El libro francés [Donación de Dña. Amparo, Vda. de Manuel Morales] ENTRE EL
13 DE JULIO DE 1920 y el 4 de mayo de 1921 el editor y librero Charles
Béranger, recibió numerosos pedidos de su cliente habitual grancanario,
Manuel González Cabrera. Ingeniero Jefe de la Jefatura de Industria y también
de Las Palmas Water and Power Company Ltd, Manuel González pedía y compraba
libros a Béranger, especialista en libros técnicos académicos y
profesionales. En particular los pedidos de estos meses por parte del ingeniero
canario se centran en tratados sobre la hidráulica urbana y rural, el
tratamiento bacteriano de las aguas residuales, y las redes de alcantarillado.
Las facturas remitidas por Béranger a su cliente isleño son doblemente
interesantes por el hecho de incluir una larga nómina de libros franceses que
fueron expedidos a Gran Canaria a la mayor brevedad posible y notable eficacia.
Tomás Morales se sirvió de su íntimo amigo para completar y coleccionar la
obra de poetas franceses e ingleses, mediante los servicios de Béranger, que
satisfizo el ochenta por ciento de las solicitudes del poeta modernista. Una
primera visión de estas facturas y de sus contenidos nos iluminan en cuanto al
compromiso y gusto de Tomás Morales por la literatura francesa simbolista y
romántica. Gravemente enfermo, la expectativa que en él debió producir la
llegada de estos ansiados volúmenes sin duda fue un alivio moral, una ventana
que él abría al deseo de vivir en París. Tomás Morales, pide y recibe nueve
libros de poemas y dos dramas del belga Emile Verhaeren, el poeta que con el
pintor Darío de Regoyos recorrió la España rural a finales del XIX, y cuya
obra Morales seguramente conoció durante sus etapas madrileñas. Recibe una
parte de la obra completa de Paul Verlaine, dos libros de poemas de Charles
Algernon Swinburne, uno de los simbolistas vanguardistas de Inglaterra, y dos
libros de Rimbaud. Más contemporáneo es su pedido de Calligrammes de
Guillaume Apollinaire, la obra completa del realista-simbolista Jules Laforgue,
seis libros de Henri de Régnier y cuatro obras del poeta Francis Jammes.
Tomás Morales se interesa asimismo por la obra de Oscar Wilde y de John Keats;
ambas se estaban reimprimiendo.Le envían, siempre en traducción francesa, la
obra completa poética de Edgar Allan Poe y de Shelley, lo que nos sugiere un
interés subyacente por la escuela romántica, tanto inglesa como francesa,
pues recibe varios libros de poesía de Lecomte de Lisle y de Victor Hugo. El
poeta, moribundo, traza un ambicioso plan de lecturas en francés, destinado a
consolidar sus conocimientos ya existentes, y a penetrar como un erudito, en la
cultura literaria francesa. Una parte del cuaderno que destinó a índice
mitológico, la fundamental, es una serie de listas de verbos y sustantivos
franceses, que indican que el poeta quería dominar el francés expertamente,
una clase de dominio lingüístico que va unido a un proyecto vital y
profesional.