VEINTICUATRO HORAS EN EL MADRID DE GALDÓS

Antonio Cabrera Perera

Veinticuatro horas en el Madrid de Galdós es un estudio que he realizado sobre nuestro genial escritor y su entorno madrileño, basado en una triple experiencia: didáctica, turística y literaria.

No es un estudio improvisado, sino que se ha ido gestando muy lentamente a lo largo de muchos años. Se inició cuando estudiaba en Madrid. En mis pocos ratos de asueto me ocupaba en visitar sus rincones más típicos vinculados con nuestros clásicos.

A lo largo de los años he podido darle forma al Madrid de las rutas literarias.

Con motivo de una visita girada a Madrid con un grupo de bibliotecarios para realizar con ellos girar una visita al Madrid de Galdós en veinticuatro horas se me ocurrió el título Veinticuatro horas en el Madrid de Galdós.

Pero, a fuerza de sincero y realista, he de confesar que el título no es exacto. No es posible hacer un viaje exhaustivo al Madrid de Galdós en sólo 24 horas.

Por eso en mi estudio he sugerido la posibilidad de dividir este periplo en tres etapas:

1ª jornada: Visita al Madrid de las primeras tertulias y correrías de Galdós.

2ª jornada: Visita al Madrid literario descrito por Galdós en sus novelas

3ª jornada: Visita al Madrid en que vivió y se movió Galdós durante su vida en Madrid.

No me es posible desarrollar toda la idea ni tampoco puedo elegir todo el Madrid del que habla Galdós, pues, a lo largo de sus Episodios Nacionales y de sus novelas, lo cita 3.303 veces, dejando aparte sus obras misceláneas en que lo cita más de 500, con lo que el nombre de Madrid (y no cito alusiones ni momentos en que omite su nombre para evitar tanta repetición) pues sin duda se superarían las cinco mil citas. Y, aunque seleccionemos una sola jornada, tampoco podríamos pasar olímpicamente de largo, sin detenernos en algunos de los lugares citados, que considero imprescindible para conocer el mundo madrileño de Galdós.

Por ello me he ceñido al Madrid literario e incluso seleccionando solamente la novela Fortunata y Jacinta de donde se entresacará la pauta a seguir en esta singladura, aunque, a veces, recuerde alguna otra novela, como La de Bringas, Tormento o Misericordia para enriquecer la ruta.

El Madrid de Fortunata y Jacinta se desarrolla fundamentalmente dentro del perímetro Puerta del Sol, calle Arenal, calle Mayor, Palacio Real, Plaza Mayor y la Cava de San Miguel, entre otras. Ya sabemos que hay algún otro lugar apartado de Madrid, importante en la novela, como el convento de las Micaelas, pero que por falta de tiempo hemos de olvidarlo.

Lo más original de esta excursión es que recorremos un camino basado en la lectura de sus novelas pero ilustrada con palabras del propio Don Benito.

Se inicia el recorrido en la Puerta del Sol, de la que dice Galdós en La Fontana de oro que es ―la más concreta expresión artística de la cultura madrileña‖.

Nos situamos en el km. origen de las carreteras radiales de España y desde este lugar podemos ver la panorámica de los cafés de Madrid de la época, a los que Galdós acudía y donde tenía sus tertulias.

A continuación nos encaminamos a la calle del Arenal, hoy afortunadamente, declarada zona peatonal y haremos nuestra primera pausa ante la Iglesia de San Ginés. Entramos en la Iglesia y nos podemos sentar un instante para repasar unas páginas de humor de Fortunata y Jacinta que resumiremos muy brevemente:

IX Congreso Internacional Galdosiano

752

Cuando Barbarita llegaba a la misa de San Ginés Estupiñá ya estaba en la iglesia y deslizándose de banco en banco como una sombra… se ponìa a su lado.

La señora rezaba en voz baja moviendo sus labios y entrecortaba sus rezos para desembucharle: Vas a salir… Hoy hay congrio en la casa de los Martìnez… llena eres de gracia, el Señor es contigo… coliflor no hay porque no han venido ¡con estas malditas aguas!… y bendito es el fruto de tu vientre.

