Editorial

Foto de portada: Desnudos

Sumario

Russian Hamlet

Una obra que da cuenta de la independencia creadora de

la compa–’a del core—grafo ruso Boris Eifman

Desnudos

Una comedia sobre el Žxito, el mundo del cine, las relaciones

de pareja... y sobre hombres que se desnudan

Nadie es perfecto

Una historia de amor que arrancar‡ las carcajadas del

pœblico

Carmen, Carmela

Antonio Canales y Miguel Narros firman la adaptaci—n

flamenca de la popular —pera de Bizet

A ojos cerrados

La liberadora y seductora fantas’a de la compa–’a Ananda

Dansa nos abre la vista

El precio

Teatro que indaga en los dramas familiares sustentados

sobre el resentimiento, la culpa y la autocompasi—n

La vida es ritmo

La Camut Band y el derroche de sus sonidos y bailes,

asombrar‡n al pœblico del Cuy‡s

Navidad en el Cuy‡s

Historia del Teatro Cuy‡s

Concluye la mirada retrospectiva a la historia del teatro

Avance

La profunda renovación y la voluntad de

independencia creadora que el coreógrafo

soviético Boris Eifman deseaba emprender,

estaban en contra de las estrictas reglas y

normas que la larga tradición del

academicismo había impuesto en su país.

Eifman, para quien el arte verdadero comienza

más allá de las palabras, impulsó, con la firme

convicción de modificar esa historia, su propia

compañía en 1977, un proyecto artístico que

con los años se ha consolidado, a juzgar por

la crítica especializada, como la mejor

compañía de ballet que existe hoy por hoy

en Rusia.

En las dos únicas actuaciones en el Teatro

Cuyás, el Eifman Ballet Theatre ofrecerá su

espectáculo denominado Russian Hamlet (El

hijo de Catalina la Grande), integrado por

piezas de Ludwig Van Beethoven y Gustav

Mahler. Con escenografía y vestuario de

Vyacheslav Okunev y coreografías del propio

Boris Eifman, en el citado montaje se

manifiesta la búsqueda de la perfección que

siempre ha inspirado a este creador,

considerado el coreógrafo más creativo del

Kirov, que ha resistido a las corrientes y a

las modas para imponer su particular forma

de expresión. Según Boris Eifman, todo reside

en la estética, aunque la belleza formal del

gesto no es un fin en sí. Eso no significa que la

cualidad plástica de la coreografía sea menos

importante que el hecho de encontrar una

cierta intensidad dramática en las situaciones.

Creo sencillamente que no se puede entender

la belleza como una noción abstracta. Cuando

creo un movimiento es, por supuesto, con la

idea de crear una emoción, expresando un

sentimiento; y dicha emoción pasa

necesariamente por una necesidad estética.

El Eifman Ballet está integrado por cincuenta

bailarines y tiene su sede en un centro

coreográfico fundado por el Estado en la

ciudad de San Petersburgo. En la actualidad

es la única compañía en Rusia capaz de

producir una o dos creaciones por año a

pesar de las dificultades permanentes del

país, lo que constituye una prueba más de

la fuerza creadora de Eifman.

Desde 1990, la compañía viene realizando

giras internacionales por Alemania, Gran

Bretaña, África del Sur, Polonia, EE.UU,

Francia, España, Austria, Suiza, Turquía,

Holanda, Brasil, Grecia y Japón. En 1996 el

coreógrafo presentó, en los Campos Elíseos

de París, sus dos creaciones originales: Don

Quijote y Los Karamazov, ballet basado en la

novela de Fedor Mihailovich Dostoievski.

Ha tenido actuaciones memorables en el

Bolshoi de Moscú, teatro en el que ha

estrenado sus espectáculos Tchaikovsky, Los

Karamazov y La Giselle Roja, y en el New

York City Center, en donde en 1998 se presentó

con la última coreografía citada, una de sus

producciones más exitosas, que aborda la

vida de la célebre bailarina rusa Olga

Spessitseva. El maestro Eifman fue invitado

por la Ópera de Viena a realizar la coreografía

del Concierto de Año Nuevo de 2003.

La compa–’a que dirige Boris Eifman est‡ conceptuada hoy por hoy como la m‡s

importante de cuantas existen en Rusia

RUSSIAN HAMLET

EIFMAN BALLET THEATRE

Russian Hamlet

Direcci—n y coreograf’a: Boris Eifman

D’as 5 y 6 de Noviembre (20:30h.)

30

27

25

15

27

24

22.50

13.50

24

21.50

20

12

21

19

17.50

10.50

15

13.50

12.50

7.50

La acción del Russian Hamlet de Boris Eifman

tiene lugar en la Corte rusa a mediados del

siglo XVIII. Catalina es continuamente

humillada por las licencias libertinas de su

marido, el zar Pedro III. El Favorito de la

corte la ayuda entonces a organizar un golpe

contra el Emperador, mientras que el Príncipe

Pedro se convierte en testigo involuntario

del asesinato de su padre. El desarrollo de

los dos actos de este ballet es una sucesión

de intrigas palaciegas y luchas por el poder,

en donde la ambición humana emplea

incluso el asesinato para alcanzar sus logros.

En el acto primero Eifman presenta a los

personajes protagonistas de la obra: al joven

Príncipe Pedro, que se encuentra

desamparado entre los hipócritas cortesanos;

su madre, la inaccesible Emperatriz Catalina,

para quien el poder es indivisible, y su

Favorito, que sólo persigue acercar al Príncipe

a la depravación que vive la corte rusa.

Catalina decide que un temprano

matrimonio de su hijo puede alejar a éste

de la idea de heredar el trono. Se

desencadenan entonces las mentiras y las

traiciones para destruir el matrimonio de

Pedro, que ya en el acto segundo, confía en

la esperanza de verse algún día liberado del

poder de la Emperatriz, quien todavía

mantiene al heredero lejos de los asuntos

estatales.

Pedro, por primera vez decide hacer frente

a su madre. El fantasma de su padre, Pedro

III, rodeado por sus caballeros negros, llama

al heredero a la venganza. Durante un baile

de máscaras palaciego celebrado en la Corte

Real, tiene lugar una obra de teatro, en la

que tiene lugar la escena de la muerte de

un hombre a manos de su esposa y su amante.

La Emperatriz, contrariada por el detalle,

arranca furiosa la máscara al actor varón,

descubriendo que tras ella se esconde el rostro

de su hijo. Desde el asesinato del zar Pedro

III no hay paz en el alma de Catalina la

Grande.

En sus fantasías, el Príncipe heredero, lleva

a cabo la venganza deseada de su padre,

matando al Favorito de Catalina, instigador

de la muerte de su progenitor, por mediación

del fantasma de Pedro III. En el torbellino

de imágenes fantásticas, Pedro contempla a

su madre la Emperatriz, a quien no puede

asestar el golpe mortal con su espada.

Catalina está aislada, y por el trono de la

Corte ha debido pagar un precio muy alto:

está separada de su hijo por una pared de

odio que ella misma ha erigido, mientras

las sombras del Zar prosiguen acosándola,

torturándola, asfixiándola en su soledad.

