MEMORIAS, BIOGRAFÍAS Y AUTOBIOGRAFÍAS.

PRESENTACIÓN

Leonardo Romero Tobar

La sección del IX Congreso a la que corresponde el título ―Memorias, biografías y autobiografìas‖ no sólo pretende hacer un balance de lo conocido hasta la fecha respecto a la trayectoria biográfica de Pérez Galdós, ya que también propone una reflexión sobre las modalidades textuales en las que se expresa la primera persona del escritor. Esta clase de textos, escritos en casi todas las literaturas desde tiempos lejanos, ha despertado un interés, antes inusitado, en el ámbito de la investigación y la crítica académica. Solamente para la bibliografía francesa dedicada al estudio de la llamada ―literatura del yo‖ François Dosse ha sostenido que, desde el año 1985, se ha producido un incremento notable de trabajos monográficos sobre textos y autores, trabajos en los que se prolonga la línea teórica de Paul Ricoeur o la perspectiva histórico-descriptiva de Claude Madélenat.

Aunque era una idea recibida que se repetía incansablemente la afirmación de una inexistente tradición de escritura primo-personal en la literatura española, distintos hispanistas y dos grupos de trabajo, también en años recientes, han puesto en cuestión el mencionado tópico y han avanzado contribuciones teóricas y empíricas con las que se consolida también en nuestro ámbito de estudio la profundización en el campo literario que nos va a ocupar en esta sección del Congreso. Y a este respecto deben ser destacados el grupo de trabajo que en la Universidad de Barcelona dirige la Profesora Anna Caballé y el de la UNED pilotado por el Profesor José Romera Castillo.

Constituye la biografía un subgénero del relato histórico en el que su hilo conductor se perfila en la continuidad de una vida humana. Las técnicas de exposición de este relato, como ocurre también con el relato histórico, dependen de un amplio formulario retórico y poético que tienen sus anclajes en la estructura poética que manifiesta todas las texturas de la ―narratividad‖. Pero en la biografìa, a diferencia de lo que ocurre con la otras modalidades de la ―literatura del yo‖ —autobiografías, memorias, diarios, cartas—, se impone la perspectiva del narrador que, en tercera persona, hilvana la exposición de un acaecer individual.

Si la mejor teoría de la Literatura es su propia historia, un momento histórico clave en la reflexión moderna sobre la ―literatura del yo‖ es el que ofrece Goethe en su impagable Poesía y Verdad; ―sólo los hombres pueden vivir lo humano‖. El aserto del escritor alemán subraya el núcleo duro de los textos referidos directa y verosímilmente a la existencia de seres humanos, estén formulados en cualquiera de las personas gramaticales. Ortega y Gasset, entre nosotros, glosaría con acierto comunicativo el sentido de esta cita: ―El hombre de vida profunda siente en ese contacto con la víscera de otra existencia humana una formidable incitación‖. La verdad reside en la vida que se relata; la poesìa, en el modo de su representación.

En la dialéctica entre verdad y poesía, los textos primo-personales que se relacionan con artistas y escritores plantean singulares problemas, puesto que la existencia de los creadores de belleza mantiene unas relaciones muy complejas con las obras de arte que escritores y artistas han realizado. Es preciso distinguir, pues, entre la proyección que la vida del artista tiene en su obra y la interacción posterior que la obra de arte puede tener en la vida real del artista. La primera perspectiva orienta sobre la génesis que han tenido las obras del creador, pero la segunda perspectiva ilumina la fusión de vida y arte en situaciones que pueden llegar a ser conmovedoras. Recuérdese cómo el moribundo Balzac reclamaba la presencia del

Memorias, biografías y autobiografías. Presentación

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Dr. Bianchon de la Comédie humaine en su lecho de enfermo o, cómo nuestro don Benito escuchaba emocionado la adaptación teatral de Marianela apelando emotivamente a su ―Nela‖.

En 1997 publiqué un breve panorama de las biografías de escritores españoles del siglo XIX que se habían editado hasta aquel momento, y pude hablar de la de Pérez Galdós aparecida en 1996 y que constituye aún la referencia canónica en este terreno, la escrita por Pedro Ortiz Armengol. El lector interesado disponía entonces de biografías de otros novelistas españoles del siglo XIX, que no estaban elaboradas con el acopio de documentación que ofrece la de nuestro recordado galdosista. No pude hablar en mi trabajo de otra biografía de un novelista contemporáneo de Galdós, la de ―Clarìn‖ escrita por Yvan Lissorgues y editada en 2007, también extensa y rigurosamente documentada. Las diferencias entre una y otra biografía son notables y no sólo por los distintos planteamientos de los biógrafos —descriptivo en el caso de Ortiz Armengol, de análisis intelectual en el trabajo de Lissorgues— sino por las diversas posibilidades de narración biográfica que ofrecen los dos novelistas. Escasa exposición de su persona en el novelista canario y amplísimo registro de impresiones personales en buena parte de los escritos periodísticos del asturiano.

