Cabeza de Venus de Julio Antonio por JONATHAN ALLEN JULIO ANTONIO TRABAJÓ DE MANERA CONTINUA desde 1910 hasta 1916, fecha en que su salud se quebró gravemente, en el gran proyecto de su vida, el Monumento a los Héroes de Tarragona.La figura central, una hierática y Cabeza de Venus esbelta mujer, que nos recuer (ca. 1912-1915) da al Kouros griego y a la esté- Julio Antonio Bronce y densa Firmada por el autor en la base 15’5 x 12 x 15 cm. Casa-Museo Tomás Morales tica de Donatello, sostiene entre sus brazos a uno de los héroes moribundos. Julio Antonio condensó en la cabeza de esta “Venus tarraconiense”, años enteros de estudio y búsqueda formal de una belleza esencial e intemporal. En parte, su modelo fue la famosa Venus del Esquilino que pudo estudiar durante su viaje a Roma, en parte, se basó en una copia de esta misma pieza encontrada en unas excavaciones arqueológicas cerca de Tarragona. No obstante, la historia de la cabeza de esta Venus que el escultor concibió como símbolo de la ciudad de Tarragona, es aún más compleja. Esta Cabeza de Venus entró a formar parte de la colección Galofré de Pascual a inicios de la década de 1920, muerto ya Julio Antonio. Podemos datarla entre 1912-1915, y se trataría, dentro de la cronología del escultor, que aún no está definitivamente establecida, de una versión nueva de las cabezas griegas, entre la Cap Grec y la Cabeza de Tárraco de 138 1911, ambas conservadas en el Museu d’Art de Tarragona. Según la clasificación de Antonio Salcedo Miliani, estas cabezas nos refieren al modo más noucentista de Julio Antonio, junto con la hermosa figura reclinante de La Poesía (1912), también perteneciente a la colección de la Casa- Museo Tomás Morales. Un estudio más pormenorizado de los rasgos faciales, nos hace ver claramente, que esta Cabeza de Venus fue un prototipo para la cabeza de la Venus tarraconiense del Monumento a los Héroes o una versión posterior a la maqueta final en bronce. La Cabeza de Tárraco presenta unos rasgos faciales mucho más expresivos y dibujados, con una descripción más plena de la cabellera y una concepción del rostro más clásica. Menos relación formal tiene aún con la Cabeza Griega, cuyos labios entreabiertos articulan una expresión trágica. La Cabeza de Venus comparte el hieratismo formal de la Venus de Tarragona, por su simetría frontal, cuadriculación del rostro y la representación muy arcaica de la cabellera formando casco con ribete de rizos prácticamente abstractos. Dentro de la obra de Julio Antonio, esta pieza representa el polo más arcaizante y experimental en la búsqueda del ideal de la belleza mediterránea, y es una obra de gran interés por alejarse de la figuración de los Bustos de la Raza, al dejarnos entrever una evolución estilística y conceptual que nunca se cumplió. 139