Mientras, el Príncipe Pedro entiende que él

es sólo una sombra de sus sueños, un reflejo

de sus propias ilusiones.

UNA OBRA DE

AMBICIONES Y TRAICIONES

La compa–’a Profetas de Mueble Bar propone un viaje a los escolares por la esencia y las claves del teatro, desde sus

remotos or’genes en la Grecia cl‡sica a la Commedia dell'Arte

HISTORIA DE LAS TABLAS I

A lo largo de los siglos han existido dos

culturas teatrales: la cultura del texto y la

cultura de la escena. Formas que han crecido

en paralelo, con ritmos y formas distintas e

ignorándose frecuentemente, aunque a veces

convergen en un resultado que ha dado

origen a las manifestaciones teatrales que

hoy forman parte de la historia. El montaje

de la compañía canaria Profetas de Mueble

Bar, Historia de las tablas, regresa nuevamente

esta temporada al Cuyás con el objeto de

acercar al público escolar, y desde una

perspectiva pedagógica, el devenir histórico

del teatro occidental.

Mediante un recorrido por la esencia, origen

y evolución del teatro, esta historia de Profetas

se articula como un esquema dramático para

el desarrollo argumental y estético del

montaje del grupo, que integran Carmelo

Alcántara, Fernando Navas y Juan Ramón

Pérez. En una primera entrega, la compañía

canaria ha optado por desarrollar su montaje

alrededor de un viaje que va desde el teatro

griego a la Commedia dell’Arte italiana. Uno

de los objetivos primordiales de estas

funciones concertadas con distintos centros

escolares de Gran Canaria es que el espectador

perciba cómo el teatro ha sido un fenómeno

artístico muy imbricado con los tiempos; un

arte muy cercano a las vivencias personales y

sociales de las gentes y los pueblos; que el teatro

es el arte de la vida, que la representa de una

forma condensada, a veces de una manera

trágica, otras cómica, para contarnos, en

definitiva, cómo somos o por qué somos,

explican los miembros de Profetas de Mueble

Bar.

El hecho de trabajar con las formas teatrales

ha obligado a la citada compañía a concebir

un espectáculo lúdico, festivo, de celebración,

en el que el uso de las máscaras, el vestuario

y los textos, busca la belleza, el

entretenimiento, la emoción y el

pensamiento. El espacio funciona como una

imagen metafórica del propio título de la

obra, en la que se emplean, entre otros, textos

originales de Las Bacantes, de Eurípides, El

soldado fanfarrón, de Plauto y de El misterio

de las Vírgenes Locas y Prudentes. El elenco

de actores que figuran en el reparto de la

obra es el siguiente: José Damián, Silvia

Johnson, Luis Monzón, Elsa Plans, Cristo

Quintana, Enrique Román, José Luis Rubio

y Rubén Sobrino.

La compañía ha elaborado como

complemento a su montaje Historia de las

tablas, un cuadernillo destinado a profesores

y alumnos, a modo de herramienta de trabajo

para utilizarlo en las aulas tras la

representación de la obra.

HISTORIA DE LAS TABLAS I

Profetas de Mueble Bar

Funciones concertadas para escolares

D’as 16 y 17 de Noviembre (10.00h.)

Tras su exitoso musical La noche de Sabina,

estrenado la pasada temporada en el Cuyás,

la empresa canaria La Luciérnaga

Producciones cambia de género para

presentarnos Desnudos, una comedia actual

escrita por el popular cineasta y guionista

madrileño Roberto Santiago. Coproducida

por el Teatro Cuyás, la obra que dirige el

valenciano José Luis Sáiz, director entre otras

de la comedia Caníbales, de Nicky Silver, se

plantea como una historia inteligente y

disparatada, con grandes dosis de sofisticación

y elegancia. Con un reparto que ha

equilibrado la participación de actores

peninsulares como la actriz y cantante Charo

Reina o Javier Lago (conocido por sus

apariciones en series como Ana y los 7, El

Comisario o Médico de Familia), con el de

intérpretes canarios como Luifer Rodríguez,

protagonista de la comedia Boeing-Boeing,

o Álex García, protagonista de la serie

Compañeros, la obra de Roberto Santiago

nos cuenta la historia de una peculiar y

complicada relación, la que mantiene una

directora de cine novel con su productor, su

guionista y un joven actor.

Desnudos nos muestra la trastienda del

mundo del cine a través de la delirante

relación mantenida por este singular cuarteto

de protagonistas, que avanzan al público sin

pudor el intrincado vericueto del alma por

el que se mueven sus inquietudes, ambiciones

y fracasos sentimentales. Como señala José

Luis Sáiz, director de Desnudos, plantea

también una reflexión que produce carcajadas.

La obra está muy bien escrita porque tiene

las pautas clásicas de la comedia vista desde

una perspectiva contemporánea. En el fondo

el texto de Santiago aborda el tema de la

falsedad, de nuestra capacidad de mentir y

contradecirnos sin prejuicios. El lenguaje es

directo, espontáneo y joven, en el mejor sentido

de la palabra. Desnudos enlaza con las mejores

historias de la comedia de vodevil de siempre.

La trama de Desnudos tiene lugar alrededor

de Bilbao, una directora de cine que disfruta

del éxito tras el estreno de su primera película,

El clan. Atraviesa un momento dulce personal

y profesionalmente se siente el ombligo del

universo. Su relación con otros tres hombres,

su productor, su guionista y su actor

protagonista de su próxima película,

complican su existencia, posiblemente porque

su relación con ellos sobrepase lo

estrictamente profesional.

José Luis Sáiz asegura que reírse es un ejercicio

muy saludable, aunque muchos están

empeñados en acostumbrarnos a reírnos por

cualquier estupidez. Cuando la risa apela a

la inteligencia hablamos de otro registro. En

la obra de Santiago se habla de temas muy

actuales, que están en la calle y que el público

reconoce como cercanos. Se diseccionan las

pasiones y problemas que ocasiona la relación

estrecha de cuatro protagonistas de

personalidades muy distintas. Ese ejercicio

entretiene al público, porque en el fondo está

asistiendo en directo a un streaptease integral

de cada uno de ellos, concluye Sáiz.

LA TRASTIENDA DEL MUNDO DEL CINE AL DESCUBIERTO

DESNUDOS.

DESNUDOS

de Roberto Santiago

Direcci—n: JosŽ Luis S‡iz

Con Charo Reina, Javier Lago, çlex Garc’a

y Luifer Rodr’guez

Coproducci—n del Teatro Cuy‡s

D’as 25 (20:30h.), 26 y 27 (19:30h. y 22:30h.)

y 28 (19:00h) de Noviembre

18

15

13

11

16

13.50

12

10

15

12

11

9

13

11

9

8

9

7.50

6.50

5.50

La actriz sevillana de 44 años Charo Reina,

encarna a la directora Rosa Bilbao en el montaje

Desnudos. La también cantante, que pronto

empezará el rodaje en la ópera prima de Pérez

Tabernero, Vida y color, se manifiesta muy feliz

de formar parte en la última coproducción

del Teatro Cuyás y la Luciérnaga Producciones,

una comedia que se apresura a definir como

un delirante retrato no sólo del mundo que rodea

al cine, sino de las miserias que cada uno de

nosotros manifestamos cuando nos vemos sujetos

a los delirios de grandeza; cuando deseamos

aparentar y no nos aceptamos como en realidad

somos. Para la actriz, su personaje, Rosa Bilbao,

es una mujer insegura y egocéntrica, empeñada

en reconvertirse, como consecuencia de su

fulgurante éxito, en una sofisticada intelectual.

