UNA RAMA DE LA FAMILIA GALDÓS EN CUBA:

GENEALOGÍA E INFLUENCIA

Frederick A. de Armas

En los archivos de mi familia he encontrado por lo menos dos versiones de un árbol genealógico de los Galdós. Y allí se hubieran quedado si no fuera por una conversación que tuve con Germán Gullón cuando me invitó a dar una charla en Ámsterdam. A él (y a mi madre) les debo mi renaciente curiosidad por Galdós y sus descendientes. La versión más completa del árbol comienza una relación minuciosa de una rama de los Galdós en el siglo XVIII y llega aproximadamente a la década de 1950. Aunque incluye al muy mencionado tío de Benito Pérez Galdós, José María de Galdós y Medina, el árbol se enfoca más en los descendientes de otro tío de don Benito, Domingo de Galdós y Medina, quien también pasó de Canarias a Cuba. En la isla caribeña, don Domingo originó toda una rama de la familia Galdós. En este ensayo se repasará brevemente esta menos conocida línea de los Galdós en Cuba. No lo hago como conocedor de la vida y obra de Galdós —pues en realidad soy cervantista.1 Lo hago con el afán de mejor conocer mi familia. Después de subrayar algunos aspectos del árbol, pasaré a estudiar en más detalle a dos de sus más recientes miembros, para mostrar como don Benito ejerció una gran influencia en sus vidas y sus escritos. Terminaré con un breve fragmento de una novela que también se encuentra en estos archivos. La comenzó a escribir Ana Galdós en La Habana en la década de los cincuenta. El título es El abra del Yumurí, y en ella se puede observar cómo la autora trata de imitar técnicas novelísticas de su famoso antepasado.

ÁRBOL GENEALÓGICO

¿Quién es el autor de este árbol? No lo sé. Posiblemente haya sido encargado por mi abuelo. ¿Ha ido creciendo el árbol, en varias etapas, es decir, se han añadido generaciones una a una? Tampoco lo sé. Lo que sí puedo afirmar es que a este árbol genealógico mecanografiado en los años cincuenta y copiado varias veces, le precede una información de nobleza, de la cual sólo poseo parte del último párrafo. Es muy probable que tenga relación con la Información hecha a petición de Domingo de Galdós y Alcorta ―en unión con su hermano mayor don José María, residente a la sazón en Madrid, y de otro hermano menor, don Asensio Isidro ausente en Indias de su Majestad‖ (Camacho, 1973: 585). La sentencia fue favorable y aprobada por la junta de Guipúzcoa en 1774. Así fue utilizada por Guillermo Camacho y Pérez Galdós en su ensayo de 1973 sobre la ascendencia de los Pérez Galdós. En el árbol de mi familia se lee bajo Domingo de Galdós y Alcorta, algo parecido pero con notables diferencias: ―En unión de su hermano José María, y con poder de su otro hermano, Asensio Isidro, hizo Información de Nobleza, la qual se llevó a cabo el 16 de Febrero de 1787 en Madrid‖. Tenemos, pues, una divergencia de lugar y de fecha entre las dos Informaciones hechas por los mismos familiares.

En la sección que parece haberse añadido a la información, leemos: ―Establecido uno de sus miembros en Canarias al finalizar el siglo XVIII, algunos de sus descendientes pasaron a Cuba en la primera mitad del siglo pasado‖. El miembro de la familia que pasó a Canarias fue entonces Domingo Galdós y Alcorta, abuelo de Benito Pérez Galdós.2 Uno de los hijos de Domingo fue José María, quien ha suscitado tanto interés. En el árbol que presento se declara que ―casó con doña Adriana (Adrienne) Tate, natural de Washington‖. También se apunta que

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tuvieron como hija a ―Doña Josefa de Galdós y Tate, que casó con don Pablo Ignacio de Galdós y Mesa‖. Claro que un árbol genealógico, aun tan detallado como éste, no puede dilucidar situaciones familiares complejas. Estudiando Lo prohibido, Paciencia Ontañón relaciona al protagonista con el José María del árbol:

La señora Galdós [la madre de don Benito] tenía un hermano muy de su predilección, cuyas virtudes señalaba constantemente a sus hijos para que siguieran sus pasos y sus enseñanzas. Su nombre fue José María, el mismo del protagonista de Lo prohibido… José María Galdós fue un hombre muy atractivo, experto en conquistas femeninas… (Ontañón, 1992: 266).3

En Lo prohibido José María se convierte en el seductor de sus primas Eloísa y Camila. De la misma manera, podemos pensar en José María de Galdós y su relación con Adriana Tate. Y, como explica Pattison, Adriana no es natural de Washington, como se lee en el árbol, sino de Charleston en el estado de Carolina del Sur. Puede ser que utilizare el nombre de Washintgon para ocultar sus relaciones con José María y también para oscurecer la paternidad de su hija (Pattison, 1986: 22).

