Retrato de Alonso Quesada, 1923 JUAN CARLÓ Óleo sobre lienzo, 50,6 x 45,4 cm. LAS CAUSAS MÁS IMPORTANTES del deterioro de esta obra, aparte de las lógicas producidas por el envejecimiento natural de los materiales, han sido los daños mecánicos como roturas, desgarros, etc., producidos por los impactos y golpes que ha sufrido la obra debido al factor humano. La intervención de esta obra le fue confiada a la restauradora Beatriz Galán que en primer lugar procedió a la eliminación del polvo superficial con brochas suaves y en una primera limpieza con agua destilada que reblandece y elimina las primeras capas de suciedad, luego se pasó a la limpieza del reverso de la tela. Seguidamente se procedió al tratamiento del soporte eliminando uno de los dos parches que presentaba la obra y sustituyéndolo por otro, y luego se realizó el tensado y eliminación de deformaciones ya que la tela presentaba algunas deformaciones debido a movimientos de distensión y contracción frente a cambios climáticos. El bastidor fue reutilizado dado su perfecto estado, y sólo se saneó, protegió y embelleció. Tras este proceso se realizó la limpieza de la capa pictórica y al limpiar, quedaron al descubierto estucos ya aplicados anteriormente, que fueron repasados y perfeccionados, quedando por estucar las diversas faltas que había en las esquinas y lados, que fueron rellenados dejando los estucos nivelados con la pintura. Las pequeñas faltas que tenía la capa pictórica se reintegraron de forma invisible y por último se procedió al barnizado y matizado de protección. También se procedió a la intervención del marco, que además de muy sucio, presentaba grietas profundas en los estratos pictóricos, repinte generalizado con purpurina cubriendo oros y pintura negra, y golpes en las esquinas con alguna pérdida de madera. Se realizó una primera limpieza, consolidación de estratos, un reforzado de la estructura, una limpieza de la capa pictórica, una reintegración de faltas materiales, una reintegración de faltas en la capa pictórica y, por último, se realizó una protección final tanto las reintegraciones como el barniz ya aplicado. Los objetivos de estas intervenciones son, en definitiva, la conservación y puesta en valor de la obra para su trasmisión al futuro. Se trata de frenar el deterioro, devolver la estabilidad a los materiales que constituyen la obra y restituir, en la mediada de lo posible, su legibilidad como documento histórico y estético. En cuanto a los materiales empleados, las posibilidades fueron varias y dependieron, en buena medida, de las pruebas que previamente se realizaron. Siempre se debe tener en cuenta su estabilidad, afinidad con materias originales y reversibilidad.