En el fondo es una mediocre insegura a la que le

encantan los hombres. Reina se apresura a

advertir que su personaje poco tiene que ver

con ella, salvo su gusto por el sexo masculino:

Ella es capaz de mantener una relación con tres

hombres a la vez, y yo sería incapaz, confiesa.

En la obra de Roberto Santiago, ese modelo

de mujer está estereotipado, según Charo Reina.

Lo que debemos hacer los seres humanos es

aceptarnos como somos, para aspirar luego a

mejorar lo que somos. Rosa Bilbao lleva todo a

los extremos y ese deseo esperpéntico y

estrambótico la pierde. Sus adicciones al batido

de papaya y sus manías trastocadas la hacen un

ser peculiar. La actriz y cantante cree que Roberto

Santiago ha logrado una ajustada fotografía

del mundo del cine y del espectáculo en

Desnudos. Desde que tenía catorce años estoy

vinculada a este mundo. He hecho de todo: cine,

televisión, canción, teatro, radio, doblaje de

películas... Este mundo convierte a los artistas

en seres terriblemente inseguros. Adoptamos la

personalidad de los personajes que interpretamos

y nos volvemos individuos desconectados muchas

veces de la realidad; perdemos la perspectiva y

vivimos la fantasía que otros nos imponen

pendientes siempre de un teléfono.

Charo Reina explica que está muy ilusionada

con este nuevo trabajo, después de su

participación hace dos años en la obra musical

Monjitas. Encontrarme con el teatro era ya para

mí importante. Es mi verdadero veneno. Desde

que leí Desnudos sabía que iba a ser algo especial,

y por ello renuncié a cuatro proyectos profesionales

que estudiaba en esos momentos. Tengo un

séptimo sentido y cada vez que me va a ocurrir

algo importante lo presiento. Con esta producción

lo he sentido. Desnudos va a suponer el

descubrimiento definitivo de Charo Reina para

el teatro, y la confirmación ante el público que

yo necesitaba.

Para la cantante y actriz, Santiago ha impreso

al texto mucha frescura ante todo. Esa frescura

y vitalidad imperó desde un principio en este

nuevo proyecto teatral de La Luciérnaga. Pedro

Martínez de las Heras, que dirigió a Reina en

la comedia Federica de Bramante y otras florecillas

del fango, fue quien presentó a Reina al

productor canario Santiago Gutiérrez. Hubo

un entendimiento desde el principio, afirma la

actriz. Quiero hacer teatro porque estoy

enamorada del teatro, y lo que deseo es seguir

creciendo en los escenarios porque estoy en

constante aprendizaje. Se define con orgullo

como una actriz cómica, porque adoro el rostro

del público sonriendo; que los espectadores se

rían conmigo, y porque deseo reivindicar la figura

del cómico, tan devaluado y maltratado en el

mundo del espectáculo. Quebrar tu voz mientras

fuerzas sobre el escenario una caricia, es mucho

más fácil que hacer reír al respetable. La gente

tiene una necesidad extraordinaria de sonreír.

Trabajo mucho con las sensaciones... soy mucho

de mirar a los ojos, soy mucho de piel, de tocar,

de palpar los ambientes para saber lo que la

sala demanda esa función.

De los tres hombres con los que comparte

escenario, de quedarse con uno, lo haría con

el guionista, que representa el amor más puro y

desinteresado. Representa la verdad por encima

del dinero. Mi marido me quiere porque no tiene

más remedio y porque al ser mi productor piensa

ganar mucho dinero conmigo. Su amor es

interesado, igual que el del actor joven, al que

interesa estar a mi vera porque soy una directora

de éxito y de fama, que podría encaminar su

futuro inmediato.

CHARO REINA

ENTREVISTA

Su versión teatral de uno de los mayores éxitos

del reciente cine español, El otro lado de la

cama, acaba de estrenarse con los parabienes

del público. El realizador y guionista madrileño

de 36 años de edad, Roberto Santiago, es el

autor del texto de Desnudos (finalista del Premio

SGAE de Teatro en 2002), una obra que extraigo

de mis propias experiencias, aunque no se trata

de un trabajo autobiográfico. Después de trabajar

en televisión y en cine durante varios años

escribiendo guiones y dirigiendo, tenía ganas de

contra ciertas cosas que acontecen en el mundo

del cine, comenta Santiago, que inició hace

cuatro años su andadura en el teatro como

director de un texto propio, Share 38, que

interpretaron Pepón Nieto y Santiago Ramos.

Lo que se cuenta en Desnudos está planteado

en clave de comedia, como excusa para hablar

de lo que uno siempre desea hablar, es decir, de

las relaciones humanas. Ésta no es una historia

sobre el cine, sino sobre relaciones de parejas y

sentimientos. En Desnudos aporto un pedacito

de mi corazón y mi alma. Para la puesta en

escena de esta nueva coproducción de La

Luciérnaga, el Teatro Cuyás e Imantes

Producciones, Roberto Santiago ha trabajado

mano a mano con José Luis Sáiz, director del

montaje. Los textos son vivos; cuando uno los

escribe siempre estás sujeto a que se transformen.

Juntos estamos puliendo día a día algunos detalles

para enriquecer la puesta en escena, explica el

guionista y director de películas y cortometrajes

como Lo mejor para los dos, El juego de la verdad,

Hombres felices, Ruleta, Citizen y El perfeccionista.

Roberto Santiago, que se encuentra actualmente

en proceso de montaje y postproducción de

su último largometraje El penalti más largo

del mundo, asegura que Desnudos es un texto

contemporáneo, más por su espíritu y su tono,

que por las situaciones divertidas y referencias

actuales que todos manejamos y que tienen que

ver con la televisión y el cine actual. Yo sé de

donde he bebido, y en la estructura clásica de

Desnudos, existen ciertos guiños a las formas

de David Mamet, o a la propuesta que Jasmina

Reza planteó en Arte. Esa mezcla hace que la

obra sea moderna y contemporánea; satisface

tanto al público más popular como al más exigente

con el último teatro que se produce. El guionista

madrileño avanza que el teatro me interesa como

espectador y lo afronto desde el ánimo de intentar

contar historias que a mí como espectador me

interesaran. Para un autor lo importante es que

las obras que escriba puedan representarse sobre

la escena. La escritura es un medio para lograr

un fin, que es que la obra sea vista y disfrutada

por el público.