Sigamos ahora a otro tío del escritor, Domingo de Galdós y Medina, quien se estableció en Cuba, viviendo, según el árbol genealógico de la familia, en Villa Clara y en Cifuentes. Entre sus cuatro hijos se encuentran: Pablo Ignacio que casa con la hija de Adriana; y Domingo Antonio de Galdós y Mesa, primo hermano de don Benito. Este casa con doña Amalia Belzaguy y Sanabria, y tienen siete hijos. Entre ellos se encuentra Domingo de Galdós y Belzaguy, mi abuelo. O sea que mi bisabuelo, Domingo Antonio de Galdós y Mesa, es primo del novelista, mientras que su padre, Domingo de Galdós y Medina es tío (por parte de madre) de Benito Pérez Galdós.4 Fue él quien pasó a Cuba, estableciendo esta rama de la familia Galdós. Debido a los estudios de Camacho, Pattison, Beyrie, Ortiz-Armengol y muchos otros, sabemos que hay otras ramas cubanas.5 Es bien sabido que varios tíos de don Benito, al igual que tres de sus hermanos, estuvieron en Cuba.6 Pero es la rama que desciende de Domingo Galdós y Medina de la que tengo algún conocimiento. Estudiemos con más detalle a dos de los últimos descendientes, en busca de cómo don Benito pudo impactar sus vidas y sus obras.

DOMINGO DE GALDÓS Y BELZAGUY (1873/6 – 1952)7

Como constatamos en el árbol genealógico, Domingo nació en Macuriges el 24 de abril de 1876 (aunque otros documentos especifican 1873) y falleció en La Habana el 3 de marzo de 1952.8 Salió de Cuba muy joven para cursar sus estudios en Los Ángeles y luego en Francia.9 Puede que sea en Los Ángeles donde se haya casado con su primera esposa, Ernestina Duque. En la versión inglesa del árbol el nombre de la esposa es Luisa Duque.10 Según indican los apuntes en el árbol genealógico: ―Iniciada la guerra de independencia, Martí no le permitió luchar con las armas en la mano por entender que por ello no superaría su labor por la causa desde la dirección del mencionado periódico‖.11 Se trata de su puesto como director de La Estrella de Panamá.12 Vemos, pues, que como su antepasado don Benito, Domingo se dedica al periodismo en su juventud.13 Pero, mientras que Pérez Galdós, en cierto momento, trabajó para El Debate, periódico integrista, es decir, ―intransigente con la creciente corriente autonomista…con respecto a Cuba‖ (Ortiz-Armengol, 2000: 130), dos décadas más tarde, Domingo escribía a favor de la independencia.14 Claro que el mismo Pérez Galdós desarrolla ideas más liberales y utiliza, por ejemplo a Sánchez Botín en Lo Prohibido para desvelar ―una política hacia Cuba basada en la rapiña y el robo‖ (Pérez Galdós, 2001: 27).

Terminada la guerra, Domingo Galdós pasó a Cuba. La versión del árbol genealógico explica que ―convenció a Sir William Van Horne de construir un ferrocarril de Santa Clara a

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Oriente no solo por lo que significaba de progreso, sino que por ello contribuía a la solidificación de la unidad política cubana‖.15 Todos los escritos que he encontrado coinciden en que fue ―Presidente del ferrocarril del Norte de Cuba, Vicepresidente de la Cuban Company y Vicepresidente ejecutivo de los Ferrocarriles Consolidados de Cuba‖ (Posadas).16 Esto fue posible debido a que, mientras que los Ferrocarriles Unidos conservaban una administración exclusivamente británica, los Ferrocarriles Consolidados, ya para la década de 1920 incluía a cubanos en la mayoría los puestos administrativos (Zanetti, 1998: 383-84).17 Parece ser que don Domingo continuó de Vicepresidente hasta 1942.18 Podríamos preguntarnos si el ferrocarril influyó en los escritos de don Domingo. Ya hace tiempo, Joaquín Casalduero apuntó la importante presencia del ferrocarril en Galdós, el símbolo del cambio, del dinamismo, del ―portento científico‖ (Casaduero, 1979: 20). ¿Lo representaría don Domingo de manera similar?

