papel de la crítica feminista

debe ser el de no simplemente señalar, describir o criticar las representaciones del sujeto

femenino, sino de analizar las condiciones de producción de estas representaciones, como

construcciones discursivas, en su contexto histórico específico, pero siempre reconociendo las

contradicciones y fisuras en todo proceso de representación.

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BIBLIOGRAFÍA

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