GERMÁN JIMÉNEZ MARTEL La muerte del poeta Tomás Morales como elemento de inspiración literaria Tomás Morales difunto, 15 de agosto de 1921 Casa-Museo Tomás Morales “El arte llora hoy con lágrimas perladas de sentimien- to profundo, la muerte del vate lírico más esplendente. ¡Tomás Morales ha muerto!.. Su alma siempre iluminada en vida, se ha sumergido en las tinieblas ensondables del eterno sueño. ¡Extinguió- se la encarnación suprema de la vibrante epopeya, el sím- bolo magnífico de las estrofas emotivas! En el huerto de la poesía, con inspiración sublime de cariñoso jardinero, hizo florecer unas Rosas que con sus resplandores divinos y sus aromas embriagadores admira- ron al mundo intelectual. La floración primorosa de sus sonoros versos, el delei- te musical de sus argentadas cantadas, la fecunda lozanía de sus encantadoras odas, como una estela luminosa de tiempos y laureles, perpetuarán la memoria del Genio, y la gloria del poeta perdido. En un luctuoso arrebato de dolor y en una proclama- ción ardiente de tributo postrero, los corazones, como campanas temblorosas, lanzarán al vuelo sus lastimeros dobles. Y los clarines que la desolada musa, envolviendo en sus sones de oración sacrosanta un pesar infinito, llorarán su horfandad. ¡Cómo habría contado él, el misterio sublime de la implacable muerte! Su potente intelecto y su bondad amistosa, acreedor le hicieron de una imperecedera fama, que traspasó triun- fante los ámbitos de apartadas naciones. Por eso todo el mundo le llora y le rinde tributos de tristeza. Nosotros, sus hermanos, más que nadie. Todas las ofrendas sentimentales son insuficientes.” CARLOS RAMÍREZ SUÁREZ “A Tomas Morales”, La Jornada, 16–VIII–1921 74 LA MUERTE DEL POETA TOMÁS MORALES el día 15 de agosto de 1921 fue un acontecimiento social y cultural amén de político, por su función de Vicepresidente en el Cabildo Insular de Gran Canaria, de enorme repercusión en la vida de la Isla. De forma inmediata sus amigos y allegados del mundo de la lírica comenzaron a expresar las condolencias por tan significativa pérdida. El objetivo de este trabajo ha sido recabar tales textos poéticos y literarios publicados en la prensa insular gran- canaria. Aunque fueron muchos los escritos, escogí aquellos que estaban firmados por personalidades de relevancia y circunscribiéndolos al año de la muerte del cantor del mar. Deseo así mismo añadir que sea respetado integramente la literalidad de los textos originales, pero con la necesaria correciones y actualizaciones ortográficas. Por otra parte, he hecho especial hincapié en el homenaje realizado por la sociedad La Unión de Telde debido a la trascendencia que tuvo en la localidad, así como a la amistad que unía a Tomás Morales con los poetas de la población. La primera muestra poética relacionada con tan triste acontecimiento aparece en la pluma de Othón Calvo. Fechada el día del óbito, el soneto es publicado al día siguiente en el Diario de Las Palmas. MI DUELO. HA MUERTO EL GRAN POETA. Falleció el gran poeta que a la tierra Canaria, nimbada por su gloria, en la patria ensalzó, y, al entonar doliente por él una plegaria, mi lira se resiste, rota por el dolor. En lugar de palabras, acuden a la mente sollozos que desbordan de herido corazón; y al correr de mis lágrimas, siento el eco doliente que grita pavoroso: ¡Que genio el que murió! Gran Canaria no encuentra a su dolor consuelo, que era el genial poeta único, singular; Þ 75 EN LA MUERTE DE TOMÁS MORALES ¡Ya se quebró, poetas, el caracol sonoro! Se trocó añicos sobre esta roca marina. ¡Pobres tritones mudos roto vuestro tesoro! Muerto Tomás Morales… ¡Oh Voluntad Divina! Quedó el ánimo triste y el corazón desierto… Acaso no hubo un punto donde ir con el dolor y ahora está el camino de neblina cubierto… ¡Qué se hará del rebaño si falta su pastor! Dispersos los acordes del corazón perfecto el desconcierto interno se muestra fulminante: yo me he quedado solo con mi burlado afecto… ¿Y los demás?.. La Muerte como un interrogante. Más ¿cómo osó tan loca hurtar el privilegio? ¿Fue la ambición de gloria la causa instigadora? Þ EN LA MUERTE DE TOMÁS MORALES ¡Ya se quebró, poetas, el caracol sonoro! Se trocó añicos sobre esta roca marina. ¡Pobres tritones mudos roto vuestro tesoro! Muerto Tomás Morales… ¡Oh Voluntad Divina! Quedó el ánimo triste y el corazón desierto… Acaso no hubo un punto donde ir con el dolor y ahora está el camino de neblina cubierto… ¡Qué se hará del rebaño si falta su pastor! Dispersos los acordes del corazón perfecto el desconcierto interno se muestra fulminante: yo me he quedado solo con mi burlado afecto… ¿Y los demás?.. La Muerte como un interrogante. Más ¿cómo osó tan loca hurtar el privilegio? ¿Fue la ambición de gloria la causa instigadora? Þ 1 CALVO, Othón.- “Mi duelo. Ha muerto el gran poeta”, (Diario de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, 16-VIII-1921). por eso es indecible, es inmenso su duelo y gime en la alta cumbre su genio tutelar. No es día de ditirambos, que no hay pluma que pueda] dar de Tomás Morales una idea aproximada. Era un sol y a los soles el que los mira queda si no ciego del todo, con la mente nublada. Llorar, cual lloran todos debemos los poetrastos y maldecir, si cabe, hasta a los mismos astros que matan al nacer tan grande gloria y enlutan para siempre nuestra historia.1 Dos días más tarde el periódico La Crónica presenta unos versos de Vicente Boada escritos el día 15 de agosto desde la Villa de Ingenio. 76 ¡Pues eres Soberana con este sacrilegio!.. ¡Maldigamos, poetas, la ruin usurpadora! Y te maldigo, Muerte, por esta felonía; no atuses las melenas de los sangrientos manes… Venceremos tu orgullo, tu lóbrega jauría… ¡Pongamos en la obra todos nuestros afanes! ¡Y tú corazón de oro convertido en estrella un claro signo dejas en mi alma dolorida! El mundo está desierto, luminosa es tu huella… ¿Quién no logra el Parnaso bajo tu noble égida?2 Los homenajes en honor de Tomás Morales tampoco se hicieron esperar. El Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria organizó el 9 de septiembre de 1921 una espléndida velada en su memoria. Resalta sobremanera las sentidas palabras y los versos de Luis Doreste Silva que, fechados desde París el día 18 de agosto, envió un amplio texto a dicha institución para que fueran recitados. Bajo el título: “Oración. ¡Tomás Morales ha muerto!”, Doreste Silva añade asimismo un poema de carácter biográfico en la que recordaba algunas vivencias en Madrid. “Ante mis ojos las siniestras palabras que un amigo cariñoso por telégrafo me ha trasmitido: “¡Tomás Morales ha muerto!” Y hace veinticuatro horas que con el corazón oprimido por una infinita angustia, el cerebro aturdido, miro, y remiro las palabras horribles de este mensaje cruel que me dice la fatal desgracia. Mis ojos se vuelven con inmensa melancolía hacia el Cielo, interrogándole, buscando como un latido y una inspiración del terruño lejano. Nada percibo… Parece como si todo hubiese muerto en el espacio. No es una trágica alucinación de mi espíri 2 BOADA, Vicente.- “En la muerte de Tomás Morales”, (La Crónica, Las Palmas de Gran Canaria, 18VIII- 1921). 77 tu este mensaje de la amistad, que viene buscando mi alma para decirle que se vista de duelo. Tomás Morales era nuestro hermano. Hermano en el sentido amplio, espiritual, inmenso, del concepto de la hermandad. En él nos veíamos todos. ¡Era nuestro orgullo, nuestro amor, nuestra esperanza! En el verbo encendido de sus estrofas, veíamos arder nuestras ansias, y sentíamos la realización del divino milagro. Era un joven dios, con los brazos llenos de fuerza y de calor fraternal, tendidos siempre hacia nosotros en supremo amor, y como en protección segura. Vigoroso y ágil, sencillo y luminoso ¡cómo no habíamos de creerlo eterno para nuestra compañía inseparable! El puñal traidor e invisible, la mano dura y fatal que nos lo arrebata prematuramente, oirá siempre nuestro impío anatema. Tomás: amigo, hermano, desde nuestros días de infancia, hermano al hacernos