Según Roberto Santiago, el dominio de la escena

y la energía que posee la actriz Charo Reina

encaja en la idiosincrasia de la protagonista de

la obra, Rosa Bilbao. Su capacidad de entrega y

su energía brutal son muy propias del único papel

femenino del reparto de Desnudos.

El guionista no está de acuerdo con los que

aseguran que la crisis del teatro español se debe

a la inexistencia de autores con talento capaces

de contarle al público cosas que le interesen.

Lo que hay es una crisis de falta de apuesta

económica por parte de las instituciones y los

empresarios, que en el noventa por ciento de los

casos no apuestan por los autores jóvenes.

Prefieren reponer clásicos y producir musicales

a apostar por un nuevo autor. Si no hay riesgo

por parte de la gente que tiene el dinero, los

autores que tienen talento es difícil que se vayan

a dedicar al teatro, concluye.

ENTREVISTA

ROBERTO SANTIAGO

Las posibles combinaciones que pueden

hacerse con la música de la más famosa

partitura de Bizet siguen siendo y son

innumerables, como lo son la cantidad de

artistas que, de una manera u otra, se han

acercado al mito de Carmen a través de la

música del compositor. Y no es de extrañar,

porque sin duda ha sido precisamente él,

quien mayormente ha contribuido a elevar

el personaje de la novela de Mérimée a esa

categoría de mito.

La inmensa popularidad de la ópera Carmen

la han convertido en algo más que una genial

obra musical, pasando a incorporarse al

patrimonio cultural de nuestro imaginario

colectivo, de ahí que la obra sea objeto de

innumerables revisiones y que siga contando

con el favor del público que constantemente

la reclama. Es tanto el entusiasmo que

despierta, que se presente en su formato

original de ópera convencional, en versión

concierto, en ballet o como quiera que fuere,

sigue suscitando el interés del espectador.

Sólo hay una condición para que esto sea

así: que permanezca siempre presente un

elemento imprescindible para el público: la

música de Bizet. Pocos compositores han

calado tan hondamente en el oído de la gente,

de ahí que para muchos creadores haya

constituido un reto el hecho de interpretarla

o de llevarla a escena. Es tanta la demanda,

que adentrarse en un nuevo montaje

constituye además de un riesgo importante

– por la responsabilidad añadida que supone

ofrecer algo nuevo en una obra tan

representada – un estimulante aliciente.

Ésta no es la primera vez que tengo ocasión

de acercarme al mundo de la danza, y siempre

que lo he hecho he comprobado que la esencia

del teatro no radica en el uso exclusivo de la

palabra, sino en la transmisión de la emoción

del personaje a través del intérprete, sea cual

sea el elemento expresivo que éste emplee

para contar la verdad de su personaje, que

es el fin último de nuestro trabajo.

Para esta nueva versión de Carmen hemos

contado con tres elementos a través de los

cuales queremos sintetizar la partitura de

Bizet: la danza, la guitarra y el teatro. En la

danza hemos puesto la esencia del drama

que en las figuras de Antonio Canales, Lola

Greco y Diego Llori, hacen innecesario el

uso de la palabra: en la guitarra, todo el lirismo

y la emoción de las melodías de Bizet en el

instrumento que más se acerca a nosotros;

y en el teatro, todo aquello que hace que la

obra musical cobre su máximo sentido

expresivo. De la fusión de todos nace nuestra

Carmen.

MIGUEL NARROS

Director de Carmen, Carmela

CARMEN, CARMELA

COMPA„êA ANTONIO CANALES

Direcci—n: Miguel Narros

Coreograf’a: Antonio Canales

Con Antonio Canales, Lola Greco y Diego Llori

D’as 10 , 11 (20:30h.) y 12 (19:00h.)

de Diciembre

24

21

18

15

21.50

19

16

13.50

19

17

14

12

17

15

13

10.50

12

10.50

9

7.50

Quiero tomar como punto de partida, en

esta nueva creación, el color y la luz del

movimiento teatral... Me gustaría trabajar

sin red, es decir: vaciar el espacio, dotarlo

de toda la profundidad que nos permita la

luz e iluminarlo para conseguir distintos

ambientes sobre la escena. Quiero hacer

patente la abundancia de matices a través

del color, recordando la tierra andaluza donde

se desarrolla la tragedia de Carmen, Carmela.

Del mismo modo, quiero teñir las telas del

vestuario y pintar los paños del escenario

de tal manera que armonicen con los fondos

y ambientes que se creen con la luz.

Me gustaría conseguir que cada acto fuera

un símbolo que reflejara el paisanaje donde

se desarrolla el trance y hacerlo mediante el

color. De esta manera, quedaría libre todo

el espacio para que formas, colores y

personajes crearan una sensación de contraste

que hiciera resaltar la danza y la melodía.

Debemos conseguir crear el color de nuestra

Carmen, Carmela, para contextualizar la

acción dramática y envolver los mensajes

musicales dispuestos por G. Bizet. Si lo

conseguimos, la empresa será perfecta si

además encontramos espacios, aún por

descubrir, donde mostrar nuestra visión

personal de esta obra universal.

El montaje de danza A ojos cerrados, creado

y dirigido por Rosángeles y Edison Valls,

representa un nuevo avance en la trayectoria

de Ananda Dansa, una compañía que siempre

ha sentido la necesidad constante de investigar

nuevas formas de comunicarse con el público

y de acercarse a él sin renunciar por ello al

alto nivel de exigencia artística que ha venido

imprimiendo a cada una de sus propuestas.

El público del Cuyás, que disfrutó en marzo

de 2002 de la anterior entrega, Toda una

vida, volverá a reencontrarse con esta

compañía valenciana cuya trayectoria se

resume, nada más y nada menos, que en más

de 20 años de trabajo constante, a lo largo

de los cuales han alcanzado 37 premios y

nominaciones nacionales e internacionales,

y han obtenido dos prestigiosos Premios MAX

en el apartado de Danza, como mejores

espectáculos.

A ojos cerrados está planteado como un

montaje irónico y divertido, alegre y sencillo

pero no trivial, que desarrolla el siempre

apasionante tema de nuestra relación con el

otro o la otra, así como los códigos que nos

distingue, las preguntas que nos unen y las

respuestas que nos dividen, todo ello sin

olvidarnos del recurso de la sensualidad, el

erotismo y la sexualidad como instrumentos

de eficaz relación. Articulado como una serie

de secuencias coreográficas unidas por un

hilo conductor, A ojos cerrados, aborda las

relaciones entre los sexos, con un tratamientomarco

muy concreto, y mostrado bajo un

punto de vista muy específico: el sentido

del humor. Toni Aparisi, Susana Rodrigo,

Fabrizio Meschini, José Giménez, Cristina

Fernández, Raquel Boti y Geles Alonso, son

los bailarines que protagonizan esta montaje

concebido en el Gran Teatre Antonio

Ferrandis de Paterna (Valencia), en el que

la compañía tiene fijada su residencia.