Al igual que a don Benito, el arte le fascinaba a Domingo. Mientras que el primero hizo crítica de arte, su sucesor se convirtió en coleccionista.19 Aunque dejó de escribir para dedicarse a los ferrocarriles, nunca dejó de leer y su biblioteca contenía, según afirmaba él, todas las obras de Pérez Galdós, muchas de ellas en varias ediciones. Todos estos libros permanecieron en su cada en la Avenida de los Presidentes esquina a 15 cuando el último miembro de la familia partió para los Estados Unidos en 1961.

De su segunda esposa tuvo Domingo ocho hijos, entre los cuales, los dos que se acercaban más a su pensamiento escéptico y anticlerical eran Eugenio y Ana. No tengo copias de los escritos de don Domingo, aunque espero investigar este aspecto de su vida. Sabemos que Pérez Galdós publicó como serie en la Revista de España dos de sus primeras novelas, La sombra (1870) y El audaz (1871). Puede que nos sorprenda alguna obra de ficción entre los escritos de Domingo Galdós. Lo que sí puedo asegurar es que en ellos, además de encontrar un anhelo independentista, se hallarían ecos de lo que Pérez Galdós escribió a Pereda en 1876, a raíz de la controversia sobre Gloria: ―En mi está arraigada la duda de ciertas cosas que nada me la puede arrancar. Carezco de fe, carezco de ella en absoluto‖ (Ortiz-Ormengol, 2000: 175). Los otros seis hijos de Domingo estarían de parte de Pereda y seguían el ejemplo de la esposa de Domingo, María Betancourt. Mientras la familia iba a misa los domingos, Domingo, con Eugenio y Ana, leían escritos de Krishnamurti o de Pérez Galdós. En la familia todavía se cuenta la historia de cómo, al enterarse de que una de sus hermanas había decidido entrar en un convento, don Domingo, muy anticlerical, le dijo que era una pérdida de tiempo y que no la vería jamás si seguía con su intento.20 Y esto parece haber ocurrido. Su hermana, según una leyenda familiar se dice que, cuando monja, fue guiada de la Virgen, y descubrió un árbol para curas milagrosas. Isabel Galdós, una de las hijas de Domingo y María, llevó un recorte de la planta cuando salió de Cuba y de allí creció un arbusto, que estuvo tras su casa en Miami por mucho tiempo.

ANA MARÍA GALDÓS BETANCOURT (1913)

Ya que Domingo Galdós reverenciaba las obras de don Benito y tenía un despacho con lo que él afirmaba eran todas las obras de Galdós, no debe de sorprendernos que su hija, Ana Galdós, se interesase por la escritura. En vez de escribir para periódicos, ella escribió para revistas una vez establecida en la Florida.21 También publicó un libro ensayístico sobre la mitología clásica. Entre otros viejos papeles, en los archivos de casa su casa en Fairfield, Iowa, se hallan fragmentos de una novela que ella había comenzado cuando joven en Cuba y que se sitúa en la Habana a finales de la década de 1950. Ya que ella era lectora de Pérez Galdós, e incluye por lo menos una alusión al escritor en su novela, no debe sorprendernos que use algunas de sus técnicas narrativas.22 Al principio de la obra, titulada El abra del

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Yumurí, la protagonista, Carolina Vivez, tiene un sueño en el cual observa una pintura que le fascina de tal modo que desea encontrarla en la realidad:

El cuadro… sì, el cuadro habìa de encontrarlo de tal y mas cual medida y debìa representar un paisaje apropiado para decorar el salón de su casa de veraneo. Y el pensamiento de Carolina Vivez seguía fijo en una idea fija. Como tema principal debía hacer gala una resquebrajadura de la tierra en medio de la que apareciera una masa compacta de agua de río, de mar o lago, atrayentes como para caminar con fe sobre ellas. Tal era el efecto que Carolina se empeñaba produjera en ella el cuadro que buscaba. ¿Por qué? ¿Qué afán era ese?