hombres en la vida, bajo los claustros universitarios, hermano en nuestras peregrinaciones y quiméricas cruzadas hacia el Ideal, cuando nuestras manos juveniles unidas amaban la espiritual sustancia, hermano en nuestras fiestas del Entusiasmo, y en nuestras nobles, atrevidas, alegrías juveniles… Tomás: yo escucho tu voz ahora que viene a mí cantando las estrofas últimas con que tu corazón vino a buscar el mío, cuando el Destino nos había separado. Tomás: yo escucho ahora, que te he perdido para siempre, tu voz cantando sobre “Las Moradas del Amor” con una nueva gratitud que me exalta, y siento, la emoción de si asistiese a tu resurrección. Para cada uno de tus hermanos tuviste una voz distinta y cantaste. ¡Eres Eterno en nosotros! Y serás eterno en todas las almas iniciadas porque tu gran voz épica tiene acentos universales, y las cuerdas de tu lira vibran dejando grabadas en el bronce imperecedero las estrofas inmortales. Tu voz y tu canto, Tomás, me acompañan en esta hora de honda desesperanza en que parece que toda la vida se ha quedado suspensa en torno a este dolor. Tu voz y tu canto aureolan de luz esta angustiosa evocación de nues 78 tras vidas, y engarzan diamantinamente la infinita escala de los recuerdos… Tu voz me reaviva y me consuela, y como una oración de amor y de gracias, repito las estrofas cristalinas, poniendo en el inmenso aliento de tu corazón, todo el mío, limpio en esta hora sagrada, limpio de mal alguno, puro, como si fuera a ofrendarlo al mismo Dios en la hora suprema. El alma el umbral doméstico tranquilamente traspasa, y vaga por las estancias como por su propia casa sintiendo el antiguo afecto lozano reverdecer; y tu alma sale al encuentro por darle la bienvenida como cuando de estudiantes nos volvíamos a ver… Para el ingenuo muchacho recién llegado a la corte tuviste amables frecuencias y orientaciones de amor, era el consejo excelente y era el consejero llano, y alentadora tu mano sobre mis hombros tenía presión de hermano mayor. Juntos hicimos entonces la vida universitaria las guardias del internado en la sala hospitalaria, entre dos filas de camas que ordenara la piedad, por donde, calladamente, agitando una tisana, iba alguna dulce hermana con sus engomadas tocas, sierva de la caridad. De la tumultuosa calle los ecos sordos llegaban, y nuestras almas amigas, nuestras dos almas viandaban, lejos, en algún país quimérico y halagüeño. Y sobre tanta agonía, adormecedor ponía su consolación calmante como un cloral, el ensueño… Y a lo largo de los claustros llenos de serio reposo, por las clínicas austeras, con entusiasmo impetuoso corrían nuestros lirismos... y sin poder domeñarlos, Þ 79 aturdidas soberanas soñaron prosas profanas Bajo las graves arcadas del Hospital de San Carlos… Y después, los comentarios al cotidiano pasaje, y la charla, bajo el techo común del limpio hospedaje y tus versos que a los míos daban norma y claridad. La vida al trasluz mirada de una pueril alegría con el corazón radiante de “novena sinfonía” y tu corazón, clepsidra de tu infinita bondad. Todas tus horas rezuman por su fibra humedecida; trémulas caen las gotas con uniforme medida y una tras otra, incontables, las miro yo descender, y como siempre, sujetos a una igual acordadura, vuelvo a sentir de improviso, desde una idéntica altura y a un mismo tiempo, las gotas de mi corazón caer… Y hoy que delicado vino, derramo la vista en torno, para estas dolencias mías ya sé el paraje mejor, el trazo azul de tu rima limita el grato contorno, y en tren de viaje, el Recuerdo dispone el dulce retorno a tus Moradas de Amor… 3 DORESTE SILVA, Luis.