Salimos y, unas calles más abajo, está la calle de las Fuentes. En el número 3 está la casa en que tuvo su primera pensión, al llegar a Madrid don Benito.

Regresamos a la calle Arenal y nos encontramos bastante cerca del Palacio Real, muy frecuentado por Galdós en las noche de estreno.

Seguiremos hasta la Plaza de Oriente y de espaldas al Palacio Real contemplaremos el panorama que Galdós en La de Bringas describe desde el balcón de Palacio: ―el caballo de Felipe IV nos parece un juguete y el Teatro Real una barraca‖.

Podemos contemplar desde allí, en un momento oportuno, el relevo de la guardia de palacio que tanto gustaba a Galdós y de la que nos recuerda:

Asistía con gravedad ceremoniosa al relevo de la guardia de Palacio donde se me iba el tiempo embelesado con el militar estruendo de las charangas… el desfile de las tropas de pie y a caballo…

Iremos a la calle Mayor y recordaremos lo que nos cuenta en Fortunata sobre Dª Bárbara y Plácido:

Se iban por la calle Mayor… en busca de emociones puras, inocentes, logradas con la oficiosidad amable del uno y el dinero copioso de la otra.

En uno de los balcones de esa calle, tuvo lugar un episodio bastante desagradable para Jacinta. Se fue Barbarita a casa de una amiga, Eulalia Muñoz, para ver la entrada del Rey.

La acompañaba Jacinta, quien se enteró por boca de Amalia que su marido entretiene a una mujer, a una tal Fortunata, guapísima, de pelo negro, a la que ha puesto una casa muy lujosa… El Rey pasó y Jacinta lo vio confuso entre la agitación de la multitud, porque con el jicarazo que le habían soltado ya no se enteró de lo que ocurría en la calle.

Nos llegamos a la Plaza Mayor, pues, entre otras cosas que nos informa que Fortunata se fue a vivir con su tía Segunda en la Cava de San Miguel. ―El gabinetito que había de ocupar tenía, como la sala, una gran reja a la Plaza Mayor‖.

Bajamos por el Arco de Cuchilleros a la Cava de San Miguel. A Barbarita le preocupaban las frecuentes visitas de su hijo al lugar:

Como su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, la calle Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase…

En el numero 11 de la calle vivía Estupiñá y allí conoció el delfín a Fortunata mientras ella se estaba comiendo un huevo crudo.

Volvemos a la Plaza Mayor y salimos por la calle de la Sal, la calle Postas, donde nació Barbarita y la calle Pontejos en donde vivía la familia Santa Cruz. Todavía en la planta baja de esa casa hay un espléndido comercio de paños que conserva todo el sabor del siglo XIX.

Veinticuatro horas …

753

Seguimos hasta la Puerta del Sol y nos llegamos hasta la iglesia de San Sebastián, cuya puerta principal era el escenario en que se reunían, según dice Galdós en Misericordia, siete reverendos mendigos., entre los que destacaban Benina y el ciego Almudena.

Entramos en la iglesia para contemplar el retablo de Nuestra Señora de la Novena, pues nos confiesa Galdós:

Entro en la iglesia y me voy directo a echar un vistazo a Nuestra Señora de la Novena, objeto de mi particular veneración, como patrona que es del Teatro y especial guardiana de los que viven de la Farándula.

Con esto finalizamos esta jornada, pero no dejamos de recomendar otra visita al Madrid en que estuvo Galdós: la casa de Cervantes o la de Lope de Vega, el Ateneo, el Congreso y la Real Academia Española. Se hace una visita al Retiro a contemplar el monumento que se le erigió en vida a lo que él asistió con especial veneración acariciando con mano morosa su figura en piedra, como si sus dedos tuvieran ojos para contemplarla.

Y aconsejamos finalizar la ruta en la calle Hilarión Eslava, cerca de la calle La Princesa, a ver la lápida que hay en la puerta del edificio fabricado sobre el hotelito en que vivió durante sus últimos años y donde murió en la madrugada del 4 de enero de 1920.