Ananda Dansa siempre ha utilizado la música

como una parte fundamental de su

dramaturgia. En algunos de sus anteriores

propuestas, la historia ha generado la música,

pero en el caso de A ojos cerrados, la compañía

ha seguido el proceso contrario: se ha partido

de las melodías concebidas en las décadas

anteriores a 1950, para crear las distintas

coreografías que componen este espectáculo

lleno de jazz. George Gershwin, Cole Porter,

Django Reindhart, Stéphane Grappelli...

Melodías sensuales y divertidas que aportan

al montaje una atmósfera de viveza y

erotismo, en consonancia con unas

coreografías que avanzan en la misma

dirección.

Aunque Ananda Dansa siempre ha

comenzado el proceso de creación partiendo

de un guión, un trabajo de investigación

literario o unos textos, ésta es la primera

vez que inician el proceso únicamente de

unas intenciones: el único guión ha sido el

modo, lleno de comprensión y de humor,

en que sus miembros han decidido hablar,

con el lenguaje de la danza, de los seres y de

sus distintas maneras de relacionarse. Sus

raíces dramatúrgicas han servido a la

compañía, no para elaborar un guión férreo

que sirviera las coreografías sino como una

estrategia de montaje. El resultado, un

espectáculo de danza contemporánea,

caracterizado por un lenguaje coreográfico

muy compacto y elaborado; unas coreografías

sólidas que desarrollan un abanico de

situaciones concretas en torno a una misma

temática.

A OJOS CERRADOS

... Para atrevernos a vivir y amar

A OJOS CERRADOS

COMPA„êA ANANDA DANSA

Creaci—n y Direcci—n: Ros‡ngeles Valls y Edison Valls

D’a 14 de Diciembre (20:30h.)

12

12

12

12

Tres monólogos escritos en clave de comedia

por los autores canarios Félix Sabroso y

Antonia San Juan, y la norteamericana

Dorothy Parker, este último adaptado por

Rodolf Sirera, han sido la base de las tres

coreografías que integran la creación A ojos

cerrados. Tres textos interpretados en directo,

pero no desde los cánones de la interpretación

actoral, sino de la organicidad de la danza.

Tres textos en los que la palabra se convierte

en música, del mismo modo que el ritmo y

la cadencia de esas mismas palabras se

consolidan en el tempo coreográfico. Tres

momentos de danza en un contexto total

de doce secuencias coreográficas que nos

ofrecen una nueva alternativa: viajar de un

universo textual a un universo sonoro y

coreográfico.

DANZA DE TEXTO

Estrenada hace tres décadas por el novelista

norteamericano Arthur Miller, El precio, uno

de sus textos menos conocidos en España,

llega al Teatro Cuyás en una cuidada

producción que firma el director de escena

argentino Jorge Eines. Hasta la fecha, han

disfrutado de esta pieza del más famoso de

los dramaturgos norteamericanos de

posguerra, más de 93.000 espectadores en

las más de 200 representaciones que se han

desarrollado por toda la geografía nacional.

La obra, que ofrece un intenso relato sobre

la relación entre los hermanos Franz que,

tras dieciséis años sin hablarse, odiándose

en silencio y reprochándose mutuamente el

dolor de las heridas que la Gran Depresión

Americana de 1929 produjo en el seno de

su familia, se reencuentran para solventar la

venta del mobiliario de la casa paterna, reúne

sobre la escena a Juan Echanove, Helio

Pedregal, Rosa Manteiga y Juan José Otegui,

cuatro estupendos actores que hacen de esta

pieza un certero retrato social construido

alrededor de la ambición humana, la mentira,

el autoengaño, la traición y la culpa.

Víctor (Juan Echanove), el hijo modélico

que ahora ejerce de policía, se vio obligado

a encadenarse al cuidado de su padre enfermo,

mientras su hermano Óscar (Helio Pedregal),

optó por alejarse de la poderosa sombra de

su progenitor hasta convertirse en un decente

cirujano. La vida les volverá a reunir en el

salón de su casa durante una tormentosa

tarde de Manhattan, discutiendo el precio

de sus muebles, el precio de sus vidas, en

presencia de un sabio y manipulador tasador

de muebles del Bronx, Gregorio Solomon.

Toda vida tiene un precio, y en el mercado

de los sentimientos y los reproches, nadie

suele fiar: todos pagamos al contado hasta

el último céntimo de euro nuestras

inconfesables deudas. La absoluta

contemporaneidad del denso realismo

psicológico del Premio Nobel Arthur Miller,

convierten esta obra en un drama trágico

articulado sorprendentemente sobre la

plantilla de las tres unidades básicas

consustanciales a cualquier relato que se

precie: tiempo, espacio y acción.

Entre los desajustes íntimos de ambos

hermanos surgen los otros dos personajes

de El precio, Esther (Rosa Manteiga), la

amargada mujer de Víctor, y Gregorio

Solomón (Juan José Otegui), el longevo judío

tasador de los muebles. Son los árbitros de

este conflicto nacido en los difíciles años de

la Gran Depresión norteamericana, que no

sólo condujo irremisiblemente a los padres

de los hermanos a la ruina económica, sino

que dieron al traste con sus proyectos

profesionales y sentimentales.

Levantando la casa y sus enseres, ambos

pretenden olvidar el desasosiego que les

ocasiona su pasado, aunque el precio último

que deben abonar es el enfrentamiento

fraternal, que no refleja otra cosa más que

las visiones y concepciones contrastadas que

los dos hermanos poseen de los recuerdos.

Como apuntaba el propio Miller, quieren

creer que han alcanzado la indiferencia a las

traiciones pasadas que la madurez confiere,

pero al final el lote de muebles que se agolpa

en la casa familiar está tan preñado de

rencores, que ninguno de los dos puede

aceptar una reconciliación. El precio no es

una función detectivesca, pero sí conduce al

desvelamiento (pautado hábil y sabiamente

por Miller) de lo que pasó y no pasó en cierto

círculo familiar tras la Gran Depresión, algo

que sancionó la vida de unas personas y que

los atrapó en una ficción hasta finales de

los sesenta.

EN EL MERCADO DE LOS SENTIMIENTOS

SIEMPRE SE PAGA AL CONTADO

Vigoroso texto de Arthur Miller. Y una labor

actoral de tal intensidad, que el silencio espeso

del patio de butacas era inquietante profecía

de emoción incontenible.

Javier Villán, El Mundo

Desde luego, es un montaje que requiere un

director con un profundo conocimiento de

la psique humana. Porque toda progresión

se asienta, exclusivamente, en ese desvelarse

de las verdades ocultas de la familia Franz,

cuya ruina no es tanto una pérdida económica

como una metáfora de la vida.

Pablo Ley, El País

Un texto sólido y sin fisuras que expresa el

desencanto de toda una generación. Cuatro

personajes han pagado un precio generoso

por el lote de la vida, aquel en el que uno

no puede quedarse con los muebles de más

valor y debe llevarse también los juguetes

rotos. Tras deconstruir las frustraciones, Miller

deja caer el telón.

Sergi Doria, ABC

Tanto la propia interpretación de Echanove

como las de sus compañeros de reparto -

sobre todo la del otrora mediático Juan José

Otegui, pero también las de Helio Pedregal

y Rosa Manteiga, dirigidos por el argentino

Jorge Eines - están plenamente a la altura

de lo que de ellos se exige y espera.

