GALDÓS Y SUS CRÍTICOS
Rodolfo Cardona
Cuando se inauguraban las conversaciones entre los organizadores de este Congreso, le
sugerí a uno de ellos la posibilidad de dedicar todo o gran parte del Congreso al tema de esta
sesión, es decir, “Galdós y sus críticos”. Esto suponía que el tema era inmenso y que debería,
en lo posible, ser tratado in extenso. Pero, claro, el Congreso estaba programado para este año
de 2005, un año cervantino y un año que se prestaba también para una visión retrospectiva de
Galdós en el siglo XX. Sin embargo, los organizadores no desoyeron mi sugerencia y
programaron esta sesión de 90 minutos para el tema que sugerí. Además, tuvieron la gentileza
de encargarme la organización de la sesión lo cual he hecho con la ayuda experta de cuatro
colegas, todos bien conocidos de ustedes.
A Germán Gullón le pedí que se encargara de la sección española: a Peter Bly, de la sección
europea; y a John Kronik y a Harriet Turner, la sección norteamericana. No podían estar estas
secciones en mejores manos. Dada la amplitud del tema, no quise imponerles, y menos
exigirles, que cubrieran el amplio espectro que cada una de estas secciones supone y les dejé en
libertad para acotar lo que cada uno de ellos juzgaba más importante. Era del todo imposible,
por ejemplo, tratar la crítica de las obras de Galdós desde Clarín hasta nuestros días, lo cual
sería, por otra parte, sumamente deseable para tener una idea clara de los vaivenes que ha
tenido la obra de Galdós en el juicio de sus paisanos, en el espacio de media hora. Por eso
Germán Gullón ha escogido lo que a su juicio le pareció más relevante para su sección,
teniendo en cuenta el tema general del Congreso. Igualmente han hecho mis otros
colaboradores. Esperar una crónica de la crítica galdosiana en los Estados Unidos a partir de
Dean Howells en un espacio de 30 minutos, sería pedirle peras al olmo. De modo que les
anticipo que el tema, aunque expertamente tratado por cada uno de mis colegas,
necesariamente ha tenido que limitarse para poder presentarse en el término de media hora
para cada sección.
Y esto me impone a mí también una limitación temporal para mi introducción ya que cada
minuto que yo hable significa un minuto menos para esta importante sesión. Por consiguiente,
tratándose de galdosistas tan archiconocidos como son mis colegas, no creo que constituya
una falta de respeto si no los presento individualmente mencionando todos los atributos que se
merecen. Empezaremos, pues, sin más preámbulos, con el profesor Germán Gullón quien se
ocupará de la crítica galdosiana en España.