Ahora bien, el cuadro descrito por Carolina se basa en una inmensa pintura que colgaba en la sala de la casa de los padres de Ana Galdós en La Habana. No debe de sorprendernos que ella utilizara en su inédita novela alusiones al arte e incluyera la técnica de écfrasis (la descripción de un objeto de arte dentro de una narrativa) ya que estos son elementos usados frecuentemente en las novelas de Galdós. Don Benito había sido crítico de arte y así podía muy bien escoger obras apropiadas para ciertos momentos de sus obras.23 Recordemos cómo en El amigo manso (1882) (una de las obras más cervantinas de don Benito),24 el protagonista, para recalcar el mal gusto de doña Cándida, menciona la ―media docena de cuadros sin mérito, que a todos los de la casa parecieron admirables‖ (Pérez Galdós, 2001: 228). En La incógnita (1890), Cisneros comenta sobre ―el místico Giotto y el aventurero Benvenuto Cellini‖ (Pérez Galdós, 2004: 191), y también sobre Fra Angelico y Mantegna (Pérez Galdós, 2004: 192-93).25 Y, en Lo prohibido (1885),26 tenemos una doble écfrasis.27 Eloísa muestra:

las riquezas de su bien puesta casa a través de dos preciados retratos. El primero es de un viejo pobre que ―nos miraba con displicente miopía, ofendido y cargado de nuestro asombro. Porque no vi jamás pintura moderna en la que el Arte suplantara a la naturaleza con mas gallardía‖ (Pérez Galdós, 2001: 257).

La segunda pintura sorprendía de igual manera pues la dama: ―Sin duda iba a dirigirnos la palabra. Nos sonreíamos con su sonrisa‖ (Pérez Galdós, 2001: 257).28 Vemos como Ana Galdós imita a su antepasado utilizando no sólo la écfrasis, sino también una cierta continuidad entre el arte y la realidad narrada.

Mientras que los retratos de Eloísa parecen conversar con el espectador, el cuadro de Carolina parece hacer posible lo imposible —caminar sobre el agua y encontrar algo soñado en el mundo real. Creo que bien se podría escribir un estudio sobre la influencia que ejerció Lo prohibido en El abra del Yumurí pues las obras tienen muchos más elementos en común.29

Ya hace más de cincuenta años, William Shoemaker afirmó que: ―The dream is one of the most familiar devices in Galdós‘s fiction. There is scarcely a novella or an episode that does not have at least one dream‖ (Shoemaker, 1948: 48). Esta noción ha sido desarrollada por numerosos estudiosos tales como Joseph Schraibman, Ángel Manuel Aguirre y Ricardo Gullón. Este último explica:

los sueños y cuanto pertenece a ese mundo se proyectan sobre la vida, de doble manera, que tanto se refiere al comportamiento inmediato de la persona, como a una influencia más remota ejercida sobre los sentimientos y, por consecuencia, sobre actos ulteriores inspirados por las emociones (Gullón, 1978: 164).

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Esto es justamente lo que hallamos en los fragmentos novelísticos de Ana Galdós. La separación entre sueño y realidad se borra. El sueño se hace parte de la realidad y se convierte al mismo tiempo en técnica anticipatoria y profética. Si desciframos su significado, podemos comprender mejor al personaje y sus circunstancias presentes y futuras, así como en Marianela y en Fortunata y Jacinta tenemos un sueño anticipatorio del desastre.30 La pintura/sueño de El abra del Yumurí, con sus aguas tan tranquilas apunta a la muerte y a la tormenta que subyacen en el paisaje. Pues fue en tal lugar donde ocurrió, como se deduce de otro fragmento de Ana Galdós, un evento desastroso. Todas estas diferentes formas de narrar y describir crean una caja china donde el arte está dentro del sueño, y éste dentro de la novela. Lo mismo ocurre en Doña Perfecta. Un ―inseguro sueño‖ de Rosario desfigura una acción ya ocurrida, dándole un tono premonitorio que ―le infundía miedo‖. Ella observa dentro del sueño a tres personajes convertidos en obras de arte: ―El tío Licurgo y los otros tres se le presentaban como figuritas grotescas. Ella había visto, en alguna parte, sin duda en los muñecos de barro de las ferias, aquel reír estúpido, aquellos semblantes toscos...‖ (Pérez Galdós, 2006: 242-43). Según Peter Bly, Pepe, amante del arte, es destruido por figuras grotescas (Bly, 1986: 145). En El abra del Yumurí Carolina también esta enamorada de una pintura y también es amenazada por figuras grotescas. Hay quienes ven en este pasaje de Doña Perfecta distorsiones visuales que adelantan las que mas tarde caracterizara las pinturas y el cine de esta escuela [expresionista] (Pérez Galdós, 2006: 242, nota 537). Si la narrativa de Galdós se proyecta hacia el futuro, el texto de Ana Galdós recuerda las técnicas galdosianas, que pueden abarcarse dentro de la metaficción tal como ha sido descrita por estudiosos tales como John Kronik y Hazel Gold. Es a través de esta técnica de cajas chinas como los personajes cobran una vida casi independiente, al estar expuestos a todo un mundo de sueños, de arte, de premoniciones y distorsiones, sean estas grotescas o míticas.