Prometeo Encadenado, Shanguide

Nacido en Estados Unidos en 1951, Arthur Miller

está considerado como un artesano consciente

de la palabra y un moralista impaciente. Sus

preocupaciones han permanecido invariables:

la responsabilidad social del individuo, la

naturaleza democrática del sufrimiento, el poder

de la memoria, la vulnerabilidad de los que se

dejan arrastrar por los falsos valores que impone

la sociedad... Alcanzó la fama en Broadway a

finales de los cuarenta del siglo pasado con All

my sons y con una de las mejores obras del teatro

contemporáneo, La muerte de un viajante (1949),

con la que obtuvo el Pulitzer de Teatro. No

obstante, su obra más representada

internacionalmente es Las brujas de Salem,

aclamada en 1953 por utilizar los juicios a las

brujas de Salem como una analogía del

macartismo. A excepción de El precio (1968),

las obras posteriores de Miller no han tenido

buena acogida en EE.UU, al contrario que en

Europa.

Otras obras dignas de mención son Panorama

desde el puente (1955), Después de la caída (1963),

Incidente en Vichy (1964), y El arzobispo (1977),

basada en la persecución de los escritores

disidentes soviéticos. Destacan asimismo el guión

cinematográfico Vidas rebeldes (1960), escrito

para su segunda esposa, la actriz Marilyn Monroe;

El reloj americano (1980), una serie de viñetas

dramáticas basada en Tiempos duros (1970), un

estudio sobre la depresión del escritor

estadounidense Studs Terkel; una colección de

relatos, Ya no te necesito (1967), y Ensayos teatrales

de Arthur Miller (1978). En 2002, Arthur Miller

recibió el Premio Príncipe de Asturias por su

contribución, con independencia de su notable

espíritu crítico, a la transmisión desde la escena

de las inquietudes, los conflictos y las aspiraciones

de la sociedad actual, renovando así la

permanente lección humanística del mejor teatro.

Arthur Miller es un escritor de la post Segunda

Guerra Mundial, como Norman Mailer o J.D.

Salinger. Sin embargo, por su temática y la manera

de abordarla, su influencia más fuerte parece

provenir del dramaturgo noruego Henrik Ibsen,

una de las cabezas del movimiento naturalista

que comenzó su predominio a fines del siglo

pasado y lo continuó durante las primeras

décadas del nuestro, cuando crecía en el mundo

la organización proletaria y la literatura, a través

de muchas puntas de lanza, tendía a

democratizarse, ampliar sus mercados e influir

sobre los destinos de la sociedad. A sus 88 años,

acaba de estrenar su último texto en el Goodman

Theatre de Chicago, Acabando la película, su

segundo retrato de la que fuera su ex esposa,

Marilyn Monroe, en el que aprovecha para

burlarse del mundo del cine y de toda la

hipocresía que se parapeta tras el celuloide.

ARTHUR MILLER,

EL MORALISTA IMPACIENTE

EL PRECIO

De Arthur Miller

Direcci—n: Jorge Eines

Con Juan Echanove, Rosa Manteiga, Helio Pedregal

y Juan JosŽ Otegui

D’as 17, 18 (20:30h.) y 19 (19:00h.)

de Diciembre

18

15

13

11

16

13.50

12

10

15

12

11

9

13

11

9

8

9

7.50

6.50

5.50

El actor de 42 años Juan Echanove ha rodado

una treintena de películas en las que destaca

Madregilda (por la que recibió el Goya en

1994), y participado en casi veinte obras de

teatro, siendo posiblemente sus

interpretaciones más aplaudidas las afrontadas

en El cerdo, de Raymond Cousse, y El verdugo

(Premio Max al Mejor Actor en 2001), de

Rafael Azcona y Luis García Berlanga. Para

Echanove, un actor sobre el escenario debe

poseer, ante todo, capacidad de conmover, de

no dejar indiferente al espectador que acude

al teatro. Uno se lo juega todo cuando se levanta

el telón. El actor del primer acto no puede ser

el mismo actor del final de la función. Para

bien o para mal tiene que sufrir una

transformación, aunque sea mínima, en su

mundo emotivo. Si esto no ocurre no estamos

en presencia de un actor, estamos en presencia

de un mero intérprete, virtuoso o no, pero

inútil en nuestras vidas y, lo que es peor, en

su propia vida.

Según el actor que interpreta el papel del

inestable e inseguro Víctor Franz, El precio

nos habla más allá del precio de las cosas...

del precio que todos pagamos por la ocultación

de nuestros propios sentimientos. Nos habla

del dolor enquistado con el paso de los años,

nos habla del amor latente entre hermanos,

nos habla de la muerte de ese amor... de la

frustración. Nos habla en definitiva de la

verdad dolorosa. Como todo el teatro de Arthur

Miller, El precio destila crudeza, inmediatez,

verdad.

Su relación con el argentino Jorge Eines es

intensa y arranca desde hace años, cuando

ambos se involucran en el montaje Alrededor

de Borges. Como le gusta afirmar, trabajo

bien con Eines porque el discurso de ambos

no es sólo escénico. Hemos buscado una amistad

en la diferencia, añade. El texto de El precio

les perseguía por separado. A Echanove, desde

que era estudiante en la RESAD, donde

conoció a Eines, siempre le sorprendió la

densidad de aquella lección de humanidad

escrita por Arthur Miller.

El actor confiesa que ha afrontado esta obra

desde el amor y el odio, y se pregunta: ¿Se

puede sostener durante dos horas en el escenario

un comportamiento que refleje a la vez el

amor y el odio? Ese es una de las perspectivas

sobre las que he construido el personaje de

Víctor en esta función compleja. Ahora todo

lo veo a través de Miller.

Echanove asegura que el dramaturgo

norteamericano presenta en esta obra el

conflicto entre los dos hermanos y su pasado

sin más, sin señalar quién es el culpable o el

inocente, porque es el espectador quien debe

decidir finalmente quién ha hecho más daño

en este drama en el que muchos nos

reconoceremos. El precio es un proyecto que

nace con vocación de dejar una pequeña huella

en la escena española, con la vocación de

trascender a través de la calidad, de traspasar

la delicada barrera que existe entre un

espectador ausente a una sala llena, pero todo

ello basado siempre en la calidad, no hemos

pretendido buscar un fácil éxito comercial a

toda costa.

JUAN ECHANOVE

LA VIDA ES RITMO

Llega al escenario del Teatro Cuyás otro de

los espectáculos que en los últimos años han

venido aportando al panorama internacional

de las nuevas músicas, sonidos y estilos,

abundante frescura, capacidad de innovación

y sorpresa. Si el público del Cuyás hace unas

temporadas disfrutó con el trepidante y

acompasado ritmo de los australianos de

Tap Dogs, y en noviembre de 2003, se

entusiasmó con la refrescante y atrevida

propuesta de Mayumana, no quedará menos

sorprendido por la gratificante sorpresa de

la Camut Band o Cazadores de Mamuts, un

conjunto nacido en 1995 en Barcelona de la

unión de los hermanos Rafael y Luis Méndez,

coreógrafos y bailarines de claqué, y Toni

Español, líder del grupo de percusión y danza

africana Cae ma Deila.

