Paisaje marino. Ca. 1919 TOMÁS GÓMEZ BOSCH Óleo sobre lienzo 33 × 47 cm Adquisición de la Casa-Museo Tomás Morales ste medio formato que representa una caleta de la costa norte de Gran Canaria durante un día invernal de borrasca atlántica pertenece al periodo menos conocido de la obra del pintor Tomás Gómez Bosch, que fue amigo de Tomás Morales. Ambos renovaron la amistad de la infancia durante los primeros años del siglo XX cuando coincidieron en Madrid, frecuentando la peña canaria del Café Universal y después en la década de 1910, época en que Gómez Bosch le dedica un pequeño paisaje rural al poeta, (fechado en 1916 y actualmente en una colección privada de Las Palmas de Gran Canaria). Podemos quizás, tentativamente, dividir el paisajismo de Gómez Bosch en cinco etapas. La primera correspondería al breve aprendizaje realizado a la vera de Eliseu Meifrén i Roig, cuando éste se encontraba en Gran Canaria, entre 1899 y 1901. Alumnos suyos, de modo informal, fueron, aparte del citado artista, Néstor Martín Fernández de la Torre, Juan Botas y Ghirlanda y Francisco Suárez de León. Esta etapa inicial se caracteriza por una serie de visiones casi monocromáticas de la Playa de las Canteras, tendiendo al lavado del color y casi todas de formato reducido. El joven Néstor también pinta la playa capitalina siguiendo las instrucciones del impresionista catalán, que dejó en Gran Canaria al menos un paisaje de Las Canteras, (no firmado y en una colección privada de Las Palmas de Gran Canaria). La segunda etapa se produce tras el regreso de Gómez Bosch a Las Palmas en 1906, habiendo pasado por el taller de José Garnelo y Alda, (experiencia poco fructífera para el artista) y habiendo conocido a Joaquín Sorolla, cuya influencia será determinante al menos durante dos décadas. La llamada Marina de las Canteras fechada y firmada en 1905, que estuvo colgada en el comedor de la mansión de la calle Cano, es una manifestación del luminismo sorollesco trasladado al paisaje costero de Canarias, aunque restringido en el color por una natural inclinación a la sobriedad tonal. De formato vertical esta obra nos ofrece una perspectiva oblicua de la zona de El Rincón, vista desde el istmo y es una pieza clave del posimpresionismo canario a finales del diecinueve. En ella vemos a un grupo familiar disfrutando del agua en marea baja y unos veleros que navegan en el horizonte. La tercera etapa que sugiero para clasificar los periodos del paisaje en la obra de Gómez Bosch se establecería a partir de 1915 y continuaría hasta poco antes de 1930. Es la menos conocida y estudiada, y precede a las etapas finales entre 1940-1955 y 1956-1970, siendo esta última la que menor interés estético nos brinda. Su característica es una explosión de la expresión formal, y por tanto, posee valores artísticos dignos de analizar. Esta expresividad formal se traduce especialmente en un uso dinámico del trazo y en un empastamiento del color que tenderá a desaparecer en la producción de los años 50. En el pequeño formato dedicado a Tomás Morales de 1916, el pintor nos describe un rincón melancólico de jardín, quizás aludiendo subtextualmente a las Vacaciones Sentimentales. Este paisaje costero está fechado en torno a 1919 y a pesar de los rasgos geográficos generales que presenta transmite una experiencia íntima de la naturaleza que se opone a lo tópico. La caleta está rebosada por la marea, cuyas olas bravías rompen contra la orilla y la han inundado formando un gran charco. Un promontorio rocoso y otro peñasco menor estructuran el eje vertical del paisaje. Estas masas oscuras facilitan el tránsito del ojo hacia el cielo cuyas nubes se arremolinan en son de tormenta. Una bandada de gaviotas vuela tierra adentro desde el Atlántico. El cielo tiene movimiento y vibración. Gómez Bosch proyecta una de sus más dramáticas visiones del mar en esta obra, restringiendo la gama del color al azul, al negro y al uso del blanco que emplea tanto para representar la luz crepuscular como para describir la espuma del agua.