San Cristóbal y Castillo de San Cristóbal [Donación de MANUEL RUIZ] San Cristóbal, ca. 1960 MANUEL RUIZ Acrílico sobre tabla 46 x 38 cm Casa-Museo Tomás Morales LA VEGA DE SAN JOSÉ Y EL LITORAL DE SAN CRISTÓBAL conformaron las primeras referencias geográficas del pintor grancanario Manuel Ruiz (Las Palmas de Gran Canaria, 1944). La linde de la ciudad, hacia el sur, demarcada por el Cementerio Municipal, era prácticamente la misma que había conocido Francisco Suárez León, máximo exponente del realismo posimpresionista en 1900. Fiel a una visión sincera y espontánea, que rechazaba el pintoresquismo decimonónico, Suárez León representó callejones, jardines y traseras del Barrio de Vegueta, la playa de San Cristóbal y el horizonte atlántico desde esa parte de la costa. Estos confines locales se perpetúan en la pintura de Manuel Ruiz, si bien transformados por concepciones abstractas, desde la década de los 70 hasta la praxis actual. El denso entramado urbano de San José, el muelle y las casas costeras de San Cristóbal, generan un paisajismo urbano sobrio y nocturno, durante esa época inicial. Posteriormente, Ruiz volverá a revivir el pasado semirrural de su barrio, recuperando figuras emblemáticas, como la del 20 pregonero Pepe Cañadulce, y proyectando viejas fincas de plataneras, que desaparecerían completamente. El Castillo de San Cristóbal es un leitmotiv del paisaje de la costa urbana, emergiendo en distintas culturas artísticas locales: en los dinámicos y pastosos óleos de Nicolás Massieu y Matos, en los apuntes y medios formatos de Manuel López Ruiz, en las interpretaciones simbólicas y nemónicas de Manuel Ruiz, y en la pintura neo-metafísica de Juan José Gil. En el caso de Ruiz, el fortificado torreón, como se advirtió en la exposición Metapaisajes: el arte de la imaginación literaria en la obra de Manuel Ruiz (1975-2005), ha sido un vehículo pictórico-literario al servicio de Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft, una recreación proustiana, en que pasado personal y proceso mental se confunden y, también, un hito continuo para el estudio de la luz y el color. Castillo de San Cristóbal, ca. 1960 MANUEL RUIZ Acrílico sobre tabla 38 x 46 cm Casa-Museo Tomás Morales 21