El espectáculo denominado La vida es ritmo,

se desarrolla en un espacio escénico dominado

por grandes tambores, en el que cinco

hombres vestidos de negro (a los

anteriormente mencionados se unen los

nombres del bailarín Guillem Alonso, Sharon

Lavi y del percusionista Jordi Satorra)

empiezan un juego electrizante y sensual a

través de distintos ritmos muy ricos en

matices. Fue concebido hace cuatro años y

ha sido presentado por medio mundo con

éxito. Desde el Festival de Edimburgo

(Escocia) al West End de Manhattan (EE.UU),

pasando por la Sala Trionfo (Italia) o el Pauli-

Theater (Alemania). Según sus miembros,

lo que los mueve sin descanso es la continua

perfección de su espectáculo, cuya finalidad

es que los intérpretes, o sea nosotros, seamos

fieles a nuestra personalidad y acto seguido

traspasar nuestra individualidad al patio de

butacas. Digamos que, a lo largo del espectáculo,

hay un trasvase entre los músicos y los

bailarines, integrados en una misma partitura.

A lo largo de 75 minutos, los miembros de

la Camut Band despliegan sobre el escenario

energía a raudales, percusión constante, ritmo,

simpatía y mucho sentido del humor. Son

sus armas que, junto a la producción cuidada

y la imaginación certera, utilizan para

neutralizar las muchas limitaciones que

impone este híbrido de espectáculo, a medio

camino entre la oferta coreográfica y la

interpretación musical astuta. Los catalanes

solicitan del público su participación en cada

una de sus funciones; esa complicidad permite

viajar a los integrantes de la Camut Band

del escenario al patio de butacas, en un viaje

generoso y eléctrico de ida y vuelta que no

deja indiferente a nadie.

El espectáculo se inicia con Entre peus i mans,

los Méndez y Alonso bailan encima de los

tambores al son de dos djembes senegaleses,

mientras la percusión embriaga los sentidos

del público. En Sand dance, Alonso baila sobre

arena, acompañado del sonido de un tudú

hindú, mientas en La taula se inicia un diálogo

de ritmo y bromas locales, y en La huella,

Rafael Méndez ejecuta un solo en el que sus

pies se trenzan con elegancia. Son algunas

de las piezas que integran el montaje La vida

es ritmo, que concluye con el tema Big drums,

un despliegue de ritmos de grandes tambores.

La vida es ritmo se estrenó la primavera de

2000 en Barcelona. La crítica, ya entonces,

intuyó la carga de futuro de una puesta en

escena que conjuga el virtuosismo con la

celebración popular. La dosis del éxito pasaba

por crear una buena música, indagar sobre

nuevos instrumentos, comunicar y hacerlo con

humor, señala Toni Español, quien confiesa

que tenía catalogado el claqué como una

forma de percusión muy débil, hasta que

los hermanos Méndez le advirtieron que el

proyecto consistía en bailar sobre tambores

de diseño original. La verdad es que poniendo

en práctica su idea… ¡sonaban distinto!, y

así fue, porque los tambores, acústicamente,

estaban pensados para subrayar el sonido grave,

agudo y medio. Fíjate que estamos

perfeccionándolos con la idea de patentarlos,

bromea el percusionista.

La fusión no ha sido fácil y nos ha exigido

mucho estudio, explica Méndez, de sólida

formación musical: El compás del jazz es

binario, mientras que el de la música africana

es compuesto. Nosotros bailamos una partitura

de tambores y, en algún sentido, le hemos dado

la vuelta al claqué al intentar congeniar ritmos

dispares, explica.

LA VIDA ES RITMO

Camut Band

Con Toni Espa–ol, Luis MŽndez, Jordi Satorra,

Guillem Alonso y Rafael MŽndez

D’as 21 y 22 de Diciembre (20:30h.)

20

17

14

12

18

15.50

12.50

11

16

13.50

11

10

14

12

10

8.50

10

8.50

7

6

Bai l e y pe r cus ión con pi e s

inteligentes...propulsivo, a veces hipnótico,

inteligentemente absurdo y verdaderamente

cómico... Ni demasiado larga ni demasiado

corta, La vida es ritmo está hecha a la justa

medida.

New York Times (Nueva York)

El dominio corporal rítmico, la fuerza y la

elegancia son sus símbolos distintivos..... El

público queda inevitablemente cautivado por

el palpitante ritmo del espectáculo.

Hamburg Pur (Hamburgo)

El poder hipnótico de los bongos y la percusión,

ya sea con una caja de madera o bidones de

metal llega a una velocidad tan frenética como

el ritmo de la danza, alcanzando el límite de

potencia cinética humana.

Corriere Mercantile (Génova)

El clímax humorístico del espectáculo se percibe

hasta en cualquiera de las conversaciones

animadas del montaje, que crece hasta conseguir

una tormenta de música vocal que está fuera

de este mundo.

The Evening News (Edimburgo)

La complicidad, la imaginación, la cohesión

del grupo y su altísimo nivel hacen de la Camut

Band una bomba de relojería a punto de

explotar.

El Mundo (Barcelona)

24 ARRIBA TELîN / NAVIDAD EN EL CUYçS

Todos los años, las compañías de ballet más

reconocidas del mundo incluyen dentro de

sus repertorios el que se considera el más

esperado de la época navideña, El Cascanueces.

El Teatro Cuyás programa para concluir el

año, esta célebre obra que fue estrenada hace

más de un siglo en el legendario teatro

Mariinsky de San Petersburgo, que será

presentada por el Ballet Estatal de San

Petersburgo Leonid Yakobson, que dirige el

coreógrafo y solista principal del Teatro de

Ópera y Ballet Musorgsky, Yury Petujov. La

versión de este ballet es muy actual (fue

concebida en 2002), y en ella el público podrá

apreciar las principales esencias clásicas de

la obra, junto a otras aportaciones propias

del coreógrafo Petujov.

El Cascanueces conjuga una música

maravillosa escrita por Tchaikovsky, con

una historia llena de fantasía y superación,

inspirada en un cuento de Ernst Theodor

Amadeus Hoffman, titulado El Cascanueces

y el rey de los ratones, publicado en 1816.

Sin embargo, el argumento que daría vida,

años más tarde al ballet de Tchaikovsky deriva

de una adaptación que Alejandro Dumas

(padre) hiciera de dicho texto. La obra

original, que contaba con coreografías de

Marius Petipa, poco tiene que ver con las

versiones actuales, y lo poco que se preserva

del original, ha sido producto del traspaso

de conocimientos entre bailarines y

coreógrafos a través de los años y los sucesivos

montajes que de esta joya del ballet clásico

se ha realizado en los teatros de medio mundo.

