LA VOZ ATLANTE (fragmento) (Atlante también mi voz: atlántica extensión de silencios y oquedades, de pérdidas y consumaciones, cauceoscuro que en mí dispone el tiempo y su memoria de mar herido, abismo caudal en que me entierro atierrado hasta serme fijeza de ser siendo grieta, resquicio, escrúpulo o lúpulo donde escarba o fermenta la niebla carnal de este incendio opaco de existir siempre alerta en brasas, herrumbre de ascuas, incandescente erizo en púas propagándose íntimo y enemigo rumor en la constancia de la sangre. La vida es carcoma de extrañeza y yo me reconozco isla extraña desconociéndome ajena urdimbre que me vive tan remoto, tan transido al descubierto y vulnerablemente aguamargo. 135 Apenas la duración de la espuma sé que soy: grumo, mota, parva, copo de sombra, tiquitac descontando mi desvivo tejemaneje mientras callo y caigo en el silencio más sima que me ahonda. Atlante a solas en mí mismo mi voz: atlántico espejo de agua que en sus almenas inciertas de luz y sal sin límites me acoge carecido, precario, hormiguero de ceniza hacia la ceniza cuando aquí comienza, no el tiempo, sino la lava simiente del mundo, sus estelas y mis trazas, las trizas del eco que me abarca) Cese el tiempo su cólera callada. Que abran los sentidos una estación desconocida, que la vida y la muerte, lo que una vez fue y lo que aún no ha sido inauguren el Canto y su música secreta disponga la leyenda. Que se cumpla la memoria del verbo y lo que calla y lo que sueña en las palabras. Que las brumas del océano, los mapas de contornos imprecisos, los nombres mágicos y remotos, las huellas de la tierra, los rastros intactos o malditos del hombre acrecienten los ecos de la voz y todos sus espejos. 136 Que permanezca la voz contra el olvido. Firmamento navegable para siempre, continente sin abismos para siempre, para siempre atlántica la voz, atlántica. Desde la obsidiana en su noche honda de filo y destellos al vértigo quieto de nieves y alto de sombras que en la cima escarpa; desde el asombro aletargado de frutos que sólo la savia sabe al nadar asambleario de las toninas multiplicando escamas, todo derredor, inmediación o lejanía un único territorio sea para el sonido. Y que así, para siempre navegable y sin abismos, se propague la voz contra el olvido de la muerte. Sea mi voz. Cueva de agua, pozo de viento mi voz: ráfaga de tierra, marejada de fuego, suma y víspera, consumación y principio. No la alcanza ni somete la usura del tiempo. 137 EL FÉRTIL PRODIGIO (fragmentos) (a ras la palabra ruido sin vuelo a ras de tierra en la tierra la palabra mocha y tonsa sudor petudo la palabra hendida raíz de azada urdimbre de pico y pala mechaopaca y barrenoscuro la palabra surco en surco árido sol de escombros la palabra terrón que labra su migaja) ............................................................................................... (la palabra que se apega y que se atierra se corcova se engurruña y en las manos se sume para sumarse cantero y todavía todavía más térrea la palabra todavía más llagabierta que estelas de piedra supura la palabra ahondada ahoyada la palabra descamada rastrojo común que aguarda el caudal el remoto cauce que la avente) 138