En conclusión, lo que ha intentado hacer en los últimos minutos —un descendiente de don Benito Pérez Galdós hoy ante ustedes, es mostrarles cómo don Benito sigue ejerciendo gran influencia en la vida y en la obra de miembros de la familia incluso en los que, como Ana Galdós, todavía sigue entre nosotros, a gran distancia de Canarias y en un Iowa que tan lejano parece de estas tierras.

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NOTAS

1 Mi único ensayo sobre don Benito lo escribí para un periódico cubano cuando tenía apenas once o doce años. Es un ensayo sobre el primero de los Episodios Nacionales, Trafalgar. Apareció en El Diario de la Marina en La Habana, Cuba entre 1957 y 1958 si mal no recuerdo.

2 Como bien sabemos, fue Secretario de la Inquisición en Las Palmas, y casó con doña María de la Concepción Medina, de quien tuvo cinco hijos. Sobre Domingo Galdós y Alcorta véase el estudio de Joaquín Artiles.

3 Paciencia Ontañón describe a José María utilizando las palabras de Jacques Beyrie: ―en un mot, le seducteur d‘Adrina Tate, qui abatí donné la vie a Sisita‖ (Beyrie, 1980: 104). Añade aquella: ―La señora Tate había llegado a Canarias a causa del matrimonio de su hija con Domingo Pérez Galdós (el mayor de la familia), y más tarde, su hijo varón, José Hermenegildo, se casó con Carmen Pérez Galdós‖ (Ontañón de Lope Blanch, 1992: 266).

4 Mi nombre no aparece en el árbol genealógico que poseemos en español, pero sí fue añadido en la traducción al inglés. En Estados Unidos, cuando llegó el momento de nacionalizarnos, mi familia tradujo mi nombre a Frederick; dejó fuera el apellido de Galdós pues no se utilizaban segundos apellidos en Estados Unidos; y alfabetizó mi primer apellido bajo la ―d‖ ya que de otra manera habrìa confusiones en inglés. Por su parte, mi madre, Ana Galdós, también elimina su segundo apellido, aunque luego lo retoma cuando publica poemas y un libro.

5 Refiriéndose, por ejemplo a Don Domingo Pérez Galdós (1824-1870), escribe Camacho: ―En febrero de 1847 solicitó licencia para hacer viaje de ida y vuelta a la isla de Cuba con objeto de restablecer su salud, pero luego obtuvo permiso de estancia, con sucesivas prórrogas. Allí vivían dos hermanos de su madre: don Manuel de Galdós, abogado de la Real Audiencia de La Habana, y el licenciado don José María de Galdós, que llegó a ser asesor militar de la Comandancia del Departamento del Centro, con residencia en la Trinidad. Y allí en la Trinidad, casó don Domingo con doña Magdalena Hurtado de Mendoza y Tate. En unión de esta señora y de su madre viuda, Adriana Tate, vino a Las Palmas en marzo de 1850 para fijar en esta ciudad su residencia definitiva‖ (Camacho, 1973: 15).

6 Ignacio estuvo en el ejército en Santo Domingo y en Cuba, En Santiago casó con María de la Caridad de Ciria y Vienent. Luego regresó a España donde fue gobernador militar de Santander (1879-81) y de Gran Canaria (1882-91) (Camacho, 1973: 592-93). Sebastián ya en 1873 está en La Habana (Camacho, 1973: 590). Y ya hemos mencionado a Domingo.

