Estampa de Lord Byron COMO CABE IMAGINAR, la iconografía del gran poeta
romántico inglés es abundante y diversa. Lo fue ya en vida de Byron (su
nombre y título eran, George Gordon VIº Barón Byron), que fue pintado y
esculpido por artistas sobresalientes. Sus principales retratistas fueron, en
orden cronológico, George Sanders, Thomas Phillips, William Edward West, el
Conde dOrsay y el escultor neoclásico danés Bertel Thorvaldsen. Al margen
de esta nómina oficial, la imagen, la vida y las actitudes del poeta generaron
toda una línea iconográfica menor, a veces rayando en lo satírico o lo
caricaturesco. El aspecto artístico metatextual de los personajes y escenas
byronianos, cuyo máximo exponente fue Eugène Delacroix, nos conduciría hacia
otros derroteros. George Sanders fue sin duda quien lanzó la imagen de Byron
como estrella del romanticismo inglés, haciendo su retrato individual en 1807
tras haber retratado al poeta alegóricamente, cuando éste tenía diecinueve
años. La excelente estampa que figura al dorso de la portadilla del ejemplar
de la obra completa adquirida por la Casa-Museo Tomás Morales en 2003
(Edición de John Murray, Londres, 1840), es la estampa grabada por Finden a
partir del retrato de 1807 de Sanders. En el cuadro alegórico Byron aparece en
la orilla de un lago, ceñido por altos riscos; un velero le espera varado a
pocos metros. Se desata una tormenta que hace ondear al viento el pañuelo
largo que el poeta lleva anudado al cuello. Agachado y cuidando el bote que les
conducirá a la embarcación vemos al paje de Byron, Robert Rushton, uno de
los jóvenes que presuntamente sedujo el poeta durante sus años en el colegio
de Harrow. Byron adopta en esta imagen el rol de su viajero errante, el
protagonista de Childe Harold. Thomas Phillips nos presenta en 1813 y 1814 dos
imágenes ya arquetípicas. La primera, (1813), nos muestra al poeta disfrazado
de albano, con una indumentaria típica de aquel país que había adquirido en
1809. De este retrato existen dos versiones. Una es la que encontramos en la
National Portrait Gallery de Londres y la otra, el original, está en la
Embajada Británica de Atenas. Aunque Phillips pro 16 Lord Byron. Ca. 1840
Estampación sobre papel. 20 × 10,3 cm. Londres. Con leyenda: From a sketch
by Count dOrsay taken in May 1823. 17 yecta a Byron como campeón de la
causa libertaria griega, lo hace elaborando sobre el icono de poeta
aristócrata inglés, con facciones refinadas y ojos soñadores. Idénticos
rasgos faciales e idéntica postura, incluyendo el ligero giro exterior de la
cabeza, determinan el retrato de 1814, en cual el poeta luce una capa negra
sobre una camisa blanca de cuello muy abatido y sin corbata. La tez es pálida,
casi blanca y los ojos son de un azul traslúcido. Phillips hace de esta
mirada, absorta y ensoñadora, la transparente pantalla del alma del poeta.
Mucho más realista es el busto que de Byron hizo Thorvaldsen, durante una
estancia en que ambos coincidieron en Roma. Los dos, escultor y poeta, se
inspiraron una antipatía mutua. Thorvaldsen penetró en el yo ficticio de
Byron (Le preocupaba más que nada parecer infeliz), y Byron a su vez lo
encontró insulso y poco deferente hacia su personaje (un lord inglés).
Llegamos así a la semblanza más genuina y naturalista del poeta, aquella que
en 1822 pintó el norteamericano William Edward West. El pintor insistió en el
hecho de que Byron era un pésimo modelo. No paraba de hablar, y cuando lo
hacía, asumía una expresión que no le convenía. Lo que salvó el retrato
fue la frecuente aparición de la Condesa Guiccioli en cuyo palacio italiano se
hospedaba el poeta entonces. Al entrar ella Byron se relajaba y así West
logró captar las fuerzas interiores que modelaban el inestable rostro del
hombre: melancolía, sensibilidad y crueldad. Byron no pareció identificarse
demasiado con los retratos oficiales que la hicieron a lo largo de su vida. Su
retrato preferido era una miniatura pintada por James Holms, disfrazado esta
vez al estilo isabelino inglés. Los álter ego del poeta se consagraron en
obra de pequeñas dimensiones, siendo las más extravagantes las estampadas. En
sucesivos grabados vemos a Byron como licenciado de Cambridge, aventurero con
su perro, soldado de las milicias y libertador de Grecia, con un casco
monumental de general, diseñado por él mismo, que afortunadamente jamás se
puso. 18 En el grabado propiedad de la Casa-Museo Tomás Morales, Byron está
dibujado de cuerpo entero y de perfil por Alfred Guillaume Gabriel, Conde
dOrsay (1801- 1852). Este oficial del Primer Imperio se había casado con la
hija del Conde de Blessington y expuso regularmente en la Royal Academy entre
1843 y 1848. Napoleón III lo nombró Director de Bellas Artes en 1852.
Conoció a Byron en Londres e hizo amistad con él, retratándolo a la acuarela
en la década de 1820 (el retrato se conserva en el Victoria and Albert Museum
de Londres). El dibujo a lápiz realizado por dOrsay en 1822 se inscribe
dentro de la tradición dandiesa de la imagen byroniana. El poeta, con frente
ancha, pelo crespo, entradas y pómulos remarcados, lanza una mirada
inquisitiva, imperturbable y algo displicente hacia el exterior, apoyándose en
un fino bastón. Los rasgos de su vestimenta confirman la dinámica del dandi.
Ropas de excelente calidad y corte informalmente vestidas. El Conde dOrsay,
no sabemos si conscientemente o no, se aproxima al gesto caricaturesco, a la
vez que transmite una medida importante de fidelidad realista. Lord Byron se
debía parecer bastante en su precoz madurez a este caballero impertinente y
bohemio, mucho más seguramente que a los prototipos heroicos y grandiosos que
pintaron Sanders y Phillips. 19