Maternidad POCO, CASI NADA, sabemos de este orfebre-escultor que se firmaba
Uriano y estuvo activo en París durante las décadas de 1920-30. Uriano se
especializó en la figura femenina, que representó sola, jugando con
cervatillos y galgos o con niños y bebés; en menor medida acometió la
escultura masculina. Lo mejor de su estatuaria déco la fundió en bronce que
después pintaba al frío, reservando para la producción más masiva el
peltre. Uriano no rebasó jamás una serie de fórmulas estilísticas y
conceptuales, que le sitúan en el ala clasicista del déco. Sus damas, muy
altas, suelen lucir trajes largos de noche, con amplio décolleté, que cuelgan
elegantemente. Se mueven, posan o se arrodillan lánguidamente, sin que ninguna
acción corporal perturbe la línea serena de la concepción figurativa. Los
volúmenes de Uriano son sólidos y generosos, imprimiendo una sensación de
solidez escultórica a su imaginario femenino y elitista. Al igual que en otras
composiciones, donde la mujer moderna es alegorizada como Egeria o Diana, esta
Maternidad nos muestra a una dama de alta sociedad como madre, en un momento de
intemporal alegría al elevar a su hijo en sus brazos. Apreciamos las
habilidades del escultor en detalles como la talla en el molde original de las
cabelleras, tanto de la madre como del niño, y en el sofisticado y rítmico
plegado de las telas. Uriano pinta los cuerpos en un blanco hueso y los
vestidos en tonos dorados antes de esmaltar la superficie del metal para fijar
el color. La escultura se yergue sobre una peana troncocónica de tres niveles,
formando un diseño dinámico que refuerza la elasticidad y el movimiento de la
obra, mediante la disposición de las aguas del ónice. El interés en el arte
de Uriano es un fenómeno reciente del mercado art déco. Podemos
contextualizar la relevancia de esta adquisición en términos de la
propagación de la escultura doméstica modernista canaria en la década de
1930. Maternidad, ca. 1928-32 URIANO Bronce pintado al frío 60 x 14 x 28 cm