7 De los siete hijos de Domingo de Galdós y Mesa, Domingo de Galdós y Belzaguy parece ser el más joven, pues aparece como último en el listado del árbol familiar, aunque esto puede ser simplemente conveniencia, para así continuar con sus descendientes. Sabemos que su hermano, don Juan Manuel de Galdós fue ―Coronel del Ejercito Libertador de Cuba y Senador de la República‖.

8 Macuriges, pueblo de la provincia de Matanzas. En www.calendariocubano se dice que Galdós nació en Pedro Betancourt. Este es simplemente el nuevo nombre del pueblo que en 1899 ya contaba con 10,900 habitantes y en 1907 con 13,044 (Olmstead y Gannett: 1909, 133).

9 ―Estudió ingeniería y comercio en Estados Unidos, completando su formación en Francia. A su regreso se empleó en la Compañía de los Ferrocarriles Unidos de La Habana, pasando después a los de México‖ www.calendariocubano.com.

10 Puede que durante sus estudios en Francia haya sido el momento en que ejerció el cargo de corresponsal de la Agencia Havas en París. Pasa a Cuba donde trabaja en los Ferrocarriles Unidos y luego en los de México.

11 Se escribe que fue taquígrafo del Senado Americano donde, según un articulo: ―sirvió el pensamiento de Martí, honrándose con la amistad del Apóstol, de don Tomas Estrada Palma y don Gonzalo de Quesada. La junta revolucionaria de New York lo señala como el que llevo el mensaje a Estrada Palma con iguales honores que ‗el que llevo el mensaje a Garcìa‘ Teniente Andrew S. Rowan‖ (Galdós y Van Horne).

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12 También fue corresponsal de la United Press para Centroamérica, Venezuela, Colombia y Ecuador.

13 Sabemos que Galdós, entre 1862 y 1874 contribuyó a una serie de periódicos y revistas en Madrid. Ortiz-Armengol escribe: ―La desbordante actividad de su juventud capaz y ambiciosa movía a Benito a tener pie en varias plataformas —en La Revista de España, en La Guirnalda, además de en Las Cortes— pero se apartó desde aquel enero de 1869 de Las Novedades‖ (Ortiz-Armengol, 2000: 115). Roger L. Utt ha escrito un magnífico ensayo donde muestra una tabla de estas contribuciones.

14 Don Benito también y se preocupaba por su hermano Ignacio que luchaba en Cuba en los años setenta (Ortiz-Armengol, 2000: 130).

15 Por otra parte, en el artículo sobre Van Horne leemos que fue: ―director de los ferrocarriles de Ecuador y compañero de William Van Horne en la atrevida empresa ferroviaria acometida por el magnate canadiense para llevar la luz de la civilización, de la rapidez y del progreso a las provincias más orientales de Cuba‖.

16 Como explica Zanetti, Cuban Company y Ferrocarril del Norte de Cuba llegaron a formar parte de los Ferrocarriles Consolidados (Zanetti, 1998: 381).

17 Según Zanetti, este importante desarrollo tecnológico en Cuba no tuvo el mismo efecto que los ferrocarriles de Estados Unidos o de Europa, ya que en Cuba el ferrocarril se alineaba estrechamente con la industria azucarera. Aun así, como hemos mencionado, la dirección de estos ferrocarriles pasaban a manos de ciudadanos de Cuba.

18 ―And when Galdós retired he was succeeded by Gustavo Pellón, an official from Ferrocarril Norte de Cuba who, in the late 1940s, managed to attain considerable power in the railroad system‘s leadership‖ (Zanetti, 1998: 384).

19 Ya en 1862 participó en una Exposición Provincial de pintura con tres obras suyas (Ortiz-Armengol, 2000: 47).

20 Se trata de Ana de Galdós y Belzaguy, que como explica el árbol ―es religiosa‖.

21 Ana Galdós Betancourt nació en la Habana y recibió diploma de ―delineante‖ en 1949. Estudió literatura en Niza, Francia y luego pasó a Estados Unidos en 1960. En Fort Lauderdale fue la directora artística de la revista Sun Colony. También participó en revistas tales como The Boulevard Magazine, Unidad Latina y News/Noticias. También en Fort Lauderdale enseñó en Prospect Hall College y luego fundó su propio colegio, Bilingual Studio I (1980). Para su biografía véase: Gifford, One Thousand Great Americans, 243.

