Retrato de Tomás Morales joven MANUEL RUIZ ha sido uno de los más constantes exponentes del retrato en Gran Canaria. Desde la adolescencia, cuando comienza a pintar a los personajes del capitalino barrio de San José, hasta fechas recientes, el pintor ha fijado en el lienzo la imagen de escritores, compositores, poetas, médicos y empresarios, sin perder de vista el retrato social y el compromiso con los tipos que marcan la tradición popular. La retrospectiva individual, organizada por el Colegio Oficial de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Las Palmas, con apoyo del Gobierno de Canarias, el pasado 2004, Manuel Ruiz. El Arte del Retrato: la Galería Canaria 1974-2004 fue la constatación definitiva en las últimas décadas de su retratismo. Además de fijar en el lienzo el semblante y el espíritu de aquellos hombres y mujeres que, según sus criterios, han dedicado una parte de su vida desinteresadamente al bien del pueblo canario, Manolo Ruiz ha pintado también toda una serie de “retroretratos” de figuras universales de la literatura. Esta tendencia de querer pintar para su propia satisfacción el rostro de poetas, filósofos y novelistas, proviene de una intensa devoción por la lectura. Entre tales iconos, encontramos el Retrato de Marcel Proust, el Retrato de Miguel de Unamuno, el Retrato de Juan Ramón Jiménez y ahora el Retrato de Tomás Morales. A la vez, el artista ha retratado a los valores contemporáneos de la literatura canaria: Orlando Hernández, Luis León Barreto, Víctor Ramírez y Justo Jorge Padrón entre otros. Todos los retratos de personajes literarios llevan impresos simbólicamente la emoción de la lectura y las huellas mentales del texto leído, siendo así la suma del creador y de su obra. Ruiz empezó a pintar el Retrato de Tomás Morales joven en 2002, tras releer “Vacaciones Sentimentales”. Durante su juventud el pintor se desplazaba a Moya en compañía de Baudilio Miró Mainou para practicar la pintura al aire libre. Esta actividad pictórica significó la exploración de la luz, del color y de la geografía particular de los barrancos y altos de Moya. Para recuperar simbólicamente a Tomás Morales, el artista decidió elegir una imagen del poeta joven, vestido con el traje que usaba para acudir a las aulas del Colegio San Agustín, a los dieciséis o diecisiete años. El pintor lo sitúa en una perspectiva ligeramente inestable, entre las paredes vertiginosas del bosque de Los Tilos y en un instante crepuscular, con un libro de poemas en la mano. La atmósfera de la luz vespertina en Moya, y la sensación de pureza e ideal que emanan de la mente incontaminada del joven le imprimen al cuadro su particular belleza. Retrato de Tomás Morales joven, 2004 MANUEL RUIZ 120 x 80 cm Acrílico y óleo/madera 21