Fotografías de Tomás Morales EN LO QUE PARECEN SER las escalinatas del
jardín trasero de la antigua mansión de Osorio, vemos al poeta Tomás
Morales, cigarillo en mano y distentido, algo separado del grupo de sus amigos,
contra uno de los balaustres monumentales de la escalera de piedra. Integran
esta excursión campestre, el poeta y escritor Francisco González Díaz, Pedro
Rodíguez y Agustín Graziani. Por el hecho de los abrigos que llevan dos
miembros del grupo y por las nubes bajas, deducimos que la excursión a Osorio
se produjo durante el invierno. La fecha de la fotografía, donada por Dña.
Amparo González, Vda. de D. Manuel Morales, es en torno a 1919, tres años
antes de la muerte del poeta. Los personajes han sido identificados por el
periodista Rubén Naranjo. Tomás Morales con un grupo de amigos POSIBLEMENTE
ESTA FOTOGRAFÍA, donada por D. Cástor Gómez Arroyo, está relacionada con la
imagen en placa de cristal donada por Dña. Amparo González, positivada e
impresa en Moralia III, (págs. 36-37). El entonces famoso restaurante de Las
Canteras era un punto de reunión para la burguesía y la élite cultural de
las primeras décadas del siglo XX. Podemos, teniendo en cuenta la fecha de la
ya citada imagen, datar la fotografía en 1917 ó 1918. En orden desde el
primer plano hasta el tercero, por la derecha, encontramos a Alonso Quesada, a
Saulo Torón y a Rafael Cabrera, y por la izquierda, a Tomás Morales y otros
personajes aún no identificados. Nos complace observar la rusticidad de la
Caseta de Galán, una estructura efímera de madera apropiada para el antiguo y
despejado istmo, que nada tiene que ver con la actual saturación urbana y
demográfica de la zona. Tomás Morales en una comida íntima en la Caseta de
Galán ESTA FOTOGRAFÍA INTERVENIDA que hace el pintor Tomás Gómez Bosch
de su amigo íntimo el poeta Tomás Morales nos muestra un verdadero retrato en
profundidad del personaje, un estudio estético y moral que el artista
literalmente sobreimpresiona en la imagen fotográfica. Adaptando la técnica
de la goma bicromatada a sus propios intereses, Gómez Bosch retrata al poeta
de busto y cabeza, girando el rostro hacia el espectador con una mirada
penetrante en que entrevemos la esencia creadora del hombre. Al elaborar el
negativo e intervenirlo directamente, Gómez Bosch dibuja sobre la película
sensible y le añade trazos expresivos y efectos de luz y sombra que la
fotografía normal no contiene, realizando una suerte de pintura fotográfica
que le da la vuelta a la cultura de fotoestudio burguesa y crea una obra
original. Los retoques en el soporte de celuloide trasladan el espíritu
pictórico con que el artista concibe la estética de un retrato al óleo a la
fotografía, y nos revela además el gusto abierto y progresista del retratista
por la fotografía, bien como elemento de apoyo a la pintura o como formato y
objetivo artístico en sí, como en este caso. La fotografía está fijada
sobre un papel de color, y lleva en ángulo inferior el sello de cera del
artista, con sus iniciales elaboradas en un rítmico círculo modernista. La
dedicatoria reza así: A Tomás Morales, con cariño fraternal de toda la
vida. 24 de febrero de 1919 La fecha tardía nos habla también del drama
vital que la enfermedad avanzada traza en el fondo de la mirada de Morales,
aunando en un trágico halo el genio artístico y la brevedad de la vida. Esta
donación de Doña Sofía Gómez Bosch es trascendente para las colecciones de
la Casa-Museo. Retrato fotográfico de Tomás Morales TOMÁS GÓMEZ BOSCH EL
POETA APARECE VESTIDO CON UN TRAJE OSCURO, de chaleco abotonado y corbata
también oscura. Se trata de un retrato sedente, en que el modelo está
semigirado hacia un ángulo de semifrontal, la cabeza y los ojos fijos en la
cámara que le obliga a rodarla ligeramente. A pesar de la postura y del
cuidado con que se ha realizado la fotografía, nada puede ya ocultar los
estragos de la enfermedad que hinchan y comienzan a deformar la belleza del
poeta. Tomada en 1920 por Tomás Gómez Bosch, esta imagen debe ser una de las
últimas viñetas oficiales de Tomás Morales, y completa así la iconografía
del poeta en las colecciones de su Casa-Museo. Donada por Dña. Sofía Gómez
Arroyo. Último retrato formal del poeta Tomás Morales FOTOGRAFÍA DEL POETA
MUERTO, de cuerpo presente en el ataúd, abierto para albergar los centenares
de rosas y claveles que han depositado sobre su cadáver. Las flores son como
el tributo espontáneo a una muerte trágica y prematura, que con la de Alonso
Quesada, privó a Gran Canaria y a la literatura canaria de dos figuras
centrales y renovadoras. El poeta muerto descansa en su casa de la Calle Pérez
Galdós, el 15 de agosto de 1921, desde donde salió el cortejo fúnebre hacia
el Cementerio de Las Palmas. Para captar plenamente la expresión tranquila del
fallecido, se ha levantado el pañuelo mortuorio que lo cubre, dato que apunta
a la voluntad profesional y documental del retrato, una fotografía de difunto.
Este género proliferó desde los inicios de la fotografía en la década de
1840 hasta la segunda década de 1920, cuando ya comienza a extinguirse. Donada
por Dña. Sofía Gómez Arroyo. Retrato de Tomás Morales difunto