The Poems of Ossian [ Donación de JONATHAN ALLEN ] The Poems of Ossian
Translated by James Macpherson Esq. Printed for T. Davidson Whitefriars Londres
1825 Con exlibris de Diego Mesa de León Donación: Jonatnan Allen Casa-Museo
Tomás Morales. Cabildo de Gran Canaria Portada de The poems of Ossian, 1825 LA
NOTA DE IMPRESIÓN EN LA PORTADILLA DE ESTE VOLUMEN in- cuarto lista los
señores a quienes fue destinada, y que presumiblemente la financiaron. Las
baladas de Ossian constituyó un importante y curioso fenómeno literario a
finales del siglo dieciocho en Escocia, Irlanda e Inglaterra. Obra del escocés
James Macpherson, las baladas constaban de dos libros distintos, Fingal
publicado en 1761 y Temora en 1763. Ambos se presentaron como eruditas
recopilaciones líricas que recogían los versos del poeta guerrero irlandés
Oísin, quien le dio forma por primera vez al ciclo épico de Fin, (Fianna
Eireann). Esta épica data del siglo III, aunque no fue hasta el siglo XI que
se inició el proceso recopilatorio de los fragmentos orales auténticamente
osiánicos, proceso que duraría ocho siglos, y cuya principal concreción fue
la obra de Sir James Mac Gregor, (entre 1512 y 1526), El libro del Deán de
Lismore. Poco después de la aparición de la obra de Macpherson se oyeron las
voces críticas que cuestionaban su originalidad y dudaban que las fuentes
encontradas fueran tales. El Dr. Jonson, gurú de las letras inglesas,
insistió en la falsedad de los textos, acusando formalmente a Macpherson de
fraude. La controversia suscitada no frenó el éxito arrollador de Los Poemas
de Ossian, que pronto se convirtió en un influyente bestseller y pieza clave
del incipiente movimiento romántico. Las baladas nos conducen al tiempo
mítico del caudillo Fin y sus paladines, en que guerrean continuamente contra
rivales y parientes, rescatan a doncellas raptadas, matan dragones y lidian con
los visitantes del más allá. Aparece asi 156 mismo San Patricio, que se ve
envuelto en infructuosas disputas teológicas con Oísin, representante de los
cultos druídicos y del Dios Lug. Oísin y el autor cantan las virtudes del
universo pagano y se mofan del catolicismo romano del Patrón de Irlanda.
Macpherson no ambientó las baladas en Irlanda, sino en Caledonia, o sea
Escocia, y la ruda belleza de sus páramos y tierras altas caló hondo en el
público, vislumbrando a través de ella esa emoción sublime, componente
esencial del naturalismo romántico. En la lírica de Macpherson, sus
contemporáneos notaron el influjo de Homero y de Milton, y aún más
determinante, el idioma de la Biblia en versión vernácula. El autor había
utilizado fragmentos auténticos de la tradición osiánica, elaborándolos en
su poética e irritando a los estudiosos irlandeses porque mezclaban materiales
del ciclo de Ulster con otros de Fin. Pero a pesar de la engañifa literaria,
las baladas fascinaron a Goethe, que las apadrinó en Alemania y Madame de
Stäel hizo lo mismo en Francia. Posteriormente, la vida literaria de
Macpherson fue discreta, redactando obras histórico-políticas hoy olvidadas y
traduciendo La Ilíada. Una imagen del gran pintor neoclásico Ingres ilustra
el alcance del ossianismo en Europa, su espléndido y onírico El sueño de
Ossian, (Museo de Montauban). Era un encargo que Napoleón Bonaparte le había
hecho con vistas a instalarlo en el dormitorio de su italiano Palazzo di Monte
Cavallo. Osian fue una apasionada lectura de juventud que acompañaría al
Emperador en el exilio de Santa Helena. En 1800 ya le había pedido a François
Gérard sendos cuadros osiánicos, Osian conjurando a los espíritus y Osian
recibiendo a los Espíritus de los Héroes Muertos, que actualmente se
conservan en el Museo Nacional del Castillo Rueil-Malmaison, y que hasta cierto
punto, inspiraron la visión pictórica de Ingrès. El sueño de Ossian,
1812-1813 Ingres Oleo sobre lienzo, 348 x 275 cm. Musée Ingres, Montauban 157