Claro está que tenemos las cartas de uno y otro como expresivos documentos primo-personales, pero mientras no dispongamos de una edición lo más completa posible de los epistolario de estos novelistas, no puede ser definitivo su empleo como un registro exhaustivo de la correspondencia de ambos. Algo parecido podemos decir de los documentos memorialísticos, lacónicos en Las Memorias de un desmemoriado y desconocido —o inexistente— para Leopoldo Alas.

―Clarìn‖, mucho más expansivo de su intimidad que Pérez Galdós, reclamaba a su amigo canario que le proporcionara más abundante y pormenorizada información biográfica que le permitiera escribir las páginas que quería dedicarle y que le dedicó en una serie de textos, recogidos más tarde en el volumen Galdós. ―Yo necesito saber de Vd. algo más que cualquier provinciano que llegue a Madrid con su familia y les diga a sus hijos al verle a Vd. pasar —Mirad, ese es un gran novelista, se llama don Benito y tal y... eso... nació en Canarias— ¡Canario! eso es poco, yo quiero hechos, hechos, como los positivistas. Su teoría de Vd. acerca de lo poco que el público debe saber de las manas del artista, no es incompatible con mi legìtima reclamación‖ escribìa el asturiano en una carta a Galdós de 13-VII-1888.Un texto, sin intentar exégesis más complejas, que ilustra sobre el diverso planteamiento que ―Clarìn‖ y Galdós tenían a la hora de ofrecer noticia de su propio vivir.

Con todo y a pesar de los silencios sobre sí mismo que el último mantuvo, sabemos bastante de sus orígenes familiares, del ambiento doméstico y femenil que lo rodeó durante toda su vida, de las mujeres que cruzaron en distintos momentos por su camino, de su actividad periodística y política, de los compromisos públicos que adoptó... y de otras diversas facetas de su persona y biografía. Y aunque aún tengamos zonas insuficientemente aclaradas, mucho se ha avanzado en el conocimiento de su vida e, incluso, de la implicación que esta tuvo en su escritura literaria. Sólo para poner ejemplos muy sencillos, piénsese en el empleo que hizo de un apellido grancanario —Lantigua— en unas cuantas novelas o en el papel que adjudica a Los Girondinos de Lamartine —libro leído por él y existente en su biblioteca— en el momento en que Isidora Rufete ha de entretener su obligado encierro carcelario en La Desheredada. Doy estos sencillos ejemplos para proponer el que podría constituir un plan de lectura literaria y autobiográfica de las novelas galdosianas y que consistiría en perseguir a través de sus páginas las imágenes tropológicas y recurrentes que remiten a algún accidente o episodio de su biografía. En esta dirección Laureano Bonet y yo mismo hemos apuntado algunas sugerencias en el caso de ―Clarìn‖ como la recurrencia de la metáfora en que ―tres cuerdas de mi lira‖ remiten a sus tres hijos o la insistencia en el tópico

IX Congreso Internacional Galdosiano

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romántico de los ―treinta años‖, en la palabra ―reflejos‖ o en el valor simbólico que concede al color azul.

Todos los asistentes a este Congreso esperábamos, y no quedamos defraudados, que tanto la conferencia general —a cargo de la Profesora Anna Caballé— como las intervenciones en el Seminario específico de esta sección —que compartieron los Profesores Paciencia Ontañón de la UNAM y Frederick de Armas Galdós de la Universidad de Chicago— facilitarían perspectivas teóricas y contribuciones documentales que abrirían la posibilidad de seguir enriqueciendo nuestro conocimiento de la relación entre la vida y la obra de nuestro admirado novelista. Estas contribuciones y las más específicas consignadas en las comunicaciones que sobre el tema se leyeron han de ser, a partir de este Congreso, referencias inexcusables en la inextinguible bibliografía crítica dedicada a don Benito Pérez Galdós. Un balance de datos biográficos y de escritura literaria fundidos en el tejido de una ―vìscera humana‖ que nos sigue incitando —como postulaba Ortega— a los lectores. En último término, Poesía y Verdad, como quería Goethe.