Cuando Ivan Vsevolozhsky, director de los

Teatros Imperiales Rusos, y Marius Petipa

le encomendaron a Tchaikovsky que

escribiera la partitura para la pieza, éste no

se mostró muy convencido ya que consideraba

que el argumento del cuento de Hoffmann

carecía de fuerza y de encanto como para

crear un ballet; sin embargo, Vsevolozhsky

y Petipa lograron convencerlo. Romanticismo

y nacionalismo, son abordados por

Tchaikovsky, en esta pieza, en la que dibuja

con sabiduría la intimidad y la ternura de

los armónicos acordes que se pasean por la

historia de El Cascanueces.

Contrariamente a lo que hubiera podido

pensar el compositor ruso, El Cascanueces

no sólo se ha convertido en una de sus obras

más expresivas, sino que forma ya parte del

patrimonio cultural universal.

LA MEMORIA DE

LEONID YAKOBSON

El Ballet Estatal de San Petersburgo fue creado

en 1966 bajo la dirección de Piotr Gusev,

famoso bailarín, coreógrafo y profesor ruso,

quien también asumió la dirección del Kirov

(1958-1960), fue fundador del Teatro de Ballet

de Pekín y de las Escuelas del Ballet de

Shangai. El nombre de esta compañía ha

estado ligado al del gran coreógrafo ruso

Leonid Yakobson, quien lo dirigió entre 1969

y 1976. Este innovador de la danza que

admiraba las reformas introducidas por Mijáil

Fokine, trabajaba a partir de la fórmula de

la miniatura coreográfica, en la que se

materializaban distintas imágenes estáticas

y dinámicas. Tras la muerte de Yakobson,

pasa a dirigir la compañía Askold Makarov,

uno de los solistas más prestigiosos del ballet

Kirov, quien hizo todo lo posible para

mantener vivas las creaciones de su

predecesor, y colaboró con muchos

coreógrafos nacionales y extranjeros. Desde

2001, Yury Petujov, se ha hecho cargo de

esta compañía. Como bailarín su repertorio

cuenta con más de cuarenta papeles

principales en diferentes ballets clásicos y

contemporáneos, mientras que como

coreógrafo, cuanta con doce ballets y

miniaturas coreográficas. Bajo el periodo

de Petujov se han producido las versiones

de El Cascanueces y Don José, pasiones por

Carmen.

Desde el año 2002, el Ballet Estatal de San

Petersburgo Leonid Yakobson, que integran

algo más de cincuenta bailarines, está inmerso

en un gran proyecto: la recuperación de todas

las obras de Leonid Yakobson, que incluye,

entre otras, las coreografías Rodin, Espartaco,

El chinche, Cortejo nupcial, Paso a cuatro y

Dictador.

Alrededor de un precioso árbol de Navidad

se desarrolla una alegre fiesta en una casa

cercana al río Neva, en la ciudad de San

Petersburgo. El fabricante de relojes y juguetes

mecánicos, Drosselmeier monta su teatrillo

y representa con títeres la historia del príncipe

y la princesa Pirlipat y de la malvada bruja

Ratonalda, que ha convertido al príncipe en

cascanueces. Clara ha quedado tan

emocionada por el relato, que le ruega al

artesano que le regale el muñeco del príncipe,

aunque su alegría se torna pronto en

decepción cuando su hermano Fritz rompe

el delicado juguete, que más tarde

Drosselmeier arregla antes de que comiencen

a sonar los acordes de la antigua danza

Grossvater. De noche, Clara regresa al salón

de la casa para estar con su amado muñeco.

Allí se producirá la batalla entre los ratones

y el Cascanueces, al que Clara ayuda tras

quedar maltrecho sobre el suelo. El

sentimiento de amor de Clara hacia el juguete

de madera hace que éste se convierta en un

apuesto príncipe que la lleva al maravilloso

y mágico país de los cuentos.

Una vez en el reino de los cuentos, Clara y

el Príncipe vuelven a sufrir el ataque de los

ratones, a quienes vencen nuevamente con

ayuda del resto de los juguetes. La alegría

de la victoria ha convertido en personas de

carne y hueso a todos los juguetes. Pero ¿Por

qué todo desaparece? ¿Qué ha ocurrido? Nos

encontramos nuevamente en la casa de San

Petersburgo. Los invitados de la fiesta se

despiden y Drosselmeier está en compañía

de un joven que se parece... al príncipe. Clara,

te presento a mi sobrino; Feliz Navidad, Clara,

dice el Príncipe besando su mano. Al darle

la mano, Clara siente la felicidad... ¡Es él!

SUEÑO Y REALIDAD

ALREDEDOR DE

UN JUGUETE

EL CASCANUECES

de P. I. Tchaikovsky

BALLET ESTATAL LEONID YAKOBSON

DE SAN PETERSBURGO

D’as 25 y 26 de Diciembre (20:30h.)

24

21

18

15

21.50

19

16

13.50

19

17

14

12

17

15

13

10.50

12

10.50

9

7.50

26 REPORTAJE

Con esta entrega concluimos el amplio

reportaje que La Luna del Cuyás ha venido

dedicando en sus últimos cinco números a

la historia de este espacio escénico

dependiente de la Consejería de Cultura y

Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran

Canaria, que ha posicionado a la isla como

un destino de referencia en el contexto del

circuito teatral nacional. El Teatro Cuyás,

que cumple con la presente, su sexta

temporada, fue inaugurado en mayo de 1999.

Más de cien años se vinculan a la historia

que contempla a este singular enclave cultural

de arquitectura racionalista, en cuya

construcción trabajaron a lo largo de la

centuria tres arquitectos distintos: Laureano

Arroyo, Miguel Martín Fernández de la Torre

y Luis Correa.

Las obras que se llevaron a cabo a principios

de la década de los noventa con el objeto de

rehabilitar en antiguo Cine Cuyás, como un

moderno equipamiento escénico destinado

a la exhibición regular de espectáculos,

concluyeron tras siete años de intenso trabajo

en el mencionado edificio y en su módulo

anexo, que se asienta sobre una superficie

construida de casi cuatro mil metros

cuadrados. Mil millones de las antiguas

pesetas costó la rehabilitación del

emblemático edificio de la calle Viera y Clavijo

(700 millones se emplearon en la obra civil,

y 300 en equipamiento escénico) cuya

singularidad siempre fue el haber

permanecido retranqueado tras la primera

línea de locales comerciales y viviendas que

se levantaron en dicha arteria de la zona del

conjunto histórico de Triana hace más de

seis décadas. Tras aquella insulsa construcción

de tres plantas que nunca llegó a terminarse

(las últimas plantas permanecieron

inconclusas hasta su demolición), se ocultaba

impasible el Cuyás.

Pero si el Cuyás es hoy una realidad que

convoca cada fin de semana a los grancanarios

alrededor del teatro, es en buena medida

gracias a la movilización que a principios

de los años noventa del siglo pasado

protagonizó un colectivo de ciudadanos

vinculados fundamentalmente a la cultura,

que se opusieron decididamente con el apoyo

del Cabildo, a que el legendario edificio fuera

demolido. Artistas y creadores, escritores y

actores, ciudadanos de a pie y músicos... la