IJONATHAN ALLEN Universidad de Las Palmas de Gran Canaria lustración,
alegoría e historia. Un premoderno grancanario lustración, alegoría e
historia. Un premoderno grancanario Antología poética de Graciliano Afonso
Introducción, edición y notas de Antonio Becerra Bolaños. Islas Canarias:
Academia Canaria de la Lengua, 2007 FUE ALFONSO DE ARMAS AYALA EL PRIMER
INTELECTUAL canario en dedicarle al doctoral Afonso una tesis formal durante el
siglo veinte. Ese trabajo fortalecía el estatus del personaje en la tradición
literaria canaria. La poesía de Afonso había aparecido en contadas
antologías, y se había glosado distintas facetas de su obra y personalidad,
pero jamás había tenido una difusión como la que ahora, y por fin, le ha
proporcionado esta antología. La recuperación de los grandes valores
literarios de nuestra tierra, iniciada en época moderna por los escritores y
críticos de la vanguardia clásica en la década de 1930, se retoma a partir
del año 40 y continúa hasta la fecha. ¿Llegará el día en que veamos
manuales completos de literatura canaria en las aulas de secundaria, en que la
introducción a la novela romántica sea el Benartemi de Millares Torres y no
sólo La novia de Lammermoor de Scott, cuando los niños reciten El beso de
Abibinia como cualquier rima becqueriana, o a la vez que cualquier rima
becqueriana? Seguro que sí, que ese momento se producirá. La antología en
cuestión nos brinda un amplio estudio de la vida de Afonso, imprescindible si
queremos vislumbrar en toda su amplitud y sorprendente variedad el espectro
temático de este poeta. El doctoral, además de poeta, profesor, traductor y
teórico de la educación, fue, como 84 bien sabemos, un político liberal
comprometido, nombrado primer diputado a Cortes por la provincia en 1821.
Acabado el breve paréntesis constitucional, Afonso, junto a José Murphy es
declarado traidor y reo de muerte por Fernando VII y no será hasta más de una
década después, cuando la reina María Cristina firme el decreto que le
amnistía (1834). Afonso, al igual que el Vizconde del Buen Paso, Secundino
Delgado, Nicolás Estévanez o Franchy y Roca, será víctima de la sombría
historia política española, que en su caso le llevará exiliado a Venezuela y
Puerto Rico. El temple y la resistencia de su carácter lo evidencia su
negativa a abandonar la ciudad de Las Palmas y su catedral durante la epidemia
del cólera en 1851. Muere, como tantos prohombres canarios, en una humildad
rayana en la pobreza, recogido y protegido por la familia Martínez de Escobar.
La selección antológica del profesor Becerra abarca cada época del autor,
desde los primeros versos hasta una miscelánea final de poemas no datados.
Afonso es un creador de rara versatilidad. Su poesía tiene aspectos
arcaizantes, como el gusto rococó por la neomitología y escenarios
anacreónticos, que se yuxtaponen a la sencillez y armonía de su verso
romántico (manifiestas en los poemas que integran El beso de Abibinia), o a su
manera naturalista que inspira ese drama lírico que es El juicio de Dios o la
Reina Ico. Esta recreación de un trágico incidente de la historia prehispana,
le permite al liberal progresista articular la voz y el universo de aquellos
otros que aportan una diferencia fundamental. La población autóctona de
las islas, los canarios antiguos que van a ocupar a toda la generación
romántica, es el filón de la identidad local que Afonso matiza y define, no
sólo en términos de reivindicación política, sino en afirmación de
carácter y geografía. El Mar, por su parte, es otra expansión lírica,
que si bien engarzada en un idioma y simbolismo clasicizante, se fusiona con el
yo sublime del contemplador romántico, ya que ese rugiente Atlántico es la
imagen de la vida y fuerza juveniles, campo infinito y existencial, nos dice
Afonso a través de su formulación espiritual, del canario. Hechos, emo 85
ciones y homenajes líricos puntúan su producción poética, pues el vate
tiene el don de la síntesis, la visión de las convergencias. No ha de
sorprendernos este instinto pues Afonso es un creador nato de alegorías. La
convulsa realidad española, el triunfo de Riego, le permite elaborar un poema
singular, en que las náyades del Guadalquivir apadrinan el acto simbólico de
la libertad constitucional: La restauración de la constitución de 1812 en
1836 en Sevilla. La Oda al Teide es un legado poético extraordinario,
pues al margen del poliédrico símil que de la montaña rey elabora, el poeta
hace una historia del Teide en cuanto fenómeno lírico (obviando extrañamente
los versos de Cristóbal del Hoyo), fijando así para la tradición de su
tiempo, el leitmotiv principal de la geografía canaria. El Teide que cantan
nuestros clásicos, continúa vivo en el imaginario estético de Canarias,
quizás más en la pintura (no olvidemos el testamento de Pedro González La
Montaña), que en la literatura, al menos en sus estrategias conscientes.
Modernidad, respeto y consideración de la historia, pensamiento identitario,
compromiso con el progreso. ¡Qué gran herencia la de Graciliano Afonso! 86