22 ―¿Ha leìdo usted el Quijote?‖

―Romántica ironìa‖

―Compárelo con Nada —no me dirá usted que no ha llegado a Cuba… Me quedo con Carmen Laforet. Y en el medio Galdós‖.

23 Peter Bly ha estudiado a Galdós como crítico de arte. Muestra, por ejemplo, como en La Nación el escritor estudia la Mona Lisa de da Vinci y la Lucrezia de Andrea del Sarto donde la belleza rompe con los preceptos (Bly, 1986: 14); en La prensa muestra como no se opone a la pintura histórica: ―painters should select their subjects from contemporary history, with which they are more directly familiar‖ (Bly, 1986: 21); y en sus viajes explica cómo El juicio final de Miguel Ángel: ―is a radical interpretation of a traditional subject: the artist has challenged Nature and changed its laws according to his own whim; yet in the process he has succeeded in creating a work of artistic beauty‖ (Bly, 1986: 23).

24 El protagonista se encuentra en el nexo entre la realidad y la ficción tal como el caballero manchego; y reconoce sus tendencias quijotescas a través de la obra: ―Con todos hablé y todos se transfiguraban a mis ojos, que, cual los de Don Quijote, hacían de las ventas castillos‖ (Pérez Galdós, 2001: 240). También en Doña Perfecta tenemos aspectos del Quijote, tales como el uso de la interrupción (Pérez Galdós, 2006: 91) y el uso del término ―quijotadas‖ para aventuras románticas extravagantes (Pérez Galdós, 2006: 276). En Lo prohibido hay repetidas menciones al Quijote (Pérez Galdós, 2001: 138, 152, 199).

IX Congreso Internacional Galdosiano

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25 Por su parte, Cornelio Malibrán discute con Orsini, supuesto experto del arte de ―las escuelas italianas anteriores a Rafael‖ (Pérez Galdós, 2004: 193). Debaten cuáles son superiores, las pinturas de Masaccio o las de Pinturicchio (Pérez Galdós, 2004: 196-98).

26 En la novela también hay menciones a la pintura del siglo XVII (Pérez Galdós, 1885: 241) y del arte decimonónico (Pérez Galdós, 2001: 206).

27 El primer retrato fue pintado por Francisco Domingo (1842-1920), mientras que el segundo es de Emilio Sala (1850-1910). Explica Alfieri: ―La descripción de los retratos de Domingo y de Sala que expone Eloísa en su salón nos convence que realmente los había visto Galdós y que conocía muy bien la técnica de los dos artistas. Estos retratos —un cesante de Domingo y una chula de Sala— pertenecen a la escuela naturalista y por eso mismo los estima Galdós que también incorpora en sus obras las tendencias del naturalismo‖ (Alfieri, 1968: 80).

28 Al releer a Pérez Galdós para este ensayo me he dado cuenta de la gran influencia que ha tenido en mí sin darme buena cuenta de ello. No sólo sigue Galdós técnicas cervantinas y yo me dedico al estudio del novelista aurisecular, sino que estudio el arte, la técnica de la écfrasis en Cervantes. Véase mi Cervantes, Raphael and the Classics y Quixotic Frescoes.

29 Se podría estudiar, por ejemplo: La presencia de elementos autobiográficos; la tensión entre lo católico y lo erótico; la caracterización de un don Juan (José María y Frank Freitas), la importancia del arte para Eloísa y Carolina, la oposición entre dos culturas (inglesa vs. andaluza en Pérez Galdós y americana vs. cubana en Ana Galdós), la fusión de Camila y Eloísa en la creación de Carolina; la onomástica cambiante; la importancia del libre pensamiento; la crítica de la alta sociedad y la ostentación y el deseo de gastar dinero, y la confusión entre sueño y realidad. Recordemos que entre el soñar y el despertar José María piensa que Eloísa es su esposa (2001: 190).

30 En Marianela, ella sueña que el joven Pablo no la va a amar más una vez que sea operado de su ceguera. En Fortunata y Jacinta, Luisito le cuenta un sueño a su abuelo Villaamil, en el cual la deidad lo está esperando. Al enterarse del sueño, el abuelo de Luisito se suicida.