- “Oración. ‘Tomás Morales ha muerto’”, (Diario de Las Palmas, 18-VIII-1921). Tomás: como una bendita oración de la amistad, recito tu homenaje fraternal, aprisionando amorosamente entre mis manos Las Rosas de Hércules, toda la ilusión de tu vida. Sobre los mármoles purísimos de ejemplar curitmia, blancos y turgentes que dominan con la majestad de las antiguas esculturas eternas –los poemas de tu libro suntuoso– veo asentada tu gloria magnífica, y te contemplo nimbado por la luz que nunca ha de morir... Y en esta hora de angustia y orfandad, el calor de esta abrazo eterno para el hermano Luis que dejaste en la primera hoja blanca de Las Rosas de Hércules, siento que me envuelve, hermano Tomás, como un aura de protección inestinguible… Y mi alma se abre en plegaria de gracias, por siempre hacia ti…”3. 80 A finales de año –concretamente el jueves día 22 de diciembre–, los amigos y admiradores de Tomás Morales en Telde celebraron en su memoria otra velada. El amplio salón de la sociedad recreativa y cultural La Unión fue el lugar en el que se desarrolló dicho acontecimiento4. “Este deseo y este entusiasmo, al extenderse por el vecindario, hizo que esa noche acudiera a oír los versos de oro del poeta y las palabras que en su recuerdo se dijeran una selecta y numerosa concurrencia, la cual escuchó, en medio de un silencio religioso, como el alma del poeta en un sonoro desgranar de versos, llegaba a todos los espíritus y se adueñaba de todas las voluntades”5. El escenario fue bellamente arreglado por Manuel Hernández, que puso todo su cariño y admiración por el poeta, además de su buen gusto artístico en el decorado y arreglo del escenario. El busto del poeta se hallaba rodeado de rosas que, al pie del mismo, pregonaban la amplitud floral del homenaje. Hay que indicar que fueron unas jóvenes las que ofrecieron las rosas que adornaban el busto del cantor del mar. Desde él dijeron los versos del fallecido poeta Hilda Zudán (Mireya Suárez), Montiano Placeres, Miguel Noble y Fernando González. Hilda Zudán leyó con visible emoción y elegante serenidad las poesías “De sí mismo” y “En la muerte de Fortún”. Su clara voz atrayente, causó excelente impresión en el auditorio que la aplaudió con entusiasmo. Era ésta la primera ocasión que en Telde una joven se presentaba en público para leer un trabajo suyo, el cual había despertado mucho interés6. “Tomás Morales, el poeta de las dulces y divinas estrofas, el cóndor del verso, el siempre lleno del sagrado fuego de la inspiración, nos ha dejado los más bellos paisajes de su alma toda amor, toda poesía. Es el poeta culmen, lleno de bríos, lleno de dulzura que lleva el sello de lo sobrenatural, de lo excelso, de lo divino. 4 Artículo firmado con la inicial “B” titulado “De Telde. En honor del poeta”, (El Defensor de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 26XII- 1921). 5 “En Telde. Una velada en memoria de Tomás Morales”, (El Liberal, Las Palmas de Gran Canaria, 24–XII–1921). 6 Ibídem anterior. 81 Programa de la velada necrológica en memoria de Tomás Morales realizada en la Sociedad La Unión de la Ciudad de Telde el 20 de diciembre de 1921 Casa-Museo Tomás Morales Él, el grande de nuestro Garnaso [Parnaso], escribió los más sublimes cantos de amor, los más gloriosos cantos al Mar. Tuvo la íntima dulzura de vivir tan unido al Atlántico, ¡y de amarlo tanto!, y el cariñoso hoy manda a su tumba el soplo de su brisa amorosa en el silencio de las horas augustas. Con qué sonoridad canta siempre, fuerte y viril, y se remonta cual águila, hasta las nubes rasgándolas, llegando a la región de la inmortalidad. Ese es nuestro poeta amado; el que en las estrofas, en el canto triste y cariñoso que dedicó a su amigo “Fortún” muestra su alma cual era, toda amor…, cada verso parece un jirón del corazón desgarrado por el dolor, cada estrofa la huella del alma abatida. 82 La “Traidora” cortó inclemente aquella existencia tan preciosa y nos arrebató al cantor potente del mar, del undoso y soberbio Atlántico donde la bella lira del poeta amado tejió los más sublimes cantos que son la huella ingrávida de su alma toda luz, de su corazón todo amor. Tomás Morales alzó su corazón y su genio de poeta hasta las cumbres más elevadas del sentimiento y del pensamiento y allí… cuando se hallaba a las puertas de la inmortalidad quizá su corazón y su inteligencia lucharon por penetrar en la región de lo “Eterno”, en la mansión de lo Infinito… pero insensiblemente penetraron ocupando paralelos e iguales lugares en aquel mundo en [que] todo vive… Tomás Morales es el poeta inmortal por el pensamiento y por el sentimiento… De sus cenizas habrá surgido altiva y potente el “ave fénix” que vivirá siempre mirando a lo infinito como todo lo inmortal. Su nombre elevado “in excelsis” grabado está con letras de oro en las azuladas regiones donde todo es luz, donde todo es amor… Era nuestro ruiseñor que con su voz poderosa venció las voces de todo lo existente, y con su nativa sencillez alabó todo lo que de más sublime tiene la naturaleza. En sus poesías se respira la atrayente expresión de sus afectos… y una dulce melancolía que es irreparable de los grandes corazones. Sus versos parecen suaves aleteos unas veces; otras, vuelos tendidos al infinito… y son sus cantos estremecidos y palpitantes, llenos de amor y de fuego, el formidable grito del vate al irrumpir en un ardiente “hosanna”. Sus producciones son inmortales, como todas las cosas grandes que no temen el exterminio del tiempo–hado fatídico que se encarga de borrar hasta el recuerdo de los muertos… Pero nuestro poeta no morirá, no puede morir: será inmortal como el Atlántico que cantara, con su voz potente en sonoros versos. Tomás Morales, el de los grandes vuelos, nuestro poeta amado, será Eterno como todo lo inmortal. Escaló las cum 83 bres más elevadas llegó en alas de su inspiración genial hasta la lumínica región. Subió las cumbres de la inmortalidad y al llegar a su cima prorrumpió en exclamaciones de júbilo… Pero el cóndor tendió su raudo vuelo y audaz rasgó las nubes, trazando su nombre a las puertas de lo eterno. Recorrió la mansión de lo infinito y luego descendió para grabar con letras de fuego, su nombre en el libro de la Fama. Vivió desarrollando su actividad llegando a poseer una superior cultura, un completo dominio del lenguaje. Fue su faro una ley superior, ley que señala el sendero de la perfección, y con esa filosofía traspasó el dintel que le separaba de lo eterno… fue siempre fiel y creyente, sin vivir en la confusión, como perdido entre las negras cumbres de la duda. Conoció la verdad y la amó, porque es la verdad la base de todo amor y es necesario conocerla para amarla. Él la conoció y le rindió tributo: fue gran filósofo del amor. Generosas y galantes mostraronse con él las musas y en alas de su numen portentoso llegó hasta las más bellas exquisiteces de la lira. El amor fue para él, no una ilusión, una utopía, sino una realidad… Amó al Atlántico y habló de él porque conoció sus sublimidades. “El poder de su genio deslumbra tan vivamente a los ojos de todos que aún sus mismos enemigos (si los tuviese) no podrían librarse de rendirle tributo de admiración” como dice Dante. Debe figurar en nuestra brillantísima pléyade de poetas originales como una de las más encumbradas notabilidades. ¡Tomás Morales! He oído ese nombre muchas veces… Tal vez en las horas silenciosas cuando todo guarda silencio religioso y santo, respetando los coloquios espirituales, sorprendí a los árboles murmulleantes entona [entonando] como un canto ese nombre inmortal… Quizá la suave brisa del Atlante pronunció ese nombre en mis oídos, yendo luego a besar su tumba y llevando 84 hasta ella las saturadas brisas del mar delicioso que amó el poeta y que cantó en su inmortal “Oda al Atlántico”. Tomás Morales es el “Hércules” coronado con sus rosas. El tiempo encargado de borrar todas las cosas dejará intacto el nombre de Morales porque como inmortal excluye el exterminio7. Miguel Noble, joven y culto publicista, leyó un texto titulado “En Memoria de Tomás Morales”, en el que examinaba la figura del poeta y del hombre, volcando todo su corazón y talento para honrar la memoria del poeta perdido. Recitaría además las poesías “Britania Máxima” y la “Oda a las glorias de don Juan de Austria”. Montiano Placeres escribió unos exquisitos versos, preparados para tal ocasión, y recogidos bajo el título “El alma del divino poeta inmortal”, que no fueron publicados por Retrato de TOMÁS MORALES, 1918 TOMÁS GÓMEZ BOSCH 16 x 11 cm Casa-Museo Tomás Morales 7 ZUDÁN, Hilda [Mireya Suárez].“ En honor del poeta Tomás Morales”, (La Jornada, Las Palmas de Gran Canaria, 24-XII-1921). 85 8 GONZÁLEZ Fernando.- “En la transmutación del Maestro”, (El Liberal, 16-IX-1921). 9 Ibídem, nota 4. 10 SECRETARÍA MUNICIPAL DEL AYUNTAMIENTO DE TELDE. Libro de Actas Municipales de 1919 a 1922. Acta del Pleno. 23-Diciembre-1922. 11 “En la última sesión celebrada por el Ayuntamiento de la ciudad de Telde, se acordó por unanimidad, y a propuesta del concejal don Miguel Alonso Jiménez, dar nombre de Tomás Morales a una calle de aquella población. Es digna de aplauso esta proposición por en justicia que entraña y además porque tiende a propagar la gloria del poeta legándola, en la perpetuidad de nuestra lápida, a las generaciones venideras. La calle elegida para llevar el nombre de Tomás Morales, es la que que lleva actualmente la del “Molinillo”, que une los barrios de San Juan y San Gregorio, y es una de las más importantes vías de aquella población. También se acordó en la misma sesión y a propuesta del citado concejal señor Alonso, ver con agrado la velada celebrada en la Sociedad “La Unión”, la noche del jueves último, en memoria del glorioso poeta”. “Tomás Morales tendrá una calle en Telde”, (El Liberal, 26-XII-1921). 12 “Noticias”.- (La Crónica, 28-XII1921). la prensa. Con su voz robusta y serena leería asimismo la “Balada del Niño Arquero” y “Tiendecitas de turcos”. Por último Fernando González recitó los poemas “A Rubén Darío en su última peregrinación” y “Oda al Atlántico”, así como sus versos “En la transmutación del Maestro”, publicados por primera vez en el diario El Liberal del 16 de septiembre8. Las palabras finales del acto fueron preparadas por Carlos Navarro Ruiz, pero no pudo leerlas al encontrarse enfermo. Finalmente el sexteto dirigido por el maestro Agustín Hernández ejecutó “Egmon” de Beethoven; “La Chaut Souvenir” de Filipucci; el primer tiempo de la “Sinfonía inacabada” de Schubert y la “Marcha fúnebre” de Chopin9. El acto tuvo tal éxito y tanta repercusión, que el Ayuntamiento de Telde señaló en el acta del pleno celebrado el 23 de diciembre “haber visto con agrado la velada que se dio la noche anterior en la Sociedad La Unión en memoria del poeta D. Tomás Morales, así como que este Ayuntamiento preste su ayuda a las Sociedades para la realización de actos por el estilo”10. Más aún. Acordó por unanimidad y a propuesta del concejal Miguel Alonso Jiménez, dar el nombre de una calle en dicha ciudad11. Así, tomaría el acuerdo de ponerle el nombre de Tomás Morales a la calle el “Molinillo”, la vía más importante que conducía al barrio de Los Llanos12. De esta manera, la figura y la obra literaria del Cantor del Mar fue reconocida como propia por los habitantes de Telde. Nota: deseo expresar mi agradecimiento más sincero y personal a D. Jorge Lang–Lenton Díaz, Secretario del Ayuntamiento de Telde, por la ayuda facilitada en la realización del presente estudio. 86 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA ARTILES, J.; QUINTANA, I.: Historia de la Literatura Canaria. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas. Madrid, (1978). ARENCIBIA, Y.; FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, R.: Historia Crítica. Literatura. Canaria. Volumen 1. Cabildo de Gran Canaria. Madrid, (2000). GARCÍA DE VEGUETA, L.: Nuestra Ciudad. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, (1988). HERRERA PIQUÉ, A.: La Ciudad de Las Palmas. Noticia histórica de su urbanización. Edita Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Santa Cruz de Tenerife, (1978). JIMÉNEZ, J. O.: Antología crítica de la poesía modernista hispanoamericana. Madrid (1985). JIMÉNEZ MARTEL, G.: Telde (1854–1990). Catálogo de artículos localizados en los medios de comunicación impresos de Gran Canaria. 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